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CHOCOLATES Y ROMPECABEZAS por sank

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Notas del capitulo: tuve problemas para subirlo completo es por eso que esta en dos parte.u u

 

ORGULLO

 

Matt se dirigió hacia la habitación de Near y muy despacio abrió la puerta. Al darse cuenta que alguien entraba, Near se dirigió a la Puerta para recibir a quien entraba. 

– Mello, mira, ya terminé de hacer el castillo – Near no se había percatado que no era Mello, pues el gran castillo había obstaculizado su visión.

–Near, soy Matt… Que grande y hermoso está tu castillo. Lastima que Mello no vino para verlo – Matt se acercó a Near y le tomo de la Mano – Near, ya hemos empezado. Ven conmigo para integrarnos.

–  Y Mello, porqué no Vino él.– Es que… …l iba a subir, pero yo le dije que mejor te avisaba yo. Mejor vamos para integrarnos ahora. Recién acaban de empezar y…

–No quiero – Near se libro de la mano de Matt y se puso a enlazar un nuevo castillo al terminado. 

Matt no sabía como convencer a Near para que bajara. Para él era muy complicado y tan solo se le ocurrió usar el mismo truco que usó Mello cuando tan solo tenía siete años. Matt busco algunos robots que tenía Near en uno de sus cajones y se puso a romperlos frente a Near, quien estaba arrodillado en el piso, pues recién estaba iniciando el armado del nuevo castillo.  

– Near mira. Si no bajas conmigo a jugar me quedare a jugar contigo. 

Matt se preocupo mucho pues Near había detenido la construcción de su castillo para mirarlo con los ojos muy vidriosos. …l estaba a punto de derramar lágrimas y cuando menos lo pensó, tenía abrazado a Near. 

–Near. Lo lamento. No quise romper tu juguete. Te prometo que pronto  te compro uno igual – Matt se sintió muy culpable, pues nunca había visto llorar a Near y se sentía muy mal por ser el causante. 

–…Matt tengo mucho miedo… – Near no dejaba de llorar y se refugiaba más en los brazos de Matt.

– Miedo,  a que le tienes miedo Near – Matt se calmo un poco al darse cuenta que no había sido el causante del llanto de Near – Near, puedes contarme yo te escucho. 

Near había dejado de llorar, después de un largo rato y se quedo en los brazos de Matt muy quieto. Su respiración estaba muy agitada, pues había llorado mucho. Matt tenía la sospecha de que Near se había quedado dormido y en efecto, Lo estaba. Ya era tarde y Matt cargó a Near para recostarlo en su cama. Ya era tarde y Matt sabía que Near no se iba a despertar hasta el día siguiente.   

Salió de la habitación un tanto confuso. Pensó que quizá Near tenía una fobia, en verdad, Matt pensó en muchas posibilidades.  

Una ves frente a la puerta de la habitación de Mello, entro sin avisar .Mello, cuando se dio cuenta que alguien entraba, arrimó los libros que tenía junto a él muy rápidamente  y  cogió una revista de historietas. Mello no quería que nadie lo viera estudiando, mientras nadie viera estudiando a Near. 

–Mello…–Matt, no entres a mi habitación sin tocar – le recrimino interrumpiéndolo – qué quieres.

–Es solo que…Near

– Si vienes a hablarme de él, mejor vete a estudiar. Ya se acerca el examen semestral y tú si que necesitas estudiar.

– No me digas eso. Además, el tercer puesto no es malo.

– Matt, mejor sal. No pensé que fueras tan conformista.

–No soy conformista. Mejor me voy a estudiar – Matt salio muy ofendido. 

Aquellos días los niños le dedicaban muy poco tiempo a los juegos, pues el examen semestral se estaba acercando y todos esperaban demostrar con ese examen que eran los mejores. 

Los pocos días que habían salido a jugar, Matt salía a buscar a Near, pero ya no insistía mucho, pues cuando iba a su habitación, Near lo ignoraba totalmente. Sólo se dedicaba a armar el gran castillo. Su habitación estaba completamente invadida por cartas. Mello ya no lo buscaba. 

Uno de esos días, cuando Near estaba armando su castillo, la puerta se abrió sorpresivamente. Near ignoró la llegada de aquella persona. No le importó quien estaba tras de su gran castillo. 

– Si sigues acoplándole más castillos, te quedaras sin espacio,

Near. No lo podía creer. …l estaba ahí, en su habitación, después de muchos días. Había pasado mucho desde que Mello no le dirigía la palabra. Near, estuvo a punto de echar abajo su castillo, pero gracias a la gran consistencia que le había dado, no calló. 

–Mello…

–El castillo está inmenso – Mello observo el castillo.

– Mello… ya sólo me falta algunas cartas. Cuando lo termine podrás…

– Ya deja de hacer estupideces Near.

–…

–Qué mierda de pasa. El examen semestral se acerca y tu lo único que haces es armar este entupido castillo. Me jode, Near. Me jode que no te esfuerces. Todos esos exámenes pasados…No se como lo haces, pero no creas que esto va a seguir de está manera. Será mejor que te comiences, de una mierda vez,  a preocupar más. No siempre estarás en el primer puesto. 

Luego de terminar  de decirle  lo que pensaba, salió dando un fuerte portazo. Near palideció. Sus ojos estaban tan vidriosos y Mello no se había dado cuenta. Cayó al piso y no pudo controlar su respiración, no pudo controlar sus lágrimas. Por un momento se había sentido feliz al ver a Mello entrar a su habitación después de muchos días…aunque por dentro sabia que Mello no había venido con buenas intenciones, pero Near quiso creer que había venido a verlo como solía hacerlo. 

ya casi nadie salía a jugar. Todos se quedaban en la biblioteca o se encerraban en sus habitaciones para estudiar. Ya solo faltaba unas cuantas horas para que el día terminara y se encontraran, todos, el día siguiente en sus respectivas carpetas para dar el examen semestral.

  Mello se despertó temprano y antes de salir a desayunar, le dio rápidas repasadas a sus libros.   

temprano, todos ya estaban sentados en sus sitios. El examen duraría tres horas y ya muchos estaban impacientes por empezar. Hasta que por fin, un maestro entró al salón con los exámenes y sin demora, empezó a repartirlos.  

Mello, apenas tuvo el examen en sus manos, empezó a desarrollarlo, muy sorprendido y feliz, pues las preguntas le parecían muy fáciles. Respondía muy satisfactoriamente, sintiendo que el espacio para responder la pregunta era insuficiente. Mello tenía tanto que escribir. No dudo en escribir pequeño para complementar sus respuestas. 

faltaba poco para que el examen terminara y al darse vuelta para ver como iba Near, se dio cuenta que él ya había terminado el examen. Mello no quería quedarse atrás, pues de inmediato dejó el lapiz. 

Los exámenes fueron recogidos al finalizar el tiempo y todos salieron dispuestos a jugar al patio, pues ya no le habían dedicado al juego en varios días. Matt no tardó mucho en acercarse a Mello para salir juntos. Todos estuvieron afuera todo la tarde.

Near no había salido del salón se había quedado en su carpeta desde que había terminado el examen. Tenía los brazos recostados sobre la mesa como si estuviera durmiendo, cuando de pronto escucho un barullo que entraba por la ventana desde afuera. No pasó mucho para que linda entrara en el salón donde estaba Near. 

– Near, te estaba buscando. Near, Adivina qué – Near no presentó signos de estar escuchado –L vendrá y dirá la mejor calificación. Seguramente dirá tu calificación. Todos pensamos que tú tienes la mejor, como siempre. 

Linda seguía hablando y Near permanecía sin decir nada. Era como si estuviera solo en la habitación. 

–…Near ¡Near!...– no recibió respuesta. Muy ofendida salió del salón. 

……………………………………………………………………………………………. 

Al otro día siguiente, todos estaban afuera sentados en el patio. Todos los chicos estaban muy emocionados y en especial los que nunca habían visto a L.  L no venía muy seguido y por eso su visita era muy especial. A L no le gustaban las formalidades y por eso estaba al frente de todos los niños, también sentado sobre el pasto, Mirando los mejores resultados.  

– Hay muy buenas  calificaciones. Tenemos muy buenos niños… Todos escuchaban a L muy atentos. – Saben, después de toda esta tensión, podemos salir a los recreativos –  propuso L al darse cuenta que era verdaderamente lo que estaba pasando, al ver a algunos niños y entre ellos a Mello. 

Todos los niños gritaban de alegría y hacían barras al escuchar la noticia. En realidad lo estaban pasando bien escuchando a L, quien no le estaba dando tanta importancia a las calificaciones.  

Podía escuchar desde su habitación toda la alegría. Pero él, solo estaba frente al castillo, arrodillado. Parecía que estaba contando las cartas que había utilizado para su construcción, 

–Near, no deberías estar aquí. Será mejor que salgas. L ya va a decir la mejor calificación y debes estar abajo  – El viejo Roger le puso los zapatos a Near y lo acompaño hasta el patio. 

Cuando Near estuvo abajo, todos los niños estaban de espaldas mirándolo. Todos en silencio. 

–Pequeño Near  – L se acercó a Near– toma. Esto es para ti .espero que te guste – L le entregó a Near un  regalo. – Bueno, chicos, entonces como quedamos. Salgamos todos. 

Todos los se apilaron para subir a un gran ómnibus que se había estacionado en el portón del orfanato.  

– Pero, joven L. Los niños se pueden perder. Normalmente los sacamos a pasear en diferentes fechas.

– No te preocupes Roger he reservado el parque. 

Todos ya estaban  en el ómnibus sentados y haciendo mucho bullicio. Matt se había sentado junto a Mello, quien lucía muy enojado. Linda tomo de la mano a Near y lo llevó para que se sentara junto a ella. 

– Near, déjame ver que te regaló L – Linda tomó el regalo de Near y lo abrió sin ninguna delicadeza –…es un rompecabezas y –  sin precaución, se cayó algo de la caja. Linda buscó abajo del asiento y le puso a Near lo que se le había caído –... Un rosario. Que lindo. 

El recorrido hacia el parque fue un tanto largo. Llegaron a un parque muy grande y unas ves en él todos salieron disparadas a los diferentes juegos. El lugar era sólo para ellos. 

–Near, sonríe. No te comportes tan frió. Deberías estar contento. Obtuviste el mejor puntaje y L te regalo ese rompecabezas y el rosario. 

Todo a su alrededor era solo alegría, pero dentro de él sólo había tristeza. Sentía un gran vacío. Nada tenía sentido para él. No había motivo para que se encontrara ahí. Se sentía fuera de lugar. Ya no quería estar rodeado de tanta alegría. Recordó que alguna vez sintió alegría, que todo tenía sentido y que cada ves que entraba por su puerta, no se sentía solo. Lo extrañaba mucho. Se dio media vuelta. Quería estar solo. Quería escapar de bullicio. Salió en dirección hacia el ómnibus. 

– Near. ¡Near! No me dejes – Linda dejó que se alejara. Notó  tristeza en sus ojos. No quiso molestarlo. 

Ya estaba lejos y ya no se escuchaba mucho el bullicio provocado por tanta alegría, subió al ómnibus. Se iba a dirigir al fondo, para sentarse y quizás dormir un rato, pero se detuvo en seco cuando su mirada se cruzo con el de Mello.

…l estaba sentado, pero  de inmediato, al ver que Near estaba en el pasillo del ómnibus, se puso de pie. 

– Felicitaciones Near, obtuviste la mejor calificación. 

Near notó enojo en su voz y bajó la mirada para continuar con su camino. Mello no dejó que siguiera, lo tomó del brazo bruscamente he impidió que avanzara. 

– ¡Near, te estoy hablando! ¡No me vas a dejar hablando sólo! Near ya no podía más. No pudo soportar que Mello lo tratara tan cruelmente. No levanto la mirada, pues no quería que Mello se diera cuenta que estaba al borde del llanto. 

–Near, deberías tener mucho cuidado de quedarte solo conmigo – dijo, apretando más su brazo –…qué te pasa Near.

–No me pasa Nada. Déjame. Ya no te quiero. Ya no quiero quererte – Near, sorpresivamente abrazó a Mello – Mello…haz que te odie. Yo también quiero odiarte. 

Mello no supo en qué momento había dejado de hablar a Near, no supo en qué momento había comenzado a odiar a Near. Y el motivo, maldecía el motivo.  

Mello sostuvo a Near en sus brazos. …l lloraba sin reparos. No le importaba  que lo viera en esas condiciones. Se sostuvo muy fuerte en los brazos de Mello. Sabía que no iba a durar mucho, pues en cualquier momento Mello iba  a reaccionar. Mello separo a Near de él y de un empujón, lo tiró en el pasillo del ómnibus. Near cayó bruscamente.  

–Near  – Mello se acercó a Near peligrosamente – ódiame. Yo ya no puedo dar un paso hacia atrás. Si quiero ser mejor que tú, si quiero ser el sucesor de L, tengo que odiarte. Aunque no quiera, tengo que hacerlo. 

Near estaba muy dolido por la brusca caída. Aún seguía tumbado en el pasillo y no quiso ponerse de pie, pues eso podría provocar a Mello. Mello se puso de pie y de un brusco tirón hizo que Near también se pusiera de pie y al mismo tiempo lo abrazó.  Lo sostuvo en sus brazos. Estuvieron así por un largo rato.  Todos sus deseos de volver a tenerlo, no pudieron ser reprimidos por el orgullo y sin pensar en lo que podría pensar, lo sostuvo muy fuerte. Mello se separó un poco de Near para acariciar su rostro y besarlo. Había pasado mucho desde la última vez que había besado a Near…sus deseos por ser el mejor lo habían alejado de él. Near, correspondió sus labios. No podía creer que Mello estuviera besando sus labios. Se sentía con vida. Con sentido. Mello era el sentido y sin él no sentía nada. Mello era el causante si sentía tristeza, alegría, felicidad. Mello era todo.  

Así como Mello no sabia en que momento había comenzado a odiar a Near, pues siempre, desde la primera vez que lo había visto llegar al orfanato, lo había amado; tampoco Near sabía el momento en que  Mello se había convertido en su motivo. Mello, con sus insistencias y con su amplia alegría, había hecho que Near sólo pensara en él. 

Todo estaba en blanco. Había perdido el sentido de todo. Estaba besándolo y estaba mal. Si quería odiarlo para superarlo y ser el mejor, tenía que dejarlo ir. Le dolía mucho, pero no podía soportar estar en el segundo lugar. Sabía que iba a terminar y cuando pensaba en ello, lo abrazaba y besaba con más fuerza, pues era probable que esa fuera a ser la última vez que lo iba a besar. Se separo de él y sin decirle nada, salio del ómnibus y lo dejó solo. Nuevamente solo.

Near a través del cristal, vía como Mello se alejaba y se unía a un grupo de niños. …l se quedó observando como el cielo comenzaba a oscurecerse.

  ………………………………………………………………………………………………… 

Se despertó. Todo estaba oscuro. Estaba en su habitación. Cubierto con sus brazadas. Se puso de pie y no recordaba en qué momento habían regresado y tampoco en que momento lo llevaron a su habitación para que durmiera. Prendió la luz de su lámpara y observó que el castillo aún seguía en pie. 

– Ya nada tiene sentido – se dijo para sí mismo y sacando  una carta principal, todo el castillo cayó. 

Near se dio cuenta que tenía el rosario en su cuello. …l buscó el rompecabezas de L y empezó a armarlo hasta quedarse dormido en el piso. Todo había terminado. 

Pasaron dos años y para entonces, Near se había vuelto un niño mucho más solitario y calculador. Solo regía para él la lógica. Todos lo veían de esa forma, pero nadie sabía lo que sentía. Soledad. Desde la ultima ves que Mello estuvo muy cerca de él, Near se propuso en ser el sucesor de L. Era una excusa para darle sentido a su vida. Tenía que ser el sucesor para sentirse completo o al menos para creer sentirse completo. 

…l armaba siempre el rompecabezas que L le había regalado. Lo armaba y lo desarmaba al momento. Era como una máquina que no tenía otra función. Armar y desarmar. Estaba concentrado en lo que hacía, hasta que Roger se acercó con Mello.  

– Near, ven un momento. 

Algo malo había pasado. Lo sentía y lo descubrió cuando estuvo sentado en el despacho de Roger. L había muerto. No lo podía creer. Mello estaba alterado. Tampoco lo podía creer. No podían creer que L fuera asesinado por Kira, un extraño asesino.  Roger les propuso trabajar juntos, pues eran dueños de una gran inteligencia, pero Mello se negó. Mello sabía que estar junto a Near,  era muy peligroso para él. …l no quería perder junto a él. Salio del despacho dispuesto a irse del orfanato. 

Ya no lo vería más. Sería la última vez. Salió del despacho y se dirigió al cuarto de Mello. Mello no estaba. Se quedó sentado esperándolo. No venía. Tenía miedo  no volver a verlo. Quería decirle que después de todo ese tiempo aún seguía queriéndolo más que nunca y que cada vez lo quería más. Que a pesar que se mostraba frió ante todos, como un muñeco de madera, también quería y sentía como lo demás. Que la única persona que podía lograr que sintiera, era él.  

No regresaba.  

Se puso de pie. Se dirigió hacia la puerta. Salió en dirección a su cuarto. Quería estar solo como siempre. Near entró a su cuarto y cuando había dado unos pasos, alguien serró la puerta. Mello lo había serrado. Estaba solo con Mello en su cuarto después de mucho. Ahora que le haría. Lo maltrataría. Lo insultaría como siempre lo hacía. 

–Near, ¿Me odias Near? ¿He logrado hacer que me odies?

–Ahora te vas. Creo que eso ya no importa. Ya no importa si te odie o no.  No importa nada.

– Entonces… me odias. Adiós Near, ya nunca nos veremos – Mello se dio media vuelta para abrir la puerta y salir. 

Estaba dejando que se vaya. Estuvo esperándolo en su cuarto para decirle que aún seguía queriéndolo y ahora que estaba frente a Mello, no pudo. Mello era el único que podía causarle confusión. 

–Mello…espera. Por qué me haces esa pregunta. ¿Quieres saber si aún te quiero?

–No digas disparates. Claro que no. No me importa lo que sientas. 

Mello ya había cruzado el umbral de la puerta. Estaba casi fuera del alcance de la vista de Near. Tenía que decirle, no podía irse sin saber que aún seguía queriéndolo. 

– No lo haz logrado Mello. No haz logrado que te odie. Y tú tampoco haz conseguido odiarme. Crees que me odias pero sé que me amas más que a nadie. Yo lo sé, es por eso que lo único que haz conseguido es que te ame más  – Near enrojeció. No podía creer lo que había dicho. 

Pensó que no lo había escuchado, pero pronto, Mello,  estaba frente a él. Le dio una fuerte cachetada. Tenía la mejilla muy roja por el fuerte golpe que había recibido. Nadie, hasta ese entonces, lo había golpeado. Le dolió mucho que Mello haya sido él en propinarle tan fuerte golpe. No pudo controlarse. Nunca lograba hacerlo cuando el causante era Mello. Nuevamente estaba frente a él derramando lágrimas silenciosas. No lo pudo evitar. Le dolió el golpe y le dolía saber que se iba. 

– No quiero que vuelvas a repetirlo. Tú no sabes nada de mí. Sólo eres un niño que cree saberlo todo.

–Entonces, qué es lo que quieres. Viniste a mi habitación para escuchar que te odio. Está bien. Te odio. No sabes cuanto te odio. Te odio por lo que estas haciendo. Por lo que me haces y también por lo que haces tú contigo – Near no lo miraba. Solo se empecinaba en mirar el piso. Vía como sus lágrimas chocaban con el piso. – Ya nunca más nos volveremos a ver, Mello… si algún día me buscas, no volteare a verte, pues yo ya no podría…

 –Qué te hace pensar que te buscaré. Nunca Near. No eres nada. No significas nada.

–Entonces…ya déjame sólo. Vete de unas ves. Déjame morir solo. Ya no quiero verte nunca más – apenas podía pronunciar palabras. Su llanto lo dificultaba. 

Near no quería que se fuera, pero Mello lo estaba lastimando. No sabía como iba a actuar si Mello daba un paso fuera de su habitación. No quería que se vaya. Tenía mucho miedo estar lejos de Mello. 

– Sí eso es lo que tanto quieres, bien. Me voy. Hasta nunca Near – los pasos de Mello abandonaban la habitación de Near. Ya nunca estaría en aquel lugar. 

–Mello, espera – Mello paró en seco y dejo que Near se acercara a él. Near tenía sus ojos y mejillas húmedas por las lágrimas – toma – Near se saco el rosario y se lo dio, quien lo recibió sin objeción – no quisiera que te vayas sin algo mío. 

Al ver los ojos llorosos de Near y sus mejillas húmedas, Mello trató de sacarlas con sus manos.  

–Near, eres tan frió delante de otros y frente a mí eres… diferente – dijo Mello tomando el rosario.

–Es tu culpa – fue la única respuesta que Near pudo encontrar. 

Estaban solos. Esa sería la última vez que Mello estaría con él, pues sospechó que un encuentro después de esa despedida iba a ser imposible. Buscarlo… no, no quería retroceder, pero…lo extrañaría,  tenía que admitirlo al menos para él mismo. Qué lo impulsaba a tomar la decisión de dejarlo… no entendía su propia naturaleza. 

– A pesar que  todo este tiempo yo…

– A pesar de todo…te quiero – lo interrumpió Near  muy avergonzado.  

Nunca le había dicho a Mello lo que sentía en un momento tan tranquilo, pues en ese momento lo estaban, estaban tranquilos. La tensión había disminuido. Near no esperaba respuesta de Mello. Mello no era de esas personas que andaban diciendo cosas como esas. …l era de esas personas que reaccionaban con actos. 

– Aún eres un niño, Near. No puedes saber lo que significa eso.

– Algún día tuviste doce – le recordó Near – ¿Entonces lo que siento es una estupidez?

–Claro que no – le respondió al mismo tiempo que lo acercaba más a él.

– Además, los adultos dirían lo mismo de ti – agregó Near muy ruborizado.

–Ellos estarían equivocados – respondió Mello. 

Mello tomó a Near con ambas manos. Su rostro  estaba tan cerca al de él. Near lo esperaba, tenía tantos deseos que Mello lo volviera a besar. Cerró sus ojitos esperando aquello. Sintió los labios de Mello en los suyos. Ese beso fue muy diferente a todos. Era el beso que anunciaba el siguiente paso. Near no sabía que hacer, tenía miedo, pero dejó que Mello hiciera de él lo que quisiera. Pronto sintió las sábanas en su espalda. Mello lo despojó de todo. Nunca sería de nadie, sólo de él. No pensó en nada en ese momento. Su corazón latía cada vez más fuerte y también sintió latidos ajenos. 

Near, recostado a su lado, se sintió aferrado por sus brazos. Las palabras se ausentaron. No eran necesarias emplearlas, pues podrían arruinarlo todo. Los dos lo sabían perfectamente. Near no quería dormir. Si lo hacía, era probable que no  fuera a despertar a su lado. Pero sus pesados  párpados lo traicionaban. Era inevitable, el sueño pronto lo secuestro sin darle oportunidad de escape. 

Al día siguiente, cuando despertó, él no estaba…  Se había ido. Después de todo, él  lo había abandonado.  

– No sólo te llevas mi rosario, Mello – se dijo para sí mismo. Miró el velador  y se dio cuenta que en él había una foto. La foto de Mello. – Mello. Olvidaste tu foto…o quiza… –Near cogió la foto del velador  – Mello, somos dos personas incompletas. Siempre estaremos incompletos.

 Desde el momento que Mello lo abandonó, supo que solo sería una marioneta vacía y sin vida. Sabía que Mello se sentía igual, aunque élnunca lo iba a admitir.  

– Sé que regresaras, Mello… buscaras una excusa y…volverás – se dijo mirando la foto.

 


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