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EL AMOR EN TIEMPOS DE COVID por juda

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Estaba parado mezclando la olla mientras estudiaba el ambiente. Miraba con curiosidad absolutamente todo. Quería saber hasta qué colores le gustaba en los platos.

El celular sonó en el pantalón y lo sacó mientras se dirigía a una biblioteca junto a la mesa y hurgaba qué clase de libros leía el hombre que cantaba bajo la ducha (fuck! y cantaba súper lindo! Tomas cerró los ojos un segundo y pensó que era la mejor voz del planeta).

Miró el celular.

Mensaje de Raul.

"dónde estás? si te fuiste a lo de Exequiel después no te quejes"

"no estoy en lo de Exe"

"te estás por encontrar con Javier?"

"nop"

"de nuevo vas a coger con Agustin?"

"estoy por comer con mi vecino"

El celular quedó en silencio por aproximadamente 10 segundos y luego comenzó a sonar en llamada entrante.

Tomas largó una risita aguda, atendió con todos los sentidos puestos en la ducha que había cesado.

-qué?

-estás en la casa de ese hombre?

-si

-Tomas, una cosa es coger con Exequiel, Javier o Agustín, tienen nuestra edad, pero si tu madre se entera que te estás cogiendo al vecino, lo van a castrar a él, no a vos!!!

Tomas puso los ojos en blanco y bufó.

-No voy a coger y nadie se va a enterar, el único que lo sabe eres tu y si mi má se entera, sabré a quien patearle el culo.

-Tomy ese hombre sabe que hace poco cumpliste los 17?

-No sé que mierda tiene que ver mi edad -contestó en voz bajita porque había mucho silencio en el baño.

-Si tienes algo con él le vas a cagar la vida. Eres menor de edad y él un adulto. Puede ir preso, man!!

-Raul estoy por comer ramen con el hombre, nadie va preso por un poco de ramen!!

La puerta del baño se abrió, Tomas cortó la comunicación con rapidez y guardó el celular.

-Que rico olorcito -dijo el hombre apareciendo en la cocina, se venía secando el cabello con una toalla y vestía una remera amplia negra y un pantalón corto. Llegó hasta él, olió la olla, lo miró a los ojos y le sonrió. Tomas miró esa sonrisa amplia, las arruguitas en los ojos y casi se le vuelcan 3 litros de baba en el piso impecable.

-Cuéntame a qué te dedicas, Tomy -preguntó el hombre alejándose un poco del pelirrojo mientras se apoyaba en el mesón y cruzaba los brazos sobre el pecho. El niño inspeccionó la postura en milésimas de segundos e hizo una igual, ¡debía aparentar ser un hombre maduro!

-Administración. Números todo el día!

-Dónde?

-En la bolsa de valores.

-La bolsa de valores?? -preguntó ampliando los ojos y Tomy tuvo miedo de haber metido la pata, pero estaba repitiendo todo lo que su padre decía, y mintiéndole al pelinegro que trabajaba en el mismo lugar.

El pelirrojo no respondió, quedó observándolo sin saber qué decir. No entendía dónde estaba el error.

 

-Eres muy joven para trabajar ahí! eres contador?

Dudó.

-Si.

-Pero me dijiste que tenías 23 años. Supongo que no hace mucho te recibiste, tengo entendido que la carrera es de 5 años.

-Si, pero tuve suerte, apenas salí de la universidad conseguí empleo. -respondió dedicándose a mezclar la olla. Controló el reloj en su celular, la apagó y se dispuso a servirlo. Iván ya no había vuelto a preguntar nada pero lo sentía mirándolo con intensidad.

Se puso nervioso. Quería dejar el ramen, correr a su departamento y acusarlo con su mamá de que no dejaba de mirarlo.

Tomó dos platos, sirvió uno e Ivan se puso a su lado con diligencia, se apropio del primero y se apuró hacia la mesa, quemándose las manos. Lo dejó y regresó rápido.

Tomas lo miró divertido, tras la finalización del interrogatorio el pelirrojo se sintió más relajado.

Ivan se apresuró a llevar refresco, vasos y ambos se sentaron a almorzar.

Ninguno habló, pero tampoco se sintió incómodo. A Tomas le picaban las puntas de los dedos, tenía la mano de Ivan cerca de la suya y estaba tentado de tocarlo.

Sabía como coquetearle a los muchachos de su edad... pero como se coqueteaba con un hombre mayor?

-Estás mas fuerte que Dios, tienes novio? -preguntó el niño de improvisto e Ivan, que estaba por tragar los fideos, se ahogó. Tosió como si fuera a tirar un pulmón, la cara colorada y los ojos anegados por las lágrimas. Tomas observó todo divertido. No entendía qué le había sucedido al médico! ¿Estaría con coronavirus y era el primer infectado del país?

-Refresco? -le preguntó con los ojos inmensos cuando el pobre hombre pudo respirar.

Ivan asintió y lo tomó, aclarándose la garganta, poniendo la mano en el pecho porque pensó que se iba a morir asfixiado.

-Te habrás contagiado de algo? -preguntó Tomas preocupado e Ivan lo miró elevando las cejas.

-No, Tomy! me sorprendió lo que me dijiste.

-¿Qué te dije? -preguntó arrugando el entrecejo, luego elevó él también las cejas en señal de que entendía. -¿Fue porque te dije que estabas más bueno que dios? -ok, tal vez los adultos no se decían entre ellos esas cosas... ¿pero como le decías a otro mayor que te calentaba?

Tomas no supo qué hacer, entró en una pequeña crisis de histeria... SE DARÍA CUENTA DE QUE ERA UN POQUITO MENOR DE LO QUE HABÍA DICHO?? cómo se decían entre los adultos de 30 que querían cogerse?

Tomas bajó la mirada y se enfocó en su ramen, sentía la mirada de Ivan y como buen adolescente... se excitó.

Tomas estaba acostumbrado a ser el que daba el primer paso, era extrovertido y frontal, pero no quería dar un paso en falso con el hombre.

Se miró la muñeca sin reloj y levantó las cejas, elevando los labios en un claro signo de que estaba asombrado por la hora.

-Me tengo que ir, deberías recostarte para descansar.

Había levantado el culo y a mitad de camino Iván habló de repente, tartamudeando un poco.

-Ti ti tienes que regresar a la oficina?

Tomás quedó con el culo en el aire y las manos en su plato listo para levantarlo, lo miró a la cara. Ivan tenía el rostro rojo. ¿Qué significaba? Tratar con adultos no era fácil.

-Todavía no, pero estás cansado, pensé que querrías dormir.

-Iba a descansar mirando algo en la tele!

Si Tomas era extrovertido y frontal, Ivan: introvertido y un poco torpe en las relaciones, no sabía identificar cuando alguien le daba señales de que querían algo con él, pero tampoco se había encontrado con hombres como el pelirrojo que de una a primeras le decía que estaba más bueno que dios!

Ivan era médico, el lado oriental del planeta estaba siendo azotado con un virus y contaban los segundos antes de que ingresara a territorio propio, estaba estresado, estaba (aunque se lo negara) entrando en pánico y llegar a su hogar y encontrar a su vecino dispuesto a hacerle compañía y prepararle un almuerzo le resultaba sumamente agradable (por no decir una tentación).

Tomas arrugó el entrecejo aun con el culo en el aire y el plato a medio levantar.

-Quieres que me quede a ver contigo algo en la tele?

Ivan  lo miró asustado... él y su maldita falta de habilidad para encontrar mensajes ocultos!!!

Tal vez el vecino era solo amable, tal vez el vecino no había querido decir demasiado con "estar más bueno que dios", tal vez era una broma, tal vez lo dijo para hacerlo sentir bien.

Él y su maldita falta de protocolos sociales!

-Perdón, seguramente debes regresar a la oficina y yo...

-Qué quieres que veamos? tienes netflix? -preguntó llevando el plato al fregadero. El corazón le latía en los tímpanos... IVÁN QUERÍA QUE SE QUEDARA A VER TELEVISIÓN!! GOD! GOD! GOD! Tendría que decirle a Raul que luego le diera masajes cardiopulmonares porque estaba en pleno proceso de morirse bien muerto.

Levantaron las cosas de la mesa en silencio.

Tomas quiso lavar los platos e Ivan se negó rotundamente (el niño agradeció a los santos porque le daba asquito meter la mano en el agua jabonosa y encontrarse con fideos fríos que se le pegaban a los dedos).

Se sentaron los dos en el sofá amplio.

Netflix.

-Algo en particular? -preguntó Ivan y Tomás elevó los hombros negando mientras sonreía.

LA PUTA MADRE CON LA SONRISA DE TOMY pensó Ivan y se asombró de haber puteado, nunca lo hacía y mucho menos en su mente. Ivan era un hombre tranquilo, sereno, correcto... ¿pero qué hacer con esa sonrisa?

Le pasó el control remoto y Tomas lo tomó de buena gana, estaba viendo con Raul la serie Russian doll y pensó que tal vez si le mostraba el primer capítulo a su vecino y le gustaba, podría verla con él... PREFERÍA VERLA CON ÉL! (por supuesto que nunca se lo diría a Raul)

Tomas la buscó, la encontró, la puso y estaba por comentarle sobre de qué se trataba cuando lo sintió respirar fuerte. Ivan dormía en una posición incómoda, sentado con la cabeza caída hacia un costado. Se paró de inmediato, lo empujó suavemente de un hombro hasta que el hombre quedó recostado, le puso un almohadón bajo la cabeza, corrió hacia una habitación y la miró con curiosidad: todo pulcro y ordenado. Sonrió. Era como se la imaginaba. Fue al closet, sacó una manta, se persignó para que Ivan no se enojara cuando despertara y constatara que había andado hurgando por todo su departamento. Regresó y lo tapó.

Se quedó mirándolo embelesado. Le acomodó el pelo que le cubría los ojos, le acarició la cabeza, le pasó suavemente el dorso de la mano por la mejilla y se fue.

Ivan abrió los ojos cuando la puerta se cerró, se había despertado cuando le puso el almohadón bajo la cabeza y se quedó duro sin entender la dulzura de ese muchacho.

Suspiró cuando recordó como le acarició el rostro. Aun no entendía si Tomas estaba interesado o no en él. Aun no entendía si tenía un vecino amable o alguien por el que hacerse ilusiones.

Volvió a cerrar los ojos y se durmió sonriente.

Soñó con Tomas.

Desde hacía dos semanas Tomas se le colaba en los sueños. Se lo negaba, intentaba evitar sentirse estupidizado cuando se lo encontraba dos minutos en el ascensor pero no podía evitar la ansiedad cuando, después de verlo, contaba las horas para cruzárselo al otro día.

Soñó con Tomas viendo netflix con él, soñó que Tomas le cocinaba ramen y que le sonreía.

Soñó que se atrevía a decirle que tenía una sonrisa que le alegraba los días oscuros, los tiempos llenos de miedo por lo que se avecinaba.

Soñó con Tomas y ahora que Tomas le había dicho que estaba más bueno que dios, se animó a soñarlo absolutamente toda la noche.

Tomás! Tomás! Tomás


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