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Príncipe Kakaroto por Jyan-chan

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Era una situacion muy compleja para explicar, diria que hasta dificil, ni en sus más locos sueños se vio metido en semejante situación, pero este no era el momento para ponerse a pensar en trivialidades, su amigo lo necesitaba y haría lo que fuera para ayudarlo, haría hasta lo imposible para asegurarse de su felicidad, aunque eso determine enfrentarse a su familia ante la explicacion de semejante idea disparatada, y que eso conlleve a la negativa de estos de forma hostil.

 

-¡Son Kakaroto! -gritó su madre con molestia y autoridad mirándole con el ceño fruncido, por más que su hijo menor le lleve varios centimetros de altura, solo tuvo que alzar la voz para que éste se encogiera en su sitio, bajando la cabeza con pena, aunque igual su madre, Gine, tenia que mantener la cabeza en alto para mirar directamente a su hijo. -¡¿Cómo pudiste comprometerte en algo asi?!

-Lo siento mamá, pero Vegeta me necesita y yo…

-¡Nada de que te necesita, jovencito, ¿tienes idea del desastre que ocacionarías si el Rey Vegeta se entera de que no eres quien afirmas ser?! -preguntó alterada su madre, de tan solo pensar en las bestialidades a la que su hijo sería sometido si se enteraban de que era un fraude, la humillación por la que la familia Son pasaría, incluso hasta podrían matar a su hijo por fingir ser alguien que no es, ¡Dios, de solo pensarlo ya le entraban escalofrios!

-No se enterará, a Vegeta se le fue todo de las manos, ¡el Rey quiere comprometerlo, y él no sabía que debía llevar un novio!

-¡Aah Claro! ¡Y tu muy de acometido serás ese novio, ¿cierto?!  -Kakaroto se quedó callado, era una idea disparatada, pero él realmente queria a Vegeta, era como un hermano para él y si debia cometer esa locura para que se sienta feliz, Kakaroto sin dudarlo lo haría. El tiempo corría, mientras más rápido sepa todo sobre como ser un buen príncipe, sería mejor.

-Mamá…-y ahí fue cuando Kakaroto recurrio a su último arsenal: ojitos de perrito. Sabia que de esa forma podría ganarse la tranquilidad de su madre y hacer que se calmara. Gine le miró con una ceja levantada, sus facciones se relajaron y suspiró, Kakaroto sonrió internamente, había funcionado.

-No se como planeas hacerlo, Kakaroto, pero no dispongo de dinero como para comprarte atuendos tan refinados.

-Eso es lo de menos, lo importante que debo saber es como comer, comportarme, caminar, incluso tengo que saber bailar, el resto vendrá por si solo.

-Bien, está decidido, todos te ayudaremos y te aseguro que serás todo un principe en cuanto se cumpla la semana, ¡estarás divino! -chilló Gine aplaudiendo emocionada al mismo tiempo que daba media vuelta y se iba a un punto de la casa, dejando a Kakaroto allí parado con una gran incognita sobre su cabeza, tratanto de procesar lo último dicho por su madre que lo dejó un poco confundido y algo asustado.

-¿Quiénes son ‘’todos’’?

 

… … … … … … … … … … … … …

 

Y asi es como comienza el primer día de entrenamiento básico de ‘’Como ser un príncipe’’. Kakaroto era conocido por tener el sueño bien profundo, y también por ser el más inquieto, por lo que era normal entrar a su habitación y ver todas las sábanas tiradas en el suelo y el responsable durmiendo de una forma contorcionada y algo dolorosa. Ni siquiera escuchó como alguien entraba a sus apocentos de forma poco delicada, mucho menos cuando ese mismo alguien caminaba hacia él con pasos rotundos y como aquel alguien empapaba a Son Kakaroto con agua bien fría; el pobre pelinegro se sentó bruscamente en la cama mojado de pies a cabeza al mismo tiempo que tocía, algo de agua le habia entrado por la boca y la nariz producto de su inevitable acostumbramiento al dormir con la boca abierta, hasta la cama recibió el mismo fin, buscando con la mirada al responsable, vio que se trataba de Raditz, su hermano mayor, quien le miraba con soberbia y malicia mientras sostenia entre su mano la cubeta vacía.

 

-Despierta princesa, hora de tu entrenamiento. -dijo caminando nuevamente hacia la puerta para salir de la habitación, Kakaroto miró por la ventana y notó que el ambiente no estaba tan iluminado como cuando apenas está amaneciendo, si bien habia algo de luz que le permitia ver al exterior, no era lo suficientemente ‘’tarde’’ como para percatarse que ya era medio dia y que debia levantarse.

-¡Todavía es muy temprano! -gritó eufóricamente volviendose a recostar sobre el colchón mojado. Se sentia molesto, porque ya no volvería a recuperar el sueño, asi que optó por simplemente cerrar los ojos hasta que el sueño mágicamente volviera hacia él; grave error, porque enseguida Raditz volvió con una nueva cubeta con agua y que misma cubeta vació sobre su hermano, haciendo que éste volviera a despabilarse y a reaccionar bruscamente. -¡Raditz!

-Levántate de una vez, todos te estamos esperando en la cocina. -dijo para luego volver a retirarse de la habitación de su hermano, Kakaroto se sorprendió de que su familia estuviesen listos para ayudarlo, pero la palabra ‘’todos’’ no era necesariamente para hacer referencia a solo tres personas, eso era lo que tenia un poco inquieto al pelinegro. Se levantó perezosamente de la cama, lo primero que hizo fue cambiarse la ropa mojada y ponerse una más adecuada y seca. Se higienizo solamente los dientes, ya que de la cara ya se encargó su hermano de limpiarsela con los dos cubetazos de agua, y salio de su habitación, encontrandose con más de tres personas en su cocina aparte de sus padres y hermano mayor.

-¿Qué significa esto? -preguntó incrédulo el Son.

-Siéntate. -ordenó Bardock un poco disgustado, todavia no aceptaba el hecho de que su hijo tuviera que fingir ser alguien que no es para ayudar a un amigo, y no era un simple amigo, era el príncipe Vegeta, era muy arriesgado ya que, si los demás se enteraban de su mentira, las consecuencias no serían muy buenas. Asi que simplemente lo comprendió, pero eso no era sinónimo de aceptar.

-Hemos organizado tu horario acorde a cinco etapas, cada etapa tendrán un nombre e instructor específico, y debes cumplirlas completamente si deseas que nadie se entere de tu artimaña. -explicó Gine colocándose frente a su hijo sentado, con ambas manso sobre su cintura demostrándo opulencia y superioridad, Kakaroto tragó duro al ver con que seriedad de lo estaban tomando para llevar a cabo el objetivo. -Etapa número 1, Buenos Modales, con Kyabe.

-No será sencillo, así que prepárese, por favor. -mencionó el Saiyajin respetuosamente.

-¿Por qué tienes que enseñarme tú? -dijo Kakaroto con una gota de sudor en la cabeza, Kyabe era el hombre perfecto para tal etapa, ya que él es un Saiyajin muy gentil y educado, casi ni parece un Saiyajin, su personalidad es tan sumisa que hasta a Kakaroto le provoca cierta incomodidad.

-Etapa número 2, Caminar con Elegancia, con Bardock Son. -prosiguió Gine.

-Si es necesario, te apuñalaré en medio de la espalda para que mejores tu postura. -dijo Bardock con malicia.

-¡Eso es un poco drástico! -exclamó Kakaroto con el rostro azul, paralizado en su asiento, si bien su padre es conocido por ser alguien temido y respetado por su actitud tan sádica, jamás creyó que esa personalidad también tuviera que utilizarla en sus hijos.

-Etapa número 3, Baile, con Son Raditz.

-Tú serás la mujer. -sentenció Raditz, afirmando que en su enseñanza, sería el hombre y por ende sería quien guiará y no permitirá ser guiado.

-¡¿Y cómo esperas que aprenda si seré yo quien guiará a Vegeta en el baile?!

-Etapa número 4, Manejo de la Presión, con Broly.

-¿Y esa etapa en que consiste? -preguntó Kakaroto con inseguridad y con sus ojos entrecerrados, mirando al instructor correspondiente a dicha etapa.

-Espera y verás. -respondió Broly con cierto toque de intriga y malicia en su voz, lo que hizo estremecer de la inquietud al Son.

-Etapa número 5 y última, Vestimenta, con Turles.

-Serás el príncipe más sexy que cautivará todas las miradas.

-Eh… no entiendo, ¿se supone que eso se aprende? -dijo Kakaroto con una gota de sudor en su frente.

-Y yo…-dijo determinante. -…estaré a cargo de todo, nosotros seremos los responsables de tu progreso, y si te atreves a desobedecer a una regla o a escaparte, te aplastaré. -dijo con una voz tenebrosa y su rostro cubierto por la oscuridad de su malicia, sabia que estaría dispuesta a todo con tal de disciplinar a su maleducado hijo, aun si eso requeria golpearlo hasta quebrarle varias costillas. Tenian una semana para convertir a Kakaroto en alguien de la realeza, nada puede salir mal.


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