Después de tal revolcón, mis pulmones no podían funcionar más deprisa y mi corazón no podía bombear con más rapidez. Creía que todo mi interior iba a explotar de un momento a otro. Light me miraba sorprendido y asustadizo.
- ¿L? ¿Estás bien?
Yo no podía contestar. Respiraba apresuradamente y en mi interior, mi aturdida mente procesaba lo que había pasado hacía apenas unos minutos.
“¿Qué ha pasado? Realmente… ¿He violado a Light? No… Yo no he sido. No he podido ser yo… Yo…lo he hecho yo…”
- L… ¿Estás bien?
- No…
Y lentamente me arrastré hacia la salita de ese lujoso hotel donde nos hospedábamos. Light me llamaba, quería que le desatara, pero yo no le escuchaba, o no quería escucharle. Siempre he sido tan egoísta… Pero como siempre, nada me importaba… Mi mente volvía a ser un mar desprovisto de sentimientos, una puerta cerrada con llave y rodeada con una gran cadena de hierro.
¿Y Light? ¿Seguía siendo esa presa indefensa o el asesino temible de antes? ¿O ninguna de las dos cosas? No lo sabía. No sabía nada, ni siquiera porque mi cuerpo reaccionó de tal modo con Light hasta el culminante extremo de forzarle. ¿O quizás no le forcé? Si realmente no hubiera querido, se hubiera despojado de mí fácilmente. No, estoy intentando desentenderme del asunto metiendo la excusa barata de Light. Yo le forcé. No sé por qué ni cómo llegué a esos extremos pero el caso es que le forcé. Lo mejor sería volver de nuevo a la habitación y hablar con él de esto.
- Light…
Ya no recordaba que lo había dejado atado. Esa imagen tan tentadora, el cuerpo desnudo y manchado de Light encima de una cama revuelta era algo superior a mí. Mi cuerpo volvía a reaccionar solo y el aullido del lobo zumbaba dentro de mi pecho.
“¿Por qué? ¿Por qué este repentino cambio? Esta manera súbita de excitarme. El hecho de excitarme al ver a Light. ¿Qué me pasa? Nunca me ha atraído ningún otro tío y… ahora… mira como reacciono por un maldito asesino…Ya está aquí. Mi fiera…”
El grito de Light me sacó de mis pensamientos.
- ¡Basta! ¡Deja de mirarme con esa cara lujuriosa y desátame! ¡No puedes tratarme así! ¡L! ¡Desátame!
- Demasiado tarde, Light. No deberías haber gritado de esa manera. Tu voz es demasiado sensual.
- Vamos… No digas estupideces y desátame de una vez.
- Te he dicho que es demasiado tarde. ¿Cuántas veces tendré que repetirte las cosas? Dios, este cuerpo tuyo, mancillado, sudado, cálido y tembloroso. Este… Te duele, ¿verdad?
- ¡Ahhh!
- Gemir cuando te tocan… Es tan gratificante escucharte gemir. Tu voz es realmente excitante. Un escalofrío recorre todo mi cuerpo cuando la escucho y luego ya no puedo parar.
Lentamente, me dirigí de nuevo hacia él y su machacado miembro. Deseoso de probar de nuevo su jugo, empecé a rozar con la lengua la punta de su pene. Sus gemidos aumentaban y mi excitación creía más y más.
- ¡Ahhh! ¡Ahhh! ¡Ahhh! ¡Basta, L! ¡Maldita sea, para!
Yo ya había pasado de jugar con la lengua a lamer con toda mi boca. Estaba disfrutando como nunca. Las quejas de Light no me interesaban lo más mínimo.
- ¡Basta!¡L! ¡TE DIGO QUE YA BASTA!
De la fuerza que Light hizo con el grito, se abrieron las esposas y, aprovechando ese incidente, con un fuerte golpe en la frente, Light me apartó de él.
- ¡YA BASTA, L! ¡¿Qué cojones te pasa?! ¿Crees que esto es normal? ¡Déjame en paz!
- ¡NO ME GRITES, MALDITA SEA! En mi ataque de rabia, cogí a Light con fuerza por el brazo izquierdo. Éste se soltó de un tirón.
- ¡Estás loco, joder! ¡Completamente loco! ¡Déjame en paz! ¡No vuelvas a tocarme!
- ¡CAPULLO! ¡Eres un maldito hipócrita! ¡Sabes perfectamente que es esto lo que quieres en realidad y no te atreves a afrontarlo!
- ¡Cállate, L! ¡Aquí el único hipócrita que hay eres tú! ¡Ni siquiera tienes valor a demostrar lo que sientes! ¡En vez de enfrentarte te escondes detrás de tu maldita doble personalidad!
Antes de que pudiera contestarle con algo coherente, Light había cogidos sus cosas y se había largado. El aullido del lobo se había apagado y en esa habitación sólo quedaba un pobre tronco flotando en medio de un mar de lágrimas.