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El secreto del pueblo. por PlaybooksmadKILLMEplis

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Notas del capitulo:

Gracias por leer y disculpen alguna mala ortografía.

-Informamos, que hoy, sábado nueve de marzo, se puede retirar el cuerpo del Sr. Jorge Pérez, al que todos conocían en el pueblo Mar, como; el guardabosque. El único inconveniente que hubo fue el hecho de que se dio la noticia de que el Sr. Jorge no tenía ningún familiar, así que por ende, los que se harán cargo de su funeral será la Iglesia del pueblo. Así que si quieren darle una despedida, será el día de mañana, a las nueve y media de la mañana hasta las doce de la noche, que se mantendrá las puertas de la Iglesia abiertas para todo el público.

-¿Vamos a ir?

Hablo Dante sentado en el sillón del frente, doblando su cabeza hacia su derecha, mirando de reojo y preguntándole rápidamente al escuchar la noticia a nuestra madre que término su manuscrito esa misma tarde, quien lo miro con ojeras y sus lentes arriba de su desarreglado cabello.

-Mmm, no sé si ustedes son capaces de ir.

-¿Y porque no seriamos capaces?

-Pues porque fuimos nosotros quien lo encontramos muerto, idiota.

Un topetazo le dio Lorenzo con su mano a la parte de trasera de la cabeza de Dante que se sobo de inmediato como se quejaba rápidamente.

-Oye.

-Idiota.

-Ya paren.

Nuestro padre ni los miro mientras seguía revisando algunos papeles cuando les dijo eso.

-La chica del lago, así nombran al encontrado recientemente cuerpo femenino con miembro masculino  que se hayo en el lago del pueblo Piedras grises. Cortes punzantes, hematomas en muslos, glúteos, indicios de violación, cortes en sus genitales, y amputación de ambos ojos fueron los antecedentes que se dio la autopsia…

-Oh, vaya, que horrible.

Realmente se vio espantada mi madre, grandes ojos y tapando su boca, y los demás olvidaron lo que hacían y se enfocaron en la televisión. Nunca se había visto un crimen de esa magnitud, si bien es cierto que lo que ocurrió con el guardabosque tenga a la mayoría de los que viven aquí alertados, eso no era nada con lo que escuchamos en la televisión, tanta crueldad en un cuerpo. Mostraron la foto de la víctima, era una hermosa mujer, pálida, cabello  café denso, ojos cafés muy claros, tenía un rostro de niña pero mirada de…. Mujer, creo.

-Es ella, a la que vimos el año pasado.

Mire a Lorenzo que miro a Dante de inmediato cuando dijo eso, luego mire hacia al frente, mi madre, quien se sacó los lentes de arriba, dejo las hojas hacia un lado y junto sus manos mirando fijamente la nuca de mi tonto hermano mayor.

-¿A si?

-Sí, los chicos y yo fuimos a verla. Había un rumor de una hermosa chica nadando en el lago y…

Paro de hablar de repente al mirar a nuestra madre que le oscureció su mirada.

-Sigue, quiero saber cuándo fue que el día que fuiste y yo no te di permiso.

-Te echaste al agua solo, que chistoso.

Casi me reí con Lorenzo también cuando escuchamos a Dante hablar tranquilamente de aquella noche que nos dijo que iba al otro pueblo que nos tiene estrictamente prohibido ir a visitarlo, aunque a veces es inevitable pasar por ahí, ya que de ahí se puede salir de la zona.

Ambos pueblos están unidos por un puente, el problema es que el pueblo Piedras Grises es un pueblo de temer, ahí están alcohólicos, violadores, prostitutas, todo lo malo está ahí en ese pequeño pueblo casi oxidado. Una vez pasamos por ahí, y fue para salir de la región, nos pararon unos policías que se notaba que algunos estaban ebrios, fueron muy toscos y casi pidieron que mis padres bajaran del auto solo para revisarlos sin motivo alguno, por suerte mi madre es una mujer demandante así que se puso firme contra ellos, y nos dejaron ir, pero tuve esa sensación, de mala vibra en sus opacos ojos, casi lastimosos.

-Fue… bueno…

-¿Cuándo? Sabes que ese pueblo esta maldito. Es un pueblo de…. Bueno… de…

-¿Mierda, cielo?

Sutil, y educadamente dijo mi padre volviendo su vista a las hojas que le hacían encovarse más por estar sentando en el sillón y las hojas en la baja mesa de cristal.

-Sí, cariño. Eso. Es malo, todos lo saben, y te pregunto: ¿Por qué haces lo contrario?

-No hice nada malo…

Se enderezo y puso ese gesto que detesto y que la mayoría de los hombres de mi edad ocupan, o son en verdad así; la mirada de perrito, Dios, es estúpido.

-Nos desobedeciste. Jamás te hubiéramos dado permiso de ir ahí, es horrible. ¿Y cómo es eso de que conoces a la chica?

-A eso fuimos. A verla, solo que siempre tenía calzones cuando salía de vez en cuando exhibiéndose, ahora entiendo porque, tenía pene la pu…

-Atrévete a decir lo que querías decir y te juro que no veras  a tus amigos lo que resta del año, ni tu celular, ni computadora, ni televisor, ¿entiendes? Y ahora no quiero explicación, me dejaste en claro que en cualquier momento te puedes ir quizás a donde.

-No, no es así. Yo te mentí, fue cuando te pedí ir a donde Ignacio y bueno…

-Oh, Dios, Dante, ¿Por qué? ¿Y se te hubiese pasado algo malo?

-No paso, si nos encontramos unos tipos raros, pero nada paso, lo prometo.

-Me acabas de sorprender, y decepcionar, permiso, iré a descansar.

-Mamá, no, espera.

-Uy, eso sí que dolió.

A pesar de que soy el blanco de burla de Lorenzo, eso no implica que Dante no pueda hacerlo tampoco, es alguien que solo le gusta burlarse de los demás, suponiendo yo, que cree que él es perfecto.

-¡Mamá, por favor, solo fue una vez!

-Ay, Dios.

Tras suspirar y decir eso mi padre subió a meterse en esa discusión que nadie lo invito.

-¡Estas castigado lo que resta del mes!

-¡¿Por algo que paso hace un año?!

-¡Nos mentiste!

-UGh, iré a dormir, adiós.

Al final me quede solo viendo el televisor con mi cabeza doblada hacia la izquierda, con la imagen del lago redondo del pueblo Piedra Grises llena de hojas, mientras escuchaba que los tonos de los tres subían más el volumen, lo cual tuve que enderezar mi cabeza y ponerme mis audífonos y mirar mi cuaderno con mi mente en blanco que luego lo ocupe con una preocupación estúpida. Estaba pensando, desde anoche que mi acosador tal vez sea alguien de al frente, jamás los he visto desde los once años que fue la primera y última vez que lo vi, que fue un día de verano, estaba jugando solo ya que Claudio se había ido acampar con sus padres y mis hermanos me aislaron yéndose juntos al parque, mis padres estaban ocupados ordenando la compra que hicieron en la mañana y yo solo jugando con el balón de Dante que me tenía prohibido tocar, pero de igual forma lo tome porque nada más me entretenía que ese balón color mostaza, lo pateaba, lo alzaba, y me quedaba con la cabeza alzada, con los ojos cerrados sintiendo el sol, y cada vez que los habría para ‘’ver’’ el sol, los cerraba de inmediato, y así inicie un juego tonto de cuánto duraría en mirarlo sin cerrarlos, hasta que me aburrí, pero fueron tantos  los intentos que mis ojos estaban casi ciego y no vi bien donde patee el balón, cuando me di cuenta, me quise orinar ahí mismo, ya que estaba seguro que en cualquier momento llegaría mis hermanos y Dante me haría una ‘’llave’’ que en verdad consistía en lanzarse encima mío y dejar que todo su peso hiciera su inercia, así que corrí hacia al frente, no pensé que ocurriese algo malo, nunca vi a alguien salir de ahí, y supuse a esa edad que nadie vivía ahí, hasta que toque el pasto, me agache y tome el balón para luego enderezarme y ver un tipo todo sucio salir de golpe de esa casa, corriendo hacia a mí y tomando mis hombros para zamarrearme.

-¡Lárgate, vete de aquí!

Fue lo que me dijo y seria lo único porque mis padres salieron de golpe a separarme de él, mi padre como loco lo empujo y me madre me entro revisándome y preguntándome si me había hecho algo y yo mudo negaba todo el tiempo, y desde entonces me imagine una línea negra, con un vidrio grueso que me impedía entrar ahí, fue como un mecanismo de defensa estúpido que tuve para hacerme a la idea de nunca cruzar la calle para ir a esa casa. Entonces, ese es mi dilema ahora, como llegar al otro lado sin asustarme por ningún motivo alguno, tocar su timbre y preguntarle si mi acosador vive ahí, ya que sería lo lógico por las fotos, a pesar de que no lo vi entrar a esa casa en las dos veces que lo vi debajo de mi ventana, no significa que quizás se haya dado la vuelta esperando a que no lo viese para entrar, tenía que superar esa miedo a esa persona, o personas, si es que mi acosador vive ahí. Tenía que hacerlo rápido.

-Iremos al funeral mañana, ¿quieres ir, Andrés?

Vi a mi padre que se puso a mi lado tan rápido que ni tuve tiempo de sacarme el audífono y responderle que solo asentí, sería extraño, ya que quizás nos mirarían por los chismes de que nosotros lo encontramos, solo espero que nadie haga preguntas estúpidas y que sea el menor tiempo posible.

-Estoy castigado lo que resta del mes.

-Eres un imbécil en decirlo.

-Se me había olvidado por completo.

-Fue chistoso ver tu cara afligida.

-Cállate.

Escuche su conversación al pasar de largo de la habitación de Lorenzo después de salir del baño, que recibió un empujón tan sutil que se cayó suavemente al suelo por parte de Dante, que también recibió un bienvenido empujón, por lo que escuche.

-¡Ya basta los dos, vayan a dormir!

Cuando mamá, gritaba, en vez de ir a verlos y hablarle de manera más tranquila, era por el hecho de que aún seguía enojada, no es como mi padre y yo, nos enojamos y a los quince o veinte minutos, se nos pasa, es una molestia en verdad.

-¿Andrés? Cariño, ¿tienes tu traje que te compramos para la boda de tu primo?

Mi madre entro como si nada, se me olvido poner el pestillo. Vi como abría mi armario y veía mi ropa y me miraba a mí.

-Ordena tu armario por favor, y cuando te bañes mañana, hazlo corto, ¿entiendes?

-Sí.

-Bien, parece que tu traje está en la habitación de al fondo, iré a ver, por mientras arregla tus zapatillas. Y no quiero ver que lleves tus audífonos, si te sientes incomodo, solo dilo, ¿está bien?

-Sí.

Cuando vi que por fin se iba, y que camine tras ella para cerrar la puerta lo más rápido posible, se dio vuelta mirándome fijamente, ¿ahora qué?

-¿Estás seguro que quieres ir? Entendería que no, si quieres puedes quedarte, verlo quizás te traería malos recuerdos.

-No, iré, iré, estoy bien.

-Oy, si fuera por mí no irían, pero si quieren… que se le puede hacer, arregla tus zapatillas, el limpiador de zapatos lo tiene tu padre en el armario, en el último cajón.

Suspire suponiendo que tenía que hacerlo ahora, ir a buscar ese limpiador y limpiar los zapatos ya que estaba seguro que ella entraría a ver si lo hice, y si no lo,  hago todos, pero literalmente todos me pedirán que lo haga de inmediato, son tan ansiosos, quieren todo rápido.

-¡¿Dónde está la corbata?!

-¡Te lo deje en tu mueble de noche, Lorenzo!

-¡No esta mamá, lo podría ver y no está, búscamelo!

-¡No me hablas en ese tono! ¡Apuesto que si lo busco lo encuentro!

-¡Que no está!

No sé quién de los dos gritaba más fuerte, mi madre o Lorenzo a las ocho de la mañana, un maldito domingo, un día antes de entrar de nuevo a clases, tenía que ser una broma.

-Dios, que fastidio.

Me mire en el espejo alargado del armario tratando de ordenar la corbata negra, mire adentro del armario con un orden desastroso que hice ayer en la noche, y entre la ropa que se cayó de los colgadores vi el regalo que me dejo a noche cuando era hora de dormir, no era un comic, una nota con frases, pintura, libreta, sino que era una película, la de ‘’Constantine’’, con una nota pegada que decía: ‘’Vela a las once y media de la noche, a esa hora la veré yo y ambos estaremos viendo la misma, como si estuviésemos juntos, Atte. Tu acosador. ’’ Fue cursi leer eso, no la vi, no tengo televisor en mi habitación, y a esa hora todos estaban durmiendo, y si me hubiese puesto a sentarme en el sillón, en la sala viendo a esa hora me regañarían y sería extraño mi comportamiento, me dio cosa de solo pensar que lo otro pensaba que lo estaba haciendo, sentí… no sé, pena, o vergüenza ajena que crea que esas cosas, pero si o si lo vería hoy, sentía que tenía como un compromiso, tenía que verla.

-¡QUE NO SE DONDE ESTA LA CORBATA!

El golpe retumbo mi pared por el golpe de Lorenzo que golpeo la pared de afuera de mi habitación cuando escuche sus pisadas que hacían temblar el piso, al igual que tembló al igual que mi corazón al escucharlo, detesto que se ponga así.

-Inhala, y exhala, mira, escucha, siente, hay calma donde hubo rabia….

Lo abre repetido quizás diez veces, me lo enseño ese psicólogo, de cuando era niño, que ni si quiera me acuerdo porque me llevaron con él, aunque supongo algo, pero en verdad no quiero recordarlo, ya que lo único útil fue enseñarme este frases cuando me ponía muy ansioso o nervioso, y esos momentos eran cuando tenía que hablar con muchas personas, cuando fallo en algo tan básico, o cuando alguien se pone violento en mi entorno, le he practicado quizás ocho veces en lo largo de mi vida, lo cual es buena señal, solo que no me gusta usar este básico método para calmarme, aunque es lo único útil ahora.

Luego del grito de Lorenzo que conllevo un silencio incomodo lo que resto del proceso para entrar al auto, llegamos a la iglesia donde nos estacionamos de los últimos.

-Entren en silencio.

Era algo obvio, pero de igual forma mi padre lo dijo.

-Andrés.

Se me apego de inmediato Claudio cuando apenas entre a la inmensa iglesia, con diversos tipos de personas que formaban pequeños grupos hablando, o rezando.

-Hola.

-Oye, siéntate conmigo.

-¿Dónde te sentaras?

-Al frente, mi madre ya agarro un puesto, como si fuera un cine o algo así.

Fue raro verlo reír, más en un funeral, pero en cierto modo igual fue chistosa la comparación.

-¿Y porque?

-Es que… -Se me acerco y yo igual suponiendo que me iba a contar un secreto mientras seguíamos caminando hacia al frente, donde estaba unos monaguillos arreglando esas cosas para el cura que iba a dar el sermón.- mi madre es morbosa, quería ver el cadáver del señor Jorge, mis padres casi discuten aquí por eso, que vergüenza, discutir en público.

¿Enserio? Sus padres discuten en su lugar de trabajo, en las reuniones de padres, incluso los vi discutiendo cuando un Claudio de doce se cayó de la bicicleta y ninguno se le acerco, a excepción de mis padres.

-Claro.

Pero no iba a decirle eso, no es de mi incumbencia.

-Ya vayan a sus lugares, el padre Osvaldo ya se instaló.

Llego susurrando la flacucha madre de Claudio, con el mismo cabello enredoso pero pelirrojo y corto, y vi a su padre ya sentado, serio con sus lentes de marcos gruesos que aunque los tenía sus ojos igual se arrugaban como forzando la vista.

-¿Y te sentaras conmigo?

-Sabes que no, mis padres me estarán buscando.

-Oh, bien, entonces después podríamos irnos a librería a comprar unos lápices y papeles, mi madre quiere que los compre yo para los envoltorio de las rosas.

-Claro, nos juntamos afuera.

-Hecho. Adiós.

Solo asentí, lo vería después así que para que despedirse.

El velorio lo sentí muy frívolo, no por el padre Osvaldo, sino por los demás, nadie lloraba, nadie se paró de inmediato para decir unas palabras, sino que se miraron entre ellos y al final salió un policía, el padre de Carlos a hablar, y luego vi como todos se pararon de inmediato para ver el cadáver. Estaría todo el día y toda la noche para aquellos que no alcanzaron a despedirse y mañana procederían la inhumación del cadáver, mis padres decidieron no ir a eso, y mis hermanos no les interesaba del todo, y mucho menos a mí que ni me acerque al cajón cuando ya todos se estaban yendo.

-Oye, te estuve esperando afuera, vamos.

Cuando Claudio me tomo de la manga ahí recién me di cuenta del acuerdo que teníamos y fuimos a la librería a comprar esos materiales que se volvieron los materiales de toda la tienda, tuvo que llamar a su padre para que nos fuera a buscar por la gran cantidad de cosas que compro, y se disculpó diciendo que se le había olvidado las otras ‘’cositas’’ y luego me dejaron a mi casa, no vi el auto de mi madre aparcado así que supuse que no estaba, mi padre había dicho que iría a juntarse con un amigo suyo de la universidad para arreglar unos ramos que coincidían con sus alumnos, y mis hermanos seguramente deben de estar durmiendo después de estar cansados del aburrimiento más por el hecho de que aún seguimos castigados, así que en resumen; estaba solo. Este era el momento, de ir a esa casa. Solo que no sabía cómo quitarme la barrera imaginaria que me cree, solo tenía que cruzarla, quizás ese tipo cambio, o se fue, o esté muerto, aunque sería imposible ya que nadie ha salido de ahí de hace años, ni si quiere he visto que salga de noche, aunque quizás salgan cuando yo no miro su casa, o cuando este en clases, quizás sea eso. Me tuve que repetir tantas veces esas cosas mientras me acercaba de a poco y alzaba la mano a punto de tocar su puerta, que se abrió antes de que tocase, y por alguna estúpida razón aguante la respiración mientras visualizaba lo que veía; una mujer, desarreglada, parecía muy vieja, y derrotada, piel seca, y algunos puntos rojos en sus rostro, como rasguño, tenía una bata rosada con manchas cafés, y sus dientes amarillos, que se abrieron de a poco.

-¿Qué quieres?

Su voz era afilada, aguda y rasposa.

-Este… -Creo que me concentre tanto en querer cruzar ahí que no me di tiempo de pensar que decir realmente.-Pues… quisiera saber, si alguien vive con usted, para… invitarlos a mi casa a cenar, ya que nunca los he visto afuera, así que no sabía si ustedes en verdad no se sentían bienvenidos…

-Sí, sí, si nos sentimos bienvenidos, no necesitamos nada, estamos bien como estamos.

-Eh, claro, claro…. Pero… ¿Solo usted y alguien más vive…?

-Solo yo y mi esposo.

-Ah, bien, bien, pero ¿no tienen sobrinos o….?

-¡¿Eres estúpido?! ¡Te dije que solo yo y mi maldito esposo, lárgate de aquí, largo!

Su cuerpo entero salió de la puerta y vi por completo su cuerpo, tenía la bata desarreglada, por lo tanto vi que estaba con calzoncillos, con una mancha al frente, una playera azul, que le quedaba muy pequeña, como de un niño, calcetines blancos y se notó unos pinchazos esparcido por todas sus piernas, ¿Qué mierda le paso?

-¡Largo, largo de aquí!

-Está bien, me iré, me iré.

Iba a darme la vuelta cuando me tomo con sus huesudos dedos con olor a pescado mi hombro derecho y me dio la vuelta para tomar mis dos hombros, así logrando ver con más claridad su rostro demacrado, con unos ojos azules tan hermosos, pero tan vacíos que me dio hasta… ¿pena? Quizás era eso.

-Vete…-Su voz, ya no era como de rabia sino como de una persona a punto de llorar, se acercó más, a mi oído derecho y pude sentir ligeros temblores en sus manos.-Vete… aléjate de aquí.

Se alejó de mí lentamente, de soslayo pude ver como subía las comisuras de sus labios, demostrándome una sonrisa que definiría de loca.

-¿Andrés?

Me soltó y yo quede ahí con la interrogante de porque me habría dicho eso.

-Andrés, cariño.

Mi madre se puso a mi lado y miro al lugar donde ingreso esa mujer.

-Solo, quería… saber si alguien más vivía ahí.

-¿Por qué?

-Pues… pensé en decirles sobre el señor Jorge, que la iglesia estaba abierta y pues… eso.

-Andrés… Dios, hijo, entra, entra rápido.

Sentí cierta curiosidad por esa mujer mientras más me alejaba mi madre de esa puerta, quería saber quién era, quien más vivía ahí, quizás ellos son mis acosadores, ya que de donde más podría salir esa foto mía de la habitación desde arriba, pero no sabía cómo ingresar ahí, quizás habrá más personas que yo no sepa.

-No puedes hablar con ella de nuevo.

-¿Qué?

Me sorprendió mucho esa prohibición cuando me senté, apoye mis brazos en la isla de la cocina y mi madre me dio un pocillo con cereal y yogurt mientras ella se sentaba frente de mí.

-No puedes, ella es drogadicta con su esposo y no es bueno que te acerques, son muy violentos.

-¿Y porque nunca me advertiste de eso?

-Porque jamás se me paso por la cabeza que te iba dar por hablar con ellos, la pregunta aquí es porque te dio de la nada ser sociable, pero ¿sabes?-Me pregunto y me miro con su frente arrugada.-No estoy de humor como para saber, me iré a dormir.

-¿A dónde fuiste?

-Fui a dejar mi escritura personalmente a la editorial, tal vez salga toda la semana para modificar algunas cosas, pero seguiré vigilándolos a los tres, y prepara tus cosas para mañana. Ah y antes de que se me olvide, dividí el dinero para los tres de lo que podrán gastar en la semana para su almuerzo y sus colaciones, toma lo tuya, está en mesa. Adiós.

-Adiós.

Las cosas para mañana, no quería, pero no había de otra. Ordene mi mochila, con lo que me tocaría mañana que sería inglés, psicología y filosofía que se dividía,  biología, educación física, y matemáticas, tuve que hacer otro bolso por lo educación física, era estúpido eso, podríamos hacerlo con el uniforme sin problemas, incluso las chicas que la mayoría de ellas llevan un tipo de short abajo que muchas presumen a los que quieren subirles las faldas para ver lo que hay abajo como unos pervertidos desesperados y guarde el dinero.

-Iré abajo a ver una película.

-Está bien.

Fui a decirle a mi madre que ni me miro cuando le dije eso desde su cama, los chicos salieron solo una vez para cenar y encerrase de nuevo, y mi padre iba llegar tarde, así que era el momento adecuado, me puse en el sillón, puse la película, la reproduje y a los minutos que comenzaba la puerta sonó con un golpecito, la pared y fui a ver lo que era el último regalo por este fin de semana, mire de inmediato la calle, al frente, y no vi ningún movimiento, como si el regalo hubiese caído del cielo. Era una caja roja con otra nota; ’’ No viste la película ayer, lo sé, solo espero que lo veas hoy, me sentí muy mal al saber que la vi solo, espero que lo hagas a la misma hora, y espero que este regalo te guste, PD: Usa unos de los anillos que te he regalado, por lo menos el ultimo, quiero verte usándolo. Atte. Tu acosador’’. Tenía que hacer lo de la película, por suerte era la misma hora que quiso que la viera ayer así que de inmediato la reproduje de nuevo mientras vi unas fotos de mí en mi habitación y otra que no me agrado del todo, que fue una foto de mis hermanos y mi padre cuando estaban sentando en el sillón viendo el televisor ayer por la ventana que hay atrás del asiento donde estaba mi  padre, vi bien el angulo, y si o si era el de al frente, no había otra explicación. Vi el regalo y era unos lápices pasteles, me gusta esos lápices, principalmente el color mostaza, el rojo y el azul, quería dibujar ahí mismo pero primero me centre en la película que al terminar fui corriendo a mi habitación. Las fotos las rompí y las bote en mi pequeño basurero al lado del buro, y la caja la puse dentro del armario que ya estaba que no se cerraba las puertas por las cajas, las tenía que botar en algún momento.

Los trazos, que unía uno con otro creando un pueblo distorsionado me despejaba la mente mi curiosidad por el acosador y lo que había al frente, mire la ventana y no vi ningún movimiento de cortina, ni luces, nada, era como una casa abandona.

-Ven amiguito, amiguito, amiguito, ven, ven aquí.

Escuche la voz de una niña llamando a un gato que estaba en los arbustos de la casa de al lado de la que no había vida, lo tomo y se adentró con su gato escurridizo. Amiguito, ¿Qué habrá sido esa imagen? Un pasillo con paredes celestes muy claros, con franjas amarillas a cada lado con la misma claridad, una puerta café a mi lado derecho, entre abierta, que con una pequeña mano, que es la mía, empuja para dar espacio a un lugar blanco dónde provenía esas voces de niños, ambos eran niños, pero no puedo acordarme lo que hay detrás de esa puerta, he tratado durante la noche recordarla, incluso la dibuje, para no olvidarme, incluso me acuerdo que al frente había un ventanal alargada con un patio verde atrás con un resbalin con columpio, era como una casa, me acuerdo perfectamente eso, pero ¿Por qué no lo que hay detrás de esa puerta? Mierda, no sabía si era recuerdo, sueño, imaginación o recuerdo de otra persona que me lo tome como mío, no sé, me estrese y deje el dibujo a media como la imagen incrustada en mi mente.

-¡Van a llegar tarde, levántense!

Logre dormir solo cinco horas, a las seis ya tenía mis ojos despegados por mi falta de sueño, no había más ganas de dormir sino más ganas de seguir dibujando un pasillo inexistente, preguntándome como hare para averiguar quien es mi acosador y quienes son los de al frente, no puede ser difícil todo eso.

-Me iré solo.

Estaba por pasar de largo donde estaban mis hermanos tomando su desayuno pero…

-Nadie te pregunto.

-Camina rápido, eres demasiado lento, o sino Dante y yo te alcanzaremos como la semana pasada.

-Sí, si de lo hare.

No podía salvarme, ni si quiera un día de sus críticas o burlas.

-¿Por qué siempre te enredas con las palabras?

-Porque es un perezoso, Dante, incluso para hablar, por eso no modula, así nunca te entenderán, ¿Cómo lo haces con tus disertaciones?

-Adiós.

Y así inicie el maravillo lunes.

Vi el bosque al salir del vecindario, el  campo que me alejaba de esos árboles se volvían pequeños por mis ganas de adentrarme, que con el castigo de no salir durante este semana que era la última incremento, ahora el bosque era libre, podía introducirme sin problemas, solo que se me sentiría incomodo ahí adentro sabiendo que en ese bosque rondaba el señor Jorge como si fuera su casa.

-Aquí tienes el vuelto joven.

-Gracias, señor.

Mire la boleta, más las monedas, que eran lo que me tenía que devolver y al momento de guardar mis cosas mientras caminaba choque con algo blando y suave.

-Uy.

-Ten cuidado niño, córrete.

-Señora Murt, por favor, es un solo chico.

Pude escuchar la clara voz del señor del minimarket desde atrás que me pareció sorprendido, y yo, pues estaba molesto. Bien que la señora sea algo gorda, pero no tanto, tiene un espacio para pasar a mi lado enorme, nada le estorba, nadie arruinara ese abrigo rosado, ni su cabello crespo, ni su gordeta cara rojiza, con grandes ojos mirándome como impaciente, ¡ella impaciente si puede pasar mi lado!

-¿Y bien? niño, ten algo de educación con la gente adulta.

Ni que fuera tan vieja.

-Disculpe.

Fue lo único que dije y le di el paso a una señora que sonrió como si hubiese logrado una medalla de la vieja más estúpida.

-Hijos de los Fernández tenía que ser, los vi ayer todos muy desarreglado, mírele, mírele el ojo, lo tiene morado. 

-Señora Murt…

-¿Qué quiso decir con eso?

No podía creer lo que escuche, tanto que cuando me di la vuelta y la mire incrédulo, aun no lo podía creer.

-Ah, más encima se altera.

-Le vuelvo a repetir, ¿Qué tiene que ver que sea hijo de mis padres? ¿Acaso los conoce?

-Somos conocido por la escuela…

-¿Y eso le da el derecho de hablar así de mis padres?

-Uy, niño grosero, lo digo por tus hermanos. Tu hermano Dante, le quito la colación de mi Bernardito en la primera semana de clases, pero ya deje mi reclamo, espero que ahora no se meta con mi hijo. Y tu otro hermano, un engreído que hizo que mi sobrino Miguel lo excluyeran del grupo de amigos por culpa de ese chico, malos chicos son, así que no me sorprende que también lo seas.

Oh, vieja loca, ese quería decirle, pero me mordí la lengua al ver el reloj sobre la cabeza del señor del minimarket que me miraba como si quisiera que acabara ya, y lo tuve que hacer al suspirar he irme, de todos modos mi enojo duraría menos que esa vieja reclamando por cualquier cosa.

No sabía lo que habían hecho mis hermanos en la semana pasada, si había escuchado por Lorenzo un problema con ese tal Miguel, pero que Dante robase la colación no lo podía creer, será idiota a veces, dejado llevar por las ideas de los demás, pero no significaba que era malo con otros, de hecho hasta estoy seguro que ni si quiera sabe la existencia de Bernardo. Solo espero que mi madre no se enoje más de lo que ya está con Dante cuando la llamen.

-Hola.

De todos los chicos sentados en la escalera viendo celular, o hablando Claudio era el más sonriente y eso que estaba solo

-Hola.

Correspondí su saludo diciéndole lo mismo y pasando de largo mientras él se levantaba.

-Que ánimo.

Sí, es que una vieja loca me cruzo en el camino.

-Tuve un mal despertar, solo eso, ¿Cómo estás?

-Bien, bien cansado. Odio los lunes.

-Eso es muy cliché. Ya va tiempo que cambies los días que odias.

-Lo sé, pero es cierto, ¿acaso sigues sin odiar los lunes?

-Claro que no, ahora odio los miércoles por química, matemática y física, y odio los jueves por poner educación física a la primera hora, ¿Por qué a la primera hora?

-Porque dicen que nos despierta más la mente, pero en verdad, el jueves pasado solo sentí que un sueño se me cayó encima después de esa clase.

-Yo tendré sueño todos los miércoles con esas asignaturas.

-Tienes que superar esa tranca con los números, química no esta tan difícil.

-Si claro, el problema no es química en sí, sino el profesor, bien simpático será, pero es horrible como persona, ¿o es que no recuerdas aquella vez que hizo llorar a Isabela?

-Oh si, fue horrible de ver, a la bella Isabela, por poco creí era un ser sin corazón hasta que se compadeció de ella. Pero aparte de eso, es buena onda y explica bien.

-Neh, odio los números y punto, no me servirán de nada.

-Y yo lenguaje.

-Lo más fácil del mundo.

-Lo mismo podría decir de matemáticas, física…

-¿Sabes qué? Nunca llegaremos a un acuerdo…

-Pero es cierto…

-Ay no.

No quería seguir hablando de los números, de algo que tengo una tranca desde que me acuerdo de ciertas cosas. Detesto matemáticas, la peor de todas, física y luego química en ese orden, y si alguien me empieza hablar de eso, como si fuera lo más fácil del mundo, enserio me dan ganas de golpear a esa persona, pero no podía hacerle eso a Claudio, que no importaba cuanto intentaba en motivarme a estudiar esas materias que no valdrían la pena cuando saliera de la escuela. A pesar de no saber lo que quiero estudiar, sé que no será relacionado en nada de eso.

-¿Te acompaño arriba?

Ya estábamos adentro de la escuela para subir al segundo piso a donde esta nuestro salón.

-No, solo veré si arreglaron el casillero…

-¡Fernández!

-Ay, Dios,-Se sobresaltó mi asustadizo sin remedio amigo, quien puso su mano en su corazón y ponía cara de a ver escuchado lo peor cuando en verdad el grito provenía del blando director.-tengo que dejar de asustarme por cosas como estas.

- Justo a quien estaba buscando.

Dijo sonriendo el directo quien juntaba sus manos y las sobaba como esos monos animados malvados sin notar al alumno que casi le causo un infarto.

-Está fresco el día.

Creo que Claudio quiso disimular su susto sin sentido diciendo eso fuera de lugar.

-Sí, dice que mañana también…

-Disculpen… este…-Me señale, y lo seguí mirando hasta que vi sus pequeños ojos agrandase hasta lo que más podía en su redondo rostro, esto hombre en verdad es distraído.

-Cierto, cierto, disculpe, sí. Le cambiamos el casillero, y no solo a usted, hubo como tres de hecho… pero, usted… podría decirse que le toco…-Que vaya al grano. -¿El más lejos? Si, tal vez así se podría decir.

-¿Dónde me queda?

-Frente a la biblioteca.

-¿Qué? ¿Ese casillero?

-Sí, sé que no se ha ocupado en años, pero lo vimos y si sigue funcionando, también sé que esta solitario pero…

-Está bien, la acepto, ¿tiene la llave?

Si hubiese dicho que la sala de clases se cambiaba a ese pasillo, más que matemáticas o física serian asignaturas optativas, hubiese sonreído, pero solo lo mire fijamente para que me diera la llave he irme a lo que sería mi lugar sí o sí. Son muy pocos los afortunados de tener ese casillero, que está al frente de la biblioteca, un pasillo desolado, y un casillero alargado, solo para uno mismo, que maravilla suena eso.

-Que solitario, no habrá nadie, ¿quieres que le pregunte al director si puedo trasladar mi casillero aquí?

En cierto punto Claudio tenía razón cuando fuimos a donde estaba el casillero y no había nadie más que nosotros dos, yo guardando las cosas y el recargado en la pared mirándome raro.

-No lo hagas. No es por ser malo, pero tu casillero está en el segundo piso, al lado de nuestro salón, tienes el acceso más rápido, no seas tonto.

-Quieres estar solo ¿cierto?

-Y por eso eres mi único amigo.

-Que complejo eres.

-Yo diría…

-Sencillo, si claro.

-Lo soy, y deja de mirarme así.

-Es que no entiendo, complicas tu vida al aceptarlo, cuando tengas que buscar los libros o cuadernos cuando toquen el timbre tendrás que venir corriendo, o la opción sería que estuvieses el cuaderno de la asignatura que te toque después del recreo, y no se ve cómodo.

-Solo son segundos.

-Minutos, los vine contando desde que nos despedimos del director, tienes que doblar muchos pasillos donde cada vez hay menos gente.

-¿Y qué? Solo es un casillero, aparte igual viene personas a la biblioteca, la bibliotecaria, algunos estudiantes.

-No sé, es muy solitario, me asusto lo silencioso que es el lugar.

-Todo te asusta, no seas.

Ya ordene todo y tome mi cuaderno y libro de lo que me tocaría y fuimos arriba donde nos encontramos con algunos chicos que le pedían a Claudio que le sacaran unas fotos y se lo comprarían.

-¿Tus padres aún no saben qué haces negocios con tus fotos?

-Estás loco, me quitarían todo el dinero. Ellos quieren que estudie ingeniera, o algo por el estilo porque me va bien en los números, ya no sé cómo convencerles que no voy por ese camino.

-¿Eres tonto? Pues con esto, muéstrales el gran dinero que haces con simples fotos y se sorprenderán.

-Lo haría pero estoy seguro que dirán que ser fotógrafo no es un trabajo estable, y me quitaran el dinero, te insisto, me lo quitaran todo sin motivo alguno.

No sé si fue bueno casi reírme de su situación ya que en verdad sus padres son muy jodidos con él, y eso que es una buen chico, no se mete en problema, no es porque no es de su agrado sino porque le da miedo todo, aun así le exigen más de lo que el ya da.

-Oigan, este viernes es el cumpleaños de Fernando y se celebra en la casa de David, ¿quieren venir?

De la nada apareció Emilia frente nuestro puesto con su labio color marrón claro y sus grandes ojos cafés que parecían querer salir.

-Claro que iremos.

A veces deseo que Claudio deje de hablar por mí, pero se tanto como el que yo no hablare.

-Que bien, por cierto, eso no significa que no hare la fiesta del fin de mes para celebrar el regreso a clase.

-Ah, no sabía.

-Pero le dije a Andrés.

Ay no, no, no me metas, si no le dije fue porque me fue irrelevante, aparte no es mi compromiso de decirle.

-Ah, ya veo,-Me miro Claudio alzando sus gruesas cejas y yo solo lo mire sin hacer nada, no era mi responsabilidad decirle.-Pues gracias por la invitación.

-De nada, que les vaya bien, adiosito.

Vi luego como se fue con otro grupo hablarles de lo mismo y entro el profesor de inglés al momento en que Claudio agarro sus cosas y se fue hacia atrás con otro grupo de chicos a sentarse, y yo quede tipo si no sabía si era broma o no lo que estaba haciendo, aun no me acostumbro a sus dramas.

Por desgracia tuvimos que hacer grupo, que de inmediato, por costumbre mire a Claudio y el solo me hizo un gesto de mano como indicando que fuera, fue incomodo lo que resto de la clase ya que no me hablaba mirando lo cual note que los demás lo notaron, que vergüenza.

-Oye, Claudio.

Lo llame entre la multitud que bien inteligente salieron al mismo tiempo de la pequeña puerta del salón hasta que David se le ocurrió abrir la otra para que pasáramos todos como gente normal.

-Gracias, casi me ahogo.

Escuche a uno decirle a David que solo rio y se fue con el grupo y tras esto perdí de vista a Claudio.

-Debe ser una broma.

Mire a donde bajaron todos y cuando me di la vuelta para entrar al salón y sacar mi colación un torso me lo impidió.

-Disculpa.

-¿Por ser imbécil o ciego?

¿Qué le pasa? Pensé al mirar al chico que jamás en mi vida lo había visto y me dijo eso con una voz tan gruesa que creí que era un profesor.

-¿Qué?

-Optare por imbécil, así que por lo que veo no te preguntare donde está la sala de tercero medio B porque no entiendes nada, ¿o sí?

Iba a responderle que se jodiera hasta que llego el profesor de artes Guillermo sonriendo mirando al chico.

-Aquí estas Marco. Hola Andrés, veo que conociste al nuevo chico, Marco, Andrés, Andrés te presento a Marco, estarán en el mismo salón. Pero la profesora Roldan está ocupada ahora como para guiarte, así que Andrés ayuda al nuevo por favor, tengo cositas que hacer. Gracias.

Claro, deja al estorbo conmigo que no tengo nada que hacer, aunque es literal, pero si hubiese querido hacer algo no le hubiese importado.

-No necesito guía, solo saber si este es el salón.

-Sí.

-Que bien.

Y se fue, sin decir gracias o adiós, o una explicación de lo que fue anteriormente.

Se veía como el típico chico rudo abusador, no tenía el aspecto como tal, como robusto o cara tosca, sino lo contrario, parecía un chico común pero su rostro que encontré atractivo tenía ese toque de maldad en sus cejas y sus ojos que para mi gusto fueron sarcásticamente verdosas.

Fui abajo y vi a Claudio reírse con los otros chicos, Bernardo, Carlos, Samuel, Matías, y Felipe que estaban en un rincón de la cerca riéndose. Me sentí mal al verlo de ese modo tan esquivo por algo tan estúpido. Pase la mitad del recreo mirándolo, no sabía si ir o no, los chicos son amigos de Claudio, no míos, y seria incomodo meterme en medio y saber que ninguno me hablara por su iniciativa propia, que no les nacería, es incómodo en verdad. Así paso el día entero, ignorándome y yo buscándolo para hablar, pero no se cedió, presentaron al nuevo chico, Marco Eckhart, se hizo algo de tarea sin importancia y siguió el día monótono. Al final fui solo a mi casillero a dejar mis libros, vi a la bibliotecaria entrar con un carrito con diccionario y logre escuchar unos niños de básica adentro cuando abrí mi casillero y encontré una carta celeste pegada a la puerta metálica del casillero, lo saque y sentí mi corazón latir con fuerza al ver el color rojizo de la letra: ‘’ ¿Te gusto esta sorpresa? Desde ahora podríamos hablar así, yo te dejo una carta al final del día contando como me sentí hoy viéndote y tu contándome tu día, ¿te parece? Yo solo quiero acercarme más a ti de alguna forma, y encontré este medio la mejor manera. Así que empezare que no pude verte en la mañana, estaba en otras cosas, que luego de verte entrar al salón fue como si todo mi entorno comenzó a ganar color, y de verdad, no bromeo, tú le das color a mi vida, aun con tu inexpresivo rostro, me llenas de dicha de solo saber que alguien como tu existe en este mundo, aunque me fascinaría ver que otro gesto, pero veo que no es de tu agrado. Pero en lo que iba, me sentí triste al final, ¿sabes porque? Por el idiota de tu amigo ese, vi como en todo el día te aisló sin motivo alguno, eres tan bueno con el aguantándolo, aun no entiendo cómo es que sigues siendo su amigo, hay más personas  y lo sabes, existo yo, aunque prefiero que te mantengas al margen de mí, es lo mejor, pero no es lo mejor que tu no hayas usado unos de los anillos, quizás los primeros hayan sido como un toque femenino y fue mi error tratarte como tal, pero en verdad no sabía que enviarte, aun así me gustaría ver que portaras el ultimo anillo que te envié, ese de la luna, por favor, hazlo, ¿y que te parecía la película de ayer? ¿La habías visto antes? ¿Te gusto? A mi fascina esa. Pues bueno, eso sería todo, espero que no andes detrás de ese tipo rogando el cariño de amigos que él no merece, y trates de ver al tu alrededor, aunque sé que es difícil estando en la burbuja en que has vivido, como sea. Espero que me respondas. Atte. Tu acosador’’. Me tapo la boca aguantándome las ganas de reírme, este tipo está loco en verdad, no podía creerlo, esta oportunidad era perfecta para descubrir quién era, a pesar de que tenía la forma de escribir de él, que era casi cursiva pero firme, no me atrevía a arriesgarme a mirar los cuadernos de cada estudiante para saber si tenía la misma letra, pero esto, era grandioso ya que podía esperar, o poner un tipo de cámara para ver quién pone la carta y ya estaría listo, podría saber quién es y acabar con este estúpido misterio del acosador raro, sigue siendo raro para mí que me acosa de la nada, que me mande regalos del mi gustos y que no sea tan agresivo como debería ser un acosador.

No le voy a responder, no había porque, es extraño, es raro, ¿Por qué responderle a un acosador como si fuera lo más normal del mundo? No lo seria, a pesar de que si me apetecía, saber más de él, y averiguar de a poco quien es y porque el interés repentino en mí, eso no sería lo correcto, y tampoco voy a usar su anillo como si fuera… no sé, su tipo de novio que no lo soy, ni lo seré jamás. Nunca me he enamorado, si tuve un cierto atracción platónico por el chico del último año del año antepasado pero nunca sentí esa cosa que dice o escribe mi madre en sus novelas románticas, ese cosquilleo, esa cosa cálida en el pecho, ese necesidad de estar con esa persona todo el tiempo, yo nunca lo he sentido, y no sé si lo vaya a sentir, no se quien más es gay aquí, y no quiero divulgarlo, no por temor a lo que dirán, sino porque no me apetece gritarlo a los cuatro vientos, siento que es están privado la condición sexual que decirles a todos que soy gay solo para que me ‘’acepten’’ ya lo considero tedioso he innecesario, me bastaría la aprobación de mi familia y ya estaría satisfecho.

-¡Andrés, sube!

En la semana pasada les dije que no a los padres de Claudio, quería estar solo y como no estaba molesto con Claudio y con ganas de querer hablar les negué, pero este día fue la excepción, tendría que aguantarme las ganas de lanzarme de su auto.

-Gracias señora Pereyra.

-De nada pequeño, ¿Y cómo les fue? Le vine preguntando todo el camino a mi Claudito, pero no me dice nada, ¿Qué acaso tuvieron una tarea y les fue mal?

-No, no, es solo que es lunes, ya sabe, el primer día de clases.

La excusa típica de un adolescente que odia todo, solo que yo ya odio todo sin necesidad de ser adolescente.

-Ah, sí, es cansador, odio los lunes.

-Todos los días los odias, cariño.

-No empieces Rigoberto.

Y que comience el espectáculo de los títeres, así es como los llamo porque eso parece abriendo sus bocas exageradamente. Pero de igual forma aproveche el momento en que ambos estaban en su ambiente de enojo sin previo aviso para acercarme a un Claudio que miraba la ventana donde le pegaba el sol dejando paso un desfile de pecas en su pálida piel y quien mordía su labio grueso, eso hacia cuando quería hablarme pero su orgullo le impedía, tantos años viéndonos y ya sabía cada manía que tenía, pareciera que conozco más de él que de mí mismo.

-Oye, si no te dije lo de la fiesta fue porque no le encontré que era mi responsabilidad decirte. No te pongas así, sabes que me da vergüenza que tenga que yo hablarte cuando estás enojado, Claudio.

-¿Qué?

Si los padres de Claudio no estuviesen discutiendo, ellos nos mirarían raro al parecer esas parejas que se quieren reconciliar al momento en que Claudio me miro.

-No seas así, ya te di mi explicación, ¿Por qué sigues molesto?

-Me da  la sensación que quieres tenerme solo para ti, como amigo al no decirme eso, como si no quisiera que me relacionara con otros chicos. Y no quiero eso.

-¿Es enserio? Sabes que no soy así.

-Pero pareciera, nos invitaron a los dos, y si Emilia no me hubiese dicho eso hoy, nunca hubiera ido a la fiesta, y seamos honestos, cuando estoy contigo no salgo ni hablo con nadie más.

-Pero no eres el único al que no le he dicho que habría una fiesta, ella también me dijo que invitara a mis hermanos, y ninguno de los dos saben. Y si no hablas con alguien más cuando estás conmigo no es porque yo te obligo.

-¿Enserio? ¿Enserio no le has dicho a tus hermanos?

-Sí, oye, si solo te vas a poner así porque crees esa estupidez, entonces el que debería molestarse seria yo.

-Nunca duras enojado.

Se rio de mi comentario, como si lo que dije fuera un chiste, y en verdad casi lo fue.

-Lo sé.

Suspire resignado a nunca enojarme enserio mientras miraba al matrimonio Pereyra agitando sus cabezas y manos como locos.

-Está bien, creo que exagere.

-¿Crees?-Lo mire incrédulo de que haya sido capaz de decir eso.-Me ignoraste todo el día.

-Perdón.

El auto se movió como una oruga en zig-zag en corto tiempo y se enderezo luego.

-¡POR EL AMOR DE DIOS RIGOBERTO VE A DONDE VAS!

-¡Pero si estoy diciendo que me digas donde es la derecha!

-¡Te dije cuál era!

-¡Sabes que soy disléxico, mujer!

-¿Quieres ir a mi casa a comer lasaña? Mi padre la hizo ayer en la noche.

-Te olvidas de mi castigo.

Dije frunciendo el ceño y mirando a los padres de mi amigo, guardando mis manos en mi bolsillo y contiendo las ganas de lanzarme literalmente del auto.

-Verdad, ¿solo esta semana?

-Solo esta y seré libre para seguir viviendo en mi casa.

Otro movimiento brusco, quería vomitar.

-¡Nos vas a matar!

-¿Entonces no iras a la fiesta del viernes?

-Yo no quiero ir, tu solo dijiste que si por los dos.

-Es que quiero que este año tengas más actividad, que salgas, que tengas más amigos, nos queda solo este y el próximo año para estar juntos.

-Lo sé, y será increíble cuando todo termine y dejare de verlos

-¿Ya quieres separarte de mí? Ah no, déjame sacarte fotos por último y no olvidar del inexpresivo rostro de mi amigo, porque si dice que quieres dejar de vernos a todos pues algo me dice que cumplirás tu palabra. Sonríe.

Y todo volvió  a la normalidad cuando comenzó a sacarme foto y yo solo negaba con una pequeña, diminuta sonrisa en mi rostro al ver que la estupidez de mi amigo duro poco a pesar de la insistencia de querer sacarme fotos que no funciono ya que le tapaba la cámara y me puse mi mochila como escudo, a pesar de eso me puse tranquilo.

Pueda que lo que diga Claudio tenga razón, en el hecho de que cuando está conmigo el no habla con nadie más, y a donde voy yo va el, es algo de costumbre que de a poco se ha ido desvaneciendo ya que es lógico, somos unos adolescentes que donde en estas épocas se le entra la necesidad de socializar para tener un buen ambiente, cosa que no comparto mucho pero se es necesario hablar con otras personas o si no eres un raro al que tiene que ir al psicólogo, o eres un antipático, o amargado, o simplemente el rarito que quiere llamar la atención, y para evitar eso uno tiene que socializar con personas a la que uno no le da la gana ni de saludar.

-Emilia me dijo que va hacer una fiesta este fin de mes por el regreso a clases y estamos todos invitados.

Les dije sin introducción alguno cuando terminamos de tomar el té, y mis hermanos estaban a punto de irse.

-¿A ti te dijo eso?

No sé porque a Dante le cuesta similar más las cosas desde ahí arriba con su mano en la silla lo cual su intención era adentrarla a la mesa he irse y solo se quedó ahí mirándome como idiota en su redondo rostro y cabello raspado.

-Sí, fue el día en que fui a dejarla y me dijo que los tres y Claudio estamos invitados, también invito a Claudio y a mí la fiesta de Fernando el viernes pero… ya saben, estamos castigados.

-Mamá te dejara ir, es el último día, no será tan malo, ¿nos invitó a nosotros?

-No creo, no son del curso y tú eres futbolista y creo que no se llevan bien, ¿o sí?

-Tienes razón, no hay para que ir a esa fiesta estúpida del  payaso ese, tenemos el del fin de mes, ese será grande.

-Oh si, si es en la casa de Emilia….

-Adiós, de nada.

Les dije alzando levemente la mano pero no el brazo, mientras lo vi yéndose después de lo que les dije que tal vez no estaban invitados, que amigables son.

-¡Dante, Dante ven aquí ahora!

Casi bote mi té ante la abrupta entrada de mi madre toda deslavazada.

-¿Qué pasa mamá?

Bajo lentamente con un Lorenzo apoyado en el pasamano de madera con cara de aburrimiento.

-¿Cómo es eso de que le sacas la colación a un niño?

-Ah…

-¿’’Ah’’? ¿Eso es todo? O sea que es cierto, que le quitas la colación a un niño.

-No es un niño, va en el mismo curso que Andrés, solo en salones distinto….

-¡¿Por qué?! No tengo tiempo para esto, estoy trabajando en el nuevo libro, tu padre está ocupado con su trabajo en la universidad y tú te pones a robarles dulces a otros niños, ¿Qué te pasa? Es tu último año, ya madura.

-No es tan así, es solo…

-Entonces explícame…

-Eso te iba a….

-Rápido…

-¡Ya! Es que el empezó a chismear sobre que nosotros vimos el cadáver del guardabosques y que nosotros sabemos quién lo colgó, y entonces comenzaron a esparcirse rumores falsos de que nosotros lo colgamos.

-Ay Dios, Dante.

-Pero mamá…

-Son solo rumores, así se quedan, rumores, los detectives vinieron y descartaron a Andrés, y ustedes ni si quiera fueron nombrados, ¡porque no tienen nada que ver! No importa lo que digan los otros si la verdad es totalmente otra. Ahora, si vuelves a hacer esa estupidez, o lo molestas, te voy a castigar…

-¡¿Mas castigo?!

-¡Te voy a castigar, te juro que estarás castigado tres meses, no dos, tres, no me vuelvas a interrumpir! Y si, estas castigado este y el otro mes, y no te atrevas acercarte a él, y si lo haces, Andrés,-Me nombro golpeadamente y yo solo la mire suplicando que no me dejara un responsabilidad que no me correspondía.-él te vigilara, si el ve que lo molestas o hablas con Bernardo, el tercer mes va sí o sí.

-Sí que está enojada.

Tanto Dante como yo nos miramos unos segundos después de escuchar a Lorenzo decir eso siguiendo con la mirada a nuestra madre que subió, Dante y se acercó a zancadas hasta donde estaba yo que no entendía nada su actitud de chico malo conmigo.

-Ni te atrevas a seguirme, ¿entiendes? No necesito que un niñito me vigile.

Tenemos solo un año de diferencia, cosa que para él, al parecer es muy grande y me hace ver como un niño. No me gusta cuando mi madre me mete en las cosas de mis hermanos, como el año pasado que les obligo llevarme con ellos al cine, cuando en verdad ella quería que fuera a vigilar si en verdad iban al cine por el hecho que ocurrió semanas antes de que llegaron ebrios y eso a mí padres no les gusto y desconfiaron de ellos, bien que lo hicieron porque no fueron al cine, sino a la casa de unos de sus amigos y a mí me fueron a dejar al cine, el final fue dos hermanos castigados y yo siendo odiados por algo que me obligaron hacer, ya que no contaron de que nuestros padres nos irían a buscar y al momento de verme solo se dieron cuenta de inmediato, no podía ocultarlos diciendo que estaban en el baño por una hora.

-Hola, papá, ¿me puedes prestar tu cámara pequeña?

Papá había llegado tipo doce de la noche y se quedó en el comedor esparciendo todas las hojas por la alargada mesa café.

-¿Para qué seria?-Me pregunto sin mirarme y miraba su computador y luego escribía algo en el papel y volvía  mirar el computador.

-Este… es para un trabajo de arte.

-¿Con cámara?

-Sí, es para las fotografías, ya sabes, también son consideradas artes.

-Entonces tómala, está en el armario. Cuidado de no hacer ruido, tu madre me conto todo y no tuvo un buen día.

Yo tampoco que digamos.

 

-Sí.

La cámara era una cama de doble uso, grabar y sacar foto, es pequeña pero buena, tenía planeado ponerla dentro del casillero entre mi abrigo y por algún libro y al final saber quién es.

-¿Qué haces con eso?

Estaba ansioso, no quería que me viera Claudio poner la cámara pero no podía decirle que quería estar solo o creería que estaría molesto por lo de ayer, así que deje que viniera y prendí la cámara sin que lo viera y la deje casi tapada por un abrigo que traje y unos libros, podría ver algo creo.

-Es que mi padre me lo dejo en mi mochila por error, y no quiero que me lo roben o algo así.

-Ah… pues bien. Oye, ¿y qué pasa con el viernes?

-No puedo ir.

-Si se, pero ¿contara como el último día de castigo?

-Si contara o no, no me importa, no quiero ir, suficiente tuve con ir al del fin de semana.

-¿Y el del fin de mes?

-Mucho menos, irán todos, no gracia.

-Vamos, será divertido.

-Que no, ya sabes que no soy de ese tipo.

-Oh, claro que no, él es único y detergente.

No sé en qué momento Claudio o yo nombramos al nuevo…. ¿Cómo era su nombre?

-¿Qué? No entiendo…

Se rio y me miro como pidiendo ayuda al no entender Claudio que miraba vacilante a ese chico.

-Nada, claramente no entienden nada.

Claudio dio una pequeña risa, que pude identificarla como nerviosa, el no entendía nada, yo no entendía nada, y menos quería entender a ese sujeto.

-¡Marco, ven!

El grito provino de los labios finos de Adrián, del último año.

-Oh, se fue al lado oscuro.

Concuerdo con mi amigo al verlo irse con ellos, y a ellos me refiero a los que serían el lado contrario al grupo bueno, David y todo esos. Ellos son… no son malos, pero no van acorde a la escuela, de vez en cuando los he visto algunos irse antes de entrar a la escuela, fumando, rayando paredes, tomando alcohol en la playa Agria, y tienen la misma edad que yo, pero aparte de eso ellos no son violentos, ni se meten con otros tipos.

-No son tan malos.

-Pero toman y fuman en lugares públicos con una confianza que aterroriza.

-Pero no hacen daño a nadie, nunca los he visto en disturbios, incluso Emilia les habla, solo son… rebeldes.

-Como sea, ya sé que con ese Marco no hay que meterse.

-Pero el inicio lo que paso, no le hicimos nada.

-Sí, fue raro, pero quizás nuestra presencia le moleste, que se yo.

-Siéntense todos, pasare la lista y harán un trabajo en pareja, los que están afuera, se quedan afuera.

La profesora Roldan se refirió a Marco que la miro y se rio al momento de ir a otra parte, todos miramos la puerta a donde él se fue sin inmutarse, fue loco de ver.

El día transcurrió normal, de vez en cuando trate de ir al casillero pero cada vez que me paraba Claudio me preguntaba a donde iba y no quería verme sospechoso yendo a cada minuto a ver si alguien ponía algo en mi casillero así solo decía al baño y lo que resto el creyó que tenía problemas de digestión.

-Abren la biblia y busquen algún versículo que los identifique, definan por qué y hablaremos cada versículo que han tomado, explicándolo y definiendo lo que sería el contexto real…

Y más y más, y más habladuría que casi me hizo dormir sin problema alguno al escuchar su voz, me hubiese gustado seguir escuchándolo, era como una cuna para dormir pero tenía que averiguar quién dejaba las cartas. Al momento de irnos ya tenía todas mis cosas listas y le metí la excusa a Claudio de que me iría primero para llegar antes que mis hermanos y fui caminando rápido al pasillo desolado con un casillero al que ya tenía una carta pegada; ’’No me respondiste ayer, que grosero eres, pensé que podríamos comunicarnos de esta forma seria más agradable para ti, solo espero que me cuentes tu día, solo quiero saber más de ti, no es tan malo eso. En cambio yo, te diré todo, cuando te vi, tu rostro pálido con ligeras espinillas que deseo lamer con demencia, tu cabello que ha crecido de una elegante manera danzando me volvió loco, quería lanzarme a ti y ahorcarte y besarte al mismo tiempo, deseo ver tu cuerpo entero embarrado por mi saliva, brillando con una vulgaridad  que volvieras locos de placer a todos, pero tú, tu ni te das cuenta de lo mal que me tienes y no me respondes, no seas grosero, respóndeme, no te hago ningún daño, solo quiero tu bien, protegerte, respóndeme por favor. Atte. Tu acosador’’

-Pervertido.

Casi me reí pero en verdad fue muy explícito la carta, aunque… me agrado la parte de ahorcarme, pero está mal, debe ser un idiota pervertido y yo lo único que quiero es saber quién y acabar con este circo. Así que tome la cámara y vi si grabo todo, y mire y mire rápidamente, tuve minutos largos hasta que vi que abrieron el casillero y nada, no vi a nadie, ¿será una persona baja? Imposible, no hay personas con ese tipo de enfermedad en la escuela, no se ha visto, pero abrieron el casillero y nada, debe a ver un error, aparte la carta está pegada a mi altura, pero no vi como pegaron la carta.

-Maldición.

Tome mis cosas enojado por no lograr ver nada de nada, estuve caminando y miraba la cámara pero no había ninguna diferencia. Trate y trate incluso mire todo el video, estaba inmerso en eso que cuando me empujaron por atrás y caí me di cuenta recién que estaba estorbando la salida de la escuela, pero en verdad no había mucha gente, solo uno quien me empujo y no me ayudo a levantarme, por suerte la cámara no se rompió y solo mis manos salieron raspando.

-No estorbes.

-¿Qué te pasa?

Mire su espalda a la que dio vuelta mostrándome su rostro inerte.

-¿No entendiste lo que dije? No estorbes.

Y se fue como si nada, que imbécil es. Guarde la cámara y me fui sin ánimos de hacer nada y encerrarme en mi habitación todo el maldito día.

Al otro día, no me voy a rendir, no terminaba ahí, tengo que ver su rostro de alguna forma, así que durante el día estuve mirando y paseando por casi toda la escuela enorme para ver si había alguien pasando una carta a otra persona, Claudio se sorprendió por eso, de que estuviera tan activo incluso un día como este donde me tocaba la mayor parte de la materia de números y lo que detesto eso, pero no podía obstaculizarme solo por eso, si me estrese, me enoje conmigo mismo por no entender algo que todos entendían, pero eso no me era importante, durante años me ha ido mal con los números, tanto que me resigne en este.

-Eres estúpido, ese no es el resultado, que idiota eres.

El comentario de bala que tiro al momento de entregar la terea al profesor de matemática, que fue dirigida directamente a mí fue algo fuera del lugar que hasta el profesor le reprocho, aun así el ni lo miro y solo dejo la tarea.

-¿Qué le pasa contigo?

-No sé, ni me importa, iré a dejar los libros al casillero.

-¿Nos vamos juntos? Mis padres tienen mucho trabajo hoy, les toco una boda.

-Claro, espérame afuera.

Fui directo al casillero, tal vez, solo tal vez que se muestre algo, y solo saber quién es, no lo voy a demandar ni nada por el estilo, solo quiero saber que quiere conmigo.

-¿Nada?

Nada, fue lo mismo que ayer, no entendía, la carta está a mi altura, y no hay nadie bajo como para que abre el casillero.

-Vamos por el libro.

-No quiero, es aburrido.

-Tiene dibujos.

-Niños, ¿van a entrar o no?

Niños, ¿son niños? Son  bajos. Guarde las cosas y fui a la biblioteca que estaba repleta de niños, ¿Cuál de todos? No podía ir uno por uno, se vería raro, así que saque la carta sin abrir y deje que algunos de ellos la vieran y ver si alguno lo miraba más de lo normal la carta. Me senté y deje la carta en la mesa después de haberla leído, era algo de lo mismo que ayer, solo sé que me observa como si fuera una presa.

-¿De qué trata la carta?

Era una niña crespa y morena, que tenía una pegatina de unicornio pegada en su rostro.

-Es… una carta de amor.

-¿Si? Entonces me dijo la verdad.

-¿Quién?

-No puedo decirte, me dio muchos dulces para que no te dijera, si prometo, cumplo.

-Ah… pero… ¿Cómo alcanzas a pegar la carta?

-Con esto.-Saco de su pequeña mochila morada un palo, con un tipo de pinza negra.-La llamo la trapa oruga, la traje en secreto, mi mami no sabe, pero con esto lo ocupo, mira.-Apretó un botón mientras lo alargaba como si fuera un paragua.-¿Ves? Mi mami la usa para sacar la basura, pero también sirve para atrapar oruga, atrape dos hoy.-Y de la nada saco un frasco con dos orugas. Oh, qué asco.

-Oh vaya, que lindo. Bien… ¿no quieres decirme como es o si tiene algo raro? Cualquier cosa me sirve.

-No, no, no, pero puedes mostrarme tu carta, me gusta las cartas de amor, dijo que él te ama mucho, mucho.

-Sí, lo hace, pero no puedo mostrarte la carta, es para mayores, pero muchas gracias por dármela.

-De nada.

Golpearme contra la mesa, tomar una prenda y ahorcarme y matarme era lo que quería en estos momentos acostado en mi cama sin entender hasta donde quería llegar este tipo, los regalos, las cartas, ¿Qué quiere conmigo? Solo sé que me rendí, si total, no me estaba haciendo ningún daño. Durante los dos días de clases me rendí y deje que me enviara las cartas, solo que esta vez note un ligero cambio que fue que parecía escribirme en pasado, como cuando me dijo que le dio risa cuando estaba en deportes y yo parecía un muerto viviente, solo que eso ocurrió el jueves y la carta ere del día viernes, fue raro.

-La fiesta de Fernando fue increíble, te perdiste millones de cosas, había bailarines, Dj, globos gigantes, fue asombro, y no podía creer la gran cantidad de tragos que había y…

Siguió hablando Claudio que sin darse cuenta metió cuatro leches blancas cuando solo eran dos. Estábamos en el supermercado un día sábado, era libre de salir a excepción de Dante, y Claudio me convido con su familia acompañarlo a comprar sus cosas.

-Debiste ir.

-Estaba castigado.

-Sí, pero el que viene vas sí o sí.

-No gracias.

-¿Por qué no vamos por ahí?

Señalo al otro lado de la carretera que no nos dirigimos.

-Ya te dije mujer, no se puede, mira, mira.

-¿Qué pasa? ¿Por qué tu padre cambia de dirección?

-Mi padre tiene una aplicación donde le dicen si hay un accidente de tránsito, así que debe haber uno.

-Yo quiero ir.

-No seas morbosa mujer, ya basta. Estas igual que cuando fuimos al funeral de mi tía Sara y casi te pusiste encima de la caja, parecías un buitre.

-Solo quería ver si la arreglaron.

-No seas mentirosa, ¿o quieres que  te acuerde cuando no parabas de preguntarle una y otra vez a mi sobrina como fue la experiencia del robo? La chica estaba traumada y tú solo querías saber cómo fue, que le hizo…

-Era para saber si le hizo algo malo.

-¿Te quedas a cenar?

-Preguntare en casa.

Me quede a cenar donde Claudio, donde luego hubo una discusión más grande y más personal que hizo ponerme incomodo, en cambio a Claudio le dio risa, no creo que sea chistoso hablar sobre infielididad frente a su hijo sea chistoso, pero esta familia ya es rara, así que no me es sorpresa su actitud.

-Te llego otro regalito, ¿Por qué no le pides a ese amigo tuyo que te envié dinero?

Porque los regalos son para mí, no para mi familia.

-No, gracias, adiós.

Dante estaba insoportable, como amargado tirando de vez en cuando comentarios sin sentido. Lo malo es que él se ha portado bien, durante esta semana no lo vi cerca de Bernardo, si es cierto que he oído rumores y me han dicho que fue por Bernardo, pero como dice mi madre, son solo rumores. Me llego un dibujo, esta vez era raro, me parecía familiar.

-Es el lago.

Era el lago Wisimil, donde nos encontramos por primera vez, solo que en ese dibujo había cuatro figuritas pequeñas en el lago, como nadando. ‘’Ya te habrás dado cuenta que te envió cartas como de ayer, y es porque ahora las cartas las envió a su casa, pero ya encontré otro método para que te llegue sin los niños, son muy leales, pero sé que más de uno te dirá quien soy a cambio de unos dulces, así que conseguí a alguien que se quedara muy callado, solo esperare que haga su trabajo, pero ya olvidando eso, solo quiero decirte que me hubiese gustado verte en la fiesta de ayer, estuvo aburrida sin ti, nunca has ido a una, y cuando fuiste en aquella antes de entrar a clases, te juro que sentí la música dentro de mis venas, ve en la próxima, a todas las fiestas posible, estaré en todas, esperándote, no importa de quien sea, yo siempre estaré esperándote. Atte. Tu acosador’’

-Prefiero ver un maldito incendio de una casa que estar en una fiesta.

Es agotador toda esa gran cantidad de personas reunidas en un espacio, es abrumador, más si hay que hablar con ellas, no me apetece en ir  a ninguna, ni si quiera en mi cumpleaños, que cada año celebro menos. El domingo, solo me llego una caja envuelta en una tele aterciopelada roja y otro dibujo del lago, solo dos figuras había dentro del lago.

-Ten tu vuelto.

-Gracias.

-Umm, no ha venido la señora Murt, nunca pensé que ocurriría un milagro.

Quise reírme de su chiste, pero estuve más concentrado en guardar el emparedado que en lo que le hubiese ocurrido con esa vieja.

-Odio los lunes.

-¿Y sigues?

Y siguió, tanto Claudio odiando los lunes y el resto de la semana, tanto el chico nuevo empujándome y tirando algún comentario de pesadez contra mí, y el acosador siguió mandándome cartas,  ya me rendí con grabarlo, si usaba los niños y más el hecho de que les enviaba las cartas a sus casas, de nada sirvió. En cierto punto, cuando me escribió eso el sábado de que les enviaba las cartas a sus casas me dio cierto escalofrió, ser capaz de eso con niños, ¿Cómo lo hará con los padres para que no sospechen? Esta loco.

-¿Supiste lo que le paso a Bernardo? Ah, ah, ah, espera, espera…

Las alergias de Claudio son muchas, el polvo, como yo, los pelos de animales, el polen, y extrañamente el olor a desodorante ambiental.

-Dios, cuanto polvo debe haber en tu casillero.

-¿Polvo?

Mire el casillero donde saque la última carta de la semana sin respuesta mía, y estaba limpio, le paso de vez en cuando algún trapo, no hay polvo.

-No hay nada.

-Sí, mi nariz no opina lo mismo. Pero ya vámonos, te iba a contar sobre Bernardo.

-¿Ahora tomaste el lugar del chismoso de la escuela?

Lo mire alzando las cejas y nos íbamos a la vereda, miraba el campo que me alejaba del bosque, ahora podría ir, pero de solo imaginar que ahí estuvo el señor Jorge, o encontrarme con el acosador, no sé.

-Ja, ja, chistoso. No, ¿Qué no lo has notado raro?

-Claro que no, no somos del mismo salón, apenas lo miro.

-Que simpático. Bueno la cosa es que se veía medio raro, le preguntábamos y siempre andaba con esquivas…

Al grano por favor. Pero solo lo mire, suplicando que llegara al punto.

-Y nada, no nos decía nada, ni a Felipe, que son buenos amigos, pensamos que era tu hermano, porque dijo que Dante le quitaba la colación en la primera semana de clases, pero dijo que no, hasta que lo vimos llorando en el baño, y nos contó que su madre fue atropellada, ella fue lo del accidente, ¿te acuerdas que te dije que mi padre tenía esa aplicación que le informaba si había un accidente de tránsito? Pues era ella, está muy mal el pobre, así que pensamos en ir a verlo mañana, ¿vienes?

¿Me dijo todo eso solo para invitarme a lo cual pudo hacerlo sin decirme todo esa introducción al principio?

-No, no quiero.

-Pero…

-No es mi amigo. Oye, no soy hipócrita, si le hablo de vez en cuando, pero no significa nada.

-No seas así, vamos.

-Que no.

Quise golpearlo quizás cinco veces cuando me insistía cada dos minutos de silencio pero por suerte, el camino se hizo corto con la rapidez que caminamos para llegar a mi casa y encerrarme ahí antes de que me convenciera a algo que no quería hacer. Ahora entendía porque durante toda la semana no la encontré, al señor del minimarket también le sorprendía el hecho, incluso note cierta  sensación de que la extraña a esa señora.

-¿Qué haces?

Era domingo, ayer recibí solo un regalo de un dibujo, el lago de nuevo, no entendía el mensaje que quería darme ya tres veces el mismo dibujo con dos puntitos que serían personas dentro del lago, pero lo que menos entendía era porque Dante abría mi regalo, es mío.

-Solo quiero saber qué es lo que tanto te envía tu amigo ese, los fines de semana, y solo es un estúpido dibujo del lago y… lo que creo que eres tú de espalda y un cuaderno de dibujos, ¿Qué no tienes suficientes?

No podía creerlo, es mío, todo lo que me dan, es mío. Le arrebate la caja, el cuaderno pero el dibujo lo alzo tanto que no alcanzaba a tomarlo.

-Dámelo, por favor.

No iba ser el ridículo alzándome más, es cansador, es ridículo y lo quiero ya.

-Oh, el niño quiere su dibujito, aquí está tu dibujo.

Ante mí, sin motivo alguno, que quizás sea la amargura de no haber salido en toda la semana, ni a los entrenamientos, pero no es culpa del dibujo que ni alcance a ver cómo era cuando comenzó a quemarlo con su encendedor negro.

-¿Por qué?

-‘’ ¿Por qué?’’ ¿Enserio? Si a ti no tuviera dado por salir a buscar a ese viejo, no habrían rumores estúpidos, y ese cerdo de Bernardo no hubiese hablado tanta estupideces y yo no estaría castigado.

-¿Me estas echando la culpa de lo que tu hiciste? Yo no moleste a nadie, yo no le quite la colación a nadie, yo no esparcí el rumor…

-¡¿Entonces porque nosotros somos los afectados?! Ahora todos temen al equipo de  futbol por mí, por tu culpa.

El empujón fue desconcertante, no entendía su actitud, si bien es cierto que tiene la costumbre de echarle la culpa a los demás, no significaba que no podía ver la realidad de las cosas.

-Dante, ya déjalo, él no tiene la culpa de nada. Es ese puerco de Bernardo que empezó todo. Deja a nuestro hermano tranquilo.

Gracias a Lorenzo que me levanto y calmo a Dante que pude agarrar el pequeño trozo de la pintura, solo quedo el cielo.

-Vete, yo hablare con él.

El encierro le afecto mucho creo, pero no era para que se pusiera de ese modo.

Las clases volvieron tan rápido como cerré los ojos y los abrí un día viernes apenas tocaron el timbre para irse.

-¿Te acompaño a tu casillero?

-Si quieres.

La rutina de la semana fue igual, el escribiéndome y yo sin responderle, no tengo obligación así que no me afecta del todo.

-¿Estas bien?

Le pregunte cuando ya iba en el décimo estornudo ametrallador que comenzó de la nada.

-Te insisto, limpia tu casillero.

-Pero está limpio, mira.-Pase el dedo por todo el maldito casillero y nada.- ¿Ves?

-No se… déjame revisar yo.

Lo deje para que dejara de echarme la culpa de sus locos mocos.

-¡Andrés, Andrés!-A cada grito mi pobre amigo levantaba la cabeza por el susto, así que no le quedo de otra que sacar su cabeza de ahí y mirar a una Emilia corriendo hacia nosotros.- Dios te estuve buscando por todas partes, ¿aquí te pusieron? Qué horror.

¿Qué quiere Emilia ahora? No pienso ir a dejarla.

-Sí, pero me gusta.

-Si lo dices. Pero vine por otra cosa, te quería decir que la fiesta del fin de mes no va, así que no habrá fiesta hoy.

-¿Por qué?

El que parecía el más lamentado era Claudio claramente, yo en mi interior hice un festín a pesar de mi rostro serio.

-Recién acabo de hablar con mis padres que vinieron a buscarme y le mostré el cuatro que me saque hoy de Biología.

-Pero fue solo una guía.

Me aparte de a poco cuando comenzaron hablar entre ellos.

-Lo sé, pero mis padres no piensan lo mismo. Dicen que si hubiese sido una prueba y que lo otro, y aquello, ya saben, cosas de padres. Así que, ¿A dónde vas?-Justo me miro cuando me estaba dando la vuelta.

-A ningún lado, solo… estaba mirando, eso.

-Ah… bien, pero como les estaba diciendo, no será hoy, me castigaron por eso tan… básico, pero si o si será en Abril, sí o sí.

-Genial.

-Si lo sé, habrá muchos… ¿Quién de los dos trajo un animal?

Nos sonrío al preguntarnos y señalar un rincón, era algo blanco, no lograba distinguirlo por lo blanco y fino que era los pelos cuando me acerque más y lo tome.

-Eso era la alergia.

Y comenzó el ataque de nuevo.

-¿Y quién lo trajo? Lo quiero ver.

-Ninguno de los dos tenemos mascotas, que raro.

Tuve que responder por los dos ya que el otro tenía una batalla contra su propio cuerpo.

-Ah, qué raro entonces, aunque si hubiese sido Bernardo no sería tan raro.

-¿De qué hablas?

-Él tiene un gato blanco, muy lindo, siempre pierde pelos, una vez fui a su casa porque mi madre conoce a la suya, y que por cierto se está recuperando de a poco.

-Sí, ya la vimos ayer con los chicos…

¿Bernardo por aquí? ¿Con que motivo?

-Permiso, Claudio me iré solo.

-Está bien…

-Puedes venir conmigo.

-Gracias…

Los deje hablando solos y yo trate de caminar lo más normal posible cuando mi corazón me indicaba que corriera a ver a Bernardo antes de que se fuera y por suerte lo vi yéndose con los chicos.

-Bernardo,-Toque su hombro y en ese momento note lo mal que estaba, incluso lo note más delgado, y pude ver claramente pelusas pegadas en su poleron.-quiero hablar contigo.

-¿Qué? ¿Conmigo?

-¿Te dejamos?

La pregunta de Matías me hizo darme cuenta que todos ellos me miraban, igual estaba sorprendido por casi correr y querer hablar con unos de ellos.

-Este… ¿de qué trata?

Quizás la pregunta fue para saber si era importante, pero no podía decirle, así que solo saque la carta que me envió hoy, al verla, note que conocía bien de que era, al ver sus ojos agrandarse y mirar a los chicos y luego a mí.

-¿Qué pasa con esa carta?

-Pues… Bernardo, por favor, solo quiero saber quién es.

Me acerque susurrándole en su rostro.

-No sé quién, no te me acerques.

-Pero…

-No.

Me tomo de mi brazo tan brusco que hasta Samuel le dijo que me soltara cuando me llevo arriba a nuestro salón que seguía abierto y quedamos los dos solos.

-No sé quién es, y no me preguntes más, solo te dejare esas cartas.

-¿Por qué?

-¿Quién crees que atropello a mi madre? Fue el, estaba con ella, y un tipo con mascara choco con nosotros de lado, a propósito y se fue, no logre ver bien donde se fue, solo podía ver a mi mamá sangrando. Luego, el domingo me llego un mensaje de un número desconocido, y me escribió que de ahora de adelante yo sería tu tipo de mensajero, a cambio que no tocara a mi familia, no le creí, hasta que me escribió que estaba en mi casa, adentro, en mi casa, lo vi y me hablo con una voz rara que si no le hacía caso le iría peor a mi madre. Así que no, no sé quién es, pero déjame entregarte esas cartas, si el descubre que te estoy contando esto quizás le haga algo a mi padre, o  mi primo, y no quiero eso…

-Cálmate, calma.

El llanto incesante fue estresante para mí, estaba ansioso de que acabara de hablar y que dejara de llorar, cálmate Andrés.

-Entiendo, no te preguntare más.

-Gracias, pero si puedes…. Demándalo, dejándolo por acoso, y quizás la policía lo encuentre, yo no me atrevo, siento que me sigue por todos lados,-Miraba la ventana, afuera del salón, por todas partes, parecía paranoico.- que me miran todo el tiempo y no puedo con eso. Por favor, déjame entregarte esas cartas.

-Está bien.

Creo que su llanto no lo dejaba hablar de lo que ya hablo, así que solo asintió y se fue con su rojizo rostro húmedo por el corrientes de lágrimas que no tenían llave para cerrar, no tenía consuelo.

No podía creer la crueldad de este acosador, hasta donde llego. Estaba asustado, intrigado, y muy enojado, tanto que no me hizo darme cuenta de la estupidez que estaba haciendo al escribir un garabateo en una hoja que saque de golpe de unos de los cuadernos y le escribí que nos juntáramos hoy mismo en la tarde en el bosque, en el lago y volví a donde el casillero y lo pegue en la puerta por adentro. Sé que no debí hacerlo, debí denunciarlo, ¿pero de qué sirve si ni si quiera sabemos en donde vive? Bernardo tiene su número, eso sería un avance, pero quizás el numero sea de otra persona, o de una cabina de teléfono, y estaba el hecho de su miedo, de mi miedo, si lo denuncio, quizás le haga algo a mi familia.

Quería orinar de nervios, de miedo, estaba ansioso, no tenía sueño, hambre, ni ganas de continuar una tarea de inglés para el lunes, mis manos estaban tiesas de nervio, mis ojos, pegados al tic tac del reloj que me indico que ya era tiempo de salir.

-Iré a juntarme con Claudio.

-Ve.

Fue esa la respuesta de mi madre viendo televisión con mis hermanos, de solo pensar que les haría algo por mi culpa, me causaba terror. Le dije antes a mi madre que iría a terminar la tarea, así que tuve que llevar mi mochila que en verdad lleva un martillo y mi cuaderno de dibujos que llevo a clases cuando estoy aburrido y cuando termine la tal tarea comienzo a dibujar. Solo tengo que hablar con él, y pedirle que deje a Bernardo, solo espero que las cosas no se compliquen.

Al momento de llegar al bosque, fue como si una oleada de recuerdos me golpeara el rostro suavemente con el cálido viento nocturno, aquellos donde hable con el señor Jorge, me encontré con el acosador, y luego mis hermanos y yo vimos su cuerpo camino a su cabaña. Trague saliva que seguía atorándose en la tráquea, y mis ojos parecían el ir y venir de un balón alerta de cualquiera que quiere robárselo. Las hojas del suelo sonaban con cada pisada, que era tan rápidas, pero lentas en mi mente, el movimiento de las hojas, el viento, todo era tan lento que creí nunca llegar lago, hasta verlo, a el de espaldas y al inmenso lago denso y manso.

-Ya podemos hablar.

Cada movimiento que hacia me dejaba sin aire, ver su máscara que con tantas ganas deseaba quitársela, era una tortura a mi corazón de querer hacer algo.

-Hablemos.

Su voz distorsionada, robótica fue como un chiste para mí, casi me reí pero tenía que hablar rápido.

-Se lo que le hiciste a la madre de Bernardo, sé que él me envía las cartas y que tú lo amenazas, y quiero pedirte que lo dejes en paz, que dejes de amenazarlo.

-Fue solo una vez, cuando fui de visita a su casa, no seas exagerado.

-¿Exagerado? El pobre no paraba de llorar, solo déjalo. Muéstrame tu rostro, hablemos como dos personas normales, y mándame las cartas tú mismo, yo no te demandare, no hace nada.

-¿Me tienes miedo?

-Sí, y mucho, con lo que le hiciste a la madre de Bernardo, cualquiera estaría asustado. En verdad no puedo creer que lo hayas hecho.

-Solo fue porque los padres de la niña comenzaron preguntar quién le enviaba esas cartas, y no quería que vieran el contenido y pensaran que era un maldito pederasta, así que él fue la mejor opción.

-¿La mejor opción? ¿Por qué simplemente no lo haces tú? ya me rendí con saber quién eres, solo… déjalo…-Mi celular comenzó a sonar, lo apague.-Por favor, el no…- una, lo apague.-No tiene nada que ver…-y otra vez cuando colgaba, mire quien era y era Claudio.

-¿Qué pasa?-Espero que mi madre no me haya querido ir a buscarme a su casa.

-La casa de Bernardo fue casi quemada, tiene la parte de atrás todo quemado, su comedor y su patio.

El aire, no había aire, no había piso que me sostuviera sino unas manos con guantes de cuero y una máscara de esgrima con una tela negra adentro que pude lograr ver que llegaron tan rápido que mi mente se bloqueó por unos segundos.

-¿Andrés?

-Este…

-Te llamaba porque iremos ir a ver a Bernardo, está muy mal, y quizás necesite cosas, ¿le dices a tus padres?

-No. Digo… no estoy en casa, le dije a mi madre que iría a verte, pero… estoy en otra parte, solo en el ‘’Queso Derretido’’, y ya sabes cómo es ella de sobreprotectora, y eso.

-Ah, vaya, bien, bien, entonces ¿no te esperamos?

-No, no, iré al rato.

-Está bien, adiós.

-Adiós. Maldito enfermo, suéltame.

-No. Yo solo le di una pequeña advertencia, no volver a decirte que me denuncies a la policía, eso no está bien, yo te amo, no te hare ningún daño, jamás.

-Estás loco, suéltame.

-¿Viste mis dibujos?

-¿Qué tiene que ver eso? Suéltame, quemaste la casa de Bernardo, estás loco.

-No, no, no entiendes nada, pero no importa. Dices que lo deje tranquilo, pues dame tu número de celular, y desde ahí podemos hablar. Aunque prefiero a la antigua, ya sabes, así no me rastreas si te da por denunciarme, aunque… si lo haces…

-¿Le harás daño a mi familia?

-No, no me gustaría verte sufrir, pero si no hay de otra, quizás… solo quizás tu amiguito, tenga un pequeño accidente por ahí.

No, maldito.

-No metas a Claudio.

-No lo hare, si no me denuncias, claro.

-No lo hare.

-Bien, entonces dame tu número de celular, dame tu mochila, y sácate la ropa.

-¿Qué?

-Hazlo.

-No.

-Hazlo, o la casa entera se quemara esta vez.

-Por favor no.

-No me ruegues, eso me excita mucho, pero ahora no puedo masturbarme, no sería muy educado de mi parte.

-Estas enfermo.-Como pude me zafe y cuando toque la máscara una corriente eléctrica  paralizo por segundos eternos a mis manos.-¿Qué mierda?

-Esta mascara esta modificada de muchas formas para que no puedas quitármela.

-¿Cuál es el empeño de no decirme quién eres? ¿Vives al frente?

-¿Qué?

-Eso, por las fotos que me mandas desde mi habitación.

Un silencio paso de largo, creí que me respondería rápido.

-Quítate la ropa.

-No.

Rápidamente saque el martillo, como pude de la mochila, en el camino tropezándome cuando quiso acercarse logre darle el primer golpe en su brazo izquierdo.

-¿Qué mierda te pasa? No te hare daño, entiéndelo, te amo.

-Yo no.

Iba otro, para su rostro, estaba decidido atacarlo como el a mi cuando se abalanzo como bala y con evidentemente más fuerza me saco el martillo de la mano.

-Nunca tuviste fuerza en los brazos, eso lo recuerdo bien. Ahora, sácate la ropa, y dame tu número y mochila, YA.

De a poco a poco le enumero mi número del celular, con ganas vomitar a cada número que decía, y al final extrañamente unas ganas enormes de gritar. Luego le di mi mochila y con una confianza tan insoportable comenzó a ver lo que había adentro, y con un gesto de mano, indico que siguiera de lo que venía. Me di la vuelta, y proseguí, zapatos, calcetines, poleron, y solo ahí quede.

-Sigue, dibujas bien por cierto.

Cerré los ojos, creyendo, tratando de decirme que estaba solo, una y otra vez, en estos sempiternos segundos que me hacían ahogar en la vergüenza, en mi corazón que se hundía como si el martillo que tenía el en la mano me estuviera golpeando en el pecho. Cuando termine, quise tapar mi cuerpo entero con mis brazos, intento inútil, estaba de más que decirlo, pero no podía aceptar la idea de que alguien me estaba mirando sin  mi permiso, tenía rabia, enojo, impotencia de salir corriendo, de no poder haberle por lo menos golpeado en el rostro. Aquel rostro, que sentí cerca de mi nuca, todo su cuerpo, lo sentí, sin si quiera tocarme, pero estaba ahí.

-No tienes ni idea de las ganas que tengo de tocarte, morder aquellas nalgas, tu ligera panza, te vez tan hermoso a la luz de la luna. –Se rio, como si esto fuera algo cotidiano, parecía no ver lo afectado que estaba, estaba temblando, no de frio, de miedo, de asco, de odio, rabia, quería matarlo.-Uy, eso sonó cliché y cursi. Date la vuelta.-Sin levantar la cabeza lo hice.-Vamos, levanta la cabeza, por favor.

-¿Ya me puede vestir?

-Solo si levantas la cabeza.

-No.

El estruendo sonido, chocando contra las rocas pequeñas, el sonido similar a un trueno, que se dirigió entre mis pies, que causo un estremecimiento que no pude contener mi miedo y mis ganas de hacer orina y arrodillarme. Que humillante.

-Levanta la cabeza. Si la hubieras levantado no hubiese recurrido a la pistola, estábamos bien.

Mi yo interior decía que no todo el tiempo, pero la humillación, gano más que cualquier deseo ferviente que tenia de huir y querer denunciarlo en ese mismo momento. Levante la cabeza, con mis lágrimas al borde de salir.

-Oh, no, no, cariño, no llores.-Se arrodillo ante mí, tomando mi cara entre sus asquerosas manos y yo tratando de zafarme de a poco, pero sus manos parecían tener pegamento.-Solo la ocupe porque en verdad no tengo mucho tiempo, y esto me tiene ansioso, solo quiero sacar algunas fotos y ya estamos, ¿sí? ¿Entiendes? Asiente.

Asentí.

-Bien, bien, no llores. Ahora levántate.

Me levante al momento en que se alejó, mirándolo fijamente.

-Sonríe.

No podía, sentía que una parte de mí se estaba desbaratando de poco, que mis ganas que tenía antes ya no estaban. Me sentía diminuto, débil, estúpido, lo soy.

-Bien, eso era un chiste, sé que no te gusta sonreír. Ahora solo posa.

Deje que me rodeara y sacara fotos, como si fuera lo más normal, y yo, me enfoque en el lago, sentía que si lo miraba a él, me iba a dar por tomar el martillo, ¿pero qué sirve un martillo contra una bala o con que le hagan daño a un ser querido?

-Eres muy obediente, no has cambiado mucho en eso, me gusta. Ah, por cierto,-Vi con cautela como tomaba de nuevo mi cuaderno y revisaba algunas hojas y volví a mirar el lago, que tranquilo se ve.-estaba revisando tus dibujos, has mejorado, me acuerdo que dibujamos todo el tiempo juntos los dos, era dive…. ¿Qué es esto?-El lago, quiero sumergirme en el.-Oye, mírame.-No quiero, no por favor.-Oye, te estoy preguntando que mierda es esto.

Puso literalmente sobre mi cara la hoja pegada a rostro, no tuve de otra que mirar el dibujo del pasillo.

-Es un pasillo.

Ahora la hoja era mi punto de enfoque que me ayudo a decirle eso como podía tratando de no llorar.

-Lo sé, pero… ¿tiene un significado?

-No sé, creo que es una imaginación…

-¿Imaginación? No, no, no, Dios, Andrés. No pensé que fuera tan rápido, no me diste tiempo, debes tener tiempo, hasta que cumplas dieciocho y puedas irte por ti solo.

-¿De qué hablas?

Recién ahí me di cuenta de las estupideces que me decía, ¿Qué cosas dice?

-Vístete.

Y se fue, dejándome con el nudo en mi garganta, mis ganas de llorar que se contuvieron, haciendo que no me viera tan patético de lo que ya me vi haciendo del uno frente de él, fue liberador verlo irse. Me vestí rápido y fui a donde Bernardo que estaba enfocado en su madre que estaba con la pierna enyesada y sentada en una silla mientras lloraba.

-Andrés, hola, tienes suerte que llegaste, justo vinieron tus padres, mira.

Entre la multitud que había afuera, jóvenes, bomberos, policías, los vi acercándose rápidamente.

-Oh, Dios, recién nos enteramos por un amigo de Lorenzo, iremos a ver a los padres de Bernardo, quédense por aquí.

Asentí, todo tan rápido, tan abrumador.

-¿A dónde fuiste realmente?

-Ya te dije, al Queso Derretido.

-¿Y porque?

-Porque si, no me hagas preguntas sin sentido.

-Está bien, está bien.

Mire a Claudio alzando sus manos y abriendo sus ojos, para luego calmarse he irse con los demás chicos con quienes estuvimos la mayor parte, estaba el grupo, el nuevo incluso con los otros chicos, mis hermanos, un Dante que no paraba de hablar, se veía de ánimo. Todos ellos, estaban en peligro por mi culpa, si tan solo hubiese ido a la policía del principio como dijo Bernardo. Esa noche no dormí, con el temor de escucharlo, de verlo, de escuchar esa bala atravesarme.

El sábado fue un día para la familia de Bernardo, las personas fueron a dejarles sillas, una mesa, comida, y algunas ollas, incluso fueron unos tipos de la construcción que fueron enviados por la familia de David y Emilia para hacer de nuevo su comedor, las puertas, el piso. Mis padres ayudaron con comida, al igual que la familia de Claudio, quien todo el tiempo me miraba raro ya que trate de evitar estar  cerca de Bernardo, me daba cierta vergüenza, por no haber hablado antes, por estar metido en algo tan… no sé cómo podría definirlo ahora, también evite las miradas de mis padres, tenía tanta vergüenza por lo ocurrido de ayer, no podía soportar el hecho de que fui fotografiado desnudo frente a un tipo desconocido y gravemente peligroso.

Esa misma noche del sábado, no me llego un regalo, hasta Dante se sorprendió, pero yo estaba aliviado de no recibir nada de él. Ahora bote todas las cajas, dibujos, collares, anillos, cuadernos, todo de él, de solo ver esas cosas me recordaba la bala, mi orina, la humillación y lo que le hizo a la familia de Bernardo, está loco.

Número desconocido: Hola, soy yo. Solo quiero decirte que dejare tranquilo a Bernardo, ya no le enviare más cartas, ya le escribí diciéndole eso, así que no preocupes. Adiós. Atte. Tu acosador.

Era el, con su número, lo puse como TA, en vez de acosador, ya que mi madre a veces le da por ocupar mi celular por equis motivo cuando la realidad es que quiere revisar lo que tengo. Ahora si tengo algo que ocultar, y no sé cómo hacer para que no revise mi celular.

No dormí tampoco esa noche, con que ganas se podría hacerlo, temía soñar con él, con que hiciera algo a mi familia, ¿en qué me metí?

Al otro día, mi familia decidió ir a la iglesia a orar por la familia de Bernardo como la familia de Claudio, a pesar de que van todos los domingos, ese era especial para que la familia de él se recuperara del desastre. Luego decidimos almorzar en ‘’Queso Derretido’’ para pasar el tiempo en familia después de una guerra fría que se creó entre mi madre y mi hermano Dante, que de a poco se hablaban.

-Mira, ahí están los chicos, ¿podemos ir?

-Solo a saludar, iremos a casa, ya es hora de tomar el té.

Era cierto, tuvimos tanto tiempo aquí, ni nos dimos cuenta de la hora hasta que hablo Lorenzo cuando vio a sus amigos. Los dos se fueron hablar con ellos, mis padres a pagar la comida y yo me quedo solo, aun no me sentía capaz de mirarlos a la cara por lo que hice, no podía.

-Hola puerco, ¿Cómo está tu mama cerdita?

¿Por qué tanta crueldad con él? No entendía a Dante, riéndose con el resto del grupo de Bernardo que bajo del auto y con quien sería su primo Miguel, quien se acercó a Dante que estaba en la puerta de forma amenazante, ambos eran robustos, y se veían las ganas que tenían de golpearse, así que corrí como nunca antes a interponerme, no quería más discusiones entre Dante y mamá.

-Ya basta.

Cuando toque el hombro caliente de Miguel se alejó tan rápido como Dante de mí.

-No te metes, Andrés. No es tu pelea.

-Lo sé, Lorenzo, pero nuestros padres están ahí adentro.-Mire a un Dante cabizbajo, creo que recién se dio cuenta con quienes estaban.-Si te ven discutiendo el tercer mes de castigo va si o si, contrólate.

-Hazle caso a tu hermanito, controla tus malditas hormonas de niñita.

-Ya, Miguel, vámonos.

Bernardo de a poco se veía más gordito, y lo vi con más ganas cuando me miro, note cierta sonrisa cuando se acercó luego de haber empujado a su primo hacia adentro del local.

-Quería decirte gracias, no sé qué hiciste, pero el tipo me dejara tranquilo, te debo una.

-¿Enserio?

-Sí.

-Entonces, ¿puedes hablar con unos de tus padres para que vaya a la escuela y le digan o tú al director que Dante ya no te molesta?

-Pero acaba de hacerlo.

-Lo sé, pero es solo que ha estado encerrado casi todo el mes y él es de salir todo el tiempo, y esta estresado, y quizás si haces esto, nuestra madre dejara el castigo de lado.

-Está bien, veré como lo hago, pero lo hare.

-Gracias.

-Gracias a ti, y… espero que estés bien.

Por el tono note a lo que se refería, solo espero que en verdad lo deje tranquilo.

-Lo estoy, enserio.

-Bien.

-Vamos, Bernardo.

-Ya voy. Adiós.

-Adiós.

Fue extraño su despido, fue como con lastima y tenía razón, no estaba en una buena situación ahora.

-Ya vámonos.

Mis padres no se dieron cuenta de nada, ni vieron a Bernardo por suerte, por lo tanto el camino fue muy tranquilo, viendo el cielo arrebozado, tan hermoso, tan placentero, el aire tibio, y yo con sueño, me quede dormido.

-¿Qué paso?

Me desperté solo en mi habitación, estaba a oscuras y hacia un frio enorme, la ventana de mi habitación estaba abierta, me levante a cerrarla y al hacerlo escuche un disparo al momento de que la ventana choco contra la madera, me di vuelta, lento, todo lento, despacio, salí de mi habitación corriendo con mis piernas de plomo, que no alcanzaban llegar hasta abajo, que al momento de hacerlo, caí de rodilla al verlos todos muertos, mi padre una bala en el pecho, mi madre tenía el rostro molido por las balas, Lorenzo en el corazón, y Danto en su frente, estaban muertos.

-Te dije que no te metieras conmigo.

No era la voz distorsionada de él, era la de un niño, con una bolsa de papel, esas cafés y con dos ojos pequeños, que logre ver, y no había ningún ser, solo oscuridad, de la que quería despertar ya.

Lo logre, fue rápido, despertar, un sueño efímero, que congelo mi corazón y creo un nudo en mi garganta a punto de explotar en llanto. No quiero, no quiero llorar, quiero verlos, abrí la puerta y baje en zancadas hasta ver a mis hermanos jugando videojuegos en la sala.

-Perdiste.

-Hiciste trampa al golpearme en las costillas, no se vale.

-Todo vale mi querido Dante.

Sabía que si ellos estaban bien, mis padres también, pero mi corazón no opinaba lo mismo que quiso buscarlos. Subí y vi a mi madre hablar por celular y entrar a su habitación, iba avanzar hasta que vi que mi puerta estaba cerrada cuando la deje abierta, entre y estaba mi padre viendo mis dibujos, mierda, los desnudos. Habré botado los cuadernos, pero algunos que tenían dibujos les saque las hojas y me las deje, solo espero que no sea incómodo.

-¿Papá?-¿Por qué no se daba vuelta? ¿Qué dibujo ve?-¿Papá? ¿Qué pasa?

-¿Tu hiciste eso?

Mi corazón latió deprisa, solo no quiero que me vea como un pervertido.

-¿Qué cosa?

-Esto.-Se dio la vuelta y me mostro un dibujo que me hizo respirar por fin, era el del pasillo.- ¿Tu lo hiciste?

-Sí, si.-Me acerque y lo tome aprovechando de guardar los otros en el cajón.- ¿Y que hacías aquí?

No me gusta que aparte de mí y mi madre alguien entre a mi habitación, es como mi santuario, solo si les doy permiso pueden entrar.

-Vine por la cámara…pero…

-Aquí esta.-Saque la cámara de mi mochila, no antes de haber borrado el video, y se lo pase, y darme cuenta de la mirada rara que tenía.- ¿Qué pasa?-¿Habrá visto otro dibujo?

-Ese dibujo, del pasillo, ¿Por qué te dio por dibujarlo?

-Ah…Pues… me salió, no sé, simplemente se dio.

Era el segundo en preguntarme por ese dibujo, es solo un pasillo, ¿cierto?

-Bien, bien, ¿te sirvió la cámara?

No, no pude ver nunca quien era en realidad.

-Sí, gracias.

-De nada.

¿Por qué me responde tan cortante? Solo espero que no haya visto los demás dibujos, quizás sí y por eso estuvo así de raro y solo me pregunto por ese, que en verdad es simple.

-Andrés estará bien.

Iba ir al baño luego de calmarme y guardar bien los dibujos de desnudos, cuando pase por afuera de la habitación de mis padres y escuche mi nombre proviniendo de la voz de mi padre.

-Ya es hora.

-No, Sergio, no hablaremos de esto de nuevo.

-Escúchame, Amelia, el dibujo…

-No me interesa, no significa nada…

-¿Cómo puedes decir algo así? Significa muchas cosas, quizás recuerde…

-No, Dios, que no lo quiera, no por favor. Andrés sufrió mucho y no quiero hacerle recordar todo eso.

-Pero está recordando solo, dibujo ese pasillo, es exactamente el mismo del jardín, el color, las franjas amarillas, la puerta…

-Cállate.

-Hablemos afuera mejor.

-No hay más que hablar.

-Sí, y lo sabes, vamos afuera y hablaremos con más calma, no quiero que unos de los chicos nos escuche.

Corrí hacia el baño y escuche como ambos bajaban y decían que irían a salir un rato, ¿Qué pasa conmigo?

-¿Andrés? ¿Andrés? ¿Dónde está ese idiota?

Idiotas serán ustedes.

-Está mejor como princesa, así lo cargo papá del auto.

-Que idiota quedarse dormido antes de llegar a casa.

Salí del baño antes de que siguieran hablando mal de mí, más de lo que ya hacen, y vi a mis hermanos, con una mochila.

-Ahí estabas, nos escuchaste ¿cierto? Bueno, como sea. Iremos afuera un rato.

-¿Qué? No, nuestros padres….

-No creo que vuelvan, quizás fueron hacer cositas.

-Qué asco Dante, que pervertido, enserio. Como sea, dinos si ellos regresan o si ves el auto y mételes la excusa de que estamos encerrados en mi habitación, saldremos por la ventana de ahí. Adiós.

-¿A dónde irán?

-No te metas.

Que simpáticos son, y yo preocupado que un sicópata los mate. No importa, ellos no serán mi problema si llegan mis padres, ya que estaré encerrado en mi habitación, solo, estoy literalmente solo, estaba tan solo que quise ir corriendo a la casa de Claudio. Así que hizo iba hacer, tome mi poleron para salir, total seria solo un rato. Baje las escaleras y cuando estaba por abrir la puerta escuche el sonido de un golpeteo contra un cristal, mire hacia atrás y el pasillo pequeño que está al lado izquierdo de la escalera, ahí, atrás de la alargada mesa café, atrás del ventanal alargado, estaba ese chico que me encontré en el baño, mirándome fijamente sin parpadear, puedo irme, tomar la puerta y correr hacia la casa de Claudio que no estaba lejos.

-Ayuda, por favor, ayuda, yo necesitar ayuda.

-Mierda.

Me acerque, rodee la mesa, y me quede mirando el ventanal lo suficientemente lejos para preguntarle;

-¿Qué quieres?

-Hacer pipí, pipi, mucho pipi.

-No puedo abrirte, perdón.

-Por favor…

Lo vi tan vulnerable, temblando, encajonado, suspire y le abrí lentamente mirándolo fijamente como el me miraba, con su cabeza abajo y sus ojos arriba, observándome como un niño regañado a su madre enojada. Luego vi que abrió los ojos muy grandes, tocaba la parte del bolsillo de su pantalón del lado derecho, sonreía.

-No, no necesitar baño, gracias.

Y se fue, como si nada, trepando la cerca como una araña, y recién ahí me di cuenta que había algo raro. Camine de espalda y me di la vuelta  rápido y corrí hacia la cocina, a tomar un cuchillo, si o si lo atacaba con más fuerzas.

AT: ¿Hay alguien aparte de ti en tu casa?

-Solo yo.

Hable en voz alta, el silencio corrió unos segundos, hasta que fue interrumpido por pisadas que bajaban de la escalera.

-Entonces podemos hablar tranquilos.-Seguía con su estúpida voz robótica.-Baja el cuchillo, no te hare nada, esta vez.

-¿Cómo entraste?

-El idiota de tu hermano Lorenzo dejo abierta su ventana, la deje abierta para que no sospeche, ahora ven, tenemos que hacer algo.

-¿Qué cosa?

No soltaba el cuchillo de mis dos manos, lo tenía bien sujetado del mango y miraba todo su cuerpo cubierto por prendas negras, por si hacia algún movimiento.

-Arriba te digo. Ahora baja eso, no te hare nada, lo prometo.

-Ese chico, ese chico sucio, ¿Quién es?

-Vamos arriba,-Y no me respondió.- tu familia puede venir en cualquier momento y lo que menos quiero es que nos interrumpan.

-¿Pero qué quieres?

-Mostrarte algo. No me hagas perder la paciencia por favor, si quieres lleva el maldito cuchillo si te hace sentir seguro, pero te prometo que no te hare nada, lo prometo por lo más sagrado que no te hare nada, y eso eres tú.

Que idiotamente cursi.

-Está bien, vamos, sube tu primero.

-Está bien.

Subió primero que yo y con las manos alzadas como si esto fuera un arresto. Paramos justo al frente de la habitación de huéspedes.

-Sube al ático.

-¿Qué?

Mire hacia arriba la puerta del ático que años no se usaba.

-Ábrelo tú.

-Si tú quieres.-Tomo del cordel y lo tiro, subió las escaleras y luego bajo una mano.-Sube.

Subí con el cuchillo en ambas manos, y deje la suya de lado.

-No enciendas la luz.

-¿Te vas a sacar la máscara?

No sé porque tuve una ligera esperanza de que sí.

-No, solo que no quiero que gente de afuera vea actividad aquí arriba. Ahora, busca.

-¿Qué? No hay mucha iluminación y me pide que busque, ¿Qué? ¿Qué cosa?

-Algo que te haga recordar.

La luz de la luna que atravesaba en la pequeña ventana marcaba la figura de su máscara, dejándole un tipo de aureola vertical por las ligeras partículas del ambiente.

-No entiendo.

-Dame el cuchillo y busca, déjalo ahí, en el borde de la ventana, y yo te prometo quedarme aquí, sin hacer nada, confía en mí.

-No, no sé quién eres, ¿Por qué haces esto? ¿Por qué me sigues? ¿Por qué dices que me amas? ¿Por qué no me muestras tu cara? ¿Vives al frente? ¿Eres algún familiar de ellos?

-Muchas preguntas y ninguna te puedo responder, perdón, pero ni ahora, quizás nunca te pueda responder. Ahora busca.

-¿Qué?

-Deja el cuchillo, y revisa las cajas, los cofres, todo lo que hay aquí. Confía en mí.

-No.

-Está bien, entonces revisa con el cuchillo y si te es más cómodo, solo hazlo.

-¿Y porque no solo me muestras lo que quiere que busque?

-Porque quiero que recuerdes por ti mismo, como con el dibujo.

-¿Cómo sabes que es un recuerdo?

-Solo lo sé, ahora revisa.

Suspire agotado con su estupidez de; revisa, revisa, revisa. Así que lo hice rápido, una, dos, tres, cuatro, ocho cajas, y dos cofres que vi como pude gracias a la luz de la luna que llegaba directo.

-Nada, no hay nada.

-¿Nada te genera algo?

-No, son solo fotos familiares, papeles antiguos, más fotos familiares, y ya, ahora vete.

Tome de nuevo el cuchillo con ambas manos y miraba su cuerpo tieso.

-No, no, no, debe estar por aquí.

Y se comenzó a mover por el lugar buscando no sé qué, yo solo quiero que se vaya.

-Debe estar por aquí…

-No hay nada, vete…

-Pero todos tienen la foto, tú también deberías…

-¿Qué foto? Ya vete…

-No…

Estaba como eufórico moviéndose de aquí para allá, moviendo sus brazos como pulpo enojado, hasta que miro hacia arriba como rendición y ahí se quedó.

-Ahí está.

Señalo hacia arriba pero no quise mirar, no confiaba en él y creo que lo noto, porque me miro y me señala muchas veces arriba, hasta que el solo tomo una escalera que se expandía y subió, para buscar una caja de cartón que estaba entre el tronco y el techo.

-Este es. Revisa.

-Otra vez con eso.

-Hazlo.

-Bien.

Boto la caja y la tome, con una mano tenía el cuchillo, en la otra tenía la caja y vi cosas… que me trajo un sentimiento de nostalgia extraña. Primero un trencito pequeño rojo, un marco de fotos de puros niños, sentados más o menos ordenados, y estaba ahí, con Claudio de niños, era el jardín al que iba pero no tenía muchos recuerdos, solo vagos, de música, o voces de  niños, y al fondo, aplastado, casi roto, una bolsa de papel, como el del sueño, deje el cuchillo para tomarlo, tocar esa textura suave tan familiar, oler ese olor a pan y papel que nunca volví a oler.

-Seremos los mejores amigos para siempre.

-¿Siempre, siempre?

-Siempre. Y para cumplirlo, me debes dar tu mascara.

-No, Andrés, esto me vuelve invisible.

-Por favor, quiero verte.

-No.

-Vamos.-Le saque la máscara, y el niño se tapó de inmediato con su playera tomándolo del cuello y corriendo lejos de mí, yéndose a la casa que estaba al lado, por la puerta de atrás.-¡Lo siento, ven aquí!

-¡Andrés, Andrés, ven!

-¡Ya voy maestra! Uy, espero que no se haya enojado.

Me adentro, mi pequeño cuerpo de niño aun con la bolsa en la mano, siguiendo la voz de la maestra que como podía se sobresalía del griterío y de la música infantil, la vi, la seguí hasta arriba en el segundo piso, pero me dio miedo subir más las escaleras, así que baje con cuidado, logre ver entre medio de ellas como ella tomaba a un niño y le limpiaba el rostro con un paño y lo regañaba, baje y vi a Claudio llorando de nuevo porque le gritaron, y no estaba… ¿Quién faltaba? ¿Quién? ¿Cómo se llamaba? Lo buscaba, lo buscaba a él, a ese niño que no recuerdo el nombre, me devolví a donde estaba antes para ir atrás de nuevo, pero logre escuchar algo al pasar, me devolví, el pasillo, mi derecha, doble la esquina, ahí estaba la puerta al lado, casi cerrada, la empuje.

-¿Octavio?

Octavio, Octavio, así se llamaba el niño, así se llamaba ese niño acostado boca arriba, con lágrimas en el rostro, ojos sin vida, pantalones a un lado, sangre recorriendo en sus piernas, boca rota, y corazón que latía, ¿Quién le hizo eso? ¿Quién le hizo eso? ¿Quién le hizo eso?

-¡POR DIOS, QUE HORROR!

Gritos, llantos, policías, padres, detectives, juguetes caídos, la bolsa aferrada a mi mano, el niño sin rostro, todos vinieron de golpe. Octavio.

 

-Octavio.

-Recordaste.

-No… no… no…

Casi me caí de espalda al tiempo que se me cortaba la respiración, pero fueron sus manos disfrazadas que me sostuvieron, solo que no quería verlo, tampoco quería cerrar mis ojos.

-Calma, todo de a poco.

-¿Cómo…? ¿Eres…?

-El niño de la bolsa. Aun no te puedo mostrar mi rostro, no quiero ni puedo en todo caso. Solo puedo decirte, que cuando apenas recuerdes quien es, huyas, huyas de este pueblo.

-¿Qué?

Me empezaba dolor la cabeza, quería respirar, quiero respirar, por favor, esto debe ser un error.

-Durante años has y todos han vivido en una burbuja luego de lo que le ocurrió a Octavio. Fue horrible, pero los padres de todos se aseguraron que no supieran mucho de ese caso, principalmente tú, quien fuiste quien viste al agresor.

-¿Agresor?

Quería vomitar pero el nudo amargo era más fuerte que mis propias piernas que no sabían que hacer.

-No recuerdas, pero lo harás, yo no te voy a forzar, solo… te diré que te esperare, hasta que cumplas dieciocho

-¿Qué? No entiendo, falta para eso…

-No importa, mientras más cerca estés de ser adulto y poder irte solo, más cerca estas de estar a salvo. Ahora… ¿seguirás siendo mi amigo?

¿Amigos? ¿De él?

-¡¿Chicos?! ¿Chicos?

-Son mis padres.

Me soltó, yo me tense, deje el cuchillo ahí en el suelo y me aferre a la caja.

-Me iré por la ventana de tu hermano, distráelos.

-Está bien.

Deje la máscara de papel en la caja, la tomo sin mi permiso y la dejo al lado del cuchillo, y bajamos rápido, tratando de no meter ruido, lo vi irse atrás, donde estaba la habitación de Lorenzo, y escuche a mis padres hablando bajo, y en un pequeño lapso, subí, tome la caja y me encerré con mi corazón acelerado.

-¿Chicos? ¿Se habrán quedado dormidos tan temprano?

-No creo.

Tenía la caja, los escuchaba y no les entendía, ¿Por qué ocultarme esto? La imagen del niño, de Octavio venia una y otra vez como golpes de boxeo, era un niño, éramos cuatro, siempre juntos, pero con quien mejor me llevaba era el niño de la bolsa, siempre estaba con él, lo curioso era que nunca lo vi adentro del jardín tanto tiempo, era minutos y luego desaparecía, lo que no entiendo era porque ahora, porque recuerdo esto ahora.

-Iré a tocar. ¿Andrés? Cariño, trajimos comida.

-Iré al de Dante.

-No está ahí.

Salí, no podía hacer la vista gorda. Los mire, con la caja en mis manos.

-¿Qué?

-Está en la habitación de Lorenzo se encerraron ahí.

-¿Y esa caja?

La pregunta de mi padre fue tosca, cortante, como si estuviera molesto.

-Es mía,-La apegue más a mi pecho, mirándolo desafiante y respondiéndole con el mismo tono tosco.-supongo. Aquí está la foto del jardín, y ahí salimos Claudio, yo, y Octavio, lo recuerdan, ¿cierto?

Nadie se movió, los dos parecían una pintura bien retratada de lo que sería el miedo.

-Andrés, cariño…

-¿Por qué no me dijeron?

-No podíamos obligarte a recordar, te llevamos al psicólogo, ¿lo recuerdas? ¿Recuerdas las veces que te llevamos a la comisaría y te interrogaban sin fin? Era agotador, era una tortura porque tú no parabas de llorar diciendo que no recordabas, nadie te creyó hasta que un psicólogo externo lo dijo, y nos recomendó en no forzarte a recordar, que con el tiempo lo harías.

-Y lo hice, pero… no recuerdo al agresor… no puedo.

-No te esfuerces, por favor, piensa en ti, y luego iremos con un psicólogo de nuevo…

-¡No, no quiero, quiero recordar quien ataco a Octavio!

-Pero sería muy fuerte para ti, mi amor, escúchame, sufriste mucho, tenías pesadillas todos los días, pensabas que te atacarían a ti, soñabas con un niño sin rostro, que nombrabas todo el tiempo, soñabas con Octavio herido, todas las noches, hasta que llegaste al punto de no dormir. Andrés, tenías siete años, y luego…Oh Dios, fue difícil verte así.

-¿Así cómo?

-Violento,-Hablo por fin mi padre, dando un paso, como queriendo tomar mi caja.- tu madre y yo no sabíamos que hacer. Te golpeabas, en todas partes, chocabas contra las paredes, y te pegabas… en tus partes íntimas, pensamos que también habían abusado de ti, pero no tenías nada, solo estaba traumado, creo que lo que viste fue tan grafico que hasta creíste que a ti te abusaron, y luego… -Paso su mano por su rostro mirando a su derecha y recién ahí me di cuenta del sudor que tenía en su frente.-te vimos con un cuchillo, querías cortarte las muñecas, y ahí bueno…-Su miraba fue como una daga que atravesó mis ojos pero que no lograr traspasar mis pensamientos.-No queremos volver a verte así, eras un niño, por favor entiéndenos.

Podría tener empatía con ellos, no sé nada ser padres, sé que es muy difícil, pero aun así, dejar que lo descubriera solo, ¿y si nunca lo hubiese recordado? ¿Y si el agresor es ahora un violador de niños en este momento? Yo deje libre a ese agresor, y yo quiero recordar quien es, y sé que lo hare. Asentí luego de unos eternos segundos de silencio, me encerré con el corazón apretujado escuchando los llantos de mi madre llamándome y mi padre persuadiéndola que me dejara tranquilo, no quería ser yo el causante de sufrimiento de mis padres, pero no puedo dejar que esto pase de largo.

Me senté en el borde de la cama, mirando la caja, con la foto en el marco viejo, el trencito, era de Claudio, me lo dio y desde ahí nos volvimos amigos, me acuerdo luego de Octavio, él era tipo líder de los cuatro, él mandaba casi todo el tiempo, y me dejaba de lado de vez en cuando, pero nada justifica lo que le hicieron. Con cada paso que daba mis parpados para cerrarse  las imágenes que venían como flashes atravesaban mi mente, recordaba los policías interrogándome, uno más suave y el otro parecía que me trataba de delincuente, miraba la cinta amarilla que le pusieron a la puerta, escuchaba el llanto de la madre de Octavio, el cuerpo de Octavio con vida, pero inerte en la camilla, como si lo que le sacaron fuera el alma, los padres de Claudio se lo llevaron y mis padres llegaron recién en la comisaría, donde me siguieron interrogando, con el papel en la mano, aferrándome a la parte suave, queriendo olerlo, pero no me dejaban, querían quitármela, era mi mascara, es mía, querían quitármela y obligarme a decir quién era el agresor, y yo volvía a pelear por ella, a la que al final tenían en un mueble metálico grande, pero no podía recordar, no podía, no entendieron, no entendían, no entienden.

-Es mía… no recuerdo, no recuerdo, no recuerdo…

Gotas tibias, lagrimas que corrían por mi cara y me ardían, hace tiempo que no lloraba, y ahora solo anhelaba que todo esto fuera una pesadilla, esta culpa me comía por dentro, no podía con esto, pensar que todo este tiempo vi al culpable y Octavio… ¿él lo recordara? Quizás tiene miedo todavía, es lógico, la forma en que… fue horrible, solo puedo ver a Octavio ensangrentando, y lo que había al frente de él, es como una nube borrosa, como humo, no puedo distinguir quien es. Ahora solo quizás lo recuerde, quizás ahora pueda ser de ayuda para Octavio, que si o si lo buscaría, le pediría perdón, por no recordarlo, perdón por huir de eso, y prometerle que lo ayudare a encontrar al culpable.

-Inhala, y exhala, mira, escucha, siente, hay calma donde hubo rabia, inhala y exhala, mira, escucha, siente, hay calma donde hubo rabia, inhala y exhala, mira, escucha, siente, hay calma donde hubo rabia… perdón, perdón, perdón, perdón…

 

 

Notas finales:

Gracias por leer, BYE.


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