Finalmente, la misión de los cuatro chicos había llegado a su fin y ahora, cada uno volvería a su rutina diaria.
Habían hecho la mayor parte del viaje de regreso juntos, hasta que tuvieron que separarse.
Hakkai volvía junto con Gojyo a su pequeño hogar en el pueblo donde se habían conocido.
Por un tiempo, todo estuvo bastante bien, Gojyo había vuelto a su rutina antes de que comenzara el viaje, que era jugar, apostar y las mujeres, había veces en que llegaba junto con una chica a casa, bastante borracho y hacían de todo. En un principio, Hakkai podía soportar las salidas de su compañero, pero en el fondo todo lo que escuchaba por las noches, desgarraban su alma.
Fue en una de esas noches, que Hakkai tomó una decisión. Gojyo estaba, como de costumbre, acostado en su cama con una nueva conquista, completamente sumergido en su sueño, fue por esa razón que no sintió la puerta de la casa cerrarse y luego el sonido de un auto (Hakuryu) que se alejaba.
A la mañana siguiente, un rayo de luz que se colaba por entre las cortinas de la ventana, despertó al joven de cabellos rojos, sonrió ampliamente al notar a la belleza que estaba a su lado, se levanto perezosamente de la cama, y se dirigió hacia la cocina, para tomar algo del café que seguramente le estaría preparando su amigo, pero no había nadie allí, fue hasta la habitación de su amigo y toco la puerta, pero nadie contesto.
- Que extraño…
Abrió la puerta lentamente, quizás Cho aun seguía dormido, pero una vez que logro mirar dentro de la pieza, no vio nada. Gojyo se asustó, entró en la habitación, pensando que alguien había entrado y se había llevado a su querido Hakkai a la fuerza, pero había algo extraño…
- No hay signo de que alguien aya entrado…
Reviso los cajones y el closet, pero se encontraban completamente vacíos, no había nada, ni siquiera una nota, Hakkai simplemente, había desaparecido de su vida.
Con ese pensamiento en mente, Gojyo camino hasta la cocina y se dejo caer pesadamente en una de las sillas. La mujer que había dejado durmiendo en su cama ya se había levantando, producto del ruido que había hecho Gojyo cuando buscaba alguna señal de Cho en su habitación.
- Sucede algo Gojyo?
- …….
- Gojyo?
Nuevamente no hubo respuesta, él simplemente estaba absorto en sus pensamientos, por supuesto que a la chica no le gusto nada que la ignorará, por lo tanto se vistió lo más rápido que pudo y se fue de la casa bastante molesta. Sin embargo, ni siquiera esa pudo sacarlo de sus pensamientos…
- Por qué?... porque te fuiste Hakkai, ¿por qué?!
Esa eran las preguntas que ocupaban la mente del chico de cabellos rojos.
Esa misma tarde, fue hasta el pueblo, ya que su casa estaba un poco apartada, preguntando a todos si habían visto a Hakkai, pero ninguno pudo responderle; Visitó todos los lugares donde Cho pasaba algunas tardes y aun no había encontrado señales de él, ni a nadie que pudiera darle alguna pista, Hakkai había desaparecido del pueblo.
Caía la noche cuando finalmente Gojyo volvió a casa, en el camino, muchas chicas se le insinuaron, pero él simplemente las ignoró, al abrir la puerta, vio frente a él a un sonriente Hakkai que lo esperaba…
- Okaeri Nasai
- Hakkai!!...
Pero en cuanto dio un paso hacia delante, el espejismo se desvaneció, mostrando una oscura y solitaria habitación, por primera vez en su vida, Gojyo se dio cuenta de que aquella soledad que se sentía en la casa ahora, era llenada en el pasado por la maravillosa compañía de Hakkai.
Esa noche, Gojyo “durmió” en el cuarto de Hakkai, aunque más bien estuvo tendido sobre la cama mirando hacia el techo, pensando en los días que habían pasado juntos y tratando de averiguar la razón de su partida. Muchos recuerdos se le venían a la mente, las tardes donde jugaban cartas y la frustración que sentía, porque nunca lograba ganarle, recordaba la sonrisa característica de Cho, su manera suave de hablar y su increíble resistencia al alcohol, su preocupación hacia él y como lo cuidaba cuando se emborrachaba…
- Que cosas estas pensando – se dijo a si mismo – pareces una chiquilla enamorada
Su mente continuó vagando por los recuerdos, hasta que se quedo dormido en la habitación de su amigo.
El chico de cabello rojo, despertó bastante tarde a la mañana siguiente, y todo gracias a unos pájaros que cantaban afuera de la ventana.
- Eh! Hakkai!... esta listo el desayuno?
Pero no recibió respuesta, como era de esperarse.
- Sou desu!... Hakkai ya no esta aquí…
Tomó la almohada y se abrazó a ella, no tenía ganas de levantarse, no sabía que podía hacer si se levantaba, se había acostumbrado tanto a la compañía de Hakkai, que ahora que estaba sólo, no se le ocurría absolutamente nada que hacer.
El aroma del hombre de ojos esmeralda aun estaba en aquella almohada, inconcientemente Gojyo comenzó a respirar profundamente aquel aroma era tan dulce como aquel hombre, se abrazaba más a la almohada, como si estuviera abrazando a la imagen en su mente.
- Ah!!!... que estoy haciendo!!
Grito lanzando la almohada contra la pared frente a él… se quedó unos momentos mirándola fijamente, un dejo de melancolía se podía observar en sus ojos, se levantó lentamente de la cama y recogió la almohada, sacudiéndole el polvo y dejándola nuevamente sobre la cama con mucho cuidado y salio de la habitación cerrándola bajo llave.
Desde ese día, la habitación de Hakkai permaneció cerrada por mucho tiempo y Gojyo volvió a su vieja rutina. Todos los días eran iguales, siempre la misma rutina, actuaba como si nada hubiera cambiado, como si la noche en que conoció a Hakkai se hubiera borrado de la historia. Para él, el cuarto donde dormía Cho, no existía, de hecho, ya nunca miraba hacia la puerta, en un principio se forzaba a no entrar, esperando encontrar a Hakkai allí dentro, pero con el pasar de las semanas, se le fue haciendo mucho más fácil ignorar aquella puerta, allí, estaban guardados todos los recuerdos que había compartido con su querido amigo.
En una de esas tantas noches de parranda, como era su costumbre Gojyo volvió a casa en compañía de una mujer, ya era muy tarde, pero ambos estaban muy animados todavía como para ir a la cama. Él había sacado una botella de vino y le servía en una copa mientras que la chica recorría la casa.
- Hey! Gojyo, que hay en esta habitación
- Cual habitación?
- Ésta, la que esta…. Hnn? La puerta esta cerrada... que extraño?
En ese momento, supo de cual habitación estaba hablando.
- Olvida esa habitación… ven, porque no me acompañas con unas copas de vino
Le dijo todo seductor, tratando de desviar la atención, la chica se sonrojo bastante y se acerco tal cual se lo habían pedido.
Aquella noche, cuando Gojyo ya estaba agotado por el sexo, trató de dormir, pero su mente había recordado que aquella habitación existía y no pudo conciliar el sueño. En medio de la noche, se levanto de la cama y se acerco a uno de los cajones, del cual extrajo una llave, salió de la habitación y abrió la puerta que había permanecido cerrada por todo ese tiempo. Todo estaba exactamente igual, exceptuando el polvo que se había acumulado todas esas semanas, pero el ambiente pacifico y la presencia de Hakkai aun seguía allí. Se acercó hasta la cama y tomó la almohada entre sus manos, sacudió el polvo y acercó su rostro, sonrió ampliamente, el aroma de Cho aun estaba en ella.
Se acostó en la cama, recordando nuevamente aquellos divertidos momentos que paso junto al Hakkai y al resto del grupo, así fue que, pensando en esos momentos se quedo dormido.