Una carta ¿anónima?…
Observo fijamente la carta que acababa de caer de su casillero, él mejor que nadie sabía que ese sobre, no estaba allí cuando llego a las prácticas de baloncesto, así que supuso que alguien del equipo la había dejado allí y viendo que no había nadie más, además de que por el claro indicio de que no tenía remitente pensó que quien fuera que había dejado esa misiva no quería ser descubierto, estuvo a punto de romperla recordando algunos viejos sucesos del pasado, donde sus compañeros de clases le habían dejado cartas de burlas y pensó erróneamente vale aclararlo que nuevamente le iba a ocurrir lo mismo y se sintió profundamente herido, pero al disponerse a romper la carta, algo le llamo la atención, el sobre tenía un logo de un zorro cosa que le pareció sumamente agradable y le quito esa horrible sensación de la boca del estomago, suavemente abrió el sobre sin rasgarlo, por extraño que sonará quería mantenerlo intacto y luego se sentó con calma a leer el contenido, de igual manera él tenía la llave del gimnasio, así que no tenía porque andar con prisa.
Querido Hanamichi:
Sabes desde que te conozco, que no es tanto tiempo como el que yo desearía, me percate que eras diferente, sin que diferente sea sinónimo de malo, incluso diría que para mí, implica mejor que el resto. Conocerte cambio todos mis esquemas y planes; y aunque me alegraría poder decirte que te odio por ello, no puedo, porque me cambiaste a mí, y hay algo que siento dentro del pecho que no me lo puedo sacar, algo que me agobia y me deja anhelando tu presencia.
Yo siempre fui una persona de pocas palabras y además de eso no soy tu persona favorita, yo lo sé, y ahora te estarás preguntando quien soy, pero no puedo contestarte, porque si dejarás de hablarme no sé si podría soportar eso, y por si fuera poco y creo que si hasta aquí tenía alguna oportunidad contigo, esta va a morir con lo que voy a confesarte, soy hombre, si soy hombre y aún así te deseo, o mejor dicho aún así siento algo por ti, algo que jamás sentí por nadie. Si te preguntas el por qué de mis sentimientos, eso ni siquiera yo lo sé, aunque he buscado esa respuesta, pero no es algo que comprenda, mas bien es como una creciente necesidad de sentirte cerca y verte, porque sé que no puedo aspirar a algo mejor que eso y no puedo vivir sin tu presencia.
Si pudiera pedir un deseo, pediría tener la valentía de decirte estas palabras, que le he susurrado al viento tantas veces, esperando que lleguen a tus oídos “Te Amo”, perdona por confesarte así lo que siento, si piensas que soy un cobarde, lo soy, pero no por miedo a tus golpes, sino por miedo a tu rechazo.
Ayer quedo en el olvido
Con una docena de quizás
Hoy solamente sueño contigo
Deseándote hasta no dar más.
Mañana te imaginare conmigo
Aunque sé que eso no será jamás.
Tú eres pasión, fuego y locura
Yo soy calma, hielo y anhelo,
Anhelo del cual tú eres la cura
Envuélveme en tu desenfreno.
Verte día a día es mi amargura,
Sabiendo que no te tengo.
Si pudieras dedicarme alguna sonrisa mañana, seré feliz soñando que piensas en mí, no te pido más que eso, sé que no sabes quien soy, pero tan solo sonríe cuando llegues al gimnasio y yo sabré que es para mí.
Por favor no tires esta carta si, consérvala y déjame creer que la guardas como un tesoro, aunque no te importe en lo más mínimo, y si has dejado de pensar en la hermana del ex-capitán, y por algún milagro te interesa darme una oportunidad tan solo deja un sobre en blanco en tu casillero y yo sabré que tengo al menos la oportunidad de soñar con tenerte.
Alguien que sueña contigo.
El pelirrojo miro a su alrededor con la cara más roja que su cabello, le gustaba a un chico y no solo eso, un chico lo amaba, sonrió esa carta era la prueba, con solo leer esa líneas podía notar que había salido de un corazón enamorado, así que con una sonrisa, salió corriendo del gimnasio hasta una librería cercana y compro un sobre y un papel de carta con un diseño de balones de básquet, impreso como gota de agua en el papel. Volvió y escribió tan solo 5 palabras en el papel y salió corriendo con una sonrisa más que brillante plasmada en el rostro. Luego cerró el gimnasio, el día siguiente sería un día muy interesante, pero por qué esperar hasta mañana se dijo a sí mismo.
Rukawa suspiraba agitado, había estado esperando oculto tratando de saber que cara pondría Hanamichi, pero nada lo preparo para esa sonrisa hermosa y llena de dicha, el pobre chico cara de zorro, se sentía en las nubes, al menos sabía que a su Hana, porque ahora estaba seguro que sería de él, ya no le gustaba la hermana del capitán; y por si fuera poco, le había dado una oportunidad, él mismo había visto cuando dejo el sobre.
Al recordar el sobre y que además este tenía unas cuantas palabras dirigidas a él, se acerco con la respiración agitada y las manos sudorosas, saco delicadamente el sobre, lo observo con aire casi solemne y luego saco la carta la cual vibraba en sus manos temblorosas.
-bien llego el momento se dijo a sí mismo- abrio la carta, pero nada lo preparo para lo que leyo.
-yo también te amo Kitsune- susurro una voz en su oído la frase que estaba en el papel y no cualquier voz, la voz de un pelirrojo alocado.
-Ha…Hana…-
-jaja, soy Hanamichi, Kaede- dijo para luego darle un sutil beso que lo dejo en las nubes-
-pero có…cómo… es decir ¿cómo supiste que era yo?-
Sakuragi se entro a reír, como si Rukawa le hubiese preguntado de color es el caballo blanco de San Martín (N/a: expresión típica de mi país cuando alguien pregunta algo obvio)
-ehhh por donde empiezo, un logo de zorro, una persona de pocas palabras que según él no es de mis favoritas, un hombre y alguien que sabe lo que son mis golpes… jeje además de que el hecho que permanecieras observándome todo el tiempo desde que saque el sobre no fue de ayuda para ti, hubieses sido menos evidente si la hubieses firmado- concluyo con una sonrisa.
-yo… yo-
-jaja, no te preocupes Kaede este tensai esta feliz de que los hicieras-
-do’hao- dijo el chico de ojos azules con una sonrisa que dejo embobado al tensai por largo tiempo, hasta que finalmente reacciono.
-¿a quién le dices do’hao?-
-a ti- contesto como siempre.
-pues yo no soy el que escribe cartas supuestamente anónimas que a un kilómetro se reconocen quien las escribió y…-
Kaede no lo dejo concluir, lo tomo por la nuca y presionando su cuerpo contra los lockers lo beso apasionadamente hasta quedarse sin aire.
-te amo, no importa que seas un do’hao- el pelirrojo puso una cara de niño enojado, pero luego lo abrazo y le dio un corto beso.
-yo también aunque seas un zorro apestoso- dijo apoyando su frente en el hombre de Kaede -MI kitsune-
Owari