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Mas alla de la niebla por shankrai

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Notas del capitulo:

Hola! Y con este cap acabamos con las introducciones de las dos protagonistas. A partir de aqui empieza la historia de verdad!

Espero que os guste!!

 

Alexis simplemente se quedó en silencio, quieta. Paralizada.

 

Pasados unos minutos, se levantó, fue a la despensa, sacó una pala y fue al jardín trasero de su casa, mientras pequeñas gotas de lluvia anunciaban la llegada de una tormenta, comenzó a cavar.

 

Para cuando acabo de cavar el agujero de 2 metros la lluvia se había convertido en un diluvio que limpiaba la pintura verde en su piel, dejando solo el color rojo sangre que tanto odio y temor le daba.

 

Con las manos muy lastimadas y sin emoción alguna cogió muy suavemente el cadáver de su madre depositándolo con cuidado en el agujero, le dio un beso en la frente y la sepultó colocando varias piedras encima. 

 

La lluvia cada vez se volvía más fuerte y violentos relámpagos se formaron en el cielo, con ellos una nueva e inquietante furia se formaba en la pequeña. 

 

Recordó al vendedor, el maltrato, la comida podrida y ese sentimiento se volvía cada vez mas fuerte. Sus ojos, antes verdes claros, se tornaron en un amarillo resplandeciente.

La respuesta era clara, iba a hacerle una visita al comerciante.

 

Cogió un cuchillo de la cocina, y se encaminó hacia la tienda del hombre regordete y barbudo. 

 

Al pasar por el lugar donde había enterrado a su madre se detuvo. Un sentimiento de tristeza amenazaba con apoderarse de ella pero no le dejó. Y siguió con su camino.

 

Al llegar a la tienda agradeció que aún había luces de farolas a pesar de que ya era tarde en la noche. 

 

Vió al hombre salir justo en ese momento, apagando las luces del local y cerrando la puerta mientras silbaba alegremente. 

 

Esto le dio asco, todo lo que le hizo pasar, la humillación, la agresión y no tenía ni pizca de remordimientos. Sus ganas de matarlo crecieron y se iba a abalanzar sobre él para hacerlo, pero en ese momento pasaban unos guardias humanos por el lugar. No podía hacerlo, no aun.

 

Decidió seguirlo por unas callejuelas, esperando por una oportunidad. 

Que apareció cuando el hombre decidió adentrarse en un callejón. Alexis no podía creer la confianza de ese tipo, pero sin perder el tiempo le siguió dentro.

 

Lo encontró frente a otro tipo que no pudo ver bien por las sombras, hablando y riendo. No escuchó el inicio de la conversación pero si lo que le siguió.

 

-…. Hice lo que me pediste, le vendí fruta podrida a la niña orco- dijo con sorna- jajajajaja debiste de verle la cara a la muy idiota, toda ilusionada cogiendo la bolsa sin mirar lo que había dentro, podría haberle hechado mierda y no se hubiera enterado jajajajajajaja- se burlo de una forma desagradable. 

 

Alexis tuvo que contenerse para no rebanarle el cuello en ese mismo instante, tenía que saber quien era el otro.

 

-Excelente-dijo el hombre de las sombras, podía ver cómo relucían sus dientes perfectamente blancos, formando una sonrisa siniestra- Ya he hablado con el médico, me ha dicho que la madre no pasará de esta noche, ha tardado meses, pero el veneno que le ha estado dando finalmente acabó con ella y sin dejar ninguna sospecha- dijo acercándose un poco a la luz, permitiendo a la niña ver quien era. 

 

Se trataba del hombre con el que había chocado ese mismo día, tenia el mismo traje que en ese entonces, su perfectamente arreglado cabello gris y esos ojos azules fríos y crueles. 

 

La niña no podía creer lo que veían sus ojos— Finalmente la tierra de esa orco será mía- dijo burlándose, mientras le entregaba una bolsa con monedas de oro dentro.

-Y qué pasará con esa asquerosa cosa que tenía como hija?- preguntó el hombre regordete, tomando la bolsa y mordiendo las monedas para ver si eran reales.

-Si vez a esa horrible abominación, avísame- dijo con malicia- Yo me ocupare de ella- sentenció con su asquerosa sonrisa. 

 

Alexis ya había escuchado suficiente, así que salió de su escondite sin pensarlo y arremetió contra el hombre regordete que le daba la espalda. 

 

Salto sobre el y le clavó su cuchillo en el cuello. El hombre intentó gritar pero el cuchillo en su garganta se lo impedía, desafortunadamente Alexis no tenía fuerza suficiente para clavarlo profundamente y matarlo enseguida, además sus manos lastimadas no ayudaban, así que sacó el cuchillo y se lo clavó en el pecho. 

 

El hombre regordete se sacudió a la niña de encima que se chocó fuertemente contra la pared y cayó sobre unos cubos de basura.

 

El barbudo que aún tenía el cuchillo se lo intentó quitar, pero tuvo que taparse la herida del cuello. Era un hombre con suerte, el cuchillo no había tocado la arteria en el cuello, pero era lo suficientemente profundo para desangrarse si no se lo atendía. 

 

La gran cantidad de grasa de su cuerpo había amortiguado el cuchillo y no le había tocado el corazón. Su estado no era el mejor, pero estaba vivo. 

 

Se recostó en la pared con dificultad intentando romper su ropa para taparse la herida del cuello. Alexis intentó levantarse, pero la fatiga y la falta de alimento limitaban sus fuerzas.

-jajajajaajajajajajaja- rió de manera desquiciada el elfo- Espléndida actuación, niña- dijo caminando hacia la semiorco- sabes estábamos hablando de ti- se acercó a la cara de la niña que jadeaba por la fatiga. Alexis intentó darle un puñetazo, pero fue tan débil y lento que el elfo lo esquivó con facilidad- ups… aun tenemos algo de pelea dentro eh- dijo a la vez que hizo un círculo con sus dedos y una soga ataba a la niña. Esta se revolvía con furia, pero era incapaz de soltarse. El hombre chasqueó sus labios repetidamente — intentarlo es inútil pequeña, es una soga mágica, no podrás librarte aunque quieras- dijo riéndose.

-Ey…. Beltran ... - dijo el hombre aun apoyado en la pared desangrándose lentamente- usa tu magia para curarme- El elfo arreglandose su cabello blanco fue en su dirección y le sonrió con malicia. Sus ojos azules lo miraban divertidos.

-Es curioso, tenía pensado matarte, ya sabes eliminar cabos sueltos y tal- dijo y el hombre lo miró aterrado- pero esta niña aquí acaba de ahorrarme todo el trabajo, jajajajajaja- se rió mientras le clavó el cuchillo aún más profundo y lo retorció. Acabando con su vida.

 

Fue entonces cuando el elfo gritó- ¡¡¡¡¡GUARDIAS!!!!!- sonando de forma desesperada.

 

Un soldado vino minutos después encontrando al hombre regordete muerto, a la niña con los ojos amarillos gruñendo y al elfo sollozando.

 

-Señor, Beltran, señor, que ha pasado??- preguntó el guardia sorprendido de encontrar a aquel elfo allí, parecía ser una persona importante. 

 

Beltran se acercó rápidamente al guardia con una ansiedad fingida brillantemente.

-Y-y-yo estaba dando mi paseo nocturno cuando pasé por este callejón y vi a esta cosa, asesinando a este pobre hombre, y como buen ciudadano la pille por sorpresa y la até- dijo

-que?, eso no es cierto!!- dijo la niña intentando desatarse- señor usted no lo entiende- dijo con súplica mirando al guardia

 

 

-No la escuche!, solo mire sus ojos, son los de una bestia-dijo señalando los ojos de Alexis que aún seguían amarillentos- esta semiorco roja está fuera de control debe ser encarcelada y ejecutada- sentenció.

 

-sí señor- dijo el guardia y se dispuso a coger a la niña. ¿Cómo era posible que pasara esto?, por qué simplemente acepto?, por que no la dejó explicarse?, la ansiedad de la niña crecía conforme se acercaba el guardia “ah, claro, soy un orco rojo, una bestia sin sentimientos” pensó derrotada. Dejó que el hombre la agarrara sin oponer resistencia.

 

-pensándolo mejor-dijo el elfo con una sonrisa cínica — deja que yo me ocupe de ella- dijo y el guardia le miró con confusión- seguro que es mucho papeleo tener que informar de todo lo que ha pasado y no quiero tener que verme envuelto en tanto alboroto- dijo mientras recogía la bolsa de monedas que tiró el hombre regordete- por que no simplemente le informas a tu jefe que el hombre sufrió un ataque de estrés y se murió, o algo por el estilo, dale a la imaginación- dijo entregando la bolsa al hombre que la tomó sin pensarlo.

-por supuesto señor -dijo sonriendo- que tenga una buena noche- dijo entregándole a la niña y marchándose del lugar sin más. 

 

Alexis simplemente no hizo nada. No hizo nada cuando el elfo desintegra el cuerpo del hombre regordete con su magia. Tampoco hizo nada cuando Beltran llamó a su carruaje. Ni siquiera hizo nada cuando la empujó dentro de este, a saber dónde la llevaría.

No hizo nada, porque en el fondo sabía que no serviría de nada.

 

La encerraron en una mazmorra oscura donde no llegaba la luz del sol. Lo único que iluminaba la estancia eran unas pocas velas repartidas por algunas partes del lugar.

 

Sus ojos habían vuelto a su color verde natural, estaba cansada, triste e impotente. Su estómago rugía de hambre. Quizás debió luchar hasta la muerte, tal vez debió intentar escapar. Cualquier cosa que la alejara de este lugar. Que la alejara de él.

 

Beltran estaba sentado, fuera de su celda, en una silla delante de ella, comiéndose una manzana con una sonrisa. Quería matarlo. Deseaba con todas sus fuerzas que se atragantara con la manzana que tenía en sus manos. Por desgracia los dioses no la escucharon.

 

 Al acabarse su manzana habló.

 

-Bienvenida a mi salón de juegos- dijo emocionado como a un niño al que le compraron por primera vez una mascota- como puedes observar muy poca gente tiene el privilegio de venir aquí-dijo alzando los brazos enseñando el lugar- solo mis colecciones mas raras, y creeme niña, tu eres muy rara- 

 

Se acercó a los barrotes mientras la niña se acurrucó aún más en el interior de la celda- Es la primera vez que tengo a un orco rojo en mi colección, desde que me quitaron el libro me habia estado aburriendo mucho con mis mascotas- dijo jugueteando con el corazon de la manzana y tirandolo por algún lado- me lo voy a pasar muy bien investigándote y analizándote- dijo con una sonrisa desagradable, sus ojos lucían llenos de locura- bueno técnicamente no eres un orco completo pero…Me serviras- se alejó de los barrotes- Empezamos mañana, espero que duermas bien esta noche- se marchó sin perder esa lúgubre sonrisa.

 

Alexis al verlo irse de la sala, se acurrucó en sí misma y empezó a llorar, todos esos sentimientos que tenía guardados simplemente estallaron, recordando a su madre, lo mucho que se había esforzado por conseguir dinero para comer, como había perdido su hogar y ahora estaba presa.

Se mantuvo encogida un buen rato hasta que se quedó dormida.

 

Un fuerte ruido la despertó. Beltrán estaba chocando unas sartenes con una cuchara haciendo de tambora.

 

-Buenos días, dormilona, ya ha amanecido- dijo sacándola bruscamente de la celda no sin antes atarla de nuevo- hora de las pruebas- dijo sonriendo 

Al principio las pruebas eran relativamente sencillas, probaban su fuerza cargando cajas pesadas, su agilidad haciéndola correr contra lobos, su resistencia dejándola atada al sol durante días con apenas agua y comida.

 Pero a medida que pasaron las semanas, las pruebas se hicieron más retorcidas. Le hacían heridas profundas, para comprobar cuánto tardaba en curarse.  

 

Una vez no le dieron comida durante 3 días y la obligaron a pelear a muerte contra otros prisioneros en las mismas circunstancias por comida en una especie de coliseo mientras otros enmascarados miraban y soltaban monedas de oro al aire.

 

En otra ocasión utilizaron ilusiones, para recordarle a su madre muerta, reviviendo una y otra vez cómo murió.

 

Parecía que viviría en aquel infierno para siempre hasta que un día todo cambió

 

Pasaron 8 meses desde que había sido capturada, ocho meses en esa misma celda, viendo al mismo guardia, y siendo la única hembra del lugar. Lo que pasó era inevitable.

 

Una noche el mismo guardia que le traía la comida, llegó a su celda. No traía ningún plato consigo, pero se veía muy borracho. El hombre intentaba una y otra vez abrir la celda, pero su embriaguez se lo impedía haciendo que se le cayeran las llaves varias veces. Cuando finalmente lo consiguió una sonrisa maliciosa se formó en su boca.

 

-ey, niña- dijo acercándose mientras se tambaleaba- juguemos a un juego- dijo con voz juguetona.

 

 Alexis se acurrucó en su manta, con la espalda pegada a la pared- te prometo que te lo pasaras bien- dijo mientras bajaba lentamente sus pantalones.

 

 Alexis solo cerró fuertemente los ojos, esperando lo peor, pero sólo oyó un grito ahogado.

 

Abrió los ojos y se encontró con que el hombre tenía un cuchillo clavado en la parte de detrás de la garganta. 

 

Intentó quitárselo pero no pudo y solo cayó muerto. Alexis buscó de donde provenía el cuchillo pero no vió a nadie detrás del hombre.

 

-A qué esperas niña- gritó una voz delante suyo, dentro de una celda, en la oscuridad- quítale el cuchillo del cuello y coge las llaves- gritó, eso hizo la niña, rápidamente le quitó el pequeño cuchillo, y cogió las llaves que estaban en el suelo, soltó sus cadenas y rápidamente se las pasó al desconocido.

-gracias-dijo corriendo hacia la salida

-espera!, ¿dónde vas?!- le gritó el desconocido pero ella no se detuvo, ocho meses en aquel horrible lugar, por fin podría escapar.

Subió las escaleras y atravesó la puerta por la que había entrado en la mazmorra. Respiró por un momento la brisa fría de la noche, antes de ser amarrada nuevamente por la espalda. Al parecer algunos guardias fueron alertados del escape.

-A donde crees que vas pequeñaja- dijo con risa el que la atrapó, ese pequeño trozo de libertad, esa pequeña ilusión de que podría escapar, se apagó nuevamente. La llevaron otra vez a su celda.

 

Unos pasos apresurados se escucharon por el pasillo. Los guardias la estaban colocando en su celda cuando Beltran llegó- que es todo este alboroto?- preguntó observando a los guardias y luego a la niña en la celda. 

 

Vio el soldado en el suelo con los pantalones abajo y el culo al aire.- oh, ya entiendo- dijo incinerando el cuerpo en el sitio, sin siquiera inmutarse, y se dirigió a los soldados — escucharme bien, todos los prisioneros de aquí son para mi investigación y estudio, no quiero que ninguno le ponga las manos encima, solo yo puedo hacerlo. Si veo a alguien tocando mis valiosas colecciones, le corto las manos yo mismo- dijo con una sonrisa psicópata.

Los guardias respondieron con un “sí señor”. Y Beltran les hizo una señal para que se fueran. El elfo miró a la niña que seguía sentada dentro de su celda.

-dime niña como lo hiciste?- preguntó curioso de ver a un guardia adiestrado muerto frente a una niña desarmada.

 

-se confió demasiado- simplemente respondió ella- me dio la espalda y yo le clavé el cuchillo- Beltran se quedó pensativo, como analizando sus palabras.

-Sorprendente el cómo has conseguido matar a ese guardia, estoy verdaderamente maravillado-dijo por alguna extraña razón feliz- pero a raíz de tu comportamiento de hoy y viendo que a pesar de la pruebas te siguen quedando energías, no comerás otros 3 dias y te someteras a otras clases de pruebas aún más duras- dijo encaminándose a la salida- descansa, mañana te quiero al máximo rendimiento- dijo mientras sonreía con su particular sonrisa

La habitación se quedó en silencio. Y Alexis se quedó sumida en sus pensamientos, otra vez con las pruebas, no parecían tener fin. Y cada vez eran mas raras. A ese ritmo no saldría de allí nunca.

-Gracias por salvarme- dijo Alexis al desconocido que tenía enfrente. Hubo un largo silencio, que hizo a la niña dudar de si realmente había alguien ahí.

-Intentar violar a una niña encadenada….. es simplemente demasiado- dijo al fin- he hecho lo que cualquiera con una pizca de conciencia hubiera hecho- dijo. Ninguno volvió a decir algo más.

 

Cinco meses más habían pasado, o eso creía Alexis mientras trataba de contar los días en esa oscura celda. 

 

Los contaba de acuerdo con las veces que Beltran le sacaba de aquel lugar para sus “pruebas” como las llamaba él, Alexis las llamaba de otra forma, torturas, era un nombre más apropiado.

Torturas tanto físicas como psicológicas.

 

Su apariencia era ligeramente pálida y enfermiza por toda esa comida envenenada y podrida que la forzaban a comer, ojeras profundas se formaban bajo sus ojos, por todas esas noches sin poder dormir. 

 

Lo único bueno de esos meses era el desconocido que tenía como vecino de celda, que después de aquella noche habían estado hablando más, compartiendo comida y alguna que otra anécdota. No sabia ni quien era ni lo que era pero eso no le importaba. Al menos estaba ahí y ya no se sentía tan desolada en aquel lugar.

 

Fue por eso que le sorprendió una mañana al decirle — Alexis, hoy voy a escaparme- dijo de forma decidida desde la oscuridad de su celda

 

-jajaja estas loco- dijo la semiorco burlándose- hay guardias por todas partes y cámaras mágicas que vigilan todos nuestros movimientos, escapar es imposible, tú mismo me lo dijiste- dijo mordiendo una de las pocas manzanas que estaban sanas-

 

-se lo que dije, pero aun así, me escaparé- dijo con seguridad y Alexis pudo imaginarlo sonriendo- y quiero que vengas conmigo- dijo y la semiorco solo se rió

- si lo consigues, te seguiré adonde vayas- dijo entre risas. Terminando de comerse la manzana y recordando que dentro de poco Beltran llegaría para realizar otra de sus "pruebas".

-Mas te vale que lo cumplas-dijo el hombre que se puso de pie a la vez que un fuerte estruendo resonó en toda la mazmorra- ya están aquí- dijo a la vez que una enorme explosión dejaba un agujero en el techo. 

El hombre salió de su celda como si nada.

-Qué demonios?- preguntó Alexis incrédula cuando ante el humo aparecía un grupo de personas en el techo de la mazmorra. Cada una de una raza distinta. La luz resplandeciente de la mañana emanaba detrás de ellos tan brillante que le impedía verlos bien.

 

-Allen, trae tu maldito trasero de una vez, tenemos que irnos- gritó una voz femenina lanzando una cuerda que fue atrapada por el desconocido, al que finalmente le pudo ver la cara. 

 

Se trataba de un hombre humano de cabello castaño y ojos color verde iguales a los de ella. Se veía atlético a pesar de estar a saber cuanto tiempo encerrado en esa celda.

Sacó las llaves que le dio Alexis 5 meses atrás y se las enseñó, sonriendo y guiñando un ojo.  

Abrió la celda de la semiorco y le soltó los grilletes.

-¿quién eres?- preguntó atónita mientras la soltaba y volvía junto a la cuerda.

 -un simple vagabundo, que pasaba por aquí-dijo con gracia, para luego escalar la cuerda ágilmente-que me dices niña?, te vienes?- le preguntó gritando desde arriba del agujero.

 

Alexis dudó por un instante, 

 

“Escapar… yo… puedo escapar?”pensaba en shock, sobre algo que ya creía casi imposible.

Salir de aquel infierno, después de tanto tiempo, de tanto sufrimiento.

Pero a donde escaparía?, no tenía a nadie ni nada. Su terreno seguramente ya era posesión de Beltran y no hay lugar seguro para un orco rojo fuera de estas paredes.

Maldita sea, al menos tiene un techo donde dormir y alimento en aquel lugar, allá fuera, no le queda nada.

Sus pensamientos se arremolinaban mientras decidía si coger la cuerda y escapar o quedarse en aquel lugar que había sido su hogar durante tanto tiempo..

 

Una de las figuras en el techo le gritó

-niña que es para hoy- pero al ver que esta no respondía se volvió a Allen diciendo- no va a venir, ha perdido su espíritu-

-espera- dijo el ojiverde mirando a la semiorco

-no tenemos tiempo Allen- dijo otra figura con voz masculina

-solo dale un momento- dijo el nombrado colocando una mano en frente de la figura frenandolo.

 

Tanto tiempo encerrada y ahora alguien le estaba ofreciendo una salida. Alguien que le salvó meses atrás, que le acompañó en la oscuridad de su celda. 

A medida que pensaba en esto, una pregunta afloro en su mente.

-por qué?- dijo en voz baja soltando la cuerda.

-Qué te pasa niña?- gritó Allen desde arriba, la luz del sol alzándose sobre su cabeza impidiendo que le pudiera ver bien la cara.

-por qué me ayudas?- grito al fin

- soy un orco rojo- dijo con lágrimas formándose en sus ojos- todos los que se acercan a mí mueren- grito limpiándose las lágrimas recordando los últimos momentos de su madre- soy un ser nacido del mal- recordó los anuncios vistos en las calles, como describen a los de su especie- todo esto, los experimentos, las torturas, me lo merezco- dijo derrotada bajando la cabeza.

-te lo dije- dijo uno de ellos y una chica le dio un codazo en el estómago

-Vaya donde vaya, me oculte donde me oculte, siempre seré perseguida y odiada, nadie nunca querría estar con un monstruo como yo- dijo sin contener el llanto. "Estoy sola.."pensó

 

Allen no dijo nada por un momento y su mirada se ensombreció

-odiada? perseguida? y que?-dijo con voz seria-y que si tienes la piel roja? y que si tus ojos brillan, nadie merece ser torturado solo por eso- gritó serio

 

-es fácil para ti decirlo, tu no eres constantemente juzgado por como eres-

-Entonces deja que juzguen, tu vida es tuya-

-Si salgo fuera, me mataran-

-y si te quedas aqui viviras para siempre como una esclava- dijo Allen firme y Alexis se quedó muda- mira a tu alrededor Alexis, esta gente, su celda está abierta desde hace meses, si no salen ahora que pueden, es por que no quieren- dijo- es esta la vida que quieres? o prefieres arriesgarte y buscar algo mejor aunque eso significa que mueras?-

Un recuerdo le vino a la mente, de hace tan solo unos días, era algo que siempre había visto pero que nunca le había prestado atención.

 Había llegado la hora de comer, los guardias simplemente abrían las rejas de sus compañeros de prisión y entraban sin problemas. Lo desagradable que era como aquellas personas le agradecen a sus captores por la comida e incluso se alegraban de verlos.

Le parecían perros entrenados.

 

A la única que abrían las celdas con llave cada vez que le traían comida era a ella. 

El resto ni siquiera estaba atado con cadenas como lo estaba ella. Fue entonces que se dio cuenta que, si se quedaba en aquel lugar, acabaría como ellos. Simplemente esperando como un esclavo a la próxima comida. Sin esperanza.

 

-¿A qué tienes miedo… eh niña?, ¿que eres un orco rojo?, solo eres un orco normal teñido, ¿que todos los que se acercan a ti mueren? llevamos más de 5 meses compartiendo juntos y sigo vivo, ¿que eres un ser nacido del mal? Es imposible que seas malvado solo por nacer, ,¿que eres un monstruo? los que te mantienen aquí son los verdaderos monstruos-dijo - si eres odiada, nosotros te apoyaremos, si eres perseguida, nosotros te daremos cobijo- continuo- siempre cuidamos de los nuestros, da igual quienes sean y de donde vengan- dijo- no estarás sola-

 

>>¿Sería realmente posible? el que exista un lugar donde no importe su raza?

 

-Allen, ya vienen los guardias, tenemos que escapar- dijo uno gritando y empezando a moverse. El resto del grupo lo siguió, menos Allen.

 

>>Un lugar donde, sea aceptada por quien era?

 

- Última oportunidad niña- dijo mirándola fijamente- ven con nosotros, y te mostraremos el increíble mundo que te espera- dijo mientras sonreía con una sonrisa radiante.

 

>>Si ese lugar existiera….

 

Alexis lo miró por unos segundos. Recordando las palabras de su madre antes de morir "mi niña, por muy duro que sea, por muy sola que te sientas, ten fe de que encontraras a alguien que te quiera por como eres, amigos que te acompañarán en tu viaje, el mundo es increíblemente grande y maravilloso". Los guardias ya habían llegado a la mazmorra. 

 

>>Si un lugar como ese fuera más que un sueño….

 

Sonrió limpiándose las pocas lágrimas que le quedaban.

 

>>Aprovecharía la oportunidad…

 

-Maldita sea, sí- gritó tomando la cuerda y siendo tirada hacia arriba por el ojiverde, escapando de aquella prisión. 

Tomó la mano de este y salió por el agujero que el grupo había creado con las explosiones.

 

>>E iría sin dudarlo….

 

Por primera vez en mucho tiempo sintió la luz del sol que calentaba su rojiza piel. Respiró profundamente el aire fresco de la mañana a la vez que escuchaba al grupo gritar sobre marcharse mientras los soldados aun en las mazmorras gritaban que se detuvieran.

 

Finalmente, era libre.

 


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