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Porque te amo... (Y me amas) por Marbius

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Notas del capitulo:

Un corto extra desde el POV de Jackson. No pasa nada si no es lo suyo, porque mío sí lo es.

4.- Ilumíname.

 

You got my life in your hands now

I'm your victim

I know it's too late to be saved

Oh, you're so reckless

Leaving me breathless

And with a scar on my heart

[Bullet to the heart - Jackson Wang]

 

‘Afortunado en el juego, desafortunado en el amor’ suena como a una frase de puta madre con la qué definir su vida actual, aunque Jackson no había llegado a considerarlo así cuando desde siempre tuvo al alcance de su mano todo aquello que pudiera desear y todavía más. Siempre más.

El destino le había sonreído al nacer, y él no era del tipo que tuviera quejas al respecto. Otros en su posición se habrían vanagloriado en su suerte o ascendido demasiado alto hasta quedar convertido en chamusquina, pero no él, no Jackson. Porque si bien las tenía todas consigo, también tenía la cabeza fría como para apreciarlo y cuidar lo que era suyo.

Hasta relativamente cierta edad Jackson había sido feliz sin ‘peros’ que afearan su buena estrella, pero claro, clasifica una incipiente bisexualidad que te permita duplicar tus oportunidades para encontrar el amor y todo lo que se ha construido hasta entonces se viene abajo como castillo de naipes.

El primer amor de Jackson había sido un compañero suyo de las clases de esgrima, hijo de un empresario chino que depositaba en su primogénito grandes esperanzas, y que por ello no se tentó el corazón a la hora de romper el suyo. Pero bueno, ¿cuántos amores a la tierna edad de 13 años funcionan en realidad? Así lo racionalizó Jackson, y con una sonrisa que se convertiría en su mejor carta de resignación siguió adelante en búsqueda de un verdadero amor.

(Que por descontado, jamás apareció.)

Aunque claro, ‘jamás’ es una palabra demasiado fuerte cuando apenas se está en la primera mitad de la vida y la mayoría de las experiencias siguen siendo nuevas, pero Jackson pronto descubrió que traer consigo el corazón roto por una decepción amorosa no sólo era una experiencia repetitiva en su vida, sino constante. Casi crónica.

Su primer amor fallido no fue el último, pero caray... ¿Tenía la lista que ser tan larga? Más aún, ¿tan trágica?

Jackson toleró de todo, desde el “no eres tú, soy yo”, hasta descubrir que quizá sí era él después de todo, considerando el número de veces que el amor había llegado a su fin en todas sus vertientes posibles. Con tan mala suerte que hasta podía presumir que 2 de sus exes habían encontrado el amor entre sí y le enviaron una invitación doble a su boda sin saber que el pasado y la pareja en común que les unía, Jackson sin embargo continuaba sin rendirse y a la búsqueda de esa persona especial que rompiera su maldición.

Por descontado que Hoseok no había sido su primera opción. No por falta de atractivo físico o carisma, sino porque estaban juntos en algunas clases y Jackson era firme creyente de otra máxima valiosa: ‘No cagues donde comes’. Tan soez como eso, y a la vez tan simple.

Ya bastante engorroso era tener que toparse con algunos de sus exes en la universidad como para además arruinarlo todo con un excelente compañero de estudio, pero... A veces el corazón quiere lo que quiere, y aunque desde un inicio tuvo por claro que estaba cometiendo un error (no el primero, tampoco el último), Jackson lo invitó a salir.

Hoseok dijo que sí.

Y ojalá ahí hubieran terminado sus problemas.

 

Por una vez resultó agradable no ser el del problema.

Oh no, no Jackson, sino Yoongi.

Min Yoongi, mejor conocido como el compañero de piso de Hoseok, aunque siendo justos... la etiqueta le quedaba corta.

En el año que tenían de conocerse antes de empezar a salir, Hoseok le había hablado a Jackson de Yoongi por lo menos un millón de veces. O puede que menos, pero se sentía como más.

Bastaba la más mínima provocación (y a veces ni eso) para que Hoseok hablara de Yoongi, y con el tiempo, Jackson se hizo de una buena idea de la persona que era. Por descontado que un perezoso, también un amante de la buena comida, y al parecer creyente de que un buen hogar (miembros incluidos) es trabajo constante y no mera casualidad.

Poco a poco llenó Jackson un rincón de su cerebro con toda clase de datos inútiles respecto al tal Yoongi, que en nada lo beneficiaban ni utilidad tenían para su vida, pero que Hoseok compartió con él sin siquiera ser consciente de ello.

«Ah, ahí debe haber algo más», dictaminó Jackson para sí alguna vez, pero nunca se atrevió a preguntar. No cuando Hoseok de vez en cuando aderezaba aquellas sesiones de estudio con los pormenores de su última cita fallida o mencionaba como de pasada al invitarlo a comer fuera que Yoongi había salido y estaba por su cuenta a la hora de conseguir alimento.

Como amigo en común resultó ser Taehyung la pieza clave para que Jackson desentrañara por fin quién era Yoongi, y su reacción no pudo más que clasificarse de desencanto cuando descubrió que el protagonista de todos aquellos relatos de Hoseok no era sino un anodino ejemplar coreano que no se destacaba por nada más que su capacidad por quedarse en un sitio sin moverse, como comprobó por su cuenta al observarlo media hora en la parada del autobús.

Jackson tuvo oportunidad de examinarlo a detalle una tarde en la que por casualidad coincidieron en el campus. Él a solas, y Yoongi con alguien más unas cuantas mesas a su derecha y en perfecto sitio para tener vista privilegiada desde la cual espiarlo. Porque espiar fue lo que hizo Jackson al contemplar por el rabillo del ojo la manera en la que aquel par entabló conexión por debajo de la mesa y valiéndose de los pies para comunicar sus verdaderas intenciones. Si había o no ahí algo que valiera la pena documentar, nunca lo tuvo claro, salvo el que Hoseok no era suyo, pero al menos Yoongi tampoco lo era de él, y valía la pena luchar.

Así que luchó.

 

Y en balde, en balde, en balde...

Con creciente espíritu masoquista, Jackson aceptó la invitación que Hoseok le hizo de pasar con él Navidad en pareja. O corrección: En pareja, sí, pero también con el resto de sus amigos en el mítico departamento que a esas alturas había adquirido dimensiones fóbicas porque ¿qué más podía esperar de un sitio presidido por Yoongi en persona?

Jackson se presentó puntual a la cena, y ahí donde su instinto le advirtió de tener cuidado con su rival más fuerte, en realidad se topó con la primer versión que de él tenía, la que Hoseok había construido durante su primer año de amistad, y que hablaba de una persona tímida pero cariñosa, siempre preocupada por el resto y que actuaba como la madre no oficial de su grupo conformado por amigos que más bien asemejaban hermanos.

A Jackson poco le faltó para llorar cuando a pesar de lo evidente que eran los sentimientos de Hoseok por Yoongi y viceversa, éste último antepuso la felicidad de Hoseok frente a la suya y se retiró a un rincón de la mesa, lejos de ellos dos y dispuesto a tolerarlo todo mientras clavaba la vista en su plato y participaba lo menos posible en la conversación.

Ah, pero con lo que Jackson no había contado era con su maravilloso y también molesto grupo de amigos, que en bandada cayeron sobre él como aves de rapiña y le dejaron en claro desde el primer minuto que no iba a ser bien recibido porque tenían sus lealtades, y descansaban al lado de Yoongi, y de Hoseok una vez que éste volviera a su lado, al sitio que por derecho le correspondía.

Verdaderamente... Desafortunado en el amor.

Y Jackson sabía cuándo había perdido; mejor incluso, cuándo en realidad no había sido su culpa, y eso lo hizo al menos un poco mejor.

Sólo un poco.

 

Corazón roto o no, Jackson reconoció que Hoseok nunca había sido para él. Él nunca había sido el protagonista de esa historia de amor, e incluso si Hoseok jamás había tenido intenciones en perforar su pecho con una invisible bala de desamor, al menos Jackson podía agradecerle la efímera felicidad que había traído a su vida.

Por ese agujero en el que a veces se colaba el aire helado de la soledad, ahora también brillaba la luz de la esperanza.

 

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Notas finales:

No me hagan explicarles cuánto me gusta Papito Wang y lo mucho que me dio penita su final. Tanto pensé en él hace rato mientras limpiaba que me senté a escribir esta pequeña pieza y... Ya está. No hay más justificación.
Ahora sí de verdad, hemos llegado al final del fic.


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