Tocaron el timbre del colegio y los atendió el conserje.
-Somos del hospital provincial y venimos a vacunar a los chicos -se presentó Francisco y Marylu mostró el contenedor con la insignia del nosocomio. Eran 5 médicos y 4 enfermeros.
-Si doctor, los estábamos esperando.
El hombre les abrió y los dirigió hacia la oficina del rector.
Los recibió un hombre cálido de rostro hermoso y sonrisa transparente. Les habló de su institución y halagó a sus alumnos. Se notaba que el hombre estaba orgulloso de su colegio.
-Muchos de nuestros alumnos tienen padres que trabajan todo el día y no tienen el tiempo suficiente como para llevarlos por sus vacunas y ellos están en una edad en la que odian tanto las agujas, que no logran pensar que es por su bien así que tampoco exigen a otro pariente para que los acompañe. Por eso tomé la decisión de que éste año sea el colegio el que les brinde esa posibilidad -aclaró sonriente e Ivan tuvo que pegarle un codazo a Fran porque su compañero miraba al hombre hermoso con la boca abierta.
-Y nosotros estamos para eso -jadeó Francisco haciendo un paso hacia el hombre hermoso y el hombre hermoso retrocedió otro arrugando un poco el entrecejo cuando vio que su espacio personal estaba siendo levemente invadido.
-Tengo la lista de los alumnos cuyos padres dieron el visto bueno para la vacuna. Nos comunicamos directamente con los padres. Los chicos no saben nada para evitar ausencias en masa -aclaró con una sonrisa tierna y Francisco creyó oír cuando el elástico del calzón se le rompía. -Aunque no crean, los mayores son los más rebeldes. Así que les pediré a los doctores que tengan paciencia a la hora de explicarles todo a mis niños.
-YO TENGO PACIENCIA -jadeó Fran haciendo otro paso al frente y el rector volvió a retroceder otro.
Ivan arrugó la frente: desde cuando Fran le tenía paciencia a los adolescentes? Ni siquiera él los soportaba. Eran tan egoístas y megalómanos!
-Entonces el quinto año es de usted -respondió el hombre y les dio la lista de los chicos que debían ser vacunados, luego repartió los otros cursos a los siguientes médicos.
-Las preceptoras los guiarán -dijo el hombre hermoso dando por concluida la reunión y todos comenzaron a salir pero Francisco se quedó en su lugar, aun con la boca abierta.
El hombre hermoso lo miró con las cejas levantadas esperando que el otro le dijera lo que sea que tenía que decir y que le evitaba salir para realizar su trabajo.
El moreno levantó la mano y se la extendió.
-Fue un gusto conocer a alguien que se preocupe por sus niños, soy Francisco.
El hombre de rostro hermoso se asombró y se puso levemente colorado, amaba que se dieran cuenta de que por sus niños lo daba todo!
-Gracias Francisco, soy Danie, Daniel Aguirre.
***
Estaban en clase de arte y la profesora les había pedido que guardaran los materiales porque les darían una clase especial con especialistas hablándoles de salud.
Los alumnos comenzaron a preguntar en voz alta de qué se trataba y la profesora respondió pero Raul no escuchaba, estaba guardando sus pinceles mientras tarareaba "Shadow" de un cantante nuevo que le gustaba mucho, por ratos paraba, se contorsionaba un poco, movía el culo y seguía guardando lo que restaba.
Sus compañeros comenzaron a protestar fuerte y él volteó curioso.
-Qué? qué pasa? -preguntó en medio de una sonrisa.
-NOS VIENEN A VACUNAR! -contestó uno con cara de sufrimiento mientras se refregaba el brazo, como sintiendo de antemano el dolor.
-A vacunar???? mi madre no dio ninguna autorización así que a mi no me tocan.
-Hablaron con ellos, ya tienen la autorización -jadeó una rubita y Raul comenzó a sentir el dolor de la aguja.
-COMO QUÉ HABLARON CON ELLOS Y NO NOS DIJERON NADA? QUÉ CLASE DE TRAICIÓN ES ESTA??
La profesora levantó la voz para que se callaran y les pidió que les dieran la bienvenida a los médicos y enfermeras que tan amablemente habían ido a charlar con ellos y colocarles la vacuna.
Todos protestaron en voz un poco más baja.
La profesora fue hasta la puerta, la abrió y con la mano los instó a pasar.
Entró primero una rubita bonita con un contenedor y dos hombres más. La rubita puso la caja sobre el escritorio de la profesora, lo abrió y sacó unas jeringas con varios frasquitos.
Los médicos hablaban pero Raul tenía los ojos clavados en las agujas contenidas en pequeñas bolsitas.
-Los médicos están re fuertes -susurró una de sus compañeras en algún lugar de su izquierda y otra afirmó también entre risas.
Fue ahí que Raul miró a los médicos que hablaban vaya a saber qué cosa sobre ese virus de mierda que los tenía podridos... y lo reconoció!
Lo primero que hizo fue encogerse, la mitad de sus compañeros estaban parados y los otros se paseaban de un lado al otro, se escondió detrás de ellos.
¿Tomas le habría aclarado al médico que no eran empleados de la bolsa de valores??
Tenía entendido que ya no se veían y que Tomas por fin había aceptado que tener cosas con ese hombre estaba mal, pero no recordaba que su amigo le hubiese comentado que ya sabía su verdadera edad.
Agachado bordeó el aula hasta llegar a la profesora, le tiró de la manga de la camisa y cuando ello lo descubrió abajo, elevó las cejas.
-Qué sucede, Raul?
-Tomy está en el baño lavando los pinceles, ¿lo busco?
Ella lo miró achinando los ojos.
-Raul, tengo la lista de alumnos que deben ser vacunados y tu estás en ella. La vacuna se hará por orden alfabético, los iré nombrando, así que si crees que escondiéndote me olvidaré de ti, estás equivocado.
-No, profe!!! Tomy no está!! no regresó del baño!!
-Te doy 2 minutos, Raul. Ve y vuelve corriendo.
-Okey -le dijo aun agachado haciendo un círculo con su dedo pulgar e índice.
Miró en dirección a los médicos que seguían explicando cómo lavarse las manos y huyó del lugar.
Corrió por los pasillos como si el diablo le estuviera por meter la pija en el culo.
Llevaba tanta velocidad que cuando quiso entrar al baño pasó de largo resbalando y casi se mata en mitad del corredor.
La cabeza de Tomas apareció por la puerta y lo observó con los ojos inmensos.
-Te golpeaste? -le preguntó y Raul se levantó de un salto e ingresó agitado, sin poder hablar.
Lo tomaba por los hombros e intentaba vocalizar pero la agitación no se lo permitía, Tomas lo miraba intrigado con los ojos inmensos.
-Te estás cagando? los cubículos están libres!
Raul negó con la cabeza, tragó saliva, se puso la mano en el pecho e intentó calmarse. Se fue hasta el lavamanos y tomó agua poniendo la boca en la canilla.
Tomas miraba todo el ritual con las cejas levantadas.
-Vinieron del hospital a vacunarnos contra la gripe -logró decir.
-Gripe? mi ma no dio ninguna autorización!
-No Tomas. Ya tienen las autorizaciones, hablaron con nuestros padres, tenemos que ir al curso y el médico que está dando la charla es tu médico.
-Mi pediatra? El Dr. Rodriguez?
-Tomás todavía vas a pediatra?? -preguntó Raul abriendo gigante sus ojos pequeños y Tomas se puso colorado.
-Mi ma le preguntó a mi pediatra hasta qué edad me puede seguir viendo y él le dijo que hasta los 18.
-Y no te da vergüenza estar entre los críos? -volvió a preguntar esta vez riéndose.
Tomas elevó el rostro sabiendo que Raul no lo dejaría vivir burlándose de eso y terminó de secar sus pinceles. Se le había escapado lo de su pediatra, esa era una información que sabía que no debía dar.
-No es mi culpa, mi ma me lleva con él. -declaró y tomando todos sus materiales se dispuso a salir, Raul lo siguió riéndose. Le pegaba golpecitos en la espalda mientras hacía poses y ruiditos de niños. Tomas giró y le pegó con una carpeta.
-Espero que cuando te pongan la vacuna te hagan doler y se te caiga el brazo -le siseó y Raul abrió gigante los ojos, recordando por qué había corrido tanto.
-Tomas! El doctor que está dando la charla es Ivan. ¿Tu ya le dijiste que no era cierto lo de la bolsa de valores?
Tomas pestañeó con la boca abierta.
-Qué? -preguntó confundido.
-Ya le dijiste a Ivan que no somos adultos?
-Ivan está en el colegio?
-No, Ivan está en nuestro curso y la profesora nos está esperando.
Los pinceles se le cayeron y se llevó las manos al pecho, negando con la cabeza. Si Ivan se enteraba de su edad no solo lo perdería sino que nunca más volvería a dirigirle la palabra.
No podía perder de esa manera a Ivan!!!
Ivan debía enterarse por él de que aun era un crío!
Giró en redondo, desesperado, agarrándose del cabello pelirrojo y Raul bufó pegándose con la palma de la mano en la frente.
-No se lo dijiste, eh?
-Me voy a escapar, no puedo ingresar al curso, ayúdame. Saldré por el patio!
-La profesora tiene una lista, Tomas!
-No me importa, que me sancionen después, pero no entraré al curso. Ivan no sabe!!
La desesperación de Tomas no le hacía gracia a Raul, Raul achinó aun más sus ojitos poniendo carita de desconfianza y lo paró, tomándolo por los hombros.
-Tomy, seguías viéndote con él?
-Raul, me tienes que ayudar -rogó, y cuando le vio los ojitos dilatados ante la desesperación, Raul supo que Tomas le había mentido y que siguió viéndose con el médico hijo de puta.
Porque ese médico era un pervertido!! no había otra explicación!! Tomas no parecía un hombre de 23... O ese hombre era un completo idiota o se quería coger a un menor de edad!
-Vas a escapar por el fondo y luego tú y yo tendremos una charla y comenzaré a vigilarte, y si te me escapas, lo siguiente será una charla con tu mamá. -lo amenazó y Tomas estaba a punto de llorar, pero asintió desesperado.
Giraron para salir y la puerta del baño se abrió.
-Rael y Tomas -dijo el rector -La profesora de arte me dijo que no regresaban del baño. ¿Les pasa algo? tienen alguna enfermedad terminal que no les permita regresar para ponerse una simple vacuna y escuchar una charla que les podría salvar la vida? -preguntó con los brazos cruzados sobre el pecho y Tomas se escondió detrás de Raul.
Raul sintió las manos temblorosas de su casi hermano sobre su brazo y trató de protegerlo con su cuerpo.
-Tomas le tiene fobia a las agujas, cuando las ve se cae en el piso, comienza a convulsionar y le sale espuma por la boca -dijo, haciendo ademanes con las manos para crear mayor dramatismo, pero al rector no se le movió ni un pelo. Es más, se hizo a un lado y señaló el pasillo.
-Al curso, estudiantes. Los acompañaré.
-Me duele la panza -gimió Tomas y Daniel arrugó el entrecejo.
El alumno estaba pálido y sudoroso.
Se acercó y le tocó la frente para corroborar que no tuviese fiebre.
-Qué más sientes?
-Me duele la panza y creo que vomitaré. ¿Cree que pueda hablar a mi casa para que mi mamá me venga a retirar?
Daniel lo estudió y vio que no mentía, el niño realmente se sentía mal.
-Vamos a rectoría, hablaremos por teléfono. -susurró un poco asustado, tomándolo por los hombros y guiándolo -Raul usted vuelva a clase.
Raul asintió y salió corriendo.
Daniel se llevó al estudiante enfermo, lo hizo sentar en su oficina y salió.
Tomas sudaba frío, había estado a un pelo de que Ivan descubriera la verdad.
Daniel fue directamente al curso donde los muchachos daban pequeños grititos de dolor cada vez que los pinchaban, entró y vio a la enfermera colocando las vacunas y al doctor moreno y lindo hablándoles a los chicos. El otro médico estaba parado a un costado y miraba todo sonriente.
-Disculpe -le dijo acercándose para hablar despacio y el pelinegro se acercó poniendo el oído. -Tengo un alumno descompuesto, lo encontré en el baño con fuertes dolores de estómago. Cree que podría verlo?
El pelinegro asintió sonriente.
-Disculpe, sé que están solo por las vacunas -le explicó Daniel mientras caminaban apurados por el corredor -No me estoy aprovechando, pagaré la consulta. Pero el niño está amarillento y me asusta.
-No se preocupe. -le dijo el médico y Daniel abrió la puerta.
-Él es el estudiante. Tomas, el Doctor Ivan Rodriguez te revisará -aclaró entrando y Tomas se quedó duro.
A Ivan se le cayó de las manos la mochila donde guardaba el estetoscopio, el termómetro y el tensiómetro.
Daniel se asustó cuando la mochila rebotó en el suelo y miró al médico.
Ivan tenía la boca abierta y el ceño arrugado.