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Futatsu ni hitotsu! (¡Es uno o es otro!) por Marbius

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7.- Con la vista puesta al frente.

 

Katsuki apenas tuvo noticias de Izuku por las siguientes 2 semanas. A esas alturas del año escolar, los profesores no hacían más que machacarles con recordatorios constantes de que era su último año de preparatoria y la última oportunidad que tenían de subir sus notas y estudiar hasta quemarse las pestañas si es que querían plaza en una buena universidad.

A su alrededor percibía Katsuki una expectación por parte de sus compañeros a no defraudar a sus padres y maestros, pero sobre todo a sí mismos, de hacer que ese último año contara y para bien a la hora de mejorar sus notas.

Desde su perspectiva particular, Katsuki no estaba para nada estresado. En sus 2 primeros años de preparatoria habían conseguido estar entre los primeros 5 de su clase, y ese semestre había sido el segundo en un examen general, superado sólo por Yaoyorozu de la clase de al lado. En lo que a Katsuki respectaba, la escuela era una más de sus obligaciones y la cumplía a rajatabla con buenas notas y superando las expectativas de lo que se esperaba de él, aunque... ¿Verdadera pasión? Todavía tenía pendiente descubrir qué pretendía hacer con su vida por el resto de sus días.

El año anterior su profesora encargada les había aplicado un test de reconocimiento de habilidades con la intención de ayudarles a descubrir en qué áreas se desempeñaban mejor o en cuáles tenían habilidades sobresalientes y en base a esos resultados buscar una carrera, pero Katsuki había recibido con indiferencia sus notas que lo catalogaban como apto para cualquier profesión que le viniera en gana.

—No veo de qué te quejas. Esto sólo significa que el cielo es tu límite como siempre has dicho —le había comentado Kirishima al ver su impasibilidad, pero Katsuki no había estado de humor para una verdadera respuesta hablada y se había limitado a un gruñido que no cargaba especial connotación.

De pequeño, cuando a su vida y a la de Deku no se había inmiscuido ningún extra fastidiosa, Katsuki había fantaseado con ser policía. Y Deku igual. En el jardín de infancia, no había juego más divertido para ellos dos que hacerse llamar El Dúo Dinámico y recrear famosas misiones que su ídolo All Might hacía cada semana en su programa. Con 4 años encima, ser policías había sonado de lo más épico como una carrera a futuro, que sólo se volvió detective de policía cuando fueron un poco mayores y comprendieron el asunto de los rangos.

En algún punto de todos aquellos años, Katsuki había olvidado la vocación de su niñez, pero era la única que acudía a su mente cuando vislumbraba ante sí los años de universidad que le esperaban por delante y el esperado día de la graduación con su consecuente búsqueda de empleo.

Pero claro, ¿quién seguía al pie de la letra sus fantasías de la infancia? En el patio de juegos, muchos otros niños habían jugado a ser doctores, princesas, mineros y aventureras, ¿pero cuántos de ellos que ya tenían su edad habían llenado sus formularios de carrera con algo tan absurdo como ‘geólogo porque de crío coleccionaba rocas bonitas’?

Durante la clase de literatura japonesa antigua, Katsuki no pudo vencer la tentación de preguntarle a la única persona cuya opinión al respecto le interesaba conocer, y protegiéndose tras un libro de poemas escritos durante la era Meiji, sacó su móvil y le escribió a Izuku.

 

KB: ¿Todavía quieres ser detective de policía?

KB: Ya sabes, cuando seas mayor.

 

—Tsk... —Katsuki se lamentó por su selección de palabras. Apenas unas semanas atrás él había cumplido 18 años, e Izuku haría lo mismo en julio. Eso de ‘mayor’ sonaba tan idiota que al instante se arrepintió por haber caído con una frase tan pueril como esa.

A punto estaba Katsuki se guardarse el móvil porque no esperaba una respuesta en horas de clase, cuando en la barra de estado apareció que Izuku estaba escribiendo su respuesta.

 

IM: Bueno... Ese es el plan.

IM: ¿Por qué lo preguntas?

 

Los ojos de Katsuki se desorbitaron, y poco le faltó para ser descubierto por el profesor cuando éste pasó una fila a su izquierda mientras recitaba un poema. Tras asegurarse que seguía protegido tras su libro, Katsuki se apresuró para escribir de vuelta.

 

KB: ¿Lo dices en serio?

IM: Sí.

IM: ¿Tan absurdo te parece?

KB: ¿No era eso lo que decíamos que seríamos de mayores en el patio de juegos?

IM: Ajá.

IM: ¿Y tu punto es...?

KB: Sólo lo recordé de pronto y pensé que era una idiotez, pero tú lo llevaste a otro nivel.

 

Katsuki aguardó por una respuesta, pero Izuku no se la concedió.

Con amargura por haber arruinado sin planearlo cualquier oportunidad que tuviera con éste para comunicarse, Katsuki se pasó el resto de las horas de clase irritable y con expresión de pocos amigos.

—Estás espantando a todos con tu fea jeta —le dijo Sero cuando sonó el timbre de salida, y Katsuki se hizo el remolón mientras guardaba sus cosas.

—¿Directo a casa? —Le preguntó Kirishima porque hasta cierto punto de su trayecto podían ir juntos, pero Katsuki lo sorprendió ignorando su pregunta y haciendo una propia de su cosecha.

—¿Qué planes tienes para después de la graduación?

Kirishima alzó la vista de su mochila, y con las cejas en lo alto de su frente, se tomó unos segundos antes de contestar.

—Uhm... Supongo que estudiar algo genérico como una ingeniería. Todavía no tengo claro cuál, pero sé que no sería un problema porque me gustan los números. —Una pausa—. ¿A qué viene tan de pronto esa pregunta?

Katsuki lo ignoró y planteó la misma cuestión al resto de sus compañeros.

—Yo quiero estudiar diseño de modas —dijo Ashido con una sonrisa amplia—. Siempre me ha gustado la idea de desarrollar mi propia línea de ropa. Incluso hay una escuela que se maneja por cuatrimestres para terminar un año antes y es mi primera opción.

—Probablemente me quede en casa ayudando con el negocio familiar —dijo Sero con su sonrisa fácil—. Desde pequeño papá me enseñó todo lo que debía saber de la preparación del sake y su distribución, aunque no me importaría estudiar administración de empresas en mis ratos libres o algo así. Van de la mano, o eso pienso.

—Electricista —dijo Kaminari, jalándose los bordes en la manga de su gakuran—. ¿Es extraño? Porque siempre despertó mi interés y no me importaría hacerlo como una carrera. Además la facultad está al lado de la de música en la universidad a la que pienso asistir...

—Mmm, ya veo —murmuró Katsuki al escucharlos y a la par terminar de guardar sus pertenencias en la mochila.

Ellos 5 eran los últimos que habían quedado en el aula luego de que el resto de sus compañeros de clase se marcharan, y esa atmósfera de camaradería fue la que le facilitó a Kirishima volver a abordar el repentino interés que tenía Katsuki por su futuro.

—¿Qué tal tú? Con tus calificaciones seguro que entras a cualquier facultad a la que le pongas la mira.

—Cierto —confirmó Sero para sí—. Aunque por alguna razón no me sorprendería si la banda y tú deciden mandar todo al diablo y dedicarse por completo a la música.

—Nah —opinó Ashido—. Eso podría creerlo de Kaminari-...

—¡Hey! —Se defendió éste de unas acusaciones que no eran del todo falsas.

—Pero no de Yaoyorozu —finalizó la chica—. Ella tiene planes de estudiar literatura contemporánea y hasta una plaza en una prestigiosa universidad privada.

—Era de esperarse —asintió Kirishima con solemnidad.

Echándose la mochila a la espalda, Katsuki exhaló. —Yo sigo sin tener claro qué quiero hacer... —Masculló como si cada sílaba le costara un esfuerzo especial, y hasta cierto punto así lo era. Nada detestaba más él que mostrarse inadecuado o vulnerable.

—Podrías entrar a ingeniería química. ¿No te encantaba en el laboratorio de química hacer explotar los matraces? —Le chanceó Kirishima—. Así podríamos estar cerca después de la graduación y seguirnos frecuentando.

—Bakugou tiene más una pinta artística —se inmiscuyó Kaminari—. Quizá algo en diseño gráfico, o mejor aún, mercadotecnia. Puede que hasta negocios internacionales.

—¿Con su carácter? Pf, no funcionaría —se burló Sero—. Qué va. Antes le iría mejor un trabajo con el que no tuviera que lidiar con personas.

—¿Investigador? —Apuntó Ashido.

—Más bien detective privado o policía —dijo Sero, completando su idea—. Que viéndolo bien no es tan malo para ti. Así podrías hacer uso legal de tu brutalidad policial con cualquiera que te fastidie y estarías dentro de los márgenes de la ley.

—Ya, pero eso es abuso de poder —opinó Kirishima con solemnidad—. Y Katsuki jamás sería de ese tipo, ¿verdad colega?

Katsuki chasqueó la lengua. —De niño, uhm... De crío quería ser policía.

—Yo quería ser ama de casa —dijo Ashido—, pero lo uno no está peleado con lo otro. Si todavía te interesa atrapar a los malos y depositar sobre el ellos todo el peso de la ley, podrías ser policía o detective.

—O abogado —agregó Kaminari.

—Juez o fiscal —se sumó Sero.

—Todavía queda tiempo por delante para pensarlo, colega —dijo Kirishima al echarle un brazo por encima de los hombros—. ¿Por qué no lo reflexionas con calma? Que con tu cerebro y calificaciones, el resto será pan comido para ti.

Con un gruñido pero sin quitarse a su amigo de encima, Katsuki se prometió a sí mismo que justo eso haría.

Katsuki se mantuvo cerca de su grupo de amigos mientras estos cambiaban de tema y tomaban rumbos distintos, hasta que al final quedaron sólo él y Kirishima. Lo cual era extraño, dado que Kirishima vivía en la dirección opuesta a la que se dirigían.

—No tienes que venir conmigo para cerciorarte de que estoy bien —adivinó Katsuki sus razones, y su amigo interrumpió su falsa pantalla de jovialidad con un chasquido de su lengua.

—¿Ah no? Porque realmente no has sido tú en lo que va del semestre.

—Meh.

—Lo digo en serio, Bakugou —dijo Kirishima, adoptando una postura más firme—. ¿Tiene que ver con lo de Mineta?

—... no.

—Y supongo que también querrás negar que Deku tiene algo que ver en todo esto.

El silencio terco de Katsuki respondió por él, y a su lado, Kirishima exhaló con pesadez.

—Me gustaría que al menos una vez, tan sólo una vez, confiaras en tus amigos. ¿No hemos demostrado ser buenos contigo? ¿Que estamos dispuestos a apoyarte en las buenas y las malas?

—No se trata de eso.

—Ya, pero si no hablas nadie será capaz de llegar a conocerte en verdad.

—Tal vez no quiero que me conozcan. Tal vez... —«Tal vez ni siquiera vale la pena que lo hagan», pensó Katsuki, pero una frase de aquel calibre no ayudaría a su causa. Todo lo contrario, porque Kirishima no pararía de acosarlo con preguntas hasta hacerlo hablar, aunque lo más probable es que consiguiera fastidiarlo primero y se separaran disgustados el uno con el otro.

Sin hacer caso de la barrera que Katsuki siempre colocaba alrededor de él para protegerse del mundo, Kirishima hizo entrechocar sus hombros con camaradería, y con esa misma ligereza que sus años de amistad le habían otorgado, dijo justo lo que pensaba.

—No eres tan lobo solitario como pretendes hacernos creer. Tienes amigos, y modestia aparte, creo que somos amigos que vale la pena conservar. Un buen grupo de amigos que has hecho en clase y fuera de ella, así que...

—No sabes nada —gruñó Katsuki, molesto por tener que escuchar lo que en su opinión eran cursiladas sin utilidad práctica; pero claro, Kirishima no se iba a amedrentar con tan poco.

—Vamos, ¿qué te ha puesto así? Y no intentes hacerme creer que es preocupación por tus notas y la universidad. Eres uno de los primeros en nuestra clase si no es que en toda la escuela. Cualquiera que sea la carrera que elijas lo harás bien.

—¿Y si...? —Mordiéndose la lengua para no hablar de más, Katsuki se guardó las manos en los bolsillos y apretó el forro interno entre sus dedos.

Kirishima se tomó unos segundos, robándole a Katsuki un par de miradas de reojo hasta comprender sobre qué versaban las preocupaciones de Katsuki.

—Ah, ya veo.

—Tú no ves nada, maldito —replicó Katsuki con acritud, pero no había verdadero veneno en su voz. Él lo sabía, y también Kirishima, que entregó su reporte con soltura.

—¿Estás así porque todavía no has elegido una carrera?

—Ugh, cállate.

—¿Pero entonces que escribiste en tu carta vocacional?

El curso anterior, casi al final de terminar el semestre, su maestro de grupo les había entregados las hojas de su carta vocacional. Básicamente tenían que poner en orden de mayor a menor interés 3 posibles profesiones que les interesaran. Esto con la finalidad de ayudarles a clarificar si eran una opción con sus notas actuales, y en caso de que no, a buscar una nueva opción más a acorde a sus posibilidades.

Katsuki había sido en extremo celoso con su hoja, sólo mostrándosela a su profesor de su grupo y a sus padres cuando se presentaron a la junta que se celebraba después, pero incluso entonces...

—No recuerdo bien lo que escribiste —masculló Kirishima para sí, frotándose el mentón.

—Eso es porque no le mostré la hoja a nadie —gruñó Katsuki.

—A menos que encabezando esa lista hayas escrito Proxeneta, Jefe Yakuza o Prestamista de los bajos fondos no hay nada de lo que te debas avergonzar. Al menos eso pienso —dijo Kirishima con ligereza, y a su lado rechinó Katsuki los dientes.

—Como si hubiera escrito esas tonterías...

—¿Entonces cuál es el problema? —Una pausa—. ¿Qué escribiste en tus opciones?

En su momento, Katsuki había elegido las opciones que parecían ser las más sensatas para su condición y habilidades: Médico cirujano, ingeniero químico y geólogo. De sus 3 opciones, Katsuki sólo había estado interesado remotamente en la última, si acaso porque uno de sus pasatiempos era el senderismo y de vez en cuando volvía con trofeos de las rutas que había recorrido.

Sus padres se habían mostrado satisfechos por su sensatez a la hora de escoger una carrera, pero Katsuki había tenido una crisis interna al mantenerse sentado, con el rostro serio y la espalda recta mientras escuchaba a su profesor y progenitores hablar de su futuro como si esas respuestas (esas mentiras) que había escrito considerando cómo satisfacerlos fueran realmente los únicos caminos a su disposición.

De vuelta a casa, Katsuki había hecho trizas aquel trozo de papel, quemando después los restos hasta deshacerse de toda evidencia, pero no pasaría mucho tiempo antes de que fuera hora de empezar con las aplicaciones y presentar exámenes en las universidades de su elección, y que el peso de sus decisiones lo aplastara por su falta de honestidad.

Con los dientes apretados, Katsuki se sinceró frente a Kirishima.

—Escribí tonterías... Puras mentiras.

—Oh, ya entiendo.

—Tú no entiendes nada.

—No, de hecho sí lo hago —dijo Kirishima sin tomarse a mal la brusquedad de su amigo—. ¿Recuerdas que alguna vez te mencioné a mi hermana mayor Rika? Pues ella estudio y aplicó para la facultad de Economía. Se quemó las pestañas por 8 semestres completos, y a punto de llegar a la graduación tuvo una especie de colapso nervioso. Mis padres viajaron a Osaka para traerla de vuelta, y al parecer sus notas eran excelentes y estaba en miras de entrar a trabajar a una empresa internacional de Taiwán que estaba interesada en ella, pero Rika no pudo más y...

—¿Y qué? —Preguntó Katsuki; pese a su pantalla de indiferencia, quería conocer el final de esa historia.

—Y decidió que iba a tirarlo todo por la borda y dedicarse a lo que siempre le había interesado en realidad: Los trenes.

—¿Uh? —Frunciendo el ceño, Katsuki se giró hacia Kirishima con expresión de absoluta confusión—. ¿Trenes? ¿Hablas en serio?

Kirishima asintió con solemnidad. —Exacto. Rika recibió en su quinto cumpleaños una estación de trenes en miniatura que era la réplica exacta de no sé qué estación en Kanto, y a partir de entonces quedó encantada. Siempre supimos que los trenes eran su fascinación, e incluso hizo algunos viajes a las estaciones más representativas y todo eso. Sé que suena extraño —dijo con una risa mal disimulada—, pero hay fans de esas cosas, y Rika era uno de ellos.

—Qué... —«Estupidez», pensó Katsuki, pero ya que no era él el mejor ejemplo para juzgar a alguien que sí tenía una verdadera pasión, a diferencia de él que estaba atado en camisa de 11 varas por no tener claro qué hacer con su futuro, optó por una palabra más acorde—. Qué peculiar.

—Mi punto es que Rika tenía un interés desde pequeña, y que por miedo a la opinión de nuestros padres, hizo a un lado tratando de darles por su lado.

—¿Entonces tus padres le echaron la bronca cuando dejó Economía?

Con una sacudida de su mano, Kirishima desdeñó aquella noción. —Mis padres no son así. Por fortuna le dieron la oportunidad a Rika de descansar ese año, y al siguiente aplicar a una universidad que tiene la facultad de Transportes Terrestres y cuya especialidad se centra en el tipo de trenes que le interesan a Rika. Va con retraso, pero éste es su último año y es feliz.

—Así que tarde pero seguro... —Murmuró Katsuki.

—Para nada como un tren japonés, ¿eh? —Bromeó Kirishima, pero frente a la expresión reflexiva de su amigo, volvió a cobrar seriedad—. Mi punto es que Rija fue afortunada de tener a nuestros padres de su lado. Ellos nunca la forzaron a estudiar nada que ella no quisiera, pero fue ella misma la que se colocó aquellas barreras y acabó siendo infeliz. —Kirishima se detuvo, y Katsuki le imitó—. Y mi consejo más sincero es que no cometas su mismo error.

—Bah.

—Lo digo en serio —presionó éste—. Tus padres están de tu lado como muchos otros los tienen en su contra. ¿Por qué no estudiar lo que en verdad te interesa? Apuesto que mientras no sea nada ilegal o demasiado peligroso, ellos estarán de tu parte.

—Gran consejo —ironizó Katsuki poniendo los ojos en blanco, pero Kirishima se lo tomó como hacía con muchas cosas de Katsuki: Con una sonrisa y cero ánimo de ofenderse.

—Piénsalo, colega. Ya nos veremos mañana —y tras intercambiar despedidas, emprendió el regreso a su propia casa.

En total, Kirishima había hecho su trayecto 2 veces más de lo que necesitaba ser para prestarle a Katsuki la ayuda que éste ni en sueños se había atrevido a pedir, y fiel a su política de amistad, mantendría aquella conversación sólo para ellos dos.

Le pesara admitirlo, Katsuki tenía en él un buen amigo, y consciente de ello, caminó el último tramo hasta su casa analizando todo lo que éste le había contado.

 

Katsuki, contra todo lo que la parte primitiva y reptiliana de su cerebro le urgía, decidió disculparse.

Después de una tarde en la que actuó como aturdido mientras hacía sus tareas y estudiaba, ayudaba un poco con la limpieza de la casa, y después se unía a sus padres en una cena en la que apenas si participó, después del baño y ya en su habitación (a una hora por demás ridícula para un adolescente porque no eran ni siquiera las 8) sacó el móvil y se recostó de lado en su cama y bajo la protección de las mantas para redactar lo que él esperaba que fuera una ofrenda de paz digna de su perdón.

El ‘lo siento’ de inicio con el que cualquier otra persona habría hecho las paces le resultó de lo más ajeno, así que Katsuki borró aquel intento y se decantó por algo más auténtico de su propia persona.

 

KB: No creo que sea una idiotez.

KB: Ser detective de policía, quiero decir...

KB: Es una profesión como cualquier otra, y puede que incluso de lo más genial porque puedes atrapar a los malos y ser una especie de héroe.

KB: Justo como All Might lo haría.

 

La última parte fue una sorpresa incluso para Katsuki, que ya había presionado ‘enviar’ y sintió ardor en el rostro al darse cuenta de su puerilidad.

Sin embargo, al parecer su repentino brote de honestidad jugó a su favor, porque Izuku no se demoró más de un par de minutos en responder, y cuando lo hizo no dio la impresión de estar molesto.

 

IM: ¡Lo sé! Es justo la razón por la que me aferré a ese sueño de la infancia.

IM: Sé que trabajar como policía no es para cualquiera, pero al menos trabajar como detective es una opción a mi alcance, y así no preocuparía tanto a mamá.

IM: Claro que primero tendría que empezar desde lo más bajo como sargento, pero una vez que ascienda a teniente no tengo intenciones de detenerme.

KB: Te escuchas de lo más seguro para alguien que en educación física no podía realizar ni los ejercicios básicos.

IM: Te sorprendería saber que desde que entré a la preparatoria me he estado preparando físicamente.

IM: Estoy en mejor condición física que antes, y hago ejercicio por los menos 5 días a la semana.

 

Incrédulo de lo que leía, Katsuki frunció el ceño mientras sostenía su móvil entre ambas manos.

La verdad es que sí había notado que el esmirriado Deku de la secundaria no existía más. El Izuku de ahora tenía un porte diferente con la espalda más recta y el mentón levantado, pero él había asumido que era un cambio de postura y no un cambio en su fisonomía. Izuku todavía no llegaba al 1.7 metros de Katsuki, y tampoco es que su uniforme se le marcara ceñido a los músculos, pero sí era cierto que sus brazos no parecían ya varitas a punto de quebrarse por efecto del viento.

 

KB: ¿Qué rutinas sigues?

IM: Lo usual.

IM: Corro. Hago ejercicios de fortalecimiento. A veces Shouto me ayuda con un poco de sparring o combates a mano libre.

KB: ¿Él también quiere ser policía?

IM: No realmente. Al menos no tanto como para intentarlo.

IM: No estoy seguro que tan al tanto estés de la familia Todoroki...

KB: Sé de su participación en las grandes ligas del béisbol.

IM: Entonces podrás imaginarte que Shouto está a punto de conseguir una beca de béisbol para estudiar en una universidad de Estados Unidos.

IM: Todavía no es 100% seguro, pero en verano vendrán a Japón los buscadores de talento y es muy probable que lo elijan.

IM: Esa ha sido su aspiración desde siempre, mucho más que cualquier otra, así que creo que estará bien.

KB: ¿Y tú?

KB: ¿A ti que te parece?

IM: Genial, ¿no? Su hermano Natsuo ya estaba en el segundo año de universidad cuando lo reclutaron, pero Shouto podrá incluso romper su marca. Sé que estará orgulloso, aunque no sé si tanto como su padre porque Shouto es algo así como su mayor orgullo.

KB: No me refería a eso.

 

Con pesadez, Katsuki rodó hasta quedar de espaldas en su cama, y cuando los segundos entre su mensaje y el siguiente se alargaron indefinidamente de pronto se preguntó si no había vuelto a escribir algo que no debía.

Sus padres seguido lo acusaban de insensible. Bueno, Mitsuki era la que lo hacía. Masaru tenía una mayor sutileza, y la expresión que él utilizaba era ‘falto de tacto’. A Katsuki le fastidiaba cuando le reprochaban esa falta de su carácter, en parte porque desde su entrada a la preparatoria había hecho hasta lo imposible por remediar las fallas de su personalidad más abrasivas, pero al parecer, nunca era suficiente cuando su mera persona era un bidón de nitroglicerina a punto de estallar bajo el menor indicio de una chispa.

 

IM: Lo extrañaré. Eso sin dudarlo.

IM: Pero también estaré feliz por él. Y orgulloso.

KB: ¿Y planean hacer eso de la relación a larga distancia o...?

IM: Si Shouto se marcha con una beca, serían al menos 4 años de universidad. Eso si antes no lo recluta un equipo de las grandes ligas.

KB: No fue eso lo que pregunté.

 

De nuevo, el tiempo de espera entre mensajes se volvió eterno, y Katsuki maldijo entre dientes para escarbar como perro por un hueso en un asunto que no le correspondía por mucha curiosidad que le provocara.

 

IM: No lo sé. No lo hemos hablado a ese nivel. Lo que tenemos por ahora es genial.

KB: ¿Y?

IM: Y nada más. Nos divertimos. Él es muy atento conmigo, y no podría pedir un novio mejor, pero no seré yo el que se interponga entre él y su sueño.

IM: No sería justo.

KB: Si te sirve de consuelo, un gran número de parejas que inician en preparatoria acaban rompiendo durante la universidad.

KB: Son estadísticas serias. Puedes investigarlo por ti mismo.

IM: Ya. Qué consuelo. Gracias.

 

Katsuki no requería ser ninguna clase de genio (y lo era, ¿ok? Sus notas lo atestiguaban) para percatarse que Izuku acababa de ser sarcástico con él, una faceta de su personalidad que no salía a la luz sino como preludio del enojo y la frustración, y en el acto comprendió que la había embarrado.

 

KB: Hey... Igual y ustedes dos consiguen salir adelante, ¿no?

KB: La mayoría de esas parejas rompen. Pero ustedes pueden convertirse en la excepción a la regla.

 

«Pero ojalá no», pensó con malicia mientras redactaba el mensaje y luego lo enviaba.

De querer, y vaya que si la tentación era fuerte, Katsuki ya habría podido investigar quién era Shouto Todoroki. Si era como su viejo, un hombre mucho más alto que el promedio nacional y ancho de hombros como una pared de ladrillo, Katsuki ya podía hacerse una idea de su físico. El otro miembro Todoroki que recordaba de los medios era también un hijo que se parecía a Enji, así que era fácil suponer que esos genes eran fuertes y que el novio de Izuku era una mole de músculos cuya única utilidad práctica era lanzar bolas a velocidad de cañón y conseguir home runs sin apenas esfuerzo.

Las comparaciones eran odiosas, pero Katsuki no pudo evitar hacerlas. Si el novio de Izuku era físicamente tan diferente a él... ¿Se debía a un hecho deliberado o era simple casualidad?

El Izuku que había crecido con él sólo había tenido una marcada predilección por Katsuki. Y el mismo Katsuki había sido consciente de ello desde la más tierna infancia, con Izuku detrás de él y siguiendo sus pasos como un cordero al que por su cuenta después había llevado al matadero... Tal vez a eso podía acusar al cambio tan abrupto de sus gustos, pero no por ello le fastidiaba menos.

 

IM: Prefiero no pensar en ello.

IM: Vivir un día a la vez.

KB: Qué idiotez.

 

—Ah, mierda... —Fiel a su carácter, Katsuki escribió lo que se le vino a la mente, y el móvil se le cayó de entre los dedos y le dio de lleno en el rostro como si por sí mismo hubiera adquirido la capacidad de castigarlo por sus imprudencias.

Sin embargo, por una vez Izuku no recibió el golpe y se escondió.

 

IM: ¿Pero qué otra opción me queda?

IM: A diario sólo puedo pensar que mi tiempo con Shouto es valioso, y que debo atesorarlo mientras todavía pueda. Esa es mi meta. No pensar en mañana o pasado mañana, sino estar presente en el hoy.

IM: No me importa si piensas que es una idiotez, porque al fin y al cabo no te incumbe.

 

—... no te incumbe —repitió Katsuki varias veces aquella parte, y con cada una su estómago se contrajo y el pecho le dolió.

Ciertamente no, no le incumbía, pero no por ello dejaba de importarle.

 

KB: Nunca imaginé que serías así con tu novio.

IM: Quizá porque nunca me diste la oportunidad de demostrarlo.

IM: Se hace tarde y debo dormir.

IM: Buenas noches, Katsuki.

KB: Ya. Buenas noches, Izuku.

 

Y con un pesar que le impidió conciliar el sueño por un par de horas más, Katsuki se cubrió la cabeza con una almohada y se forzó a no llorar.

 

Katsuki pasó la Golden Week de ese año encerrado en casa y aporreando su batería sin cansancio día y noche. Buena idea había sido la de sus padres en conseguirle un set electrónico y audífonos de alta gama o los vecinos ya estarían tocando a su puerta para exigir un poco de silencio.

Sin importarle nada más que afinar sus habilidades, Katsuki ensayó hasta sacarse ampollas y después hacer que reventaran en un amasijo de sangre y piel muerta que dolía más de lo que aparentaba pero que él toleró estoico sin dar muestras de cansancio.

No fue sino hasta que Mitsuki descubrió algunos de sus vendajes sanguinolentos en el bote de basura de su baño que le reprochó su falta de sentido común y lo amenazó con castigarlo si no se detenía.

—Eres un crío de preparatoria, ¡sal y diviértete con tus amigos!

—Argh, no te metas —gruñó Katsuki al cerrarle la puerta en la cara y redoblar sus esfuerzos con su instrumento, pero sus protestas de poco sirvieron cuando su padre subió y con una mejor táctica de negociación le convenció de salir con sus amigos a cambio de una nueva pieza de equipo para su batería acústica.

A regañadientes accedió Katsuki a su trato, y después contactó con Kirishima para ver qué planes tenían él y el resto de sus amigos.

Resultó ser que su grupo de amigos había aceptado la invitación de Yaoyorozu para pasar el fin de semana de la Golden Week en la casa de su familia que estos tenían cerca de la playa, y que estaban por partir temprano a la mañana siguiente.

—Todos asumimos que no querías venir cuando dejaste una docena de mensajes sin responder —se disculpó Kirishima, y Katsuki gruñó entre dientes porque más bien los había dejado sin leer, sólo abriendo el chat para no tener las notificaciones—. Hemos quedado de vernos en la estación y de ahí partir. ¿Podrás estar a las 7 en punto?

—Llegaré antes incluso que ustedes —gruñó Katsuki, que después tomó nota mental de la lista que Kirishima le encargó cumplir y consistía en ropa ligera para el calor, al menos un traje de baño, y ya que estaba, suficiente bloqueador para evitar quemarse la espalda y hombros.

—De la comida no será necesario preocuparnos. Yaoyorozu insistió que podremos salir a comprar lo necesario en un supermercado que queda cerca, así que sólo lleva dinero suficiente para 3 días y 2 noches.

—Uhm, vale.

Tras confirmar con sus padres que era justo eso lo que querían para él, Katsuki comenzó a empacar lo necesario en una discreta maleta de deporte que no había sacado desde el fondo de su armario al menos desde... «Desde aquel viaje con el equipo de kendo», pensó Katsuki al recordar aquel campamento de verano que había pasado con los miembros del equipo. Su profesor encargado había preparado para ellos un campamento de verano en el que abundó el entrenamiento y la camaradería. O al menos eso último había sido la intención principal pero sin conseguirlo. El viaje, que apenas tuvo una duración de una semana, constituyó en la vida de Katsuki un antes y un después respecto a su amistad con Shigaraki y su pandilla.

Hasta ese punto, Katsuki había podido ignorar los reclamos de su consciencia cuando caía en los malos hábitos aprendidos al lado de Shigaraki, y había creído ilusamente que pasar aquellos días alejado de Deku le servirían para quitarse esa preocupación de la cabeza, pero resultó que Shigaraki no conocía límites cuando se trataba de fastidiar al prójimo, y la había tomado con un crío de los de segundo al que acosó sin parar durante la duración del campamento.

Lo que en un inicio apenas si podía considerarse ‘diversión’ (y eso para términos de Shigaraki y su pandilla; el crío seguro que no compartía aquella opinión) pronto aumentó de intensidad, al punto en que para el quinto día se negó a levantarse de la cama e insistió por el resto del campamento que prefería pasarlo en la enfermería. Katsuki no iba a ser quién para juzgarlo, no luego de presenciar la paliza que Shigaraki le propinó sin las protecciones con su espada, y que se centraron en su estómago.

Pero claro, no había habido consecuencias de ningún tipo, y el campamento terminó con todos ellos en el fondo del autobús fanfarroneando de lo intocables que eran entre el cuerpo estudiantil gracias a las influencias que Shigaraki tenía gracias a su tutor.

El viaje le había dejado a Katsuki un terrible sabor de boca, y contemplar de vuelta la maleta que había vaciado con hastío apenas volver a casa y después refundido en lo más recóndito de su armario no le ayudó en nada, pero... De poco servía pretender. Y más veces que no el camino de los recuerdos no era nada agradable, pero Katsuki no iba a pretender que no había ocurrido. Eso era de cobardes, y él no era uno.

Jugueteando con la correa deslizable que hacía de esa maleta un equipaje favorable al poder llevarla cruzada sobre el pecho, Katsuki se cuestionó por primera vez si alguna vez los recuerdos de los primeros 16 años de su vida dejarían de ser dolorosos, una vergüenza para él. Pero claro, merecidos como tal por la actitud que había adoptado, y que ahora cargaba bajo la piel como una señal de lepra que sólo pocos conocían. Deku entre ellos, pero también Shigaraki, y de la que ninguno de sus amigos actuales estaba al tanto en su total magnitud.

Sumido en esos pensamientos oscuros y que tan proclive lo ponían a estallidos de mal humor, Katsuki respiró hondo, y con deliberada atención de sus sentimientos y su entorno, se permitió seguir adelante.

Un paso a la vez; siempre, un paso a la vez para cambiar.

O al menos intentarlo.

 

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Notas finales:

Parece capítulo de relleno pero no lo es. La subtrama de Katsuki indeciso de qué hacer con su vida después de la preparatoria es el hilo central del fic y una clave para el final. Como mencioné antes, moría de ganas por escribir una historia que compaginara varios elementos y no se centrara sólo en la pareja principal y su romance. Espero no sea muy aburrido, y prometo que lo compensará con creces cuando vean el desenlace *guiño*
Nos vemos el miércoles (con comentarios) o el próximo lunes (sin), pero de que hay actualización, la habrá :)
Graxie por leer~!


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