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Porque te amo... (Y me amas) por Marbius

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3.- Verdadera plenitud.

 

La misma noche que Hoseok catalogó de haber sido la mejor velada de su existencia luego de haber presenciado los bailes de Big Bang por casi 3 horas y de paso visitado backstage con pases especiales con los que Jackson le sorprendió de último momento, fue también la peor en la existencia de Yoongi cuando antes de medianoche acabó vomitando en su retrete y casi se fue de cabeza taza adentro, con la novedad de que se pegó en la frente con la porcelana y así lo encontró Namjoon cuando luego de un par de minutos de proveerle de privacidad entró para cerciorarse de que continuara respirando.

El contraste entre sus noches resultó ser todavía mayor cuando Hoseok se presentó a eso de la una con una expresión radiante de habérsela pasado de lujo mientras que Yoongi estaba recostado en el sofá y con voz gruesa de tanto vomitar lamentando las decisiones de sus últimas horas.

—Woah, ¿qué ha ocurrido aquí? —Bajó Hoseok de su nube al cruzar el dintel de la puerta y apreciar completa la escena.

En la cocina, Seokjin coordinaba con Namjoon y Taehyung la labor de limpieza, mientras que en el sofá el regazo de Jimin le servía de cabecera a Yoongi y Jungkook le sostenía los pies y le daba rítmicos apretones alrededor de los tobillos.

—Fue nuestra culpa —dijo Jimin en tono conciliador—. Obligamos a Yoongi a beber-...

—A mí nadie me obligó a nada —refutó éste a medio camino entre la borrachera y la resaca.

—... y no salió bien.

—¿Estás bien? —Se arrodilló Hoseok al costado de Yoongi, y éste abrió un ojo.

—De puta madre.

—Oh, debe estar delirando —calibró Hoseok la situación, pues sólo escuchaba de Yoongi profanidades cuando estaba increíblemente enojado o realmente vulnerable, y sus actuales circunstancias llamaban a ese segundo caso—. Oh, Yoongi... ¿Qué te pasó en la frente?

—No es nada —intentó éste apartarle la mano que se dirigía a su cabeza, pero Hoseok fue más rápido al retirarle un mechón de cabello de la frente y apreciar la fea marca que le surcaba la piel.

—¿Duele?

—Sólo si lo tocas... o recuerdo que existe.

—Entonces eso es un sí —declaró Hoseok con gesto de preocupación, y luego se dirigió al resto—. ¿Es que nadie pensó en llevarlo al hospital? Podría estar contusionado.

—Qué va, después de golpearse quería seguir bebiendo —declaró Namjoon desde la cocina—. Pensamos que mientras pudiera seguir hablando y no tuviera pérdida de la memoria estaría bien.

—Su ego es el que más sufrió —secundó Seokjin la noción, pero Hoseok no quedó del todo convencido.

Con el ceño fruncido continuó viendo a Yoongi, que tenía mal aspecto, aunque era cierto, no tan malo como para que ameritara una visita al médico. Al día siguiente sufriría de resaca y seguro ese feo golpe se convertiría en motivo de que faltara a su única clase del día y eligiera quedarse en el piso reponiendo líquidos, pero al menos su vista no estaba desenfocada y sólo parecía estar sufriendo los estragos de la ebriedad.

—¿Qué tal te fue en tu cita de hoy? —Preguntó Yoongi desde su posición, y Hoseok se la contó con reticencia.

—Uhm, bien. Me divertí bastante. Big Bang bailó una selección de sus mejores éxitos y pude conocerlos en backstage. Resulta que G-Dragon mide exactamente lo mismo que yo, e insistió en una fotografía... Compré un póster y conseguí sus autógrafos, así que fue una buena noche.

—¿Y Jackson estaba ahí? —Preguntó Taehyung como quien no quiere la cosa—. Porque lo haces sonar como si hubieras ido solo.

—Ah sí. Pero lo atrapé revisando su móvil un par de veces durante las presentaciones y eso me ofende —bromeó Hoseok aunque se traslucía si desencanto—. Es decir, ¿quién puede tener ojos para el móvil cuando Big Bang está frente a él? Simplemente no lo entiendo...

—Un idiota que no es para ti —dijo Jungkook en voz baja, y Yoongi movió un pie para patearlo en el estómago—. ¿Qué? Él preguntó.

—Por una vez creo que Jungkook tiene razón —confesó Hoseok—. Me divertí más en esos 15 minutos con el grupo que en toda la noche con Jackson. Y no es que sea un muermo pero... Me cuesta verlo con potencial romántico.

—Así que se acabaron las citas —dijo Jimin, pero Hoseok se guardaba una última sorpresa bajo la manga.

—Erm, de hecho... Jackson me invitó este sábado al parque de diversiones.

—Y aceptaste —dijo Jungkook con sequedad, no como pregunta sino como afirmación.

—¿Y por qué no? —Se defendió Hoseok—. Tiene boletos platino y no tenemos que hacer fila en las atracciones, ¿cuándo podré tener una oportunidad como esa?

—No recordaba que fueras tan materialista —apuntó Taehyung desde la cocina.

—¡No lo soy! —Se defendió Hoseok—. Es sólo que...

—Ignóralos —lo defendió Yoongi en un hilo de voz—. Puedes salir con quien quieras por las razones que más te plazcan, y eso es algo que las personas en este piso tienen que comprender aunque no les guste...

Que sonó a defensa, pero era un recordatorio para sí mismo, y sólo Hoseok entre los presentes ignoró el significado.

 

Hoseok y Jackson continuaron viéndose en citas a lo largo de diciembre, y a la par, Yoongi comenzó a mostrarse taciturno y un tanto melancólico cuando cualquiera de sus amigos se encontraba con él y la única noticia que tenía para compartir del dueño de sus afectos era que cada vez parecía ir más en serio con su nuevo novio.

—Nah, qué tontería –dijo Taehyung en un almuerzo en el que él y Yoongi habían coincidido en un sitio cercano a la universidad—. Da la casualidad que tengo amigos en común con ambos y sé de buena fuente que hay un nombre en particular que no abandona la boca de Hoseok en sus citas con Jackson.

—¿Jackson? –Intentó adivinar Yoongi, y Taehyung le golpeó en el brazo.

—¿Es que no me escuchas? No tiene sentido que hable de Jackson frente a Jackson, caray –se quejó Taehyung por lo denso que estaba comportándose su amigo, y por si acaso, se apresuró a aclarar antes de perder su atención—. No, el nombre que no deja de pronunciar es el tuyo.

—Mmm.

—¿’Mmm’? ¿Eso es todo lo que tienes qué decir?

—No sé qué esperas de mí –dijo Yoongi, por primera vez desde que habían llegado a ese restaurante alzando la vista de su menú manoseado y grasoso—. Vivimos juntos, es normal que Hoseok hable de mí sin ninguna otra intención.

—Ya, ¿pero sabías que Jackson lo encuentra irritante? Se lo comentó a la amiga de un amigo que por casualidad es colega mío del laboratorio, así que…

—Creo que estás leyendo demasiado entre líneas para llegar a esa conclusión.

—Sólo digo –insistió Taehyung, abriendo su menú por primera vez en los 5 minutos que tenían sentados ahí, y a diferencia de Yoongi eligiendo al instante qué quería comer— que hay señales, pero si vas a ser tan cabezadura como para negar su existencia, allá tú.

—Sí, allá yo –se escondió Yoongi tras su flequillo, y el resto del almuerzo transcurrió entre una falsa sensación de normalidad y sin que el nombre de Hoseok o Jackson volvieran a salir a colación.

 

A escasos días para Navidad, Jackson le preguntó a Hoseok cuáles eran sus planes para el siguiente viernes.

—Oh, no tengo planes de ningún tipo –respondió éste sin apartar la vista del libro de texto del que en esos momentos tomaba apuntes.

Él y Jackson se habían reunido en su sitio habitual de la biblioteca, un silencioso escritorio doble cerca del tercer piso y en un rincón privado protegido entre un par de pesados anaqueles que servían como aislante entre ellos y el resto de estudiantes que pasaran por ahí, y hasta ese momento no habían hecho nada más que repasar apuntes para el examen que tendrían esa tarde antes de oficialmente finalizar con esa materia por lo que restaba del semestre.

—Es Navidad –dijo Jackson como si creyera que Hoseok había pasado por alto la fecha, y éste levantó la cabeza con brusquedad, como impulsado por un resorte.

—¿Este viernes?

—Este viernes –confirmó Jackson—. Y en vista de que no tienes planes…

—Uhm… —Hoseok tuvo al menos la decencia de lucir mortificado—. Es que de hecho...

—Pero acabas de decir que estás libre.

—No libre, sólo que... Mis planes no son planes, sólo son una especie de ¿tradición?

—Con tus amigos —dijo Jackson, no como pregunta sino como afirmación, y el corto asentimiento de Hoseok se lo confirmó—. Ya veo.

Mordisqueándose el labio inferior, Hoseok fue consciente de que al menos debería de sentir una pizca de culpa por fallarle a Jackson incluso si la espontaneidad de sus planes interfería con los suyos. Que en realidad no eran planes tal cual, sino una tradición que databa desde primer año de la universidad cuando todos se vieron imposibilitados de volver a casa por las vacaciones y decidieron hacer su propia celebración en el área común de los dormitorios.

Desde entonces habían pasado juntas las siguientes 2 Navidades y aquella habría sido la tercera sin cambios de no ser porque Jimin incluiría a Jungkook, y bien podría él hacer lo mismo con Jackson si es que éste aceptaba sumarse al grupo.

—Puedes venir —dijo Hoseok con rapidez, la voz casi un jadeo—. Si quieres. Es decir... No es la gran cosa, salvo por la parte en que Yoongi cocina y su sazón es algo fuera de este mundo. A los demás no les importará, y no serás el único nuevo. Jimin traerá a Jungkook y... La pasaremos bien.

Jackson sonrió divertido. —¿Me estás invitando a pasar Navidad con tus amigos?

—Con mi familia por elección —clarificó Hoseok con orgullo—. Al menos una vez al año, es la única manera en que puedo llamarlos así.

—Vale, tenía planes de llevarte a un restaurante y después a un romántico paseo solos tú y yo, pero tu idea me gusta más.

«Y a mí», pensó Hoseok, que en respuesta extendió su mano sobre el escritorio y le rozó los dedos a Jackson.

—Prometo que la pasarás bien. Encajarás con el resto.

—Eso espero.

Pero no del todo iba a ser así.

 

Yoongi recibió con relativa calma la novedad de que tendrían un invitado extra para la cena de Navidad en su piso, y tal fue la rigidez de sus facciones que Hoseok le cuestionó si no estaba a punto de venirse abajo con una gripe muy propia de la temporada.

—Qué va. Han sido los finales y estudiar por horas sin parar —se justificó éste, forzando un gesto de normalidad en su rostro antes de asegurarle a Hoseok que Jackson era más que bien recibido de pasar la fecha con ellos.

—¿Seguro que no te importa que haya invitado a Jackson?

—Nah, qué va. Cuantos más seamos, más nos divertiremos, ¿no?

Pero a pesar de lo trillado de su frase, Yoongi la pasó fatal los siguientes días haciendo compras para 8 mientras confeccionaba un menú que superara al de años anteriores; en parte porque le gustaba sorprender a sus amigos con platillos nuevos, pero también en gran medida porque el puto Jackson Wang estaría en su piso y antes muerto que no demostrar su valía.

Al orgullo de Yoongi vino a clavársele una astilla justo en el centro cuando Hoseok le entregó la cooperación de Jackson para la noche. No en balde todos ellos pagaban por partes iguales por los ingredientes, y si iban a ser 8 invitados, 8 debían de pagar, pero ahí donde Yoongi no había tenido inconveniente en aceptar el pago de Jungkook la mera idea de recibir la misma cantidad por parte de Jackson le enfermaba.

—Un día de estos tú mismo te vas a provocar una úlcera —le riñó Jimin cuando luego de aceptar ir de compañía con Yoongi al supermercado le escuchó hablar a lo largo de varios pasillos de la causa de su infelicidad, y éste no tuvo manera de defenderse.

—Lo sé, ¿ok? Lo sé bien.

—Tienes qué hablar con Hoseok.

—Es demasiado tarde.

—Nunca es demasiado tarde.

—En mi caso sí lo es. ¡Va a traer a Jackson a nuestra cena de Navidad! —Resopló Yoongi en el pasillo de alimentos secos, y un par de compradores se voltearon en su dirección con alarma—. Obviamente Jackson está al mismo lugar que Jungkook y he perdido mi oportunidad.

Jimin le sujetó por los hombros y lo obligó a mirarlo a los ojos. —Yoongi, respira. Hazlo por mí, ¿va? Inhala, así... Y ahora exhala. Porque te estás ahogando en un vaso de agua y eres una vista bastante penosa de contemplar. Te amo, colega, pero me estás dando grima y quiero abofetearte.

Yoongi esbozó un puchero. —¿Grima?

—Sí, y mucha. Porque tú y yo sabemos que la única razón por la cual Hoseok invitó a Jackson a venir a nuestra cena de Navidad es que lo ve como a un amigo. No lo invita a tu piso en calidad de novio.

Poniendo los ojos en blanco, Yoongi expresó su escepticismo. —Pues pudo haberme engañado luego de todas esas citas que han tenido en el último mes.

—Ya, citas en las que apenas ha tolerado tomar su mano y besarlo porque no termina de sentirse cómodo a su lado.

—¿Cómo lo sabes?

—Hoseok se lo contó a Taehyung y luego él a mí. Por supuesto que yo tenía que compartirlo contigo.

—Ugh...

—Créeme. Ese asunto entre Hoseok y Jackson es una gaseosa que está a punto de quedarse sin gas. Y después de que se separen por completo, será tu turno para atacar.

—Lo haces ver como una batalla.

—Es la guerra, y si juegas bien tus cartas, puedes conseguir una victoria total.

Yoongi resopló. —Qué tontería. Y odio cuando utilizas analogías sin sentido.

Jimin lo sacudió antes de soltarlo. —Sigue mi consejo al menos: No tienes nada de qué preocuparte. Hoseok y Jackson romperán antes de que esa cena de Navidad termine.

 

Cuando Jimin lanzó su vaticinio respecto a la vida romántica de Hoseok con Jackson, Yoongi dio por sentado que se trataría de un proceso orgánico en el que ambas partes reconocerían que si bien se llevaban genial y tenían muchos puntos en común, no era suficiente para que entre ellos dos se desarrollara en toda plenitud una relación de pareja.

La realidad en cambio fue que apenas llegar Jackson al departamento Sope su grupo entero de amigos actuó con velada malicia a la hora de separarlos en la mesa, impedir que pudieran sostener una conversación privada, y dicho sea de paso, recalcando a la menor oportunidad cuán cercanos e íntimos eran Hoseok y Yoongi.

—Con toda honestidad, siempre pensamos que terminarían juntos de tan cercanos que son —dijo Seokjin cuando ya todos se sentaron a comer el abundante y delicioso festín que Yoongi se había pasado la tarde entera cocinando con ayuda de los demás—. Es como si Hoseok no tuviera a nadie más que a Yoongi en la cabeza, ¿no te parece, Jackson?

Y a pesar de la mortificación que le hervía a Yoongi en las venas, no pudo dejar ir el leve asentimiento con el que Jackson lo confirmó.

—Vaya, ya me lo parecía raro.

—No lo juzgues. Hoseok es la persona menos conectada con sus sentimientos que podrás encontrar jamás —se sumó Namjoon a la noción—. Debe ser así la mente de los artistas; capaz de reconocer el arte en su alma, pero no el amor.

—Chicos... —Hoseok intentó intervenir—. Están molestando a Jackson.

—No me molestan, tranquilo —se defendió su acompañante—. Al contrario, me están proveyendo de algo de claridad.

Haciendo un esfuerzo porque la cena no quedara monopolizada por la charla en la que él y Hoseok eran protagonistas, Yoongi se esforzó por incluir a Jackson en preguntas y atenderlo como buen anfitrión, pero el resto de sus amigos exhibió un deplorable comportamiento cuando a la menor oportunidad se dedicaban a señalar cuán inconveniente era Hoseok para él porque Yoongi ya estaba en su vida.

El quiebre final llegó cuando Jungkook mencionó que la mejor cualidad en una persona era saber reconocer cuándo sus oportunidades eran nulas con otra persona, y deliberadamente le sostuvo la mirada a Jackson hasta que éste parpadeó y con desgana asintió.

—Basta. Todos ustedes... Son terribles —se enojó Yoongi por la manera tan descortés en la que sus amigos estaban actuando esa noche, pues no sólo estaban exhibiendo lo peor de su personalidad y obligando a Jackson a tolerar su mal comportamiento, sino que humillaban a Hoseok, a él y a ellos mismos en el proceso—. ¿Es así como los educaron en casa? Este comportamiento es inaceptable y no podré perdonarlos su continúan así.

El silencio se hizo sobre la mesa, y sólo Jackson lo rompió. —Wow.

—¿Disculpa?

—¿En verdad eres la mommy de todos, correcto? —Confirmó Jackson, y sin esperar respuesta, se limpió la boca con la servilleta y apartó su plato a medio consumir para jalar la silla y ponerse en pie—. Me retiro. Gracias por la invitación, Hoseok, pero creo que no he encajado aquí y sé la razón. Ahora si me disculpas...

Con la mandíbula encajada en su sitio, Hoseok se puso también en pie, pero no siguió a Jackson de camino a la puerta principal, sino que se retrajo al final del pasillo en su habitación.

Alrededor de la mesa, varios gestos en mayor o menor grado de culpabilidad aparecieron, y Yoongi consideró que en parte era también su responsabilidad por no haber intervenido antes, así que con apremio abandonó su asiento y siguió a Jackson, que para entonces se estaba echando encima el abrigo y palpaba los guantes en su bolsillo.

—Lo siento, por todo —dijo Yoongi en voz baja al acercarse a él, e instintivamente tomó su bufanda del perchero y amagó colocársela.

Jackson rió entre dientes pero no se lo impidió, y volvió a repetir su palabra de antes. —Mommy, ¿uh?

—Es sólo un chiste que se ha salido de control —respondió Yoongi con pesar, y después le hizo un gesto a Jackson con la cabeza para hablar afuera.

El contraste entre el piso iluminado y con la calidez de la calefacción al oscuro y helado pasillo en el que se podía apreciar el vapor de su respiración resultó ser un shock para ambos, pero más para Yoongi, que sólo vestía un ligero suéter de interiores.

—Te vas a resfriar —hizo Jackson la observación—, y entonces tu horda de hijos me hará pagar con creces...

—Quiero ver que se atrevan —gruñó Yoongi por lo bajo—. Después de hoy, les haré pagar su descortesía con un buen castigo. No merecías lo que hicieron antes, en lo absoluto.

—¿No? Porque por un momento creí que era así —dijo Jackson, recargando los antebrazos en la baranda y mirando hacia las alturas desde ese quinto piso—. Nunca he tenido lo que se dice suerte en el amor. Una larga lista de exes sí, pero no una relación que pueda considerarse exitosa. De ahí que no me atreviera a invitar a Hoseok a salir porque muy dentro de mí ya me imaginaba que él era demasiado perfecto para ser mío. Por supuesto —y Jackson exhaló con pesadez—, él ya tenía a alguien, y el sentimiento era mutuo. No podía esperar menos.

—Hoseok y yo no... Nosotros no... —Agobiado por la situación en la que sus amigos y él mismo se había colocado, Yoongi consideró su lo mejor no sería callarse la boca y aceptar la culpa, pero Jackson no le dio la oportunidad.

—¿Para qué negarlo? Sé más de ti de lo que es apropiado, y todo es gracias a Hoseok, que en ningún momento de nuestras citas podía parar de hablar de su maravilloso compañero de piso. Las señales estaban ahí, y yo sólo elegí ignorarlas.

—Entre Hoseok y yo no hay nada —consiguió Yoongi por fin articular sus pensamientos, y Jackson suspiró.

—Pues debería. A juzgar por la opinión de sus amigos, es algo que desde tiempo atrás debería ocurrir. Tal vez así Hoseok sería enteramente feliz.

—Uh...

Resoplando a la fría noche que no tardaría en volverse todavía más helada, Jackson enderezó la espalda y se giró hacia Yoongi, extendiendo su mano para estrechársela.

—Deberías entrar antes de que pierdas un dedo por el frío —le aconsejó, y con una sonrisa que no cubría del todo la decepción de su mirada, agregó—: Si Hoseok te gusta aunque sea una pizca de lo que tú le gustas a él, los dos van a ser la pareja más feliz que cualquiera tenga la dicha de conocer. Eso por seguro. Y supongo que... suerte. Es una pena que lo mío con él no funcionara, pero no estaba destinado a ser y mi terquedad me impidió apreciarlo como era debido.

Justo cuando la mano de Jackson estuvo a punto de soltar la de Yoongi, éste apretó los dedos una última vez y habló sin pensar.

—Incluso así... espero que seas feliz y no tomes esta noche como una señal funesta. Estoy seguro que Hoseok nunca tuvo intención de lastimarte, y tampoco el resto de nuestros amigos, pero...

—Lo sé, lo entiendo —le aseguró Jackson—. En enero que volvamos a clases intentaré retomar nuestra amistad olvidando este triste episodio.

Soltando su mano, Jackson se dio media vuelta y empezó a alejarse, pero de último momento miró por encima de su hombro y dijo:

—Por cierto, la comida estaba deliciosa, Mommy.

—Ya.

—Lo digo en serio.

—Entonces vuelve en otra ocasión.

Una pausa, y luego Jackson rió.

—Puede ser...

Y un par de pasos después, se perdió en la oscuridad de las escaleras.

 

Yoongi se demoró todavía unos minutos en volver al piso, y antes de que consiguiera reunir suficiente valor y cara para enfrentarse al desastre que aguardaba por él, Jungkook salió a buscarlo trayendo su abrigo y en silencio se lo echó a los hombros para que se cubriera.

Sin esperar una disculpa de su parte por el feo comportamiento que habían tenido antes sus amigos, Yoongi no interrumpió a Jungkook cuando luego de varios intentos de abrir la boca y no conseguir articular palabra alguna, éste por fin dio en el clavo.

—Toda esta situación ha sido tan ridícula.

—Menos mal que puedes apreciarlo.

—No, lo digo en serio —insistió Jungkook con un resoplido—. Y no hablo sólo por lo de antes durante la cena, sino todos estos meses, porque... Mira, Jimin me matará una vez que se entere que te lo he contado, pero le gustas a Hoseok tanto como tú a él. Y no lo digo como ‘oh, creo que le gustas’ sino ‘ que le gustas’, porque Hoseok seguido pasa a nuestro piso para quejarse cuánto le gustaría tener a alguien como tú a su lado.

—Ya.

—Lo digo en serio.

—Y te creo, pero me hace pensar que incluso si es verdad... Hoseok no es consciente de sus sentimientos, y no quiero apresurarlo para que los acepte o actúe bajo su influencia. No es justo para ninguno de los dos, y tampoco quiero presionarlo.

Jungkook hizo un mohín, y Yoongi pensó que como nunca parecía un crío en plena rabieta.

—En verdad que no los entiendo a ustedes dos. Se lían cuando es lo más innecesario del mundo.

—¿Sí? Puede ser.

—La apatía no es buena, Yoongi.

—Ya, pero no todos podemos ser como tú yendo detrás de Jimin hasta convencerlo de que estar juntos es la mejor idea. Y no me malinterpretes, en su caso es obvio que sí funcionó, pero Hoseok y yo somos nuestras propias personas y tenemos personalidades diferentes. No existe tal cual una guía de instrucciones para el amor. Si está destinado a ser, lo será; y si no...

—¿Y si no qué? —Le retó Jungkook a finalizar la oración pero Yoongi no pudo.

Con un encogimiento de hombros exhaló, y dejó que el vapor de su respiración constituyera el resto.

 

Yoongi volvió al interior de su piso cuando los dedos de las manos le dolían por el frío, y adentro esperaban por él el resto de sus amigos con gesto culpable por su comportamiento de antes.

—Yoongi, de parte de todos quiero decir que lo sent-... —Empezó Seokjin, pero éste le puso un alto levantando la mano y obligándolo a callar.

—No estoy de humor para disculpas.

—Pero-... —Quiso entrar Taehyung al quite, pero Yoongi sacudió la cabeza de lado a lado.

—Lo digo en serio. Ya tuve suficiente por esta noche que se supone tenía que ser de celebración y se ha convertido en algo más.

Uno a uno miró Yoongi a sus amigos con las cabezas gachas y la vista fija en la mesa, y porque el rencor no era parte de su sistema les aclaró que estaba molesto, pero que se le pasaría en unos días. Mientras tanto, bien podían finalizar temprano esa cena y empezar a limpiar.

Ya fuera porque era mejor mantener las manos y el cerebro ocupados en labores domésticas que rumiar la razón de su infelicidad, todos se pusieron en marcha para empacar los restos del festín que había quedado a medias, lavar los platos y cubiertos, e incluso aspirar el suelo buscando imaginarios granos de arroz. Todo con tal de alargar el momento de la despedida mientras Yoongi se sumaba al grupo de limpieza, pero cada tanto miraba con anhelo a la puerta al fondo del pasillo que permanecía cerrada.

—Ah, es una pena que la botella de champagne que compramos para medianoche se desperdicie —dijo Namjoon luego de que terminaron de limpiar y con el piso impecable se quedaron sin saber bien si marcharse o quedarse un rato más.

Yoongi dio la solución. —Supongo que podríamos hacer un brindis... Para no repetir errores.

—Suena bien —expresó Jimin la noción con la voz ligeramente aguda, y fue Jungkook el que sacó de la alacena las copas y las repartió entre los presentes.

Sin necesidad de verbalizarlo, fueron 7 copas las que se colocaron frente a la mesa de la sala, pero 6 los amigos que se reunieron alrededor en los sillones de segunda mano que no combinaban entre sí, y 6 los brindis que en más o menos palabras similares expresaron remordimiento por lo ocurrido apenas una hora atrás. Yoongi incluido, que bebió su champagne pensando en Hoseok y en lo mucho que le habría gustado que estuviera presente.

En un momento, Jungkook sugirió que quizá podrían acercarse a la puerta de su dormitorio y enarbolando la rama de olivo invitarlo a unírseles, pero Yoongi le hizo desistir de su plan. Después de todo, ¿quién lo conocía mejor que él? Hoseok elegiría recluirse un rato más antes de salir, e interrumpir ese proceso sólo traería consecuencias nefastas para todos.

—Me disculparé con él en la mañana —dijo Yoongi con tranquilidad.

—¿Por qué? —Preguntó Jimin—. Hemos sido nosotros los que...

—Ha sido mi culpa por permitir que se saliera de control —dijo Yoongi, y su tono de voz no admitió réplicas.

Pese a los intentos por recuperar el ambiente festivo de la noche, no mucho después el grupo se desbandó y Yoongi los acompañó a la puerta, reiterando para cada uno que sí, estaba bien, y no, no dejaría que lo ocurrido arruinara su amistad con Hoseok.

Estarían bien, les repitió sin parar, incluso si en realidad lo decía para sí con el corazón sintiéndose como el doble de su tamaño y aprisionado tras el esternón.

 

Yoongi bebió una copa más en silencio y con los pies arriba de su mesa de centro y la vista fija en el techo antes de decidir que la borrachera no era el camino que él quería buscar esa noche para paliar la desazón de las últimas horas. Así que con enorme fuerza de voluntad vació su copa, guardó la botella en el refrigerador, y se preparó una grande tetera de té cargado que al menos hasta el amanecer pretendía que fuera su única compañía.

Por supuesto, uno pone y el destino dispone, y eso quedó patente cuando a eso de las 3 (Yoongi ya iba por su tercera taza y lo único que le apetecía era arrebujarse más y más en el sofá bajo la manta térmica que lo cubría mientras veía, más no comprendía del todo, unos videos virales que la opinión general había catalogado como graciosos) el ruido de una puerta abriéndose en el departamento le hizo perder la escasa modorra que había conseguido tras horas de mirar la pantalla de su móvil.

De antemano había apagado Yoongi las luces en el piso, así que con toda certeza Hoseok había creído que estaba a salvo para hacer un corto viaje al sanitario o a la cocina, por lo que sopesó la posibilidad de fingirse dormido y ahorrarse la charla que seguro tenían pendiente para la mañana siguiente, pero no fue así.

Yoongi consiguió mantenerse quieto y con los ojos cerrados, pero su fachada se vino abajo cuando el ruido de pisadas llegó hasta su lado, y la presencia reconfortante de Hoseok invadió su espacio con su aroma. Instintivamente Yoongi aspiró hondo, y por poco saltó fuera de su piel cuando un par de dedos le apartaron el cabello de la frente.

Incapaz de actuar como si nada, Yoongi abrió los ojos, y descubrió que Hoseok estaba casi tan sorprendido como él por haber sido atrapado in fraganti en lo que era un gesto de afecto sin restricciones.

—Yo... Lo siento —murmuró Hoseok, amagando ponerse en pie, pero Yoongi sujetó su mano por la muñeca y se lo impidió.

—No. —Con una colección completa de palabras que podrían conformar una enciclopedia completa bullendo en su cerebro, Yoongi apretó los labios con frustración por no dar con la frase exacta que resumiera en esos instantes cuánto era lo que sentía y a la vez le petrificaba con apenas tener a Hoseok de cerca.

Por fortuna, Hoseok pareció estar en el mismo estado que él, y con mayor dominio de sí mismo se sentó de lleno en el piso y abrió la boca.

—Esa ha sido la peor cena de Navidad a la que he asistido. No por la comida, pero...

—Seh.

—Tendré que disculparme con Jackson. Por todo.

—Presiento que lo entenderá.

—Bien.

—Sí.

Sin sentir que de por medio quedara más que decir al respecto con ese asunto, pronto se hizo evidente entre los 2 que no podían seguir ignorando el elefante de la habitación, así que contando hasta 3 se sincronizaron sin querer.

—Hoseok.

—Yoongi.

—Uhhh... —Articularon de vuelta al unísono, y una sensación de alivio los recubrió al descubrir que podían ser diferentes en muchos aspectos y en eso radicaba la genialidad de su vínculo, pero que muy por lo dentro compartían puntos en común y eso era el pegamento que los unía.

—Me gustas y se lo conté a Jimin. Le hice jurar que no te diría nada —dijo Yoongi, decidido a ser honesto cuando más importaba.

La expresión de Hoseok fue cómica, con ojos grandes y una sonrisa nerviosa. —Yo igual, salvo que en mi caso fue Jungkook y... Wow.

—Sí, wow.

—Eso significa que lo hablaron entre sí...

—... pero consiguieron mantener su promesa.

—Eso parece...

En silencio y analizando entre sí señales que habían estado presentes pero que en una cadena de enredos habían estado a punto de no llevar a nada, de nueva cuenta compartieron un gesto al suspirar con el mismo dejo de cansancio y después intercambiar una media sonrisa tímida.

—Ya que estamos tan en sincronía, ¿sería mucho suponer que también quieres besarme?

—Quiero besarte desde por lo menos la noche en que nos conocimos, Hoseok.

—Mmm, curioso —se acercó éste y pegó sus frentes—, porque es igual para mí.

—¿Entonces por qué...?

—Siempre creí que era como amigos —dijo Hoseok al reducir la distancia entre sus labios y besar a Yoongi con apenas un roce—. Fue Jungkook el que me hizo ver que ‘como amigos’ no era una frase mágica para justificar todo lo que quería hacerte... —Y volvió a besarlo, esta vez entreabriendo los labios y Yoongi lo dejó.

—¿Tienes una lista?

—Oh, podría hablar por horas...

De pronto más ligero que nunca y con la sensación de que estaba a punto de, o elevarse a lo más alto o caer al precipicio, Yoongi giró el rostro para impedir que un tercer beso de Hoseok le diera de lleno en la boca. En su lugar se posó en la comisura de sus labios, y la novedad del roce le arrancó un tenue jadeo.

—Espera —pidió con voz sobrecogida por una docena de sentimientos contradictorios—. Todo esto... Nosotros... No estoy soñando, ¿o sí?

—Espero que no, o no será la primera vez que despierte con mis bóxers húmedos —dijo Hoseok con voz ronca, y fue todo lo que de momento necesitó Yoongi para dejarse empujar en el sofá y recibir de lleno su peso contra el suyo.

Si bien el sofá era apenas de 2 plazas, de tapiz manchado y con un par de resortes fuera de su sitio que habían hecho que su compra resultara una ganga, al menos sirvió para que durante la siguiente media hora no les apeteciera moverse de ahí mientras intercambiaban más besos y más confesiones, maravillados de su torpeza y falta de honestidad consigo mismo para obtener lo que deseaban y que casi desde el inicio era correspondido.

—Jimin no me dejará en paz al menos por los próximos 6 meses —se lamentó Yoongi, y Hoseok le fue a la zaga.

—Dímelo a mí. El crío de Jungkook repetirá ‘te lo dije’ hasta el cansancio. Pero puedo vivir con eso.

Libre de expresar su afecto, Yoongi besó a Hoseok, y coincidió con él en ese punto.

—¿Sabes qué? Yo también.

Y con ello en mente los cubrió a ambos por encima de la cabeza con la manta que antes se tapaba. Quizá ahora tenía los pies fríos porque no era una cobija pensada para 2 hombres adultos en un sofá al borde de la jubilación, pero no podía importarle menos.

Con Hoseok a su lado, Yoongi tenía ahora el corazón cálido, y esa madrugada de invierno era lo único que contaba para él.

 

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Notas finales:

No estoy a favor de lo que le hicieron a Jackson, pero ese hombre es tan perfecto (al menos en este fic) que comprendió que estaba donde no debía estar, ¡y claro que había final feliz! Cuando no, yo avisaré de antemano por si se quieren suicidar así.
Graxie por leer~!
Como siempre, cualquier comentario/kudos es bien recibido :')


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