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126. Beso Inmortal (14) por dayanstyle

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Su Woong salto hacia atrás, sus alas agitaendose furiosamente, mientras tomaba vuelo, poniendo tanta distancia como pudo entre ellos. —¡Mantente alejado de mí!

Min Su no se movió, no intento perseguir a su compañero . Simplemente se quedó allí, deslumbrado por las coloridas alas, ante la asombrosa vista de su compañero . Su Woong no podría medir más de un metro treinta. Era una cosita pequeña con el cabello rojo, y unos enormes ojos de color purpura. Su piel estaba enrojecida, sus mejillas sonrosadas.

—No voy a lastimarte. —Temiendo que su compañero  pudiera lastimarse con todo el revoloteo que estaba haciendo, abrió la puerta del dormitorio, permitiendo a su compañero  correr... err, salir volando. Su Woong salió tan rápido de la habitación, que todo lo vio fue un borrón.

Suspiro, y salió detrás de el. Hizo una mueca cuando escucho un golpe, luego Su Woong maldijo. Si decir caray era maldecir.

—¡Quien pone una estúpida lámpara junto a una puerta!

Gruñó. Si no calmaba a su compañero , este destrozaría el complejo. Podría no ser mucho, pero el lugar era su hogar y el de sus hombres y no quería que lo destruyera. Cuando doblo la esquina, Su Woong estaba tirando del pomo de la puerta de salida, sus pies apoyados a ambos lados de la pared.                                                               

—Necesitas calmarte.

—Necesitas desbloquear esta puerta. —Su Woong dio un tirón más, antes de rendirse y retroceder. —¿Cómo se supone que me sienta seguro, cuando uno de tu tipo intento drenar mi sangre? Se lo adictivo que es para los no humanos. Sé que quieres hacer lo mismo.

A pesar de que Su Woong olía como los ángeles, tenía suficiente contención para controlar el deseo de hundir sus colmillos profundamente y beber de el. —No voy a drenarte.

Moviéndose a una velocidad inhumana, agarro a Su Woong, estrechando a su compañero  en sus brazos para evitar que alzara el vuelo.

—¡Dejame ir!

Levantó en vilo a Su Woong y capturo sus labios, besando al hada hasta que su cabeza dio vueltas. Lo que comenzó como una forma de calmar a Su Woong rápidamente puso su polla dura como una roca.

Su Woong lucho contra él durante un instante, luego trato de trepar sobre el mientras que prácticamente le metía la lengua hasta el esófago. Su Woong le agarro el cabello y tiro de el, mientras se hundía en el beso.

Llevando una mano a la parte posterior de la cabeza de Su Woong, deslizo los dedos entre su largo y sedoso cabello, agarrando una buena cantidad de este antes de dar un ligero tirón. Su Woong jadeo en su beso, y después gimoteo, enviando ondas de necesidad a través suyo.

Cuando se retiró, Su Woong estaba jadeando y lamiendo sus labios, las mejillas sonrojadas. Parpadeo un par de veces, mientras le miraba los labios, como si quisiera más.

No se atrevía a tentar al destino. En verdad, el aroma de Su Woong estaba haciéndolo sentirse ebrio. Supuso que era, porque nunca había estado cerca de un hada antes y tenía que acostumbrarme al aroma de Su Woong.

Bajo a Su Woong para que se pusiera de pie, obligándose a retraer sus colmillos. Conseguir que su cuerpo estuviera bajo control nuevamente, no fue tan fácil. Su sangre corría a través del como una tormenta eléctrica, surgiendo y pulsando bajo su piel. Quería probar esa dulce ambrosía, sentir la sangre que cubría su garganta, aferrarse a sus labios. Su polla se endureció, su piel se estrechó. Incluso sintió sus ojos tornarse carmesí, mientras miraba los curiosos iris purpura de Su Woong.

Giró sobre sus talones y se marchó por el pasillo, poniendo distancia entre el y ese suculento aroma. Lamentablemente no importa cuán lejos fuera, el olor celestial lo seguía.

Pero no a Su Woong. Él no lo persiguió, exigiendo ser puesto en libertad, preguntándole que sucedía, o suplicando otro beso.

 

Abrió la gruesa puerta de acero que conducía a la sala de control y el cerró tras él, esperando escapar del aroma de Su Woong. Se dejó caer en la silla de cuero y busco por la hilera de monitores, hasta que vio a su compañero .

Su Woong todavía estaba en el pasillo, mirando a la puerta de salida, mientras deslizaba las yemas de los dedos sobre sus labios. Sus labios también hormigueaban.

 

No podía recordar sentirse tan tentado jamás, estar tan desesperado por beber de alguien. Pensó que podría mantener su deseo bajo control, se había auto convencido pensando que podía manejar el aroma de Su Woong, pero se había equivocado.

—¿Hola? —Su Woong miro por el pasillo. —¿Hay alguien aquí?

Los miembros de su equipo regresarían pronto. Había visto el modo en que reaccionaron ante Su Woong en los túneles. ¿Cómo se comportarían en casa? ¿Intentarían atacarlo?

La idea hizo que mostrara los colmillos.

Con los hombros caídos, Su Woong deambuló por los pasillos. No estaba seguro si el hada tenía un destino en mente, pero se movía lentamente, asomando la cabeza en cada habitación.

Intrigado, se sentó allí en la oscuridad, su mirada fija en Su Woong, mientras se movía por los pasillos de hormigón, deslizando su delgada mano a lo largo la pared mientras caminaba.

—¿Dónde galletas hay una cocina? —Gruñó Su Woong. —Mataría por un sándwich de mantequilla de maní y jalea, ahora mismo.

 

 

El complejo tenía una cocina, pero no funcionaba. Los vampiros no comían comida humana. Un frigorífico en la sala común contenía botellas de carmesí, y se lo eran para emergencias. Sus hombres y él, preferían su comida directamente de la fuente.

Mientras observaba a Su Woong, le envió un mensaje a JiAn, pidiéndole que fuera por algo de comida del restaurante más cercano y lo llevara al complejo. Odiaba que JiAn conociera los códigos, y pensó en cambiarlos, pero el hombre lobo podría ser necesario en este momento.

En vez de responderle con un mensaje de texto, JiAn llamo.

—Mi pedido no era tan complicado —, dijo.

—Ese es el agradecimiento que recibo por tratar de ser considerado. —JiAn dijo con un gruñido. —¿Tiene alguna preferencia y sabes si es alérgico a algo?

No había pensado en eso. —Espera.

Puso en silencio la telefono, y luego presiono un botón en el panel de control. 

—Estoy ordenando comida de un restaurante. ¿Qué comidas te gustan?

Su Woong salto y se giró, mirando de un lado a otro. —¿Quien dijo eso?

—¿Que preferirías comer?


Su Woong miro al techo, como si Dios le hubiera hablado. —¿En serio? ¿Me dejas en este lugar frío y lúgubre solo y ahora quieres atenderme?

 

Soltó el botón y maldijo. Su Woong no se lo iba a poner fácil.

Su Woong ladeó la cabeza hacia un lado. —Un emparedado de carne estaría bien. Con patatas fritas y pepinillo como guarnición.

Quito el modo de silencio al teléfono y repitió la petición de Su Woong.

—Maldición, eso suena bien. Creo que conseguiré uno para mí, mientras espero.

—Solo tráelo de una vez —ladró.

—Para estar pidiendo un favor, podrías ser más amable. Después de todo, no soy el maldito chico de los recados. —JiAn colgó.

Dejó la teléfono a un lado. No podía quedarse encerrado en la sala de control para siempre. Más pronto que tarde, tendría a que enfrentar a su compañero , aunque so lo fuera para evitar que los miembros de su equipo persiguieran al hada.

Sus ojos se dirigieron al monitor que protegía la salida. La puerta se abrió  y Yeon Jun, Soo Bin, Seong Hwa y San entraron. Soo Bin se detuvo en seco, tan pronto como entró . Inclino  la cabeza hacia atrás y olfateo  el aire, extendiendo sus colmillos.

Los otros tres hicieron lo mismo a la vez que aparecía un intenso brillo rojo en sus ojos.

Salió  disparado de su asiento. Abrió  la puerta y salió  corriendo para llegar a Su Woong antes que los demas.

 

 

Hasta el momento Su Woong no había encontrado una cocina, a pesar de que la voz incorporea había dicho que la comida estaba en camino. Aun así , tenía hambre y quería algo de beber. Y no sangre. Se negaba a pensar en como había bebido de la muñeca de Min Su. No estaba listo para lidiar con ese hecho todavía, por lo que hizo lo que siempre hacía cuando no quería enfrentar la verdad.

Enterrar la cabeza en la arena.

—¿Que  tan difícil puede ser encontrar una cocina en este lugar? —Acababa de cerrar la puerta del armario que había  investigado, cuando escucho  un alboroto por el pasillo. Esperaba que no fuera ese hombre lobo de nuevo. El tipo era lindo, pero molesto.

—¿Hola? —Cuando se acerco  mas al ruido, escucho  voces molestas. Al doblar la esquina, se quedó  helado. Min Su estaba rodeado por cuatro hombres y luchaba contra uno de ellos. Los dos mostraban amenazadoramente sus colmillos.

—¡Controlate! —Ordeno  Min Su.

 

Regreso  rápidamente a la esquina y miro  a su alrededor, aferrandose a la pared, mientras los observaba. El tipo que luchaba con Min Su tenía un intenso brillo rojo en sus ojos, y estaba chasqueando la mandíbula.

—Lo admito, — dijo uno de los otros hombres,  —es un aroma realmente dulce. Es difícil resistirse a no cazar la fuente.

Estaban hablando de él. Maldijo a su sangre de hada y lo atrayente que era para muchos no humanos. Era difícil hacer amigos,  cuando olía a comida.

Dio un paso atras, luego giró  y se fue. No iba a esperar a descubrir quien ganaba esa pequeña escaramuza. Lastima que no pudo encontrar una forma de salir de esta prision de hormigón. Todo lo que quería, era ponerse en camino, a pesar de que no tenía  idea de a donde iría.

Hace años, Him Chan había sellado el Velo Unseelie, pero a las hadas oscuras no consintieron ser encerradas, y algunas hallaron un modo de cortar el velo invisible, permitiendoles pasar al mundo humano.

Su escape no había  sido tan elegante. Había metido la pata tantas veces con el hechizo que termino  atrapado en una pared, dos veces. Y una vez, casi había perdido una mano tratando de escapar. Solo odiaba que su mochila hubiese quedado en esos tuneles. Todas sus pociones, hierbas y el libro de hechizos estaban en su interior, y tenía que llegar a ellos.

Primero tienes que salir como el infierno de aquí.

Si alguien sospechaba lo que realmente era, sería carne muerta. Había  escuchado historias de lo que la gente le hacía a los Unseelie, y no quería saber si eran ciertas. 

 

Solo había dejado su reino, porque una guerra estalló  entre su gente, algunos luchando por el derecho a tomar el trono despues de que su líder, Oh Jong Hyuk, hubiese sido asesinado. Su gente estaba ahora dividida y como se había negado a tomar partido, ambos lados lo habían considerado un rebelde.

Y éstos eran encarcelados por la eternidad.

Fue arrancado de sus pensamientos cuando Min Su grito  su nombre.

No entendía al vampiro. Min Su lo había besado como si le importara, luego huyó  de el. ¿Y ahora lo estaba rastreando? Tampoco le gustaba la irritacion en la voz de Min Su. No auguraba nada bueno para el.

Recorrió  los pasillos lo mas rápido que pudo, esperando encontrar una puerta o ventana que lo sacara de allí . Desafortunadamente, ninguna de las habitaciones que revisó  tenía ventanas.

Cuando Min Su apareció  frente a el, casi chocó  con una pared para evitar estamparse contra el vampiro. Su velocidad inhumana era irritante. —¡Alejate de mí !

Min Su señalo  el lugar frente a el. —Baja aquí. 

Revoloteó cerca del techo. —Nuh-uh.

Min Su gruñó. Cruzo  los brazos en su pecho. La mirada del vampiro daba miedo, pero tambien la idea de que uno de sus amigos pusiera sus manos en el. Había visto el hambre en sus ojos y no iba a arriesgarse a que se le acercaran y capturaran.

Antes de que pudiera apartarse, Min Su agarró  su tobillo y tiró hacia abajo. Gritó, agitando sus alas furiosamente, mientras trataba de escapar. Le dio una patada a Min Su con su pierna libre, pero el vampiro lo esquivo  facilmente.

—Detente, antes de que te hagas daño. —El tono de voz de Min Su se había  suavizado, aunque mantenía la firmeza. —Nadie va a drenarte.

Interiormente maldijo su abrumadora atracción hacia Min Su. No podía entender por que  el destino le daría un vampiro como compañero . Eso no tenía ningun sentido, teniendo en cuenta que eran principalmente los vampiros quienes mataban a los de su especie por su suculenta sangre.

—Vi a tu amigo —, dijo, mientras forcejeaba para que Min Su lo liberase. —Te vi tratando de evitar que viniera detras de mí . No estoy a salvo aquí .

Con un fuerte tirón, Min Su lo tenía en sus brazos. Plegó  sus alas, siempre con cuidado de no dañarlas. Moriría en el acto, si se rompían.

—Lo admito, tu aroma es pura tentacion. — Min Su lo acarició .

Presionó sus palmas en el pecho de Min Su, alejandose, tratando de evitar que los colmillos del vampiro se acercaran demasiado a su yugular.

Renunció  a la lucha y se hundio  contra Min Su cuando comenzó a lamerle la piel, y besar su cuello. Un pequeño gemido se le escapó, mientras envolvía las piernas en la cintura de Min Su.

—No me muerdas —, le advirtio .

 

Min Su comenzó  a caminar. No tenía idea de donde lo estaba llevando el vampiro, pero estaba tan atrapado en las lamidas y besos que no le importaba– especialmente, cuando las manos de éste, aterrizaron en su trasero.

Se retorció  contra Min Su, frotando su rigidez contra el estómago del vampiro, gimoteando por lo bien que se sentía. Mil luciernagas revolotearon en su vientre cuando Min Su entró  al dormitorio en el que había estado atrapado antes.

Sólo que esta vez, no había ningún lobo. Solo eran Min Su y él, cuando el vampiro cerró la puerta antes de tenderlo en su cama.

Pero esto se sentía mal. Odiaba las paredes de hormigón. Echaba de menos el bosque, las centelleantes luces de las luciernagas, y las pequeñas y coloridas hadas que pasaban zumbando a su lado, riendo alegremente.

Dejo  que su energía fluyera por el, envolviendolo no solo a él, sino tambien su entorno. Era una simple ilusión, pero una que le hizo sonreír cuando las cuatro paredes se desvanecieron, dando paso al animado bosque que había amado desde que era un niño.

Min Su retrocedió , girando hacia un lado y luego hacia el otro, mientras sus ojos absorbían todo, desde los altos arboles, a los pequeños arbustos, la suave hierba, y las partículas doradas que flotaban a través de los rayos del sol. Siseó mientras trataba de resguardarse detras de un arbol.

 

—El sol no puede hacerte daño. —Ya no estaba tumbado en una cama. Sino de pie, junto a un pequeño montículo de musgo lleno de flores silvestres. Inhaló , sonriendo ante el aroma de madreselva y rocío aferrado al aire. —Esto no es real, Min Su.

 

Este se apartó  lentamente del arbol, con la duda nublando todavía sus ojos. Extendio  los brazos, los giró , luego miro  hacia la cubierta de arboles que ocultaba todo el impacto del sol. —¿Como puede ser esto?

En lugar de responder, le tomó  la mano y lo condujo al montículo.

 

 continuará...

 

 


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