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De como Newton supo unir manzanas, cuerpos y aceleración. por Mistika

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Notas del capitulo:

Es época de examenes y despues de tantas horas en la biblioteca estudiando...a una le apetece relajarse escribiendo...Yuri, por supuesto.

Que lo disfruteis^^ 

Primera ley de Newton: La inercia.

"Todo cuerpo permanece en su estado de reposo o de movimiento rectilíneo uniforme a menos que otros cuerpos actúen sobre él."

 

 

17:30

 

Se acercaban los exámenes del primer cuatrimestre y tendría que esforzarme mucho si quería sacar unas notas lo suficientemente perfectas, para que mis padres no me montaran un numerito estas navidades. Si no, mi padre se pasaría las fiestas relatando sobre lo caro que le costaba la facultad para que yo fuera por ahí paseando los libros.... Aunque este momento era lo que estaba haciendo.

 

Solté la pila de libros que llevaba en los brazos sobre la mesa de la biblioteca. El golpe hizo que un alumno de 1º se despertara bruscamente de la siesta que se estaba echando sobre le libro de matemáticas. Ni siquiera me moleste en pedirle disculpas...Si quería dormir ¡que se fuera a otra parte!

 

Revisé la pila de libros que había ido recopilando por las estanterías: Física moderna, cinemática, algunos libros de Stephen Hawking...

Resoplé pesadamente mientras frotaba mis ojos. Entre los exámenes y los trabajos tenía una larga tarde (y probablemente noche también) por delante.

Dispuse los primeros libros que usaría frente a mí y saqué de mi carpeta un par de impolutos folios blancos... Me molestaba la gente que forraba las carpetas con colores chillones y fotografías de sus cantantes y actores favoritos. Cómo si fura necesario ir mostrándola por el mundo como una seña de identidad o un patético intento de llamar la atención sobre alguien que coincidiera con tus gustos... ¡Que ridículo! Desde luego que el azul oscuro de las tapas de mi carpeta transmitía con mayor fiabilidad mi

 personalidad, que una fotografía de los cantantes de OT.

 

Saqué un lápiz nuevo de mi estuche y lo utilicé para recoger mi larga melena rubia en un moño lo más correcto posible...me incomodaba mucho estudiar con el pelo en la cara.

Abrí uno de los gastados libros de la biblioteca y respire el intenso aroma de sus viejas paginas. Mis dedos pasaron las páginas hasta que encontré el titulo que estaba buscando: "Espacio-tiempo ¿Paradoja de los gemelos de Einstein?"

 

A pesar de que adoraba la física, este trabajo iba a ser más largo de lo que pensaba.

 

19:30

 

-          Las leyes de Newton acabaron con la idea de una posición absoluta en el espacio...- leía en voz baja el texto intentando redactar  una forma simple de explicar esta teoría y al mismo tiempo, que fuera lo suficientemente brillante como para proporcionarme un sobresaliente.

 

La gente empezaba a llenar la biblioteca poco a poco. Observé a mi alrededor. Un grupo de chicos de 2º se habían sentado cerca de mí, a mi derecha y poco a poco sus murmullos se hacían cada vez más potentes.

Intenté no prestar atención a sus risas y concentrarme en el señor Newton.

 

20:15

 

-          "La teoría de la relatividad, elimina el concepto de un tiempo absoluto que..."

 

Mis cavilaciones se vieron interrumpidas por una risotada seguida de unas risas ahogadas del famoso grupito. Vi como se tiraban un par de bolas de papel entre ellos, intentando que Marina, la encargada de la biblioteca, no les viera.

Les dediqué una mirada asesina a lo cual me respondieron con nuevas risas.

-          Tranquila Cintia...tranquila- me decía a mi misma- Tarde o temprano se cansarán...

 

Aunque deseaba que fuese temprano, porque ya no quedaban más sitios libres en ninguna otra mesa de la biblioteca...Y eran ellos o yo!

 

20:35

 

-          "Consideramos un par de gemelos...Supongamos que uno de ellos se va a vivir a la cima de una montaña, mientras que el otro permanece a nivel del mar..."

 

Una nueva risotada hizo que despegara mi nariz del "tomo1" de física...¿Qué demonios pasa ahora?

Vi como uno de los chicos intentaba esconder una revista que tenía en las manos mientras los otros, intentaban quitársela.

 

-          Será posible...a ver por donde iba...- intenté concentrarme de nuevo- ...Ah si!..."Cuando vuelvan a encontrarse uno habrá envejecido más que el otro, con una diferencia de edad muy pequeña, pero..."

-          Eh tio!! Mira esta...menudas tetas!

 

¿Acababa de oir lo que acababa de oir?...Dirigí mi mirada hacia el grupo y efectivamente, comprobé que la revista por la que estaban peleando antes y que torpemente trataban de esconder, estaba llena de chicas "ligeritas" de ropa.

 

¡Genial! Lo que me faltaba era un grupo de tíos que se comportasen como hormonas con patas...

Respiré hondo y volví a la teoría de Einstein:

 

-          "Pero esta diferencia de edad, sería mucho mayor si..."- nuevas risas y mas comentarios bordes me hicieron desconcentrarme de nuevo.

-          Joder! Mira esta...Está para echarle un...

 

Decidí que no quería oír el resto de la "conversación" y busqué el párrafo donde me había quedado anteriormente:

-          ..."mayor si uno de los gemelos pudiese viajar por el espacio a una velocidad cercana a la la de la luz. Cuando volviera..."

-          Ja,ja,ja...¿Pero tu has visto la cara de viciosa que tiene?

 

Concentración, no escuchar, concentración, no escuchar...

-          "..cuando volviera sería mucho más joven que el que se quedó en la tierra...Esto se conoce como la paradoja de..."

-          Venga tio! Si tu te tirarías a cualquiera...incluso...incluso a la siesa de al lado- dijo uno de ellos bajando la voz para que no le escuchara.

 

Demasiado tarde.

Le había oído...e iba a matarle.

Ese fue el comentario que colmó el vaso. Me quité las gafas de un tirón y cogí aire con tanta intensidad, que podía haber estado gritandole al chico durante un mes. Sin embargo, alguien se me adelantó:

 

-          ¡Raúl! ¡Ya está bien!- dijo una voz femenina- Si no cierras el pico te lo cerraré yo ¿De acuerdo?

 

Levanté mi vista rápidamente hacia el lugar de donde provenía la voz. Una chica, más o menos de mi edad, con el pelo teñido de un rojo bastante llamativo y un pircing en la nariz miraba con cara enfadada al grupo de chicos...

-          Estáis molestando- dijo con una voz suave aunque autoritaria.

-          Perdona Angela- dijo uno de los chicos que parecía conocerla- no queríamos molestarte.

-          No es a mi a quien habéis molestado- dijo mientras hacía un movimiento de cabeza hacia mi y nuestras miradas se encontraron por primera vez.

 

Le hice un gesto con la cabeza, quitándole importancia y volví rápidamente a mis apuntes...¿Pero que estaba haciendo?

¡ Si que me importaba! Pero por algún extraño motivo me sentí torpe cuando ella me defendió...Además, no quería mantener su mirada.

 

¿De donde había salido esa chica y en que momento se había sentado prácticamente enfrente mía? ¿Tan concentrada estaba que no me había percatado de su presencia?..Porque "discreta" no era la mejor palabra para describir el atuendo de esa chica...

 

21:03

 

Oí un sonido crujiente, y al levantar la mirada, observé como la chica del pelo rojizo estaba mordiendo una manzana.

Parecía estar muy interesada en un libro que tenía sobre la mesa, mientras daba pequeños mordisquitos a su manzana. Me tomé la libertad de observarla sin que se diera cuenta:

 

Sus ojos verdes, se movían vivaces sobre el libro...parecía completamente absorbida en su lectura. Tenía una pequeña argolla plateada en su nariz pequeña y respingona y sus labios formaban una curiosa forma curvada cada vez que mordía la manzana.

 

A pesar del color llamativo de su pelo despuntado, definitivamente no desentonaba con su cara redondita y su aspecto en general... Me imaginé que pasaría si apareciese por mi casa con ese aspecto: a mi madre le daría un patatús y mi padre me mandaría a un reformatorio (si tengo unos padres muy estrictos...¿y qué?) De todas formas...¡¡Nadie que no quisiera llamar la atención se teñiría el pelo de ese color y llevaría calentapiernas de rayitas en los brazos!!

 

La chica levantó la vista y por segunda vez en aquella tarde su mirada me obligó a bajar la mia. Intenté concentrarme en algún fundamento físico que no me recordara esos ojos verdes mirándome divertidos.

Mientras repasaba el principio de incertidumbre de Heisemberg, una risa suave que procedía de la chica misteriosa se coló sin darme cuenta de nuevo en mi mente haciéndome olvidar por completo si era posible conocer la velocidad y posición de una partícula al mismo tiempo...Olvidé incluso si realmente había leído eso antes en alguna parte...

 

El sonido crujiente de una manzana me devolvió a la realidad.

 

21:45

 

-          Perdona...

 

Cuando intentaba concentrarme en el capitulo V sobre particulas elementales, su voz llamó mi atención.

La miré sorprendida, sin saber muy bien si realmente me había hablado, o solo lo había imaginado. No le dije nada...no porque no quisiera, si no porque no supe que decirle al ver como me tendía una manzana y me preguntaba:

-          ¿Quieres?

 

Ante mi prolongado silencio, ella siguió insistiendo.

-          Bueno, se que no es precisamente un bocadillo de jamón, pero...Ahora mismo es lo mejor que puedo ofrecerte...Llevas muchas horas ahí y no has comido nada...

 

¿Y que sabía ella? ¿Me espiaba?

No quise parecer descortés y cogí la manzana. La miré como si llevara en la mano una bomba. Ante mi indecisión añadió:

-          Tranquila blancanieves...no está envenenada- y me guiñó un ojo.

 

Me sentí avergonzada y mordí ligeramente la piel crujiente de la manzana, no sin murmurar antes un débil "gracias" a lo que ella sonrió y continuó con su lectura.

 

No sabía si me preocupaba más el hecho de que me había dejado sin palabras con una simple sonrisa o que alguien completamente desconocido sabía mejor que yo lo que necesitaba...

 

Mordí la manzana que emitió un crujido parecido al de la suya.

 

22:00

 

Después de pensarlo un buen rato, descubrí que me hubiese resultado más fácil explicar la teoría de Einstein sobre la curvatura del espacio que empezar una conversación con ella...

-          Perdona- le dije.

 

Ella levantó de nuevo su mirada esmeralda y yo reuní todo el valor que tenía para agradecerle como se debía lo de la manzana...y fallé estrepitosamente.

-          ¿Tienes una goma?

 

Ella asintió alegremente y mientras rebuscaba en su estuche, yo me pateaba mentalmente por ser tan cobarde.

-          ¿Estaba buena?- por unos segundos la miré sorprendida sin saber muy bien a que se refería...hasta que finalmente mis neuronas volvieron a hacer contacto.

-          Eh...ah! Si...claro,claro.

 

¿Por qué esta chica me hacía comportarme como si hubiese llegado tarde a la repartición de cerebros? Se suponía que yo sería el futuro premio Nobel en física cuántica y acababa de olvidar como explicar la radiación de un cuerpo según la frecuencia de ondas...¡¡Un error de novata!! Recuperé la poca compostura que me quedaba para construir una frase socialmente aceptable.

-          Antes te he debido parecer una borde...perdona- comencé yo, lo que la hizo mirarme sorprendida.- Es que cuando estoy estresada con los exámenes...y lo que  no son los exámenes- dije señalando con la cabeza al grupito de "hormonas con patas"- Lo siento...no respondo bien bajo presión...de todas formas, gracias por la manzana.

 

Intenté que mi sonrisa fuera lo mas amigable posible. Ella solamente me miró divertida, con sus ojos brillantes a través de su flequillo enrojecido....Sin embargo, al parecer la conversación no había terminado ahí:

-          Quizás no te haya servido para descubrir una nueva ley física, pero al menos mata el, gusanillo- añadió ella.

-          ¿Qué?

-          La manzana...Newton...- continuó ella.

 

En otro momento, habría relacionado aquellas dos palabras rápidamente, pero mi cerebro estaba demasiado ocupado felicitándose por haber articulado una frase completa delante de aquella extraña chica, que estaba consiguiendo descolocarme.

-          ¿No fue Newton el que descubrió la gravedad cuando le cayó una manzana en la cabeza?- me preguntó mirándome interesada. Finalmente mis neuronas volvieron de su paseo nocturno y le solté del tirón:

-          A decir verdad no la descubrió...sólo la comprendió. Además, la manzana nunca llegó a caerle en la cabeza, eso es solo un adorno histórico. En sus escritos, Newton, sólo apunta un suceso parecido en el que, al observar la caída de una manzana madura, comienza a desarrollar la teoría de la gravedad.

 

¡Mierda! O no hablo o al hacerlo parezco una maldita enciclopedia...Si antes pensaba que era una borde...ahora pensaría que era una empollona repelente (aunque lo fuera).

Sin embargo, a pesar de mi elocuente explicación, la chica no parecía aburrida, ni me miraba como si estuviese loca (que suelen ser las dos opciones cuando hago cosas así). En vez de eso, me miraba fascinada, con los ojos muy abiertos.

-          ¡Guau! Debe gustarte mucho la física para saberte la vida de todos los tíos que aparecen en ese libro- dijo echándole un ojo al enorme tomo de teorías sobre física que tenía delante. Sonreí aliviada...al menos no pensaba que estaba loca.

-          Bueno...no me se la vida de todos...lo que pasa que he leído muchas veces este libro y algunos datos históricos se me quedan- no quería dármelas de sabionda.

-          Yo sería incapaz de leerme ese libro...-añadió- estaría roncado en la primera página.

-          Suele pasar- dije desanimadamente- la gente no entiende lo interesante y divertida que puede llegar a ser la física...

-          ¿Divertida?- la chica dejo escapar un tono irónico- ¿Qué tiene de divertida?

-          Pues...-estaba dispuesta a darle una explicación lo suficientemente buena como para convencerla- la física tiene la explicación para casi todos los acontecimientos que ocurren...Por ejemplo, si Newton no hubiese estudiado la gravedad no sabrías porque  la Tierra gira alrededor del Sol y  porque éste se mueva alrededor de la Vía Láctea...ni siquiera sabrías el porque tienes que agarrarte a algo cuando un autobús frena para no estamparte contra el suelo...

-          La inercia ¿no?- asentí ligeramente- ¿Ves? Aún recuerdo algo del bachiller...Yo era más de letras- comento con una sonrisa- Ya se que la física está en todas partes, pero un matemático diría lo mismo. El problema de la física es que no ve más allá de sus narices.

-          ¿Qué?

-          La física, al igual que la mayoría de las ciencias, se limita a explicar lo que ve...Newton explicó la gravedad al observar una manzana pasar de un punto A a un punto B. Buscó una explicación lo suficientemente lógica para entender lo que estaba viendo, pero nunca se planteó el porque la manzana decidió que era el momento de caer.

-          ¿Qué? Espera...estas intentando explicarme una de esas teorías de ¿Por qué el pollo cruzó la carretera?- ella sonrió abiertamente.

-          No exactamente, sólo estoy diciendo que generalmente tendemos a pensar que para que las cosas ocurran, es necesaria una intervención externa.

 

La miré sin comprender muy bien a que se refería. De reojo observé el libro que tan interesada había estado leyendo.

"El cambio" se titulaba.

Así que una estudiantilla de humanidades pretendía tambalear siglos de teorías físicas porque a algún filósofo-psicólogo loco había escrito un libro.

Debió de notar mi mirada porque añadió.

 

-          Esta bien, te lo traduciré a tu idioma: Todos los patrones tienen una tendencia a perpetuarse- una sonrisa maliciosa se coló en sus labios al ver como mis ojos se abrieron desmesuradamente...¿Por qué había sonado tan jodidamente sexy esa frase en su boca?- Es una de las leyes básicas de la física, la ley de la inercia: las cosas tienen una tendencia a mantenerse de la misma manera que están dándose.- Sus ojos brillaron dibujando sombras imposibles bajo su flequillo al inclinarse sobre la mesa y acercarse más a mí, a quince escasos centímetros. Atrayente. Casi magnética.- Así, que alguna intervención externa es necesaria para que se de el cambio...

 

No se en que momento exacto de la frase, empecé a sentir ese burbujeo entre el pecho y el estómago, el vértigo, el pulso acelerado y tuve que agarrarme al borde de la mesa....Pero había una cosa que me preocupaba más.

¿¿De verdad estaba a punto de tener un orgasmo porque una chica de humanidades acababa de susurrarme a media voz la jodida primera ley de Newton en mitad de la biblioteca??

 

No tenía sentido. Casi iba contra las leyes naturales del universo... como si la manzana se resistiera a seguir la ley de la gravedad.

 

-          ¿Qué...qué quieres decir?- la lengua se me había quedado de trapo.

-          Que deberías dejar de ser un cuerpo en estado de reposo- dijo cerrando el libro que estaba frente a mi- y dejar que algún otro "cuerpo"- dijo señalando lo evidente- actúe sobre ti variando tu trayectoria...como por ejemplo, invitándote a un café...¿ahora?

 

Su pregunta me pilló casi por sorpresa.

-          Sólo si quieres claro- añadió- ...yo sólo soy una intervención externa.

 

Apenas me di cuenta de que mis pies se movían como autómatas siguiéndola y sólo soy consciente cuando frente a la máquina de café ella me pregunta:

-          ¿Café o capuchino?

 

Es oficial, ella es la gravedad y yo soy la maldita manzana que cae sin saber por qué.

Va a ser una noche muy larga.

 

Segunda Ley de Newton: La dinámica.

"La fuerza que actúa sobre un cuerpo es directamente proporcional a su aceleración."

 

22:35

 

Acelerada estaba yo mientras Angela ( porque claro, la enigmática chica del café tenía nombre) mordía su segunda manzana de la noche con ese crujido tan especial que hacía que mezclara las líneas del texto que intentaba leer. A estas alturas no sabía si Einstein había tenido gemelos o si lo de la paradoja era un cuento que le contaba por las noches.

Los calentadores habían desaparecido de sus brazos, así como su jersey dejando ver más de lo que la imaginación y la física podían demostrar.

¿Había comentado ya que realmente empezaba a hacer calor en pleno invierno?

 

-          ¿Ocurre algo?- me preguntó entre mordiscos sin levantar la vista del libro.

-          No ¿Por qué?

-          Te veo...desconcentrada- noté la sombra de una sonrisa colándose entre sus labios.

-          No se porque lo dices- pasé con indiferencia la pagina donde estaba el párrafo que había leído ya siete veces sin entender absolutamente nada. Era la primera vez que la física me sonaba a chino-mandarín.

-          Se te da peor mentir que a mi las mates- me miró divertida mientras recogía el jugo de la manzana con los labios.

 

Mi mente buscaba una excusa que no tuviera que ver con Einstein, ...dientes... la paradoja...lengua...el espacio-tiempo... manzana...

 

-          Son esas hormonas con patas amigos tuyos...- dije señalando con la cabeza el grupito de chicos que aún seguía armando barullo por lo bajo- No paran- añadí pensando que había encontrado la excusa perfecta

-          ¿Todavía están con la revista?- ella levantó la vista hacía el corrillo que tenían formado los chicos en un rincón de la mesa- ¡Eh Raúl!- dijo levantando algo la voz.

 

El chico se volvió hacia ella con un ojo aún pegado a la revista.

-          ¿Todavía estáis con eso?- le riñó en broma- Se te van a quedar pegados los ojos a la revista.

-          Cómo para que no se te queden pegados...mira, ¡échale un vistazo!

 

Lo único que no habría imaginado jamás sucedió cuando el último número de la revista penthouse, se deslizó sobre la mesa hasta chocar con mis apuntes de dinámica, dejando al descubierto los "secretos" más íntimos de Miss Enero.

Sin embargo, cuando lo surrealista de la situación estaba haciendo que olvidase como se pestañeaba, la realidad superó a la ficción haciéndome despegar los ojos de la revista al ver como Ángela la cogía y con una mirada curiosa y analista miraba detenidamente la foto.

 

Despegó la mirada por unos instantes para cerciorarse de que la estaba mirando y pareció complacida al ver como yo desviaba (por no decir que teletransporté) la mirada hacía el libro de física topándome de lleno con la segunda ley de Newton que comencé a leer como si realmente me fuese la vida en ello.

 

"La Primera ley de Newton nos dice que para que un cuerpo altere su movimiento es necesario que exista algo que provoque dicho cambio. Ese algo es lo que conocemos como fuerzas"- empecé a leer

-          ¿Sabeis?-dijo ella a media voz- hay mas en esta foto de lo que parece a primera vista

 

¿Más?¿¡Más que una talla 100 embutida en un sujetador de la 85!?...-pensé

-          Hay...algo en su mirada. No solo son curvas y piel expuesta- se detuvo unos instantes para hacer crujir una vez más, la piel de la manzana entre sus dientes- Mira a la cámara como si quisiera transmitir...fuerza.

 

No quise levantar la cabeza, ni siquiera me permití desviar los ojos de las lineas...pero aquella palabra..."fuerza"...¿Acaso estaba leyendo en voz alta y no me había dado cuenta?..."Estas son el resultado de unos cuerpos sobre otros"- continuaba el párrafo

Ella volvió a morder la manzana y el crujido me provocó un escalofrío muy placentero por la espalda.

-          Hay algo más....

 

Me forcé a mi misma a seguir leyendo..."la fuerza neta aplicada sobre un cuerpo..."

-          Su mirada es asfixiante e inquietante. Algo que juega a dejarte sin aire...

 

Joder, como se notaba que era de letras...¿Por donde iba? Ah si, cuerpos...¿O era algo sobre el aire?

-          Algo que te enloquece. Que te hace suspirar. Respirar hondo, profundo...

 

Y... joder, qué deliciosamente bien ha sonado eso...quiero decir, que..." es proporcional a la aceleración que adquiere dicho cuerpo"

-          Te marea,  te excita...

 

"Que excita dicho cuerpo...digo...acelera dicho cuerpo...¿No?"

 

Uno de los chicos dejo escapar un silbido.

-          ¿Tenías que enrollarte tanto Ángela?...¿No podías simplemente decir...que esta buena?

 

Ella muerde - no se si por quinta vez, porque ya he perdido la cuenta- la manzana dejando escapar una sonrisa maliciosa y paseando su mirada hacia mi.

Y esa es la señal, el detonante.

-          Tengo que buscar un libro...- digo levantándome como un resorte de la silla-...algo sobre...fuerzas y aceleración- digo sin pensar demasiado en ello.

 

No llegué a leer la última linea, pero no me hacía falta para saber que tanto la fuerza como la aceleración son magnitudes vectoriales, es decir, tienen, además de un valor, una dirección y un sentido....Y mi dirección y sentidos estaban claras: huir de Ángela y de las abrumadoras ideas que me estaba provocando.

 

Con lo que yo no contaba, era con que la causante de todo mi alboroto me siguiese hasta los escondidos pasillos de la sección de física.

 

 

 

 

Tercera ley de Newton: Acción-reacción.

"Cuando un cuerpo ejerce una fuerza sobre otro, éste ejerce sobre el primero una fuerza igual y de sentido opuesto"

 

 

Podría respirar. Llenar los pulmones de aire, espirar y volver a inspirar. Podría hacerlo si los pasillos de la sección de fisica, que forman las estanterías no fuesen tan estrechos, si hubiese un poco más de luz en aquel lugar apartado de la biblioteca, si no hiciese tanto calor y, sobre todo, si Ángela no me hubiese seguido hasta ese rincón oscuro, sin jersey y sin los treinta centímetros de separación que marcan mi zona de seguridad y donde su presencia empieza a ponerme realmente nerviosa.

 

Trato de concentrarme pasando los dedos por los tomos de los libros, como si realmente estuviese buscando algo, mezclando en mi mente los nombres que leo a toda velocidad - Física cuántica, ejercicios sobre vectores y fuerzas, aceleración-, ¡joder¡ acelerado estaba mi pulso, mientras mis manos pasaban nerviosas sobre los lomos de los libros e intentaba ignorar a Ángela, moviéndose nerviosamente detrás de mi, hasta que la oigo hablar demasiado cerca de mi espacio personal y salto como un resorte.

-          ¿No era esto lo que buscabas?

-          ¿El qué?

 

 

Y me giro. Para evitar que note mi nerviosismo, para decirle que baje la voz, para que se esté quieta. No para quedar atrapada por su cuerpo y la estantería, en un pasillo claustrofóbico, donde nunca llega suficiente luz y nunca hay suficiente espacio para que dos personas se pongan a buscar un condenado libro.

 

Podría respirar. Coger aire, soltarlo y volver a inspirar. Podría si Ángela no estuviese inclinada hacia delante, ahogando el poco espacio personal que me queda, sacando uno de los gruesos tomos de fisica de entre los polvorientos libros, justo a tres centímetros de mi cara y, juro, que podría leer el título del condenado libro, si con la otra mano no estuviese sosteniendo la maldita manzana, cuyos crujidos me traen de cabeza, me dilata las pupilas, me inflama los labios y concentra todo el calor de la biblioteca en un único punto.

 

La manzana.

Su boca.

 

Y es entonces cuando Ángela saca el libro, le da la vuelta y, por fin, me mira.

 

Con los ojos encendidos bajo su flequillo y más alta de lo que la recordaba. Vuelve a mirar el libro y después la manzana y en esos momento se lo que está pensando porque- Oh! Dios mio - está tan cerca que primero me mira los labios, luego los botones de la camisa, mordisquea de nuevo la manzana y su mirada desciende hasta la cinturilla de mis vaqueros y noto como su garganta sube y baja despacio al tragar.

 

Podría besarla, cogerla de la nuca y obligarla a usar los labios para algo más que morder la rojiza manzana que produce ese sonido tan intoxicante.

Podría hundir mis manos en su rojizo cabello tan a juego con la manzana y borrarle esa sonrisa juguetona de la cara.

Y podría hacer mil cosas más que harían de aquel aburrido pasillo de física un lugar memorable.

O podría respirar.

Y cerciorarme de que todo lo que estoy pensando es una absoluta locura y que las horas que llevo si dormir empiezan a jugarme una mala pasada.

Podría hacer muchas cosas, como por ejemplo, prestar a tención a la pregunta que Ángela me está  haciendo en estos instantes.

-          ¿Quieres?

 

Deduzco que se refiere a la manzana, o a lo poco que queda sin mordisquear y por una fracción de segundo, desvió mi mirada hasta su mano. Voy a hablar. Voy a decirle que no me apetece. Que necesito olvidarme de manzanas y de leyes de la gravedad por unas horas.

Pero la intención muere justo en el borde de mis labios porque ella me ha puesto una mano en la nuca y me está besando, allí mismo, con los señores Newton y Einstein como únicos testigos.

El libro cuyo título jamás llegaré a saber cae de sus manos, y a pesar de que el ruido que ha ocasionado ha debido oírse en la otra punta del planeta, no lo noto lo más mínimo porque ese beso es lento, casi perverso y me llena el cerebro de saliva y no puedo pensar en nada.

No siento las rodillas y de cintura para abajo sólo hay un latido inmenso y abrasador que me disuelve el cerebro.

 

No hay gravedad -en serio, ¿quién inventó eso?- y finalmente me agarro en parte a la estantería, en parte a ella para evitar caer al suelo, como el libro o aquella manzana y acabar formando parte de una nueva ley física sobre los efectos de enrollarse contra la estantería de una biblioteca.

En estos instantes, no entiendo la Física ni toda esa pamplina de que el tiempo es una variable universal. Ahora mismo, el tiempo es un chicle que se estira, se hincha, nos engulle y explota mientras sus manos reaccionan y me envuelven, una en la nuca, otra en la base de la espalda. Más cerca, más cerca

 

-          ¿Quién está ahí?

 

Nos apartamos de un respingo. Siento que mis ojos van a saltar al vacio y que mi corazón es un trapecista sin red. La encargada de la biblioteca aparece de detrás de una de las estanterías y - por favor, que no haya visto nada- se pone las gafas para enfocar la mirada mientras yo suelto un suspiro con alivio.

Noto como Ángela la mira preocupada, casi sin poder respirar. En esos instantes todo me da vueltas, no recuerdo la constante de proporcionalidad, ni siquiera el año en que Newton enuncio su primera teoría, sólo se que podría entrar en combustión espontánea en ese momento. Alli mismo. Entre aquellas estanterías que me separan de la más dulce de las muertes y el mayor bochorno de mi vida.

 

Mientras ella le da algún tipo de excusa a la encargada intento no mirarla. Alta, despeinada, labios hinchados, ojos eléctricos.

Tengo que salir de allí.

Ahora.

Ya.

 

-          Tengo que....

 

Calmarme. Morirme. Morder una manzana

 

O podría salir de allí, si dar explicación alguna, con el pulso salvaje por todo mi cuerpo y la boca cosquilleándome.

 

O podría respirar. 

Hacer un ruidito de sorpresa, salir corriendo y entonces, por fin, inspirar, espirar y odiar  y amar a Newton con la misma intensidad.

 


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