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D.A.R.C. por KakaIru

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Notas del fanfic:

Ueno, este es un fic q quiero q leas y pues... podrías llegar hasta el final???

Notas del capitulo: ...

 

 

Se suponía que ellos iban a estar siempre juntos. Se suponía que ellos iban a amarse y quererse hasta el fin de sus días. Se suponía que ellos no tenían ningún problema y definitivamente se suponía que aquello que estaba sucediendo nunca pasaría.

 

Porque ellos dos, Lee y Gaara, se amaban más de lo ambos pudiesen expresar con palabras, pero ellos, justamente en ese momento, estaban… terminando.

 

Ahora bien… ¿Por qué?

 

Todo había sido por una charla que ambos habían sostenido una noche, aclarando sentimientos, desvelando secretos, creando memorias… Gaara, en un comienzo, se había mostrado comunicativo. Le había hecho partícipe de todo el dolor que había padecido desde que fuese un pequeño niño, de la terrible soledad que le atenazaba el corazón cada noche hasta que ambos se encontraran y Lee, gradualmente, eliminara esa soledad.

 

También le habló de los oscuros sentimientos que había albergado en su pecho no sólo hacia su padre sino hacia el mundo entero, sus hermanos, sus conocidos, absolutamente todos los que le rodeaban.  Todo aquello resultaba doloroso, tan triste y desgarrador que el corazón de Lee no pudo evitar conmoverse al escuchar sus palabras.

 

Le había dedicado entonces una sonrisa llena de significado.

 

-El odio no es bueno, Gaara-kun- le había dicho tomando su mano y depositando en ella un tierno beso-, el odio te destruye lentamente.

 

Gaara había asentido, no muy convencido de sus palabras. Pero algo dentro de él quiso tomar esa frase como verdadera pues él, ciertamente, se estaba destruyendo dentro de toda esa espiral de violencia en la que vivía sumido. Él quería cambiar, el quería reír de vez en cuando y talvez sentir algo de alivio en su pecho.

 

El más joven había contemplado a su acompañante.

 

Lee parecía ser el ejemplo perfecto de una buena vida, de una existencia completa y sin desperdicios. Talvez era su sonrisa, la cual en un comienzo le había exasperado y de vez en cuando seguía haciéndolo, o talvez sus palabras tan alegres, cuando parecía no poder ni querer molestarse con nadie aun cuando tuviese razones de sobra para hacerlo.

 

Pero Lee siempre insistía en eso de que el odio no era bueno, ni el rencor ni la venganza. Al comienzo para Gaara había resultado un tremendo golpe aceptar este hecho pues él, toda su vida, había pensado que la venganza era lo único que lo mantenía con vida, dándose cuenta al final que no era esto lo que lo movía pues él… prácticamente estaba muerto; muerto en vida.

 

Eso antes de conocer a Lee y poder vislumbrar un poco de esa alegría que le caracterizaba y, aún así, se dio cuenta de que toda esta felicidad que Lee irradiaba no era tan plácida como aparentaba ser.

 

Lee talvez no era rencoroso ni guardaba oscuros sentimientos en su interior, pero igualmente tenía cientos de problemas que lo hacían humano, como Gaara, como Naruto, como Sasuke, como todos…

 

Lee siempre había tenido complejos… ese tipo de complejos que tratas de ahuyentar con una sonrisa, sintiéndote feliz y dichoso de estar con vida y en una situación mejorable. Al contrario de lo que Gaara pensaba, Lee había sufrido mucho, aunque no guardara rencor a las personas que le provocaran dicho sufrimiento.

 

-Es que no eres humano- había dicho Gaara al término del relato de Lee, convencido de que el otro chico debía venir de otro mundo si actuaba de esa forma tan ligera y afrontaba de ese modo tan ‘positivo’ sus problemas.

 

-Claro que soy humano- había respondido Lee sonriendo, claramente divertido por la poco acertada, más sí graciosa, afirmación de Gaara-, pero no soy infalible, Gaara-kun.

 

Y la cosa había terminado allí, con un beso, una caricia y toda una noche entretenida y llena de pasión.

 

Hasta allí todo había estado estupendamente bien. Pero luego habían  comenzado a hablar de sus problemas, a sincerarse de forma demasiado natural.

 

Gaara había comenzado, una noche, acercándose al pelinegro quien le miraba expectante desde el marco de la ventana.

 

-Tengo ganas de matar a todos- había dicho Gaara como si fuese lo más normal del mundo-, creo que si mi padre estuviese vivo lo mataría.

 

Lee había sonreído un poco ante esta frase cargada de cierto cinismo. Gaara sabía perfectamente que no podía matar a su padre aun en la remota posibilidad de que el mismo estuviese vivo.

 

-¿Por qué?- había preguntado el pelinegro mirando al cielo.

 

-Porque por su culpa he padecido horrores… Por su culpa sufrí demasiado… y todo lo que me hizo, el odio en su mirada, sus palabras llenas de veneno… todo eso me lastimaba, me dolía, nunca ha dejado de dolerme.

 

Lee se había conmovido ante esta confesión, pero suponía que si respondía de la misma forma, tan profunda, las cosas acabarían tomando otro rumbo muy distinto de lo que Gaara debería hacer, así que optó por tomárselo con humor y tratar de ayudar a Gaara sin suponer para el otro demasiados problemas en los cuales pensar.

 

Una sonrisa.

 

-Gaara-kun, si mataras a tu padre serías buscado por toda tu villa, si te atraparan te torturarían y talvez te matarían…

 

-Talvez eso no sea tan malo.

 

-Dejarás atrás todas las cosas que amas…- otra sonrisa- Abandonarás tu aldea, tus recuerdos, tus hermanos... me abandonarás a mí.

 

Gaara le había mirado, apenas un par de segundos.

 

-Tienes razón- había terminado aceptando-, no creo que le matara. Porque si lo hiciera tendría que dejar de lado todo lo que me importa: mi aldea, mis recuerdos, mis hermanos, a ti.

 

Una diminuta carcajada.

 

-A lo último pero al menos te importo- como siempre, Lee tomándoselo todo con buen humor.

 

Gaara había emitido una débil sonrisa.

 

Si supiera…

 

Luego de esa noche todo parecía seguir su curso. Las misiones, las despedidas, las horas en silencio con los nervios descontrolados en espera de que volviese sano y salvo, las risas, los silencios, las palabras medidas, las peleas, los malos entendidos, las disculpas…

 

Porque ellos eran eso, eran una pareja, pero más que eso, eran amigos.

 

O se suponía que eso eran…

 

-No te rías, por favor- había sido esta la frase detonante de todos aquellos sucesos que acareaban su abrupta separación.

 

Porque lo único que Lee necesitaba en ese momento era… comprensión, apenas una pizca de entendimiento y no esa risa fría y serena que Gaara le regalaba. ¿Acaso creía el otro que era un juego? Lee estaba siendo sincera, por primera vez se había mostrado abierto y, aún tratando de animarlo, se había expuesto.

 

Gaara le había contado uno de sus tantos problemas y Lee había hecho otro tanto para que así el pelirrojo supiese que, a pesar de ser amable y alegre, él también podía ser débil.

 

Pero la reacción de Gaara había sido… inesperada.

 

Porque Gaara se había reído, se había burlado y Lee se sentía horriblemente mal.

 

-¿Por qué te ríes?- preguntó Lee, incrédulo de pronto.

 

-Es que me ha parecido gracioso- dijo simplemente, sin medir el calibre de sus palabras y la forma en que el otro pudiese tomarlas.

 

Para Lee esta contestación fue como un derechazo a pleno corazón, un golpe de lleno, directo a lo más hondo. ¿Gracioso? ¿Dónde estaba la gracia? ¡Él estaba siendo sincero! ¿Por qué el otro tenía que reírse?


“Gaara, por favor, no te rías, esto significa mucho para mí”, habría pedido de no ser porque su propia tristeza comenzaba a hacer estragos en él. Y junto con la tristeza afloraba el enfado porque se suponía que Gaara debía comprenderlo, porque se suponía que cualquier persona podía darle la espalda menos él…

 

-Entiendo- dijo agachando el rostro- sólo recuérdame no volver a hablarte de mis problemas- estaba muy molesto, pero Gaara parecía no captar aquello, para él era sólo un juego.

 

-Vamos Lee, no hagas berrinches- dijo mostrando una pequeña sonrisa.

 

Él no quería parecer un ser sin corazón, pero los problemas de Lee se le hacían más bien graciosos. Lee no había sufrido nada en comparación con él mismo, tampoco que se lo deseara, pero era como si sus problemas no fuesen la gran cosa. De hecho esa era su manera de hacer sentir bien a Lee, diciéndole que no es algo sumamente grave, que no hay necesidad de preocuparse por ello.

 

¿Acaso Lee no lo entendía?

 

Gaara lo único que intentaba hacer era dar ánimos a Lee, aunque sus métodos no fuesen muy ortodoxos. Pero el mismo Lee parecía no darse cuenta de ello.

 

-Basta Gaara, no hay caso. Sólo sepas que si necesitas algo no dudes en pedírmelo, que igual no te pido nada a cambio, ni siquiera una mísera gotita de comprensión de tu parte cuando yo tenga algún problema- había dicho, pero sus ojos estaban húmedos y gruesas lágrimas amenazaban por caer.

 

-Lee, pues lo lamento mucho, ya no te vuelvo a decir nada, y si tener compasión y me ría de algo que me causa gracia es malo, entonces no me lo cuentes.

 

Esto fue la gota que colmó el vaso, porque Lee no quería escuchar precisamente esas palabras, con las cuales Gaara daba por sentado que no tenía intención alguna de entenderle o apoyarle, sino que simplemente se limitara a no decir nada más. Y eso era cruel, era triste y a Lee le dolía más que cualquier otra cosa. Justamente en ese instante su problema más doloroso era ese: era Gaara.

 

-Pues haz como quieras- dijo perdiendo finalmente la paciencia- y gracias por tu compasión, pero no la necesito.

 

-¡Pues bien por ti!- Gaara realmente se alegraba por ello, pero sus palabras, nuevamente, fueron malinterpretadas.

 

-Basta Gaara, déjame en paz, no puedo creer que seas tan insensible- aquí le pelirrojo no supo qué pensar-, ¿cómo puedes tratarme así?

 

-Lee, yo sólo…

 

-Te burlas de mis problemas…- dijo el mayor.

 

-Sólo me causó gracia, no es para que te pongas así. Además, talvez sería mejor si estuvieses hablando con otra persona…

 

-¡Pero yo quiero hablar contigo! ¡Se supone que nos queremos!- exclamó con voz aguda y llorando abiertamente.

 

Gaara se mantuvo en silencio.

 

¿Qué tenía que ver eso ahí?

 

De pronto una luz brilló en su cerebro. ¡Oh no! Lee lo había entendido todo mal.

 

-Espera- dijo cuando el otro intentó levantarse e irse-, no me comprendes.

 

-Creo que hasta hoy te he comprendido lo suficiente- musitó.

 

Y habían llegado hasta ese punto de quiebre, donde ellos estaban terminando. Gaara no lo comprendía. Lee mucho menos. Las palabras habían salido solas de sus labios pero, ¿qué significaban? ¿Ese ‘hasta ahora’ quería decir ‘nunca más’?

 

De pronto ambos estaban en silencio.

 

¿Qué hacer?

 

-Creo que debemos darnos un tiempo- susurró Lee algo incómodo.

 

Gaara lo pensó unos segundos y asintió.

 

Sí. Pensar un poco. Talvez no demasiado. Pero sí lo suficiente. Porque algo estaba pasando entre ellos dos, y ese algo era muy importante.

 

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Quiebre

 

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Lee dio una vuelta en su cama.

 

Gaara se había marchado, y él se había molestado. Gaara, antes de irse, también lucía algo molesto, talvez porque Lee le había gritado que era una persona ‘insoportable, inmadura y odiosa’.

 

El más joven simplemente había dicho:

 

“-Oh, que problema… pues ni modo”

 

Y ahí había terminado la conversación. Sin duda alguna esa era la peor pelea que ambos habían tenido. Generalmente discutían por tonterías, pero las cosas no pasaban a mayores, Gaara NUNCA se había ido de casa. Pero ahora… ya no estaba.

 

Y Lee se había encontrado a sí mismo sin poder sacárselo de la cabeza.

 

¿Por qué habían peleado en primer lugar?

 

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Soledad

 

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Gaara volvió la vista al techo.

 

-Talvez debas ser un poco más comprensivo- dijo Kankuro mirando fijamente a su hermano.

 

-No sabes nada- fue la sencilla respuesta del menor.

 

-Lee hizo que dejaras de pensar en mí como un enemigo, te ha inculcado lo que son los buenos sentimientos, ¿por qué no tratas de ponerte en su lugar?- preguntó con algo de temor ante los cambiantes ánimos de su hermano.

 

Gaara cerró los ojos.

 

-Déjame solo- ordenó sin mirarle siquiera.

 

Kankuro se encogió de hombros y salió de la habitación soltando un suspiro.

 

El pelirrojo trató de dormir. Pero las palabras de Kankuro resonaban en su cabeza. Después de todo tenía algo de razón. Aún recordaba los múltiples momentos en que Lee le repetía hasta el cansancio que el perdón era la mejor salida a una mala situación, que sus hermanos le querían aunque en el pasado no lo hubiesen demostrado, y tanta había sido su insistencia que Gaara realmente había comenzado a creer en sus palabras.

 

Pero ahora… ellos estaban tan lejos uno de otro…

 

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Límite

 

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Se detuvieron cuando se encontraron de frente. Casualidades de la vida, o del destino, o quién sabe. Pero ellos estaban ahora encarándose. ¿Qué decir?

 

Lee intentó seguir de largo pero sus pies no se movieron.

 

Gaara le miraba demasiado fijamente.

 

Ahí estaba… el momento que había estado esperando…

 

CONTINUARA.....................

Notas finales:

Gomenasai!!!! T-T

Gaara-kun, me perdonas??? ToT

Escribiremos juntas el final o seguirás molesta conmigo??? T-T 


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