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Cuento de Hadas por Liss83

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Se había enamorado siendo niño. Al principio fue difícil, tenían maneras abismalmente diferente de ser, y aunque ambos eran sangre pura, eran pocas sus coincidencias. Después vino la guerra y sus implicaciones que los llevaron a bandos diferentes, pero su amor lo resistiría, él lograría que resistiera.

Cuatro años después de la guerra, en una mañana primaveral, en los jardines traseros de la mansión Malfoy, se habían jurado amor eterno. Sus familias y amigos más allegados fueron testigos de su dicha. Pero el amor es como los árboles, solo el tiempo decide si florecerán o morirán en el intento. El suyo...

Su madre había muerto hacía dos años, y su padre había caído en una gran depresión. Sus hermanos cada cierto tiempo lo llevaban a sus casas, y luego se mudaba a casa de otro, sin embargo hacia un par de meses que este le había pedido quedarse allí, con él y su esposo. Sin embargo ese simple hecho acabo con el mundo entero de Ronald Weasley

Sentado en la mesa de la cocina, una lágrima traicionera cruzaba su mejilla

- Hijo ¿estás bien? – pregunto Arthur

- Si papá – dijo Ron limpiándose la lagrima

- ¿Qué haces? – dijo su padre

- Preparo el almuerzo – dijo el muchacho

- A Draco no le gusta así – dijo Arthur quitándole el cuchillo y cortando las verduras – ¿ves? Tienes que moverlo suavemente

- Yo sé cómo se cocina – dijo Ron – y se cómo le gusta a mi marido

- Ya llegue, cielo – dijo Draco desde la sala

- Draquito – dijo Arthur sonriendo mientras salía seguido de su hijo – bienvenido. Estoy..., bueno, estamos haciendo – dijo sonriendo – tu plato favorito

- Estoy seguro que le va salir delicioso – dijo mirando como su suegro batía la olla

- Esto va... – decía Ron

- Hice un pastel de chocolate – interrumpió Arthur sonriendo – siéntate y ahora te sirvo

- Me encanta el pastel de chocolate – dijo Draco –,y más si lo hicieron para mi

- Lo hice especialmente para ti – dijo Arthur sonrojado

- Gracias – dijo Draco mirándolo fijamente y rozando la mano de su suegro

- Espero que lo disfrutes – dijo con voz suave

- Estoy seguro que lo hare – dijo Draco

- Ahora te sirvo tu jugo de manz... – dijo Ron

- Déjalo, déjalo – dijo Draco – tu padre lo hace mejor

- Claro, cielo – dijo el joven dando un paso atrás mientras un Arthur sonriente lo hacia

- Muchas gracias suegro, usted si sabe atender a un hombre – dijo el rubio y Ron vio como su padre se estremeció – ¿Por qué no me acompaña?

- ¿No te molesta? – pregunto Arthur

- Por favor – dijo Draco poniéndose y acomodándole la silla

- Gracias – dijo sentándose

- Ya está la comida – dijo Ron con voz neutra

- Antes que te sientes cielo – dijo Draco – me parece que va llover, y vi ropa tendida ¿por qué no la recoges?

- Tienes razón – dijo el pelirrojo aguantando sus ganas de llorar – ahora vengo

Ron salió lo más deprisa que puedo, pero se detuvo detrás de la puerta, desde ahí vio como su padre le daba una cucharilla de pastel en la boca a su esposo, quien coloco su mano en el muslo del mayor para acariciárselo

- Draco – dijo Arthur –, no es correcto

- ¿sabe que no es correcto? – dijo Draco sabiendo aún más su mano – conocer a un hombre como usted, saber sus necesidades y no atenderlas

- Eres el esposo de mi hijo – dijo Arthur poniéndose de pie y alejándose hacia el lavaplatos

- Pero puedo ser el de ambos – dijo Draco recargándose en él de tal manera que su entrepiernas quedo a la altura de los glúteos de Arthur

- Draco – gimió Arthur cerrando los ojos

- Yo puedo convencer a Ron para que te pida meterte en mi cama – le susurro el rubio al oído – serias mi mujer. La reina de esta casa. Mi reina – y le mordisqueo el cuello

- ¿Y Ron? – dijo Arthur mientras la piernas le flaqueaban – no quiero destruir el matrimonio de mi hijo ¡Ah!

- Ron seguirá siendo mi esposo con todos sus derechos y obligaciones – dijo Draco –pero tú serás mi mujer, dentro y fuera de la cama. solo di... – mordisqueándole el cuello – quiero ser tu mujer y yo hare que Ron te pida como favor que te metas en mi cama

- Dra... ah...ah... dra... co... – gemía Arthur echando su cabeza hacia atrás

- Te mueres por saber lo que es estar en su lugar – girándolo y poniéndole las manos en los hombros, para empujarlo hacia abajo hasta que Arthur se arrodillo – y que te haga todo lo que un hombre – y se abrió el cierre del pantalón para bajarse sus ropa interior – le debe hacer a su mujer

- ¡ahh! – gimió el hombre mayor

- Quiero escucharte – dijo Draco – quiero ser tu mujer

- Yo... ah – gimió Arthur tomaba el miembro de su yerno para masajearla lentamente arrancándole gemidos al mas joven – quie... quie... ro... ser... ah... tu... ah... mujer

Sin vacilaciones Arthur se lo metió en la boca. Empezó a lamerlo sin pudor. Lo saboreaba sin inhibiciones, sin complejos, mientras Draco lo tomaba de los cabellos para marcarle el ritmo a un hombre que cada segundo se entregaba más y sin reparos

Ron corrió al patio trasero y en el apuro tropezó cayendo en el cemento. En vez de levantarse y se hizo un ovillo y siguió llorando

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Ya habían pasado varias semanas de aquello, Ron trapeaba mientras Arthur leía una revista sentado en el sofá.

- Hazlo con más fuerza – dijo Arthur

- Déjame arreglar mi casa – exhaló Ron

- ¿Acaso es mi culpa no la sepas atender como se debe? En ningún sentido – dijo Arthur poniéndose de pie quitándole el trapeador – mira deberías inclinarte para llegar más abajo

- Ya llegue cari...ño – dijo Draco entrando en la casa y viendo la posición en la que estaba Arthur – ¿le... ayudo... en algo... suegro?

- Querido – dijo el mayor poniéndose de pie – ¿cómo te fue?

- Espectacular – dijo Draco mirándolo de pies a cabeza

- Ahora vengo – dijo Arthur y se fue hacia la cocina

- Quieres tomar algo – dijo Ron sonriendo tímidamente

- Aquí tienes tu jugo favorito – dijo Arthur saliendo de la cocina y Ron solo miro en silencio como Draco le rozaba la mano a su padre mientras este le sonreía

La noche había caído, y Draco lo esperaba en la cama leyendo un libro. Salió vestido con su pijama y se acostó en su lado. Draco cerró su libro y lo dejo sobre la mesita de noche. Se acostó de lado y le acarició el vientre

- Hoy estas muy hermoso – le susurro Draco besándole el cuello por lo que no puedo evitar gemir –. Te he tenido muy desatendido. Perdóname

- ¡Dragón! – gimió el pelirrojo

- Me enloqueces cuando me llamas así – dijo Draco arrancándole el pantalón

- En cambio tú me enloqueces todo el tiempo – dijo Ron enroscando sus piernas en la cintura del rubio

- Muéstrame que tan loco estas por mí – y sin más aviso se inclinó sobre la entrepierna de su esposo y se la metió en la boca arrancándole un grito al pelirrojo

- Dr... dra... ah... gon... ah... – gemía Ron revolviéndose en la cama mientras el rubio lo estimulaba hasta lograr que se viniera en su boca

- Tranquila mi niña hermosa – dijo relamiendo los labios y acercándose para besar sus labio – hora de hacerse mujer

Lentamente empezó a entrar en él, mientras Ron se desconectaba completamente. Estaba tocando el cielo. Cielo que solo le pertenecía a él, así que se abrazó a él como si de ello dependiera su vida. Nadie lo quitaría lo que le pertenecía

Estaba abrazado a Draco, con la cabeza en el pecho del rubio que le acariciaba la espalda de arriba abajo suavemente

- ¿Qué piensas? – pregunto Ron

- En tu padre – dijo Draco y Ron se removió suavemente pero el rubio no lo dejo escapar – me da pena Arthur

- ¿Por qué te da pena mi padre? – pregunto Ron a sabiendas que estaba completamente seguro que no le gustaría la respuesta

- Amor, tu mamá murió hace tiempo – dijo Draco besándole la sien –, y bueno, todo hombre tiene... necesidades

- ¿A dónde quieres llegar? – pregunto Ron con el alma en un hilo

- Bueno – dijo Draco sabiendo que se estaba jugando la vida y de ello dependía como sería su vida de ahí en adelante – estaba pensando que tal vez... tú podrías... insinuarle a tu padre... que quizás... yo... puedo...

- ¿Quieres... quieres... acostarte... con... mi... padre? – susurro Ron estupefacto

- Es solo para ayudarlo – se defendió el rubio

- Draco – protesto Ron –, no quiero...

- Ya no aguanto, voy al baño – dijo Draco levantándose –. No te duermas, ahora seguimos hablando de esto

En cuanto Ron quedo a solas lloro en silencio

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Días después, Arthur acomodaba su closet mientras conversaba con su hijo.

- Papá - dijo Ron sentándose en la cama – hay algo que te quiero preguntar... pero... es muy... intimo

- Dime, hijo – dijo Arthur

- ¿Tú...? Bueno... ¿hace cuánto.... no...? Tú me entiendes

- No – dijo Arthur confundido – habla más claro

- ¿Hacecuantonotienesintimidadconalguien? – dijo Ron lo más rápido que pudo

- ¿Qué cosa? – pregunto Arthur intrigado

- ¿Hace cuánto no tienes intimidad con alguien? – dijo Ron con pena mientras respiraba hondo

- Desde que tu mamá murió – dijo Arthur

- ¿Tú no...? – pregunto Ron

- ¿Dónde quieres llegar? – pregunto su padre

- Estuve... hablando con Draco – dijo Ron esforzándose para que las palabras salieran – y si lo que quieres es experimentar con tu sexualidad..., Draco... te puede ayudar. Él puede... estar... contigo... para que... descubras... si es lo que te gusta, y también te desahogas

Arthur lo miraba atónito. ¿Acaso había escuchado bien? ¿Su hijo le sugería pasar la noche con su esposo? Prácticamente le suplicaba con la mirada

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Ron preparaba una mesa romántica para dos en su habitación mientras sus lágrimas caían

- ¿Qué tal me veo? – pregunto Arthur sonriendo

- Muy guapo – dijo Ron – espero que disfrutes la noche con mi marido

- Nuestro – corrigió Arthur –. Draco dijo que podrías estar con él cada vez que necesitara..., y bueno, yo aún soy un hombre joven con ciertas necesidades

- ¡Qué disfrutes tu noche, papá! – dijo Ron – voy por la comida. Tú... alístate – y salió de la habitación mientras Arthur sonreía emocionado

La cena fue camarones acompañado con el mejor vino francés, música suave, la brisa moviendo las cortinas del balcón por donde se colaba la luna llena. En la cama pétalos de rosas rojas esparcidos en forma de corazón sobre la cama y un camino desde esta hasta la mesa que continuaba hasta la puerta

Arthur se había comprado un baby doll transparente que poco y nada dejaba a la imaginación, se había perfumado y sonreía cada vez que Draco le tocaba la pierna. Una hora después de coqueteos e insinuaciones mutuas se pusieron de pie, Draco coloco sus manos en las caderas de su suegro y este rodeo su cuello con ambos brazos. Sus labios se unieron y sus manos cobraron vida propia. Las ropas cayeron al suelo mientras sus cuerpos lo hacían a la cama. Los camarones no habían hecho otra cosa que aumentar su hambre por el otro

Arthur se acostó boca abajo en la cama mientras Draco besaba tocaba, lamia, y mordía a voluntad mientras el mayor de los Weasley gemía retorciéndose de placer. Le daría al rubio aquello que nadie jamás le dio, a tal grado que se divorciaría y él sería el nuevo señor Malfoy

Draco lo giro, entrelazo sus manos a las de su suegro y las coloco hacia atrás mientras se acostaba sobre el hombre, se acomodó entre sus piernas. Lentamente entro en él lentamente. Los gemidos inundaban el lugar. Arthur estaba experimentando cosas que jamás imagino, y Draco, como todo Malfoy había conseguido su nuevo capricho

Aumento la velocidad mientras Arthur se deshacía en placer.

- Du... e... le – gemía Arthur – mi... pe... cho... duele

- A mi... tam... tam... bien – dijo Draco dejándose caer sobre él

- No... pu... pue... do... res... pir... – decía Arthur con dificultad

- ¿Qué... pa...? – dijo Draco mientras la puerta se abría lentamente – a... ay... yu... da

- ¿Te divertiste, cariño? – pregunto Ron sonriendo – ¿Papá, mi esposo es lo que esperabas en la cama?

- Ro... ro... – suplicaba Arthur

- Porque el tuyo es simplemente magistral en la cama

- Cielo – dijo Lucius Malfoy entrando –, hora de irnos. No puedes estar aquí cuando encuentren los cadáveres

- Claro, amor – dijo Ron abrazándose a él –. Dragón, ¿espero que no te moleste que me haya embarazado de tu padre? Ya sabes. Solo para experimentar.

- Te lo advertí Draco – dijo Lucius acariciando la cintura del pelirrojo –, cuida a Ron o te lo van robar, y nunca me hiciste caso.

- Nos vemos en el velorio. El de ustedes obviamente – dijo antes de salir de la mano del hasta ahora había sido su suegro

Lo último que la pareja vio fue el techo de la habitación antes que sus corazones dejaran de latir por el veneno que habían ingerido en la comida y el vino. Un veneno imposible de rastrear y diseñado en los laboratorios Zabini especialmente para la pareja. Ron esperaría en casa de su mejor amiga Hermione Granger a que encontrasen los cadáveres y le dieran la fatal noticia. Se vería espectacular vestido de luto. El final perfecto para su cuento de hadas 

 

 

 


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