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Girando en un espiral de problemas. por ASimpleWriter

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Notas del capitulo:

Asher se ha propuesto enfrentar con buena cara la nueva y caótica relación que lo involucra con Neal tras pillarlo en una situación delicada en el baile escolar; pero Neal no se lo hará tan fácil como él esperaba. Asimismo, Asher quiere enmendar los estragos que ha causado a lo largo de su estadía en la ciudad.

Neal Neeson.

Hace un mes.

Neal Neeson sostenía su mentón con la palma de su mano mientras que con la otra, tamborileaba sus dedos sobre la superficie de su mesa de estudio en tanto oía de soslayo la voz del profesor Hank de Álgebra.

     Pese a que su expresión facial no lo plasmaba, sus pensamientos agrios y de desprecio se dirigían hacia su compañero de clases, Colin Coleman, quien estaba sentado detrás de él. Llevaba una semana entera intentando cortejarlo en vano; acunaba la palpitante impresión de que Colin hacía todo por evadirlo: cuando se viraba hacia su banco en los recesos, Colin ya estaba saliendo por el umbral de la puerta; cuando lo buscaba en el campus, no lo distinguía por ninguna parte.

     Estaba frustrado. ¿Quién se creía para rechazarlo? Colin era un Omega de bajos recursos; debía sentirse halagado por su atención. Era la primera vez que alguien mostraba desinterés por él; en los casos anteriores, le había resultado con absoluta facilidad.

     Neal debía aplacarse pensando que sólo era cuestión de ser perseverante y paciente, aunque no hallaba una forma de que, en el caso hipotético de que las cosas salieran como se esperaban, pudiera simpatizar con Colin.

     No obstante, su fortuna iba a cambiar en breve, cuando un mejor candidato apareció.

     Era más bajo que Colin, tenía el cabello rebelde de un particular color cobre oscuro, y la proporción de sus ojos y labios iban en simetría con la forma de su fino rostro. A lado de Colin, el chico nuevo resultaba más exótico y llamativo.

     A Neal le gustó.

     Enderezando su columna mientras mantenía su mirada en su nuevo compañero, su mente se encargaba una vez más de gestar los preparativos previos a su plan.

     En el intervalo de los días que transcurrieron, se volcó a acercarse a Asher Avery.

     Ya le había encomendado a su primo, Owen, el hijo del hermano menor de su padre, la tarea de sonsacarle toda la información a Asher para analizar su potencial como posible pareja; como Owen era el presidente estudiantil, y realizaba los perfiles de todos los estudiantes, le sería fácil.

     Hacía años que lo llevaban haciendo, de manera que ambos ya sabían lo que debían hacer: Neal seleccionaba a un Omega para enfatizar su condición de Alfa, y procuraba actuar como si fuera la pareja perfecta y hacer que para la otra persona su relación le pareciera auténtico, hasta que al finalizar el cuatrimestre, quebraban.

     El cuatrimestre era el plazo de tiempo que Neal había establecido para no correr el riesgo de que, con quien estuviera saliendo, no percibiera sus feromonas, o, en el caso de que comenzara a manifestar un deseo por pasar al siguiente nivel –lo cual solía concretarse tras ese periodo–, no viera las marcas que le dejaban las inyecciones que lo ayudaban a lucir el cuerpo de un Alfa, a retener sus feromonas de Omega, y evitar que cayera en su celo.

     Aunque al que se sometía era un tratamiento ilícito, semanalmente acudía para atenderse en una clínica clandestina bajo la orden de su padre, el magnate Frederick Neeson. Su padre había anhelado tener un hijo Alfa, pero debido a un desliz romántico que tuvo con su ex secretaria y actual esposa, Amanda, quien era una Omega, Neal había heredado su condición. A Neal le gustaba ser Alfa, por lo que no suponía un problema el someterse a ese tratamiento. En su perspectiva, todo iba sobre ruedas.

     —Es el candidato perfecto. —lanzó tras escuchar la indagación de Asher Avery que Owen le había transmitido.

     Se encontraban un sábado por la noche en su alcoba. Owen, sentado sobre la orilla de la cama de Neal, tenía su vista fija en la pantalla de su teléfono. Neal, con un semblante reflexivo, yacía sobre su asiento de oficina a un lado de su escritorio.

     —Y aún no tiene su celo —adicionó Owen—, lo cual es un extra en el caso de que tus feromonas...

     —Eso nunca ha sucedido. —lo interrumpió Neal.

     Owen lo miró de reojo.

     Recientemente, Neal había comenzado a despedir feromonas como un efecto secundario de las inyecciones; mas, no lo había hecho frente a alguien que lo comprometiera. Pese a los temores ajenos, Neal creía que el episodio no volvería a repetirse tras el aumento de dosis de su tratamiento.

     — ¿Y qué hay de Travis Tasse? —le inquirió Owen.

     Neal bufó.

     —Apenas ha llegado y ya se ha acostado con la mitad del instituto. Si saliéramos se querría acostar conmigo en media hora de conocernos. La verdad, Asher ha caído del cielo para mí: es mejor que salir con un promiscuo laureado o con alguien que parece tener un constante miedo a las personas. —zanjó, refiriéndose a Travis y a Colin.

     —Eso es porque Chris Campbell lo molesta.

     —Si se hubiera mostrado más dispuesto conmigo, Chris habría desaparecido para él —rebatió—. En todo caso, me siento feliz con mi elección... —Se detuvo, entrecerrando sus ojos. —. No lo sé pero... algo me dice que me divertiré en esta relación.

     Owen apagó su móvil, con cariz aprensivo.

     Sólo esperaba a que ese presentimiento no trascendiera a más, y que Neal actuara con el mismo pragmatismo como lo habían estado haciendo hasta ahora.

Capítulo 9.

Pese a los acontecimientos acaecidos durante el fin de semana, Asher, no se la pasó lamentándose.

     Aún le dolía la manera en la que Neal lo había utilizado de forma tan metódica y fría en su maraña de mentiras, pero ese cariño que hasta hacía días había sentido por él, se estaba volviendo en el sentimiento opuesto: aversión. Y como tal, Asher no creía que debía centrar sus pensamientos en derredor de él.

     De esa manera, se volcó a realizar la bitácora que Max les había prescrito a él y a Liam, a cumplir con su parte del trabajo de idiomas, y a practicar tenis en el patio trasero de Rita.

     Durante ese lapso, había asumido firmemente dos decisiones: la primera, se basaba en que le seguiría el hilo a Neal si eso aseguraba que el futuro de Henry, Colin, y Travis estuvieran a salvo; y, la segunda, es que le contaría toda la verdad a Colin sobre su coacción con Chris; el daño que le había infligido por el hecho de haber sido involucrado en una mentira a sus expensas, le hizo darse cuenta que él mismo le estaba haciendo lo mismo a Colin.

     Por eso, se lo diría ese mismo inicio de semana.

     Ingresó a la preparatoria con su habitual lozanía siendo opacada por un sinsabor; el tener que volver a ver a Neal luego de ese pérfido encuentro y comportarse frente a los demás como si entre ellos no hubiera sucedido nada, lo atosigaba.

     Al volver su mirada con desinterés hacia la entrada del colegio, se encontró con quien menos deseaba encontrarse: Neal. Dominado por un impulso esquivo, apartó su vista y a punto estuvo de acelerar sus pasos, cuando Neal se apresuró hasta él, jadeando.

     — ¿Quisiste eludirme?

     —A punto estuve. —le respondió con una sonrisa mordaz.

     —Tendrás que actuar mejor —Ambos retomaron el camino hacia el vestíbulo—. Y ya te dije que no hay necesidad de que nos llevemos mal.

     —Neal, si crees que no puedo perdonarte sólo porque me usaste para tu mentira, estás equivocado. Hay dos razones por las que creo que nunca podré llevarme bien contigo: amenazaste a las personas de mi círculo de amistad y...

     —Asher —le interrumpió Neal, saludando de paso a alguien en el camino. —, si vas a hablar, hazlo sin que tu rostro se vea enrojecido y pareciera que me estás gritando, o van a creer que discutimos —Asher entornó los ojos; sin embargo, hizo caso de su advertencia. —. ¿Y la segunda razón? —le apremió.

     —La segunda razón, es que usas a Colin como escudo, y él se la pasa mal. Todo este tiempo creí que Chris era quien incitaba a los demás a molestarlo.

     —Bueno, creo que hay una alternativa para eso —sugirió Neal, captando su interés. —. Como el principal motivo que me empujó a desviar la atención de los demás a Colin, fue para que no pensaran en la eventualidad de que tú me estuvieras siendo infiel, creo que lo lógico sería que te alejaras de Henry y de Travis, y que ignoraras por completo cualquiera cosa que haga Chris Campbell.

     Asher se detuvo en el camino, sin poder creerlo.

     No podía asimilar la petición que le ofrecía Neal sólo por la egoísta importancia que le confería a su reputación. Se llevaba de maravillas con Henry, y con Travis, lo unía su secreto sobre Chris. «Pero si es la única manera de que dejen de molestar a Colin...», se dijo.

     —O puedes decirle a Travis que deje de tocarte demasiado —planteó Neal—. Y a Henry... —Guardó silencio, meditabundo—... ¿Dile que dejes de gustarle tanto?

     Asher distendió sus líneas de expresión. Se alegraba de que al menos Neal no supiera que a Henry en realidad le gustaba Colin; de lo contrario, factiblemente lo emplearía en su contra.

     Abrió su boca para añadir algo, pero en ese momento Henry se les unió.

     Los saludó a ambos con un apretón de manos.

     — ¿Qué te sucedió ahí? —le inquirió a Neal, señalando a un lado de sus labios.

     —Oh, alguien intentó propasarse con Asher en el baile —Asher abrió su boca, atónito. —. Estaba algo bebido y era muy insistente, pero no pasó a más.

     Henry se volvió a Asher con una expresión alarmada.

     — ¿No te hizo nada?

     —No... —Sacudió su cabeza, cuando se le ocurrió una idea. —. De hecho, fue algo hilarante porque, en realidad el golpe iba dirigido a mí; yo lo vi venir y me alejé a tiempo, pero Neal se interpuso y recibió la paliza en vano.

     Al terminar, sonrió de soslayo al reparar en la incredulidad de Neal.

     Henry asintió, conforme.

     — ¿Podemos hablar un minuto?

     Asher afirmó con la cabeza con tal de deshacerse de Neal. Neal, antes de marcharse, le dedicó una significativa mirada en la que Asher no tardó en alcanzar la alusión acerca de su creencia de que le gustaba a Henry.

     —Quería volver a agradecerte por llamar a mi padre para buscarme...

     —No es nada —Hizo un gesto despectivo con la mano. Henry ya le había agradecido a través de mansajes. —. Yo debí avisarte que Travis había alterado las bebidas.

     Henry asintió de manera contundente.

     — ¿No... te dije nada en el baile? —articuló con una inusitada timidez en él.

     —No... —« ¿Pensará que se le habrá escapado algo sobre Colin?», conjeturó. Para sosegarlo, decidió recordar a pie de la letra lo que le había dicho aquella noche. —. Sólo mencionaste a Dylan. Dijiste que le estabas dando vuelta a un asunto y que   Dylan te ayudaba a sobrellevarlo.

     — ¿Sólo eso?

     —Sólo eso.

     Henry sonrió despidiendo un prolongado suspiro que Asher interpretó como alivio, confirmando así su especulación.

     En ese instante, Travis llegó. Rodeó a Asher por los hombros para dirigirle una mirada pícara.

     — ¿Y? ¿Tú y Neal pasaron a la siguiente base después del baile o hicieron la tarea —dijo, enfatizando la palabra «tarea». — el fin de semana? No escatimes en los detalles.

     —Yo me iré a mi salón. —Se despidió Henry.

     —Él se lo pierde. —Travis se encogió de hombros, volviendo su vista a Asher.

     —No. No llegamos a ninguna base.

     — ¿Qué? ¿No llevaron condones?

     Asher sonrió al oír a Travis ofrecerle un mejor pretexto. Afirmó con la cabeza.

     — ¿En ninguna ocasión?

     —Ocurrió el fin de semana, y ninguno de los dos teníamos —Travis lo miró como si no lo pudiera creer. Hizo amago de agregar algo, pero Asher intervino. —. Hoy le contaré la verdad a Colin.

     — ¡¿Qué?! —profirió.

     —Ya no puedo seguir mintiéndole. Tarde o temprano lo descubrirá, y quiero ser yo quien se lo diga.

     Los dos llegaron a la galería de los casilleros, divisando al unísono al tema central de su conversación: Colin, quien se encontraba abriendo la puerta de su casillero.

     Travis se interpuso en el camino de Asher, para en voz baja remarcarle:

     —Asher, Chris se merece recompensar a Colin por todo el daño que le hizo. ¿Tú crees que a él le importa el dinero que gasta por los regalos? Y Colin más que nadie necesita ser obsequiado. Tú has tenido los testículos para hacer lo que debías.

     Asher ladeó la cabeza. Una parte de él convenía con Travis; mas, las actuales circunstancias acuciaban que debía zanjar todo contacto con Chris y evitar dilatar su mentira.

     Travis percibió su renuencia.

     —Bien, haz lo que quieras. ¿Cuándo se lo dirás?

     —Luego de nuestros entrenamientos. Sé que se enfadará conmigo y no quiero que   estemos en un silencio incómodo todo el día; además, será lo mejor para él así podrá pensar con calma.

     —Está bien, yo te acompañaré.

     Asher contempló a Travis; aparte de Liam, él era el único que le decía las cosas sin rodeos. Valoraba a ese tipo de personas, y le estremecía el hecho de tener que distanciarse de él a causa de Neal.

     Luego de una insulsa clase de química, y al iniciar el receso, Asher y Colin se dirigieron hacia el campus con sendas bandejas que contenían sus almuerzos para situarse en su usual sitio.

     En la jornada de ese día, Chris le había obsequiado a Colin un nuevo equipo de indumentaria para el entrenamiento; pero, siguiendo el consejo de Asher, Colin apenas posó sus manos sobre él.

     Asher se mordía el labio inferior. ¿Qué se traía Chris? En el baile apenas había llegado a obtener algo debido a la interrupción de Neal. Paralelamente a eso, Asher pugnaba por sacarse de la mente a Chris para apreciar, posiblemente, los últimos momentos de amistad entre él y Colin.

     — ¿Sucedió algo —Oyó a Colin— entre tú y Neal?

     — ¿De qué hablas? —le inquirió, saliendo de su abstracción.

     — ¿No mencionaste que tú y él... —Abrió sus ojos para insinuar algo—, lo harían?

     —Ah, no. No llevamos preservativos —Sacudió la cabeza, para luego caer en cuenta de algo. —. Es extraño que tú me preguntes por eso.

     Colin desvió su vista, enervado, sacándole una sonrisa a Asher.

     — ¿Recuerdas la charla que me diste hace un mes? —Asher asintió. Colin guardó silencio unos segundos. —. Creo que me gusta Dylan.

     El corazón de Asher se aceleró cuando sus palabras cobraron sentido en su cabeza debido a que poseía un mayor panorama del contexto. Colin ignoraba que le gustaba a Henry; a su vez, Henry y Dylan habían estrechado su amistad, lo cual, lo volvía en un asunto intricado si Henry se enteraba de que a Colin le gustaba Dylan.  Sólo faltaba saber qué es lo que sentía éste último.

     A pesar de esa embrollada cuestión, apoyaría a Colin.

     — ¿Cuándo ocurrió?

    Colin parpadeó, balanceando su cabeza.

     —En una ocasión, cuando yo estaba en la parada del autobús para ir a trabajar,  Dylan y yo éramos los únicos que esperábamos allí. Yo no sabía que él también venía aquí y, un grupo de hombres se acercó y me señalaron. Creo que pretendían robarme tal vez. Dylan los vio y... se aproximó hasta mí sutilmente; los hombres pasaron sin hacerme nada.

     Asher se conmovió.

     — ¿Todo este tiempo te estuvo gustando Dylan?

     Colin no articuló nada; no obstante, su rubor le dio la respuesta.

     Asher no pudo sentirse más idiota. Colin había sido más maduro de su parte que él al esperar un mes para revelar sus sentimientos. Todo ese tiempo, seguramente se habría dedicado a conocerlo más a fondo; en cambio él, no, y ahora pagaba las consecuencias.

     — ¿Y se lo dirás? —le preguntó.

     —No lo sé. No sé si aún esté listo.

     —No quiero presionarte pero, si tardas bastante tiempo, puede que alguien más lo tome por ti. Sé que estás comenzando con esto, pero pueden ir lento. Creo que Dylan lo entenderá... —le sugirió deteniéndose al advertir la mirada perdida de Colin por encima de su hombro.

     — ¿No es ese Liam? —le señaló con el índice.

     Al virarse, avistó en efecto a Liam de pie a un lado del camino de teselas. Miraba en su dirección y, cuando sus miradas se cruzaron, Liam le apremió con un gesto de mano para que acudiera hasta él. Asher frunció el ceño, extrañado.

     — ¿Ya estás feliz? —le espetó cuando hubo llegado—. Todo el mundo nos está   viendo interactuar.

     Asher enfatizó más sus líneas de expresión, sin entender a qué venía su hostilidad.

     — ¿Disculpa?

     — ¿No estás molesto conmigo?

     — ¿Por qué lo estaría?

     Liam pestañeó.

     —No viniste a los entrenamientos nocturnos el fin de semana, y dejaste de enviarme audios. Creí que te habías enfadado porque me mostré reticente a pasar más tiempo contigo por tu propuesta o porque mi problema te comenzaba a hartar. Me despediste sin siquiera dirigirme la mirada en el baile.

     Asher no emitió palabra, hasta que soltó una estruendosa carcajada. Liam lo observó azorado llevando sus manos a su regazo para contener el dolor de estómago.

     — ¿De qué te ríes?

     Asher se reincorporó, recuperándose de la risa.

     — ¿Pasaste todo el fin de semana en vilo por eso? —le inquirió, secándose las  lágrimas de las comisuras de los ojos.

     Liam blanqueó sus ojos en forma de réplica en tanto se cruzaba de brazos.

     —Está bien, lamento haberme burlado pero, no, no estaba molesto contigo —aseveró—. Y si no he venido a entrenar es por mi culpa; me he dejado dominar por algo —le aseguró, conteniéndose de referirle que la principal causa era Neal. —. Y sobre los audios, me olvidé por completo de eso. Aunque no creo que lo hayas tenido difícil; tienes otros audios almacenados, ¿no?

     —Sí —Chistó—, pero la experiencia no es la misma.

     Asher torció el gesto sin saber cómo se debía sentir ante esa aportación.

     —Mira —emprendió Liam—. Consideré tu propuesta y, creo que quizás tengas algo de razón. Podríamos compartir tiempo. Del mismo modo, podemos optimizar nuestra coordinación en el tenis.

     —Bien —Asintió, tratando de aguantar la risa, puesto que albergaba la convicción de que Liam lo había cavilado a raíz de que pensara que estaba molesto con él. En ese momento, a su mente acudió una idea. —. ¿Qué dices si hacemos los trabajos de idioma juntos?

     —Ya hice el que hay que entregar esta semana. Además, ¿eso no molestará a tu novio?

     —Hacemos otros trabajos juntos —replicó aparentando indiferencia; de esa manera, tenía una excusa para apartarse aunque sea un poco de Neal. —. No le importará. También te puedo ayudar en álgebra, ¿no me dijiste que te iba mal en esa asignatura? Yo soy bueno con los números.

     —Sí —confesó algo a regañadientes—, es verdad.

     —Bien, ¿qué tal si lo hacemos en tu casa? —De repente, Asher contrajo su rostro al percatarse de que cabía la posibilidad de que Liam viviera en el mismo vecindario que Neal; de ser así, su táctica de evasión habría sido inútil. —. ¿Vives en el vecindario acaudalado, no?

     —No. Y de ninguna manera vendrás a mi casa —Asher mantuvo su vista en él, incitándolo a explicarse. Liam soltó aire por su nariz. —. ¿Tú crees que Adam es el único que sabe de mi fijación contigo?

     —Espera —Asher se sintió ruborizar de la vergüenza—, ¿tus padres saben de mí?

     —Lo haremos en tu casa. —Rehuyendo la pregunta y sin más, Liam se marchó.

     Asher mantuvo su vista en Liam mientras se distanciaba con talante furibundo. Soltó una risa. Sin duda, Liam era un eslabón aparte para su cadena de funestas peripecias. 

     Al regresar con Colin, muy poco avanzó la plática que habían mantenido en breve. Colin aún se mostraba indeciso con respecto a trasmutar su relación con Dylan en algo más, por lo que el factor tiempo sería quien determinaría las cosas. Asher, barruntaba si acaso ese elemento bastaría para que Henry advirtiera los sentimientos que profesaba Colin y, si lo impulsaría así a entrar en acción.

     Si bien Dylan le agradaba, Asher se decantaba por Henry como mejor opción.

     Aquella tarde, en la jornada de práctica, Asher y Liam, por primera vez, le ganaron a unos estudiantes de un año superior.

     Sin dudas, el hecho de escuchar en su cabeza el sonido de las agujas del reloj, un constante recuerdo de que en poco debía encontrarse con Colin, junto con el deber de tener que fingir una relación falsa con Neal, supusieron una presión para él; lo que le valió para que su rendimiento se optimizara y diera todo en la cancha.

     La descomunal victoria constituyó lo suficiente para que se trascordara momentáneamente de sus temores mientras festejaba con Liam en la cancha.

     No obstante, bien sabía que esa despreocupación era de carácter efímero.

     Después de darse una rápida ducha en los vestidores, fue rumbo a encontrarse con Travis en el estadio de atletismo como habían acordado. Esperaba que Colin aún siguiera en las instalaciones, ya que en el momento en que se dirigía al estadio, el resto de los que todavía estaban en la preparatoria estaban preparándose para irse.

     Avistó a Travis en la entrada del estadio.

     Algunas gotas pendían de las puntas de su cabello, y cargaba consigo sus bolsos.

     — ¿Está adentro? —le preguntó Asher con atisbo de nerviosismo.

     —Sí, pero continúa entrenando así que tendremos que esperar.

     Asher asintió con una mueca; lo último que necesitaba era prolongar su agonía.

     —Veámosle en las gradas. —sugirió.

     Travis accedió afirmando con la cabeza.

     La pista de atletismo se componía de nueve líneas blancas trazadas en el pavimento carmín en forma de ovalo que rodeaba el campo de césped donde otros trazos claros delimitaban el espacio para las disciplinas de lanzamientos que se practicaban allí. A un costado, alguien practicaba salto con pértiga.

     En cuanto Asher y Travis se situaron en las gradas, Asher identificó a Colin entre una hilera de corredores alineados detrás de la línea preparándose para la carrera.  Colin llevaba un atuendo amarillo con franjas verdes a los laterales; su camiseta sin mangas dejaba a relucir su modesta musculatura alrededor de los brazos, y su short le llegaba por arriba de las rodillas.

     —Colin luce bien con ese uniforme. —comentó Travis.

     Asher sonrió con indulgencia dándose una idea de lo que pasaba por su mente.

     Un disparo resonó en todo el lugar, dando por iniciado la carrera.

     Travis y Asher siguieron a la manchita amarilla que era Colin sobrepasando a sus compañeros; ambos se inclinaron en simultáneo esperando ver cómo rebasaba las vallas apostadas más adelantes. Ambos quedaron boquiabiertos cuando Colin los superó sin dificultad y llegó a la línea de meta antes que los demás.

     — ¿Acabas de ver cómo abría las piernas? —soltó Travis, a lo que Asher le reprendió con la mirada. —. Vamos. No me digas que no pensaste lo mismo.

     —No en ese contexto. —replicó con una sonrisa.

     Asher todavía seguía observando a Colin cuando Travis de repente lo zarandeó por los hombros.

     —Parece que Colin tiene seguidores.

     Asher se volvió hacia donde Travis le indicaba.

     A unos considerables metros, más debajo de las gradas, había dos estudiantes sentados junto al otro. Uno de ellos tenía el cabello oscuro y la tez tostada; su vista estaba fija en su móvil, mientras que el otro, de constitución más prominente y de cabello bronce, miraba hacia la pista de carreras. Como estaban de espaldas, no pudo discernir sus rasgos faciales.

     Asher arrugó el ceño, sin ver nada sospechoso.

     —Creo que sólo han venido a ver la carrera.

     —No —le corrigió Travis—. Aquel —Señaló al chico de cabello bronce—, hace un momento señaló con la mano a Colin. Creo que le gusta —Esbozó una sonrisa maliciosa al que Asher presintió venir nada bueno. —. ¿Qué dices si los presentamos?   A Colin le hace falta un Apoyo, y ya tenemos un candidato.

     —No. —Se negó en rotundo—. Ya lo metí en un buen lío pensando que estaba haciendo algo bueno por él. Ya no quiero meterlo en más problemas. Además... —agregó, dejando en suspenso la frase.

     Colin ya estaba metido en otro enredo en lo relativo con Dylan y Henry. No quería meter más leña al fuego implicando a alguien más.

     —Además —retomó—, él determinará cuándo estará listo para entrar en una relación.  

     «Y con quien», añadió, pero sin formularlo.

     Transcurrieron dos rondas de carreras más para que el entrenamiento concluyera.

     Asher se insufló de valor e interceptó a Colin en el momento en que estaba por ir hacia los vestidores. De los hombros de Colin colgaba un paño que se revolvía al son del vaivén de su respiración. Sus ojos se abrieron al divisar a Asher.

     — ¿Sucedió algo? —inquirió a primeras.

     —Sí... —dijo con debilidad. Asher sacudió tenuemente su cabeza repitiéndose a sí mismo que estaba haciendo lo correcto. Aclaró su voz. —. Chris Campbell es tu admirador secreto.

     Colin tensó su rostro.

     — ¿Qué? —Titubeó, tratando de mantener la compostura. —. ¿Cómo lo sabes?

     —Descubrí, de manera accidental, algo delicado de Chris y lo instigué a que te diera presentes por todo los años de abuso que te hizo pasar. No fue mi idea que Chris se hiciera pasar como tu admirador; él lo hizo por su propia cuenta.

     Asher esperaba mientras Colin procesaba la información.

     — ¿Por qué no me dijiste que lo obligabas a darme los regalos?

     —Si lo hacía, sabía que te negarías a recibirlos. Hace poco le pedí a Chris que dejara de hacerlo, pero se ha negado por alguna razón.

     Colin se mantuvo en silencio. En opinión de Asher, Colin no había reaccionado de la manera en que se lo esperaba. Había ensayado repetidas veces en su mente cuando esa escena llegara, y lo había imaginado accediendo en cólera. Tenía la impresión de que Colin le perdonaría con esa basta parte de la historia, pero aún quedaba más.

     —Chris también sabe sobre tu oficio. —lanzó.

     Esta vez, Colin se sobresaltó.

     — ¿Qué...? —farfulló—. ¿Cómo... lo sabe? ¿Tú se lo dijiste?

     — ¡No! —Asher hizo un gesto defensivo con sus manos—. No sé cómo se llegó a enterar. Al inicio me amenazó con divulgarlo, pero no lo hará porque si él lo hace yo también soltaré su secreto, y lo sabe.

     El rostro de Colin, iluminado por la luz del sol que entraba por la ventana de la galería de la instalación del estadio, palideció. Sus labios bullían sin emitir palabras, y sus ojos aún más claros estaban clavados en el suelo.

     A Asher le pareció un tormento contemplarlo de ese modo.

     —Lo siento. —Se disculpó al fin.

     Colin le miró, se dio la media vuelta, y se marchó.

     Asher cerró sus ojos por un segundo, dando un golpe con su puño a un costado de la pared. Había hecho lo pertinente.

     Al volver sus pasos hacia la entrada del estadio, se reencontró con Travis donde lo llevaba esperando.

     — ¿Se enfadó? —le inquirió al notar su abatimiento.

     —Naturalmente.

     Travis entornó los ojos al tiempo que se encaminaron al camino de teselas para salir del instituto.

     —Debería haberte agradecido. —opinó.

     —Creo que tenemos una diferente concepción de este asunto —Asher esbozó una frágil sonrisa—. Cuando conocí a Colin, le tenía tanto miedo a las personas ya que esperaba cosas malas de ellas; yo logré introducirme en su vida haciéndole creer que no debía esperar eso de mí y terminé apuñalándolo por la espalda.

     —A veces las mentiras son para bien —dijo Travis—. La intención es lo que importa, y si Colin se pasa su vida entera esperando que nadie lo lastime, es un idiota; todos somos humanos.

     —De todas formas —terció—, si Colin te cuenta lo que pasó, hazte el sorprendido; necesitará a alguien con quien desfogarse; o quizás se lo reprima como siempre lo hace.

     Travis asintió algo reacio.

     Caminaron un par de trecho cuando Asher recordó algo.

     —Por cierto, ¿sabes algo acerca de lo que dicen de mí, de que salgo con Henry y Chris Campbell?

     —Sí, también te involucran conmigo —Travis se encogió de hombros—. Pero lo mismo dicen de mí, aunque con todo el mundo; excepto que eso sí está justificado —Le guiñó un ojo—. ¿Por qué? ¿Tú recién los escuchas?

     —Sí, y Neal también.

     —No me digas que cree en esos rumores.

     —No, pero no quiero que se sienta incómodo. Por eso —Lo miró—, te pediré que no me toques demasiado.

     Travis se detuvo, atónito.

      — ¿De verdad me lo estás pidiendo? —le espetó indignado.

     —O al menos no me toques en el instituto. Puedes hacerlo cuando estemos solos.

     Travis se lo pensó, adoptando una expresión desdeñosa que luego fundió en una sonrisa.

     —Está bien —cedió—. Pero cuando estemos solos te tocaré más que cuando lo hacía antes —Asher hizo un ademán receptivo. Al volverse, Travis amusgó sus ojos hacia la salida del colegio. —. ¿Neal te llevará a casa?

     Asher, desorientado, viró al lugar donde Travis observaba. Neal, a un lado de las verjas oscuras, yacía de pie mirando en su dirección en tanto agitaba sus brazos. Asher suspiró pesadamente; era la primera vez que lo esperaba después de clases.

     Tras despedirse de Travis, fue a su encuentro.

     El cabello de Neal había adquirido un matiz más oscuro debido a la humedad.

     — ¿Qué haces aquí? —le formuló arqueando una ceja.

     —Te estuve mandando mensajes pero no respondías.

     —Oh —Asher asintió; antes de encauzarse a confesarle todo a Colin, se había asegurado de que nada lo interrumpiera. —. Puse mi teléfono en modo silencioso —Neal removió su cabeza, satisfecho con la respuesta. Un silencio incómodo se instaló entre ambos. —. ¿Qué se te apetece? —preguntó finalmente.

     —Quería saber qué harías después de entrenar.

     —Bueno —Asher entrecerró los ojos—, te diré que la base central de mis planes es mantenerme lo más lejos posible de ti.

     — ¡Auch! —Neal se llevó las manos al pecho fingiendo estar ofendido—. Eso ha sido duro incluso para mí —bromeó, provocando el desconcierto de Asher al no poder creer que Neal esperara que lo tratara bien después de su retahíla de abyectas acciones. —. Pensaba que podía ir a tu casa.

     Asher se alteró.

     —No. —soltó sin pensarlo. Ante la mirada expectativa de Neal, supo que debía decirle algo verídico. —. No iré a mi casa ahora; debo pasar por la farmacia.

     — ¿Te sientes mal?

     —No. Iré a... —Hizo una pausa; si bien lo que decía era en parte verdad, puesto que llevaba días planeando acudir a la farmacia en busca de supresores para la llegada de su inminente celo, ahora se arrepentía de utilizarlo como recurso evasivo. —, iré a comprar supresores; mi celo no tardará en venir, así que debo ir a comprarlos. Nos vemos. —Tras decir esto, rodeó a Neal para apresurar sus pasos hacia la salida.

     — ¡Espera, Asher! —Asher se detuvo muy a su pesar, suscitando que Neal lo alcanzara; reflejaba en su semblante un inusitado entusiasmo. —. Iré contigo. Sé dónde hay una farmacia cerca; tú no.

     Asher acentuó su ceño por la convicción en que Neal se había expresado. Quería negarse, pero cayó en la cuenta de que, muy a su contrario, Neal llevaba la razón: no sabía dónde había una farmacia ya que aún no conocía del todo la ciudad.

     Siguiendo esa línea de pensamiento coherente, se vio en obligación de acceder.

     La farmacia a la que se dirigieron quedaba a unas manzanas de la preparatoria. Era de dimensión modesta y se encontraba vacío. Asher y Neal fueron hacia la diminuta galería de estantes donde se ofrecían una variedad de supresores en diferentes formatos. En el estante de enfrente, se exhibían múltiples productos anticonceptivos: condones, preservativos femeninos, parches, y diafragmas.

     Asher fue hacia la sección de supresores, mientras que Neal bifurcó su camino por el estante de anticonceptivos.

     Examinaba una caja de supresores cuando percibió el sonido de un plástico. Al mirar por encima de su hombro, encontró a Neal curioseando un anillo hormonal entre las yemas de sus dedos. Volvió su atención a la caja.

     — ¿Por qué no me mencionaste —Neal se acercó hasta él— que tu celo estaba por venir?

     —De hecho, planeaba decírtelo —Asher mantenía su vista en la caja— porque esperaba avanzar contigo a la fase sexual; pero las circunstancias no salieron como me lo esperaba. —le insinúo.

     Neal guardó silencio.

     — ¿Cómo pasaste el fin de semana?

     —Si esperabas a que me la pasara lamentando, te decepcionaré. —le dijo, dirigiéndole por primera vez la mirada.

     — ¿De verdad? —Bufó—. Es decir... Si nuestra relación hubiera sido real y hubiéramos terminado, ¿habrías reaccionado de la misma manera?

     Asher volvió a depositar la caja en su lugar con un sonoro ruido.

     —No; me habría dolido. Pero hubiera preferido que las cosas terminaran de esa forma a comparación de las actuales. Por cierto —adicionó al recordarlo—, le dije la verdad a Colin sobre Chris, pero descuida, aún me tienes en tus manos bajo la amenaza de hacerles la vida imposible a mis amigos. —lo reconfortó con ironía.

     — ¿Lo hiciste para que ya no te chantajeara con eso?

     —En parte —Meneó la cabeza—. No quería seguir mintiéndole a Colin.

     —La verdad es que no me imagino lo que podrías saber de Chris para tenerlo en tu absoluto poder —Neal esbozó una sonrisa—. ¿Qué es lo que sabes de él? Sabes que si no me lo dices —advirtió— puedo averiguarlo por mi propia cuenta.

     —Me arriesgaré a eso.

     Finalmente, sus ojos hallaron el supresor que había indagado con anterioridad y que rebosaba de buenas reseñas. Dio un paso al extremo para coger el frasco que contenía quince píldoras.

     —Bien, ya lo tenemos.

     Hizo ademán de acercarse a la caja registradora, pero Neal lo detuvo arrebatándole el frasco de la mano y ofreciéndole en sustitución de éste otro frasco con mayor volumen y más sofisticado. Asher reconoció la marca: «Totality», el mejor, y el más costoso en su categoría.

     —Ése es mejor —le refirió Neal—. Leí que contiene el celo en casi su totalidad; dicen que es como si no lo tuvieras. Tómalo como una ofrenda de paz; corre por mi cuenta.

     Asher mantuvo su vista en él por un momento.

     — ¿Por qué te comportas con decoro? —le espetó—. Quiero decir... Me extorsionas pero me tratas con amabilidad. Siento como si fueras un peluche que me apunta con una pistola.

     Neal rompió en carcajadas. Mientras se convulsionaba de la risa, Asher aprovechó la oportunidad para dejar el frasco que Neal le había puesto en la mano, y volver a tomar el supresor que él había escogido.

     Neal cesó las risas al reparar en el intercambio.

     — ¿Qué haces?

     —Éstas son más económicas. —contestó con sucinto.

     Se acercó a la caja registradora para pagarlo. Al tener consigo lo que quería, se despidió de Neal con indiferente cortesía y se encaminó a casa de Rita.

     Durante el camino, una interrogante se gestó en su mente de improvisto: ¿cómo es que Neal lograba tener ese aspecto físico a pesar de su condición? Recordaba haber leído un artículo sobre un controvertido tratamiento para volver a los Omegas en Alfas.       

     Ese pensamiento lo mantuvo inquieto durante todo el trayecto.

     Al llegar a casa, movido por esa incógnita, subió a su cuarto y buscó en su celular sobre tratamientos de conversión. Dio justo en el blanco al encontrar el mismo artículo que otrora.

     Leyó un par de sustancias ininteligibles para él de lo que estaba compuesto el antídoto y el método con el que se aplicaba; al posar sus ojos en ese fragmento, algo en la cabeza de Asher hizo «click»: la técnica con el que se administraba el tratamiento acostumbraba a dejar marcas en el área de inyección, y éste, solía ser siempre en las partes más ocultas del cuerpo, similar a la marca que había visto anteriormente en la nuca de Neal.

     Debajo de éstos segmentos, presentaban las razones por el que el tratamiento era ilícito: contenía varios efectos secundarios perjudiciales e inciertos para la salud: esterilidad, secuelas físicas, y efectos que acarreaban los sentidos sensoriales, entre otros. 

     Asher supo de inmediato que Neal no las tenía a todas consigo.

Notas finales:

¡Hasta este miércoles!


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