-¡¡¡BASTA!!! ¡¡¡POR FAVOR DETENTE!!! ¡¡¡LUNE!!! ¡¡¡NO!!!-
Los gritos de alguien siendo lastimado, en algún rincón de una vieja fábrica.
Forcejeando, tratando de evitar ese daño irreparable que un hombre de cabellos blancos desea hacerle.
Un Omega tendrá menos fuerza que un Alfa, pero puede seguir luchando hasta el último momento.
-No importa cuánto grites, nadie te escuchara- La voz áspera del Alfa le canturrea al de cabellos verdes, tirado en el suelo, tratando de escapar.
-¡¡¡SEGUIRÉ LUCHANDO… NO DEJARE QUE ME HAGAS…!!!- Sus manos apartando al mayor lo más que puede, su rostro de miedo, las lágrimas corriendo por que teme que lo lastime.
-¡¡¡SI FUERA ESE IDIOTA DE DOHKO, DEJARÍAS QUE HICIERA LO QUE DESEARA CONTIGO!!!- Sujetó con fuerza las manos del peliverde, estampándolas contra el piso frio, odiando esa realidad.
-¡¡¡DOHKO NUNCA ME HARÍA ESTO!!! ¡¡¡POR ESO A ÉL SOLO LE PERTENECE MI CORAZÓN!!!- Frunció el ceño, no dejaría que ese maldito digiera el nombre de quien ama, incluso le escupió en la cara.
-¡¡¡ERES UN IDIOTA SHION!!!- La furia no tanto por la acción que el Omega hizo, si no por haber admitido que ama al castaño.
Ya en este punto esta cegado por la ira, los celos, el odio, siempre se sale con la suya, puede hacer lo que desee con Shion, tiene todo fríamente calculado.
Soltó una de las manos del caído, solo para levantar la propia y darle un puñetazo en la cara.
Un quejido de dolor seco los labios del peliverde dejaron escapar, sus ojos sintiéndose cansados, pero no los cierra, aun aturdido su conciencia está viva.
-Deja de luchar y disfruta- Sonrió satisfecho, teniendo el control de la situación, podría seguir sin preocuparse de que huya.
-No… No quiero…- Su voz se volvió un susurro lastimero, mirando aquellos ojos violetas fijo en su cuerpo, sus manos estando atrapadas.
No sabía que más hacer, su fuerza no es suficiente, se siente muy mal, con nauseas, tantas ganas de vomitar… Por esas manos que han desgarrado su ropa, y están tocando su cuerpo sin cuidado.
Esos labios y lengua tocándolo de maneras que jamás quiso experimentar.
-Por favor… Alguien… Ayúdeme…- Las lágrimas saliendo de esos cuarzos rosas, gimoteando por la impotencia que siente –Dohko… Ayúdame…- Suplica por la única persona que ha logrado amar.
Jugando con ese cuerpo pálido, dejando sus asquerosas marcas, lastimándolo a cada paso.
-Jamás te escuchará, Shion… Debiste escogerme a mí- Sin importarle que aquella mirada le dedique solo odio y confusión, se atrevió a robarle un beso, aunque está a punto de quitarle mucho más.
-Lune, por favor… No lo hagas…- Quería hacer entrar en razón a ese sujeto, sabe que es alguien de una familia muy cruel y poderosa, pero… Nunca creyó que sería capaz de cometer un acto tan repugnante.
-Lo siento Shion, pero… No me detendré hasta que seas solo mío- Le dedico esas palabras, sonriendo por tenerlo a su mereced.
Ya habiendo jugado lo suficiente con ese cuerpo, decidió proseguir a lo que realmente desea.
-No seré para nada gentil, aunque sea tu primera vez-
-No… Detente…-
Fueron las palabras que imploro, pero no fue suficiente.
Su cuerpo se estremeció por completo al sentir ese invasor dentro.
Su dolor incrementando con cada segundo, lagrimas cayendo, lanzando gritos de terror… Lo que menos quería está sucediendo.
Está siendo violado, por un Alfa que nunca ha querido, y jamás querrá de la manera que el otro desea.
Pidiendo para sus adentros que “Termine de una vez”.
El asco aumenta, con cada embestida que el otro da.
Shion siempre había soñado que la primera vez que lo hiciera, seria con la persona que más amara, con un Alfa que de verdad le correspondiera, unidos por un amor profundo.
Por eso siempre estaba alerta, se cuidaba, sus periodos de celo estando al tanto de ellos, para que nadie se le acercará.
Pero cometió un error, confiarse de la situación, creyéndose mas fuerte de lo que realmente es.
Y ahora está siendo víctima de este acto tan atroz.
Deja escapar sus lágrimas es lo único que logra hacer, sus piernas no las puede mover, las siente pesadas, todo su cuerpo es tan ajeno.
-Shion… Con esa expresión eres tan lindo- Las sucias palabras que ese sujeto le dedica, solo provocan un gran odio en su interior.
La vergüenza, el asco, el dolor, todo eso experimentando a los dieciséis años.
Hasta que todo termino.
Y Lune libero una corrida dentro de ese cuerpo que acaba arrebatarle la inocencia.
Ni siquiera importarle que el Omega puede padecer una consecuencia peor.
No lo piensa, solo desea tomarlo de cualquier forma, demostrarle que jamás escapara de él.
Pues ahora lo recordara de por vida.
Gracias a la buena fortuna de que el collar que todo Omega usa para no ser marcado por un alfa no deseado, aun protege a Shion, pero es solo una falsa alegría.
Saliendo del peliverde sin mucho cuidado, sonriendo de haber logrado su infame cometido.
Desatando al más joven de las manos, pues ahora lo más seguro es que no tuviera fuerzas de huir, y ya no interesa si lo hace, lo volvió suyo de esa manera tan ruin.
Satisfecho que su semen salga por la desgarrada entrada.
-Hubiera sido gentil contigo, pero no quisiste amarme, como yo lo hago- Aun se atrevía a decir que esa maldito acto fue hecho con ese sentimiento.
-¿Por qué?- El pobre Omega solo tenía esa pregunta en su mente, con su cuerpo adolorido, llorando por la desesperación.
Todo su ser dolería por un tiempo, pero su corazón esta desgarrado de por vida.
-¿Por qué?- Devolvió la pregunta con burla, acercándose al rostro enrojecido por el golpe –De esta forma, sabrás que siempre vas a ser mío y aunque estés con otro me recordaras- Su retorcido plan esa repugnante idea, solo para dejarle un maldito recuerdo impreso.
-Te odio…- Volviendo a sentir una furia muy grande, temblando sus manos –No te saldrás con la tuya…- Intentando levantarse, quería irse lo más rápido posible… Aunque se le dificulta intentarlo.
Esta amenaza no la paso por alto, sujeto el cabello largo de Shion y lo jalo, para atraer ese rostro herido cerca.
-Si dices algo de lo que ha pasado, lo pagara tu padre, tus hermanos, y ese imbécil de Dohko- Sonrió triunfante, al ver como los cuarzos cristalizados se abrieron con miedo, así provocando que la última chispa de desafío se apagará.
-El “Accidente” de tu tío Sage, debería ser suficiente recordatorio de lo que pasa si alguien se mete con nosotros- Dedico una retorcida sonrisa, aventándolo con fuera de nuevo al suelo –Si te mantienes callado, nada ocurrirá-
Esas horribles palabras, vueltas amenaza, fue lo que le dedico, mientras acomoda su ropa para dejarlo en ese lugar a su suerte.
-Eres un… Maldito…- Shion sintiendo un remolino de odio, dolor, impotencia, vergüenza… No sabía que hacer… sentía miedo, pues nota las gotas de sangre que sale de su parte intima.
-Seré lo que quieras lindo, pero… Te diré algo… Nadie logrará quitar que tu cuerpo me pertenece ahora- Sonrió de nueva cuenta, listo para seguir con la tortura psicológica -¿Crees ahora que ese idiota te amara?-
El peliverde no respondió… Conoce que algunos Alfas no aceptan a los Omegas que han sido tomados antes, salvo si existió una unión sagrada con anterioridad.
-No importa lo que pase, ahora no puedes quitarte mi recuerdo, ni mi esencia- Canturreo esta oración, mientras se retira del lugar.
Dejando a un malherido Shion, con laceraciones en su piel, sangre brotando de su entrada combinada con el asqueroso semen de ese hombre, ahora no se nota, pero más tarde los moretones se reflejarán.
Sintiendo solo asco… Por lo que ha pasado, el frio envolviendo su cuerpo, por su ropa desgarrada.
No pudo aguantar más, y tuvo que vomitar, solo recordar esas asquerosas manos tocándolo, el miembro de ese sujeto en su interior.
Devolvía su estómago, dejando que saliera todo lo que ya no puede soportar.
Las lágrimas corriendo de sus ojos rosas, que están perdiendo ese hermoso brillo.
Y sintiéndose tan mal, sucio, avergonzado.
-¿Por qué a mí?- Tratando de limpiar su boca, es lo único que pudo decir antes de tener que buscar fuerza de donde fuera para levantarse y regresar a su hogar.
Sería una horrible travesía… Pero si quería proteger a los que ama, debe actuar como si nada ha ocurrido.
Ser un Omega en cualquier mundo es una situación muy difícil, pero más cuando un maldito como Lune se puede salir con la suya sin recibir un castigó.