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En tus Zapatos por Supa_Mame

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En tus zapatos

 

Capitulo Dos: Intentando recuperar.

 

Sábado en la mañana, el sol se asomaba lentamente entre las montañas del oriente de ciudad Central. Su luz comenzó a invadir hasta los rincones más obscuros de aquella ciudad tan ocupada. Todos, al sentir el sol invadiendo sus ventanas, se levantaban y comenzaban su día. Todos... excepto Edward, quien se había pasado toda la noche en vela pensando sobre cierto coronel quien dormía placidamente del otro lado de la cama.

Roy dormía dándole la espalda al menor y Edward se había pasado todo este tiempo tratando de encontrar una posición cómoda para dormir... la cual nunca encontró.

 

'Que extraño se siente no dormir entre sus brazos...', pensó Edward abrazándose a si mismo.

Pero es que después del día anterior, de los problemas y las discusiones, Edward tenía miedo de arruinarlo todo... arruinarlo como CASI lo arruinaba la tarde anterior.

 

Suspiró y se aventuró a abrazar a su coronel por detrás, descansando su cabeza en la espalda del otro como si fuera la almohada más cómoda del mundo.

 

Roy se acomodó un poco al sentir el nuevo calor en su espalda, sintiendo como algo le rodeaba la cintura, acurrucó más su cabeza en la almohada, intentando recuperar el sueño que aquella mano fría le había quitado.

 

Abrió un ojo.

 

Resultó imposible....

 

Se estiró bajo las sabanas y se levantó de la cama, viendo con ojos adormilados a todas direcciones, para ver después al rubio que no despertaba, sonrió con ternura, hacia meses que no se abrazaban en la cama, había olvidado la sensación fría del automail del rubio.

 

Se inclinó y besó la frente del rubio, para susurrar un -Buenos días -muy quedito, para no despertarlo.

 

-Mmm...- Murmuró Edward aún sin abrir los ojos, amando los  suaves y tibios labios que habían besado su frente.-...nos días...

 

Por más que quisiera, no podría dormir esa mañana... El día ya había empezado y Roy ya se había levantado. Tenía que hacerle el desayuno y comenzar sus deberes en la casa.

 

Roy miró los tiernos ojos de su niño abrirse, con una lentitud increíble, se le veía cansado, Edward no era de los que se les pegaban las sábanas, Roy enarcó una ceja en duda, ¿se habría desvelado?...

 

-¿No dormiste bien, amor? -preguntó mientras acariciaba con ternura los finos cabellos dorados de Edward y lo miraba de la manera más dulce que podía transmitir su semblante frío.

 

Edward colocó sus ojos en Roy y le mostró una débil sonrisa. Lo menos que quería era causar que el otro se preocupara por él. -Estoy bien, no te preocupes.- contestó para después dejar escapar un bostezo de sus labios un poco resecos.

Se sentó en la cama y se talló sus ojos con su brazo izquierdo, limpiándose las lágrimas producidas por el bostezo previo.

 

A Roy la respuesta no lo convenció mucho, pero si no quería armar otra pelea, lo mejor era dejar las cosas así. Se paró de la cama, alejándose de Edward y estirándose un poco, para despertar su cuerpo un poco más.

 

-Sabes, hoy hace un día muy bonito -dijo con una sonrisa, acercándose hacía la ventana del cuarto, abriendo más las cortinas -¿Qué te parece si salimos? -preguntó ladeando la cabeza para ver a su rubio -Hoy no tengo que ir al cuartel.

¿Salir? Pero si él ya tenía su día programado... Tenía que ir al mercado a surtir la comida de la casa, también tenía que meter la ropa de la semana a lavar y tenía que ir a recoger unos paquetes al correo para después dejar una carta de pasada. Si no lo hacía, se atrasaría y tendría más trabajo para el siguiente día.

Pero... si le decía a Roy que no, lo más probable sería que comenzara otra de sus peleas sin sentido y que las cosas se complicaran. No, eso era lo que menos quería.

-¿A dónde iremos?- Preguntó sonriendo, pero por dentro sólo rezaba que no les llevara toda la tarde.

 

Roy meditó un momento su respuesta, pensando en crear algo increíble para poder relajarse como pareja, se colocó un dedo en el mentón, pensando que podía ser bueno. Se acercó a su pareja y se sentó a su lado, tomándolo de la cintura y sentándolo en sus piernas.

 

-¿Qué te parece si vamos a desayunar algo, primero? -preguntó el pelinegro, acariciando los cabellos rubios de su pareja y entrelazándolos en sus dedos -Y después paseamos en el parque, vamos al cine, no se... quiero pasar tiempo contigo -dijo mientras besaba el cuello de Edward, con algo de lujuria.

 

Edward cerró sus ojos al sentir los labios del otro explorando su cuello. Sabía que Roy hacía todo esto para reponer los enojos que, como ayer, habían tenido y valoraba el esfuerzo que hacía que compartieran la tarde juntos como hace mucho no lo hacían. ¿Y si decía que "si"? Después de todo estaba harto de que nunca lo sacara a pasear como cuando apenas habían empezado su relación.

-De acuerdo...- Murmuró Elric disfrutando el tratamiento que el otro le aplicaba.

‘Pero más vale que no nos lleve toda la tarde...', pensó. ‘...O si no te obligaré a ayudarme mañana...'

 

Roy sonrió con sensualidad, besando con más pasión el cuello del rubio, para después tumbarlo ligeramente en la cama. Una de sus manos se atrevió a acariciar la pierna humana del niño, sintiendo como la piel de éste se erizaba al contacto.

 

-Aunque...-susurró al oído de Edward, pasando su lengua por el lóbulo de éste -Podemos recuperar el tiempo perdido ¿Qué te parece? -sugirió, dándole a sus caricias mas atrevimiento.

 

Vaya, hacía tiempo que Roy no coqueteaba con él de aquella manera, debía admitir que le gustaba. No pudo evitar gemir cuando el otro jugueteaba con su lóbulo de aquella manera.

-Roy...- Susurró. -Espera...

Pero por más que quisiera dejarse hacer, no podía, muy y apenas podía mantenerse despierto. Intentó separarse de Roy, empujándolo, no con mucha fuerza, hacía atrás.

 

Más ignoró toda protesta del rubio, tenían meses de no tener intimidad, también necesitaban sentirse amado y estaba seguro de que Edward sentía lo mismo, más no lo sentía muy excitado que digamos, apenas y le respondía las caricias, ¿o era que lo intentaba alejar?

 

Roy se atrevió a meter una mano entre la camiseta enorme que la hacia de pijama y acarició el pecho de Edward con nada de paciencia, queriendo despertar en Edward, el mismo placer que él estaba sintiendo.

 

-Edward... ¿Por qué no cooperas? -preguntó un poco cansado, más el placer era más grande.

 

Edward tapó su boca con su mano humana, en un intento inútil de opacar uno que otro gemido que salía de sus labios ante las acciones del otro. -Roy... ahora no. -pidió cerrando sus ojos con fuerza.

 

Sabía que no lo habían hecho en meses, sabía que ambos necesitaban sacar toda la pasión que tenían dentro, y sabía como se ponía Roy cuando le negaba el placer... pero si lo iban a hacer, quería disfrutarlo y estaba conciente que a falta de sueño se lo iba a impedir.

 

-¿Por qué no?....-le susurró al oído, acomodándose mejor en la cama, destapando al rubio del camisón y empezando a darle ligeros besos en el pecho, pasando sus manos por todo el cuerpo del niño, rozando sus muslos y dando ligeros mordiscos en los pezones de éste -Si te está gustando -le incitó.

 

¿Qué si le estaba gustando? ¡Claro que le gustaba, le encantaba pero no lo estaba disfrutando del todo! Estaba un poco cansado de la insistencia de su pareja y, dudando si era lo correcto o no, utilizó la poca fuerza que tenía y se lo quitó de encima.

Rápidamente comenzó a abrochar su camisón devuelta, dejando nada a la vista del pelinegro.

-Ahora no tengo ganas...- dijo el rubio mientras abrochaba los botones de su camisón. -Más al rato, quizas...

 

Roy gruñó por lo bajó y sin ser muy considerado, le dirigió una mirada de poco cariño al rubio -Pues no te entiendo la verdad -dijo con enojo en su voz, adiós calor.

 

-Te enojas porque estoy muy ocupado en la milicia y no te presto atención -soltó enojado, sin mirar al niño a un lado de el, su cuerpo estaba tenso -Te enojas porque no salimos muy seguido y ni digamos de las noches juntos -reclamó Roy parándose de mala gana de la cama, sin mirar a Edward todavía.

 

-Y cuando quiero recompensarte, ¡a ambos! Te pones en tus moños de "no quiero" perfecto -dijo indignado, abriendo la puerta del baño -¡Perfecto! Como quiera su alteza -concluyó haciendo una reverencia muy notoria y encerrándose en el baño, en un rato más se escuchó el agua caer.

 

Edward bajo la mirada con tristeza y se abrazó a si mismo, lo que había intentado no hacer en todo lo que llevaba del día, lo había logrado en menos de dos minutos... se sentía tan mal.

-Hubiese dormido toda la noche en vez de quedarme pensando... - Meditó en voz un tanto baja para después suspirar con tristeza.

 

"¿No has pensado en dejar esto por el bien de ambos?" Las palabras de Roy regresaron a su mente y Edward intentó alejarlas de él sacudiendo la cabeza rápidamente.

 

No, no quería dejarlo, no quería romper el lazo que compartía con Roy por algo tonto...  Si Roy quería sexo, se lo daría. ¡Tenía que hacer algo!

 

Edward se paró de la cama y se quitó aquel camisón que colgaba de su cuerpo y lo dejó caer a un lado de sus pies.

Nerviosamente caminó hacia la puerta del baño y la abrió lentamente, tratando de no hacer ruido.

 

Roy estaba sentado en la taza del baño, pensando en lo que había ocurrido hace un momento, sus codos apoyados en sus rodillas y su cabeza gacha, miraba sus pies más su atención estaba en lo pasado. ¿Qué le costaba ser considerado? Ya lo había visto, Edward estaba cansado, tal vez tenía razón y se había desvelado, pero ¿Por qué?... 

 

Otra vez... era egoísta, que le costaba preguntarle a ese niño como se sentía... pero no, quiso primero llenar su placer y dejar al final los sentimientos de Edward... eso no era nada justo.

 

Escuchó la puerta del baño abrirse y vio al rubio, que se asomaba penoso, se sintió fatal, por ser el responsable de esa mirada triste.

 

-Edward...-susurró quedito, parecía que Edward no iba a entrar, o eso sentía él.

 

Edward sintió sus mejillas enrojecer imaginándose lo que estaba apunto de hacer por el otro. Dio un paso hacia delante y abrió la puerta completamente, mostrándole al otro que no usaba el camisón que hace minutos usaba, ni que tampoco tenía sus boxers puestos... y que su cabello seguía suelto sobre sus hombros. -Roy... perdón.- fue lo único que dijo parado desde su lugar. No sabía si entrar o irse a esconder al closet, tenía algo de vergüenza al estar desnudo frente al otro.

 

Se quedó de piedra, y no por el hecho de que su amante estuviera desudo frente a él, no, si no por llegar a la colusión que ambos se estaban obligando a hacer cosas para no enojar al otro, eso no era vida... era cuidarse las espaldas del otro... y Edward lo demostró al hacer ese ‘sacrificio'... apretó los puños con fuerza.

 

-No Edward...-murmuró Roy con pena en la voz, sintiendo los ojos arder, se acercó al rubio y tomó una toalla larga para tapar la desnudez de su niño -No, amor... no se trata de esto...-dijo en murmullo, cubriendo el cuerpo completamente de Ed, aquella toalla, color amarillo le llegaba hasta debajo de las rodillas.

 

-Perdóname tu a mí -pidió, abrazando al niño con fuerza medida, para transmitirle su culpa y que la perdonara -No quiero obligarte a nada... si no quieres no importa, soy un estúpido... por no ver que estabas cansado -besó la mejilla del niño con amor -Un idiota, un completo idiota....-dijo con tristeza, intentando que las lagrimas no salieran de sus ojos, abrazó a Edward con amor.

 

Edward se sorprendió por las palabras del otro y por aquel gesto de cariño que estaba recibiendo. Casi al instante le correspondió el abrazo, escondiendo su rostro en el pecho del otro mientras este si dejo sus lágrimas salir y lloró en silencio.

-No te quiero perder... no te quiero perder...- Murmuró abrazándolo como si tuviera miedo que se le escapara de las manos.

 

-Yo soy el idiota...- Se delató. -No supe apreciar lo q-que hacías por mí... Siempre me quejo de que nunca pasamos tiempo juntos, y cuando por fin tenemos el tiempo, lo arruino... Soy un tonto...

 

-No, claro que no me vas a perder, tontito, claro que no -Roy se separó ligeramente de Ed y secó sus lagrimas con el pulgar, siendo delicado para no lastimar a la persona que mas amaba en ese lugar -Dejemos esto, Edward, ¿si?...-pidió Roy sonriéndole con ternura al rubio, viendo aquella carita que tanto le gustaba, bañada en lágrimas -Mira, vamos a bañarnos y después vamos a desayunar ¿te parece o quieres dormir un poco? -preguntó Roy, intentando sonar lo más comprensivo que podía -Lo que tu quieras está bien... pero ya no llores...-lo cobijó en sus brazos.

 

Edward sonrió en los brazos de Roy. Le gustaba como lo mimaba de esta manera cuando se sentía mal. Cerró sus ojos y limpio lo que quedaban de sus lágrimas para después abrirlos de nuevo y mostrarle una sincera sonrisa a su persona favorita.

-Yo sólo quiero estar contigo... ¿puedo?- Preguntó con sus mejillas de rosa clarito.

 

Roy sonrió ante la respuesta tan inocente y llena de amor, ‘si podía estar con él', se acercó a Edward y rozó la punta de su nariz con la del rubio, en un cariñito que hace tiempo no se daban. -Te amo -susurró con cariño -Que nunca se te olvide...-dijo con tanto amor, pero la espinita de inseguridad seguía ahí... ¿Por cuánto tiempo más?...

 

Pasó un rato y Roy estaba en la mesa de la cocina, esperando que Edward terminara de hacer el desayuno, él quiso ayudarlo, más el rubio no se lo permitió, así que solo que quedaba ver el periódico y esperar -Mira, Edward... en un par de horas sale una nueva película, ¿vamos a verla? -preguntó con cierta emoción en la voz.

 

Edward revolvía la mezcla de hot cakes con su mano fuerte, la del auto-mail, mientras con la otra sostenía el tazón azul con la mezcla en él. Miró sobre su hombro detrás de él y observó como Roy veía con interés el periódico.

-¿Una película?- Preguntó siendo sacado de sus pensamientos. Sonrió y asintió para volver a fijar su vista hacia su tazón. -Claro, ¿por qué no?

Sentía como si, entre más tiempo pasaran juntos, más rápido su relación volvería a ser como antes... y eso quería.

 

Prendió el sartén, esperando a que se calentara para así poder cocer los hot cakes y empezar el desayuno.

 

-Ah... pero solo es para mayores de edad -dijo con fastidio en la voz, viendo de reojo como los hombros de Edward se relajaban, lo tomó como decepción -Bueno, el cine queda descartado... ¿tienes alguna idea? -preguntó Roy, cerrando el periódico, viendo la espalda del crío y sus movimientos, jamás se cansaría de verlo, sonrió a su modo, lastima que no hubo acción esta mañana... suspiró por ello. Esperó la respuesta de su niño.

 

Edward detuvo lo que hacía y volteó a ver a Roy. -Bueno...- Rió nerviosamente recordando todas las cosas que tenía que hacer aquel día. -¿Qué tal si me acompañas a hacer las compras?

 

Un momento de silencio.

-¡Y... y-y después de allí vamos a pasearnos!- Agregó rápidamente.

 

Roy se quedó mirando el nerviosismo de su pareja, ¿Por qué algo no le había gustado en aquella respuesta rápida? Entrecerró la mirada... acaso... ¿Acaso Edward le temía?.... no quiso comentar nada, mejor no arruinar la tranquilidad, sonrió con complacencia y solo dijo...

 

-Haremos lo que tu quieras -dijo con cariño, mostrándole amor en sus palabras.

 

Edward le mostró una sonrisa amplia a Roy y asintió. -Gracias.- Dijo con sinceridad mientras se dedicaba a cocinar el primer hot cake con cuidado.

 -Ya hacía falta surtir la despensa... lo único que queda para hacer es bolas de carne y no creo que quieras comer eso toda la semana...- Rió por lo bajo.

 

Roy se crispó ante el comentario del niño y sudó una gota enorme, se rascó la mejilla con gracia -No, verdad... ni yo pienso hacerlo -dijo por lo bajo, pero sabía que el comentario no molestaría a Edward.

 

Desayunaron y platicaron amenamente la mañana entera, limpiaron la cocina y se arreglaron para ir a surtir la despensa, como habían quedado. Cero acercamientos también en el baño... Ni modo... tenía que ser paciente con Edward... y consigo mismo. Salieron de la casa y montaron el carro para dirigirse al mercado y comprar lo necesario.

 

-¿Hiciste lista para saber que falta? -preguntó Roy sin quitar la vista de la calle.

-Si, aquí la tengo.- Contestó Edward desdoblando un papel que había sacado de su bolsillo. -No creo que tardemos mucho si nos dividimos la lista...

Lo que menos quería Edward era que pasaran toda la tarde en aquel lugar, él quería estar con Roy... a solas... disfrutando la compañía del otro, pero primero lo primero.

 

¡Ay! ¿Lo iba a poner a comprar a él también? Suspiró con derrota, ya que le quedaba, Edward tenía razón, si no querían estar todo el santo día en ese lugar, lo mejor era repartirse la susodicha lista. El transcurso al super estuvo callado, tranquilo para ser exactos.

 

Llegaron por fin y se bajaron del auto, Roy sudo una gota, en verdad no quería hacer las compras... pero, ya se lo había prometido a Edward... se dedicaría solo a él en cuerpo y alma, aunque eso significara ir de compras.

 

-Bien -sonrió forzadamente -Vamos a comprar -y tomó la mano del rubio para adentrarse a ese endemoniado lugar.

 

El rubio pudo sentir cierta presión en el ambiente pero decidió no decir nada y dejar que Roy lo llevara dentro del lugar.

Ya dentro, Ed tomó la lista de compras y cortó la lista a la mitad. -Listo...

Edward sonrió y le dio un pedazo de la lista a Roy para después darle instrucciones.

-¿Qué tal si nos vemos aquí en 20 minutos?- preguntó. -Y juntamos lo que nos tocó a cada quién, lo compramos y nos vamos. ¿Te parece?

 

Solo ver como Edward partía la lista a la mitad lo puso azul, en verdad no quería hundirse en ese mar de gente apestosa... bueno, tampoco tan delicadito, pero si que apestaba ese lugar... a compras... escuchó las instrucciones que Edward le daba, sintiéndose en verdad extraño por recibir indicaciones de un niño y cuando menos se dio cuenta... Edward ya no estaba junto a el.

 

-Genial... ni siquiera avisa -soltó molesto, miró su lista y veía que le había tocado los lácteos, carnes, latas, entre otras cosas -Mínimo puso leche, mi café no sabe bien sin leche -dijo con pesar, viendo hacia donde tenía que irse para empezar la lista. Se paseó por los pasillos, para encontrar los lácteos, divisó el refrigerador que guardaba la leche, abrió la puerta, sacó una cajita de leche y la puso en el carrito que no hace mucho había agarrado. Ahora le tocaba a la carne, tenia que examinarla con cautela. Cerró la puerta de la nevera y se fue....

 

Dejando olvidado algo que le serviría después...

 

Edward se encontraba del otro lado del lugar, su mente puesta en que jabón comprar.

-Esta este que huele a vainilla...- Murmuró para sí mientras sostenía dos jabones, uno en cada mano. -Pero este otro está más barato y no huele a nada...

Así se la pasó fácil 10 minutos, señoras que pasaban no podían dejar de mirarlo como algo raro. ¿Quién se la piensa mucho antes de comprar un jabón? ¡Nadie! ¡Sólo Edward!

Al final decidió llevarse los dos y siguió con las compras.

 

Roy se encontraba pálido, ya tenía rato que no encontraba la lista y lo peor del caso era ¡que no recordaba que seguía después de las latas!  Y como buen hombre que era, metía cosas a los estúpido, sin importar si las llegarían a utilizar o no.

 

Lo que era peor, Edward se daría cuenta... y quien no si llevaba croquetas sabrá Dios porque. Sudo una gota enorme, sacándolas a las susodichas del carrito ¿Qué le diría a Edward? Lo mejor era sordearse y no decir nada, si se daba cuenta, bien, si no... pues no.

 

Y con la conciencia más tranquila, se fue al encuentro con si niño, viéndolo en la sección de jabones.

-¡Roy!- Lo llamó Ed con alegría en su voz, corriendo hacia él con sus brazos llenos de cosas de la lista. -¿Cómo vas?

Miró el carrito lleno de cosas y sudó una gota, colocando sus artículos con los de Roy. -Por lo visto ya acabaste...

 

Rió nervioso ante las palabras de su niño -Si, ya acabé, ¿nos vamos o todavía te falta algo? -preguntó al niño, al verlo dejar las cosas en el carro, se puso más nervioso, rogando que no se diera cuenta de las cosas de más que ahí habían.

 

-No, yo también terminé.- Dijo con una sonrisa. -Vámonos.

 

A Edward no le pasó por la cabeza que Roy había perdido la lista que llevaban todo menos lo que a Roy le había tocado llevar. En fin, pagaron y se marcharon del lugar.

 

‘Ni una pelea hasta ahora...', pensó Edward con satisfacción ya dentro del carro junto a Roy. ‘Perfecto...'

 

‘No se dio cuenta, que bueno, libre por el momento' dijo ya conduciendo el auto, con un semblante algo tenso y esperando no llegar a la casa. Dios se estaba poniendo nervioso por un niño de 15 años, total, ¿Qué era lo pero que le podía decir Ed? Lo único que tenía que hacer, era darle la razón y ya, nada más.

 

Llegaron a la casa y con gran tranquilidad empezaron a sacar las bolsas del carro, llevándolas hasta la cocina, varias veces se repitió la acción, hasta que lograron terminar de desempacar todo, ahora solo faltaba ponerlo en su lugar.

 

-Bien... ahora solo acomodamos y ya -dijo con nerviosismo controlado, mirando a su pareja. 

 

-¡¿Eeeeeh?! ¿Por qué compramos un biberón?- Preguntó Edward sacando al mencionado de la bolsa del mercado. - ¿¡Desodorante de mujer!? ¿¡Pañales!? ¿¡Comida de pescado!? ¡Yo no metí esto!

En ese momento Ed rápidamente fijó sus ojos en Roy con el seño fruncido. -Oye Roy... ¿tienes alguna explicación para esto?

 

Roy se crispó ante las cosas que mencionó Edward y miró al niño con nervios -Este... ¿indirectas? -bromeó Roy, viendo que sus palabras no le había hecho ninguna gracias al niño, Roy suspiró derrotado -Lo siento, Edward, perdí la lista y pues, compré cosas al azar -se disculpó el pelinegro, pero el modo en que lo hizo no sonó  muy arrepentido, ignorando al niño, sin la intención de ser grosero.

 

Edward se cubrió su rostro con su mano humana y suspiró pesadamente.  -¿Por qué no me dijiste que la habías perdido? ¡Te pude haber ayudado a conseguir lo que faltaba...!

Edward odiaba esa actitud de Roy, aquella de ‘no voy a pedir ayuda por que yo sé que hago.', ¡realmente le fastidiaba!

 

-Es igual, Edward, ya lo hice, ya que ¿para que te estas quejando? -dijo molesto Roy, viendo con fastidio al niño -Di que al menos compré las cosas ¿no? -soltó mientras guardaba las latas de mala gana en la alacena -No entiendo por que de todo haces una tormenta -soltó fastidiado.

 

-¿Y por qué te tomas las cosas muy a la ligera?- Preguntó con desgana. -¡Ahora dime que vamos a hacer con todas estas cosas!

Edward gruñó entre dientes encontrando más cosas sin uso posibles en las bolsas del mercado. -¡Eres un olvidadizo! ¡Por eso SIEMPRE se te pierde algo!- Sentenció molesto. -¡No me sorprendería si un día se te olvidan tus pantalones en casa!

 

-¡Bueno, tampoco es para que te pongas así! -soltó Roy, estampando una lata en la mesa, la cual, por la fuerza, se abolló -¡Ni que tu fueras muy responsable que digamos o sí? Si también se te olvidan las cosas -recriminó señalándolo -Y dime ¿te reclamo algo? ¡Claro que no! Pero tu me recriminas hasta por como respiro -soltó levantando la voz poco a poco.

 

-¡Es que sólo quiero que todo salga bien!- Respondió ofendido el rubio, alzando la voz. -¡Quiero que todo este bien para ti!

Después de decir eso, Edward empujo el dedo que lo empujaba y gruñó. -¡No me señales!

 

-¡Te señalo cuando quiera! ¡No eres nadie para decirme que hacer! ¿Entendiste? ¿O es que en esa cabecita enana no te cabe nada? -gritó Roy, ofendiendo al rubio, agarrando su cabeza con una mano -¡Y a mi no me levantas la voz! ¡Tu teatrito de "quiero que todo esté bien para ti" no te la crees ni tu! ¡A si que a otro pendejo con ese cuento! -soltó enojado, mirando con ojos dilataos al rubio frente a él, sin medir ninguna de sus palabras antes dichas -¡Acéptalo! ¡Solo quieres fastidiarme!

 

-¡Desgraciado...!- Gritó Elric empujando a Roy con fuerza hacia atrás, quitándoselo del frente. -¡Idiota! ¡Depravado! ¡Egoísta!

A paso rápido tomó una taza de café vacía y la llenó de agua. -¡AQUÍ TIENES TU TORMENTA!- Gritó echándole el agua encima, para después salir corriendo de la cocina y encerrándose en el baño donde calló de rodillas, sintiéndose ofendido y donde se abrazó a si mismo considerándose estúpido.

 

Roy parpadeó al verse mojado por esa estúpida taza, y más enojado que antes fue corriendo tras Edward, solo escuchando como se cerró la puerta frente a él - ¡Edward abre esta maldita puerta! -gritó enojado, mirando la puerta del baño como una barrera que tenía que remover -¡ABRELA, SI NO QUIERES QUE LA TUMBE!

 

-¡ROMPELA SI QUIERES!-Lo retó Edward escondiendo su rostro entre sus rodillas. -¡ES TU PUERTA DESPUÉS DE TODO!

 

-¡NO SEAS NIÑO! ¡SAL AHORA! -gritó Roy, golpeando con fuerza la puerta, sintiendo el golpe hueco de ésta -¡VAMOS, ¿NO QUE MUY GRANDE?¡ ¡ERES EL PRIMERO EN HACER NIÑERIAS! ¡SAL. AHORA EDWARD! -sentenció Roy, dando otro golpe a la puerta más fuerte que el anterior.

 

¡Ya no podía más! Abrió la puerta parándose frente a Roy con el seño fruncido, tratando de parecer valiente y esconder el miedo que sentía en ese momento. -¡¡Listo!! ¡¡Aquí me tienes!! ¿¡Y ahora que piensas hacerme?!

 

Roy tomó a Edward de los hombros, enterrando sus dedos en la piel del brazo izquierdo y lastimándose los propios por el automail del derecho, pero el coraje no lo dejó sentir aquello -¡Ya me tienes harto con tu actitud de correr a esconderte! -estrelló con poco cuidado a Edward contra la pared -¡Mas te vale empezar a afrontar las cosas como el "hombre maduro" que según tú, eres! ¡Entendiste ¿o te lo ejemplifico con manzanas?!

 

Sintió las uñas de Roy en su hombro izquierdo, pero no mostró ninguna mueca de dolor, al contrario... se mostró serio, demasiado serio, como Roy odiaba.

-No eres Roy.- Sentenció con voz neutra. -Definitivamente no eres MI Roy...

 

Se quedó paralizado por las palabras de Edward...

 

¿Que no era su Roy?...

 

Una gota de sudor cayó de su frente, recorriendo una trayectoria, para después colgar del mentó, dando un final al suelo, estrellándose en el.

 

No era Roy...

 

Alejó sus manos de los hombros del rubio, sintiéndolos arder, dio dos pasos hacia atrás y miró a Edward con duda, su mirada temblaba, su boca se sentía seca y de ella, ni una sola sílaba salía, pasó una mano por su cabello, despeinándolo.

 

¿Qué estaba haciendo?.... maltratando a la persona que más amaba... ¿Pues que le pasaba?, se dejó caer al suelo, escondiendo su mirada entre sus manos, sintiéndose la pero escoria del mundo. Sin quererlo, empezó a sollozar.

 

-Perdóname... perdóname -murmuraba quedito, temiendo por su reacción.

 

No pudo evitar sentirse mal por aquella persona que murmuraba ser perdonada, pero su orgullo no lo ayudó en aquel momento. Viendo como Roy se encontraba en el suelo, paso a un lado, camino hacia su habitación con su mirada gacha no sin antes murmurar un ‘estaré en nuestra habitación'. ¡Odiaba ser así! ¡Serio, frío y sobre todo orgulloso! ¡Pero es que así era él! Y más cuando lo ofendían de aquella manera tan cruel..."

 

Llegó a la habitación de ambos y se sentó en la cama donde él también empezó a sollozar en silencio. -R-Roy...- murmuró tapándose el rostro con la almohada del mencionado. -R-Roy...

 

La luna por fin salía, dejando aquella casa en una terrible y solitaria oscuridad, ni una sola palabra, pasos, risas se escuchaban... todo era un silencio sepulcral que solo indicaba que nadie en esa casa vivía... o no en armonía.

 

Roy estaba recargado en la pared del pasillo, viendo la puerta abierta del baño de visitas, donde hace unas horas estaba escondido Edward... sus ojos ya no derramaban lagrimas, más sus mejillas seguían húmedas. Ya estaba cansado... pero no quería dejarlo... no podía visualizarse sin Edward, su vida sin él, no era vida...

 

Pero entonces ¿Qué era lo que tenían? Gritarse y ofenderse no era vida.  Se paró con un poco de dolor de cabeza, algo tenía que hacer, se dirigió al cuarto que compartían. Esperando ver a su niño ya dormido.

 

Y efectivamente así lo encontró, dormido en su lado, abrazando la almohada de Roy con fuerza como si temiera que se la arrebataran. Al igual que Roy, sus mejillas húmedas eran la clara evidencia que lloro hasta quedarse dormido por el amor que aún compartía con el mayor.

 

Lo miró desde el lumbral de la puerta,  Ed le daba la espalda, pero por el modo en el que su cuerpo se movía por el respirar, sabía que estaba dormido, se acercó, para quedar sentando a un lado de él, ahora tenía el rostro de su hermoso niño de frente, sus lindas mejillas sonrosadas y húmedas.

 

-¿También lloraste hasta que no pudiste mas? -preguntó mientras acariciaba los flequillos del rubio con mucho cariño. Sabía que no le contestaría. Roy sintió de nuevo como sus ojos se humedecían.

 

Se encorvó hacia el rubio y lo abrazó con ternura, depositando un beso suave y calido en su mejilla -Perdóname... te lo he pedido tantas veces que ya no tiene sentido para mi...-susurró muy quedito, para que le rubio no despertara, se separó ligeramente recargándose en su brazo, mientras con el otro seguía acariciando los cabellos del niño -Te estoy lastimando mucho, Edward... tanto que... ni yo mismo puedo perdonarme...

 

Besó por ultima ves al niño dormido y se fue del cuarto, no se sentía con el valor para dormir a su lado, no podía... no se lo merecía...

 

Continuará...

Notas finales:

Gracias por los reviews! vamos gente sin pena! si les gusta posteen! haganos felices XD 

 

 

 

Una carta es enviada correctamente cuando se conoce su destino... 

Y si se desconoce?... 

Las cartas caen en un pozo llamado olvido.... 

RoyxEd 

PROXIMO FIC! 

"DESTINATARIO EN EL OLVIDO" 

Syao9 y Akia_Nekoi10


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