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D.A.R.C. por KakaIru

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Notas del capitulo: Gracias x leer!! ^^

 

 

 

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Tensión

 

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Lee agachó el rostro, confundido de pronto. No sabía qué hacer ni qué decir. De pronto la antigua molestia parecía desaparecer, y en su lugar quedaba un triste vacío. Gaara le miraba, fijamente, como siempre.

 

El más joven, harto de estar en silencio, carraspeó, pero antes de pronunciar palabra fue interrumpido por el otro...

 

-Gaara-kun- y el aludido se dedicó a contemplarle. ¿Qué diría?

 

Lee recordó, de pronto, la charla que había tenido con su amado sensei...

 

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Recuerdos

 

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Lee había ido a entrenar, como de costumbre, porque nada ni nadie podía hacerle cambiar su rutina, ni siquiera Gaara... bueno, talvez sólo Gaara. El caso es que ambos habían peleado y no se habían vuelto a ver en dos días, los cuales habían sido los peores. ¿Por qué tenía que extrañarle tanto? ¿Por qué se había permitido quererle de esa manera?

 

-¡Lee!- le llamó Gai-sensei con un rostro demasiado serio como para ser normal- Estás demasiado distraído- afirmó.

 

El más joven sólo pudo desviar la mirada a un costado. Podía engañar a Tenten e incluso a Neji, pero jamás podría engañar a su maestro, tampoco que quisiera hacerlo.

 

-He peleado con Gaara- musitó en voz tan baja que Gai tuvo serios problemas para escucharle, aún así ya se imaginaba algo como aquello.

 

Suspiró.

 

-Ven- le llamó el extraordinario sensei haciéndole recostarse a la sombra de un frondoso árbol- ¿Qué sucedió?

 

Y Lee estuvo a punto de llorar.

 

-Gaara no me comprende...- respondió con la voz en un hilo- Discutimos por una tontería...

 

-¿Qué pasó exactamente?

 

Y Lee procedió a contarle todo con lujo de detalles, incluidas las palabras del pelirrojo y la forma en la que ambos se habían despedido, obviamente no de la mejor manera. Finalmente, luego de escuchar toda la historia, Gai había suspirado de nueva cuenta.

 

A veces... Lee podía ser muy tonto.

 

Aún así se le hacía algo gracioso... claro, no se reiría, ya sabía lo que podía ocurrir si hacía eso.

 

-Lee, ¿has pensado en disculparte?- inquirió el mayor.

 

-No fue mi culpa... no tengo porqué disculparme- Gai le miró y sonrió abiertamente, tomándolo por los hombros e impregnándole toda esa confianza que él derramaba a raudales.

 

-¡Lee! ¿Qué importa de quién es la culpa? Si le quieres no puedes permitir que una pelea te separe de él... Además, ¿has intentado ponerte en su lugar? Puede que hayas malinterpretado lo que sucedió...

 

El más chico había meditado largo tiempo a sus palabras.

 

¿Realmente debía ser él quien se disculpara?

 

Pero... le quería, de eso no había duda. Entonces... ¿por qué pelear?

 

-¡Gai-sensei...!

 

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Realidad

 

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-Gaara-kun- susurró- ¡Toma!

 

El pelirrojo abrió los ojos con desconcierto, no sólo por la acción en sí sino porque Lee le estaba ofreciendo... ¿una carta?

 

De igual forma, con toda la sorpresa que podía caber en su aturdida mente, tomó el impecable sobre blanco y lo guardó entre sus ropajes.

 

-¿Qué es esto?- preguntó.

 

-Sólo léelo... por favor.

 

Y Gaara supo que no podía negarse a esa petición. Y su curiosidad se hizo inmensa. ¿Qué podía decir la carta? ¿Era tan importante?

 

-Lee...

 

Le llamó, pero no obtuvo respuesta. Alzó la mirada y contempló... el vacío. Lee se había marchado aprovechando su momentánea confusión. Y en cambio había una carta, sí, una sencilla y simple carta que talvez terminara de arreglar las cosas, o bien podía destruirlo por completo.

 

¿Sería prudente leerla?

 

Por momentos... dudó.

 

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Confesión

 

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Paseó sus ojos por la emotiva misiva y de pronto pensó que lloraría. Lee jamás había hecho eso... ni se había mostrado tan afectado por nada. Y de pronto leerle de esa forma... había tanto arrepentimiento en sus palabras que no pudo evitar sentirse culpable...

 

-Gaara...- le llamó Kankuro, pero no obtuvo respuesta, su hermano había desaparecido.

 

Mientras tanto, en su habitación, Lee se removía entre las sábanas. ¿Gaara habría leído la carta? ¿Habría significado algo para él? ¿Y si se molestaba aún más? ¿Y si no le importaba? ¿Y si la botaba o se deshacía de ella?

 

De pronto un ruido le distrajo.

 

Unos toques en su ventana.

 

Con sumo desconcierto contempló la casi etérea figura de Gaara entrar por la ventana cual ladrón furtivo... o cual ninja experimentado. Aún así había en Lee una sorpresa imposible de ocultar, y sólo con verlo se concentraba en su pecho una enorme emoción que le impedía respirar.

 

-Lee-kun...- susurró Gaara agachando el rostro, conteniendo una emoción que parecía sobrepasarle.

 

En su mano llevaba la carta escrita por Lee, esto también lo notó el pelinegro pero  prefirió no hacer ningún comentario, en cambio su corazón se agitaba de la emoción, a causa de la expectativa por escuchar las palabras de Gaara, y cuando le oyó... una alegría arrebatadora inundó de lágrimas sus ojos.

 

-Me hiciste sentir peor, Lee- admitió sin levantar la cabeza-... porque a mí no me gusta discutir contigo y espero que lo sepas.

 

Lee iba a decir otro tanto pero las orbes aguamarina que le taladraron el pecho le hicieron guardar silencio.

 

Gaara iba a sincerarse... Gaara iba a hablar... y cuando Gaara quería hacer algo los demás debían callar.

 

-Tienes razón en muchas cosas- continuó el pelirrojo volteando el rostro a un lado, apretando tanto los dientes como los puños; impotencia-. Yo... jamás debí haberme burlado de tus problemas si eran tan importantes, pero...- aquí hubo una nota de desesperación en su voz- compréndeme, por favor, crecí en un entorno donde no puedes confiar en nadie, ni en tu propia familia... Yo jamás quise darte la espalda pero, ¿qué soy yo el único que no puede enojarse?

 

Lee lo meditó, nuevamente, sintiéndose culpable.

 

Era verdad, todo eso él lo sabía de antemano. Los terribles recuerdos de Gaara, todo lo que había padecido, el supremo dolor que le había acompañado toda la vida. Se le hacía entonces hasta un poco justificada su actitud... Y él no había comprendido a Gaara...

 

De pronto se sentía tan... terriblemente mal.

 

Sintió entonces un nudo en la garganta, porque Gaara era tan sincero...

 

-Yo tampoco pude dormir- y al decir esto un casi imperceptible sonrojo se instaló en sus pálidas mejillas-, sinceramente ahora sí me sentía un monstruo.

 

A Lee se le encogió el corazón al escuchar esto.

 

-Sé que nadie me ha querido tanto como tú y por eso a veces me siento dudar- los ojos de Gaara se humedecieron peligrosamente empañando su visión-. Pero... te quiero mucho, y no te cambiaría por nada. Tú fuiste la persona que me enseñó que la venganza y el rencor envenenan el alma, y el hecho de yo haberme reído de tus problemas es la prueba de que estoy lleno de veneno. Pero yo, ¿realmente te importo?- preguntó esto último viéndole directamente a los ojos, sus gemas azules demostrando todo el temor que sentía.

 

Lee sintió ganas de llorar.

 

Demasiada emoción para ser contenida.

 

-¡¡¡Gaara-kun!!!- exclamó lanzándose a los brazos del pelirrojo, estrechándolo cariñosamente y con gruesas lágrimas recorriendo su rostro; algo sorprendido Gaara le correspondió- ¡¡¡Claro que me importas!!! ¿Cómo puedes preguntar algo como eso? ¡Para mí eres la persona más importante en mi vida!

 

-Entonces...- inquirió el más joven- ¿me perdonas?

 

Lee sonrió.

 

-Por supuesto, Gaara-kun- respondió suavemente, acercando su rostro al del otro y murmurando contra sus labios-. Yo sé que no estás lleno de veneno. Sé que tienes un corazoncito que vale mucho, ¡mucho más de lo que piensas o te han hecho creer...! Yo lo sé y tengo fe en ti. A mí también me duele mucho enojarme contigo. No quiero que volvamos a discutir, onegai...

 

Dijo esto último antes de juntar sus labios en un corto beso aunque cargado de significado.

 

-Lee-kun...

 

-Yo también te quiero, Gaara-kun- completó la frase del otro.

 

Gaara sonrió de forma apenas perceptible. Sí, él también le quería...

 

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Comienzo

 

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Lee abrió los ojos con lentitud, habituándose poco a poco a esa claridad cegadora que se colaba por la ventana de la habitación. A su lado Gaara le observaba, como de costumbre, con esa mirada suya tan intensa y, para algunos, escalofriante, pero no para Lee, cuyo corazón palpitaba de alegría con tan sólo contemplar esas bellas orbes turquesas.

 

-Buenos días, Lee-kun...

 

El pelinegro sólo atinó a abrazarle, hundiendo su rostro en el pecho del otro. Gaara lo encerró con sus brazos y lo apretó aún más contra sí.

 

"Gracias por brindarme tu cariño y tu amistad, Lee-kun, no sabes lo que significa para mí. Yo también te perdonaré todo, mi Lee-kun, porque realmente aprecio que estés conmigo siempre, en las buenas y en las malas..."

 

Gaara...

 

"Siempre estaré aquí para brindarte todo mi apoyo y cariño, Gaara-kun... Aunque aun no lo creas, realmente significas mucho para mi..."

 

Lee...

 

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Final

 

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*** OWARI ***

 

Notas finales:

Nuevamente, gracias x todo!! ^^

Te quiero mucho! ^^


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