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Koori por Hefestion

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Notas del fanfic:

Dedicado a mi estimada, Ángel...

Aquí está... por lo menos una parte... ¿sabes?, no recordaba que fuera tan largo ^_^;;; lo siento, lo publico así porque crece el compromiso de revisarlo pronto y además te demuestro que en verdad he estado trabajando en él.

Para tí con todo cariño!

Kary.

 

 

Koori

Kari no Chiryu

Acto  I.

En una mañana clara de primavera, los pajarillos se desperezaron en la cima de los follajes, los árboles de Sakura se agitaron gentilmente con el viento derramando a sus pasos, pétalos blancos y rosas de la preciosa flor de cerezo.

Shiryu disfrutó la escena al hacer sus ejercicios matutinos. No, disfrutarlo fue subestimar la maravilla del día y el paisaje, quizás había una palabra más apropiada pero no en el lenguaje humano, más bien dejó que su corazón se regocijara con el trinar de la avecillas que volaban a su lado. ¡Ah!, se sintió como en una película vieja de disney.

Las horas tempranas del alba, cuando los grises claros del cielo cedieron sus dominios a rosas pálidos... eran los momentos más gratos de Shiryu al hacer sus ejercicios por las calles casi desiertas.

El chino respiró profundamente en el aire fresco. ¡Ah!, vivir... la vida era perfecta.

Disminuyó su trote al umbral de la mansión, sus amigos lo esperaban para el desayuno.  Esta idea le hizo sonreír e imprimir energía en su paso para convertirlo en carrera sin embargo un estornudo le hizo detenerse y frotar su nariz.  ¡Oh Dios!, cómo odio el frío.

El sol comenzaba a entronarse en el cielo que ahora era casi celeste en su presencia, el clima, sin embargo, se le antojo frío.  -¡Un momento!.  ¿Frío?-.

Volvió a estornudar. -Brrrr... Sí, frío, ¿cómo es posible?-.

El romance de la escena fue roto completamente.

Odió el frío y no importa cuántos pétalos de sakura cayeran o cuantos pájaros trinaran, la magia se había marchitado sin remedio.  Como si leyendo sus pensamientos a intuyendo sus sentimientos los pájaros de dulces colores le sacaron sus triangulares y diminutas lenguas alejándose del lugar mientras los árboles dejaron de enviar pétalos, dando más bien, un respingón arrogante.  ¡Ah sí, la magia se había ido!.

Mientras aún miraba alejarse a los pájaros, el caballero Dragón escuchó un sollozo en los jardines.  Giró su cabeza hacia el sonido.

Curioso y preocupado, buscó la fuente de los gimoteos; no le tomó mucho tiempo encontrar a una niña rubia oculta tras un  árbol de roble.

Frunciendo el entrecejo, apretó al puente de su nariz para impedirse estornudar pues estaba convencido que con cada paso que dio  hacia ella, la temperatura bajó un grado (o mil).

La niña sollozó de nuevo, era un sonido corto y estrangulado, una ráfaga muy frágil pero más fría cruzó el aire durante unos segundos escasos.

El Dragón estaba tan desconcertado por el extraño evento que en principio no atinaba a qué hacer, pero dejándose llevar de sus instintos paternales, se acercó a la niña tratando de aliviarla con palabras suaves.

"Hola"

"Sniiifff".  La pequeña muchacha no levantó el rostro de entre sus manos.

"¿Pequeña?, hola".  Intentó otra vez, sentándose junto a ella a pesar de su resabio al frío.

"Snifff".

Pestañeó antes de aclarar la garganta

"Mi nombre es Shiryu, ¿cuál es el tuyo?".  Decidió cambiar las líneas o estaría allí sentado todo el día diciendo ‘Hola'.

Finalmente, algo en sus palabras provocó una reacción en la niña, quien con expresión de esperanza levantó el rostro húmedo para encontrarse con el de su benefactor.

La niña heló ante la imagen del caballero.

Y Shiryu se paralizó al contemplar un par de ojos azul océano mirándolo incrédulamente.

No supo decir de quién,  pero podría jurar que ha visto ese rostro antes.

En el próximo momento, los brazos de Shiryu estaban llenos de una pequeña de seis años regocijándose contra su camisa.

"Creí... que me había perdido... creía que... me había perdido". Hipó, sosteniendo en sus diminutos puños manojos de la camisa blanca de Shiryu quien aún no reaccionaba de la impresión. "Tío Daneus me dejó aquíííííí... sola, es malo... ".  Lloró abiertamente contra su pecho.  Suspirando, la envolvió en sus brazos, frotando su espalda y susurrando dulzuras a sus sienes.

Aún confundido, notó que la temperatura había regresado a lo que, en esta época del año, era normal. (Lo notó porque ya no sentía la urgencia de estornudar)

Meciendo a la menor en sus brazos, meditaba en el evento.

Evidentemente, la niña no tuvo algún tipo de cosmos y sin embargo, a Shiryu lo urgía una sensación de familiaridad... era algo, a lo que no supo darle nombre.

Sonrió cuando el cuerpo pequeño se relajó tras el descargo de sus lágrimas, finalmente, una pequeña cara de porcelana buscaba en su rostro con una sonrisa liviana.

Con una mano mansa, Shiryu limpió el resto de las lágrimas que aún manchaban la piel delicada.

"No me has dicho tu nombre, pequeña".

La niña frunció el entrecejo, parecía enfadada. Ahora, Shiryu podría apostar cualquier cosa a que ha visto esa expresión en la cara de alguien más.

"Soy Koori, tía, no juegues".

¿Sorprendido?, ¿Quién?, ¿él?... hahahaha.  Él fue el sereno y meditativo caballero Dragón, su vida entera entrenó para no dejarse abatir por las circunstancias.

...

--AHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH---

"Yo...".  Se encontró sin palabras, lo cual era grave pues Shiryu siempre tuvo algo que decir. Primeramente, quién era la niña, y por qué lo llamó tía... ¡¿TÍA?!.  Su voz gritó en su mente: ‘No me parezco una mujer'... Entonces aclaró su ‘garganta' mental y escogió la voz de Ikki: ‘Joder, no me parezco una mujer'.

"Ah... ¿Koori?". -¿Koori?, que nombre más extraño--. Preguntó intentando sostenerse hacia su sanidad mental.  La niña sorbió con alegría antes de asentir y sentarse en su regazo. 

 

En su chaqueta deportiva y pantalones de algodón, Shiryu lucía, ciertamente como una figura más bien andrógina... hasta que...

Frunciendo en ceño, la infanta trató de acomodarse en sus piernas.

"¿Tía, qué traes en tus pantalones?, es como sentarse en el regazo de papá".

Nunca antes en la vida Shiryu hizo lo que a continuación: Se ruborizó... muy...muy profundamente.

"Koori, ah... (Respiración profunda)... ¿cómo se llama tu papá?".

"Papá".  La inocente respondió de inmediato.

Shiryu comenzó a preguntarse si quizás aún estuviera dormido.

Salvando un poco de su dignidad, se negó a hacer la siguiente pregunta instintiva, sabiendo que la respuesta sería: Mamá.

Quizás la niña estaba confundiéndolo con alguien.

¡¡ESO ES!!, la niña lo confundía con otra persona. Lo mejor que podría hacer era buscar ayuda.  Quizás a través de los contactos de la fundación encontrarían a sus padres. Otro caso resuelto por el cerebro de los santos de bronce.

"¿Koori, vienes conmigo?".

La niña sonrió bellamente, era un gesto tan genuino, tan tierno y tan soberanamente dulce, que Shiryu no pudo sino tragar a la impresión.  Hasta el momento estuvo seguro que nadie podría reproducir la pureza de la expresión de su compañero más joven.  Pero ahí estaba, en este rostro infantil, la sonrisa del caballero de Andrómeda.

.Acto II.

Afortunadamente, Sahorí estaba en casa, pensó con alivio.   O podría perder el juicio muy pronto debido a la niña quien, aforrándose a su cuello, chupó el dedo pulgar de su mano libre.

"¿Tía?, ¿por qué cambiaron los muebles?". Dijo haciendo una pausa en su amamantar. El dedo diminuto estaba húmedo y arrugado. Shiryu se concentró en él para no salir corriendo.  Lo molestó sentirse así, pero algo muy profundo le decía que el caso no era tan ordinario como pensó inicialmente.

Suspiró.

"¿Tía?, ¿cuándo cambiaron las pinturas?. ¿Y por qué no está el cuadro de la abuela en la sala?. ¿Quién hizo estas galletas?. ¿Por qué no las hacían antes?.. ¿Dónde esta tío Daneus?, ya verá, le diré a papá lo que me hizo. Tía Ikaru lo castigará".  A esto, la niña sonrió, comiendo una galleta a la mesa.   Shiryu tenía la cabeza dentro del refrigerador.

"¿Tía?, ¿te sientes mal?".

"¿Hm?". - ¿Mal?... hahahahaha.... (sniffff) ¡Ay Shunrei!, cómo quisiera estar contigo--.

"¿Tía?".  El tono de preocupación le hizo enfocarse.  De acuerdo, él era el adulto, la persona responsable.  Se dirigió a la puerta de la cocina.  "¡SAHORÍ!".  Gritó hacia la casa. A quién sea.  Debió irse con los pájaros cuando tuvo oportunidad.

Era tan extraño ver al caballero sereno en esta actitud, fue como si la niña tuviera un efecto especial en él.  Suspirando, se acercó a la niña que de nuevo parecía asustada. "Lo siento".  Se sentó a su lado, había puesto varios libros en la silla para que pudiera alcanzar la mesa.

"¿Estás bien?, ¿Quién es Sahorí?".  Preguntó llevando una mano diminuta de porcelana a la frente del su ‘Tia'.

 Shiryu sonrió al contacto, una escena se repitió en su memoria, vieja por las capas de tiempo pero apreciada como tesoro.

Una escena en la cual un Shun de ocho años de edad se acercó a Hyoga, quien exhausto de su entrenamiento, jadeaba sentado en la hierba; colocando una mano diminuta en su frente, hizo la misma pregunta.

"¿Estás bien?". 

"Sí, cariño.  Estoy muy bien".  Tomó la mano pequeña para besarla.

"¿Por qué estás hablando tan gracioso, tía?".  

Cayéndose estrepitosamente de la silla, Shiryu luchó contra el dolor en sus sienes, sus ojos ardieron con lágrimas de frustración.

"Buenos días, Ryu-chan.   ¿Ahora comes en el piso?".  El despampanante rubio entró en la cocina saludando a su amigo con la guasa de eterna.  Una inhalación profunda llamó su atención haciendo que sus ojos celestes se volvieran de inmediato para cruzarse con los puros y profundos ojos azul océano.

Los orbes infantiles rebosaron en lágrimas fresas, sorbió en su respiración.

Para este momento, Shiryu intentaba levantarse, pero la niña saltó de la silla a su cabeza y tomó un impulso fuerte que lo dejó de nuevo en el piso, mientras ella aterrizó segura en los brazos de...

"PAAAPÁAA".

(Demás está decir que los cinco principales de bronce casi vieron su número reducido a tres debido a infartos gemelos)

.Acto  III.

Sorprendido más allá de la creencia.  Hyoga sostuvo en sus brazos a la diminuta cosita quien depositaba besos húmedos en cada lugar posible de su cara... hasta que lo besó sus labios.... y los besó y los besó.... y los besó y los besó... y los besó y los besó...  y los besó hasta que Hyoga se sorprendiera más por esto que por el apelativo de: PAAAPÁAA

"¡Oi!. ¡Oi!.  Calma, cachorro".  Regañó suavemente, pero la niña trinó en risas.   Un sonido de campanillas que heló a Hyoga.  Esa era la risa suave de...

"Papá, creí que me había perdido".  Sollozó al atarse a su cuello.

Hyoga la sujetó mirando encima de su hombro a su compañero caído.  Con un suspiro, Shiryu se levantó, sintiéndose como de doscientos años (destino de los de libra).   Los ojos grises y los celestes se encontraron compartiendo las mismas incógnitas.

"Pensé que me había perdido, pero Tía Shiryu me encontró".

Hyoga buscó al sonido de algo que golpeó el piso...

Corrección, de alguien que golpeó el piso.

Shiryu por su parte estaba encontrándolo... agradable.

--Sí--.  Pensó.  -Está limpió y fresco, podría quedarme aquí el resto del día.  Al regresar a Rozan, haré poner piso de mármol en nuestra cocina... sí, a Shunrei va a encantarle seguramente la idea, será fabuloso, además, es fácil de limpiar y duradero, no se raya y está tan fresco sin llegar a ser frío, uno podría dormir en un piso así sin ninguna dificultad y si alguien sufre de dolor de espalda, acostarse en él no sólo sería terapéutico sino también agradable.  A los niños les encantará, podrán correr por allí y hasta hacer de resbaladillas o algo, y podríamos hacer un día de campo incluso en algo como esto, al maestro seguro que también le fascina, el piso esta casi a su altura y él merece lo mejor, y esto es lo mejor, ¡oh sí!.

"¿Shiryu?".

--¿Cómo sería hacerte el amor en un piso así?.  ¡Ay Shunrei!,  por qué me dejaste venir a Japón, si te niegas, sabes que no vengo--.

"¡¿Shiryu?!".

"Por favor, por favor, sólo, déjame aquí por el resto de día, prometo cuidarlo bien".

"¡Shiryu!, no seas tonto, levántate ahora mismo".   Hyoga lo agitó. La imagen del Dragón en evidente estado alucinante lo conmovió un poco. Ahem. De acuerdo, lo asustó sin medidas.

Koori, sentada de nuevo en su silla, chupaba diligentemente su dedo mientras contemplando la escena improbable.

Por su parte, el Cisne no salía de su asombro entre la actitud imposible de Shiryu y la niña que lo exigió como padre.

"¿Papá?, ¿qué la pasa a tía Shiryu?". La infanta continuaba chupando su dedo y pareciendo honestamente angélica.

Shiryu se lanzó en sus brazos casi al borde de las lágrimas.

Enojado al efecto que las palabras de la niña tenían en su amigo... y en él, Hyoga estalló en cólera desproporcionada.

"Deja de llamarme...".

"¡¡Ohayoooooo, minna-san!!". (¡Buenos días, estimados!)  Saludó alegremente la llama inextinguible de los caballeros de bronce, entonces su alegría trucó en preocupación al ver a su mejor amigo sollozando en los brazos de Hyoga.

"¿Shiryu, qué te pasa?".

"Creo que mi tía está enferma, Tío Seiya".  La niña respondió provocando un gimoteó Shiryu, un gruñido de Hyoga y Seiya.....

"Hahahahahahahahahahahahahahahahahahaha".

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 Familia

(.¡Continuará!.)

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Mi estimada, Ángel-chan, discúlpame que te lo entregue de a granitos, pero si no lo hago así es probable que me tarde un montón revisándolo, de esta manera me obligo a hacerlo. Prometo tenerlo todo listo muy pronto. (Quizás más pronto de lo que te imaginas. No recordaba lo largo que es este fic).

¿Cómo va?... espero que te siga gustando y ¡GRACIAS!, mil gracias por siempre estar allí y apoyarme.

Con amor,

Hefestion/Etigya/Kari no Chiryu o simplemente Kary ^_^

(Saludos a mi Pleasy...)

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© Kari no Chiryu. Noviembre 2000. Revisado. Agosto 2007.

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