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No hay dos sin tres por Aranel Poli

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-Es un enfermo sexual, ojalá dejara de enviar fotos. Cada vez que alzo el teléfono veo su pene- se quejaba Shura mientras caminaba junto a Afrodita y a Mu en el parque comiendo helado.

-Trata de vivir en la misma casa que él- soltó el pelilila con un mohín- Me hace el pene sorpresa.

-¿Qué le pasa? Su libido se triplicó.

-No se detiene jamás- se quejó Afrodita con una mueca molesta.

-Dijiste que le estabas dando hormonas- rezongó Shura mientras el pelilila asentía molesto.

-Lo hago, le doy tantas como para hacerle un cambio de sexo y además está casi calvo- dijo con una sonrisa divertida.

-Debe tomar viagra por montones- se burló Afrodita con una enorme sonrisa.

-No sé cuánto le durará ahora que no tiene sexo, tenemos que hacer algo para que no sospeche- soltó el azabache frunciendo los labios.

-¿De verdad?- indagó Mu casi con miedo.

-Sí.

-¿Uno de nosotros debe dormir con él?

-¡Estás loco!- negó el sueco mientras Mu negaba.

-Hay que descargar su presión. Yo lo haré- continuó Shura alzándose de hombros.

-No, por favor- soltó Afrodita con un puchero tomando las manos del español.

-¿No piensan que puedo manejarlo?

-¿Sabes qué? Yo lo haré- dijo Mu alzando su mano.

-¡¿Qué?!

-Lo haré por el equipo, Shura.

-Es una locura- rezongó Afrodita negando.

-Lo es, pero puedo manejar el sexo mejor que ustedes.

-¡Yo lo haré! No tengo sentimientos- dijo el peliturquesa negando con una sonrisa ganándose dos miradas no muy convencidas.

-Vamos, Dita, eres tú.

-Será fácil cogérmelo, no le veré el rostro.

-¿Cogértelo? ¿Tú se lo hacías a él?- indagó Mu casi ofendido.

-Sí ¿Por qué?- ambos amigos lo miraron con la boca abierta para enseguida maldecir.

-¡Hijo de perra! Jamás me dejo hacerlo.

-A mí tampoco- se quejó Mu con un puchero.

-Ya olvídenlo, tengo una mejor idea- los chicos lo miraron esperando, pero aún ofendidos -Tengo un amigo que podría hacerlo.

-No, no vamos a contratar a alguien que duerma con mi esposo. Terminemos con esto, yo lo haré- dijo Mu convencido mientras Shura y Afrodita se miraban sin convencerse.

-Si tú lo haces yo lo hago- soltó el sueco alzando la barbilla.

-También yo- aceptó el azabache sabiendo que si Mu hacía aquello por fin terminaría en pedazos.

-¡Bien! Hagamos un piedra, papel y tijera. El que gane se acuesta con mi esposo- dio el pelilila haciendo sus manos en puño.

-¿Es en serio?- soltó Shura mirándolo incrédulo.

-Sí, es la única manera.

-Bien, ¿A la primera o a la tercera?- preguntó Afrodita haciendo que Shura entrara al juego rodando los ojos.

-A la primera, terminemos con esto- dijo el español entre dientes.

-De acuerdo- comenzó Mu con esta tontería.

Una vez que abrieron sus puños, Afrodita había ganado mientras el pelilila lo miraba con cierta decepción y tristeza.

-Gana Dita, ¿Estás bien con eso?- preguntó Shura con alzando una de sus cejas. En ese momento Mu sonrió ampliamente y asintió.

-Sí, claro, no puedo estar más de acuerdo.

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Por la noche, su autoestima estaba por los suelos y su matrimonio se desmoronaba frente a sus ojos sin poder hacer nada.

Y ahora Afrodita se encontraba teniendo sexo con su esposo mientras él veía el video de su boda con ese maldito infiel.

Mientras vestía su traje de bodas.

Comiendo helado.

…y vodka.

Lágrimas caían a caudales mientras veía cómo él y Saga se juraban amor eterno frente a todos sus familiares. Pero aquello no duró demasiado, ya que comenzó a escuchar ruidos que provenían de su ventana.

Frunció el ceño levantándose de la cama para investigar la interrupción, se acercó a la ventana y la abrió sólo para llevarse la sorpresa de ver a Shura abajó arrojado piedras.

-¡Mu! ¿Estás bien? Te he estado buscando todo el día ¿Puedes abrirme la puerta?- el pelilila lo miró con lágrimas en los ojos y asintió bajando para abrirle a su amigo.

En cuanto vio a Mu, el azabache quedó confundido observando que estaba un poco ebrio, además de que vestía de blanco.

-¿Qué sucede?- preguntó una vez que subieron a la habitación del pelilila y este se dejo caer en la cama gimoteando.

-Creo que tengo una crisis nerviosa- dijo sorbiendo por la nariz- ¿Esto se pondrá más difícil?

-Sí, lo será- soltó Shura en un resoplido sentándose a un lado de su amigo.

-¿Cuándo?

-No lo sé, estará mal por un tiempo, pero después será menos malo y un día…- dijo tomando la mano de Mu y acariciando la argolla que yacía en su mano izquierda- este anillo será sólo un anillo. Te lo quitarás y será algo que solías usar, un accesorio más.

-Eso espero- suspiró mirando al español con media sonrisa, estaba por levantarse para quitarse el traje cuando escucharon que alguien abría la puerta.

-¡Bebé! ¡Ya llegué!- Shura miró al pelilila con miedo mientras este se levantaba asustado.

-Debería estar con Dita- susurró mientras Mu caminaba sin saber qué hacer.

-¡Mierda!

-¡¿Mu?!- el nombrado tomó a Shura de los hombros y lo arrojó a su armario justo a tiempo ya que en segundos Saga aparecía en la habitación.

-Cariño, llegaste temprano- dijo el pelilila fingiendo una sonrisa mientras Saga lo miraba extrañado.

-Sí, cancelé, pero ¿Por qué usas tu traje de bodas?

-Pues… ya sabes…a veces lo uso… costó demasiado para usarlo una sola vez- el peliazul alzó una de sus cejas y sonrió.

-Si tú lo dices.

-Es muy hermoso, lo quiero usar siempre.

-Te ves muy bien- sonrió el mayor acercándose a su esposo tomándolo por la cintura.

-Gracias.

-Tengo una reunión de inversiones este fin de semana y quiero que vayas. Te pones un traje elegante y me das ideas- dijo acariciando su mejilla mientras Mu se sonrojaba.

-¡Bien!

-Bajaré por un trago- Muasintió sintiendo los labios de su esposo en su mejilla dejándolo un poco descolocado, pero molesto y extrañado.

-Sí, perfecto- una vez que el mayor desapareció por la puerta, corrió hasta su armario sacando a Shura, quien se dirigió hasta la ventana dispuesto a salir.

Mu le hacía señales para que se bajara por la enredadera que subía por su ventana mientras Shura susurraba maldiciones pasando su cuerpo por la ventana, aunque no funcionó muy bien ya que resbaló cayendo sobre la jardinera, la cual había amortiguado el golpe.

El pelilila lo miró desde arriba con una mueca mientras el azabache se levantaba sobándose la espalda para mirar a Mu mostrándole el dedo medio y desaparecer del lugar.


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