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Flufftober por Girlyfairly

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29. Alcohol


Los bailes escolares son demasiado aburridos, es por eso que a Mello y sus amigos se les ocurrió la grandiosa idea de agregar un poco de vodka a las bebidas; teniendo cuidado de no ser pillados por los maestros.


Terminan su travesura y se van a alguna otra parte del salón, esperando ansiosos a que pase algo, suponen que más de alguno hará el ridículo gracias al alcohol. Sin embargo, uno de los tantos alumnos en acercarse a la mesa es Nate y aunque Mello intenta ignorarlo porque tiene una reputación que cuidar, no puede evitarlo y termina corriendo hacia él.


—No tomes eso, enano.


—¿Qué eres? ¿Mi mamá? —Responde Near sin voltear a verlo y con notable fastidio mientras se sirve un poco de refresco en un vaso rojo.


—¿¡Qué te pasa!? —Frunce el ceño, es normal que él le hable en ese tono, pero no que Nate lo haga. No obstante, al pasear los ojos por el salón ve a Linda bailando con uno del equipo de fútbol.— Ah, tu cita...


—Dijo que iba al baño y nunca volvió, cuando la busqué ya estaba con otro. —Explica, acto seguido le da un trago a su bebida.


Mello no entiende qué le ven las chicas a esos tarados. Tal vez Nate no entre en la categoría de "Adonis", pero es bastante lindo y por mucho más inteligente.


—¿Y qué? ¿Piensas ahogar tus penas con ponche de frutas? —Comenta al verlo servirse otro vaso. Si no supiera que la bebida está adulterada le parecería gracioso— Eso te pasa por no haberme invitado a mí.


—No estoy de humor para tus burlas, Mihael. —Contesta con el mismo tono molesto mientras da media vuelta, dirigiéndose a una de las mesas.


El rubio pone los ojos en blanco, ni siquiera lo dijo en tono burlón para que le diga tal cosa. Debería regresar con sus amigos y dejar que ese enano se hunda en la desgracia a solas, porque nunca interactúa con nadie. Sin embargo no puede, a pesar del rostro de fastidio que Nate le mostró, lo notó triste y no es capaz de dejarlo solo en un momento como éste.


Mihael sirve dos vasos llenos de ponche, él necesita uno para lo que está a punto de hacer y supone que el enano necesitará otro para sobrellevar su pena.


—Vamos afuera, enano. —Le dice luego de haber llegado a la mesa y ofrecerle un vaso.


—No estoy...


—Te hará bien. —Interrumpe al dar la media vuelta y caminar hacia la salida. Nate suspira, pero decide seguirlo porque dentro del salón sus ojos inconscientemente siguen cada paso que Linda da con el otro chico.


Afuera de las instalaciones todo está demasiado calmado, parece que la diversión está solo adentro. Caminan en silencio por unos minutos hasta que Mihael se sienta en el suelo apoyando la espalda contra una pared, el otro hace lo mismo.


—¿Es la primera vez que te rompen el corazón? —Pregunta el rubio, dándole un sorbo a su bebida.


—Sí... —La voz de Nate es apenas audible mientras se mantiene cabizbajo.


—Lo peor es que ni siquiera te cambió por alguien mejor. —Gruñe tras chasquear la lengua.


Los ojos de River se abren por completo y lo ve de reojo, pese a que Mihael luce malhumorado no le pareció que ese comentario fuera con mala intención.


—Me...digo, Mihael... ¿Por qué eres amable conmigo cuando estamos a solas, pero parece que me odias cuando están los demás?


—Llámame Mello, ¿y qué te hace creer que te odio? —Kheel enarca la ceja, volteando a verlo.


—La otra vez casi me caigo porque me pusiste el pie mientras caminaba, el otro día en gimnasia me golpeaste con un balón y no creo que haya sido un accidente, además la única palabra que usas para dirigirte a mí es «enano». 


—Pues eres enano. —Encoge los hombros y da otro sorbo a su vaso.


—Sí, pero...


—Quizá —interrumpe, pensando que éste es un buen momento para decir lo que ha querido decir desde hace meses y si todo sale mal después puede culpar al alcohol—. Quizá es porque me gustas.


Nate abre demasiado los ojos y lo único que atina a hacer es a dar un gran sorbo a su bebida para asimilar lo que acaba de escuchar y pensar cómo responder, aun así lo único que sale de sus labios es un «Oh...».


—¿¡Y solo eso piensas decir!? —Espeta Mello frunciendo el ceño— Vaya manera tan rara de responder cuando alguien te confiesa lo que siente.


—Puedo decir lo mismo. Vaya manera tan rara de demostrarle a alguien que te gusta.


—Es que es divertido molestarte.


De nuevo se quedan en silencio. Por una parte el rubio se siente aliviado, no sabe qué pasará, pero al menos sacó de su pecho eso que tenía guardado hace mucho y eso lo hace sentir tranquilo. Near por su parte se siente confundido, él no se siente atraído hacia su mismo sexo sin embargo reconoce que la presencia de Mihael lo pone nervioso y que la vez que le enseñó algunos pasos de baile en la azotea apenas y le pudo sostener la mirada por todo el revoloteo que la cercanía entre ellos provocaba en su pecho.


—No tiene sentido ir a un baile y no bailar, ¿no crees? —Comenta Mello de pronto, poniéndose de pie para luego ofrecerle su mano.


—¿Qué? —Lo mira con desconfianza desde abajo.


—Vamos a bailar.


—¿Se te olvida que tengo dos píes izquierdos?


—Te aseguro que lo harás bien.


Near lo mira con desconfianza, pero llega a la conclusión que solo lo dice por decir. Sin embargo, Mello ha escuchado que el alcohol ayuda a desinhibir a cualquiera y espera que eso incluya al enano.


—Uhm... ¿qué dirán tus amigos? —Lo ve dudoso, le ha quedado claro que el rubio solo es amable cuando están solos.


—No creo que se fijen, cada quien debe estar en lo suyo. Y si lo hacen, mañana les invento algo. —A decir verdad duda que alguien le diga algo, está seguro que todos saben que le gusta, el único que parecía no estar enterado era el enano.


Near suspira, todavía se siente compungido porque su cita se fue con otro en su cara, pero no va a cambiar nada quedándose a lamentarse, así que decide ponerse de pie. No obstante, al hacerlo debe sostenerse de la pared más cercana porque todo a su alrededor de pronto da vueltas.


—No me siento bien... —murmura llevándose una mano a la cabeza. Él nunca ha estado ebrio por lo que realmente cree que es algo grave, quizá está a punto de desmayarse o algo así.


—Hey, mírame... —Mello lo toma del rostro, obligándolo a verlo a los ojos. Supone que no había sufrido los efectos del alcohol porque estaban sentados—. Trata de respirar, no pasa nada. —Tampoco es que haya bebido medía botella, solo debe ser la falta de costumbre.


—Creo que me levanté muy rápido —respira como el otro le indica. Aún se siente aturdido, pero la sensación es menos agobiante—. Solo fue un mareo creo...


—Quizá tu cuerpo no supo cómo reaccionar ante la noticia que te daría el placer de bailar conmigo. —Comenta guiñándole el ojo de forma coqueta.


Near pone los ojos en blanco, no obstante es tomado del brazo y jalado con dirección al salón sin darle tiempo a responder o a al menos esperar que el mareo desapareciera por completo.


Cuando llegan a la pista Mello tenía razón, no ve a sus amigos por ninguna parte, quizá ni se darán cuenta que está de la mano con el chico que suele molestar a diario. A quien sí registran sus ojos es a Linda, bailando muy pegado al futbolista.


—Lo haces bien... —Susurra en el oído de Nate a pesar que ya lo pateó dos veces. Cree que diciendo eso lo hará sentir menos nervioso y por ende lo hará mejor.


No se equivoca, conforme los minutos pasan la conexión entre ellos mejora. Lo toma del mentón y lo hace alzar la mirada, recordándole que deben verse a los ojos, es entonces que el rubio se queda sin aliento al verlo sonreír como muy pocas veces lo hace. Nate la está pasando bien, eso es palpable en su rostro, está bailando sin tropiezos y hacerlo con Kheel es divertido.


Mihael sonríe, él también se está divirtiendo. Las canciones continúan y se atreve a ir más allá tomándolo de las caderas para elevarlo levemente y hacerlo girar; también aprovecha para rodear esa cintura con ambos brazos y que el otro se incline hacia atrás mientras dan vueltas. Ni siquiera sabe si eso es un pase de baile, no obstante ambos ríen. Los minutos pasan y su mano se posa en la espalda baja de Nate pegándolo a su cuerpo, el otro no parece darse cuenta de sus intenciones, pero le encanta hacerlo cuando Linda voltea hacia ellos. Lastima para ella que de ahora en adelante solo podrá ver a su enano de lejos, porque después de esta noche no le quedan dudas que su destino es estar juntos.


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