# Capítulo 1: El plan de amor. #
Joaquin y yo (Alfonso, Poncho para los amigos) siempre fuimos fanáticos del basketball. Y aunque ambos éramos buenísimos (no es por echarme flores ni nada por el estilo), la verdad nunca pude siquiera hacerle sombra a mi amigo. Él era realmente el rey del deporte. Pero hace una semana sufrió un accidente. El camión donde íbamos para competir a las semifinales se estrelló o más bien, nos hicieron desviar del camino, el camión quedó hecho trizas, hubo muchos heridos y las piernas de Joaquin quedaron destrozadas. El doctor le dijo que ya no le iba a ser posible jugar. Eso lo destruyó. No puede salir aún del hospital y la constante idea de no poder ya hacer lo que tanto amaba lo sumió en una terrible depresión. Pero como soy su mejor amigo quiero hacer algo para verlo sonreír otra vez y recupere su ánimo, que en un futuro encuentre algo que llegue a amar tanto como al basketball.
He ido muchas veces a su casa y de su casa al hospital para ver si encuentro algo, pero o soy muy bruto o de plano el panorama esta muy difícil.
-Hola Ponchito -su mamá me saluda como siempre con una hermosa sonrisa, es como una segunda madre para mí, así que yo también me pongo feliz al verla.
-Hola, aquí otra vez -sonrió.
-¿Haz encontrado algo hijo?
-No, pero no me doy por vencido. Debe haber algo que no he encontrado.
-Quizá...
-¿Quizá?
-Mi hijo siempre estuvo enamorado de la vecina de la casa de enfrente.
-Vaya, esa no me la sabía.
-Es que nunca se animó a hablarle.
-¡No se diga más! ¡Le voy a pedir que vaya a visitarlo.
-Es una buena idea. Te lo agradezco hijo.
-No, es un placer. Todo sea por animar a Joaquin.
......
Salí corriendo en cuanto me dijo eso. Solo que no esperaba aquella situación.
-¿Qué? ¿Te refieres a Luisa? No hijo, ellos se fueron el mes pasado.
-¿Y sabe a dónde fueron?
-No, lo siento mucho. Solo supe que le habían ofrecido una buena propuesta de trabajo a la señora y por eso se marcharon. Por fortuna todo bien.
-(¡¿Y ahora que hago?!) Ya veo, le agradezco. En serio... muchas gracias, que amable es usted.
Aquella atenta señora me sonrió. Estaba frito, mi única opción para animarlo era llevar a la chica de la que siempre estuvo enamorado. Pero ahora mi última esperanza había muerto. O eso creí, pero el ver al cartero me dio una idea. Pero... ah, esto en más de un sentido va a ser incómodo. Pero bueno, todo sea por el bien de Joaquín.
-Le diré que está ocupada y escribiré cartas para él. ¡Demonios! Es un crimen ser tan perfecto. Ya luego pensaré con calma los detalles, primero lo primero, ¡a escribir esa carta! A todo esto... ¿cómo escribe una mujer? Umn... veamos... pues... pues... ¡creo que es igual! -niego con la cabeza- Mejor investigo. Todo debe de salir perfecto.