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Helado por Kuroi Tsubasa

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Notas del fanfic:

Este es mi primer fanfiction, así que tengan piedad u_u fue entretenido escribirlo ^^ espero ke les guste tanto como a mí... xD

 

A veces no te das cuenta hasta que otra persona te lo dice. Tal vez sólo lo ignorás, o fingís no saberlo. Pero a fin de cuentas ahí está, esperando a ser revelado. Ése fue el caso de Theese, al escuchar dos simples palabras de la boca de su amigo Joan, quien conocía sólo hacía un par de meses.

Thee, de 15 años, era de esos chicos que tiene conocidos por todos lados, y cae bien a todos, pero que sólo tiene un puñado de verdaderos amigos. Con poca gente se daba realmente, y tardaba en confiar en alguien del todo. Y por más extraño que parezca, Joan, de 14, había sido la única persona que le había inspirado confianza absoluta desde el principio, desde que se acercó a hablarle. Lo hacía sentir algo extraño, aunque no lograba descifrar por qué era. Pero en fin.

Ése día habían quedado en encontrarse en el centro, para luego ir por ahí. La verdad es que no le importaba el lugar adonde se dirigieran, el punto era estar con él. Le parecía muy interesante, y siempre tenía cosas nuevas que contar. Además, su apariencia, su forma de hablar, caminar…todo, le llamaban la atención a un grado imposible. Tal vez lo admiraba. O algo así. No estaba seguro cuál era la palabra adecuada para explicar lo que sentía por él. Y no. La verdad nunca había pensado en que le gustaba, o, para ser más precisos, descartó la idea al instante en que se generó en su mente. Era simple: no era posible. Así de fácil. Aún así, ese pensamiento no se fue del todo.

Ya faltaba menos de una cuadra para llegar a la parada. Se levantó del asiento, y tocó el timbre. Bajó casi la mitad del colectivo, todos desesperados por salir del transporte.

Caminó hasta la entrada una galería: el lugar acordado. Se apoyó contra una pared, toda escrita con aerosol de diversos colores. Como odiaba esperar. Sacó su celular para verificar la hora, cuando alguien le cerró la tapa.

-Vicioso-dijo una voz algo aguda, que bien podría haberse confundido con la de una chica.

-Hola…pensé que no ibas a venir-respondió Thee.

-Claro, porque pasaron tres horas, ¿no?-dijo con sarcasmo Joan, a lo que el otro chico le sacó la lengua a modo de respuesta.- ¿qué hacemos?

-Qué sé yo… tengo hambre. Vamos a comprar algo.

-¿Y qué?

Algo que le irritaba un poco de Joan era su indecisión. Siempre debía decidir él, porque le daba todo lo mismo. – ¡vayamos a una heladería!

El muchacho asintió, y se dirigieron al negocio. Estaba un poco escondido, en una de las últimas calles transversales.

Luego de caminar unas diez cuadras, llegaron, y pidieron los helados.

-¿De qué querés? Dale, que yo pago.-indicó Joan. Ése día su pelo negro brillaba mucho, tal vez por el sol, o simplemente porque tenía un pelo hermoso. Era un chico bastante delgado, de piel blanca como la cerámica, y siempre vestía de negro; lo único que cortaba la negrura era su flequillo, el cual estaba teñido de un añil algo claro.

-Mmh…no sé, ¿de vainilla?-respondió Thee algo distraído.

-No seas pelotudo. Para eso comprate un helado en un kiosco y listo. Pedí algo mejor.

-Bueno…no me muerdas.-qué mal carácter…pensó el chico. – Almendrado y...flan, está bien, ¿señor?-contestó haciendo una pequeña reverencia, molestando a su amigo.

-A mí dame uno de frutas del bosque y limón.-le dijo el pelinegro al encargado.

-¿Los comemos acá? –inquirió Thee.

-No…vayamos a otro lado. Tipo…una plaza o eso.

Ya en la plaza, tenían su helado casi por la mitad. Se sentaron contra un árbol, porque no quedaban bancos libres. Hubo un pequeño rato de silencio, en el que Thee se había dedicado enteramente al dulce, mientras que Joan sólo lo observaba comer. No era un muchacho muy expresivo; aún así, las miradas que le dedicaba al joven de cabellos cobrizos revelaban más que mil palabras. Estaba muerto por él, y no podía dejar de pensarlo. Imaginaba cómo sería besarlo, abrazarlo…decirle lo que sentía. Pero era muy arriesgado. Era prácticamente buscar el rechazo. ¿Quién querría ser amigo de un darky afeminado, que está atrás tuyo encima? Nadie en sus cabales, seguramente. Aún así, no podría soportarlo más tiempo, tarde o temprano debería decírselo. Y… ¿si se lo decía esa tarde, en ese mismo momento?

-Thee, tengo algo importante que decirte…-pronunció al fin.

-¿Qué? –respondió el aludido, con la boca llena de cucurucho, lo cual hizo reír al pelinegro como pocas veces hacía.

-Sos un mugriento-dijo, sin parar de reír.

-¿Eso? Sos una mierda.-intentó decir el pelirrojo, limpiándose la cara con una servilleta que tenía en el bolsillo.

-No, no es eso…

Joan desvió la vista, y su cara tomó una expresión bastante seria. Thee, intrigado, preguntó de nuevo:

-¿Qué pasa? ¿Es…algo malo?

-No sé, tal vez.- volvió la mirada, observando fijamente a su amigo.-Si no estás de acuerdo…quiero que no afecte en nada a nuestra amistad. ¿Sí?

El pelirrojo empezaba a inquietarse. ¿Con qué podría no estar de acuerdo? No…no entendía.

-¿Me lo prometés?

-Cl…claro, pero si no me decís qué es, es difícil mantener una promesa así, pero voy a hacer lo posible.- le dedicó una sonrisa.

El pánico inundó a Joan súbitamente. Lo que antes parecía tan fácil, ahora le era imposible. No…no podía. Se pasó una mano por la frente, revolviendo un poco sus cabellos. Se sentía estúpido.

-Per…perdoná. Vos…-hablaba entrecortado; pensar en lo que pasaría después lo ponía muy nervioso. Para su mala suerte, Theese se acercó a él aún más, y posó una de sus pequeñas manos en uno de sus hombros. Lo miraba inquisitivo. Estaba muerto por saber que era, la intriga le carcomía el cerebro, pero viendo como estaba su amigo seguramente no era algo muy bueno. - …me gustás.

El pelirrojo quedó helado. Le temblaba el cuerpo, y sentía que no podía hablar. Aún así, no quitó la vista de su amigo ni un segundo.

-¿Q--qué?- alcanzó a decir.

-Lo que escuchaste. Yo...no espero que vos sientas lo mismo. Te lo digo porque no soportaba más guardármelo.

Hubo unos segundos de silencio, hasta que Joan volvió a hablar.

-Te doy asco... ¿no?-dijo, esbozando una triste sonrisa.

-No.-contestó el otro muchacho, algo brusco.

¿Por qué estaba tan...avergonzado? no era lo que esperaba sentir. En ese instante, se le ocurrió algo. ¿Y si él también le gustaba? Pero...no era posible porque...esperen. Si Joan podía, ¿por qué él no? Su reacción siguiente sorprendió al pelinegro, pero más a él mismo. Se pegó a él, abrazándolo. En respuesta, el muchacho posó su cabeza en su hombro.

-Lo siento- susurró.

-No lo sientas.

-Qué... ¿qué pensás?-dijo al cabo de un rato Joan. Su voz le parecía tan distante...

-Nada... ¿vos?

-Mentira que no pensás en nada.-era una pregunta obvia...pero no se atrevía responderle con la verdad...-yo...en qué va a pasar, cuánto...va a cambiar todo.

-Eso depende de lo que yo te diga.

-¿Cómo? ¿Con qué...?

A continuación, Theese, armado de valor, se situó enfrente del muchacho; unos pocos centímetros separaban una cara de la otra, lo que hizo teñir de un leve rubor la cara de Joan.

-tal vez...yo también te quiero.

Todo estaba más claro ahora. Eso que sentía hacia él...no era sólo amistad. Había algo más escondido, pero que antes había intentado ignorar. Acercó su rostro un poco más hacia el del pelinegro, quién entendió lo que el otro tenía en mente al instante, y lo acabó por él. Al principio, sus labios apenas se rozaron, con miedo, para luego dar paso a un verdadero beso. Se sentía tan extraño...pero hermoso. Mientras que Theese lo abrazaba por la cintura, Joan acariciaba su cabello.

RIIING

Maldito teléfono. Se separaron en un segundo, sobresaltados por el ruido, y Joan, algo, no, muy molesto, atendió. Era un compañero del instituto, avisándole que ya estaba más que atrasado, y no iba a poder terminar el examen.

-Mierda.-gruñó- en 10 minutos estoy allá.

-¿Qué pasó?

-Me olvidé de la hora...hoy es el examen parcial de francés, y tengo que estar allá ahora. Lo siento...

-No importa.-contestó con una sonrisa. Claro que importaba. Le molestaba tanto tener que dejar ir al muchacho...besarlo había sido lo más bello del mundo.

El pelinegro se levantó, sacudió su ropa, y le tendió una mano al pelirrojo.

-Nos vemos...-le dijo, mientras le propinaba un leve beso.- te quiero.

Sonrió de una forma tan radiante como nunca antes había hecho. Seguidamente, se fue.

Theese lo observó alejarse, y luego se retiró a tomar de vuelta el colectivo. Necesitaba llegar a su casa: tenía mucho, muchísimo que pensar.

Notas finales: dejen reviews...espero ke sean buenos xDUu saludos a todos ! owo

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