Esa mañana la recordaré toda mi vida... la mañana en la que mi corazón me dio la señal de que algo no marcharía bien, como pensar que sería algo vuestro...
Habían pasado como unas dos semanas desde que os hicisteis uno parte del otro y desde que las miradas furtivas, las mejillas sonrojadas y las escapaditas al baño se hacían frecuentes. Vosotros no lo sabíais, aun ahora no os he confesado a la cara que vuestro primer encuentro fue presenciado por mis ojos...a pesar de ello siempre intentaba taparos para que ese ilógico sentimiento que muchos llaman amor no desapareciera de vuestros corazones. Sin embrago, esto no lo pude evitar y me arrepiento por ello...
Sería como tercera clase cuando una lista se nos pasó para que nos fuéramos apuntando como posibles asistentes a la cena de Navidad que celebraría nuestra clase en mi pueblo, junto con la de al lado. Nosotros tres, es decir, Saúl, Desi y yo nos apuntamos ya que hasta el jueves no se debería asegurar nada. La mayoría de la clase se apuntó pensando en lo mismo que nosotros, aunque estaba mas que claro que iríamos los de siempre.
La verdad, es que me sorprendí bastante cuando leí el nombre de Jorge en la lista, ya que él no era muy dado a asistir a este tipo de fiestas que veía patéticas y aburridas, aunque pude hacerme una pequeña idea de porque esta vez se lo replantearía.
La semana continuó con el barullo de la planificación de la fiesta. De encargadas se autoerigieron las de siempre: María y sus amigas. Yo, en representación del sector "no vamos a hacer siempre lo que os salga de las pelotas" intentaba enterarme de todo lo que podía, para dar mi opinión. Lo peor fue buscar un sitio. Todos los restaurantes y bares de mi pueblo estaban ocupados debido a que todos los cursos celebrarían el mismo fin de semana la cena. Haciendo cuentas para ver donde nos podíamos meter me enteré de manera muy sorprendente de que Jorge no vendría, razón: porque nunca viene.
Quizás mi reacción no fuera la mas acertada, pero me fui para el de la melenita y le eché la bronca por aquello. Él me lo desmintió y la verdad sea dicha noté como le dolió el feo gesto de María de no tomarlo en cuenta, ahora sí que no iría...
_ Pero, ¿Cómo no vas a ir?
_ Pues eso. No voy y punto. No dicen que yo nunca voy, pues no voy a amargarle la fiesta a nadie...
_ Pero es que si no vas te voy a echar mucho de menos..._ dije intentándole hacer chantaje emocional
_ Lo siento mucho Ali, pero está decidido.
_ ¿Y Saúl? ¿Qué va a pensar?
_ ¿Qué tiene que ver Saúl en esto?_ preguntó mordazmente.
Me callé de golpe al notar como mi pierna se metía hasta el fondo. Teóricamente to no debería saber que se habían acostado, por lo que tampoco debería conocer lo de su relación furtiva. Como siempre, mejor o peor intente salir del paso.
_ Pues nada. Yo que sé como te llevas bien con él y tal...
_ También me llevo bien con Manu y no has dicho nada de él...
_ Vale joder. Estás insoportable. Solo te digo que como no vengas voy a ir a tu pueblo y te voy a raptar
Estaba mas que segura de que para ahorrarse problemas con Saúl, Jorge no diría palabra por lo que me vi con necesidad de actuar. Le comenté a Desi como quien no quiere la cosa que Jorge no vendría y toda la conversación que había mantenido con él , para que el otro, haciendo alarde de su interés por las conversaciones ajenas, hablara con él.
Parece que dio resultado, porque por la tarde Jorge me mandó un mensaje de móvil pidiéndome que dijera que necesitaba un puesto mas y que si podía quedarse a dormir en mi casa, pero que no se lo dijera a nadie que quería que fuera sorpresa...
La tan esperada cena llegó. Yo la verdad es que estaba realmente feliz. Para la ocasión me había puesto una falda negra con flores bordadas en blanco con mucho vuelo y por debajo de la rodilla con una camisa estilo japonesa negra.
Llamaron a la puerta de mi casa y ahí estaba Jorgito, nunca le había visto tan guapo. Siempre solía vestir muy casual como yo, por lo que ambos sonreímos al ver tan extraño al otro. Llevaba unos pantalones vaqueros muy oscuros. Arriba de ellos un jersey muy fino de color negro que se le pegaba al cuerpecito y encima de éste una chaqueta de abrigo también negra, pero algo mas grisácea dándole un toque macarrilla.
Mi novio nos llevó hasta el lugar de encuentro y tras darle un beso en los labios pasamos. Casi todo el mundo estaba sentado. Las mesas eran de unas ocho personas y en la mas cercana a mí pude ver a Jaime, Remedios, Mónica y compañía que habían guardado las dos sillas, pensando que el que venía era mi novio Santi. Todos se sorprendieron mucho y besaron y abrazaron a Jorge entusiasmados.
La comida y la bebida comenzaron a pulular por las mesas como agua de río desapareciendo entre risas y conversaciones. Al poco de estar así, Saúl vino hasta nuestra mesa para "saludarnos". Después de los protocolarios saludos a todos, se acercó al oído de Jorge, susurrándole algo que le hizo cambiar su expresión de felicidad por una de cabreo absoluto. Saúl se marchó tal como vino y nosotros seguimos a lo nuestro.
De vez en cuanto miraba hacia la dirección de mi pervertido amigo, una o dos mesas mas hacia el interior del salón y me quedé estupefacta ante la tal cantidad de alcohol que estaba bebiendo: vino, cerveza... como siguiera así, dentro de poco acabaría borracho.
Jorge hacía ver que no se enteraba de nada, pero sus ojos miraban de reojo todos los movimientos de su amado y por la expresión de los mismos, no le gustaba nada.
Al acabar de cenar, y por supuesto de pagar, llamamos a nuestros novios (las que teníamos) y todos nos fuimos para las discotecas a bailar y divertirnos. Saúl ya llevaba una borrachera de Padre muy Señor mío, pero no por eso al llegar a las discotecas paró de beber un segundo.
En ningún momento se acercaron el uno al otro. Saúl se había puesto a bailar en la pista junto con María y sus las lameculos de sus amigas, mientras que Jorge no se separaba de mi ni un momento, aun no se si por miedo a perderse ya que no conocía el sitio o a que Saúl le pillara solo...
Intentando despistarle y evadirle un poco para que disfrutara, mi novio y yo llevamos a Jorge por distintos locales. Al llegar al que habíamos ido en un principio, ocupamos una posición desde la que se veía con precisión toda la pista y por lo tanto a Saúl.
Mi cara quedó a cuadros cuando María se acercó a un muy inhibido Saúl y le soltó un beso en todos los labios, imaginad la cara del pobre Jorge.
El pequeño se dio la vuelta con la cara descompuesta y me pidió por favor que en cuanto pudiéramos volver a mi casa que lo hiciéramos.
Santi que estaba al corriente de todo y que es un trozo de pan, nos llevó a casa. Al dejarlo instalado en su cuarto, para que se cambiara y tras haberme cambiado yo, fui a ver como estaba.
Al verme entrar por la puerta no pudo mas. No quería llorar, pero las lágrimas escapaban de sus ojos chocolate. Le abracé todo lo fuerte que pude para que sintiera que no estaba solo. Me lo contó todo, absolutamente todo, incluso que había hecho el amor con él. Era terrible ver a ese niño, abrazado a sus piernas, llorando a lágrima viva y contarme cuan destrozada estaba su alma...
Se desahogó a gusto y entre sollozos y mis palabras de consuelo, consiguió quedarse dormido casi al alba. Esa noche fue muy larga y dura para ambos...