<<<<<•>>>>> <<<<<•>>>>> <<<<<•>>>>> <<<<<•>>>>>
"Lamer"
Lo recorría lentamente con la lengua. Suavemente, desde la punta hasta la base. Con cada lamida, su forma iba cambiando poco a poco. Quizá fuera el calor del momento, pero podía notar como escurrían algunas gotas de él. No quería apresurarme, pero sabía que estaba en su punto máximo. Comencé a lamerlo con más velocidad, incluso con algunas leves mordidas. Era tan delicioso. Un placentero postre...
- ¡Taichi! - escuché que gritaba.
- ¿Mmm? - Le pregunté todavía con mi boca ocupada.
- ¿Puedes terminar de tragarte ese helado, por favor? - La voz de Yamato sonaba furiosa y su rostro estaba escarlata. - La gente se te queda mirando.
- ¡Es que me fascina el helado! - Le respondí con verdadero deleite.
<<<<<•>>>>> <<<<<•>>>>> <<<<<•>>>>> <<<<<•>>>>>
"Disfrutar"
- ¡Daisuke! Por favor dame más de tu carne. - La voz de Ken se oía desesperada. Y tan tranquilo que siempre actuaba.
- Primero a mí, Daisuke. - Takeru lo hizo a un lado con poca delicadeza. - Quiero probar todas tus delicias. - Me sonrojé. Jamás creí que llegaría a ser tan popular.
- ¿Por qué tienen que hablar con tan poco tacto? - Ahora era Iori quien alzaba la voz. - Daisuke, por favor. ¡Atiéndeme a mí, antes que a estos dos desesperados! Quiero que todo ese jugo sea solo mío... - Los otros dos lo voltearon a ver con cierto asombro. Eran pocas las personas que disfrutaban eso.
- ¡Tranquilos chicos! - Hay suficiente para todos. - Dije, mientras les mostraba el enorme trozo. Los tres se quedaron boquiabiertos. - Así que vayan a sus respectivos lugares. - Obedecieron de inmediato.
Unos minutos después.
- ¡Que aproveche, chicos! - Les dije mientras repartía los platos.
- Daisuke, ¡no sabes cuánto disfruto de tu comida! - Me dijo Ken con una sonrisa en el rostro. Los otros dos solo asentían. - Tu carne es más suavecita que la preparada por mi mamá.
- ¡Es deliciosa, Daisuke! - Takeru cortaba trozos pequeños que se llevaba con sumo deleite a la boca. - Definitivamente estos filetes son los mejores del Digimundo.
- ¡Y qué decir de su jugosidad! - Iori limpiaba el plato con el pan. - Me encanta la grasa que suelta.
- ¡Qué bueno que les gustaron, chicos! - Les sonreí agradecido.
<<<<<•>>>>> <<<<<•>>>>> <<<<<•>>>>> <<<<<•>>>>>
"Meter"
- ¡Tienes que meterlo ya, Taichi!- El grito de Yamato se escuchó por todo el lugar.
- Es que no puedo, de verdad no puedo. - Hacía todo mi esfuerzo, pero era demasiado estrecho.
- Vamos, Taichi. Yo ya lo metí y sin ninguna dificultad. - Me dijo tranquilamente Koushiro. A veces podía ser tan torpe.
- No puedes comparar. El tuyo es más pequeño y cabe perfectamente. Pero el mío es más grande. Por eso necesito más espacio.
- Taichi, si no te apresuras, acabaré solo con Koushiro y te vamos a dejar aquí solo.
- En lugar de regañarme, deberías ayudarme. - Le dije con molestia. Odiaba que me presionaran hasta con este tema.
- ¿Y qué planeas que yo haga? - Me miró confuso. Lo saqué sin dificultad -ya que realmente no había entrado gran cosa - y se lo puse directamente en sus manos.
- ¿Podrías pedirle a la dependienta una talla de zapato más grande, por favor? - Yamato asintió. Koushiro solo se reía por lo bajo.