Deseo Final
Mis pasos resuenan con cierto tono lugubre al chocar con el piso del estrecho pasillo que me lleva a las celdas especiales. Camino a paso lento, con toda la calma del mundo, total, ir a verte es cosa de todos los días. A mí no me interesa verte más que para confirmar que sigues con vida. Y estoy seguro de que lo que menos deseas es ver mi rostro. Una sonrisa burlesca surca mi rostro por unos instantes, la cual hago desaparecer al momento de abrir la puerta de tu celda.
—No has comido nada Naruto-kun —digo mientras me apoyo en el primer trozo de pared que esta a mi alcance, miro de manera insistente la bandeja de comida intacta. La misma que te traje hace unas cuantas horas.
No me interesa que comas, solamente lo digo por rutina. Lo hago con todos mis prisioneros, aunque, siempre que esto pasa no puedo evitar pensar lo curioso que resulta el que ninguno quiera comer nada cuando están aquí. Como si con esa infantil y estúpida actitud pudieran ser capaces de impedir su muerte.
Que absurdo pensamiento tienen todos ustedes, aunque es probable que sea por estar tan cerca de la locura al verse imposibilitados.
Hm.
Mis palabras han quedado olvidadas en el vacío. En un acto impropio de mí camino hacía ti furioso, a mí nadie me falta el respeto ignorándome. Eres el primero que me desafía de esa manera, mirando al vacío; al menos los otros, osaban mirarme tanto con miedo como con rabia. Pero tú, nada. Mientras avanzo, el eco fantasmal de mis pasos resuenan en el cemento. Me detengo justamente al frente tuyo, observo la forma realmente patética en la que abrazas tus rodillas, meciéndote levemente; casi como si fueras un desquiciado mental, con la mirada perdida en algún punto del Universo. Al parecer encerrarte en esta celda te ha afectado, pero eso es normal, después de todo, una persona tan hiperactiva como tú no es para estar en este lugar.
Pero, ¿Quién te mando a ser un Contenedor?
Oh, sé que no lo elegiste, que tú padre el Yondaime se sacrificó otorgándote aquella terrible carga. No es tu culpa, aunque esos detalles no me interesan en lo más mínimo. Después de todo, tú no me interesas.
—Naruto-kun —llamo otra vez sin emoción alguna, en verdad, esto es cansador. Más, sigues ignorándome; siento incluso que le hablo a una pared.
No me gusta eso.
Y ya es momento de que aprendas a respetar a tus mayores y a entregarles la atención que ellos merecen. Y, que ahora, yo merezco. Sabía que el crecer como un huérfano te afectaría en tus modales y en tu comportamiento...Con brusquedad te tomo de un mechón y te halo hacía arriba, obligándote a mirarme. Entrecierro mis ojos al ver tu cara, no hay nada en ella, ningún rastro de sentimientos. Ni esa alegría innata que me gustaba ver cuando vivía en la aldea, y te veía correr solo en el parque, ni el brillo desafiante de tus ojos cuando te enfrentabas a mí en alguna pelea...
Debo admitir que si algo me gusta de ti, pequeño zorro eran tus ojos ¿Motivo? Fácil, tu mirada siempre transmitió sentimientos, muchos de los cuales te fueron negados desde la muerte de tu padre. Podría decir que tu mirada y tu actitud se enfrentaban al Destino. Pero ya no hay nada. Ahora solo me es posible distinguir un brillo opaco, el que vagamente demuestra tu existencia, hago una mueca al pensar que yo transmito más emociones con mi Sharingan. Que curioso y ridículo es ese pensamiento en verdad.
—Naruto-kun —repito por tercera vez, algo hastiado de tu actitud ignorando-el-mundo. Suspiro levemente al ver que finalmente mis llamadas surten efecto pues me miras vagamente.
—Voy a morir Itachi —susurras suavemente, como un murmullo de viento, tu aliento ni siquiera logra llegar a mi cara, la que a decir verdad esta tan solo a unos escasos palmos de distancia.
Puedo notar que en tu voz no hay pizca de emoción alguna. Eso me sorprende bastante aunque no lo demuestro naturalmente. Tú no eres conocido por ser una persona fría...
—Así es —afirmo con la fuerza necesaria para terminar de hundirte, total, no tiene sentido negar lo que ambos sabemos—. Me alegro de que lo tomes así —concluyo con frialdad.
Total, que mueras me es completamente indiferente; además, al fin podré darme un respiro y centrarme nuevamente en Sasuke.
—Neji tenía razón-dattebayo, no puedo hacer nada contra mi destino...
Una mueca burlesca amenaza con escapar de mis labios, claro que no puedes hacer nada, tu destino soy yo Naruto-kun. Tu destino es perecer por mí, también lo era vivir por mí, pues yo deseaba que vivieras hasta este momento. Dependes absolutamente de mí, desde el día que me uní al Akatsuki. No, desde el día en el que me fui de la aldea por las atrocidades que cometí. Siento la necesidad de mover mi cabeza para alejar ese pensamiento, más al observar como tus ojos vagan hacía los míos con una levísima muestra de miedo logró centrarme en la realidad que ahora me concierne.
—Hn —musito soltando tu cabello con fuerza, haciendo que pierdas el equilibrio y te caigas hacía atrás, me doy vuelta para poder irme—. Come —ordeno con autoridad. Sin tono a réplica.
Es tu última comida después de todo.
— ¿Para que? —Preguntas en voz alta con amargura—. Si mañana me extraerán a Kyuubi.
Tu forma de hablar me dice que ya has aceptado la muerte. Me pregunto porque...
Si soy sincero conmigo mismo de todas las personas que he atrapado, tú eras de la que más esperaba pelea. Eso me motivaba a atraparte con más emoción, eras mi presa favorita. Ansiaba los momentos en los que Pein me mandaba a ir por ti, y degustaba los instantes en los que te escabullías de la manera más impredecible que era posible. Ciertamente, aunque tenía que atraparte para dedicarme a mis cosas, sentía verdadera emoción al buscarte.
—Solo les falta preguntar cual sería mi último deseo —dices con ironía, me doy vuelta para ver tu sonrisa burlona.
Aún me pregunto porque te entregaste así de fácil...
Ese día no diste más pelea que un niño de tres años, ni siquiera tuve que utilizar alguna técnica especial, un golpe de Kisame para dejarte inconciente y ya eras nuestro. Es más estabas absolutamente solo...Como si quisieras entregarte en bandeja a nosotros. Finalmente, la mueca burlona de hace rato se desliza por mis labios.
Aún tienes la fuerza suficiente para contestar insolentemente.
—Y si así fuera ¿Qué pedirías? —me cruzo de brazos esperando tu respuesta.
Quiero saber que clase de deseo ridículo y estúpido pedirás, después de todo eres el ninja número uno en sorprender a la gente.
Te observo mientras pareces meditar tu respuesta, inesperadamente por tus ojos cruza un brillo de travesura, como esos de antaño. Pareces decidido a decir lo que quieres, me sostienes la mierda con un ligero rubor cubriendo tus mejillas.
—Soy virgen —murmuras despacio, no puedo evitar sonreír burlón, a los dieciséis yo ya me había pegado al menos tres cogidas, con mujeres totalmente distintas, y tú nada todavía. Creí que los santurrones castos ya se habían extinguido...—. Y quiero saber si el sexo es tan bueno como decía Ero-sennin y Kakashi-sensei...
Quizás por la vergüenza de decir prácticamente que quieres follar conmigo bajas la vista y miras con interés tus sandalias, como lo más interesante del mundo. Aún tengo la sonrisilla burlona por ser el primer oyente de tu secreto más importante. Sin duda eres un muchacho fuera de serie.
— ¿Por qué lo eres Naruto-kun? —Pregunto lo más sarcástico que puedo, a decir verdad, tengo interés en saber porque nunca te tiraste a alguien, digo, tu ex -compañera de equipo era bastante atractiva.
Te remueves inquieto, como si tu respuesta fuera a hacer algo.
—La guardaba para alguien especial —contestas aún más rojo que antes.
¿Alguien especial?, Solo por ser tu primera vez...
Ahora sí que comprobé que estás loco Naruto-kun.
¿Aún crees en esas tonterías del amor y que la primera vez debe de ser especial?
Bah, que ridiculez. Lo único que yo vi en mi primera vez, fue que esa persona era bonita y tenía un trasero formidable. Nada más. Además, el amor entre pareja no existe. Mis padres nunca se amaron en realidad, todo era pura apariencia. Una vez los escuche replicar por eso. Regresando al presente, dijiste que guardabas tu primera vez para alguien especia. Creo saber quien es esa persona.
—Ese alguien especial —digo resaltando con fuerza mi última palabra—. Es mi Ototo-kun.
En lugar de preguntar, afirmo con fuerza. Además, la vivacidad del rojo en tu cara me dice que estoy en lo correcto. Quién diría que te gusta mi querido Ototo, ahora entiendo tu interés en traerlo de regreso a Konoha.
--
Por la forma en que me mira Itachi debo de parecer un completo idiota todo sonrojado. Pero no me importa que se burle de mí.
¿Tiene algún problema que le ame?
¿Importa acaso si soy virgen o no?
Es verdad que esperaba entregarme a Sasuke, será algo infantil y anticuado, pero la única persona que me enseño sobre esas cosas fue Iruka-sensei. Quién es anticuado en toda regla.
“Cuando llegue el momento de tu eh...primera relación carnal con alguien, recuerda que debe de ser con amor Naruto” Incluso ahora puedo escuchar su voz diciéndomelo. Vaya... Por eso quería hacerlo con Sasuke. De ahí mi motivo de traerlo a toda costa conmigo, a pesar de que me ha pateado el trasero muchas veces diciendo que no quiere volver, que tú eres su objetivo...
Cielos, sueno como una muchachita de quince años...
—El sexo es genial —dice Itachi de pronto, salto levemente por la sorpresa de que hablara de la nada. La verdad que me este hablando tanto hoy no es muy bueno...
Pero, es cierto que tengo curiosidad pro saber que tan bien se pasa teniendo relaciones, recuerdo que cuando aprendí a hacer el Sexy no Jutsu! En una revista porno había un artículo sobre “Como tener sexo sin miedo”. Desde allí que quede con la duda, añadiendo las perversiones que me contaba Ero-sennin...
Y esta es mi última oportunidad de saberlo.
Porque no importa cuanta fe tenga en traer a Sasuke. No importa que tan grande sea mi amor por él. Ya no importa nada porque mañana moriré en tus manos y del Akatsuki; siempre supe que este momento llegaría algún día.
Ya nada me ata a la vida.
Mis sentimientos jamás serán correspondidos, porque a Sasuke le interesa solamente su venganza, además me dejo bien claro que yo no le importaba en lo absoluto, que por eso estaba rompiendo nuestros lazos...No tiene sentido vivir si estaría solo toda mi vida. Es cierto que tengo amigos y personas que me quieren, yo les aprecio mucho, pero no soportaría volver a mi apartamento otra vez y estar solo...
Ya estoy cansado de eso.
Sacudo mi cabeza para alejar esos pensamientos pesimistas.
Quiero saber realmente sobre esto Itachi.
—Enséñame entonces —digo con aire resuelto, sin ningún rastro de vergüenza en mi rostro ni en mis palabras. Aunque estoy seguro de que Itachi puede ver el sudor que recorren mis manos.
Con gusto veo como tus ojos se abren levemente por la sorpresa, sin duda mis palabras no eran esperadas. De hecho, yo mismo me pregunto como fue que las dije, creo que aún tengo la mala costumbre de hablar antes de pensar.
—Te advierto de que yo no hago todo un ritual antes de follar, voy directo al hoyito —advierte Itachi acercándose peligrosamente a mí.
Los latidos de mi corazón aumentan considerablemente al sentir la cara de Itachi tan cerca de la mía, ni siquiera con el beso accidental de Sasuke paso esto, bueno...Esa vez no pude ver ni sentir mucho porque me empujaron a su boca. Siento como mi cara arde de calor, ya solo milímetros nos separan.
Con torpeza abro mi boca cuando Itachi me besa. Siento como si un intruso baboso invadiera mi boca sin mi permiso, pero después de un rato me voy acostumbrando a que su lengua se mueva de aquí para allá, se siente realmente agradable... Sin darme cuenta abrazo a Itachi por la espalda, para mi sorpresa el abrazo es correspondido, sus brazos son realmente fuertes...
--
Se nota demasiado que no has tenido nunca relación íntima con las personas, la forma en que abres tu boca, tus movimientos torpes y tímidos, incluso ahora que hay más confianza sigues cubierto de rubor mientras nos desnudamos. No puedo evitar sonreír cuando subo tus piernas a mis hombros, realmente estoy entretenido y caliente con todo esto también. Los crujidos de tu trasero en el frío cemento se mezcla con nuestros suspiros, deseo entrar cada vez más profundo en ti, y tus suplicas de que me adentre no ayudan a detenerme. Sin evitarlo agarro tu espalda con firmeza para penetrar más profundo. Tú estreches realmente es maravillosa.
Digo tu nombre al momento en el que un gemido discreto escapa de mi boca. Tú sonríes, seguramente no te lo esperabas, más, déjame decirte, aunque no lo oigas; que soy un ser humano. No una piedra frígida; ese, es el deber de mi hermano menor.
—I...Itachi... —pronuncias mi nombre por sexta vez, con esa deliciosa voz entrecortada.
El sudor cubre nuestros cuerpos pro completo, ya estoy cerca de terminar en tu interior, puedo sentirlo.Tú te vienes primero sin poder soportarlo más, trayendo con ello una gran cantidad de sustancia blanquecina que va a parar a mi estómago y al piso y un grito que solo cabe mi nombre en él.
Al fin he podido ver esos ojos azules brillar nuevamente.
Solo para mí.
Solo por mí.
Nuestro acto sexual ha terminado, el piso es prueba de ello, pues ahora hay una gran mancha blanca con tintes rojos debajo de nosotros. Con cuidado me levanto, pues te has dormido por el cansancio después de un tiempo. Inmediatamente mi rostro vuelve a ser de piedra, sin sentimientos.
Es curioso que solamente con rubios muestre esta necesidad de penetrar y poseer. Me coloco mi ropa correspondiente, mientras no puedo evitar pensar en el porqué de tu deseo, si yo hubiera estado en tu lugar no habría pedido nada, y habría mantenido mi orgullo al morir digno. Pero tú...Eres un libro que me es imposible de leer claramente...
¿Habrás hecho esto como una venganza hacía mi Ototo-kun?
Hasta donde yo sé, él te dejo solo en Konoha, abandonadote para ir en mi búsqueda y matarme. Consumando así su inútil venganza, cosa que jamás lograra...Ya que no es capaz ni siquiera de detenerse a pensar las pistas que le deje. No, ni siquiera fue capaz de darse una oportunidad de vida con gente que le amaba en la aldea. Aunque supongo, que eso es porque está cegado por el podio. Una lástima.
Y, una verdadera lástima que tu tampoco hayas podido averiguarlo. Porque estoy seguro de que podrías haberlo salvado.
Me coloco mi capa, y con molestia veo la bandeja que yace abandonada en un rincón, aún llena de comida. La levanto pensando en que Kakuzu armara un escándalo por “Desaprovechar” la comida que él con tanto trabajo y dinero compra. Maldito economista de mierda...
Bah, le echaré la culpa a Kisame por esto.
—Teme... —susurras despacio justo cuando abro la puerta para irme. En tu cara, hay una sonrisa, de esas de los enamorados. Tonterías.
Es una verdadera lástima Naruto-kun.
--
Mientras veo tu muerte no puedo evitar pensar en que te fuiste feliz, pues cumpliste tu deseo de conocer el sexo. Aunque habrías sido una excelente mascota, porque solo nos unía una atracción carnal, ningún sentimiento.
Ya no eres de nadie más.
—Me perteneces Naruto-kun.
Más tarde, enterraré tu cuerpo.
No te preocupes por eso.
Fin.