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Guías -1ª Historia- Piratas por Mirai

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Notas del fanfic:

Para entender, leed.

 

Antes de entrar en materia, dejadme aclarar el significado del titulo.

 

GUÍAS - PIRATAS: esos hombres que surcaban los mares siglos antes de que la libertad fuese un derecho, eran para muchos un paso a otro mundo, los esclavos que muchas veces transportaban, entraban desde un lugar de ignorancia y acababan saliendo por una puerta que daba paso a un refinamiento que no necesitaban.

Convertidos en la parca en vida, mataban, saqueaban, violaban y dominaban los miedos de las gentes de la época.

Yo, los veo como guías de la muerte, guiaban a las personas hacia la oscuridad, la soledad y la desesperación. Aunque, claro, ¿que mas iban ha hacer en ese tiempo de restricciones qué abarcaba la edad media y la moderna?

Eran personas sombrías, con el olor a muerte pegados a ellos, pero, aclaradme, ¿es qué acaso esa personas no tenían derecho a enamorarse? ¿A soñar? ¿A sufrir o a añorar?

 

1ª HISTORIA: como podréis imaginar, significa que tengo intención de escribir mas de una, y es que, no hay varias criaturas a las que mi descripción de Guía les sentaría como anillo al dedo?

Vampiros, hombres lobo, fantasmas, demonios... en fin demasiadas criaturas para nombrarlas. Aunque no solo no-humanas ¿Qué seria de la historia sin los gladiadores romanos, esos esclavos musculosos destinados a morir en la arena? ¿Y los elegantes asesinos persas? ¿O esos samuráis solitarios? ¿Es que ellos no merecen una historia?

Notas del capitulo:

Hay sexo explicito homosexual.

Por aquella epoca, la gente por demasiadas razones, enfermedades, guerras, y asesino. Por lo que la vida no tenia el mismo valor que ahora tiene.


1. Siglo XVII, año1677, a 800 nudos de Port Royal, Jamaica.

 

Hacia varios días que habían dejado el puerto ingles, algo que alegró a la mayoría de los tripulantes del Preludio de Vida, y es que desde que los españoles habían pedido el lugar a manos de los británicos hacia 22 años, era casi imposible que los piratas pasasen inadvertidos mas de cuatro días sin ser descubiertos por los ingleses. Era como si tuviesen un olfato perruno para todo trasgresor de la "ley", y es que si robabas un mísero trozo de pan para no pasar hambre, dos minutos después te encontrabas acompañando a un oficial a la puerta de tu nueva celda.

En realidad, el nombre del buque era Preludio de Muerte, pero Secrino Damont, el segundo al mando, había sugerido al capitán cambiarlo si realmente tenia intención de desembarcar en costas británicas, a lo que él accedió. El plan principal, había sido dejar el navío anclado en alguna de las islas desabitadas más cercanas y acercarse a port Royal en barcas de remos. Pero días antes de acercarse a aguas inglesas, habían encontrado a un desdichado casi deshidratado en una barca, y tras recogerlo y haber escuchado el destino del resto de la tripulación a la que se había enrolaron, decidieron cambiar el plan de acción. Ya que a estos, les habían atrapado tras descubrir su embarcación y haber "olido" a piratas cerca del puerto.

Lo cierto que si no se les hubiese estado acabado la comida y el agua dulce, no habrían pisado el las costas de Jamaica ni a tiros.

La tripulación del Preludio era como cualquier otra tripulación pirata, por lo menos a primera vista. Entre ellos, se encontraban los mejores profesionales es sus materias, asesinos, cocineros, marineros, navegantes, carpinteros, médicos,... y todos, eran excelentes piratas. Aunque ellos mismos no eran conocidos, ya que no eran tan ingenuos como para dejarse ver y que los marines consiguiesen sus caras y credenciales, se oían rumores sobre ellos. Se decía que existía una tripulación de demonios de caras negras y sin ojos, que con solo gritar eran capaces de derribar una flota entera. Por supuesto, ni la mitad de ello era cierto. Ese rumor se había iniciado porque ponías mascaras chinas negras, con estampados cada vez que abordaban, saqueaban y mataban. Porque, como ya he dicho antes, ¿qué idiota iba a dejar que los "perros ingleses" les viesen la cara?

Por lo demás, vivían apaciblemente en el barco deambulando por los mares a la espera de encontrarse con algún navío procedente de "las americas" lleno de oro. O traficaban con esclavos, como estaban haciendo ahora.

Por eso hubiesen preferido dejar el buque lejos de la costa en vez de amarrar en pleno puerto, pero bueno, eso ya era agua pasada (nunca mejor dicho).

 

 -¡Barco a la deriva! ¡Restos de un naufragio! -chilló Marimo, un marinero portugués con los pies rápidos y los brazos de acero, que estaba de guardia- ¡Rápido, van a chocar con nuestra popa!

Nadie preguntó porque no lo había visto antes. El sol casi había acabado de ponerse, el cielo se había vuelto azul oscuro y había una niebla tan densa que parecía poder cortarse.

Todo se lleno de ruido, la campana sonó para despertar a el capitán y a Secrino Damont. Si encontraban supervivientes o algo de valor, les correspondía a ellos decidir que hacer.

El panorama era horrible, los restos de un buque español repartidos en miles de trocitos por el mar, los cadáveres tan quemados que ni sus propias madres los reconocerían, flotaban en la superficie. Olía a muerte, a quemado y a sal. El olor a sal siempre acompañaba las catástrofes que veían.

Poco a poco se fueron encendiendo antorchas para saber si podrían verlos y así dar con supervivientes.

Las voces no se hicieron esperar. Los piratas las buscaron y dieron con ellas. Eran tres esclavos negros en una barca. Llevaban unas túnicas blancas sucias y desgastadas, y hablaban en un idioma incomprensible, acompañando los sonidos con gestos.

Y entonces, de uno de los camerinos superiores, apareció el francés Damont, que tras inclinarse para mirar dió la orden.

-Subidlos! -no aparó los ojos de los tres negros ni un instante, los estudiaba a medida que iban subiendo- Marimo! Ven! -llamó al portugués que había dado el aviso- Fíjate - dijo señalando a los tres náufragos- Que ves?

Marimo, un hombre de unos 35 años, y la última adquisición de Preludio de Muerte, era un antiguo miembro en una embarcación de tratantes de esclavos. Había estado el ella desde los 15 años hasta que hacia un año, el capitán se topó con él en una subasta y lo convenció para hacerse pirata. Decir que tenia buen ojo para los esclavos era decir poco, el marinero les había echo ganar una fortuna con esa habilidad.

-Son buenos, tienen todos los diente, las manos poco callosas,... -se acercó un poco mas y les levanto las túnicas- los han castrado, eso nos ahorrará trabajo, oh! -exclamó al levantar la túnica del mas bajiíto- A este se lo hicieron cuando aun era un niño, por eso conserva rasgos femeninos... Además los tres son atractivos... Si se quedaran quietos los podría examinar mejor...Ei! -rugió cuando uno, el mas alto de los tres, que tenia el pelo casi rapado al cero lo agarro de los hombros y lo arrastró a la barandilla, con la intención de tirarlo al agua.

<¡Hijo de p...!>

A lo que el portugués le contesto sacando la navaja y haciendo un movimiento brusco para cotarle la garganta.

-Para

Y paró. Esa voz no solía escucharse por cubierta. Era autoritaria, tranquila y a la vez suave y agresiva, era la voz del capitán.

-Capitán Castilla! -llamó la tripulación. Y es que Castilla se pasaba la mayor parte del tiempo en su habitación, y casi nunca se dejaba ver por otras personas que no fuesen Damont, Victorio Imalieti, un italiano entendido en venenos y medicina y Federic Draken, un genio en con las armas de largo alcancé.

A Marimo, cuando lo vió, se le revolvieron las tripas. No le gustaba Castilla. Habían tenido una pelea hacía cuatro meses, ya que él había matado a uno de los mejores esclavos de hemorragia intestinal. Le gustaba el sexo duro y continuo, el problema era que esos negros no se acostumbraban a su ritmo. Eso era lo que le había dicho a Castilla y en cuanto este acabo de escucharlo hablar, con esa cara de serenidad imperturbable que tenía, había sacado su cuchillo, le abrió una raja en los pantalones, justo donde se hallaban sus partes intimas y le coloco el frió cuchillo debajo los testículos, y todo eso en menos de un segundo. A Marimo ni siquiera le había dado tiempo a parpadear cuando notó que Castilla le hacía una raja al rededor de las pelotas.

Y sin apartar el cuchillo de la herida recién abierta, con la otra mano, le había agarrado del cuello de la camisa y le había echo mirarle a los ojos, y fue entonces, cuando Marimo tubo realmente miedo.

-Si vuelves a matar a otro por culpa de esto, -le dijo mientras con la punta del cuchillo le recorría la herida de un lado hacia el otro- entonces te lo cotare, Marimo, y tendrás que aprender a mear por el culo. ¿Lo ha entendido?

El portugués no consiguió pronunciar el por lo que se apresuró a asentir tan rápido como pudo.

-Será mejor que te pongas esto -le dijo Imalieti, en cuanto Castilla se había perdido de vista. Él y Draken habían contemplado la escena sin apenas inmutarse- suele envenenar sus armas, y si de verdad no los quieres perder, póntelo una vez cada 6 horas los próximos tres días.

Y eso hizo. Y a pesar de que la herida cicatrizó y se curo bien, el miedo que había sentido al mirar a Castilla a los ojos no lo hizo.

-¿Qué pasa Capitán? -preguntó con voz pausada.

Castilla no contestó pero se acercó a la barandilla y se inclinó para mirar hacia el mar. Le pareció ver algo flotando, entre un escudo de armas, que le resultaba vagamente familiar y la barca en la que habían estado los negros.

-Diego, tira la escalera hacia la barca en la que estaban y mira si queda alguien, desde aquí casi no se ve.-ordeno después- Si encuentras a alguna otra persona viva súbela.

El aludido era un poco mas o menos de la edad de Castilla, tendría sobre 25 años, también era español, aunque en lo único que tenían cierta semejanza era en el color marrón almendra de los ojos, ya que Diego era mas bajo, y mas fornido, lo que en conjunto le hacia parecer que aun era mas pequeño.

Mientras el hombre se deslizaba por la escalerilla, Castilla dedico su atención a los tres esclavos, que habían dejado de moverse en cuanto Castilla había mirado hacia la barcaza.

El mas alto que parecía ser el mas joven del grupo, no debería tener mas de 20. Al que Marimo se había referíos como el "castrado de joven" tenia un rostro intemporal, con rasgos de mujer y de hombre a la vez y unos pocos años mas que el otro. Y el último, parecía ser el mayor, tal vez rondase los 30, pero el pelo largo hasta los omóplatos, los ojos joviales y la inocencia de la cara hacia que le resultase saber si era mas joven o mas mayor.

Diego volvió a subir por la escalerilla llevando consigo a un muchacho blanco realmente joven, Castilla calculó que debía de tener unos 15 o 16 años y estaba empapado.

-Lo he encontrado dentro del mar agarrándose a la barca inconsciente, capitán -le dijo Diego, y entonces él también se volvió a mirar a los negros. Como habían empezado a hacer muchos otros tripulantes.

Y es que era extraño que no tuviesen ni siquiera un rasguño. Por los restos del navío español, se podía deducir que había habido una explosión desde dentro, tan rápida y tan mortal, que ni siquiera había dejado tiempo a los pasajeros a saltar al agua para resguardarse del fuego. Pero lo que realmente inquietaba a los miembros de El Preludio de Muerte, era que los esclavos estuviesen a bordo de la barcaza y el muchacho blanco vestido con ropas razonablemente caras, se hubiese quedado nadando en el agua.

-Imalieti -llamó el capitán y señalo al chico con la cabeza.

El aludido pareció entender el gesto. Examinó al chico que Diego había dejado tendido en la madera, le desabrochó la camisa, presionó con los dedos la piel y le tomó el pulso.

-Tiene un poco de hipotermia. Por la rugosidad de la piel, debe de llevar entre 10 y 15 horas en el agua.-apartó un momento la mirada del joven inconciente y miró a Castilla- Necesita una cama caliente, comida y agua.

 

 

Habían llevado a los tres negros con el resto de esclavos que llevaban a bordo, les dieron de comer y les llevaron unas mantas. El chico estaba acomodado en la habitación de Castilla, que en esos momentos, era la única con una cama vacía. Estaba tapado con una manta y había empezado a subirle fiebre, algo normal después de haber sufrido hipotermia.

Además de él, en la habitación estaban Imalieti, Draken, Damont y Castilla. Estaban discutiendo el posible motivo por el que el barco podría haber explotado. O mejor dicho, mientras sus tres amigos discutían, Castilla escuchaba.

-Lo mas lógico, seria pensar que llevaban un cargamento de pólvora y que algún idiota o borracho había acercado el fuego demasiado. -dijo Draken.

-Eso es poco probable, Federic, a juzgar por la embarcación, y a estos cuatro que hemos encontrado, el barco seguramente era un navío de pasajeros. ¿A que loco se le pasaría por la cabeza meter un cargamento de pólvora ahí dentro? -le contradijo Serrino Damont.

-A nuestro querido capitán -contesto Imalieti mientras le dedicaba una sonrisa alegre Castilla- una locura como esa es digna de ti Adrián.

Castilla le contestó con otra sonrisa, aunque la suya no demostraba ninguna alegría, más bien era como la sonrisa picara de un vampiro.

Lo cierto es que a Castilla, se le ocurrían locuras en los momentos mas apropiados. Muchas de esas ideas descabelladas les habían sacado más de una vez de un apuro. Lo malo de esas ocurrencias, era que siempre eran razonablemente peligrosas.

-¿Y si no fue una explosión? -decidió preguntar Castilla.

-¿Te refieres a cañones? -le dijo Draken- ... Es posible, si llevaban aceite en el barco, o algún otro material inflamable, una simple bala de cañón podría haberlo echo prender y haber quemado el barco.

-Pero eso deja sin explicar por que no hay mas supervivientes, si el incendio empezo como dices, los pasageros podrían haber escapado. -volvió a contradecirle Damont- A no ser que creas, claro, que los dejaron atados y después les dispararan cañonazos. Menuda idiotez, con lo fácil que habría sido acribillarlos a balazos con una pistola.

Draken lo miro con cierta amargura, e iba a contestarle cuando Castilla lo corto.

-Dejad ya el asunto. Sabremos lo que ha pasado en cuando el enano se levante. -dijo dirigiendo una mirada al joven- Federic, esta noche tu dormirás aquí y yo en tu habitación. No soporto a los críos.

Y tras decir eso, se levantó y desapareció por la puerta.

Media hora mas tarde, después de haber construido varias teorías mas sobre lo ocurrido, Damont se fue a dormir, no sin antes hacer una sugerencia a Imalieti.

-Victorio, tal vez sería buena idea que te pasases de vez en cuando a ver como anda el chico. Buenas Noches.

 

 

Tres horas mas tarde, Imalieti pareció en la habitación con la cena de Draken y la suya.

Comieron con las manos y con rapidez.

Cuando acabaron, estaban muy borrachos. Imalieti hizo ademán de levantarse de la cama para recoger los platos, pero Draken se lo impidió rodeándole la cintura por detrás con el brazo.

-Ya lo harás luego -le susurró- por que no te quedas aquí a pasar la noche?

Draken besó despacio el cuello del rubio italiano, mientras escuchaba como ronroneaba.

-Um... es una buena idea, -dijo despacio- así no tendré que levantarme después para vigilar al chico.

Imalieti dejó que le besara, notando sus labios calidos por el vino contra los suyos, le mordió suavemente y entrelazó su lengua con la de él. El beso fue aumentando de intensidad, sus respiraciones se entrecortaban. Cuando no pudieron aguantar mas, se separaron para recuperar un poco el aliento.

Llebaban teniendo ese tipo de relacion desde que años atrás, cuando hacia poco mas de un año que ambos se habian enbarcado en el navio, y tras no aguantar la tension sexual que tenian que soportar al no haber mujeres en el barco, empezaron a tener sexo ocasional entre ellos.

El beso dió paso a las caricias, a Draken le encantaba el cuerpo del italiano, su piel morena, su pecho, el vello rubio... Le quitó la camisa, volvió a besarle cuello, mientras con las manos acariciaba su torso. Siguió besando los hombros, el pecho, los pezones, las costillas y el vientre.

Imalieti se había desabrochado los pantalones y tumbado en la cama, esperando a que Draken se librase de ellos. El inglés hizo desaparecer su propia camisa y se recostó sobre el rubio de ojos marrones.

<Que guapo se pone cuando esta excitado> -se dijo a sí mismo Draken.

Entonces se inclinó otra vez sobre la boca de el medico. Y notó como su lengua se derretía junto a la de él. Mientras se sumergía en el placer de su boca, el británico le quito los pantalones y las medias de un tirón y bajó su mano hasta que encontró el miembro de Imalieti. Lo rodeo con los dedos y empezó a acariciarlo.

Imalieti escuchaba sus propios gemidos salir de su garganta y acabar en la boca de Draken, a la vez que su respiración se agitaba más y notaba como sus fuerzas le iban abandonando. Ya fuese a causa del alcohol o no, estaba a punto de dejar la mente en blanco. No podía pensar en otra cosa que mano del inglés en su pene erecto y su lengua moviéndose contra la de él. Pero entonces el contacto se rompió. Y se encontró cogiendo la mano de Draken y metiéndose sus dedos en su boca, se los lamió y los ensalivó. Para después acabar metiéndoselos por el diminuto agujero y ensancharlo.

Después de considerar que la preparación era suficiente, retiró sus propios dedos y se los seco en los pantalones. Para después acabar de desnudarse. El pequeño orificio de Imalieti le parecía ahora la cosa más apetecible del mundo. Así que no se demoro en coger su pene y colocarlo sobre este. Puso sus manos a ambos lados del tórax del italiano preparándose para embestir. Notó como las piernas de Imalieti le rodeaban y atraían con deseo. Entonces, empezó a meterlo despacio y continuó moviéndose a ese ritmo durante un rato, hasta que Imalieti empezó a temblar ligeramente y apretarle con mas fuerza su piernas en la cadera. Entonces cambió de ritmo y empezó a embestir profundamente y mas rápido.

El italiano acabó dejando salir sus gemidos, embargado por el placer y el vino, olvidó que tenían a un enfermo escasos metros de la cama y se dejó absorber por las sacudidas y los extasiantes temblores hasta que todo acabó y ambos se corrieron.

Draken se dejó caer sobre el hombro de su compañero y sintió que este le abrazaba. Y así, se quedaron dormidos.

 

Cuando el sol salio a la mañana siguiente, Imalieti se despertó. Lo primero que vio, fue a un rubio apoyado sobre su hombro y sonrió.

Draken era más alto que él y ambos tenían mas o menos la misma edad, entre los 25 y los 30. El ingles era de un rubio claro, casi blanco, mientras que el suyo era más oscuro. Otras diferencias entre ellos, eran sus ojos, el ingles los tenia azules y él marrones y que el británico tenia la nariz rota y una pequeña cicatriz en la barbilla de la que nunca quería hablar. En conjunto, sus rasgos lo hacían atractivo y le daban cierto aire de ferocidad.

Dejo de mirarlo en cuanto noto unos ojos posados sobre ellos. Se levanto y con el movimiento hizo que su compañero se despertara.

Draken se despertó y estaba apunto de saludar a su amante cuando noto que este estaba mirando hacia otro lado. Siguió su mirada y cuando encontró lo que atraía su atención se le escapó una exclamación.

-...!

En la otra cama, se encontraba un adolescente con las piernas cruzadas, las manos a los lados, su pelo marrón suelto le hondeaba sobre hombros, que les estaba mirando.

Cuando el chico escucho la exclamión de Draken, le dedico su atención y le dijo:

-Bon dia, senyor. (Nota de la N.: significa "buenos días, señor" en Catalán)

 

Castilla se levantó de sobresalto por quinta vez.

No había pasado una buena noche, las pesadillas que le acompañaban desde hacia años, habían sido mas reales esa noche. Y además se le habían añadido la cara de ese chico castaño y el escudo de armas en el que se había fijado la noche anterior.

El sol aun no había asomado por el horizonte, pero el cielo empezaba a mostrar un tono más pálido de azul. Así que decidió levantarse y acabar de escribir la noche de ayer en su diario de navegación.

Se sentó el escritorio de Draken y se quedo allí escribiendo, hasta que una hora mas tarde, picaron a la puerta.

─ Adelante!

Cerró el diario de a bordo y giro la silla para ver quien entraba por la puerta.

─ Buenos días Victorio, ─le dijo tranquilamente, y sin perder la calma, añadió:─ le ha pasado algo el crío?

Lo cierto es que no quería saberlo, si le decía que si, tendría que ir a verlo, y él ya había tenido suficiente con aguantarlo mientras dormía.

-Si, se ha despertado, no tiene fiebre y no esta cansado. Y eso no es normal después de haber tenido hipotermia y fiebre.

Se quedo mirando unos segundos a Imalieti, preguntándose por qué estaba tan alterado. Luego se fijó en los chupetones que tenia en el cuello y en el escote de la camisa y apartó la vista despacio.

Cogió el diario y salio del cuarto seguido por el italiano.

Legaron a su camerino y al abrir la puerta casi se choca con Draken, que estaba de pie sobre la superficie de madera y miraba hacia la algo (o alguien) que quedaba a la izquierda de Castilla. Y que a él le era imposible ver pues le tapaba la puerta.

El español entró sorteando al inglés y dirigió la vista hacia allí también.

El mismo chico al que había traído él mismo hasta la habitación la pasada noche, se hallaba sentado al estilo indio y con la espalda apoyada contra la pared de madera.

Castilla se sorprendió un poco al ver que unos ojos violetas le devolvían la mirada.

Así que esos ojos eran los que habían inquietado a sus dos amigos. Bueno, no era de extrañar, parecían tan sobrenaturales, tan irreales...

En vez de seguir ensimismado mirándole los ojos, opto por presentarse.

- Adrián Castilla, capitán

No añadió que era Capitán de un barco pirata para no asustar al niño. Parecía que esos dos no le habían dicho nada, lo que incluía que todos los tripulantes menos él habían muerto.

- Oriol D'Aguiné, adolescent (N.N.: adolescente)

- Donde estabas ayer?

Oriol lo miró encarando una ceja.

- Que donde estaba? Pues en mi habitación, en este barco, capità, on sinó? (N.N: donde si no?) -Entonaba con un marcado acento catalán, que hacían que las palabras del español sonasen mas fluidas y elegantes mientras las pronunciaba- Lo cierto es que me gustaría volver allí, capità, pero ya sus amigos ofrecían anoche un espectáculo tan apasionado que no me atreví hacerlo para no molestar.

Castilla pasó por alto la acusación de el chico, no le gustaba meterse en la vida intima de los demas, como tampoco que estos lo hiciesen en la suya. Decidió que la conversación no llegaba a ningún lado si no le decía lo que habia pasado la noche anterior.

 

FIN CAPITULO 1

Espero que os haya gustadoOjala que me deis vuestras criticas, ya que es la primera ve que publico un finc, y sin criticas no puedo mejorar ^-^
Notas finales:

FIN CAPITULO 1

Espero que os haya gustado.

Ojala que me deis vuestras criticas, ya que es la primera vez que publico un finc, y sin criticas no puedo mejorar ^-^


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