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Somewhere I belong. por Jackie

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Notas del capitulo:

Miles de gracias a quienes continuan disfrutando de esta serie...perdonen la demora.

 

Jackie.

 

Casi era medianoche cuando el avión aterrizó en la terminal. Nadie los esperaba en la zona de arribos, pero ellos bien sabían porque. Se despidieron en la zona del estacionamiento, y cada uno partió por su lado, excepto Jack y Hawk, quienes se fueron juntos.

El tráfico a esa hora no era demasiado por lo que sin demoras tomó la autopista rumbo a la ciudad. Con pericia dada por la experiencia, se internó en lo más profundo de la ciudad hasta llegar a una zona exclusiva por sus condominios selectos. Luego de pasar por uno de ellos detuvo el auto en la entrada y esperó hasta que la puerta del garaje se abriera. El frente parecía un edificio de oficinas pero era un edificio de departamentos, que pertenecían a Jack y a Aderik. Eran lo que ellos consideraban "lugares seguros", de los cuales sólo tres personas sabían donde se encontraban. La fachada de la agencia de seguridad era perfecta, ya que le permitía adquirir propiedades y moverse con facilidad de un lado a otro sin llamar la atención, ya que la mayoría de los "protegidos" eran estrellas de cine, cantantes y  hombres de negocios. Sólo Jack, Aderik, Hawk y el recién incorporado Lance Hoeven operaban a distinto nivel, el del grupo elite.

 

- Bien...hogar dulce hogar...- musito Jack cuando Hawk estacionó en el garaje del condominio.

 

-Tu lo haz dicho, Jack.- dijo el hombre de ojos negros, la sola idea de pasar la noche entre los brazos de su esposa, que lo estaba esperando en uno de esos departamentos,  se hacía irresistible a cada momento.- Oye...puedo preguntarte algo?.-

 

-Dispara, cariño.-subieron al ascensor y apretó el botón para su piso.

 

-¿Qué pasa te pasa últimamente?- preguntó sincero y preocupado por su amigo.- Hoy te noté distinto..-

 

- Debe ser por lo lindo que me veo de noche..- sonrió un poco y luego agregó.- Oye..estoy bien....pero dime como te trata la vida de casado?-

 

-Muy bien, amigo, demasiado bien...- él también sonrió a su vez, era consciente del cambio de tema pero no le molestaba .-Giuli es una excelente esposa...cálida...hacendosa...además que cocina como los dioses, sabe cual es mi trabajo y le gusta ayudarme con ello.- el ascensor se detuvo y ambos salieron de el.- Y dentro de unos días nos vamos a los Emiratos, el jeque Al-Shuseff nos ha invitado a que lo visitemos y de paso llevo un relevo para el equipo que se encuentra allá.-

 

-Guau...generoso nuestro cliente.- comentó mientras se arrodillaba para que el scan pasara por la retina de su ojo para habilitarle el acceso. El control dio positivo y una voz femenina anunció la bienvenida. Jack se levantó y abrió la puerta sin esfuerzo.

 

-Así es...y tu que harás en estos días?..- le preguntó Hawk mientras llamaba al ascensor para ir a su piso

 

-Irme al campo...a tomar un par de semanas de descanso...- le contestó con un tono de voz que a Hawk le sonó triste.

 

- Cuídate, Jack..-

 

- Ya...pareces una madre..- se burló un poco y luego su mirada se suavizó.- Tu también y cuida de Giuli...a ver si te apuras y me haces tío, compadre.-

 

- Quizás....ya veremos....- le contestó Hawk al retirarse del lugar.

 

La decoración del departamento era un tanto conservadora pero había detalles que hacían que no resultara tan rígida. Los colores claros predominaban, y los  muebles eran bastante eclécticos, pues había un juego de comedor de madera, varios puffs y sillones cómodos y modernos en la sala de estar. Dejó sus llaves sobre la mesa de madera roble que había en el comedor y se encaminó hacia su dormitorio. Las paredes estaban pintadas con un color claro que no era blanco y los muebles, situados sobre esterillas gruesas, eran de roble. La decoración no distaba mucho de la que tenía en su cabaña...era como si hubiera traído ese lugar a la ciudad.

Se desvistió con cuidado y luego se recostó sobre la cama, tapándose con el acolchado suave....sólo quería dormir para hacer realidad en sus sueños lo que no tenía en su vida.

 

 

****

 

A decir verdad, el día no había comenzado como él esperaba. Jamás  comenzaba como a él le gustaba. Siempre comenzaba de la peor manera. Pero el sol de la mañana le recordaba cual era su nueva vida. Ya no tenía a nadie más....unas lágrimas se escaparon de sus ojos rosados y se las limpio con un gesto de rápido, odiando sentirse tan vulnerable. Se levantó de su cama y se sentó, mirando hacia la ventana. La luz del sol lo bañó por completo, entibiando su frío corazón....cerró sus ojos y deseó despertarse al lado de alguien que al menos le importara como persona. Tal vez con su hermano sería distinto....tal vez. Se encaminó al baño y allí una ducha tibia lo calmó y lo despertó. Se secó con rapidez y se vistió con un boxer negro, una musculosa blanca sin mangas, unos pantalones militares negros. Luego caminó con cuidado y se calzó unas Nike que estaban cerca de su cama. Se inclinó sobre la mesilla de luz para tomar su billetera y un sobre blanco. Allí guardaba lo que había temido siempre ver: quien era realmente su padre.

 

Aquel papel le confirmaba todo. Cameron John Fergson. Ese era su nombre verdadero, según su acta de nacimiento. Había nacido hacía dieciocho años atrás y era hijo de Roy Andrew Fergson. Había rastreado a su padre y lo último que sabía era que estaba en prisión, acusado de muchos cargos, que incluían secuestro y homicidio. INTERPOL era quien lo tenía bajo custodia, pero no tuvo problemas en hackear el sistema y robarse el expediente en donde había encontrado una dirección..quizás con suerte podría ser la de su hermano....

Al morir su madre, había dejado únicamente esa documentación. También le había dejado un guardapelo y una carta, larga y directa, de porque aquella joya estaba en sus manos y porque le había ocultado quien era su padre.

 

Marlyn Johannson era tan solo una joven de veinticuatro años cuando conoció a Roy, en una fiesta privada. Un encuentro casual resultó que Marlyn quedara embarazada...al instante de saberlo, Roy aceptó su paternidad e incluso le dio su apellido pero luego de unos meses desapareció. Tiempo después Marlyn descubre que ella no era la única que había tenido un niño y que Roy estaba casado con una mujer llamada Natalya. Trató de contactarse con él pero fue ignorada hasta que Natalya murió en aquel accidente. Fue entonces cuando Roy le regaló aquel guardapelo, aún teniendo el nombre de Natalya grabado dentro....junto con una foto de Sven, como una forma de advertirle lo que le pasaría si seguía molestándolo.

Con su dedo, Cam delineó unas líneas que su madre había subrayado:..." esa joya pertenece a Sven....debes devolvérsela...era de su madre, y debe quedar como un legado para él...sé que será difícil para ti...pero por favor, hazlo por mí....porque yo no entendí el valor de eso hasta muy tarde...Te quiero, Cam..."

Leyó miles de veces esa carta, tales así que se la aprendió de memoria, palabra tras palabra, todo quedó grabado en su mente.

 

Se acercó al armario, lo abre y de allí saca una campera vaquera, mientras le hecha una mirada a su maleta, sin abrir, esperando quedarse en algún lugar. Mueve su cabeza para despejarla de sus recuerdos, y calzándose la campera, sale de la habitación y cierra con su tarjeta.

 

Miró a su alrededor, sintiéndose intimidado por esa impersonalidad del hotel, impresa en cada espacio. Bajo el escrutinio incómodo de otras personas, se subió al ascensor y bajó junto con ellos los doce pisos hacia la planta baja. Sentía sus miradas sobre su rostro, y no quería que vieran sus ojos, que de por sí eran raros. Rosas. ¿Quién tenía ojos de ese color?. Bueno, un piercing discreto sobre la ceja izquierda no era nuevo, los tatuajes que llevaba en la espalda y en su abdomen no eran visibles....quedaba sólo su cicatriz, que recorría su mejilla izquierda, y....sus ojos. En ese momento deseó tener anteojos oscuros...

Las puertas se abrieron y Cam se sintió mejor. Se acercó a recepción y comunico su salida, ignorando la mirada rara de la chica que lo atendía. Salió del hotel con  paso tranquilo y allí nomás abordó un taxi. La ciudad le gustaba un poco, si bien era lo único que conocía....estaba cansado de ella...tal vez después de conocer a su hermano podría ir al campo o de vacaciones....hacía años que no se tomaba vacaciones.

El taxi pronto se detuvo delante de un impresionante edificio vidriado, situado en el centro de la ciudad. Cam pagó y se bajó; miles de pensamientos rondaban en su cabeza....pero estaba decidido....cumpliría con su promesa y luego seguiría su camino.

Un guardia lo miró medio mal cuando entró pero a él no le importó. Subió a otro ascensor y marcó el piso diez. Casi se cerraban las puertas cuando escuchó una voz pidiendo que alguien detuviera el aparato. Con un gesto de indiferencia, Cam pulsó un botón y esperó hasta que la persona llegara y abordara.

 

 

- Gracias...piso diez, por favor.- escuchó decir e inmediatamente levantó la mirada, atraído por el tono rico y profundo de esa voz masculina.

 

Ataviado con un traje oscuro, aquel hombre.... era devastador. Alto, al menos le sacaba unos veinte centímetros, musculoso y atlético, no pudo evitar sentirse atraído....pero lo que más le habían atraído era ese brillo de tristeza en la mirada verde oscura.

Sus miradas quedaron enlazadas por un tiempo que a ambos les pareció eterno. El hombre observaba con franca admiración los ojos más espectaculares que jamás había visto en su vida mientras que a Cam lo conmovía con el brillo de soledad que gobernaba sus ojos verdes oscuros.  El timbre del ascensor los distrajo y al abrirse las puertas, Cam fue el primero en bajar, percibiendo los ojos del hombre clavados en su nuca.

Con unos pasos de distancia ambos se encaminaron para las mismas oficinas. Cam estaba seguro que no era aquel que había visto en compañía de Sven...el cabello de ese hombre era azul oscuro mientras que el que había visto aquella vez era negro.

 

Al llegar hasta donde estaba la recepcionista, el hombre se adelantó.

 

- Buenos días, Anyi...-

 

- Buenos días, señor Rauwerd...el señor Eindhoven lo espera en su oficina.-

 

- Gracias..- le dijo a la chica y luego le dirigió una inclinación de cabeza al joven que sin evitarlo se ruborizó un poco.

 

- Buenos días..¿En que puedo ayudarlo?- ofreció amablemente la sonriente joven, sin poder disimular el impacto que le daba ver los ojos de Cam.

 

- Quisiera ver al señor Sven Fergson...- solicitó con un tono de voz neutro.

 

- Querrá decir al señor Sven Fergson-Eindhoven...¿Tiene cita?.- indagó suavemente.

 

- No...es una emergencia..dígale que el señor Fergson quiere verlo.- sabía que ello le traería inconvenientes. Estaba al tanto de lo que Roy le había hecho a su hermano pero no podía evitar tener el mismo apellido.

 

- Un momento por favor.- dijo la chica y luego habló por teléfono unas palabras para luego agregar.- Le esperan adentro...primer puerta a la izquierda.-

 

-Gracias.- musitó y se encaminó hacia las puertas dobles acristaladas.

 

Encontró enseguida la puerta indicada y luego de tocar suavemente entró, dándose cuenta al instante que su presencia no era bien recibida. Un hombre detrás de un escritorio se puso de pie al tiempo que un chico rubio entraba por una puerta lateral. Cam no pudo evitar quedarse mirando a aquella persona que significaba muchas cosas para él...pero ninguna odio. El brillo dorado del anillo que refulgía en el dedo de Sven no pasó desapercibido para él; era exactamente igual al que llevaba el hombre del escritorio. Se acercó lentamente y una tercera persona se unió a ellos, entrando por la misma puerta. Era el hombre del ascensor....

 

 

Notas finales: continuará...

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