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El secreto del pueblo. por PlaybooksmadKILLMEplis

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Notas del capitulo:

Gracias por leer y disculpen alguna mala ortografía.

El balde estaba ahí, frente de mí, sentado en el suelo desnudo como el lugar negro, con el humo acercándose a los costados, acercándose, congelando mis pies, rodeando el balde, subiendo, escalando hasta llegar hasta al fondo, sin inhalar, seguía adentrándose, sin inhalar, la primera lagrima, que no salía de mis ojos y caían como lluvia al balde cuyo contenido atravesó como a mi corazón que un agujero apareció, no podía respirar, no se podía contener las lágrimas, la lluvia en forma de tubo que caía directamente al recipiente con agua que desbordaba he inundaba el espacio negro húmedo, y cuyos segundos se convirtió en una marejada incontrolable donde seguía en la misma posición mirando el balde, moví mi brazo, estire mis piernas y comencé a nadar en el mar que gano un color verdoso negro que no afectaba al balde blanco, pulcro y con humo adentro, metí mi cabeza, y me encontré en la entrada de una casa, parecida a la mía, con un toque más hogareño y gran cantidad de niños corriendo a todos lados, entre escuchando música infantil, los gritos, viendo los juguetes que pisaba, me atravesaban pero no dañaban mis pies, con cada cosa que me atravesaba mi cuerpo se esparcía como humo y volvía a su lugar que seguía andante a no sé dónde, en verdad no sabía dónde iba, solo sabía que a donde estaba la escalera de mi casa al frente, ahí estaba a mi lado izquierdo, donde debería estar la otra sala, y al fondo donde debería estar la mesa alargada había mesas pequeñas con sillas que logre traspasar al jardín infinito con resbalin con columpio, casa de madera, una caja de arena, un paraíso para niños, cuatro niños, dos corriendo desde un lugar a otro, y los otros dos sentado mirándolos en el pasto, uno mejor dicho, el otro, solo miraba al que miraba a los niños, mirándolo atravesó de esa mascara café.


-¿No quieres ir a jugar con ellos?


-No, Andrés, estoy bien contigo.


-¿Entonces porque me miras tanto?


-Porque eres lindo.


-¿Por qué dices eso?


-Porque eres mi amigo.


-¡Niño sin rostro, ven!


-No quiero Octavio…


-¡Oye tú, ven aquí maldito bastardo!


La diferencia entre el primer y segundo llamado, era que el primero era de un tono de un inocente niño con trágico destino, y el segundo era un tono raspado, gastado que provino de un tipo casi bien vestido con traje gris con cerveza en mano afuera de la puerta de atrás de esa casa de al lado, que causo un escalofrió nostálgico en mi espina dorsal que no entendía porque tanta brutalidad al llamar a un niño que corrió a apenas dijo la primera palabra, y el otro niño, sentando, sin si quiera que lo hayan llamado fue tras el sin que los dos dentro de la casa lo hayan notado, mi cuerpo lo siguió, sin que mandase o dijera algo, no quería, no tenía por qué seguirlo pero al parecer este cuerpo no pensaba lo mismo cuando se puso atrás del niño, ambos miramos lo que no queríamos ver, pero sabíamos que iba a ocurrir, un golpe tras otro, un grito tras otro, el mayor quitándole la máscara y el niño ocultando su rostro entre sus piernas con gritos desgarradores mesclados con tinta rojizas que caían como cascadas finas en su pequeño cuello, una mujer entrando, suplicando que lo deje, siendo arrastrada por sus dorados cabellos por las manos de hierro del hombre, la deslizo como serpiente por el pasillo acompañados por el llanto y gritos del pequeño que no se dio la vuelta a dar la cara al otro que miraba toda la escena.


-Ven, ven aquí.


Mi boca se movía, pero no era mi voz de adolescente en termino de desarrollo, era la voz de un niño, que no conocía maldad hasta ese momento, el otro pequeño, se quedó ahí, con los hombros caídos moviéndolos de arriba y abajo sin sonido emitido, un llanto silencioso, un llanto desgarrador, mesclados con las suplicas cortantes por cada golpe seco que se oía de la voz de la mujer, y mi mano, mi mano se movió sola de nuevo entrando, tocando su hombro, entendiendo su insistencia en tener su cabeza entre sus muslos, tome la máscara y se lo puse como pude, lo cual el coopero al enderezarse y poniéndolo solo, se dio la vuelta, sus ojos rojos que no logre bien con la nebulosa vista que tenía, que con los gritos y golpes desaparecía todo y solo quedaba esa tinta rojiza impregnada en su máscara manchada.


-¡Oye flojo, ya levántate!


La voz retumbante de Dante fue un golpe en mi frente, no quería despertar todavía, sabía que si lo hacía tenía que hablar con mis padres si o si, no sabía cómo, pero tenía que hacerlo, era estos momentos en donde los hijos no querían tener la charla sexual cuando saben más que los padres mismos, esto era similar, solo que teníamos que hablar sobre las cosas que no recuerdo y quiero recordar con ansias.


-Ya casi se acerca tu cumpleaños, Lorenzo, ¿Qué quieres hacer?


No sabía cómo meter mi tema de conversación luego de la pregunta de Dante, se me había olvidado por completo el cumpleaños de Lorenzo. Ambos habían llegado a las tres de la mañana, los escuche cuando fueron a la habitación de Dante que estaba al lado de nuestros padres, estaban ebrios, no sabía si mamá o papá los había escuchado, quizás sí y no quisieron discutir, o quizás no, espero que no.


-Me iré solo.


-Ya deja de decir, ya sabemos, vete.


-No seas Dante, ya deja. Oye, ¿Por qué mamá no te fue a despertar? ¿Discutieron o qué?


No creo que sea conveniente decirlo. Sabía que si les decía, o si hablaba con mis padres sobre el tema ellos creerían que opacaría el cumpleaños de Lorenzo. Siempre ha sido así, como cuando les dije a mis padres que discutí con Claudio hace tres años y ellos se enfocaron en algo que solo lo dije de pasada y se olvidaron que estaban hablando con mis hermanos sobre la fiesta de cumpleaños de Dante, ambos me ignoraron después de eso, como si hubiese sido mi culpa por eso, así que solo hare la vista gorda hasta después del cumpleaños de Lorenzo, no quiero que estemos discutidos en su cumpleaños, porque sé que discutiremos, con la negación de ellos dos sobre hablarme de esto, que ambos evitaron era claro que esto terminara en ese modo, pero tratare de que no termine así, solo quiero saber ciertas cosas, así que solo esperare.


-No, seguramente estaba muy cansada como para levantarse temprano.


-Ya era hora, pero a lo que importa, ¿Qué harás?


Giro bruscamente su cabeza Dante, como si mi existencia no fuera real en ese momento, y en verdad no lo era. Sentía que podía flotar he irme en cualquier momento a cualquier lugar, sentía ahora en este momento que podía correr y no volver, que podía entrar al bosque y perderme para siempre, y eso, quiero, eso, hice.


Era la primera vez que faltaba a clase a propósito, solo espero que mis hermanos se queden callados, solo sé que cuando rodee la casa sin que ellos se dieran cuenta, y entre al bosque, y al girar vi mi casa tan pequeñita me dio por reírme, ¿de qué? No sé. Solo quería que esta semana corriera rápido, pasar el cumpleaños de Lorenzo como un día mas y poder hablar.


Lo que me di cuenta del bosque, es que no necesito el brújula, o la luz del sol para guiarme, sino las líneas que se forman por los árboles en lo alto, para llegar al lago solo hay que seguir la primera línea al entrar, que se dobla a la izquierda y sigue recto hasta tener un sinfín de opciones que sería la derecha, y llegar al lago con piedras pequeñas y húmedas. Era temprano y la neblina posaba sobre el lago como una manta, y acariciaba mis pies quietos esperando algo que no sabía que era. Estaba inmerso en esta impulsividad que cuando me di cuenta de lo que hice quise volver atrás, estas ganas que a veces me vienen, son tontas porque sé que es imposible, no importa cuanto lo quiere uno, no puedo volver a otras, no puedo volver al momento en que cerré la puerta y fui directo hacia al bosque al salir del vecindario, un impulso que me dio miedo, un impulso que me hizo preguntar porque lo hice y no obtuve respuesta lógica, solo… quizás quería estar más solo de lo que ya estoy.


Quise darme entender que quizás era por la culpa, culpa de no recordar a Octavio, de su violación, que fue exactamente eso; violación, y exactamente lo que me acuerdo… pues la nada misma, la otra persona, creo ni me vio, no sé, quizás sí, quizás no, solo sabía que Octavio se movía, miraba hacia arriba y parecía muerto, pensé que estaba muerto, de ahí, para adelante ya no me acuerdo mucho, cosas vagas como el grito de la maestra, los niños queriendo ver, los policías entrando, mirándome que yo no me había movido de ahí al parecer porque la maestra también quedo en shock y por eso tal vez ni me vio, luego a los detectives en la comisaría, mi apego a algo que ellos creyeron que era solo un papel, mis padres llegando tan tarde, sentía todo lento, cuando entraron corriendo, cuando hablaban, los segundos, los minutos, las horas, fueron días ahí dentro de esa habitación que supuestamente debería ser amigable por los juguetes, y el único que quería estaba afuera de mi alcance.


El aire helado, el sol saliendo, todo entraba en mis poros lleno de grasa, mis ojos se acostumbrado a la luz cálida pero no suficientemente caliente del sol. Podía respirar aire fresco, podía ser un buen día para pasear por el bosque, aunque tenía miedo de perderme, aun así, lo hice, deje el lago desolado con la mágica vista del sol saliendo de a poco. Aquel sol, que traspasaba delicadamente las hojas verdes en los altos árboles que me rodeaban y me dejaban un camino amarillento, casi anaranjado por la luz cubierto de hojas, un camino de hojas que me guiaron de poco, a un pequeño, delgado casi sendero, a uno completo que sabía a donde iba, el cartel seguía ahí; ‘’Bienvenido a las cabañas suereñas’’, así se llamaba el ‘’vecindario’’ que en verdad es una parte del bosque con sendero que lleva a cabañas muy apartadas de las otras, entre todas, la más conocida ahora es del señor Jorge. Ya paso un mes, las cintas amarillas se sacaron hace tiempo, así que quizás no haya nada en su cabaña, no haría nada de mal en ir a verla. El camino fue más o menos largos, logre ver solo dos cabañas que pase de largo, una no tan alejada de la otra en verdad, pero esa no era su cabaña, lo sabía porque cuando éramos niños lo único que me acuerdo de la expedición a conocer el bosque fue su camino a su cabaña, por lo grande que lo veía cuando en realidad no era tan así, pero lo vi y creí que era un castillo maléfico por lo oscuro que era, se veía muy triste esa cabaña, y seguía estando igual, más sucia, más vieja, y con cartas, frases rayadas por todas partes.


-¿Por qué?


Leí algunas frases rayadas alrededor de la cabaña que decían casi lo mismo; ‘’Que bueno que hayas muerto’’, ‘’Espero que te pudres en el infierno’’, ‘’Bien que te merecías la humillación, cerdo asqueroso’’, y las cartas, era lo mismo pero el contenido más alargado y con  letras grandes y bien marcadas, otras finas pero que se notaban la prisa de escribirlas; ‘’Espero encontrarte en el infierno, ambos iremos haya juntos, tu viendo como siempre y yo torturándote mientras me torturan…’’ u otras como; ‘’No sabes lo feliz que fue verte de ese modo, ojala hubiese sido yo quien te haya colgado’’


-No entiendo…


-Ni yo del porque estas acá, cof, cof, cof.


Me asuste demasiado escuchar una voz rasposa detrás de mí y más al ver al profesor de artes muy informal y con rostro de que le hayan pasado elefantes sobre él.


-Profesor… ¿Por qué…?


-¿No se nota?-Se señaló con un pañuelo blanco en su mano derecha.-Estoy enfermo,-En realidad esa no era la pregunta, no me importaba como estaba pero si él quería hablar de eso.-y no creo que vaya lo que resta de la semana, pero la pregunta aquí es; ¿Qué estás haciendo tú aquí?


El sonido de su nariz chocando con el pañuelo desee que fuera más duradero así ingeniarme una respuesta, pero como todo moquilleo dura segundo, y mi respuesta tuvo que ser honesta.


-Yo… pues… salte a clases.


-No me digas, si no me hubieras dicho no hubiese notado. Pero ¿Por qué? Tú nunca faltas a excepción cuando llueve, pero ¿así?


Señalo el cielo casi despejado por las nubes grisáceas.


-¿Cómo supo que estaba aquí?


No había porque darle explicación, no tengo porque.


-Te vi pasar de largo mi casa. Ahora tú, te iras a la tuya.


-No, mi madre debe estar ahí y se me ve se enojara mucho conmigo.


-Y con razón, ve, yo te dejare.


-No por favor.


-Oye, Andrés, no sé qué te habrá pasado, pero no es bueno que estés solo por aquí en el bosque, es grande, aparte si te ven afuera con el uniforme darás una mala impresión a la escuela.


¿Y eso a mí qué? No soy el único estudiante que puede dejarlo mal. Que fastidio, no sabía cómo quitarme al profesor de encima.


-Es que… tuve una discusión con mis padres, y solo quiero aclarar mi mente cuando volvamos a retomar la conversación.


De algún modo contarle algo personal tendría que funcionar, a muchos les funciona dar lastima hablando de sus problemas personales.


-¿Es grave?


Sí.


-No, discusión de padres y adolescente, lo típico, pero… aun no aclaro mi mente, y sé que volveremos hablar del tema y estando con la cabeza enredosa no se puede.


-Cierto… oye, soy profesor no puedo dejar que andes por ahí…


-No estaré por ahí, tenía planeado quedarme en el lago a tranquilizarme hasta que ya fuera hora.


-Pero…


-Disculpe.


Sonó mi celular, vi quien era y mi cuerpo se tensó; era Dante, no pensé que me llamarían.


-Hola.


-¿Dónde mierda estas? Claudio pregunto por ti y le tuve que decir que te sentías mal del estómago, ¿Dónde estás? Mamá llamo y dijo que vendría a buscarnos.


-¿Qué? No bromees Dante.


-Quisiera pero no, yo también estoy nervioso porque moleste un poco al cerdo de Bernardo, solo espero que se quede callado.


-¿Por qué lo molestas? No te hace nada…uy, ya, no importa eso. Mierda, ¿Por qué mamá quiere buscarnos?


-Yo que sé, dice que quiere pasar tiempo con nosotros, ¿estás seguro que no discutieron ayer cuando nos fuimos?-No podía creer esto de mi madre, maldición.-Discutieron, ¿cierto?


-No fue nada, solo… dile a nuestra madre que nos busque frente a la tienda de dulces que está cerca, ahí estaré unos minutos antes de que ella llegue.


-Pero…


Colgué, no quería hablar más con él, mierda, ¿Qué le dio por buscarnos? Quizás no quería que hablara de esto con mis hermanos, pero no lo haría, no tengo porque hablarles de esto, si está bien que son mi familia, pero esto ere entre mis padres y yo.


-¿Problemas? ¿Lo descubrieron?


Lo mire, solo espero que mi rogar funcione.


-¿Me puedo quedar con usted hasta que sean las cuatro y media?


-¿Por qué?


-A esa hora me iré y llegare antes de que toque el timbre a las cinco, por favor.


-No puedo….


-Solo será esta vez, lo prometo, por favor, nunca me he portado mal con usted ni con la escuela, por favor, no molestare, no diré nada ni…


-Oye, oye, eso no problema, pero… está bien, solo promete que no lo harás de nuevo.


-Sí, claro.


No dije prometer, ¿eso cuenta?


Deje atrás la cabaña odiada para ir a la suya que era un toque más hogareño, no tenía segundo piso, su habitación estaba al fondo cuando uno entra que se dejó ver por la puerta entreabierta, y al lado una cocina con una mesa redonda entre el isla y el horno, y al lado de la cocina un sillón café, tipo sala, igual que nuestra casa, excepto por la mesa redonda en la cocina.


-Toma asiento, ¿Qué quieres? Tengo una torta, un… creo que eso no, tengo emparedado.


Decía mientras revisaba su refrigerador casi vacío por lo que logre ver, mire toda la cocina, algo de polvo, tazas que parecían nunca haber sido tocadas.


-Solo un café y un pedazo de torta estaría bien.


-¿Si? Bien.


Me senté, deje mi mochila en mi regazo y apague el celular antes de que me llamaran para ponerme más nervioso de lo que ya estaba, me sirvió lo que pedí y luego él se fue para volver con mascarilla puesta y una caja de pañuelo.


-Sería mejor que te fueras por mi resfriado, pero no quiero que andes por ahí con el uniforme.


-Se preocupa mucho por las apariencias.


-Somos unas de las mejores escuelas de este pueblo, claro que sí.


-Solo hay cuatro, eso no es competencia.


-Claro que sí, mientras mejor sea a la apariencia, y el rango académico, más alumnos ingresan.


Más dinero mejor dicho.


-Claro, solo que fue un impulso de haber salido, y no se me ocurrió guardar ropa informal en la mochila.


-Ya veo, ¿fue grave la discusión?


-No, como ya le dije, solo fue la típica discusión de padres e hijos.


-Bien, si lo dices. Puedes confiar en mí, no diré nada, lo prometo.


Si claro, eso siempre lo dicen y son los primeros en hablar con los sicólogos, directores, padres, incluso con otros alumnos, nunca han sido de fiar los profesores.


-Está bien. Y…. ¿y no vendrá en la semana?


-No, ni loco, contagiaría a todos. Mi reemplazo será la maestra de básica.


-Ya.


No sabía que más hablar con él. Nunca hemos estado juntos tanto tiempo, siempre ha sido hola y adiós durante años, preguntas sobre materiales y seria todo.


-Y este… pronto será el cumpleaños de su hermano, Lorenzo, ¿Qué harán?


-Eh… no se… en verdad no sé.


-No tiene mucha comunicación con ellos, ¿cierto?


No sé porque, pero sentí que quería indagar en mi vida, y eso no me agrada para nada.


-Si lo hay, solo que tenemos intereses distintos.


-Pero con Dante son solo un año de diferencia y con Lorenzo dos, no creo que haya mucha diferencia de intereses.


Me removí para quitarme la ansiedad de irme de ahí de golpe por su insistencia en hablar sobre mi relación con mis hermanos, es nuestra relación, nosotros la entendemos.


-Sí, pues… cosa nuestra.


Dije mirándole, estaba hastiado de su ganas de hablar de mis hermanos que creo que lo noto.


-Disculpa, no quise ser entrometido.


Lo fue.


-No se preocupe.


Se instaló con previo aviso el silencio incomodo, era como cuando estaba con los abuelos y me preguntaban cosas que no eran de mi interés y me fastidiaba responderle, cuando murieron me arrepentí no haber sido más pacientes con ellos, luego pensé y me dije que reaccione como todo adolescente haría con un adulto mayor que no entendía nada, y la culpa se me quito un poco.


-Me iré a dormir, si quieres puedes ver televisión en la otra sala, dormir en el sillón, es un sillón cama, así que…. Eso.


Vi cómo se vía adolorido por levantarse y se llevó una bola de pañuelos usados. Me quede solo, no quería ver la televisión ni tampoco quería sentarme en otro lugar, solo quería quedarme ahí, sentado, levantando de vez en cuando mi mano con la taza para tomar el café y el tenedor con el pastel, y así lo hice hasta oír gemidos que provenía de la habitación del profesor, me acerque y la puerta seguía entreabierta, logre ver su rostro sudoroso y ojos cerrados, tenía una pesadilla al parecer, me adentre y me acerque a tocar su frente, estaba ardiendo, fui a buscar en su armario enorme que estaba al lado derecho de la puerta algún paño o algo, y solo encontré una playera blanca que podía ser útil, fui a la cocina y lo moje con agua helada, y en un recipiente mediano como de ensalada puse más agua helada y se lo deje en la mesa de noche y el paño en su frente, le deje una nota de agradecimiento y me fui.


No sabía qué hora era, solo sabía que habían pasado ya tiempo, prendí el celular y una avalancha de mensajes, uno tras otro me llegaron de golpe vibrando el aparato con fuerza, era cuatro de Claudio preguntándome donde estaba y luego si estaba bien y se podía ir a verme, otros dos, uno de Lorenzo y el otro de Dante preguntándome donde estaba, y sesenta mensajes, eran de el:


AT: ¿Dónde estás?


AT: No te he visto, quiero verte, ¿Dónde estás?


AT: ¿Dónde estás? Enserio. No te vi con Claudio.


AT: ¿Dónde estás? ¿Estás bien?


AT: ¿Fue por lo de ayer?


AT: ¿Con quién estas? ¿Estás solo?


AT: Háblame por favor, estoy desesperado.


AT: Andrés, por favor.


AT: Maldita seas, háblame, ¿tanto te cuesta mandarme algo? Lo que sea maldición.


AT: Eres un imbécil, si no me contestas te ira mal.


AT: Recuerda que eres mío, Andrés, mío, mío, mío, mío…


-‘’Mío, mío, mío’’, maldición, está loco este tipo.


Suspire cansado, pero el último mensaje me dio a entender algo que no me gustó mucho.


AT: En una hora más tocaran el timbre, y habrán muchos autos buscando a sus hijos, excepto uno, ese, estará listo para atacar.


-Maldición.


                           Andrés: No hagas nada, solo fui al bosque, por favor no hagas nada.


AT: Al fin, estaba preocupado por ti, mi amor, ¿Cómo estás?


-Está loco, enserio.


                             Andrés: No soy tu amor, y lo último no te diré.


AT: Esta bien, pero ¿qué paso?


                           Andrés: Nada, no te metas.


AT: Que amigable eres, me fascina, ¿y que harás ahora?


                                Andrés: Adiós.


Me habrá vibrado como dos veces, pero no los mire, estaba loco y de solo leer y escribirle mensajes me agoto. Ya era hora y por suerte me fui antes para llegar la dulcería que está a unas cuadras de la escuela al lado. Es una mediana tienda, con diversos dulces, tiene más que los de un supermercado, no me acuerdo mucho de esa tienda, hace años que no iba y solo me acuerdo que habían tres personas, un señor, una señora y un chico que tenía la edad de Dante que ahora debería ser ya un viejo, y al entrar vi al hijo al parecer.


-Bienvenido, Andrés, años sin verte.


Me desconcertó el hecho de que me recordara siendo que no voy hace años, literalmente no he ido ni he pasado por ahí si quiera.


-Este…


-Soy Antonio, el hijo.


-Ya.


-¿Qué deseas?


-Nada… o sea, iré a ver.


-Claro, oye, ¿pero aún no están en clases?-Mierda, solo espero que se quede callado.-Ah ya, te saltaste a clases, que sinvergüenza, pero no te preocupes, no eres el primero, y como no me incumbe…


Hizo el gesto de que su boca era un cierre y la cerro, parecía esos payasos de fiestas sonriendo todo el tiempo.


-Claro.


Me fui a ver que había, algunos caramelos, ácidos, mis favoritos,, pero hay uno que es mi adicción, aunque sabía que no podía comprar, no me había llevado el dinero de la semana, no podía comprar esos deliciosos malvaviscos con chocolates, se me hacía agua en la boca de verlo como exhibición en un recipiente de vidrio, en verdad estos dulces se vendían en cajas que traía mamá y para probar estaban estos frente de mí, pero sabía, que si comía uno para probar, me lo comería todo, literalmente todo, estaba en un dilema, no sabía si comérmelo o no, pero son tan deliciosos…


-Hola, me llamo Juan.


La voz gruesa mesclado con un tono casi agudo rasposo me sobresalto un poco, mire de soslayo y volví mi mirada a los dulces de inmediato al ver lo que vi, un chico como la edad de Lorenzo, mirándome fijamente, se veía con ojeras, labios secos y partidos, piel sudorosa, ojos rojizos en la parte de abajo, se veía muy mal en verdad.


-¿Qué quieren?                              


Vi a de reojo a mi izquierda como otro tipo similar al que estaba a mi otro lado apegándose de poco estaba en la vitrina dulcera del señor Antonio que parecía tosco y con una mirada muy oscura comparado cuando entre.


-Solo queremos dulces, danos dulces, amigo.


Dijo el tipo que estaba a apegándose de a poco a mi brazo derecho.


-Aléjate.


Lo empuje al oler su olor asqueroso, de orina, pescado, era asqueroso en verdad, y tipo solo se ría mirándome, sentía su mirada


-Ya lárguense de aquí.


-No hacemos ningún daño, amigo.


La voz del otro era mucha más clara que el que tenía al lado que nos mirábamos, no entendía que quería este tipo.


-No les daré dinero. Largo.


-Danos dulces entonces.


-¿No puedes sonreír?


Susurro acercándose de golpe y me aleje.


-¿Qué?


-Sonreír…-Puso sus dedos índices al final de su boca a cada lado, luego metiéndolos adentro y agrando su boca de manera grotesca.- ja, ja, ja, ja, ja…


Una risa tonta he imparable salió de la boca del chico de la nada, parecía que estuviera en otro mundo mirando a todos lados. Me asuste, y cuando me quise alejar el tipo tomo mi muñeca acercándome a el que seguía riéndose y comenzó a dar vuelta en el pequeño pasillo de dulces obligándome a mi dar vuelta con el que logro desgraciadamente tomar ambas muñecas. Forcejeaba, llamaba el dueño de la tienda que me miraba y miraba al chico que tenía al frente de manera frenética.


-Ya dejen al chico, les daré lo que quieren, déjenlo.


Me estaba dando ganas de vomitar por las vueltas y más por el olor.


-¡Ya déjame, ya, basta, me duele!


-¡DEJA A MI HERMANO!


Esa voz la recocina bien, retumbante, áspero, y cortante, era la voz de Dante. El chico me tiro apenas vio a mi hermano que se le fue encima y lo saco de un ala de la tienda al igual que Lorenzo con el chico que molestaba al dueño y sus otros amigos los pateaban en el camino.


-¿Estas bien?


Asentí cuando sentí la mano firme de Lorenzo en mi brazo ayudándome a levantarme, que mal vi seguramente, que vergüenza.


-¿Quiénes eran? ¿Qué les pasa?


No entendía a esos tipos.


-Estaban drogados.


-¿Qué?


La respuesta inmediata de Dante me sorprendió mucho, ¿Cómo sabe que estaban drogados?


-Enserio, deberías salir más, ¿Cómo no reconoces a alguien drogado? ¿Tan tonto eres?


Y el molesto hermano volvió. Solo suspire y sin despedirme del dueño salí de la tienda a esperar a mamá que me dio la curiosidad de que no llegara antes que mis hermanos.


-Mamá no ha llegado.


-Sí, llamo diciendo que llegaría unos minutos tarde. ¿Seguro que estas bien?


-Sí, Lorenzo.


No quería verme tan débil ante ellos. Prendí el celular para preguntarle a Claudio si hubo tareas o algo por si mamá preguntaba cómo me fue, pero al momento de escribirle, dos mensajes que me dejo el tipo antes de apagarlo que vi arriba me dio la curiosidad de leerlo, los leí, y de inmediato, como nunca jamás en mi vida, comencé a correr manteniendo sus frases en mi cabeza y aferrando el celular en mi mano.


AT: No me respondiste, que grosero, ¿Qué harás? Dime.


AT: No me respondes, bien, espero que tu amigo se recupere rápido.


Sentía mi corazón en mi garganta que no latía, estaba detenido y expandiéndose de miedo, mi respiración se cortaba con cada paso que daba que era tan lento que creí nunca llegaría al momento de ver un auto negro acercándose a Claudio que terminaba de bajar la escalera, para cruzar la calle donde al otro lado lo esperaban sus padres en su auto, iba rápido, y mis piernas no.


-¡Claudio!-Si lo llamaba quizás paraba.- ¡Claudio!-Odio gritar, es cansador, es estúpido, ahora es útil y mi única arma.- ¡Claudio!


Jamás había gritado así cuando vi a Claudio cruzar la calle y mirándome, le hice un gesto como pude de que retrocediera, pero al parecer no entendía, seguía ahí, le hice otra de que mirara hacia atrás y al momento de que giraba para ver el auto paro en seco al momento de que yo caí de rodilla al ver a Claudio intacto, quería llorar.


-¡¿Qué te pasa maldito loco?!


-¡Hijo, ¿estás bien?!


Los padres de Claudio reaccionaron rápido al ir a donde Claudio que se fue espalda y cayo de trasero. Y yo, sentía que todo se detuvo, el auto seguía en marcha pero los padres de Claudio y el no, los demás que se acercaron se detuvieron y el auto, paso al lado mío, me levante de golpe para ver quien lo conducía y el chico sucio, tenía una mirada muy intensa, de loco, de mierda, que tiro un papel que logre tomar y guardarlo al momento de que mis hermanos se acercaron y todo cobrara movimiento, el auto no tenía patente.


-Que conveniente.


Susurre para adentro con un dolor de cabeza y pecho enorme.


-¡Andrés! ¿Qué mierda fue eso?


Ambos me miraban raro, no sabía cómo explicarles.


-Quería hablar con Claudio… y-Quiero llorar.-Pues…-No puedo llorar, sospecharan.-Este…


-¿Estas bien?


-Sí, es que quería hablar con Claudio y justo vi el auto.


-¿Y porque corrías? Nunca corres.


Y sigo pensando que odio al Lorenzo curioso, que se meta sus preguntas donde más le quepa, no iba responderle, no quería, si seguía hablando lloraría, mi corazón seguía bajando gritando de dolor, de angustia, de solo pensar que lo atropellarían por mi culpa.


-Yo…


-¿Chicos? ¿Qué paso?


Gracias a quien sea mi madre llego, aunque claramente fue a donde los Pereyra y les pregunto si necesitaban algo o si estaban bien, solo que estaban nerviosos y mi madre le sugirió que nos fuéramos al mismo tiempo, como compañía.


-Conduce súper rápido.


No sé porque mamá se sorprendía, todos saben cómo conduce el señor Pereyra.


-El padre de Claudio esta demente, se cree ‘’Rápido y Furioso’’.


No entendía el chiste de Dante, nunca he visto la película, son tantas que de solo contarlas me da flojera.


-¿Y qué harás Lorenzo? ¿Ya has decidido que hacer?


-Quiero saber si pueden celebrármelo en ‘’Queso Derretido’’


-Claro que sí, seria grandioso, entonces ¿ahí lo quieres celebrar todo el día o…?


-Todo el día y en la noche los chicos me dijeron que tienen una casa para hacerme una fiesta.


-Que bien, entonces así será… y ¿a qué hora llegaran los dos?


-¿Los dos? ¿Cuáles dos?


Ya sabía que la pregunta de Lorenzo era porque creía que yo iba ir con él, pero en verdad, por la sonrisa que logre ver de reojo de mi madre, me di cuenta a que se refería a Dante.


-Pues tú y Dante.


-¿Qué? ¿No estoy castigado?


-Nop, el director me llamo y me dijo que Bernardo le había dicho que ya no lo molestabas, y que te disculpaste con él, así que… no, no estas castigado este mes.


-¡Genial!


Vi por el retrovisor, cosa que por suerte mamá no se dio cuenta la mirada de no entender de Dante y de Lorenzo, era lógico, si molestas a alguien no andaría por ahí diciendo que la otra persona en verdad no lo hizo, solo espero que no moleste más a Bernardo con esto, si lo hace, le diré a mamá, él ya tiene problemas con su madre y su casa para que un idiota como mi hermano lo moleste.


-Iré a donde Claudio.


-Ve.


Baje rápido del auto y vi como Claudio avanzaba hacia mí, nos encontramos y él se rio.


-Iba a verte.


-Y yo a ti, tu eres el afectado.


-Si pero quería saber porque corrías como loco, jamás has corrido así, ni si quiera gritado de esa forma.


-Es que justo cuando iba a verte y preguntarte que paso hoy en clases vi el auto, así que corrí.


-Ah, bien… así que ¿enfermo?


-Te contare todo.


-Vamos adentro.


Salude a su madre pálida y su padre que hablaba con la policía preguntando si encontraron el auto, ruego que sí. Entramos a su habitación y dejamos las mochilas en su cama y él se lanzó al lado de la suya y yo me senté  en su silla deslizante.


-Que horrible fue eso… uy, quiero ir al baño, permiso.


Se fue a la puerta que tenía al lado y la dejo entreabierta cuando escuchaba su orina caer en el inodoro, mi celular vibro al igual que el de Claudio que salió de golpe, que por suerte estaba viendo el celular o si no hubiese visto su paquete.


AT: Espero que tu amigo este bien.


                             Andrés: Te odio, y si está bien.


AT: No pienses así, sé que me amaras como cuando éramos niños, y ¿viste la nota?


                             Andrés: Cuando este en casa.


AT: ¿Estas con ese imbécil? Déjalo, lee la nota, y espero que estés bien, te amo mucho. Atte. Tu acosador.


-Hijo de puta.


-¿Quién?


Lo mire y recién me di cuenta lo que dije.


-El tipo del auto.


-Ah sí, maldito, y se luego se fue como si nada, pero… no sé, se me hizo familiar…


Le vibro el celular de nuevo, lo reviso y una sonrisa estúpida se pegó en su rostro, no sé cuánto minutos estuve mirándolo hasta que bloqueo su celular.


-Lo siento.


-¿Quién era?


-Un amigo.-Miente.-Es de Italia.-Miente.


-¿Por qué no me dices la verdad?


-Te digo la verdad.-Dijo sentándose en el borde de la cama cuando sonó de nuevo su celular y de nuevo se pegó al objeto ese.


-Claro.


-Enserio.-Seguía sonriendo cuando dijo y eso y bloqueo de nuevo su celular mirándome entre serio y queriendo sonreír, esta raro.- ¿Y? ¿Qué me ibas a contar? ¿Por qué saltaste a clases?


-Ah… Quiero tu versión de Octavio. 


Sin vaselina ni introducción le dije eso, debí contarle como lo supe pero en verdad tuve ayuda, sin él no hubiese sabido nada, no hubiese subido al ático jamás y hasta el día de hoy no recordaría a Octavia, y no sabía cómo decírselo, solo quiero saber su versión de los hechos. Y por lo que vi, si tenía uno al verlo más pálido y por poco vi que se hacía para atrás.


-Uf… me empezó a doler el estómago.


-Claudio.


No podía creer que cayera tan bajo para no contarme.


-No, no, enserio, enserio, uf, es como cuando tienes un gas atorado y se te entierra justo al costado, uy, que dolor, tengo que ir al baño. Espera.


En verdad no podía creerlo, pero tenía que entenderlo, no era un tema fácil, y por lo que vi se demoraría un poco en decirme así que aproveche de sacar el papel del bolsillo y vi la estúpida nota: ‘’Espero verte hoy en la tarde, quiero hablar solo un poco lo de ayer, no te puedo contar todo, pero quizás te ayude en algo. Juntémonos en el lago, te amo. Atte. Tu acosador’’. No entendía su empeño de poner; ‘’te amo’’ como si fuera a creerle o que si fuera normal.


-Listo… hablemos sobre… Octavio.


Se habrá sentado quizás cinco o seis veces en distintas posiciones al borde su cama, derecha, centro, izquierda, de nuevo derecha, y volvía a ponerse en la punta de la cama como estaba desde un inicio.


-Bien… ¿Cómo…?


-¿Recordé?-Asintió mirándome fijamente como un búho.-Simplemente se dio, escuche algo y ese algo me hizo recordar… el pasillo del jardín, donde encontré a Octavio, solo que… no recordaba a Octavio hasta ayer en la noche, cuando… vi la foto del jardín.


-Sí, yo también la tengo.


-¿Y porque nunca me lo mostraste?


-Porque no podía… ay, Andrés. No sé mucho, solo me acuerdo verte pegado a la pared y gritabas mucho, la sangre en el pasillo, la maestra que se congelo ahí, si no hubiese sido por una ayudante que había en ese momento todos hubiésemos visto que tu solo viste.


-¿Y qué sabes entonces? ¿Sabes de Octavio? ¿Su familia?


-No, lo siento. Cuando paso eso mis padres prácticamente me encerraron en mi casa, en ningún momento me dejaron salir, hasta que cumplí ocho años y volví a verte, pero tus padres me dijeron que no recordabas a Octavio, en ese momento no entendía, solo que… eras completamente distinto.


-¿Yo? ¿Cómo?


-Andrés no…


-Dime.


-Yo… llegue a pensar que no eras Andrés, yo era un niño, incluso me asustaba verte por lo diferente que eras, y no entendía el porqué.


-¿Y cómo era? Dime.


-Todo lo contrario a lo que eres ahora. Eras muy empático, si alguien lloraba tu llorabas cuando le preguntabas que le pasaba, o si alguien sonreía tu sonreías, aunque no era necesario, tu solo sonreías, sonreías todo el tiempo, y… hablabas demasiado, de hecho muchos se alejaban de ti por lo hablador que eras, siempre hablando, hablando, hablando, Octavio… te decía; loro Andrés, y tú solo te rías, a pesar de que él lo decía como burla.


-Él era como el líder del grupo, ¿cierto?


-Sí, y de todos de hecho, a todos mandaba.


-¿Cómo era él? ¿Cómo éramos todos?


-Pues… ya sabes, Octavio era el niño mandón, tu solo le seguías la corriente y le sonreías mucho, yo le tenía miedo, y eso.


-¿Y el niños sin rostro?


Se rio apenas termine la pregunta, ¿Cuál es el chiste?


-El no existe.


Negó cerrando sus ojos y mirándome como si fuera un pobre iluso.


-Si existe.


-No, Andrés, no existe. Era nuestro amigo imaginario.


-¿Y los tres tuvimos al mismo amigo imaginario? ¿No crees eso raro?


-¿Y qué?, todos hemos imaginado caballeros, caballos, princesas todos juntos.


-Pero de diferentes maneras, ¿Cómo lo imaginabas tú?


-Pues… una bolsa de papel como del supermercado, siempre llevaba la misma playera a rayas, rojo con amarillo o…


-Mostaza, y blanco, y unos short de mezclilla, y sin zapatos o algo en los pies, así vestía.


-Eh… si, así vestía.


-¿Ves? ¿Cómo vamos a tener el mismo, exactamente el mismo amigo imaginario?


-No sé, quizás vimos algo en la televisión que había ahí y paso, pero nuestros padres jamás lo vieron, me acuerdo de eso porque mis padres decían que no había ningún niño de esas características, que era imaginario.


-Eh… ¿y este Andrés te agrada?


De nada servía decirle que era real, a él no lo acosaba.


-Claro que sí,  eres mi mejor amigo, el hermano que nunca tuve.


-¿Y porque no me dices quien te gusta o con quien hablas?


No sé porque le pregunte eso, quizás sí, solo quería irme, pero no encontré la mejor manera que preguntarle esa estupidez, como si fuera mi novio a algo así.


-¿Qué te pasa? No te diré nada, es mi vida privada.


Eso me molesto, dice que somos como hermanos y me dice esto.


-Pero somos amigos… sabes, tiene razón, fue fuera de lugar. Adiós.


Tome mi mochila y abrí su puerta para bajar las escaleras y llegar a la salida.


-Oye, no, ven.


-No,-Gire a verlo en la escalera, sentí… cierto rencor contra él, pero no tiene por qué contarme todo en verdad.-me pase, no sé porque te pregunte eso, es solo que… nada, adiós. Te veré mañana.


-Está bien…ah, espera,-Que sea rápido.- la tarea de ingles la tienes que entregar el viernes sin falta, y estas en nuestro grupo de volibol.


-Que buenas noticias.


-Sí, te perdiste de muchas cosas buenas, demasiadas.


Se rio solo y yo solo asentí y me fui a mi casa a comer lo que no comí en todo el día, creí poder comer todo el refrigerador.


-Sí que tenías hambre, recién te vi comer dos panes.


Vi a mi padre que estaba con mis hermanos viendo televisor hablándome como si nada cuando subía con otra porción de torta, no podía decirle que no había comido nada más que un pedazo de torta añeja y un café amargo.


-Si… me dio hambre.


-Mmm, este…


-Iré afuera en un rato más, me juntare con Claudio en ‘’Juegos inferno’’


-Está bien.


Solo mis padres me miraron y me fui. Claramente no iba a juntarme a esa tienda de arcade, creo que ni si quiera saben que a Claudio y a mí no nos gusta ese lugar, de todas formas le dije a Claudio que desde luego me pregunto a donde iría realmente y solo le dije que a ‘’Queso Derretido’’.


Claudio: ¿Qué te ha dado por ir solo ahí?


                    Andrés: No es nada, solo quiero pensar y comer algo ahí.


Claudio: Puedo ir contigo.


                    Andrés: No, quiero estar solo.


Claudio: Bien, pero sabes que puedes contar conmigo cuando quieras.


-Que cursi es.


                      Andrés: Lo sé, gracias. Adiós.


Claudio: Adiós.


                     Andrés; ¿a qué hora nos juntamos?


AT: Ah, ¿entonces si quieres verme? Qué bien.


                   Andrés: Solo quiero saber tu versión de la historia.


AT: Entiendo, juntémonos en quince minutos en el lago.


                    Andrés: Esta bien, adiós.


AT: Adiós, Andrés.


En quince ya estaba afuera con mi ropa normal listo para ir, y solo como mi celular como arma. Llegue y todavía no había llegado así que me quede sentado sobre las piedras y mire el lago con el atardecer.


-Que hermoso.


-Lo es.


Maldición, me asusto al escucharlo.


-Hola, ahora cuéntame lo que sabes.


-Uy, que amigable, también estoy bien, gracias por preguntar.


-Solo dime, maldito sicópata.


-No, no, no, sicópata no, te aceptaría un acosador, pero nunca he matado a nadie ni siquiera a un animal, o soy apático, si fuera así, no te amaría.


-No me importa lo que haces o lo que no haces, solo dime lo que si me importa.


-¿Si tengo una relación?


-¿Qué? No


-Solo decía, me gusta verte molesto.


-Basta. Me largo.


Paso a su lado que de inmediato tomo mi muñeca que ya estaba algo adolorida.


-Espera, espera.


-Suéltame, me duele.


-No te sujeto fuerte, no exageres.


-No lo hago, enserio duele.


Con su mano izquierda me levanto la manga de mi poleron y ambos logramos ver un ligero hematoma alrededor de mi muñeca.


-¿Quién te hizo esto?


-Un drogadicto en la tienda de dulces.


-¿En la tienda de dulces?


-Sí, unos tipos entraron y uno… ¿Qué te tengo contar? Ya dime lo de Octavio.


 Me sabe de su agarre y mire su máscara que me daba ganas de golpear.


-Pensé que éramos amigos, que podíamos contarnos cosas.


-No, no lo seremos jamás.


-Pero…


-No. Entiende, me das miedo, si me mostraras tu cara…


-No, no puedo…


-Entonces nunca seremos amigos.


-¿Y qué somos?


-Un acosador y su víctima, eso somos. Ahora dime ya lo que sabes.


-Haz cambiado mucho.


-Sí, ya me lo dijeron, ¿algo más?


-Eras distinto, antes escuchabas antes de hablar, sonreías más…


-Ya lo sé. Si solo me vas a decir eso, entonces me largare.


-No, quiero estar contigo, me relaja tanto verte.


-Pues empieza hablar.


-Bien… no sé nada.


-Ja, me estas tomando el pelo, que imbécil fui.


Casi me di la vuelta pero de nuevo me agarro por el hombro.


-No, espera, no sé qué fue lo que viste, ni se dónde está Octavio, pero te puedo dar la dirección del jardín, la maestra sigue viviendo ahí, era su casa después de todo.


-¿Y porque me lo das? Mis padres lo harán de todos modos.


-No lo harán, ellos te contaran lo mucho que sufriste, evitaran tocar ciertos temas que quizás sirvan para que recuerdes, y no te dirán donde era el jardín, lo sé.


-Estas muy confiado.


-Lo estoy, ¿o es que ellos te dijeron algo que sirviera anoche?


-No mucho.


-¿Ves? Igual lo que hago servirá.


-Y si voy a verla, ¿sabrá quién eres?


-Quizás.


-Entonces dámela. 


-Te lo daré no para que juegues a descubrir quién soy, te lo daré para que te sirva de algo de información, si ella te dice algo o veas algo que te recuerde…


-Entiendo… ¿Por qué no puedes mostrarme tu rostro?


-Te escribiré después. Adiós.


-Adiós.


Quise sacarle la máscara en ese momento, pero lo vi tan lejos que mejor será otro día.


Llegue a casa, y vi a mi padre afuera de su habitación, no debí mirarlo, con solo hacerlo se acero a mi cuando quería refugiarme en mi habitación.


-Hablemos.


-No, hablaremos cuando el cumpleaños de Lorenzo pase. Después de su cumpleaños o cuando él se vaya con sus amigos podemos hablar.


-Pero…


-No, si lo hacemos, podríamos discutir, y  no quiero estropear el momento de Lorenzo, no quiero.


-Está bien. Hablaremos cuando tus hermanos se vayan.


Y se fue, dejándome con este fastidio de no saber cómo quitármelos de encima, de nada serbia hablar con ellos si el acosador tenía razón, y creo que la  va tener, no me van a dar ninguna información útil.


Pasaron los días, el acosador que al final me dijo que me pasaría la dirección de la maestra si mis padres no lo hacían, y diciéndome de vez en cuando como me vio, que sintió y bla, bla, bla, y más bla, Claudio estuvo un poco raro, a veces lo invitaba a mi casa a jugar videojuegos o hacer las tareas y el de repente dejaba hacer lo que hacía para ponerse a escribir en su celular y volvíamos a tener una cierta brecha entre nosotros, era incomodo el silencio que se generaba cuando le preguntaba quién era y me seguía mintiendo de su amigo en Italia, no sé porque no me lo dice, no diré nada malo, ni me meteré, solo que es raro que se haga el misterioso.


-¡Feliz cumpleaños a ti, feliz cumpleaños a ti, feliz cumpleaños Lorenzo, feliz cumpleaños a ti!


Y en un abrir y cerrar de ojos era domingo, su cumpleaños, todos rodeando como se podía a Lorenzo, sentado en el centro con su torta de lúcuma, Dante a un lado y mi padre al otro, y mi madre al lado mío al frente de ellos tres grabándolos, todos sonrientes, todos cantando fuerte, y yo solo moviendo mis labios sin emitir algún sonido. Estuvimos todo el día y toda la tarde ahí, fue una tortura, no hablaba con nadie, seguía sentado al frente donde estaba mis hermanos y mi padre que se levantaron a los minutos para hablar con los demás que era difícil ya que cada mesa estaba dividida por los sillones circulares a media, entonces se formaron grupos donde toda mi familia tuvieron que hacer buenos anfitriones, principalmente el cumpleañero, ni si quiera estaba Claudio, y fue porque Lorenzo no quiso, dijo que él no era su amigo, tuvo una pequeña discusión con nuestros padres por eso, pero le encontré la razón, es mi mejor amigo pero en verdad Claudio no es que hable con mis hermanos, máximo habla con mi madre, así que le dije que estaba bien, pero no conté que me aburriría tanto y me pondría ansioso de irme a cada momento, incluso me daba por escribirle al acosador para que me entretuviera pero luego recapacitaba, no podía ser tan estúpido.


-Recuerden llamar antes de llegar, no vaya ser que creamos que son unos ladrones, y por favor, traten de llegar temprano.


-Sí, mamá, ¿podemos irnos ahora?


-Que ansioso estas, Dante, y ni es tu cumpleaños. Ya váyanse. Cuídense.


Los vi yéndose con sus amigos en el auto de Ignacio y se fueron, al momento de que yo pedía interiormente que no se fueran, no quería hablar con ellos.


-Ven, Andrés.


¿Por qué habla tan dramáticamente? Casi me reí al escucharlo, fue como suplica. Fui a donde estaban sentando en sus sillas en la mesa desnuda y solo decorada con un florero como accesorio, me senté frente a mis padres mientras miraba atrás el patio, el árbol, la cerca, el campo, y más allá, el bosque donde me adentre al comienzo de la semana.


-Bien, díganme todo.


-Pues, ¿Qué quieres saber?


Mi madre parecía la más cooperativa en hablar al sonreírme tras preguntarme.


-¿Me responderán con sinceridad?


-Claro…


-Trataremos.


Comenzó mi madre bien y lo termino mal mi padre.


-¿Cómo?


-No sabemos si lo que te vamos a decir te afectaría.


-Ya no soy un niño.


-Pero eres frágil. Puede que hayas cambiado con el tiempo, pero sigues siendo el mismo niño, solo que no…


-Recuerdo. Claudio ya me dijo que soy muy diferente a lo que era antes.


-¿Y que más te dijo?


-Nada que me sirviera, dijo que no sabía nada más de lo superficial.


-Y es obvio, tu amigo casi lo encarcelaron en su casa, y cuando fue a verte, pues… al principio no sabía pero luego se hizo la idea.


-¿De que su amigo ya no era el mismo? Qué bien.


-No lo digas así.


Mi madre quiso tomar mi mano creando un momento incomodo cuando lo baje para que no lo hiciera, no quería cursilería.


-Ya no importa. Solo quiero saber, díganme todo, todo lo que paso ahí, lo que paso después, que paso con la familia de Octavio, saber si hubo sospechoso, o saber si la persona que le hizo eso está preso.


No sabía porque, me pregunte en toda la noche porque sentía que esa persona, o niño, o niña estaba libre, lo sabía, lo sentía, sentía que esa persona estaba por alguna parte del mundo. Y lo peor era que no sabía si era niño o niña, cada vez que recordaba la voz la sentía más lejana, más extraña, mas… no sé, había algo raro ahí que no podía descifrar, un maldito rompecabezas.


-Pues no, no está preso o presa. Ay Andrés, al principio no queríamos saber nada del caso por el shock que tuviste, pensamos alejarte de eso cuando vimos cómo te trataron los detectives, pero como tu viste quien fue, no pudimos, te llevaron el sicólogo que ellos llevaron, fue el único que dijo que no estabas en condiciones, que tenías algo que impedía que recordaras, ¿Qué era? ¿El nombre como…?


-Creo que era amnesia disociativa, y había en específico un grupo donde partencias, la cosa es que no me acuerdo como era el nombre, solo que eso causaba de que no recordaras nada, que incluso podría durar meses, o en tu caso fueron años. Aun así te volviste violento, como ya te dijimos, entonces pensamos llevarte con otro sicólogo y cuando este dijo que te dejaran tranquilo, ahí recién se alejaron, solo un poco porque igual nos llamaban para que hiciéramos presencia en el tribunal.


-¿Hubo sospechosos?


-Pues… ese es otro problema. Nosotros no hacíamos muchas preguntas sobre cómo iba el caso, solo queríamos protegerte, hasta que… vimos que lo sospechosos eran niños.


Hubo un ligero silencio, no entendía porque no seguía hablando mamá.


-¿Y?


-¿No te sorprende?


-No, sé que es un niño, o niña. Recuerdo su voz, era extraña.


-Oh… bien. Pues el caso era más complejo que eso. Escuchamos, veíamos noticias, y nos enteramos de cosa, como que el espacio donde ocurrió todo se vio que habían dos personas aparte de Octavio, eran huellas pequeñas, ahí supieron que fueron unos niños, pero ninguno coincidían, y luego, lo más raro, fue lo más complejo, y eso fue el ADN, no era un ADN, era cuatro, nos dijeron que eran de adultos, entonces todo se volvió confuso. Luego sospecharon de tres niños, dos porque dijeron antes de que pasara eso que le harían daño por un enojo infantil a Octavio, pero ellos dos estaban con la ayudante de la maestra, y el otro niño lo vio alguien afuera del jardín al frente, y ahí todo se perdió, no había huellas, ninguno coincidían con los zapatos, Octavio estaba peor que tú, no hablaba, no comía, no hacía nada, y tú, tu no recordabas nada. Fue horrible, porque todos se abalanzaron contra ti, y tu reaccionabas como podías reaccionar, violento, y cuando llegaste a ese punto, donde tu llegaste, fue cuando te interrogaron en el tribunal sin la opción de irte, ya había pasado las otras veces, pero con el ultimo no quisieron bajarte de ahí, nosotros nos pusimos de pie, el Juez no encontró que estabas apto, pero el abogado defensor no pensaba lo mismo, estaba contra ti como si era tu responsabilidad todo lo que pasaría con Octavio después, fue un caos ese día, un espectáculo, el abogado creo que lo suspendieron, a los detectives los retiraron del caso, todo volvió a punto de inicio, solo que ya no podían hablarte, los amenazamos con demandarlos por acoso cuando comenzaron a llegar los periodistas a nuestra casa.


-Sí,-Casi salte de mi asiento al escuchar la voz de mi padre que parecía estar recién al tanto de las cosas.-fue una sorpresa no muy sorpresiva en verdad, solo rezábamos de que no llegaran esos buitres a nuestra casa y paso cuando ya el caso estaba en manos de otros, entonces fue mucho más interesantes para ellos. Tratamos de que no vieras la televisión, o salir o que contestaras el teléfono, te envolvimos en una burbuja. Solo que ahora acabas de explotarla, y tememos que sufras o que en verdad no puedas recordar aquel acontecimiento, y sufras por eso.


-Sí, pero… con el tiempo recordare, recordare todo. Por eso quiero saber dónde vive la familia de Octavio, quiero verlo.


-Cariño, ya quisiéramos, pero no sabemos. Quisimos mantener el contacto, pero la familia de Octavio se mudó de repente, no nos dijeron nada, simplemente se fueron, dejaron el caso hasta ahí y ya, fue súper raro siendo que ellos eran las victimas principales.


-¿Y el jardín? ¿Dónde es? Quiero hablar con la maestra que tuvo a cargo. Quiero empezar por ahí, quizás yendo y viendo el lugar podría recordar cosas que antes no, o recordar todo, seria genial y podríamos acabar con esto.


-Ah… pues… no creo que la maestra siguiera ahí, aparte ella no sabe nada. La pobre quedo muy mal, cerró el jardín de inmediato.


Note cierta resistencia en querer seguir hablando por parte de mi madre, quería saber, no cuesta nada.


-Pero dénmela. Quizás viva aun ahí.


-Andrés… queremos que vayas a un sicólogo primero…


-¡¿Por qué no me dan la dirección?!


-No nos grites. Estábamos hablando bien…


-Hasta que ustedes se interponen en que descubra más cosas.


-No te impedimos nada, solo estamos preocupados por ti. No queremos que te vuelva a pasar lo mismo. Así que queremos que vayas a un sicólogo, es lo mejor.


-No, no quiero, no me gustan los sicólogos. Quiero saber la dirección de la maestra.


-Andrés…


-No, dénmela.


-Cálmate.


-Estoy calmado, solo quiero que me den la dirección.


-No sabemos si sigue ahí o no.


-¡Solo dénmela! Solo….


-No nos grites.


-No lo hago. Si quieren, llévenme ustedes, por…


-No, Andrés, entiende, de nada sirve. Primero tienes que ir al sicólogo, para saber si está bien hacerlo, si está bien que vayamos tan rápido antes de estar preparado, quizás te venga de nuevo el shock o vuelvas a estar violento.


-¿Cómo puedo volver estar en shock si ya lo estoy? No recuerdo quien lo violo. Ahora mismo esa persona quizás sea un o una pederasta violando niño…


-Por el amor de Dios, Andrés no exageres.


La risa de mi padre me molesto mucho, quise golpearlo ahí mismo, pero es mi padre.


-Si una niña o niño fue capaz de violar a otro es capaz de seguir violando, al no descubrir quién es, seguramente se confió y siguió haciéndolo.


-O no,-Mi madre se levantó alzando sus manos y moviéndolos como espantando algo mientras seguía caminado hacia la  sala, como queriendo ir a la cocina  pero se quedó ahí en arco de la pared.-no sabemos nada. Andrés, cálmate, respira, sé que lo acabas de descubrir es algo fuerte, un recuerdo que tenías bloqueados por años, y enterarte de todo esto de golpe puede ser abrumador, pero tienes que entender que hay que dar paso a paso, tengo miedo de que quedes mal, que vuelvas al momento de ponerte violento…


-No me voy a suicidar si eso se preocupan.-Fue feo lo que dije, me arrepentí al sentir el silencio repentino y ver sus rostros sorprendido, no debí decirlo, pero no había vuelta atrás.-No pienso matarme, ahora solo quiero saber quién violo a Octavio y hacerle justicia…


-Y lo harás.-Tras quizás dos minutos de silencio hablo mamá con una voz quebrada.-Pero de a poco, no te llevaremos al jardín, ni te diremos, te llevaremos al sicólogo…


-No, no voy, no quiero, si no quiero ir, no iré, punto.


-¿Cómo que ‘’punto’’? aquí no mandas, Andrés, eres menor de edad y nos obedeces, iras al sicólogo, te prepararas….


-¡NO!


Un silencio se generó al momento en que Lorenzo y Dante entraron riéndose con una risa que se apagó al escuchar mi grito.


-¿Qué hacen tan rápido aquí? ¿Qué paso?


Mamá se les acerco como forzando su boca para reírse, creo que no funciono por los rostros de mis hermanos.


-Se nos olvidó nuestros celulares, nos acordamos a mitad de camino. ¿Qué pasa?


-Nada.-Entre mi padre y yo se había generado ya una especia de disputa para ver quién tiene la última palabra.-Andrés vete a tu habitación, ustedes busquen sus celulares y ya váyanse. Hablaremos mañana.


-Ya hablamos lo que teníamos que hablar, yo no iré al sicólogo, y quiero que me den los nombres de los detectives y del abogado defensor de Octavio….


-¿Estás loco? Claro que no, ese sería mucho, vamos de paso, ya hablamos de esto, ¿Qué no entiendes?


-Que mis padres no quieran ayudarme ni encontrar a esa persona que está libre por ahí haciendo quizás que cosa.


Estaba desesperado, enojado, enrabiado, confuso, era mucha información, y me costó ordenarlas así que las escribí como lista,  luego me metí a internet buscando; ‘’niño abusado por otro niño’’ y no me salió, luego busque; ‘’niños sospechosos’’ y nada, hasta que tuve que poner lo primero más el nombre del pueblo y ahí salió todo, en imágenes, salió Octavio, en medio de las personas que apartaban los fotógrafos, en sus hombros las manos de su madre que no se veía el rostro y menos el del padre, ambos estaban borrosas, el único rostro claro era de Octavio que miraba directo a la cámara más un policía que apartaba los periodistas, el rostro Octavio, fue como una daga filosa que atravesó mi corazón lleno culpa, su nariz pequeña, labios casi visibles, cabello negro largo y sucio, estaba como muerto, luego me vi a mi entrando, parecía loco con mis ojos saltones mirando hacia al frente y los rostros de mis padres no salieron ya que mi madre los tapo con su cartera y a mí como pudo en su brazo, de igual forma se podía ver a ese niño asustadizo, luego vi a los abogados, ninguno me pareció familiar o algo, y luego vi a los detectives siendo interrogados en vano ya que no respondieron nada en el video, nadie decía nada, hasta que comenzaron hablar de pruebas, huellas, ADN, que era lo más enredoso, incluso se llegó a pensar que hubo intervención por el laboratorio, pero no se dijo ni sí ni no respecto a la sospecha, y los detectives que fueron designado al caso luego de que sacaran a los otros dos no siguieron con el caso luego de seis meses y lo archivaron.


-Maldita sea.


Busque a la familia de Octavio y nada salía, solo la misma foto que me incomodaba ver más de un minuto, sentía que esa mirada sin vida estaba dirigida a mí, como si quisiera decir; cómo es posible que recién ahora recuerde. Solo deseo encontrarlo, hablar con él y preguntarle como esta, y prometerle que recordare quien o quienes fueron, para luego rogarle su perdón.


                       Andrés: Dame la dirección.


Por eso le hable, no tenía otra opción.


AT: Tus padres no quisieron, te lo dije.


                         Andrés: Eso ya no va al caso, dame la dirección, tratare de ir.


AT: Esta bien.


Me dio la dirección, el número de la casa, y me di cuenta que era lejos de la escuela y por ende de donde vivo, y  que de hecho vivía en un vecindario que por ahora no es tan bien vista ya que se dice que es muy desolado, que hay muchas casas vacías que se ocupan para cosas malas y ese tipo de mal ambiente, aun así iría en la mañana y solo vería si sigue ahí, solo que no sabía si irme solo, no me sentía seguro ir ahí y estar solo, quizás me pondría mal, o no sé, en verdad no sé, lo que menos quiero es olvidar, pero tampoco anhelo recordar, tengo miedo.


-¿Estás loco? No, no, no, no, no, no, no iré. Lo siento, mi mejor amigo serás, hermano, primo, compadre, vecino, pero no iré. Ni muerto, no se mentirle a mi -madre, le tengo miedo, ella apenas me ve y sabe que miento o que tengo miedo de algo, así que no.


-Por favor, ya me conseguí la dirección, solo hay que ir a ver si ella sigue ahí.


-¿Para qué? ¿O qué? ¿Qué vas hacer? ¿Por qué los dos?... ¿sabes? Entrando a otro tema que te puede ayudar, cuando me hablaste en la noche sobre lo que paso, y que el problema que tu tuviste fue esa cosa amnesia, memoria disi no sé qué cosa más, y lo bosque, vi que puedes hacerte hipnosis.


-Dios, no. Claudio…


Me levanté de la banca aun mirando a los chicos jugando y Claudio siguiéndome.


-Pero lo practican con personas como tú. Puedes hacerlo, o quizás ya lo hicieron y no quisieron  decirte.


-¿Y porque crees en eso?


Pare de repente y gire a verlo que casi choco conmigo lo cual tuve que empujarlo un poco.


-Lo siento, a lo que iba, escucha, piensa de este modo; todos estaban desesperados por buscar un culpable, estabas tú de testigo, que no recordabas nada, y esto era lo más directo a lo que se podía llegar al culpable, podías decir el nombre o característica, y quizás tus padres  lo hicieron pero que no dijiste ninguna información valida.


-Suena muy rebuscado, Claudio.


-No, no solo… creo que tienes que hacerlo e ir al sicólogo, prepararte y ese tipo de cosas.


-Solo dime que no quieres ir, y ya. Parece que iré solo.


-No, claro que no, ese sería raro, fue traumante para ti, he ir sería muy fuerte, entiende.


-Sí, ya.


No quería seguir con el tema, estaba cansado al volver a clases. El profe de artes volvió con ligeros estornudos, el acosador me mandaba los típicos mensajes que algunos eran muy explícitos… y me gusto, pero no le respondía, el chico nuevo seguía empujándome, y si seguía así, sé que voy a explotar, tengo una paciencia enorme de verdad, pero si me molestan no. Fue una semana aburrida, llena de lo mismo, y yo tratando de aguantarme las ganas de irme a la casa de esa maestra, pero no podía, mi madre le dio por ir a buscarnos, o a buscarme a mí cuando mis hermanos se iban con sus amigos en otro auto o se quedaban a jugar futbol, luego llegábamos y no podía salir ya que ella estaba abajo como perro guardián haciendo nada, quería meterle una excusa pero no tenía como irme solo haya, no había dinero y si le pedía sospecharía, no sabía qué hacer, pero el día sábado, ya había llegado.


El sábado fue un día soleado al principio con una tarde nublada con ligero calor, tenía que ir ya, en algún momento, pensaba que excusa era perfecta, no había trabajos, tareas, Claudio no quería ir conmigo, y ni muerto pensaba invitar al sicópata ese que me acompañara a pesar de que se ofrecía hacerlo.


-Hola.


Estaba acostado en mi cama leyendo el: ‘’Hobbit’’ justo cuando se ponía más bueno y entro Lorenzo.


-¿Qué pasa?


-Ya se lo que paso el otro fin de semana.


-Ah.


Suspire sabiendo que quería hablar, y yo queriendo terminar el libro, justo se estaba poniendo bueno.


-Oye, sé que es complicado.-Se sentó en el borde de mi cama mirándome y yo esperando para saber que quería.-Pero tienes que entender a nuestros padres, por lo que recuerdo estabas muy violento, gritabas en las noches y había veces que no dormías, y eso lo sé porque te escuchaba bajar las escaleras para ver televisión, no la pasaste bien, y no fuiste el único, tu sufrimiento nos afectó a todos, mamá y papá no paraban de discutir, tú te aislabas y Dante y yo estábamos solos, a pesar de que queríamos estar cerca de ti, fue difícil. Por favor, entiéndelos.


-No puedo, no puedo ponerme en sus zapatos, pero sé que es difícil y sé que lo hacen por mi bien, pero tienen que entender que quiero recordar.


-Y lo harás, sé que lo harás, ya empezaste y lo terminaras, pero de a poco, solo eso te pedimos, de a poco, si vas a esos lugares, o hablas con las personas vinculadas a todo esto, puede que sufras algo, o no sé, nadie sabe, por eso queremos que vayas a un sicólogo para que estemos preparados a lo que vendría.


-No, no quiero.


-No seas terco, Andrés.


-No es ser terco, es solo que sé que no me funcionara, eso lo alargara todo, yo quiero terminar con esto ya, no es fácil para mi saber que vi una ataque de esa forma y no lo haya recordado hasta ahora que quizás esa persona debe estar por ahí haciendo daño y Octavio sufriendo, todo por mi culpa.


-Oye, oye, oye, no, no es tu culpa, métetelo bien la cabeza, no es tu culpa, eras un niño que vio algo horroroso, una… violación, Andrés, a un niño, cualquiera hubiese estado en shock como tú, así que no te eches la culpa, todos fueron víctimas de eso.


-Bien, pero ¿a qué viniste?


Alargar estas conversaciones me aburría, era lo mismo que la otra vez.


-Yo… sé que va a sonar contradictorio a todo lo que dije, pero ya al saber que no quieres cambiar de parecer, ¿Qué te parece si hacemos un trueque?


-¿Qué?


-Yo te llevare donde está el jardín, nos conseguimos la dirección, y vamos, a cambio de que tu vayas al sicólogo, para tranquilizar a nuestros padres, están muy raros desde el domingo pasado, ¿te parece?


Claro que no, si no quiero con el sicólogo, no iré, pero él no tiene por qué saberlo.


-Claro, si, vamos.


-¿Ahora? Pero tenemos que buscar la dirección, no me acuerdo donde era,-Vi como sacaba su celular de su chaqueta azul y los desbloqueaba para ver su pantalla.-déjame preguntarle a unos de los chicos, al parecer unos de sus hermanos también tuvo ahí…


-Ya tengo la dirección.


-¿Enserio?


-Sí, me lo dio Claudio. Vamos.


Estaba ansioso, y agradecido con Lorenzo que siguió mirándome sorprendido para luego asentir y llevarme a la entrada ovalada metálica casi oxidada del vecindario.


-Aquí nos buscara Ignacio con Miguel.


-¿No que estaban peleados con ese Miguel?


-Se disculpó y con los chicos igual, creo que lo hizo porque Dante ya no molesta a su primo gordo ese.


-¡Espérenme, oigan!


-¿Invitaste a Dante?


Justo iba alegar respecto al sobrenombre burlesco que le puso a Bernardo al ver a mi hermano correr hacia nosotros así que alegue porque lo haya invitado.


-Sí, pero me dijo que tenía más cosas que hacer.


Me relato Lorenzo mientras ambos mirábamos a nuestro hermano correr con un bolso que lleva a sus prácticas y ropa holgada hasta llegar ante nosotros sonriente.


-¿Van con Ignacio?


-Si te dije, Dante.


-Sí, sí, se me olvido. Es que acabo de hablar con él si quería entrenar, y cuando me dijo que venía para acá a recogerlos, vine, pero solo iré para ir a entrenar con los chicos, no se preocupen.


-Pues bien….


-¡Andrés, Andrés, espérame!


-Otro más, ¿lo invitaste?


-Lo mismo que te paso a ti, más o menos.


Dije confuso de verlo tratar de correr correctamente en línea recta hacia nosotros Claudio que llego sudoroso y ese rostro que a veces dan ganas de golpear por lo imbécil que se ve a veces.


-¿Qué pasa?


-¿A qué vas? ¿Vas al jardín?


-Sí, pero no le digas a nuestra madre.


-Claro que no, iré contigo.


-¿Qué?


-Me di cuenta de lo mal que te veías, así que te apoyare en todo lo que hagas, a excepción de que quieras saltar de un puente, o te dé por hacerte tatuajes, o…


-Ya, ya, ya, ya entendimos, cállate.


Mire mal en vano a mi hermano Dante que callo despotamente a mi amigo que vino a apoyarme a cambio de él que solo quería jugar con un balón que juega toda la maldita semana.


-¡Hola, parece que habrá que hacer especio en la limosina!


-Que idiota.


Eso mismo pensé igual que Dante solo que no me reí como si de verdad fuera chistoso su chiste sin sentido.


Subimos al auto ya sin tantas preguntas, me senté sobre Lorenzo, a mi izquierda Claudio y Dante, y le dije la dirección ante un silencio incomodo que se generó después de frase.


-Y ¿Cómo están?


A pesar de que Claudio tiene cierta timidez incontrolable hacia mis hermanos de igual forma trataba de mantener una conversación más de un minutos.


-Bien.


-¿No nos ves?


El único inconveniente es la falta de ganas de seguir tal conversación por ambos, creo que Lorenzo trata de ser amable a diferencia de Dante que demuestra siempre, a cada momento el poco interés de la existencia de Claudio.


-Ah… si, si, es solo… quería saber, aparte ya es su último año, deben estar emocionados.


Nadie respondió, ni los amigos de mis hermanos que uno miraba la carretera escuchando su música en la radio y el otro en el celular a su lado.


-Y ¿Dónde van a estudiar?


No sabía cómo decirle a Claudio que dejara su intento de ser buen ser humano sociable acorde a la sociedad al querer entablar una conversación que en verdad nadie quería proseguir.


-Pues… ambos vamos a estudiar afuera del pueblo, mejor dicho del país.


-¿Enserio?


-Sí, iremos a Estados Unidos, seria genial, así aprenderíamos mejor el inglés practicándolo todo los días.


-¿Y qué van a estudiar?


-Medicina.


-Ah, que genial, ¿y tú Dante?


Sé que en cierto punto Dante y yo no nos parecemos en ciertos rasgos o forma de actuar, pero en la mirada, distintos colores pero misma intensidad de molestia es exactamente la misma como lo dice nuestros padres, aquella molestia que transmitió sin sutileza a mi amigo que se encogió a mi lado pero que por suerte no fue tan notorio para no provocar una risa burlesca que hubiese empeorado el ánimo del pobre ser debilucho apegándose a mi como su tabla de salvación que nada podía hacer porque o si no se hundirían los dos.


-No te importa.


-Este… pues sí.


-Ya dile, no seas malo.


El susurro de Lorenzo atrás de mi nuca se pudo sentir el cansancio de la estupidez de mi hermano en querer seguir molestando a Claudio.


-Leyes, estudiare para ser abogado.


-Eh…


Ese último; ‘’Eh’’ que escuchare de mi amigo en todo el camino al transmitirlo como risa, un mal error que todos notamos, hasta los dos de al frente que antes parecían dos simples carteles puestos se removieron mirando los dos al mismo tiempo el retrovisor donde se reflejaba el rostro de mi amigo a punto de desaparecer.


-¿Cuál es el chiste?


-Nada, nada.


-¿A si? Pues no lo creo. Si quiero estudiar leyes, estudiare leyes, si estudio afuera, estudio afuera, ¿algún problema? Maldito imbécil.


-No, no, no…


-Ya déjalo, hermano, el pobre esta que se orina.


El comentario humillante del amigo de mis hermanos Miguel dio en el clavo, solo me hubiese gustado que no lo hubiese dicho frente a Claudio que bajo la cabeza como un niño que se equivocó en algo tan simple pero que para él no lo fue. Sentí una presión en el pecho al verlo así, quería decirle que no les hiciera caso, pero sabía que si lo hacía sería más humillante para él y mis hermanos se reirían de mi por mi intento de consolarlo o protegerlo, y no quiero que al poco trayecto que quedaba se volviera más incómodo de lo que ya era con todos ellos que tanto mi amigo y yo no teníamos nada en común, a excepción de mí que me une la sangre por mis hermanos.


-Ya llegamos al vecindario.


El vecindario ‘’Esquina Barria’’ era un vecindario que se dio ese nombre por un alcalde que hubo hace tiempo en el pueblo con ese apellido y fue uno muy recordado por las estrictas normas que hacía, toque de queda, prohibición a tales lugares, se prohibía el alcohol, prohibió el ingreso a mujeres a bares, a que fueran dueñas de tiendas y que les tenía la obligación de asistir a la iglesia o sería una multa para toda la familia, no era un buen tipo en resumen, al igual que el vecindario, era seco en todos los sentidos, muchas casas vacías, nada de pasto, árboles que una o tres hojas, habían perros ladrando, perros defecando, incluso logre ver a un ratón gigante pasar al lado de una casa vacía.


-Qué asco de lugar.


Coincidí con Miguel que tuvo que subir el vidrio como Lorenzo y Dante a cada lado por el fuerte olor a excremento.


-¿Seguro que es este? Dios, es deprimente, ya me quiero ir.


-Nunca había venido a esta parte del pueblo.


-Porque ya nadie vive aquí, y los que viven aquí son solo viejos, mira a esa vieja que está ahí afuera.


Dijo señalando Dante a nuestro lado derecho y cuando giramos a ver abrí la puerta por instinto, como un idiota que no pensó antes de.


-¡¿Qué haces, Andrés?!


-¡¿Qué mierda le pasa a tu hermano, Lorenzo?!


Y recién ahí me acorde que el auto seguía andando y por mi culpa el amigo de mis hermanos se complicó e hizo un movimiento brusco que casi hace que callera de frente pero por suerte Lorenzo me sujeto bien de la polera.


-Lo siento. Es que ella… debe ser la maestra, esa es la casa.


Dije mirándola, era ella, si me acuerdo, pero no de su rostro que ya estaba gastado y demacrado por los años, sino su olor, a flores, como su nombre.


-Margarita.


-Sí, así se llamaba.


Escuche claramente a Claudio que decía, mis oídos estaban al tanto de todo, pero mi olfato y mente quedo en un recuerdo nostálgico, en la sensación, pude lograr sentir esas cálidas manos finas tocando mi rostro mientras yo le agarraba las puntas de sus rojizos cabellos oliéndolos y rozándolos en mi cara como una suave tela, era un recuerdo de sentimiento.


-¿Andrés? Oye, ¿te acompaño?


Y cuando Lorenzo me pregunto ahí me di cuenta que ya habíamos parado casi al frente de su casa donde ella adentro.


-No, espérame aquí, solo… iré hablar.


-Claro.


-¿Y yo?


-Este…


Pensé que había quedado claro que quería estar solo, pero pareciera que Claudio no escucho bien o no entendió.


-Sería bueno que entraras con alguien, no sabemos si sigue siendo la misma después de años, la gente cambia, Andrés, creo que sería bueno que Claudio entrara  contigo, solo acompañarte.


Explico y argumento válidamente Lorenzo, ojala se hubiese callado.


-Está bien.


No tenía otra opción, solo espero que Claudio no diga nada a mis hermanos lo que hablare o preguntare a ella. Ni si quiera sé que decirle después de tanto años. Me acerque, subí los cuatro escalones que rugían, me puse frente a la puerta blanca sucia y toque tres veces seguidas y escuche pisadas que provenían de adentro y nos abrió una mujer corpulenta, cabello opaco, rostro tizado, labios finos, y ojos cafés oscuros, aquellos que por lo que recuerdo, no tenían esa chispa de viveza, aquellos que coqueteaban con la vida, ya no están.


-¿Qué desean?


Nos preguntó mirándonos y mirando sobre nuestros hombros a los demás que seguían ahí y escuchaba claramente la discusión de Lorenzo con Dante que se quería ir, que se fuera, yo no le pedí que viniera.


-Hola.


Que inteligente soy, un; hola basta para iniciar una conversación que quizás no sea tan grata.


-Hola, ¿Qué quieren? Les digo desde ya que en grupo no hago.


-¿De qué hablas?


-¿Pues de que más? Niño, sexo, no hago eso grupo, y si lo hiciera, me tendrían que pagar mucho dinero, dependiendo de lo que quieran hacer.


-Uy, no.


-¿Qué quieres decir con tu; ‘’uy?


A veces deseo que mi amigo guardara sus comentarios para sí mismo, que solo se lo dijera en su mente y a nadie más.


-No se moleste, mi amigo no quiso ofenderla. Es que… ¿no se acuerda de nosotros?


-¿Ustedes?


-Somos Andrés y Claudio.


Dije señalándonos y mirando su rostro que de a poco de deformo, tal vez debí fingir que venía para otro cosa.


-Largo, váyanse.


-Pero…


-Lárguense de mi casa.


Cuando iba a cerrar la puerta puse mis manos y la empuje un poco, ella puso un rostro como de sorpresa, yo también estaba sorprendido por haberme atrevido, pero no había aguantado semanas para verla para que después me cerrara la puerta en la cara.


-No, no quiero. Vine aquí para hablar con usted, para recordar.


-¿Recordar?


-Sí, quizás… mirando el lugar donde ocurrió pueda recordar quien fue.


-¿Me estás diciendo que recién ahora recuerdas? ¿Enserio?


-Sí.


-No puedo creerlo.


-Es enserio, y por eso vine, a recordar todo o que me diga su versión.


-¿Mi versión?


Ya me estaba molestando que me respondiera con preguntas que quise irme en ese momento, pero tenía que tener paciencia, era lógico que para ella era todo sorpresivo.


-Sí, ¿podemos entrar para hablar más tranquilos?


-¿Y ellos quiénes son?


Señalo al grupo que se amontono al frente del auto mirando como esas vecinas chismosas.


-Pues dos de ellos son mis hermanos y los otros amigos de ellos.


-Está bien…. entren.


Nos dio el paso a su casa que fue una oleada a un olor a alcohol, cigarro y lo que reconocía a olor a sexo por el condón usado que vi al lado de un mueble, fuimos al lado derecho pero con mi mirada dirigida al pasillo que tenía al frente, quería ir ahí de inmediato.


-No creo que se bueno que fueras ahí, seria fuerte, ¿estás preparado? ¿Has ido a un sicólogo al menos?


Me pregunto ella mientras se sentaba en alargado sillón rojo y Claudio estaba parado mirando lo que era obvio con desconfianza el lugar con su nariz arrugada, y yo ahí en el arco de la pared.


-Si.-Apenas dije eso Claudio me miro de golpe y lo ignore mirándola a ella fijamente tratando de que ella lo hiciera conmigo y que no viera el rostro de espanto de Claudio.-Ya fui a uno y me dijo que estaba listo….


-¿Tiene baño?


Cuando Claudio esta supremamente nervioso le da ganas de ir a la baño y orinar las cataratas del Niágara.


-Claro, ¿recuerdas donde es?


-Sí, sí, ya vuelvo.


Espero que no, quería hablar con ella tranquilo, me sentía de cierta forma relajado que estuviese el conmigo, pero no conmigo al lado escuchando todo. Lo vi subir la escalera y gire a verla que se levantó a ver su refrigerador y sacar una cerveza para volver a sentarse en el mismo lugar.


-¿Querías?


-No, no…. Solo… quiero hablar sobre ese día.


-Chico, es complicado… vienes de la nada a pedir eso…


-Solo dígame que recuerda.


Bufo y en unos minutos que terminó su cerveza y fue a buscar otra, al sentarse me miro y pregunto:


-¿Qué recuerdas tú?


-Pues… el pasillo, la puerta, y a Octavio en el suelo.


-¿Y no quién ataco?


-No.


-Que conveniente.


-¿Por qué dice eso?


-Conveniente para aquellos que atacaron a Octavio, quizás esos niños estén por ahí haciendo sus vidas como si nada y tu apenas recordando.


-Pero lo hare.


-Ay niño, no lo creo posible, no creo que escuchando mi versión o viendo el lugar puedas recordar, apenas recordabas el jardín he ibas a recordar lo demás.


-Pero sé que lo hare, con tiempo…


-¿Tiempo? ¿Más tiempo? Han pasado diez años, ¿y quieres más tiempo? Se ve que tuviste una vida normal después toda esa mierda.


-No lo sé. Solo sé que mis padres sufrieron mucho, todos lo hicieron, pero yo quiero saber, tener información…


-¡¿Por qué ahora?! ¡Vienes de la nada trayendo estos recuerdos!


Al gritar miro al frente a través de la ventana donde estaban mis hermanos que se acercaron un poco al escucharla gritar. Ella se levantó y fue hacia al fondo del pasillo. Casi se me fue el aire al ver el pasillo, pero de igual forma cruce rápido sin mirar hacia al lado donde estaba la puerta y la encontré sentada en el borde del piso y me senté a su lado, no tan cerca, no quería agobiarla.


-Solo quiero saber.


-Y es lógico, y lamento reaccionar así, pero que vengas de la nada pidiéndome información, campante, tranquilo, como si tú la hubieras pasado bien, y luego pedirme información, es difícil, años tratando de olvidar eso, pero si quieres saber, pues supongo que ya sabes cómo empezó y todo eso.


-Sí, quisiera… detalles, detalles que quizás mis padres se les olvido decirme.


-Tus padres-Su risa sonó algo cansada, como si hubiésemos hablado horas y horas.-tus padres, ellos eran… tu guardaespaldas, eran tu voz, tu oído, todo, intervenían diciendo que era por tu bien, te envolvieron en una burbuja enorme, te vi como dos veces en el tribunal cuando me llamaban, y se veían campantes al contrario a la familia de Octavio, se veían horribles, agotados, y Octavio… parecía un muñeco, lindo pero vacío por dentro, no decía nada, no comía, no caminaba, iba a verlo y el solo me miraba desde su cama y ya. Y luego les pidieron a tus padres que te hicieran una hipnosis con el sicólogo que te veías, lo hicieron y no mostraron el video al principio.


-¿Mis padres hicieron eso? ¿Por qué?


-Porque no les convenía con lo que decías ahí. Y si hubiese tenido un hijo, hubiese hecho lo mismo, me hubiese hecho la tonta, pero lamentablemente los detectives en ese momento eran perros, olfateaban el miedo y lo olieron de tus padres, los forzaron a mostrarle el video de la hipnosis y ahí entendieron porque no lo mostraron, fue horrible para ellos


-¿Qué? ¿Por qué? ¿Qué decía?


Nunca había sentido tanto entusiasmo en saber algo, ni preguntado tantas veces seguida.


-Porque decías cosas explicitas, raras, o sea no tan raras, pero que te perjudicaban demasiado… como, ay ¿Cómo era?-Puso sus dedos derechos en su frente arrugándolo y haciéndola ver más anciana de lo que ya era hasta que sus dedos se despejaron y quedaron en el aire moviéndose mientras comenzó hablar.-Ah sí, decías; Te follare duro, o… deja de llorar, me excitas, cosas perturbantes en verdad, te perjudicaron mucho.


-No… yo….no, no, no, no entiendo, busque información en internet y eso no salió…


-Porque tus padres y el buen abogado que se consiguieron lograron que en ese momento no entrara ningún periodista, ni fotógrafo, detectives, familiares, nadie, fue muy confidencial, solo el Juez y los abogados estuvieron presente ante el video y lo que ocurrió después que al final se supo para que fueran apoyarte o no, a mí me lo mostraron una vez y quede impresionada, no pensé que esa mierda funcionara, aunque no funciono, no dijiste ningún nombre o características de alguien.


-No, no… yo… no lo hice, lo se….


-Lo sé también, porque yo te vi afuera, llorando, y gritando como loco, vi cómo te agarrabas el rostro, querías arrancártelo, hasta que vi lo que viste tú, solo que yo solo vi a Octavio y tú al agresor, o los agresores por lo que dijeron los detectives en ese momento eran dos, y lo peor que eran niños, por eso se fueron contra tres y luego contra ti, hable yo, hablaron tus padres, algunos de tus compañeros, Claudio no, sus padres no lo dejaban salir por nada del mundo, y hablaron los padres de Octavio para defenderte y también las pruebas de ADN de las huellas de zapatos que no coincidían contigo, esa fue otra mierda confusa.


-¿Los padres de Octavio me defendieron?


-Sí, ellos te tenían cariño y te vieron tan cambiado, que se dieron cuenta, como muchos de lo mal que estabas. Eras otro niño, y lo eres, te vi y no te reconocí, y eso se da por el hecho de lo serio que estas, no sonríes, ni por si acaso.


Se rio y me miro como coqueteando, me removí un poco incómodo, pero nada se podía hacer contra este rostro.


-Ya es la tercera persona que me dicho que soy distinto. No pensé que fuera tan distinto a mi niñez.


-Sí, eras un niño risueño, te pegabas a mi oliendo mi cabello, y te rías solo a veces, eras un sol, nunca peleabas, o llorabas porque te dio una pataleta, me acuerdo cuando lloraste porque Carla lloraba por su muñeca rota, y tuviste empatía con ella de inmediato, eras un niño… con sentimientos a flor de piel como te decía siempre.


-Me es difícil imaginarme así.


-Ya lo creo. Mira.-Me señalo unos de los árboles que estaban en hilera frente de la casa.-Ahí subías como araña a ese árbol, siempre cuando llegabas, y si hacia frio subías más rápido de lo normal, y lo hacías con ese niño raro.


-¿Claudio subiendo un árbol?


Casi me reí tratando de imaginármelo subiendo un árbol sin llorar.


-No, no, el solo miraba con Octavio. El otro niño, el sin rostro como le decían ustedes.


Por un momento, me quede sin aire al recordar unos de los motivos principales del porque vine a verla, quizás, solo quizás me diga quién es.


-¿Es real?


La mire ansioso de su respuesta, casi sonriendo pensando que por fin iba ser quien es el loco ese.


-Claro que sí, vivía ahí, al lado.-Señalo la casa de al lado, la misma de mi sueño, de mi recuerdo.-Nunca supe el nombre del niño,-Y como toda ilusión, se queda como ilusión, nada servía si no sabía su nombre, aunque igual preferí escuchar algo sobre el.- pero conocí a su madre era más joven que yo, era media fea, no era agraciada a excepción de su cabello, pero tenía gran personalidad, explosiva y rebelde, cambio después de aquello.


-¿Aquello?


-La violaron,-Saco un cigarro, lo prendió y se lo fumo como si lo que dijo anteriormente fuera lo más normal.-me acuerdo porque llego a mi casa en vez de la suya pidiéndome ayuda y no dijera nada sus padres. Eran unos bastardos que la golpeaban por lo más mínimo, me suplico que no les dijera, de igual forma se enteraron al ver su auto afuera, la tomaron y se la llevaron a un hospital. Nunca dijo quien fue, pero yo tengo mi sospecha de que era  un Chi-chic.


Los Chic-chic, así llaman de manera coloquial antiguamente hasta el día de hoy a los niños ricos que vienen en las vacaciones de verano por nuestra gran playa que parece de lujo y por el inmenso bosque, es un fastidio ya que dejan sucio todo, pero nadie se queja por el gran dinero que dejan.


-Y sé que fue uno de ellos porque vi un auto lujoso afuera de su casa, dos meses después, estaba casada con un chico guapo, bien vestido, un idiota déspota, sus padres estaban tan felices que se fueron con el dinero del tipo, y jamás volvieron, y ella, ella la sufrió sola, tuvo a un hijo que  yo veía que odiaba, incluso le dije que yo lo podía cuidar, pero por alguna razón ella se aferró al niño, era como si quisiera que sufriera con ella, y así paso. Escuchaba llantos, gritos, muchas veces llame a la policía pero no hacían nada, lo que hace el dinero.-Dijo rozando su  pulgar con el dedo índice al reírse.-Y luego, el muy hijo de su puta madre mando a unos tipos a tirar piedras a mi casa con notas diciéndome que me alejara de ellos. Y eso hice, era yo o ellos, y soy muy egoísta en verdad. Con el tiempo el niño comenzó a salir solo, a veces lo veía solo en las noches paseando, solo, descalzo y con esa tonta bolsa de supermercado, ¿recuerdas porque lo usaba?


Mirando fijamente volvió a reírse, no importaba las veces, seguía apagada.


-Creo que era porque él creía que lo hacía invisible.


-Exacto, el entraba a mi casa y se paseaba por el lugar creyendo que no lo veía, me daba risa esa niño, y mucha pena. Hasta que… escuche un disparo, eran las seis de la mañana, estaba nublado y mi jardín se había cerrado tras todo esto, y el niño siempre venía a buscarte, preguntando solo por ti, pero un día para otro dejo de hacerlo, cosas de niños, la cosa fue que el disparo fue para el tipo, vi al niño salir con unos policías, al tipo en la ambulancia, y ella detenida, con los meses volví a ver al tipo ese sonriendo de oreja, oreja, vendiendo la casa, al niño no lo vi más, pero a ella, está muerta.


-¿Fue en la cárcel?


-La liberaron, el tipo quito la denuncia a cambio por el niño y la casa que era de ella por herencia, ella me  lo conto todo antes de matarse en el puente de los suicidas.


-¿Puentes de los suicidas? ¿Qué es ese lugar?


-Niño,-Con ese tono de como si fuera un pobre estúpido me di cuenta que hice una pregunta con una respuesta más que obvia.-sí que te metieron en una burbuja muy fuerte. Es un puente, ya viejo donde se podía salir de pueblo por ahí directamente sin pasar por el otro pueblo de mierda, pero se convirtió en un puente de miedo desde que niños, adolescentes, mujeres empezaron a suicidarse ahí, ella lo hizo, los padres de ella volvieron solo por el funeral y se fueron de nuevo en su lujoso auto pagado por el tierno y pobre viudo yerno. Pobre, el niño quizás sea un bastardo como su padre, espero que no.


No lo es, pensé de inmediato, ¿pero cómo se yo que no lo es? Quizás sea solo una farsa y sea en verdad malo, quizás él sea el culpable, pero… a él lo vi antes de ir ahí, no sé, aun no logro recordar como yo quiero, pensé que sería más rápido.


-Voy a ir ahí.


Me levante de golpe al momento en que ella apago su cigarro sin terminar abruptamente.


-No, no sé si sea bueno.


-Lo será, lo recordare, estoy seguro.


-No sé, chico…


-¡Tape el baño, maestra digo… este ¿Cómo le digo?!


Mire el pequeño rostro de mi amigo arriba de la ventana del baño.


-¡Ya voy! El sí que sigue igual. Quédate aquí, no te muevas.


El tono gastado, agotado no funciono, espere a que llegara arriba y cuando escuche su voz preguntando que paso a Claudio fui directo ahí, en un dos por tres ya estaba frente la puerta cerrada que abrí esperando algo, y nada, era el cuarto de limpieza oscuro, con escobas, baldes, paños, cajas, y no me producía nada, entonces entre y mire alrededor, el espacio se hizo más pequeño y luego se expandía de golpe, volvía achicarse quitándome el aire y volvía a expandirse más, más, choque contra el estante metálico, me empezó a doler la cabeza y el aire que respiraba era caliente, denso, pesado, tenía calor.


-Sigue…. Le está gustando.


-Cállate, maldición.


Las voces venían a mi como algo tan lejano, tan filoso, pero fuertemente atravesado como aguja a mi cráneo donde llego a mi cerebro haciendo disparar un espejismo de Octavio ante mí, estaba borroso, podía traspasarlo con mis pies, podía verlo con sus ojos abiertos, la boca entreabierta, la polera arriba de su ombligo, pantalones al lado suyo junto con los calzones con monos infantiles, su cuerpo, pequeño y frágil, se estaba consumiendo, putrefacto era ya su cuerpo, negro, deforme, lleno de sangre corriendo por los lados, gusanos saliendo por su boca y las risas de niños rodeándonos, eran risas infantiles, risas de niños, risas macabras que congelaron mi corazón.


-¡Andrés, ya reacciona!


El grito de Lorenzo me asusto y cuando me di cuenta tenia a Lorenzo, Dante y la maestra frente de mí y en la puerta a Claudio, todos mirándome  raro, ¿Qué hice?


-¿Qué paso?


-Está sangrando tu nariz, ten.


Me paso un paño la maestra que me miraba como molesta y se fue, pero ¿Qué hice?


-¿Qué paso?


-Váyanse.


-Lo siento…-Dije mirándola, no quería irme, no sabía que paso.- ¿Qué hice?


Al preguntarle suspiro y se fue arriba a la escalera, me solté del agarre de Lorenzo y subí tras ella.


-¡Andrés, ven!


-¿Qué paso?


Le seguí preguntando, yo siguiéndola y mis hermanos atrás de mí. La vi entrar a una habitación donde entre y cerré la puesta haciendo chocar contra los puños de Lorenzo,  giro y vi sus ojos llorosos.


-¿Qué hice? No se….


-Comenzaste a decir cosas de nuevo, a gritar y llorar como aquellas vez, ¿a qué viniste? ¿Viniste atormentarme? ¿Eh? ¿A qué? Estaba bien y llegas tú y me vienes con estos recuerdes, y recreas esa misma escenas, ¡mejor no hubieses recordado nada!


-Pero tengo que hacerlo, o sino esos niños seguirán libres.


-Prefiero eso a que andes por ahí recordando algo como eso, preguntando sin si quiera importarte los sentimientos de los demás, ¿no pensante lo que me afectaría verte de nuevo? ¿Verte gritando como ahora? Maldición, niño, ve a un sicólogo, porque eso de que si fuiste a uno, no te lo compro.


-Yo… lo siento, pero no, lo hare por Octavio, y por eso también quiero saber si sabe dónde vive el.


-Eres egoísta en verdad…


-No lo soy…


-Sí, lo eres, ¡eres un niño egoísta, no sabes lo mal que le harías a Octavio verte!


-¿Sabe dónde está?


-Ni me escuchas, que maldito.


Sé que al reírse era más porque no había de otra, pero si la escucho, solo que mientras menos se habla de sentimientos, menor es el sufrimiento.


-Si la escucho, solo quiero saber cómo esta.


-No sé, cuando se fueron solo me dejaron la dirección pero no quise verlo más, me traía malos recuerdos, tu traes malos recuerdos. ¿No piensas lo que podría afectarle a Octavio al verte?


-No, no sé, por eso quiero verlo, saber cómo esta, pedirle perdón por olvidarlo y ayudarlo. Yo solo quiero saber….


-¡Yo, yo, yo, yo! Solo sabes decir eso. Solo quieres curiosear, quieres solo recordar para estar tranquilo tú, ¿y los demás? Piensa en ellos, piensa en lo que le afectaría a Octavio verte.


-Yo…


-Yo, yo, que niño tan egoísta, ¿no piensas en los demás? ¿En tus padres? El de tu niñez me caía mejor.


-Por lo menos alguien lo dice.


-Ay, pobrecito. Años sin recordar nada, viviendo tranquilo….


-¡No es porque yo quisiera, simplemente paso!


Estaba harto que me culpara por olvidar como si lo hubiese elegido esto.


-¡¿Diez años?!


-Lo sé, es mucho tiempo, pero lo recompensare…


-Hazlo pensando en los demás, ve a un sicólogo, a un abogado, y hazlo de manera lenta, legal, y sin dañar a alguien, por favor, ten algo de empatía, si es que este Andrés sabe algo de eso.


-Al parecer el yo de antes era mejor.


-Ya lo creo. Incluso tus padres pensaran lo mismo.


No sé qué me paso luego de escuchar eso, pero algo, dentro de mí se quebró, y las ganas que tenia de llorar desde el día que vi que casi atropellan a Claudio emergieron de nuevo como una ola sin previo aviso que choco contra mis ojos y unas cataratas imponente salieron de mis ojos sin poder controlarlo, tape mi boca para que no saliera ningún gemido, no quería asustar a mis hermanos, no quería preocuparlos, y fue peor, sentía que el dolor, el pinchazo se hacía más grande acumulándose en mi pecho y el nudo se apretujaba más, mis ojos se cerraban fuertes, tratando de evitar que saliera más lágrimas, no quería gritar, no quería gemir, no quería llorar, no quiero llorar. Seguía tapándome la boca con mis manos tratando de contenerme, me sentí tan solo, tanto frio, que cuando sentí unos brazos me sobresalte ante el cálido calor de ella, su cabello opaco seguía igual de suave, sin olor, pero la misma suavidad, me refugie en ella unos minutos, escuchando las voces de mis hermanos llamándome y ella diciendo que estábamos bien, quite mis manos de mi boca y aferre mis manos en sus hombros, ¿Por qué tenía que pasar ahora? ¿Por qué a nosotros? ¿Qué hicimos mal? ¿Por qué este castigo? ¿Por qué este dolor? No quiero más, no quiero llorar más, duele, duele mucho, por favor, ya no más.


-Tranquilo, tranquilo, perdón, no debí decirte esas cosas… reaccione mal, perdón.


Negué muchas veces al escuchar su voz e hice un alto a mi llanto, bruscamente seque mis lágrimas, me soné con mi manga y trate de respirar regularmente, la mire y la vi con lágrimas, ¿Por qué a nosotros? No entendía, no era justo.


-Yo…-Mi voz tambaleaba en la cuerda de gemir o no gemir de dolor, y no quiero.-Yo lo siento, perdón, no pensé que pasaría esto, no pensé que haría esta escena, pensé que sería fuerte… y no se… no pensé que me afectaría tanto. No me di cuenta que dije cosas, ¿Qué… cosas dije?


-Ya no tiene caso…


-Si tiene, quizás algo de lo que dije me sirva….


-Nada, dijiste lo mismo, y dijiste algo de que le ibas hacer sufrir como te hicieron sufrir a ti. Gritabas eso como loco y luego solo gritabas, fue la misma escena que vi hace años, fue como si me trajeras todos esos recuerdas que no quiero recordar, todas esas cosas que yo… omití.


Recién en ese momento me di cuenta de su mirada perdida, no parecía estar en el mismo lugar que yo hasta que le pregunte.


-¿Omitir? ¿Qué omitió?


-Sera mejor que te vayas.


-Si sabe algo que sirva, dígamelo.


-No… no… yo… no importa lo que diga, ellos…


-¿Ellos? ¿De qué habla? ¿Habla de los niños?


No debí interrumpirle pero cuando dije eso fue como si algo en mi me exigía saber ya, de inmediato, ahora.


-Vete, tus hermanos deben estar preocupados, vete.


-Pero…


Me tomo del hombro con fuerza y abría la puerta con su otra mano dirigiéndome hacia afuera donde tanto mis hermanos como Claudio me esperaban ahí.


-¿Estas bien?


-Si lo está, ahora váyanse. Rápido, vendrán clientes y no quiero que los espanten.


Tras decir eso mis hermanos me tomaron por mi espalda y me empujaron hacia abajo para entrar al auto y conducir con un silencio pesado. Cuando llegamos Dante decidió no ir con sus amigos y Claudio entro conmigo a mi habitación.


-¿Estas bien?


-Sí. Oye… sin ofender, pero quiero estar solo.


-Claro, claro, pero… mañana vendré después de misa, si quieres.


-Sí, está bien.


-Bien. Adiós.


-Adiós.


No quería estar con él, quería estar con mis padres para que me dijeran porque no me dijeron sobre la hipnosis que resulto ser cierto lo que dijo Claudio, quiero ver el video.


-¡No, aun no veras el video! Iras al sicólogo, tus hermanos ya me contaron todo.


¿Qué mierda? Malditos, no había porque decirles. Luego de calmar las ganas de volver a querer llorar porque si, los llame a mi habitación para hablar, aquí me sentía seguro, pero solo vino mamá ya que mi padre lo llamaron por unos papeles que se le quedo en la universidad.


-Estoy bien, solo denme el video.


-Andrés, tu solo exiges, exiges, exiges, ¿y nosotros? Piensa en nosotros, tu familia, piensa en Octavio si es que quieres ir a verlo.


-Y quiero, se me fue pedirle la dirección.


-Que bien. Ahora… haremos las cosas bien, iras al sicólogo, ya fuiste donde la maestra esa, sin nuestro permiso, deberíamos castigarte pero ya tienes suficiente problemas, así que no haremos nada respecto a eso, pero entiéndenos, por favor.


-Está bien, iré al sicólogo.


Total, no hablare, no tengo una obligación de hablarle.


-Gracias, gracias por escucharnos, por fin.


-No seas así, hablas como si ustedes fueran mis víctimas, cuando ustedes me ocultaron información.


-¿De qué?


-Del video.


-Eso… solo no queríamos que pensaras que fuiste tú, el sicólogo dice que quizás esas palabras, frases fueron dichas por los agresores y tú solo lo repetías.


-Ya… ¿y me llevaran a donde la maestra para que me de la dirección del Octavio?


-Andrés…


-Por favor. Iré al sicólogo, y cuando termine con eso, podríamos ir a ver a Octavio, quiero… verlo.


-¿Y si él no quiere verte?


-No lo buscare más, y podríamos pedir que abren el caso de nuevo.


-¿Con que información? Apenas recuerdas, Andrés.


-Pero…


-Pero nada, paso a paso, si recuerdas algo, mínimo del agresor, o sospechas de algo o alguien ahí podríamos ir con un abogado y con los detectives que estén a cargo del caso ahora, pero ahora, ahora, no tenemos nada con que se podría avanzar.


-Está bien.


Dije entre dientes aceptando de mala gana, quería más, más información, quería hablar con los detectives anteriores, quería hablar con el abogado, quería hablar con todo el mundo y recopilar información que me ayudara en algo.


-Mañana… ¿podríamos ir a verla para pedirle la dirección?


-Ay, Andrés…


-Solo diremos, hola, queremos la dirección y adiós.


-Lo haces ver simple.


Me gusta cuando ella sonríe, a pesar de que fuera de cansancio emocional, ella sonreía cálidamente, ¿me querrá más o menos por mi cambio?


-Lo es, si quitas el sentimentalismo.


-‘’Si quitas el sentimentalismo’’, vaya, estas profundo hoy.


Se fue riendo, como cansada, y puedo ver el porqué, por mí, y lo peor es que no doy tregua, pero no quiero tregua, no quiero paciencia, ni quiero que me explican por qué no está bien que haga tal cosa, solo quiero quitarme esta amarga duda y el dolor de haber olvidado a Octavio, como si nada.


-Bien, aquí estamos.


Dijo mi madre que me despertó extremadamente temprano, tipo siete de la mañana, un día domingo, no había un porque, solo quería llegar temprano aquí.


-¿Por qué tan temprano?


-¿No que Claudio iría verte después de la misa?


-Sí, pero es un decir, no será inmediato, lo sabes.


-Si… pero digamos que esto es solo un castigo pequeño por los malos ratos de tus rabietas, solo es un decir, anda, sale ya del auto.


No quería ir tan temprano pero no había de otra, ¿no quería ir a verla para pedirle la dirección de Octavio? Pues aquí estamos, temprano, pero aquí. Toque la puerta como cinco veces y no escuchaba alguna pisada o algo, incluso mi madre miro por las ventanas y nada.


-Quizás va a misa.


-No creo, no parecía mujer de misa.


-¿Cómo es una mujer de misa?


-Yo que sé.


-Exacto. Quizás esté ahí, volvamos más tarde.


Giramos para irnos y cuando estuvimos dentro del auto llego un auto de policía, salieron dos tipos, tocaron la puerta pero entraron cuando no contestaron.


-Espérame aquí.


Bajo y se acercó un poco justo al momento en que uno salía hablando por radio, mi madre lo miro, agrando sus ojos, se le acerco, hablaron unos minutos y ella entro de golpe al auto dándole marcha sin decir nada.


-¿Qué paso?


-Eh… pues…. Ay…


-¿Mamá?


-La encontraron… muerta.


-¿Cómo….?


-Ella… se suicidio al parecer.


-¿Al parecer?


-Ay, Andrés, ya. La encontraron colgada, eso. Ya, basta.


-Pero si ayer la vi…


-Las personas suicidas son así, cariño, puedes verlas muy bien en unas horas y luego están muertas, así de la nada.


En verdad no entendía, ¿habrá sido por lo de ayer? ¿La abre presionado mucho?


-No pienses en estupideces, conozco esa mirada, no pienses que fue tu culpa, ¿sí? Solo… buscaremos a Octavio de otra forma.


Asentí torpemente deseando llegar a casa, ¿para qué? Para hacer nada al final. Mi madre le conto a mi padre y a mis hermanos que se sorprendieron pero no quisieron hacer muchas preguntas ante mí, para luego escucharlos cuchichear en la cocina o en alguna parte donde no estuviera, Claudio vino solo unos minutos para irse apenas sonó su celular, así que estuve solo,  hasta el anochecer que toco nuestra puerta dos cuerpos de hombres muy familiares, eran los detectives.


-¿Paso algo?


-No, no, nada malo, es solo que venimos para dejar algo, señora.


-Está bien, pasen, pasen.


Los vi sentarse y cuando quise subir la voz del detective Fuentes me retuvo a nombrarme.


-Quédate, es para ti.


-¿Qué cosa? ¿Es algo del señor Jorge?


Pregunte algo inquieto por su mirada intensa, no creo que era momento para pensar lo atractivo que se veía.


-No, nada eso, es sobre una mujer, no sé si conozcan a una tal Margarita de los Albores, pero ella dejo una nota para ti.


Mirándome fijamente con su mirada densa que me hizo un revuelco en mi estómago al escuchar palabra por palabra lo que me dijo.


-¿Ella me dejo eso?


Mire un papel, común y corriente con un párrafo entero para mí.


-Sí, tiene tu nombre y apellido.


-Iré arriba, permiso.


Subí la escalera hasta donde no me vieran para escuchar de todos modos.


-¿La conocían?


-Sí, era maestra de Andrés.


-Ya veo, pues ella dejo una nota luego de suicidarse.


-Pero ¿Por qué ustedes vinieron? ¿No son de homicidios o algo así? Si es que se puede saber, claro.


-Pues… si, no que es que sea un secreto, el diario de mañana dirá todo de todos modos, son unos malditos buitres, huelen la muerte donde sea, pero respondiendo a su pregunta, pues es porque… no fue un suicidio cien por ciento por voluntad. Ella tenía cámaras y vimos como recibió una llamada en la noche, lloro mucho y luego se mató, pudimos localizar la llamada, pero fue de un teléfono público, cualquiera pudo haberlo hecho.


-Oh… que complejo.


-Sí, pero no creo que el caso vaya más allá, ningún familiar ha dicho algo, o reclamado, solo quieren su cuerpo para hacerle un funeral. Como sea, es nuestro trabajo. Nosotros ya nos vamos.


Fui directo a mi habitación tras escuchar eso, así que alguien la llamo, ¿Qué le habrá dicho como para que llegara a matarse? Ya no importa, estaba muerta, quizás así descanse un poco.


Querido Andrés.


No sé cómo empezar esto en verdad, hace tiempo que no escribo algo, lo que sea, perdí la práctica, luego de ya no ser yo misma tras el terrible suceso. Pero a lo que quiero llegar es que aquí te escribiré la dirección de Octavio, ahora vive en Piedras Grises, en un pequeño barrio que en verdad no se oye amigable, te recomendaría que fueras con tu familia, estarás más a salvo. Y bueno, quizás ya sabrás, si eres inteligente, que esta carta no solo va para darte la dirección, sino para decirte que lamento mucho haberte dicho esas cosas, tú también saliste afectado, fuiste víctima del suceso, solo que me dio algo de envidia que tu si pudiste olvidar todo y hacer tu vida como si nada, envidie tu ignorancia a la verdad, lo cual  es horrible, porque no hay nada peor que vivir de esa forma y cuando sepas todo quizás colapses, y de eso no hay nada que envidiar, solo te pido que seas fuerte para las cosas que seguramente vendrán, ten ojo con todo, y todos, alerta a cada cosa que tú crees sospechosa, porque tendrás un porque, y sobre todo, no confíes en nadie. Te quiere mucho, tu maestra del abrazo.


Maestra del abrazo, así le decía, fueron tan cálidos sus brazos ayer, su cabello, su calor, era ella, quien me hacía sentir seguro cuando iba al jardín, incluso quería pasar más tiempo ahí que en casa por ella. Atrás de la carta estaba el nombre del barrio y el número donde vivía ahora mismo Octavio. Octavio, viviendo bajo el mismo cielo, respirando mí mismo aire, y los dos sufriendo, uno más que el otro.


AT: ¿Ya has ido a ver a la maestra?


AT: ¿Cómo estás?


AT: Mañana te llegara los regalos que no te di estos fines de semana, estuve algo ocupado, lo lamento mucho por eso. Te amo. Atte. Tu acosador.


                       Andrés: Mañana te cuento todo, ahora iré a dormir.


No podía creer que le respondiera tan campante a este loco, pero temía que si no lo hacía, le haría algo a Claudio. Sus mensajes metralletas me estresaban, pero me estresaba más el hecho de no saber quién es, no lo entiendo, no entiendo nada en verdad. Siento que cada información fue como una bala que en vez de atravesar mi corazón lo calcinaba quedándose ahí rozando la capa rojiza que de a poco ya no existiría, que yo no existiría. Si tan solo este acosador no hubiese existido, pero… en verdad, el no inicio nada, fue mi hermano al decirme eso, y mi mente exploto solo, pero viendo que este acosador tenía la intención de que recordara, entonces no hubiese evitado tanto tiempo esto que está ocurriendo, quizás él me hubiese obligado a recordar, quizás que hubiese hecho este loco acosador para que yo recordara este macabro evento que presencie, de todas, formas, tenía que recordar, no por mí, ni por mi familia, por Octavio, era por él, y ahora por el iría, a verlo, tratar de verlo, espero que quiera verme después de tanto tiempo, aunque sería lógico que no quisiera, sería lógico que me odie, y sería lógico que fuera paso a paso, solo que el paso a paso se me es lento comparado a los diez años de ignorancia total, que me dan ganas de golpearme la cabeza para recordar, cosa que no debo, y no voy hacer, tiempo al tiempo, y todo se aclarara pronto, lo sé, lo presiento, lo sé, lo sé, lo sé.


- Inhala, y exhala, mira, escucha, siente, hay calma donde hubo rabia, inhala y exhala, mira, escucha, siente, hay calma donde hubo….


Cada letra era unas ganas enorme de vomitar, pero eran estas letras que formaban estas palabras mi calma, y eran estas que las que hacen que salga un Andrés más relajado de lo que yo ya estoy. Un Andrés que todos extrañan, pero no quiero que florezca, no recuerdo como se hacía, no recuerdo como era antes, como era de antes, y ni quiero recordar.


-Me gusta este Andrés.


Susurre, enfocándome en este Andrés, en lo que soy y siempre seré.


 

Notas finales:

Gracias por leer, BYE.


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