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Estación por Amaterasu_1

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Notas del fanfic:

El título es por un tema de Sui Géneris: "Todos sabemos que fue / un verano descalzo y rubio..."; y se lo dedico, obviamente, a Yuki_1... ¡Feliz aniversario, honey! ♥ ¡Increíble, ya pasó un año!  

 

Estación

by Amaterasu_1

 

 

 

Andrés, Ezequiel, Rodrigo, Leandro y Arián eran los mejores amigos. Inseparables, hacían todo juntos... y ese verano no iba a ser la excepción. Cuando Leandro supo que sus viejos no usarían la casa de la playa en enero, llamó a los demás enseguida. "¡Nos vamos de viaje!", les dijo. Sus padres no tuvieron más remedio que acceder. En pocos días ya tenían todo organizado.

 

Saldrían en micro el tres de enero a las ocho de la mañana. La reunión era la noche anterior, en casa de Leandro, para salir todos juntos... aunque obviamente no podrían dormir por la excitación del viaje.

 

Leandro se despertó muy temprano en la víspera, contentísimo y lleno de expectativas. Miró el pronóstico: clima favorable en los próximos días. ¡Todo iba viento en popa!

 

A eso de las once lo llamó Ezequiel.

 

  • - Hola, Lean...

 

  • - ¡Hola Eze! ¿Cómo andás?

 

  • - Bueno...

 

  • - Hoy a las ocho en casa, ¿eh?

 

  • - Justamente por eso te llamaba... Yo... esteee... no voy a poder viajar con ustedes.

 

Leandro lo recibió como un baldazo de agua fría.

 

  • - ¡¿QUÉ?! ¡¿POR QUÉ?!

 

  • - Es que con esto de las fiestas me comí todo, y se ve que algo me cayó mal... Esperaba estar bien para hoy, pero parece que no... y tanto el médico como mi vieja me prohibieron viajar...

 

  • - Uy, che, qué cagada... Bueno, yo que sé, que te mejores.

 

  • - Gracias. ¡Nos vemos a la vuelta!

 

  • - Sí, nos vemos... - cortó apesadumbrado. Ezequiel siempre se enfermaba, debió imaginarlo... Entonces, serían cuatro.

 

Las horas pasaron, y el teléfono volvió a sonar. Era Andrés.

 

  • - ¡Hola, Andy! ¡No sabés! El tarado de Eze se enfermó...

 

  • - Sí, me llamó hace un rato...

 

  • - Espero que vos me des buenas noticias...

 

  • - ...

 

  • - Andy, ¡¿no me digas que vos también...?!

 

  • - Mi viejo se acordó justo que tengo que rendir Historia y Matemática, y dice que, si me voy, a la vuelta no voy a estudiar un carajo, y no me va a alcanzar el tiempo... Traté de convencerlo, pero lo peor es que tiene razón.

 

Andrés tampoco... Era una lástima, pero Arián, Rodrigo y él podrían pasarla bien de todos modos.

 

Cuando volvió a escuchar el teléfono, sintió un escalofrío. La voz de ultratumba de Rodrigo le dio ganas de llorar. Su hermana había tenido un accidente, estaba internada y él no se podía ir así...

 

Leandro decidió cancelar. No tenía ningún sentido irse "de vacaciones con amigos" si más de la mitad de esos amigos no participaban... Pero justo cuando iba a avisarle a Arián, éste apareció en su casa.

 

  • - ¡Hola, Lean! - lo saludó con una enorme sonrisa.

 

  • - Ari, ¿qué hacés acá?

 

  • - ¿Cómo? ¿No nos juntábamos en tu casa?

 

  • - Pero son las cinco de la tarde...

 

  • - Bueeeno, vine temprano porque pensé que por ahí necesitabas ayuda con algo... - lo miró. - ¡Qué cara! ¿Qué te pasa?

 

  • - Justo te iba a llamar... Los chicos no van a viajar.

 

  • - ¡Me estás jodiendo!

 

  • - ¡No, boludo! La hermana de Rodri chocó, Eze se indigestó y Andy tiene que estudiar...

 

  • - ¡No puede ser! ¿O sea que solo quedamos vos y yo?

 

  • - Sí, y me parece que ni da... Ir solos los dos...

 

  • - ¿Cómo que no? ¡No me digas eso! ¡Yo quiero ir igual! - Arián le dirigió una mirada suplicante. - Además, ¿qué tiene que seamos solo nosotros? Allá va a estar lleno de gente, ¡seguro que la pasamos bárbaro! ¡Lean, por favor!

 

Leandro lo observó fijamente por unos instantes, y sonrió.

 

  • - Está bien, si tantas ganas tenés, ¡vamos!

 

  • - ¡Bieeen! - festejó Arián, dando saltitos.

 

No había mucho que arreglar, así que merendaron y se pusieron a ver unas películas.

 

  • - Che, Lean, ¿la casa es muy grande?

 

  • - Más o menos, pero siendo dos, el espacio va a sobrar...

 

  • - No importa, mejor, ¿no?

 

  • - Sí, supongo...

 

A medida que pasaban las horas Leandro se fue contagiando de la alegría del rubio, y volvió a pensar que ese viaje era una gran idea.

 

Aunque Arián estaba hiperactivo, llegado un momento el morocho dejó de contestarle, así que no tuvo más remedio que dormirse.

 

 

Al día siguiente Leandro despertó por el ir y venir de Arián.

 

  • - ¡Arriba, Lean, apurate, que se hace tarde! - lo apremió, corriendo de un lado a otro juntando sus cosas.

 

Leandro miró por la ventana: apenas estaba clareando.

 

  • - Ari... ¿qué hora es?

 

  • - ¡Ya van a ser las seis!

 

  • - ¡Uy, dejame dormir! - se quejó el morocho, volviendo a acostarse. - ¡Tenemos que estar en la Terminal a las ocho, y llegamos en quince minutos! ¡No jodás!

 

  • - Pero...

 

  • - Arián, si vas a estar así todo el tiempo, ¡yo no voy!

 

  • - Perdón, yo... no quería... - balbuceó el rubio, haciendo un puchero.

 

  • - ¡No, perdoname vos! - saltó Leandro. - No quise hablarte así, es que tengo sueño...

 

  • - ¡Está bien, no importa! - sonrió Arián. - Voy a hacer el desayuno, después te llamo.

 

El morocho no creía que fuera muy seguro dejar a Arián solo en su cocina... pero la cama estaba demasiado cómoda como para preocuparse por eso.

 

Una hora después estaban listos para salir (Arián con tres dedos quemados, envueltos en gasa y cinta hipoalergénica...).

 

Las cinco horas en micro fueron bastante tranquilas, sin contar el hecho de que el rubio preguntaba cuánto faltaba casa treinta kilómetros, más o menos...

 

  • - ¡Qué rompebolas que sos para viajar! ¡Cortala un poco! - le respondió Leandro la quinta vez que interrogó, subiendo el volumen de su mp3 para evitar escucharlo.

 

  • - ¡Es que vos te abstraés con tu música, y yo me aburro! - se quejó, robándole un auricular.

 

  • - ¡Y leé algo! - sugirió el morocho, golpeándolo con un libro.

 

  • - ¡Ouch! ¡Lean, eso me dolió!

 

  • - ¡Jodete!

 

Cuando llegaron Leandro agradeció al cielo. Tal vez Arián se calmaba. Y si no, siempre quedaba la posibilidad de huir... o ahogarlo en el mar.

 

Arián quedó fascinado con la casa, con la playa, con todo. Le brillaban los ojitos, cosa que a Leandro le provocó mucha ternura. Dejaron los bolsos rápidamente y fueron a la playa.

 

Si bien el rubio estaba aun más intranquilo que antes, al menos ya no proyectaba su histeria en su amigo. Corrió hacia el mar con una sonrisa de oreja a oreja y gritando como un loco. Leandro, en cambio, prefirió tomar un poco de sol antes del agua.

 

Volvieron a la casa para almorzar (la madre de Leandro les había preparado milanesas para que se llevaran), y después de "hacer la digestión", a la playa de nuevo. El morocho disfrutó del mar, intentó vengarse de Arián tratando de ahogarlo varias veces... Al final de la tarde ambos habían tragado litros de agua, estaban cubiertos de arena y les dolía la panza de tanto reírse...

 

Después de la cena Leandro fue a ducharse; cuando salió, Arián estaba profundamente dormido en el sillón. Sonrió dulcemente y, sin saber muy bien por qué, le dio un suave beso en la frente.

 

 

  • - ¡Che, Lean, mirá lo que encontré en el cuartito del fondo! - dijo Arián a la mañana siguiente, apareciendo con una enorme tabla de surf que se tambaleaba peligrosamente.

 

  • - ¡Tené cuidado con eso! - exclamó el morocho, corriendo hacia él para ayudarlo a sostenerla. - Es mi tabla...

 

  • - ¡¿Surfeás?! - preguntó el rubio con los ojos brillantes.

 

  • - Bueno... un poco... - se avergonzó Leandro.

 

  • - ¡Yo quiero ver!

 

  • - Si a la tarde hay buenas olas...

 

Cuando el sol ya estaba bajando y la gente empezaba a irse de la playa, Leandro decidió probar. El mar estaba bastante peligroso para nadar, pero excelente para hacer surf. Se encaminó hacia él con la tabla, mientras Arián pedía un licuado de durazno en el bar y se sentaba a observar la "demostración" de su amigo. Tomó una servilleta, sacó un lápiz de su bolsillo y comenzó a escribir.

 

 

Lean:

 

¡Hola! ¿Cómo estás? Se te ve bien, poniendo cara de profesional mientras braceás acostado en tu tabla, jeje... La verdad que la estoy pasando bárbaro, ¡qué bueno que al final sí vinimos! Me pone re contento... ¡Uy, qué bien remontaste esa ola! ¡Sos un capo!

 

Te quería agradecer... No solo por invitarme a estas vacaciones, por todo... Por ser tan buen amigo, por mancarme, por ayudarme, por estar ahí siempre... ¡Guarda, ahí viene una grande! Menos mal que no te rompió encima...

 

Nuestra amistad es muy importante para mí, ¿sabés? No la cambio por nada... Es por eso que me da tanto miedo decirte... ¿Qué pasa? ¿Por qué nadás para allá? ¿Eh? ¿¡Alguien se ahoga!?

 

 

Arián salió corriendo hacia la playa, guardándose la servilleta y dejando su licuado casi entero... Cuando llegó vio que Leandro estaba saliendo y, en la parte delantera de la tabla, traía una chica inconsciente.

 

Los que quedaban por ahí se acercaron ni bien alcanzaron la orilla. Leandro recostó a la muchacha en la arena y mientras uno, que decía ser doctor, le practicaba primeros auxilios, se dejó caer rendido.

 

  • - ¡¿Lean, estás bien?! - chilló el rubio con un hilo de voz, arrodillándose a su lado y blanco como un papel.

 

  • - Sí, solo estoy cansado por el esfuerzo de sacarnos a los dos... La que no sé qué tal está es ella... - murmuró volteando a ver a la joven.

 

En ese momento ella tosió, escupiendo un poco de agua, y abrió los ojos lentamente.

 

  • - ¿Eh? ¿Qué pasó? - preguntó, confundida.

 

  • - ¿Estás bien? - inquirió el supuesto doctor.

 

  • - Sí, creo... - susurró. Todos empezaron a aplaudir, y Leandro sintió cómo lo obligaban a ponerse de pie. Muchas manos palmeaban su espalda, y escuchó a una señora que exclamaba: "¡Es un héroe!".

 

  • - ¡Mariel, sos una estúpida! - gritó una chica enojada a la accidentada. - ¡Te dije que no te metas al mar cuando está tan picado! ¡Si este chico no andaba cerca, no la contabas!

 

  • - ¿Él me salvó? - preguntó, volteando a ver a morocho. - ¡Gracias! - exclamó emocionada, colgándose de su cuello, cosa que lo sorprendió... y molestó muchísimo a Arián.

 

  • - D-de nada... - balbuceó Leandro, nervioso.

 

  • - ¡Nena, soltalo que lo vas a asfixiar! - saltó su amiga.

 

  • - ¡Azul, dejá de gritarme! - lo soltó. - Ups, perdón... creo que me pasé un poco, jiji... - rió haciéndose la inocente.

 

  • - Está bien, no importa... ¿Cómo te llamás?

 

  • - Mariel. ¿Y usted, señor héroe? - sonrió ella.

 

  • - No me digas así... - murmuró con vergüenza. - Soy Leandro, ¡un placer!

 

Arián se sentía ignorado. De un momento a otro, esta chica aparecía y él no existía más. Además, su amiga tenía razón, solo era una tonta... ¿Entonces por qué el morocho le prestaba tanta atención?

 

  • - Este, Lean... - lo llamó Arián. - ¿No tendríamos que volver? Digo, está empezando a refrescar, y así empapado te vas a resfriar...

 

  • - ¡Esperá! - lo detuvo Mariel. - Para poder agradecerte... ¿por qué no venía a cenar a casa? Tu amigo también, obvio - le dirigió una sonrisa al rubio, que miró para otro lado.

 

  • - ¿Vas a cocinar vos? - saltó Azul. - ¡Pero eso más que un premio es un castigo!

 

  • - ¡Azul, callate! - masculló la otra, con los dientes apretados y roja de vergüenza.

 

Arreglaron todo para esa noche. Mariel se despidió de Leandro besándolo en la mejilla, y él quedó atontado y sonriendo de oreja a oreja.

 

Arián estaba de muy mal humor. El morocho no lo entendía, pero tampoco se preocupaba demasiado, aunque casi tuvo que sacarlo a rastras para ir a lo de las chicas.

 

La casa de Mariel era muy bonita, pintada con colores muy vivos y un estilo absolutamente caribeño. Ella completaba el cuadro, morena por el sol, los rizos castaños recogidos con hebillitas, pollera floreada y musculosa verde.

 

  • - ¡Espero que les guste! - dijo al servir la comida. - Azul me ayudó... - si se podía llamar "ayuda" a salvar las milanesas mientras su amiga se bañaba, preparar la ensalada mientras se estaba peinando, y condimentar cuando se maquillaba...

 

Después de la cena salieron al patio trasero de la casa, amplio y con hermosas plantas. Mariel hablaba sin parar, concentrando toda la atención de Leandro. Arián se sentó en el umbral con el entrecejo fruncido.

 

  • - ¿Y a vos qué te pasa? - le preguntó Azul con una sonrisa, sentándose a su lado y ofreciéndole una lata de cerveza.

 

  • - Nada...

 

  • - Claro, por eso tenés esa cara y estás de tan buen humor... - se burló ella. - ¿Y qué "nada" tan terrible te tiene así?

 

  • - Es Leandro... Desde esta tarde, cuando conoció a tu amiga... - trató de hablar con naturalidad, como si no sintiera un odio irreprimible por Mariel - bueno, digamos que se olvidó completamente de mi existencia.

 

  • - Entonces yo tenía razón: estás celoso.

 

  • - ¿Pero qué decís? - saltó él. - ¿¡Yo, celoso!?

 

  • - ¿No se lo pensás decir? - inquirió sin hacer caso de sus quejas.

 

  • - ¿Qué?

 

  • - Que te gusta... - respondió, como si fuera obvio.

 

  • - ¿¡Eh!? ¡Vos definitivamente estás loca! - gritó Arián al borde del colapso.

 

  • - ¡Dale! ¡Si se re nota! - puso una mano en su hombro y lo miró a los ojos. - Es lógico que te pongas mal porque un amigo deja de darte bola por una mina... lo que no es tan normal es la manera en que lo mirás... Puede que él sea despistado como la mayoría de los pibes y no se haya dado cuenta, pero a mí no se me pasó...

 

  • - Pero...

 

  • - Hacé como mejor te parezca... Solo te aviso que Mari está re metida con Leandro, y cuando alguien le gusta, no para hasta conseguirlo... - le dio una palmada en el hombro y fue a reunirse con los otros, dejando a Arián solo con sus pensamientos.

 

Los días pasaban, y Arián estaba cada vez peor. Las palabras de Azul retumbaban en su cabeza... pero no podía hacer nada. Por mucho que lo intentara... Y encima, Leandro se alejaba más a cada momento. Todos los días se encontraba a Mariel en la playa y lo abandonaba, y cuando estaban en la casa no hacía otra cosa que hablar de lo genial que era ella. Su amiga no había vuelto a mencionar nada, pero las significativas miradas que le dedicaba a Arián eran más que suficientes.

 

Ese sábado irían a bailar los cuatro. El rubio tenía cos opciones: decidirse a confesarle sus sentimientos a Leandro... o resignarse y buscar alguien más. Eligió la primera, pero necesitaba algo que lo soltara para poder hablar. Mientras Mariel arrastraba al morocho a la pista, Arián se pidió un daiquiri, y otro, y otro más... Azul empezó a preocuparse.

 

  • - ¡Pará un poco, nene!

 

  • - ¡Dejame en paz! - le gritó él, tratando de enfocar su vista en ella.

 

  • - Está bien que hayas decidido contarle a Lean, ¡pero si seguís tomando así vas a caer en coma etílico antes de decirle una palabra!

 

El rubio, en un instante de lucidez, trató de encontrar a su amigo con la mirada.

 

  • - Está en la pista, bailando con Mariel... - indicó Azul, ya resignada, mientras se pedía una cerveza.

 

Arián se levantó haciendo eses y fue a buscar a Leandro. Y lo encontró... besando apasionadamente a Mariel. Abrió mucho los ojos, se le llenaron de lágrimas, y salió corriendo. Azul lo vio pasar como una exhalación y trató de seguirlo, pro lo perdió en la multitud. Sin saber bien qué hacer, fue con los otros.

 

Ni bien la vieron, Leandro y Mariel se "despegaron" algo avergonzados, y él preguntó por su amigo.

 

  • - Esteee... te vino a buscar, pero creo que vio algo que no le gustó mucho, - miró de soslayo a Mariel - porque lo vi pasar muy rápido, y no sé dónde se metió...

 

  • - ¡Voy a buscarlo! - exclamó Leandro, con la preocupación brillando en sus ojos.

 

  • - ¡Te acompaño! - dijo Mariel, colgándose de su brazo.

 

  • - No - el morocho se soltó y la miró muy serio. - Es mejor que vaya solo.

 

Leandro dio una rápida vuelta para asegurarse de que su amigo no estaba en un rincón, pero no lo encontró. Tratándose de Arián, lo más probable era que su carrera lo hubiera llevado afuera... El boliche tenía una salida directa a la playa, bastante iluminada, así que el morocho fue por allí.

 

Al final de la bajada, abrazando sus piernas con el rostro oculto, estaba Arián. El mar rompiendo cerca y la playa desierta le daban una imagen terriblemente desoladora. Leandro se acercó despacio.

 

  • - Ari... - susurró apoyando una mano en su hombro lentamente, para no asustarlo.

 

El rubio levantó la vista. Tenía los ojos enrojecidos de tanto llorar, y su expresión era de profunda angustia. Al mirar a su amigo los ojos se le humedecieron de nuevo, por lo que volvió la cabeza hacia el otro lado.

 

  • - Ari, ¿qué te pasa? - inquirió Leandro, preocupado, sentándose junto a él. - Hace días que estás raro...

 

  • - No me pasa nada - murmuró el rubio, escondiendo la cara otra vez.

 

  • - Dale, decime... - suplicó el morocho. - No me gusta verte así, estás mal, y quiero saber por qué...

 

  • - ¡Es que me da bronca! - exclamó Arián de golpe. - ¡Desde que apareció Mariel andás con ella para todos lados, y cuando te busco para decirte algo importante, te encuentro tranzando con ella de lo más feliz!

 

  • - ¿Estás celoso? Perdón... Pero, Ari, vos sos mi mejor amigo, y eso no va a cambiar por Mariel ni por nadie...

 

  • - ¡PERO VOS NO ENTENDÉS QUE YA NO QUIERO SER SOLO TU MEJOR AMIGO! - explotó Arián, fuera de sí. - ¡Me gustás, Lean, estoy enamorado de vos desde hace un montón, pero nunca me animé a decir nada! Vengo tratando de estar más cerca de ti... ¡y aparece esta pendeja y te aleja de mí como si nada! ¿¡CÓMO CREÉS QUE ME SIENTO!?

 

Leandro se quedó mudo. Definitivamente, esperaba cualquier cosa, menos una declaración de amor. Y estaba totalmente aturdido. Empezaron a agolparse en su cabeza miles de imágenes, desde el día en que conoció a Arián... El rubio siempre andaba cerca de él, pero nunca hubiera imaginado algo semejante...

 

Arián, al darse cuenta de lo que acababa de decir, se sintió morir. Quiso que el mar se lo tragara, pero ni siquiera podía moverse. Había dicho todo... ahora debía enfrentarlo. Clavó sus ojos en los de Leandro, esperando...

 

  • - A-ari... y-yo... -balbuceó el morocho. En realidad no sabía qué decir... porque no sabía nada. Quería mucho a Arián, pero nunca había pensado las cosas de esa manera. Estaba conmocionado, quería que todo se detuviera para poder pensar... y entonces se dio cuenta de que Mariel ya ni importaba, ni ella ni nadie. Solo estaban la noche, la playa, Arián y él. Nada más existía en ese momento.

 

El rubio se acercó suavemente a Leandro y, sin previo aviso, acarició suavemente sus labios con los propios. El morocho lo miró, mas sin sorprenderse, y lo estrechó entre sus brazos. Lo besó tiernamente, sintiendo cómo temblaba su pequeño cuerpo, y oyendo el corazón acelerado del rubio al compás del suyo... Se separaron y sonrieron.

 

En ese momento Mariel alcanzó la playa, seguida por Azul que, al verlos, no pudo reprimir una sonrisa. Tomó a su amiga por el brazo y le susurró al oído.

 

  • - Creo que nuestro capítulo en esta historia ya terminó... TU capítulo... Mejor vámonos... - y la obligó a seguirla de vuelta al boliche.

 

 

La tarde del día siguiente, después de preparar sus cosas para volver, los chicos fueron a despedirse. Leandro quiso disculparse con Mariel, pero la chica le dijo que todo estaba bien y no pidió explicaciones, cosa que extrañó mucho a su amiga y a Arián. Por su parte, el rubio le agradeció la buena onda a Azul, que aprovechó para averiguar detalles, avergonzando terriblemente.

 

 

El viaje de vuelta fue muy tranquilo. Arián se durmió, y Leandro se dedicó a contemplarlo embobado.

 

Cuando llegaron los esperaban sus respectivas familias, así que se despidieron normalmente y cada uno se fue a su hogar. Pero ambos sabían que no que había pasado la noche anterior marcaba un antes y un después.

 

No se trataba de un simple "amor de verano".

 

 

Fin

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¡Hola hola, queridos lectores! xD ¡He aquí otro one-shot original! La principal diferencia con el primero es que este es todavía peor que el anterior, pero bueno... Primero lo primero:

 

  • - ¡HONEY! ¡Happy Omedeto, angelito! xD (Diox, qué falta de sentido la de esa frase! u_uU Espero que la pases muy bien (aunque cuando leas esto ya va a haber pasado xD), que "el de arriba" te perdone aunque sea por tu cumple, que te den muchos regalos y mucho yaoi (o sea, cosas mejores que esta...), ¡y que seas muy feliz! Be Happy! ♥

 

  • - ¡FELIZ L'ANNI, HONEY! I♥U! En realidad, este feo fic cumple la doble función de regalo de otanjyobi y de aniversario (si querés ponemos el cansancio físico de un lado y el mental de otro... xD. ¿No es re loco que ya haya pasado un año? xD ¡Qué viejas estamos, honey! ;o; Lo más gracioso de esto es que duramos más que muchos matrimonios posta... ¬¬º Eso más que gracioso es tragicómico...

 

 

Bueno, me costó muchísimo escribir esto (por eso tá tan mal), ¡pero es que no salía! Las ideas estaban, pero no las podía plasmar... y la fecha se acercaba... y mi desesperación aumentaba... Para que se den una idea, escribo esto a las 03:20 hs. del 13/04, después de alrededor de dos horas escribiendo la parte central de la historia, para poder pasarlo y publicarlo el 15... y encima ni pude por "cuestiones técnicas" u_u Así que, honey, si te gusta aunque sea un cachito, soy feliz ^_^ y quiere decir que valió la pena n_n

 

A todo aquel que tenga la desgracia de pasar por aquí, ¡no me peguen, soy Giordano! xD (chiste malo argentino, olvídenlo, ne?) Si quieren dejen reviews, que en lo posible digan algo del estilo: "¡ya vas a mejorar! n_n", no onda: "¡no servís, retirate! ¬¬º"... xD

 

Comentarios al margen: digamos que probé una forma nueva de redactar para mí, porque hay demasiado diálogo y es muy coloquial... y muy argentino, aunque suavizado, porque los chicos que yo conozco hablan mucho peor... ¬¬ Y otra cosita: que uno de tus hijos, honey, se vaya a llamar Arián, y uno de los míos Leandro, no tuvo influencia alguna en la historia! xD Es Que me encantan estos nombres... Y en cuanto a las chicas, TENÍA que llamarse Mariel, así que a la amiga le puse el nombre de una de mis hijitas... n_nU

 

Eso es todo por esta vez. Saludos a Nimphie, la kohai más hincha del mundo (te kiero kohai! xD); a Mikoi, que espero que no pase por acá; a Kami, que sinceramente NO QUIERO que pase... y bueno, a cualquier otro, ¡gracias!

 

¡Un besote para mi honey lenda! ¡Te kiero honey!

 

¡Hasta pronto!

 

                          Amaterasu_1        

 

                 

    

 

 

 

 

 

 

 

 

     

 

 

 

 

 

                                                                     


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