Era una tarde lluviosa del mes de Octubre, todos los alumnos del colegio Hogwarts de magia y hechicería se encontraba en sus salas comunes, excepto uno que con toda la tranquilidad de mundo cruzaba hacia el punte para llegar a la cabaña de Hagrid.
Su mirada verde era tranquila, cristalina, cada sentimiento que llegaba a profesar se reflejaba en ella, en ese momento toda su vida era como siempre lo deseo, serena, nadie lo buscaba más por aquella razón por la cual se había convertido en el niño que vivió, en el salvador del mundo mágico, auque su destino y la profecía se cumplió el no lo veía como algo que recordar.
Ya iba totalmente empapado, el cabello antes rebelde se le pegaba a la frente cubriendo aquella cicatriz que tanto lo caracterizaba, repentinamente una ola de aire lo hizo estremecerse mientras que con sus brazos se abrazaba, lo que no vio fue una sombra que lo vigilaba, desde el termino de la guerra, lo miraba de otra manera esos ojos negros que siempre lo cuidaron y que ahora no podían dejar de mirarlo.
La sombra se acerco tranquilamente y sin que el chico de mirada verde se diera cuenta lo tomo por la cintura y dándole la vuelta lo beso dulcemente fue solo un roce y tan pronto como se acerco a sus labios lo dejo libres y lo miro esperando su reacción.
— ¿Qué hace afuera del castillo con este clima? —el profesor lo miro sin soltarlo.
Harry se sentía extraño como si todo aquello no fuera más que un sueño, un sueño que se le antojaba a delirio.
Lo turbo totalmente el hecho de que aquel hombre fuera quien lo tuviera en sus brazos, lo desconcertó su mirada y sin siquiera dirigirle la palabra se soltó del amarre y lo miro extrañado, el profesor solo le dijo una cuantas palabras que sonaron en su cerebro como un cañón “¿Algún día Harry, me permitirías ser parte de tu mundo? ¿Llevarte de la mano y dejarme enamorarte como tu me enamoraste?”
Y eso fue todo despertó nuevamente recordando la tarde del fin de semana, otra vez soñando lo mismo, que se repetía en su cerebro una y otra vez sin darle un descanso, sin dejarlo pensar coherentemente.
Se levanto de la cama donde se supone realizaba sus deberes, vio su reloj de muñeca y salio hacia las cocinas, aun no llegaba el toque de queda pero era tarde para la cena así que bajo las escaleras y se quedo a medio camino, se sentó pensando nuevamente si todo lo que había vivido de verdad no era un sueño, una alucinación al sentirse solo, Hermione se había hecho novia de Ginny.
A lo mejor la pelirroja y Él habían tenido algo que ver, pero sabía que solo era por que creía que Hermione estaba enamorada de su hermano, pero resulto ser que Ron llevaba una relación con Luna desde hacía meses.
Entonces se percato de algo, aquel hombre que perturbaba sus pensamientos bajaba lentamente las escales en las que se encontraba, no lo veía pero conocía perfectamente el ruido de su capa, se preguntaba si estaba hechizada se le hacia un sonido hipnotizarte, que perturbaba sus sentidos y por si fuera poco su aroma lo trastornaba.
Harry miraba con nervioso como su profesor bajaba las escaleras, con suma paciencia, como queriendo contar cada paso que daba, mirando al chico como si hubiera cometido el peor de lo crímenes al estar a unos minutos de que el toque de queda sonara, sentado tranquilamente a mitad de las escaleras como si eso fuera lo mas entretenido del mundo.
Harry se paro cuando el profesor llego a su escalón, con algo de torpeza se topo con los negros y profundos ojos que llevaba día apareciendo en sus sueños sin dejarle tregua a sus distintas ideas formuladas a través de los minutos pensando, aclarando a momentos y confundiendo a otros.
Él sabia perfectamente que el hombre no tenia ninguna prueba para acusarlo de ninguna cosa, pero había algo que desde hace meses notaba, la mirada que le dirigía ya no solo era de desprecio era algo más algo que no alcanzaba a comprender y definitivamente no le desagradaba del todo, además de estar aquella tarde donde el profesor lo había besado y eso no hacía otra cosa más que confundirlo más.
A él o sea Harry le gustaban las chicas ¿no?
Entonces ¿Por qué aquel varonil hombre le hacia temblar como colegiala?
— ¿Señor Potter me esta prestando atención? —pregunto el profesor entornando los ojos al ver que no había escuchado ni una sola palabra
— P-perdón…Señor —Harry sabia a la perfección que aquello no presagiaba nada bueno.
— Diez puntos y tiene detención en este mismo momento, así que sígame.
El profesor comenzó a caminar a paso veloz mientras Harry solo pensaba en que aquello cada vez le gustaba menos y además no se dirigía a el aula, lo vio decir una contraseña en una pequeña gárgola en un pasillo de la oscura mazmorra, después de que la pared se abriera entro y se dio cuenta que era una puerta más en su despacho.
El profesor tomo asiento frente a un aturdido Harry y lo miro de una manera más tierna de lo que hubiera imaginado, ni siquiera se dio cuenta de que el chico no lo miraba.
A lo mejor su nerviosismo no era otra cosa más que el reflejo de lo que ese hombre le había hecho pasar a se tan solo unos días y sin darse cuenta Snape lo tomo de la barbilla y lo hizo mirarlo, esa mirada le desconcertó totalmente y lo lleno de una calidez que ni siquiera con Cho llego a experimentar, ella que había sido su primera novia con quien saliera por un curso completo,
¿Qué era lo que sucedía?
En ese momento no fue consiente de lo que paso, pero sintió como esos ya conocidos labios se posaban sobre los suyos y era una sensación indescriptible, eran suaves pero a la vez mucho más firmes que los de una chica y su lengua tan calida, tan apetecible, pedía paso para jugar con la suya.No lo pensó dos veces y entrevió los labios sintiéndose invadido de una extraña felicidad que sabia en ningún otro momento se repetiría.
Pero aquel beso no se rompía al contrario, se hacia cada vez más exigente, más apasionado, se vio presa de los fuertes brazos, solo atino a rodear su cuello con los suyos.
Cuando sus latidos comenzaban a ser mucho más rápidos, sintió como un suave gemido era emitido por el hombre mayor, como tan solo esa reacción tan humana lo hacia ir dejando morir poco a poco aquel beso que despejo cada una de sus dudas, sabía que lo que sentía por el hombre era una atracción, un gusto y se sentía ansioso de conocer que era lo escondía tras esa mascara de frialdad.
— Creo que ya se que es lo que siento —le dijo Harry con un suave sonrojo uniendo su frente con la del ojinegro.
— Así que ya me vas a dar el placer de no dejarte ir, ¿verdad? —
— Sip, es la respuesta más obvia a tu pregunta ¿no? —
Severus alzo a Harry en los aires y lo hizo girar un par de vueltas en el despacho y sin pensarlo dos veces unieron sus labios en un nuevo beso que prometía nuevas experiencias.