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EL AMOR EN TIEMPOS DE COVID por juda

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Cuando Ivan le dio la llave era un miércoles. El jueves Tomas recibió el mensaje de Ivan a las 23,30 de que ya salía del hospital y mientras sus padres estaban en la cama viendo televisión, él sacó una bolsa que había escondido con verduras y escapó de su casa, cocinó para su hombre y cenaron juntos mientras miraban las noticias. Casi no hablaron. Ivan sentía culpa, pero no podía apartarse del niño. Era un depravado, era un degenerado... pero quería a ese niño!! lo quería!! lo necesitaba con desesperación!

No lo odien, intenten comprenderlo.

Tomas se tiró sobre su pecho y acurrucados uno encima del otro miraron noticieros durante una hora, besándose chiquito. Agitándose por ratos. Ivan detenía todo cuando las caricias de Tomas lo excedían y sentía que estaba a punto de reventar; entonces se levantaba e iba al baño para morjarse el rostro con agua helada.

Tomas no entendía ese ritual, no entendía porqué tenía que censurarse tanto si era algo que los dos necesitaban.

-Quiero que me toques! -renegaba cuando lo veía regresar más calmado e Ivan negaba.

-Eres un niño. -le decía.

El viernes repitieron el ritual, pero Tomas casi se duerme en sus brazos, esa tarde tuvo fiebre y se lo ocultó a todos por miedo a que sus padres lo llevaran al médico y no pudiera ver a su hombre esa noche. Recordó que su madre solía tomar ibuprofeno y eso hizo, transpiró mucho durante una hora y para cuando Ivan le escribió, por suerte la fiebre había cedido.

Le dolía la garganta, le dolía la cabeza, le dolían las articulaciones... pero necesitaba a Ivan.

Tomas Gomez estaba enamorado y necesitaba a Ivan. No importaba que estuviese cursando un resfrío, él quería estar con su hombre.

Se quedaron dormidos uno encima del otro en el sofá con los noticieros en el televisor.

Ivan cansado por un día entero de correr por el hospital, Tomas con su organismo debilitado.

El pelinegro se despertó sobresaltado cuando Tomas tosió fuerte.

Abrió los ojos asustado y luego de la voz de su niño tosiendo, sintió el calor en su pecho. La mano le tembló cuando se dirigió hacia la frente de su pelirrojo hermoso, y decirles que se le hizo un nudo en el estómago cuando constató la fiebre, es poco.

Ivan se desesperó.

Intentó despertarlo pero Tomas dormía jadeando, el rostro rojo, los labios resecos... el niño volaba en fiebre.

Corrió hacia su maletín, extrajo el termómetro y controló la temperatura: 39,8.

Era mucha fiebre!

Lo alzó y lo llevó hasta su cama, en el camino el niño abrió los ojos y se quejó.

-Me duele la garganta -le dijo bajito.

Ivan no hablaba, tomó un bajalengua y lo revisó. Las amigdalas palatinas estaban inflamadas, tal vez era solo una amigdalitis y no debía preocuparse, pero sentía que el corazón le bombeaba tan fuerte que lo mareaba.

Tomó el estetoscopio y el niño tuvo un acceso de tos tan fuerte que terminó escupiendo sangre.

-Estoy bien, no te preocupes -jadeó el niño cuando vio a Ivan duro junto a él con los ojos inmensos dejando escapar una tras otras las lágrimas -tengo que tomar un ibuprofeno, con eso se me pasa.

-Has estado tomando pastillas?

-Sólo hoy, cuanto tuve fiebre -gimió encogiéndose ante el terror que denotaban los ojos de su amor.

Ivan tragó fuerte.

-Desde cuando tienes tos?

-Desde ayer.

-Quienes más tienen tus síntomas en tu casa?

Tomas sintió un poco de miedo cuando vio como le temblaban las manos a Ivan.

-Mi padre.

-Tus amigos?

-Tres están enfermos. Pero solo estamos engripados, amor!!! Raul también estaba refriado y tenía tos pero no sé nada de él porque hoy no me respondió los mensajes!

-Dios -jadeó el hombre mientras iba en búsqueda de otro bolso, sacó unos tubos que estaban protegidos y un hisopo. El pelirrojo se asustó cuando el hombre se le acercó con todos los materiales.

-Te sacaré una muestra, Tomas. Regresaré al hospital y haré analizarla. Tienes que ir a tu casa en este momento y acostarte. Cuando tu madre se despierte le dirás todo lo que sientes y que estás con tos. Ella no debe acercarse a ustedes. Aunque a estas alturas tal vez ella ya no se contagie, hay gente que es inmune. Regresaré a tu casa con el resultado. Seguramente me llevará un par de horas, tal vez para cuando tenga el resultado sea mediodía. No vayan al hospital. Yo los revisaré. Yo me encargaré de ti, me entendiste? -le preguntó llorando, besándole la cara, la boca, el cuello caliente de su angelito.

Lo hizo elevar la cabeza y metió el hisopo largo en la nariz, luego lo guardó en el tubo y lo cerró.

Sacó una píldora y se la dio con agua mientras le acariciaba el rostro y le acomodaba el cabello.

-No llores Ivan, estaré bien!! -jadeó asustado. El hombre se levantó y comenzó a vestirse. -Ivan hace un par de horas que regresaste del hospital!!! no puedes andar sin dormir!! debes descansar.

-Lo haré cuando me cerciore que no es covid. Ve a tu casa. -ordenó mientras terminaba de cambiarse y lo vio de reojo pasar por su lado, con el camperón gigante casi tapando todo su cuerpito, iba encorvado por el frío y la fiebre y se dirigía obediente hacia la puerta. Le dolió el pecho verlo enfermo. Corrió hacia su niño, lo volteó para abrazarlo con fuerza y lo besó con potencia.

-Ivan -jadeó despacito cuando el hombre pasó de su boca a su cuello -Ivan ¿qué pasa si te he contagiado? -dándose cuenta de la barbaridad que había hecho al no decirle a su hombre que se sentía mal. Por una calentura había expuesto a su hombre... Y ÉL SOLO QUERÍA CUIDARLO!

-No me pasará nada, amor. A los médicos nos ponen toda clases de vacunas, trabajo entre gente que tiene el virus y no me hace nada. Soy inmune -mintió llorando mientras le miraba los ojitos rojos y afiebrados.

Tomas elevó su pucherito y le besó la boca.

-Me dijiste "amor" -le dijo quedito, sonriente, e Ivan sonrió desarmado por la dulzura de ese niño hermoso.

-Te quiero mucho mi pequeñito -susurró mientras abría la puerta -Ve a tu casa, recuéstate y espérame, cerca del mediodía regresaré a verte. Si tienes otros síntomas me escribes. Lo mismo si se presenta algo en tus padres, yo volveré, te juro que volveré.

-Ya lo sé -le dijo seguro Tomas, volvió a besarlo y partió.

***

Ivan ingresó al sector de laboratorio con el traje especial, Fran salía de dejar unas muestras y se sorprendió al verlo.

-Ivan qué haces en éste sector?

-Tengo una muestra -jadeó mostrando con su mano temblorosa el tubo y Fracisco lo miró a la cara por debajo del casco protector.

-Es tuya?

Negó.

-Es de Tomas. La persona con la que me estoy viendo. Tiene fiebre, tos y dolor de garganta.

Fran abrió gigante los ojos.

-Ivan tienes tú algún síntoma?

-Aun no.

Tener a un médico activo con covid era doblemente peligroso. Ivan había estado haciendo consultorio en un área donde los pacientes tenían síntomas que no concordaban con el covid y a los que podría haber contagiado si era un paciente asintomático.

Fran le sacó el tubo de ensayo e ingresó al laboratorio, habló con el bioquímico y salió.

-Lo pusieron primero en la lista -le dijo apoyándole la mano en la espalda y guiándolo hacia afuera. Se sacaron los trajes, se desinfectaron las manos y fueron juntos a un consultorio. Ivan sabía que el protocolo exigía que lo examinaran a él también.

Se sentó y esperó a que Francisco se acercara con el hisopo.

-Pensé que ya no te veías con él. Se habían reconciliado?

Ivan asintió respirando agitado.

-Tranquilo, puede ser una simple gripe.

-Es que tal vez estuvo con el primer grupo de contagio.

-El de los adolescentes? Trabaja con niños?

Ivan dudó y asintió pero no pudo con el peso de todo, se tapó el rostro y comenzó a llorar con fuerza.

-Ivan, tranquilo!

-Está con dolor de garganta desde hace dos días y con fiebre desde ayer, pero no me lo dijo! -jadeó -A cuantos habré contagiado en el consultorio?

-Atendiste sin la máscara?

Negó entre hipidos.

-Sin guantes?

-No tengo guantes!

-Te lavaste las manos?

Afirmó llevando la cabeza hacia sus rodillas, le temblaba la espalda.

-Tienes algún síntoma?

-Siento que me arde la garganta pero no sé si es sugestión -respondió enderezándose e inhalando profundo para calmarse.

Abrió la boca cuando Francisco se acercó con el hisopo. El hombre moreno le vio la garganta inflamada, tomó la muestra y lo guardó. Cuando auscultó la espalda sintió un pequeño ruido en los pulmones de su compañero, supo que en unas cuantas horas más estaría haciendo un espasmo bronquial.

-Con qué te medicas cada vez que te resfrías?

-Tengo el salbutamol para hacer uno o dos disparos solo para prevención -contestó.

-Ok, déjame llevar la muestra, la pondré antes de tu pareja.

Ivan le agarró el brazo con desesperación y negó.

-No!! necesito que me confirmes que él está bien. Que revisen la de él primero, por favor!

Fran sintió pena por ese hombre, le acarició el cabello y se fue, regresó a los 10 minutos.

-Espera aquí, descansa, estás amarillento. Dormiste?

Negó.

-Duerme, el resultado estará en 3 horas, yo debo ir al triaje.

Ivan asintió sonriente y se fue directo a la camilla, se recostó ante la atenta mirada de su compañero y se cubrió con un abrigo que había en la silla.

El moreno le sonrió y se fue.

Ivan realizó mentalmente el camino que estaba realizando su compañero. Cuando calculó que ya se encontraba en la zona de triaje, se puso su traje de protección e ingresó al laboratorio. Le dijo a la bioquímica que traía una nueva muestra y cuando ella le dio el pase él ingresó, buscó el tubo que tenía el nombre Rodriguez Ivan y lo ocultó en su bolsillo. Lo cambió por otro con un hisopo distinto, lo había pasado por la taza que tenía Fran en su escritorio, le escribió el apellido Rodriguez y lo dejó en el lugar del anterior.

Si Ivan salía positivo, lo internarían porque entraba en la franja de pacientes en riesgo y no quería eso. Él necesitaba cuidar a Tomas.

Se fue de nuevo al consultorio, se recostó en la camilla y apenas apoyó la cabeza quedó dormido. Se despertó tres horas después cuando Francisco lo llamaba.

-Ivan -dijo despacio, tocándole el hombro. El pelinegro soñaba con su pelirrojo hermoso, lo tenía a horcajadas sobre sus piernas y le sonreía rectangularmente. Se sobresaltó cuando sintió la mano de su compañero y por un segundo no supo donde estaba hasta que un papel en los manos del moreno lo regresó a la realidad, se sentó y respiró profundo para lo que sea que viniera -la buena noticia es que no tienes el virus -le dijo serio e Ivan supo lo que seguía, le temblaron las manos, se las llevó a la cara y se la tapó, estalló en llanto.

Francisco se sentó junto a él e Ivan se alejó.

-Puedo contagiarte.

-No tienes el virus.

-Pero puedo estar incubándolo.

-Tienes que darme la dirección de éste Tomás  -dijo mostrando la hoja de resultados -hay que ponerlo en cuarentena y evaluar su evolución.

Ivan negó.

-Yo me encargaré.

-Ivan tu no puedes...

-Yo me encargaré, Fran!!! -gritó llorando de nuevo. -Si veo que se le llenan de fluidos los pulmones lo traeré, mientra tanto yo lo atenderé. No quiero que lo ingreses al sistema.

-Me pides mucho, Ivan -vociferó el hombre e Ivan tomó su abrigo.

-Es solo un favor, harías lo mismo si fuera alguien a quien quieres mucho. Lo traeré a aislamiento en terapia solo si veo que empeora.

-Él no está en la franja de pacientes vulnerables?

Ivan negó.

-Es un hombre sano menor de 40 años, tengo la esperanza que todo salga bien. -agregó, y Fran lo pensó un rato hasta que aceptó.

-Está bien, ocúpate de él. Lleva un traje, no entres en contacto. Por favor, ten la mente fría, no es tu pareja, ahora es un paciente y tú sí estás en la franja de riesgo. Tu podrías morir, Ivan!

Ivan temblaba, pero no pensaba en sí mismo.

-Gracias -jadeó agarrando los resultados de Tomas para que no quedaran ingresados, se los puso en el bolsillo y se fue.

Tenía que llegar al departamento de Tomas y controlar a sus padres, preguntar por su círculo de amigos, sabía cual era el protocolo a seguir, pero mientra corría por las calles lo único que podía hacer era repetirse.

"tiene covid, tiene covid, tiene covid!!! si lo pierdo, me perderé!"


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