Después de la imprudente llamada del pelilila, Shura se dirigió hasta su casa resoplando unas mil veces y negando, pensando ¿Qué demonios hacía yendo a la casa de Saga? Pues Mu parecía algo preocupado con lo que sucedía y ni siquiera se lo había mencionado.
Aunque cuando llegó, se había imaginado cientos de escenarios, menos el que veía frente a él.
-¿Qué carajo hiciste?- musitó mirando a su alrededor una vez que Mu lo había dejado pasar con un deje de vergüenza.
La oficina de Saga estaba destruida por lo que al parecer había sido un ataque de ira, una que le era difícil imaginar con la inocente cara de Mu.
-Fue un accidente.
-¿Un accidente? Mu…
-Lo sé, lo sé- asintió el pelilila abrazándose a si mismo mientras Shura continuaba mirando a su alrededor.
-¿Estabas drogado?
-No, lo que sucedió fue que empecé a buscar unas cosas entre los libreros de Saga y después fui a su escritorio- comenzó Mu con un ligero sonrojo -Y un cajón estaba cerrado y se me hizo sospechoso, entonces pensé que toda la habitación estaba llena de mentiras y secretos. Ahí fue cuando una niebla roja cayó sobre mí.
-Te dije que organizaras tus cosas ¿Recuerdas?
-… sí.
-Pues esto no es organizar, Mu- regañó el azabache para después resoplar y llevarse una mano al puente nasal.
-Lo sé.
-Esto es ponerlo en un astillador de madera- el pelilila asintió apenado y enseguida iba a refutar cuando el timbre se escuchó. Cerró los ojos y chistó.
-Mierda, se adelantó. Ya vuelvo- se disculpó con un confundido Shura, quien lo siguió hasta la puerta.
-¿De quién hablas? Espero que no sea Saga, porque si no…
-No, no, es mi hermano Aioria- dijo molesto y girándose enseguida -No menciones lo del amante.
-Yo creo que es un buen tema de conversación- sonrió Shura con sarcasmo haciendo que el pelilila rodara los ojos y negara para enseguida abrir la puerta encontrándose con su hermanastro.
-Hola- saludó al hombre castaño que le sonreía de lado.
-Hola, cariño- dijo Aioria adelantándose para besar la mejilla de su hermano, encontrándose de pronto con una verde mirada que lo veía extrañado -¿Quién es él?- Mu se giró tomando al azabache del brazo y sonriendo con nerviosismo.
-Él… es…
-Sasha, decorador de Mu- se adelantó el azabache sonriendo y estrechando la mano del apuesto hombre que se decía ser hermano del pelilila ¿En serio? -¿Son hermanos?
-Hermanastros- aclaró Aioria sonriendo -¿De verdad es tu diseñador, borrego? Yo lo soy.
-Sasha me ayuda con el feng shui, lo conocí cuando fui a Hong Kong- soltó el pelilila comenzando a enredarse en su red de mentiras.
-Me gusta el feng shui- sonrió Aioria mirando a Shura, quien le sonrió encantando.
-Es genial ¿No?- dijo haciendo que Mu los mirara alternadamente para enseguida posarse frente al azabache.
-Sí, bueno, es mi hermano ¿Recuerdas?
-Claro.
-Y es diseñador de interiores, viene a ver la oficina de Saga- dijo aclarando ciertos puntos mientras Shura y Aioria seguían mirándose con una sonrisa tonta -Creo que deberías irte.
-Puedes quedarte y ayudarme con unas cosas- invitó Aioria haciendo que Mu lo mirara molesto.
-Me encantaría.
-No puede- interrumpió el pelilila tomando al español del brazo y sacándolo de la casa.
-Claro, no puedo, debo trabajar- se excuso dedicándole a Aioria una última sonrisa.
-De acuerdo, Sasha.
-Fue un placer conocerte, Aioria- finalizó Shura saliendo de la casa mientras el pelilila cerraba la puerta tras de él evitando que su hermano los siguiera.
-¿Sasha? ¿En serio?
-Agradéceme por usar un nombre falso- soltó el azabache caminando hasta su auto -No quieres que tu hermano mencione a tu buen amigo Shura ¿O sí? Claro que no, así que de nada- Mu resopló rodando los ojos -Por cierto ¿Y ese hermano sexy?
-¡No! No puedes quedarte con mi esposo y con mi hermano. Eres muy codicioso.
-Tú eres el codicioso- dijo mirándolo con media sonrisa.
-¿Yo?
-Es tu hermano, Mu ¿Qué harás con él?
-Eso no…
-¿Qué hay en tu familia? ¿Todos son sexys o todos son como tú?- Mu boqueó tratando de decir algo cuando enseguida notó el insulto del español.
-Yo soy el bonito y lindo Mu, para tu información.
-¿Qué hay de tu padre?
-¡Déjalo fuera de esto!- gritó molesto haciendo que Shura lanzara una carcajada.
-Apuesto a que tu padre es sexy.
-Ya vete- el español sonrió subiéndose a su auto esperando poder ver de nuevo a ese apuesto y sensual castaño.
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Por la tarde y después de la gran ayuda de Aioria, Mu estaba nervioso por la llegada de Saga, esperaba en verdad que se tragara la mentira que estaba por decirle.
-¿Mu?- preguntó el peliazul llegando a su casa. El pelilila lo escuchó, exhaló e inhaló un par de veces antes de sonreír y hablar.
-Estoy aquí- dijo desde la oficina en redecoración. El mayor no tardó demasiado en acercarse confundido -¡Sorpresa!- dijo en cuanto entró mirando a su alrededor.
Las paredes ahora estaban pintadas de un color verde oscuro, mientras todos los muebles estaban cubiertos de plástico ocultando así un poco del desastre que aún perduraba.
-¿Qué piensas?
-¿Qué pasó con pintarlo de rojo?
-El rojo es muy trillado- dijo haciendo una mueca recordando la ira que había provocado aquello -Eso se espera de otros tipos y sus oficinas, pero no de ti. Tú mereces algo mejor, amor.
-Está bien, es genial- sonrió acercándose a su esposo para besar sus labios.
-¿En serio?
-Me encanta- dijo sonriendo tomándolo entre sus brazos.
-Que bueno, porque me dejé llevar por los colores, y… -la verborrea de Mu fue interrumpida por los hambrientos labios de su esposo.
-Te extrañé.
-¿Cómo estuvo Creta?- preguntó enseguida con un ligero sonrojo y tratando de desviar el tema. Era débil, siempre lo había sido si se trataba de Saga y no quería caer.
-Asombroso, a los chicos les encantó tu idea de las tarjetas de regalo.
-¿El pasatarjetas?- preguntó sorprendido ya que no había sido una de sus mejores ideas.
-Sí, y ¿Sabes qué mas?
-¿Qué?
-Van a poner medio millón de capital inicial- dijo un extasiado alzando a un Mu en shock.
-¿Qué? ¿En serio?
-Así es amor- soltó el peliazul comenzando a darle de vueltas plantando una enorme sonrisa en el menor. -¡Lo hicimos! ¡Lo hicimos! ¡El equipo Díplo vuelve a hacerlo!- Mu sonrió ocultando su rostro contra el hombro de su esposo, no podía evitar sentirse feliz.
-Es increíble.
-Lo sé, te lo contaré todo durante la cena.
-¿Cuál cena?
-La cena que tendremos tú y yo- dijo Saga bajando al pelilila para tomar su mentón y besar sus labios.
-¿Conmigo?
-Sí, vamos a celebrar, así que ponte guapo. Me daré una ducha- finalizó alejándose y subiendo a su habitación dejando a Mu con un gran dilema y sabía exactamente a quién llamar.