-Fue un día bastante tranquilo- Hablaba consigo mismo el décimo guardián del santuario, mientras entre sus manos lleva algunos objetos envueltos en papeles decorativos o cajas.
-Todos se esforzaron por darme algún presente, no era necesario- Suspiró, dirigiéndose a su templo.
-No vi a Aioria por ningún lado- Allí está la verdadera razón por la que Capricornio no presto mayor atención a sus dichosos regalos.
Él solo quería la presencia de una sola persona, y este justamente no apareció en el entrenamiento de ese día.
El patriarca lo castigaría sin duda.
Pero esta tan preocupado como para recordar eso, solo quiere encontrarlo.
Antes de siguiera llegar a su propio templo, obviamente debía pasar por Leo, pero nada.
Preguntar a Aioros no es ni una opción.
Sagitario no está muy de acuerdo con esa relación que llevan Shura y su hermoso y tierno hermanito.
Si algo celoso en este mundo cupido.
Pero debía darse cuenta que su relación con Géminis tampoco es algo que le agrade al León.
Fuera de eso, tuvo que desistir de encontrarlo antes de llegar a Capricornio, dejaría las cosas que recibió y se iría de nueva cuenta a buscar a su hermoso gatito.
Es como lo llama en los encuentros íntimos, así que es un secreto de ambos.
Dejo todo lo que lleva en la primera mesa que vio.
Cada presente sin duda el adorno de la envoltura representaba de quien era.
No es difícil saber que es de cada quien.
Pero lo que más le causaba impacto fue, el de Death Mask.
Una caja pequeña, que cuando se lo entrego, lo sujeto por los hombros y le susurró al oído.
-Los vas a necesitar más tarde- Le guiño un ojo.
No comprendía a que se refería, pero lo ignoró bastante bien, pues su amigo tiende a ser algo extraño.
Pero le causo ahora intriga aquello y tomo la dichosa caja.
La abrió con cuidado, no lleva envoltura alguna, fue fácil.
El interior dejo bastante rojo, sorprendido a capricornio.
-¿Qué… Qué?- Tembló su voz, avergonzado por lo que tenía dentro.
El interior de aquella cajita, tan inocente que se veía, algunos condones de regalo para el buen Shura.
Siempre serio, tranquilo y algo relajado, aun que tienen a estar muy enfocado en su entrenamiento, esto si lo logro destantear.
Enojándose con uno de sus mejores amigos.
-¡¡¡¿QUÉ IDIOTECES ESTÁS PENSANDO DEATH MASK?!!!- Apretó la caja, y decidió ocultarla en su habitación, porque si alguien viera esto… Lo mínimo serian burlas, lo máximo se volvería a morir por la ira de Aioros.
No tenía ganas de lidiar con un hermano celoso, pero tampoco es de los que están aterrados por ello.
Ha enfrentado a Sagitario muchas veces, solo por cuidar de su actual pareja.
Al abrir la puerta de su habitación, no fijo su vista de inmediato al frente, pero escucho un sonido de vergüenza.
Lo cual le extraño, y por fin diviso quien estaba allí.
Sentando en su cama, sin camisa, ni pantalones, solo ropa interior, con unas orejitas de gato, un collar con un cascabel, y todo esto adornado con unas mejillas rojas, las manos delante del pecho desnudo, sus ojos fijos en los jades de capricornio, sus labios apretados por la vergüenza que sentía.
-¿A…Io…Ria…?- Apenas si podía articular palabra, ver a su lindo novio de esa forma, provoco una gran sorpresa.
-Feliz cumpleaños Shura- Desvió su mirada, haciendo un leve puchero, no tenía la cara de verlo a los ojos ahora.
-¿Qué… Que estas haciendo?- No es que le desagradará la vista, al contrario su cuerpo ha reaccionado, pero… Aioria no es así de atrevido.
-Soy tu regalo de cumpleaños, así que…- No sabe que hacer… Apretó sus puños, no podría hablar con claridad.
-¿Por qué estas usando eso?- Se le fue acerando de a poco, Leo luce tan adorable.
-Alguien me dijo que te gustan los gatos… Y… Quise darte una sorpresa…- Levanto un poco la mirada, con sus mejillas rojas, temblando, porque la distancia se ha acortado.
-No me gustan los gatos- Sonrió a medias, levantando el mentón del quinto guardián, para ver sus hermosos ojos.
Desconcertado por la actitud tan sensual que porta Capricornio.
-¿No?-
-Me gustas tú- Beso los rosados labios, que varias veces antes ha probado y aun saben tan deliciosos, como si fuera un dulce de miel.
Introducía su lengua descaradamente en la de Aioria, recorriéndolo, explorándolo.
Sus manos no perdieron el tiempo, para tocar el bien formado pecho del castaño.
Los gemidos se ahogan en ese beso apasionado.
Se fue intensificando, hasta que ambos cuerpos comenzaban a calentarse, dejando ver su aliento al separarse, unidos por un hilo de saliva.
-Si eres mi regalo, significa que puedo hacer lo que quiera- Sonrió satisfecho por solo ese contacto, su miembro despertaba de entre sus pantalones.
El león dorado, asintió apenado y decidió hacer algo más atrevido.
Se tumbó sobre su espalda en la cama, sus piernas separadas, pero flexionadas en el aire, aun teniendo sus brazos sobre su pecho.
-Si… Todo el día hasta que se acabe seré tuyo- Susurró apenas audible, pero el peliverde lo escuchó con claridad.
Comprendió que ese presente de Death, tendría algo que ver con la apariencia de Aioria.
De seguro fue él quien le dijo a su gatito que gustaba de ese tipo de animal.
No tiene uno preferido, es bastante indiferente al tema, pero lo que le gusta o más bien quien… Es Aioria.
Le dice gatito porque si constelación guardiana es un felino y se puede comportar como uno a veces.
Ahora luce tan sumiso, cuando en otras ocasiones es más atrevido y desea dominar aun siendo el que recibe el amor.
Pero todo lo de ese Griego le gusta, inocente o sexy, sumido o atrevido, es Aioria y es quien ama.
No perdió tiempo, es aun temprano en la mañana, pero si tenía a Leo para él solo.
Aprovecharía todo el día para hacer realidad todas sus fantasías.
Bajo sus pantalones y quito la parte de arriba de su ropa de entrenamiento.
Sin duda sudado por hacer el ejercicio matinal.
Esto provocó que el pene del joven Aioria, despertara más, y lastimara por la fricción con la ropa interior que aun lleva puesta.
Shura ante sus ojos luce eróticamente hermoso, se enamoró de él al ser este un niño y el otro un chico algo mayor, que siempre fue bastante considerado con él.
El Español se acercó relamiendo sus dedos, bajo con cuidado aquella prenda que estorba entre ambos.
Ver así al León dorado es algo que solo esa Cabra tiene privilegio.
Se fijó en la entrada de su amante, sus ojos jades se afilaron al darse cuenta de una realidad que no esperaba.
-¿Te preparaste tú mismo?- Noto que esta algo dilatado, sin perder ese color rosa que le fascina.
-Si… No quiero perder el tiempo tampoco- Sonrió algo arrogante, pero sabe que su destino aquí, esta sellado por Capricornio.
-Lo siento Aioria, pero no aguanto más- Lamentaba no poder jugar antes, pero está deseando probar ese cuerpo que se le está entregando en bandeja de oro.
-Está bien, soy tuyo después de todo- Sonrió de nuevo con sus mejillas rojas y sus ojos fijos en los contrarios.
Se posiciono perfectamente entre ambas piernas, para ir penetrando aquella intimidad que varias veces antes ha tomado.
-Aaaaaah…- Arqueo su espalda por la primera embestida, fue entero –Estas… Más grande… Aaaaaah…-
-Es tu culpa… Arrrgghh…- fue acercándose más al rostro del Griego, quitando la
Sus manos del pecho de este, poniéndolas a cada lado de la cabeza, mientras con las suyas las sujeta por las muñecas.
-Te ves adorable- Inmerso en una gran lujuria que jamás creyó tener por alguien, pero ese joven debajo de él lo ha provocado.
Volvió a capturar sus labios en un beso demandante y húmedo.
Con cada embestida sonidos obscenos salían de ambos.
Fundiéndose en un beso, que pronto fue a recorrer el cuello del quinto guardián.
Cada gemido que escucha de aquellos labios rosas, le producían ir más rápido.
Las lamidas y chapetones que el Español dejaba en esa piel bronceada, hacían reacción en la entrada que profana, contrayéndose en varias ocasiones.
-Te amo- Estando en un paraíso, suponiendo que el cumpleaños es del otro, no niega que el cuerpo de su novio le provoca sensaciones en su ser que antes le aterraban, y ahora goza.
Dejo de besar los pezones de su León, para observar esa dulce carita.
-Te amo mucho Aioria- Acaricio las mejillas enrojecidas de su pareja, limpiando las lágrimas de placer que salían de estas tiernas esmeraldas.
Una sonrisa traviesa y amorosa se posó entre los dos.
Cada embestida hacia que se dieron un beso, una y otra vez, hasta que se corrieron.
El León entre ambos, y segundos después Capricornio en el interior del veinteañero.
Sus cuerpos aun calientes por esa acción, no dejaban de mirar la reacción del otro.
Salió de a poco del interior de su amante.
El semen que deposito fue una gran descarga, escurriendo un poco.
-¿Te gusto?- El castaño pregunto con nervios.
-Si…- Aquella voz ronca que Shura usa cuando se encuentra en un gran nivel de éxtasis.
-Eso me hace feliz- Por fin dejo de tener las piernas flexionadas y las reposo en la cama, algo cansado por lo que han hecho.
Sin embargó, vio como el peliverde se alejó algo de él, esto provoco que levantara algo su cabeza, dejando aquellas orejitas de gato sobre la cama.
Miro atento que es lo que capricornio hacía.
De nuevo entre sus manos esa caja pequeña, sacando uno de los preservativos que su amigo le había dado.
-Sé que ya me vine en tu interior, pero no he acabado contigo- Sonrió de lado, mientras abría aquel objeto con sus dientes.
-Eh…- Ahora si estaba teniendo algo de nervios y preocupación.
Mañana no podría caminar correctamente.
Pero está bien, es el cumpleaños de su amado novio, resistiría como un caballero dorado.
Y si, ese día fue solo de ambos.
Nadie los molesto, y aunque se preguntaron dónde estaban, era mejor quedarse callados.
Mañana de seguro sabrían de ellos.
Salvo por un cascabeleo que sin duda se escuchaba de repente para los que fueran vecinos de Capricornio, pero solo lo escuchó acuario.
Cabe mencionar que Saga ayudo, manteniendo ocupado al centauro también, pero puede que no de la misma manera que la cabra y el león.
Después de todo, es única la manera de expresar amor, dar obsequios independientemente de la fecha.
Mientras sea del corazón, todo es bien recibido.