Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

GREENHOUSE por Sakurako

[Reviews - 0]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Aclaro que los personajes de esta historia son ficción. 

Notas del capitulo:

Espero que esta historia no les parezca demasidado cruel y le den una oportunidad. 

Si en algún punto la historia no les gusta, yo simplemente me desharé de ella. 

GREENHOUSE

 

Es interesante cómo funciona la mente, la memoria, más específicamente; porque hay momentos que se niega a retener y hay otros que por más que luchemos por borrarlos permanecen muy a nuestro pesar.

Y así, el primer recuerdo de Kamenashi Kazuya era el de ir caminando por la calle a toda prisa de la mano de su madre, un segundo después, ella yacía sin vida en el pavimento. A sus trece años se había quedado solo con su padrastro. Todo había sido bueno por un tiempo, pero poco a poco su padrastro comenzó a cambiar. Ya no lo trataba como antes, todo el tiempo estaba enojado, lo evitaba y cuando estaba junto a él parecía contenerse.

Luego, tres años después nuevamente iba por la calle, ahora, con su padrastro. Pero él no le llevaba de la mano, y mucho menos cayó al piso víctima de un infarto fulminante, no, aunque hubiera sido mejor; no, sino que juntos llegaron a una casa extrañísima, de tres plantas, a las afueras de la ciudad. Una casa muy elegante y con mucha seguridad, con un jardín hermoso y gigantesco.

Cuando llegaron a la reja, un hombre corpulento, con gafas oscuras y un manos libres se acercó a su padrastro y hablaron algo. El hombre se giró, habló por el radio y segundos después la reja se abrió.

-Me esperarás en el salón un rato, ¿de acuerdo?- Kamenashi le miró curioso y asintió.

Cuando entraron a la casa un chico moreno y alto les recibió, guio a su padrastro a un estudio y a él a otra sala, un salón grande, algo así como un recibidor.

-Oye, ¿tardarán mucho?- le preguntó al chico antes de que se retirara.

-No lo sé, lo siento…- y se marchó.

 

*******

 

-Entonces, ¿qué dices?

-Pides mucho, Keiji.

-El chico los vale… es… tú sabes, puro.

-Me niego a creer que no lo tocaste.

-Vamos, Johnny-san, ¿por quién me tomas?

-Por un maldito bastardo que es capaz de hacer cualquier cosa por dinero, hasta vender a su propio hijo…

-Te recuerdo que él no es mi hijo,- respondió con fastidio -y si te soy sincero, de no ser porque sé que ese chiquillo vale más virgen, te lo juro, ya lo habría hecho mío…

-Bueno, considerando la deuda que tienes con la casa, haremos un trato; yo me quedo con el chico, a cambio, cancelaré tu deuda y te daré lo que me pides, pero, no volverás a poner un solo pie en esta casa, y te olvidas que existe, ¿estás de acuerdo?

-Pero…

-¡¿De acuerdo?!- el hombre se impuso. Se acomodó en su silla detrás del escritorio y lo miró desafiante. –Ya encontrarás otro lugar para endeudarte…

-De acuerdo,- accedió al fin. –Pero el dinero…

-Yamashita-san te lo entregará. Ahora lárgate, tengo mucho trabajo y me estas quitando tiempo.

-Fue un placer hacer negocios con usted, Johnny-san.

El hombre no le respondió, se quedó allí sentado, mirándole con desprecio. Keiji salió del lugar sin siquiera voltear a ver la habitación donde Kazuya lo seguía esperando.

 

*******

 

Hacía horas que esperaba por su padrastro. Decidió salir y echar un vistazo al pasillo y justo cuando abrió la puerta vio a un hombre elegantísimo bajar de las escaleras. El tipo se le quedó mirando de manera apreciativa lo que incomodó al chico. Se acercó ligeramente y le sonrió. Kamenashi simplemente respondió con un gesto.

Observó al hombre entrar en la misma habitación en la que su padrastro había entrado antes y al no verlo salir regresó a su lugar.

 

*******

 

-¿Me dirás quién es ese chico en el recibidor, Johnny…?- el tipo le miró a través de sus gafas y sonrió con molestia y fastidio.

-Así que ya lo conociste…- el tipo asintió y se volvió hacía la puerta, como si aún pudiera ver al otro chico a través de ella. -Nueva mercancía…

-Lo quiero. – el tipo viejo no pudo evitar lanzarse a reír.

-Akanishi-san, él es nuevo, aún tengo que… entrenarlo, ¿sabes?

-No me importa, lo quiero para mí.

-Te saldrá caro, como dije, es… nuevo…

-¿Un virgen?- sonrió con malicia. –Genial, lo disfrutaré aún más. Y sabes que el dinero no es problema para mí. ¿Cuánto?

-Y te interesa, porque….?- suspiró pesadamente. Akanishi no contestó, no acostumbraba dar cuentas de nada y esta no era una excepción. –De cuerdo, dame una semana, el próximo domingo lo tendrás listo para ti.

-No, mañana tengo que salir fuera de Japón, negocios…- se explicó con fastidio ante la mirada inquisitiva de Johnny. –Regresaré hasta dentro de un mes…

-Pues lo siento, si encuentro un mejor cliente para él yo…

-No, te dije que lo quiero para mí, quiero ser el primero.

-No puedo perder dinero por ti.

-Y no lo harás, ya encontrarás la forma de sacarle provecho sin que lo mancillen. Además, te pagaré lo necesario para que lo guardes para mí.

Johnny lo miró sorprendido. Aún no había visto al muchacho, es más ni siquiera sabía su nombre, y este tipo, uno de sus clientes más exigentes ya estaba cautivado por él. Había hecho un trato excelente con Keiji, pensó.

-De acuerdo, esta es la cuota…- lo puso a prueba. Anotó una cantidad en un papel y luego se lo tendió. El hombre al ver la cantidad sonrió con ironía, y él creyó que se retractaría, pero no lo hizo.

-Muy bien, mañana a primera hora tendrás tu dinero.

-Como siempre, es un placer hacer negocios contigo, Akanishi-san.

-Ahora, a lo nuestro…

Luego de hacer negocios, (Akanishi tenía un club exclusivo y tenía clientes… exclusivos y Jhony Kitagawa era su principal proveedor de “entretenimiento”), salió de allí completamente satisfecho.

 

En cuanto el tipo salió, Johnny llamó al encargado de su “mercancía”.

A los pocos minutos Yamashita Tomohisa, el hombre que había recibido a Kamenashi y a su padrastro, apareció en la puerta.

-¿Me llamaste?

-En el recibidor está un chico,- No era una pregunta, pero aun así Yamashita asintió. –Encárgate de él. Muéstrale su habitación, dale ropa y alimento, y explícale la situación. En fin, ya sabes qué hacer.

-De acuerdo.- las mismas indicaciones de siempre, cuando llegaba algún chico nuevo. Y estaba a punto de retirarse, cuando la voz fuerte y masculina, algo pastosa debido a la edad del tipo, le detuvo.

-Desde ahora, tú serás su guardián.

-¿Guardián? ¿Yo?

-Sí, ¿recuerdas a Jin Akanishi?- Yamashita asintió. Claro que lo recordaba uno de sus mejores clientes. –Pues lo vio, se interesó y pagó por él… si alguien más se interesa puede que tengamos problemas… sin mencionar a los demás chicos…

-No veo el problema…

-Keiji-san dijo que es… puro… ¿entiendes?

-¿Y le crees? Keiji no es un tipo de fiar…

-Lo sé, y tú te encargarás de averiguar si lo que dijo es verdad o no. Akanishi-san pagó una muy fuerte cantidad de dinero, ¿entiendes?

-¿Ese tipo tendrá la exclusividad?- preguntó extrañado.

-“Ese tipo” tiene un montón de dinero. Y esto es un negocio, recuérdalo.

-Sí, lo siento. Pero si Keiji nos engañó eso significarán problemas con Akanishi-san…

-Lo sé. No quiero doctores, encárgate tú mismo, sabes que odio cómo se ponen al principio y necesito que le enseñes lo que hay que hacer. Confío en ti, Yamashita-kun.

-Descuide, señor. Conozco mi trabajo.

-Ahora tráelo. Quiero conocerlo. – dijo.

-Enseguida…- respondió.

Lo primero que Yamashita hizo fue ir a buscar al “nuevo miembro de la familia”. Lo encontró recostado en el sofá, durmiendo. Por un segundo sintió pena de perturbar el sueño del chico, se veía tan apacible… tan adorable… pero debía hacer su trabajo.

-Despierta, niño…- le removió un poco.

-¿Qué? ¿Ya es hora de irnos?- preguntó soñoliento. Había hecho un gesto tan tierno que hizo al otro sonreír sin querer. -¿En dónde está Keiji-san?- preguntó por el hombre.

-Vamos, el jefe quiere verte.

-Pero yo…

-¡Rápido, no querrás hacerlo enojar, créeme!

El chiquillo se puso de pie y comenzó a caminar detrás del otro chico. Al entrar a la oficina, no pudo evitar ponerse nervioso. Por un segundo creyó que allí estaría su padrastro esperándole, pero no había nadie, sólo un tipo grande, fornido y mal encarado del otro lado del escritorio.

-Déjanos solos…- ordenó y el tipo que le había guiado salió de ahí rápidamente.

Una vez a solas, el hombre se puso de pie y se acercó a él. Kamenashi se puso más nervioso con la cercanía de ese tipo. Le examinaba, le miraba de arriba abajo y luego parecía meditar sobre algo, como un ganadero que examina el caballo antes de comprarlo y luego decide que tal vez no valía tanto.

-¿Cómo te llamas?

-Kazuya… Kamenashi, Kazuya señor…

-Quítate la ropa…- ordenó de nuevo y luego se sentó en escritorio, observándole de una manera extraña. –Es para hoy, niño…

-Yo… yo no…- la voz le temblaba, en cualquier momento empezaría a llorar.

-¡Que te quites la maldita ropa!- gritó.

-Keiji… ¿dónde está…Kei…?

-¡Por el amor de Dios!- bufó. Tomó el teléfono que estaba en el escritorio y sin marcar nada simplemente ordenó; -Ven aquí.

Al segundo se presentaron dos tipos, uno de ellos era el chico moreno que le había despertado, el otro, un hombre grande, fornido, de ojos tristes pero de rostro duro, con una gran barba negra y sin un solo cabello en su cabeza. -Desvístelo…- le ordenó.

-¡NO!- Kamenashi se alejó y puso sus manos al frente intentando protegerse. Se estremeció y con miedo comenzó a desvestirse lentamente.

-¡Lárgense!- les ordenó y esos dos salieron al momento. Yamashita tardó un segundo más que el otro. Había dirigido una mira extra al chiquillo.

Mientras Kazuya se desabotonaba la camisa, las lágrimas se agolparon en sus ojos, pero se negó a dejarlas caer. Jonny le observaba embelesado, el chico en verdad era lindo aunque un poco flacucho para su gusto. Estaba comenzando a desabrochar el cinturón cuando su cuerpo comenzó a estremecerse violentamente. Se sacó el pantalón y entrelazó sus manos por delante de su cuerpo, intentando cubrirse un poco.

-Toda la ropa.- Johnny hizo un gesto hacía su ropa interior. Kamenashi abrió los ojos notablemente asustados. -¡Rápido!- le ordenó. Pero Kamenashi no podía moverse estaba realmente asustado. -¡Por favor! O te los quitas tú o llamo…

-No, por favor…- temblando, comenzó a bajarse los calzoncillos. Estos cayeron. Al incorporarse limpió disimuladamente las lágrimas que también habían caído.  

-¿Dónde está Keiji-san?- preguntó en susurros.

-¿Keiji? No volverás a verlo.- respondió, se levantó de su asiento y se acercó a él. El temblor de Kamenashi aumentó, no tenía frío, tenía miedo; la mirada de ese hombre era tan oscura, tan penetrante, tan intensa que casi podía tocarlo. -Quita las manos…- ordenó de nuevo. Kazuya cubría su sexo con las manos. -Déjame ver…

-No…- dijo con mucho más miedo y comenzó a sollozar en silencio.

-¡He dicho que las quites!

-¡No, ¿qué va a hacerme? ¿llamará a alguien para que me obligue? Keiji regresará por mí, estoy seguro que en cualquier momento entrará por esa pueta…!!

-Oh, por Dios….- se quejó desesperado. Odiaba estas escenas. –¡Yamashita! ¡YAMASHITA!!- gritó.

-Sí…- entró rápidamente, sin haber llamado a la puerta.

-Sácalo de aquí ahora mismo, quieres…- regresó a su asiento, con sus manos masajeándose las sienes. Hizo un gesto con la mano ordenándoles que se fueran y luego intentó concentrarse en sus negocios.

Yamashita tomó la ropa del suelo y se la lanzó al muchacho, le tomó del brazo y lo arrastró fuera de allí.

-Vamos, te mostraré tu habitación.

 

CONTINUARA...

 

Notas finales:

Espero que puedan decirme si les gusta la historia lo la dejo. 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).