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Flufftober por Girlyfairly

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8. Baile lento.


—Uno, dos, tres... —Nate da dos pasos hacia adelante y uno hacia atrás, acto seguido debería dar una vuelta— cuatro... —sin embargo, vuelve a tropezar con sus propios pies al hacerlo.


Aprieta los labios, toda la semana ha pasado la hora de almuerzo en la azotea del colegio, intentando aprender a bailar. Pronto será el baile de graduación y quiere invitar a Linda, pero tiene dos pies izquierdos.


Una vez más retoma su posición, coloca las manos como si estuviera sosteniendo a alguien y de nuevo intenta repetir los pasos de esos vídeos que ve cada noche para intentar aprender. No obstante, vuelve a fallar y esta vez cae de bruces contra el suelo.


—Auch... —Se incorpora cómo puede y se pasa el pulgar por la comisura de los labios, descubriendo un delgado hilo de sangre.


—¿Qué se supone que haces enano?


El sonido repentino de esa voz lo hace dar un respingo y voltear, para su mala suerte es cierto rubio que siempre anda con una barra de chocolate en la mano.


—No te incumbe. —Murmura mientras acomoda su uniforme luego de la caída. Mihael Kheel ni siquiera es su amigo, tan solo es un compañero de clase, el cual incluso podría asegurar que lo odia. Porque sino no se explica que siempre esté compitiendo contra él y diciéndole cosas despectivas como enano.


—Te estoy viendo desde hace rato —el rubio se acerca, dándole un mordisco a la barra de chocolate— así que dime o difundo el rumor que estás loco.


Nate pone los ojos en blanco, ¿de todas las personas que lo podían ver justo tenía que ser él? Son tan diferentes, mientras que su uniforme está impecable Kheel porta el saco sujetado con un par de dedos por sobre el hombro, media camisa por fuera del pantalón y las mangas remangadas. Lo único en lo que se parecen son las calificaciones altas.


—Estaba intentando aprender a bailar... —masculla entre dientes y sin verlo a los ojos. Cree que Mihael sería capaz de difundir el rumor y alguien tan introvertido como él no podría soportarlo.


—Pues lo haces fatal. —ríe antes de lanzar su saco hacia un lado de la azotea, luego le ofrece su mano— ¿Te enseño?


—¿Eh? —Nate parpadea, sin dar crédito a lo que escucha, porque de todas las opciones posibles está ni siquiera se le pasó por la cabeza.


—¿Aparte de enano, sordo? —Envuelve su chocolate y lo guarda en el pantalón, luego procede a brindarle su otra mano.


El de cabello blanco traga saliva, Mello como ha escuchado que le dicen sus amigos, jamás es amable con él y se pregunta si este cambio se debe a que están solos.


—Es-está bien... —Mira al suelo y con timidez toma las manos del otro.


—Mírame —lo sujeta del mentón, haciéndolo alzar la cabeza—. Tienes que conectarte con tu pareja o no servirá.


Nate vuelve a tragar saliva, asintiendo despacio. Mihael le explica que van a iniciar con lo básico.


—Se avanza con el derecho y se retrocede con el izquierdo. Vas a dar un paso largo hacia adelante, ahí haremos un paso pequeño, retrocedes con el izquierdo y otro paso pequeño antes de repetir, ¿entendiste?


—No... —responde con sinceridad viendo hacia el piso, tratando de recordar cuál es su pie derecho.


—Mírame... —repite apretándole las manos— si te equivocas lo hacemos de nuevo, pero trata de no mirar hacia abajo.


El más bajito asiente, no es capaz de llevarle la contraria a esos ojos que antes no le habían parecido tan azules.


Son necesarios varios intentos llenos de pisotones, falta de sincronización y demás hasta que lo hacen sin errores por casi un minuto. Sin embargo Nate lo tiene realmente difícil, porque además de no tener ritmo, está haciendo un esfuerzo sobrehumano para no apartar la mirada de su instructor.


—¿A quién piensas invitar? —Pregunta Mihael con el fin de generar una conversación.


—Uhm. A Li-Linda —susurra sonrojado—, pero no creo que vaya a poder hacerlo. —Ha estado pensando en ello los últimos minutos, si se siente tan nervioso con la cercanía de Mihael, ni siquiera se quiere imaginar cómo sería al estar con la chica que le gusta.


El rubio sonríe de lado, parece que la respuesta fue de su agrado.


—Te enseñaré a dar una vuelta. —Continúa como si lo anterior no hubiera existido.


Es la primera vez que Mello tiene tan cerca a Nate y quisiera que la hora de almuerzo fuera eterna. En el día a día suele molestarlo, compitiendo constantemente con él, pero eso solo es porque le fascina. Ese enano es tan diferente a él que no puede evitar sentirse atraído.


Lo hace girar luego de explicarle, pero al hacerlo deja a Nate apoyado en uno de sus brazos como si estuviera a punto de caer, acto seguido se inclina hacia él.


—¿Y si en lugar de Linda me invitas a mí? —Le habla muy cerca del rostro y con una sonrisa ladina.


Nate no esperaba eso, por lo que se suelta y pierde el equilibrio cayendo sentado en el suelo.


—Te dejaré para que lo pienses, ¿está bien? —Mihael recoge su saco del suelo y antes de retirarse le guiña un ojo.


Se marcha seguro de sí mismo, él fue testigo del nerviosismo de Nate en todo momento y de cómo sus palabras lo pusieron increíblemente rojo. Solo es cuestión de esperar y ese enano volverá a caer, pero la próxima vez será rendido a sus pies.


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