Nos conocimos en el primer curso, aunque a Jorge ya le había visto por el patio. Saúl venia de otro instituto diferente al igual que la gran mayoría de los compañeros de mi clase. Éramos muchos, unos treinta y cuatro creo recordar, pero la clase era bastante sociable, ya que no había nadie que armara broncas o se revelara a los profesores.
Las mesas eran de tres y, como cada año mi mejor amiga Desi y yo nos sentamos juntas. Los amigos íntimos de Saúl lo hicieron delante de nosotras y puesto que sobraba un sitio en nuestra fila, el se posiciono en el lado izquierdo de mi amiga.
No puedo decir que en la primera impresión me cayera bien, pues la verdad es que no lo soportaba. De cuerpo atlético, alto, muy extrovertido y con éxito con las chicas se veía un chico soberbio y narcisista que no callaba debajo del agua y, la verdad sea dicha, lo es.
A penas hablábamos, cosa que con Desi no pasaba ya que no hacia mas que darle conversación. Eso en el fondo me sacaba de quicio, porque he de decir que soy muy celosa con mis amigos y no quería que alguien como el se mezclara con alguien como ella.
Tampoco es que Jorge me acaba de agradar del todo. Es un chico de complexión menuda, con un rostro dulcemente aniñado, pero con un increíble carácter cortante, sarcástico e inteligente. Su forma de mirar y de contestar a mis palabras me hacia ser reacia a mantener una amistad con el, ya que pensaba que se intentaba reír de mi. Sin embargo, es el mejor amigo de mi amigo Jaime y quisiera o no, al igual que a Saúl, tenia que aguantarlo.
Los días de clase pasaron y encontré en Saúl un gran compañero de fechorías dada su falta de pudor en tratar temas picantes. Entre los dos sacábamos de sus casillas a la pobre Desi, con caricias furtivas por parte de el y segundas tintas que le animaban a seguir. Muchas veces daba la impresión de que éramos unos pervertidos sin remedio y eso a Saúl le encantaba. Era su manera de ligar.
Uno de esos días, note algo muy raro: mi mejor amiga me dejaba de lado para juntarse con las que antes lo habían sido y me habían dado una patada. Dado a mi pasado, que ahora no vine al caso, me deprimí bastante y me apague considerablemente, cosa que noto de inmediato Saúl. Era increíble como en tan poco tiempo pudiera conocerme tan bien.
Le contaba mis sentimientos con todo detalle en notas furtivas a salvo de la mirada de los profesores, pero sobre todo de Desi. Al igual que era una bomba explosiva, cuando tocar temas pervertidos se refería, me aconsejo, escucho y consoló de una manera adulta y protectora, como pocas veces mostraba.
Pero claro, Saúl ya tenia su grupo de amigos, en el que yo jamás seria aceptada y, aunque así fuese nunca querría serlo... Fue entonces cuando llegue a conocer a Jorge. Todos los recreos en los que Desi me abandonaba, yo me unía a Jaime y Jorge y pasábamos verdaderos buenos momentos. Me di cuenta de que tenia muchas mas cosas en común con Jorge de las que imaginaba y eso me hizo sentirme muy unida a el. Además, en muchas ocasiones me defendía de comentarios que hacían las víboras con las que se fue mi "mejor amiga", lo que me hacia sentirme segura.
Hasta aquí pensareis que todo normal, pero la verdad es que nada de esto es normal. Pronto empecé a ver las claras insinuaciones que Saúl le tiraba a Jorge y que este esquivaba como un autentico maestro. Ambos disfrazaban sus segundas intenciones con juegos de palabra, pero se quedarían en eso, en simples intenciones.
Algo en mi interior me decía que algo no estaba bien en esa relación de amistad: los incesantes retos, los insultos cariñosos...Eso era algo más, estaba segura y la prueba me llego aquel día en el que teníamos una hora libre en la que empezaron con otro de sus jueguecitos. Saúl, el cual le sacaba una considerable altura a Jorge, además de dos cuerpos, le había cogido y no paraba de hacerle cosquillas. Ese era el punto débil de Jorge que sin poder evitarlo se sentó en las piernas del mayor ya que estaba sentado y comenzó a agitarse, rozando inconscientemente su trasero con la pelvis de Saúl.
Este intentaba sujetar al pequeño, cosa que hizo con facilidad agarrando sus muñecas con una de sus grandes manos y rodeándole la cintura por detrás con el otro. Jorge se sintió muy cohibido e hizo lo que siempre hace cuando algo no empieza a gustarle: huir.
Se soltó como pudo del agarre y tras insultar a Saúl, otra vez intento comenzar el juego, solo que el mayor se fue con una sonrisa picara hacia el baño ignorando ahora al menor.
Jorge me explico su plan. Con el bote de colonia de spray que yo le había prestado, se metería en el aseo, donde empaparía a Saúl en aroma de chica. Como siempre los dos, fuimos cautelosamente, intentando aguantar la risa hacia la puerta del lavabo de los chicos, donde solo estaba Saúl.
Jorge entro y empecé a oír gritos mientras me agarraba la tripa que me dolía de tanto reír. Sin embargo, deje de hacerlo al escuchar otro tipo de gritos. Ahora no era Saúl el que gritaba, si no Jorge. Pegue la oreja a la puerta y conseguí oír:
_ ¡Ah, Saúl! ¡Suéltame que me haces daño!
_ ¿Ahora que, eh?
Se denotaba humor en sus tonos de voz, pero sabia lo burro que se ponía Saúl cuando perdía los nervios, así que ni corta ni perezosa me interne en el retrete y la imagen que vi me dejo bastante shockeada...