Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

De ti aprendió mi corazón. por sinyerel

[Reviews - 21]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Disclaimer: Yugi-oh no me pertenece (sino pueden estar seguros de que ocurrirían algo más que duelos entre ciertos personajes...). Yo me limito a escribir sin animo de lucro, no gano nada con ello, solo divertirme un poco creando ciertas situaciones...

Advertencia: este fic es YAOI, contiene tematica relacionada con parejas Hombre x Hombre, así que si no te agrada este tipo de fics, NO lo leas.

El sabor ardiente de la ginebra quema mi garganta una vez más, mi mano comienza a quedarse fría al sostener durante tanto tiempo un vaso que ya solo contiene un par de hielos medio derretidos, y mis ojos, fijos en la ventana de nuestro apartamento, se entretienen viendo el tenue movimiento de las copas de los árboles del parque.

Hoy, una vez más, la ginebra es la única que me hace compañía en nuestra oscura y silenciosa habitación mientras espero a oír tus pasos  cruzar la puerta. Hoy, otra vez, una reunión de última hora te impide llegar a casa a la hora de cenar.

 

El reloj de pared de nuestra vecina me indica que otra hora ha pasado. Ya es la una de la madrugada y sigues sin aparecer.

Quizás debería meterme en la cama e intentar dormir algo. Mañana tengo que madrugar para ir al trabajo y sería mejor que durmiera aunque fuera solo por unas horas. Pero por alguna extraña razón no tengo nada de sueño. Siempre me pasa cuando no estás aquí,  conmigo.

 

Los minutos siguen pasando lentamente, hasta que por fin, llega hasta mis oídos el ruido de la puerta. Una débil sonrisa teñida de ironía curva mis labios al oír como intentas caminar sin hacer ruido hasta llegar a nuestra habitación, donde abres la puerta con cuidado intentando no despertarme. Es curioso que lo hagas cuando sabes que siempre estoy despierto, junto a la ventana, con un vaso vacío de ginebra en la mano.

 

- ¿Qué haces despierto todavía? - me preguntas sorprendido mientras te quitas el abrigo y te desabrochas la corbata.

 

- No podía dormir. - digo encogiéndome de hombros sin girar a mirarte. Quizás debería decirle que es porque le estaba esperando, que si no puedo dormir es porque no puedo hacerlo si no siento su cuerpo pegado al mío, si sus brazos no me rodean y no siento su respiración calmada golpear en mi nuca. Quizás debería decirle todo esto, sí…quizás.

 

 Tus besos saben tan amargos

cuando te ensucias tus labios

con mentiras otra vez. 

 

- Siento haberme retrasado tanto… -susurras en mi oído rodeando mi cintura con tus brazos.

 

- Supongo que son cosas que tienes que soportar cuando tu novio es el jefe de una de las mayores empresas del mundo. -contesto sin poder evitar que cierta ironía se escape por mis palabras.

 

Tengo la boca seca. Alzo el vaso y bebo el agua de los hielos derretidos desde hace ya bastante tiempo.

Tus labios rozan sugerentemente la piel de mi cuello, seguro de que te pertenece, al igual que yo. Puede que esa sea una de las ventajas de esperarte con la luz apagada, que te hace estar de seguro de cosas que quizás no sean tan seguras.

 

- Estás frío… -vuelves a susurrar mientras hundes tu nariz en mi cabello y aspiras su aroma.

 

- ¿De verdad? -pregunto no muy seguro de quién de los dos está más frío en realidad.

 

- Si…pero yo se como calentarte... -claro que sabes como hacerlo, basta con sentir tu presencia para que un calor recorra mi todo mi cuerpo como si de fuego se tratase. O por lo menos, así era antes de que tu hielo comenzara a apagar una a una las llamas de ese fuego. Me pregunto si todavía quedará alguna ellas.

 

- No, mañana tengo que levantarme temprano. -digo sacando tus manos de debajo de mi camiseta.

 

- Oh, vamos, hoy no te he visto en todo el día. -tus manos vuelven a posarse sobre mi piel. Pegas más tu cuerpo al mío y ahora es tu lengua la que recorre mi cuello.

 

- Dime, ¿me has echado de menos? -te pregunto dejando que hagas con mi cuerpo lo que quieras, como siempre que vienes a estas horas. Buscando un perdón que yo ya no puedo darte.

 

- Sabes que si… -tu cálido aliento humedece ahora mi mejilla, esperando que gire mi cabeza para poder besarme.- No sabes cuanto…¿y tu a mí?

 

- …Claro… -y mi voz sale mecánicamente y sin sentimiento. ¿Cuándo dejó de salir mi voz sin sentimiento alguno? ¿Cuándo comencé a permanecer indiferente a todo?-  Cuando a las ocho de la tarde me llamaste, pensé que como muy tarde llegarías a las once o así…

 

 Dices que te estoy haciendo daño,

que con el paso de los años

me estoy haciendo más cruel. 

 

- … -ni siquiera me respondes. Quizás ya hasta te de algo de vergüenza contestar una pregunta de la que sé de sobra la respuesta de tantas veces como la he escuchado salir de tus labios.

 

Me deshago de tu abrazo y me alejo de ti. Si no estuviera la luz apagada podría ver en este momento tu ceño fruncido con molestia y tus ojos brillar con la duda reflejada en ellos. O quizás no, pues hay veces en las que tan solo bajas la cabeza evitando mi mirada. ¿Cuál de las dos es la que me muestras hoy, Seto Kaiba? ¿La de molestia por que tu juguete preferido no quiere jugar? ¿o la de culpabilidad golpeando débilmente tu conciencia?

 

- …Ya sabes como son estas reuniones…siempre se alargan más de los previsto en el último momento… -respondes al fin, probando a ver si con eso se conforma tu juguete y puedes volver a jugar con él.

 

- Si…es verdad. -digo girándome para buscar su mirada.- Qué tonto soy…ya debería estar acostumbrado, ¿no es así?

 

- A ver si te crees que a mi me hace gracia quedarme hasta esas horas. -enciendes la luz de la mesilla y vuelves a acercarte a mi. Tus brazos rodean de nuevo mi cintura.

 

Me sorprendes por un momento. El gran Seto Kaiba me está dando explicaciones, está usando palabras amables, con voz dulce y melosa…Y lo malo es que no debería sorprenderme, pues Seto Kaiba siempre consigue lo que quiere, sin importar lo que tenga que hacer para conseguirlo. Es algo que aprendí hace mucho tiempo.

 

 Nunca creí que te vería

remendando mis heridas

con jirones de tu piel. 

 

- No sabes cuanto deseaba poder llegar a casa. -tus labios rozan los míos.

 

- Y yo que llegaras. -mis labios se apartan de los tuyos.- Tanto, que llamé a tu secretaria.

 

Y tus manos dejan por un instante de recorrer mi cuerpo. Pero eres Seto Kaiba, te has visto en peores situaciones y siempre has salido victorioso.

Con tranquilidad, tus manos vuelven a su tarea mientras escondes tu cara en mi cuello. Por supuesto, tu orgullo no te deja mostrar nerviosismo ante los demás, por muy insignificante que sea.

 

- La reunión no fue en Kaiba Corp. -dices con voz segura. Pero es una información que yo ya sé desde hace mucho. Esas reuniones nunca son en Kaiba Corp.

 

- Oh, claro, supongo que tu sillón no es demasiado cómodo para ese tipo de reuniones.

 

Vuelves a detenerte. Y dudas. Como si no estuvieras muy seguro de cómo tomarte esa afirmación. Por eso no contestas nada, solo alzas la mirada y la fijas interrogante en la mía.

 

- ¿A qué viene eso? -preguntas serio de repente, sin llegar a delatarte todavía, sin saber si te he acusado de algo o tan solo era un comentario carente de significado.

 

- ¿Acaso me equivoco? -Vamos, quiero que te mojes, quiero saber si una vez más vas a mentirme como si nada.

 

 De ti aprendió mi corazón. 

 

- Es que no sabes lo incómodos que son… -dices medio en broma. Incluso me sonríes.

 

Bien, muy bien, una respuesta digna de tu alto coeficiente intelectual. Me has contestado y no te has comprometido con la respuesta. Muy digno de ti…pero yo no me conformo con eso. Ya no.

 

- Quizás algún día deberías invitarme a una de esas reuniones. -sugiero caminando de nuevo hacia la ventana para servirme otro vaso de ginebra con hielo.

 

- No creo que te gustaran. -hoy estás muy hablador Seto. Aprovechémoslo.

 

- ¿Y por qué no? ¿no soy lo suficientemente bueno? -Odio el sabor de la ginebra.

 

- Te cansarías enseguida, son muy aburridas. -te estás empezando a cansar. Se te nota en la voz, se te nota en los gestos.

 

- 5 horas de reunión…Sí, supongo que es demasiado hasta para mi. -te doy la espalda, mirando de nuevo las copas de los árboles. Estoy cansado, muy cansado.- Debes dejar completamente agotados a tus socios…

 

- Deberías dejar de beber. -y tu voz fría hace eco en el silencio de la habitación.

 

 De ti aprendió mi corazón. 

 

No esperas a que conteste. Me quitas el vaso de la mano y me coges del brazo con fuerza dispuesto a arrojarme a la cama. Se acabó la conversación, ya son demasiadas alusiones a la verdad, es peligroso.

 

- No lo hagas. -digo después de caer en el colchón con fuerza. Quizás mi voz haya sonado a advertencia.

 

- ¿Por qué no? Eres mi amante, ¡llevo todo el día trabajando maldita sea! -exclamas poniéndote encima de mi.- Y si cuando vengo tengo ganas de follarte, eso será lo que haga.

 

Follarte, has dicho. Eso es, he estado esperando esa palabra desde hace mucho tiempo. Es curioso como una sola palabra puede resumir por completo una relación de tres años.

 

- ¿Quieres follarme Seto? -intento que mi voz siga indiferente, como hasta ahora ha estado, pero creo que esta vez he fracasado. Aunque tú no pareces haberte dado cuenta.

 

- Si, eso es lo que quiero. -susurras entre dientes y me arrancas la camisa de un tirón.-  Voy a hacerte gritar mi nombre, voy a hacer que tu cuerpo…

 

 No me reproches,

que no sepa darte amor. 

 

Te detienes. Has visto algo que no recuerdas haber dejado ahí.

Tus ojos abiertos por la sorpresa se estrechan peligrosamente. Alzas la mirada y la fijas en la mía, esperando una respuesta. Pero yo no te la doy, tan solo mantengo mis ojos fijos en los tuyos, diciéndote demasiadas cosas a la vez y al mismo tiempo ninguna.

Creo que lo único que te intento decir es que no me importa lo que estás pensando, sencillamente porque es la verdad.

 

Un dolor intenso sacude mi mejilla. No lo he visto venir. Aunque supongo que debería haberlo esperado, después de todo yo te he golpeado primero, y donde más te duele además: tu orgullo.

 

- No vuelvas a hacer eso. Puedo haber soportado muchas cosas durante todo este tiempo, Seto. -digo volviendo a buscar tu colérica mirada.- Pero ten por seguro que no voy a permitir que me golpees.

 

- ¿Quién ha sido? -Creí que no te rebajarías a preguntar algo como eso. Estás tratando de controlarte, lo sé, pero te está costando demasiado. Nadie toca lo que es tuyo, pocas personas son tan posesivas con sus propiedades como tu. Quizás ese haya sido tu error. Diste por sentado que yo era tuyo, y muy a mi pesar, nunca lo he sido.

 

 Me has enseñado tú.

Tú has sido mi maestro para hacer sufrir.

Si alguna vez fui malo lo aprendí de ti.

No digas que no entiendes

como puedo ser así.

Si te estoy haciendo daño,

lo aprendí de ti. 

 

- ¿Acaso importa? -te sorprendes. Aún no asimilas del todo la situación. Apuesto a que incluso estás preguntándote si es un pesadilla.

 

- Mucho… -dices con furia entre dientes.- Claro que importa…porque cuando lo encuentre…lo mataré, despacio, haré que sufra lo indecible, voy a…

 

- ¿Y por ibas a hacer todo eso? -las palabras se escapan peligrosas entre mis labios. Preámbulo de la ira que poco a poco se va adueñando de mis actos.

 

- ¿…Qué? ¿me preguntas por qué…? -tus puños se cierran con fuerza. Si, Seto Kaiba, te pregunto qué derecho tienes para hacer algo así.

 

- Fui yo el que le pidió que viniera. -tus ojos se abren desmesuradamente y te apartas poco a poco de mi. -Fui yo el que le condujo hasta esta habitación, el que le empujó a esta cama con fuerza y le susurró al oído que me follase salvajemente, el que…

 

- ¡Basta! -gritas y te levantas de repente. Gruesas gotas de sudor se deslizan por tu frente. Esta situación es nueva para ti. No sabes qué hacer, cómo reaccionar.

 

De repente empiezas a reírte. Primero débilmente y después a carcajadas.

Te miro con rabia y me levanto de la cama. ¿De qué coño te ríes? ¿es así como piensas reaccionar? ¿no vas a insultarme? ¿no vas a golpearme, a pedirme explicaciones, a enfadarte…? ¿tan solo te vas a reír de la situación? …¿tan poco significo para ti?

 

- ¡Qué bueno! -dices parando de reír.- He de reconocer que por un momento llegué a creérmelo. -te acercas sonriente a mi. - Eres un cachorro muy malo…aunque debí darme cuenta antes, no se cómo pude caer en la broma. -y tu mano acaricia divertida mi mejilla.

 

- …¿Y qué te hace pensar que es mentira? -intento contener mi ira, de veras que lo intento, pero es imposible.

 

- Oh, vamos, tú eres incapaz de hacer algo como eso… -dices intentando parecer seguro, pero una nota de inseguridad se cuela entre tus palabras.- ¿Verdad?...

 

- … -Eres un idiota Seto Kaiba, un verdadero idiota.

 

- ¿…Verdad? -vuelves a preguntar ante mi silencio. Tu mano ya no acaricia mi mejilla. Has dejado de sonreír.

 

- … -tu mirada refleja incredulidad. No te decides a aceptar algo como eso.

 

- No..no puede ser…tú…tú… -te alejas de mi otra vez, llevando tu mano hasta tu cabeza, intentando asimilar lo que está ocurriendo.- …No…¿cómo…? ¿cómo has podido hacer algo como eso…? ¿por…por qué ibas a hacer tú algo como eso…?

 

- ¿Por qué? -pregunto apretando los puños con fuerza.- Me cansé Seto, me cansé de verte en las portadas de las revistas acompañado de una persona diferente cada vez, de salir de casa y encontrarme una docena de periodistas ansiosos por que les de mi opinión sobre las últimas fotos del gran Seto Kaiba saliendo de un hotel, o de un bar, o de un apartamento, o de donde sea abrazado en actitud muy cariñosa a uno hoy y a otro distinto mañana…

 

- Eso… -balbuceas mirándome asombrado.

 

- No, Seto. -te interrumpo. La ira ya se ha adueñado de todo mi cuerpo. Es demasiado el tiempo que he tenido que aguantar todo esto.- No intentes ponerme otra estúpida excusa, estoy arto de tus mentiras, de tus reuniones de última hora, de esperarte como un imbécil a que vuelvas a casa después de haberte follado a cualquiera que se cruzara en tu camino, a que tu secretaria me mande de tu parte un regalo por nuestro aniversario o por mi cumpleaños mientras me dice que ese día también llegarás tarde a casa…no sabes lo cansado que estoy de todo eso Seto…

 

- … -me miras sin contestar nada. Una sombra de arrepentimiento cruza un instante esos ojos azules que tanto me han gustado desde siempre. Pero en un instante se desvanece, después de todo sigues siendo Seto Kaiba, a veces se me olvida.

 

- ¿Sabes lo que se siente cuando la persona que más amas te susurra al oído “te amo” y el olor de otra persona impregnado en su cuerpo se adueña de tus sentidos? -bajo la cabeza, no quiero que me veas llorar. No te lo mereces.

 

 Me has enseñado tú.

Maldigo mi inocencia y te maldigo a ti.

Maldito el maestro,

y maldito el aprendiz.

Maldigo lo que amo,

y te lo debo, te lo debo a ti. 

 

- No, no lo sabes Seto…pero te diré que duele, no puedes ni imaginarte lo que duele. -mi mano aprieta con fuerza mi pecho.- Tanto que te va destruyendo poco a poco, hasta que ya nada queda en ti, hasta que necesitas buscar a alguien que llene de nuevo ese vacío…aunque solo sea con sexo.

 

- … -sigues sin decir nada. Me gustaría levantar la cabeza para poder saber como me estas mirando. Aunque creo que puedo imaginármelo.

 

- Pero, ¿sabes qué?…no funciona. -digo negando con la cabeza, observando tu sombra inmóvil.

 

- … ¿Cuántos? -tal y como esperaba, tu voz suena fría y cortante.

 

- Tranquilo, Seto… -esta vez si que alzo la mirada y mis ojos se posan decididos y burlones en los tuyos.-  …muchos menos que tú.

 

Y te obsequio con una sonrisa irónica que contrasta con una lágrima rebelde que se ha escapado de mis ojos sin permiso. Demasiado para ti. El azul de tus ojos se oscurece aún más, clavándose sin compasión en el dorado indiferente de los míos. Juraría que incluso puedo oír el chirrido de tus dientes tras tus labios oprimidos con fuerza. Ya solo me queda esperar a que tu ira explote.

 

- Eres un maldito perro…Wheeler -¡vaya, eso si que no me lo esperaba!, hace demasiado tiempo que no me llamas por mi apellido.- Un sucio y rastrero perro que no sabe hacer otra cosa que revolcarse con cualquier otro perro… -Das un paso hacia mi.-  ¿O quizás me equivoco? -otro paso más. Tus labios se curvan formando una grotesca sonrisa.- ¿Perra en celo, quizás? ¿sucia zorra? ¿puta barata? -tu aliento golpea mis labios.- Dime, Wheeler, ¿qué piensas que te describe mejor?

 

Susurras las últimas palabras casi en mis labios. Ya no sonríes, solo clavas tu furiosa mirada en mis ojos. Pero al encontrarte con el reflejo sarcástico en la mía, extiendes la palma de la mano con rabia  y la alzas para golpearme.

 

- Puta personal de Seto Kaiba se acerca bastante a la realidad, ¿no crees? -esta vez detengo tu mano justo antes de que llegue siquiera a rozarme la mejilla.- Te lo dije antes y te lo vuelvo a decir ahora, no pienses que voy a permitir que me golpees. -aprieto con más fuerza la muñeca que aún se encuentra a escasos centímetros de mi mejilla.

 

- … -estás tan furioso que no puedes evitar temblar de rabia. Las palabras se atascan en tus labios fruncidos con fuerza.

 

- Quizás merezca ser golpeado, pero no por ti… -clavo mi mirada decidida en la tuya. Ya no me asusta ese brillo de fría amenaza que domina tu mirada.- …No por alguien que es todavía más puta que yo. No por alguien tan bajo y ruin como tú, tan egoísta que no duda en dañar con mentiras y excusas a su pareja mientras se folla a cualquiera que se acerque a él atraído por la ilusa esperanza de alcanzar su dinero, algo que tú ya sabes y usas para jugar y divertirte con ellos, por que lo necesitas, necesitas creerte mejor que la basura que se acerca a ti…

 

- ¡¡Cállate!! -gritas desesperado soltándote de golpe de mi agarre. Bajas la cabeza y dejas que los mechones sudados de tu castaño cabello tapen tu confusa y avergonzada mirada. Porque sabes que cada palabra que he pronunciado no es más que la verdad.

 

- …Por alguien que no duda en susurrar falsas palabras de amor a sus pareja, sabiendo que él es el único que no le pide nada a cambio… -continúo sin hacer caso a tu exclamación.- …creyendo que siempre estará ahí para ti, esperándote, animándote, aceptando tus excusas, tus mentiras, sonriendo para ti, solo para ti…porque estás convencido de que es tuyo, solo tuyo, una propiedad más…

 

- ¡Basta…! -suplicas esta vez en voz baja, aún sin levantar la mirada.

 

- Te equivocaste Kaiba. -digo apretando los dientes.- Joey Wheeler no pertenece a nadie.

 

Levantas lentamente la mirada y arrugas el entrecejo un instante, molesto por la revelación. Pero enseguida lo cambias por una mirada llena de arrepentimiento y confusión. Elevas titubeante tu mano y la posas con suavidad en mi mejilla, acariciándola con timidez. Yo solo me dejo hacer y espero a que continúes, sintiendo el calor de tu mano tocar mi piel, sabiendo que será la última vez que lo haga.

De repente, la apartas y rodeas mi cintura con fuerza y desesperación. Pegándote a mí y escondiendo tu cara en mi cuello.

 

- Tienes razón… -susurras cerca de mi oído.- …yo…lo siento…

 

 Me duelen tus caricias

porque noto, que tus manos

son cristales rotos

bajo mis pies. 

 

- … -no sabes cuanto me gustaría creer en esas palabras. Aunque estoy seguro de que aunque pudiera creerlas…ya no me importarían en lo más mínimo.

 

- …Perdóname…yo…te prometo que no volverá a suceder… -no puedo evitar que una sonrisa curve mis labios con mofa.

 

- No hace falta que me prometas nada Seto. -¿crees que solo con eso arreglarás el daño que me has hecho durante todo este tiempo…? Vas a tener que hacerlo mejor.

 

- Pero es verdad… -me hundes aún más fuerte en tu abrazo.- …yo…me equivoqué…

 

- … -de verdad que apenas puedo evitar una carcajada. Y sin embargo, has conseguido sorprenderme. Nunca pensé que estuvieras dispuesto ha llegar a tanto para evitar perderme, aunque todo esto sea solo una actuación más.

 

- …Te he hecho mucho daño…lo sé. -y poco a poco vas alzando la cabeza en busca de mi mirada.- …Pero prometo que cambiaré, borraré todo el daño que haya podido causarte…

 

Y fijas tus pupilas azules en las mías. Error. Tus ojos siempre han sido para mí un motivo de adoración. Llenos de matices diferentes que invitan seductoramente a perderse en ellos, en ese mar tormentoso donde si no tienes cuidado, puedes naufragar para siempre. Pero yo aprendí a navegar en ellos, a interpretar cada uno de esos matices en constante cambio.

Y ahora tus ojos no me dicen nada de lo que tu boca me ha susurrado. Sólo me muestran impaciencia, arrogancia, incluso algo de burla.

 

 Dices que te estoy haciendo daño,

que con el paso de los años

me estoy haciendo más cruel. 

 

Alzo una ceja con incredulidad. Creo que en otro tiempo me habría enfadado de verdad. Ahora todo lo que digas ya no me importa lo más mínimo.

 

- Es demasiado tarde… -susurro negando con la cabeza. Me miras extrañado por un momento.

 

- ¿Por qué dices eso? Yo… -me estoy cansando de esta conversación.

 

- Porque ya no me importa. -te interrumpo. Abres lo ojos con sorpresa e intentas recuperarte de la impresión. Todavía no te lo crees, todavía piensas que esto no es más que una tonta pelea de celos. Deberías saber que hace tiempo que dejé de sentir todo lo que esa palabra significa.

 

- No…no…todavía hay tiempo… -y me sonríes comprensivamente.- …ya lo verás…será como cuando comenzó todo… -tu mano acaricia con suavidad mi mejilla mientras me sigues sonriendo con ternura.- …¿Te acuerdas Joey? ¿te acuerdas de aquella vez…?

 

 Nunca creí que te vería

remendando mis heridas

con jirones de tu piel. 

 

- …Claro que me acuerdo. -es algo que nunca voy a poder olvidar. Ni quiero. Fue el momento más feliz de mi vida.

 

- Cuando te tuve entre mis brazos por primera vez, me sonreíste de la forma más hermosa que había visto en mi vida… -para. No sigas por favor. Oírte decir esas palabras me hace daño.- …y después, temblando, juntaste tus labios con los míos…

 

- Y ahí fue cuando me lo prometiste… -susurro interrumpiendo tu relato.

 

- … -me miras dudoso. Ya no te acuerdas ¿verdad? Claro que no, eso fue hace mucho tiempo.

 

- Prometiste hacerme el hombre más feliz del mundo. -digo lentamente mirándote a los ojos.- Para que todos los días sonriera sólo para ti…

 

 De ti aprendió mi corazón. 

 

- … -vuelves a quedarte sin argumentos. Ahora ya si que te acuerdas, ahora recuerdas esa promesa que juraste no romper jamás…esa que hace mucho que rompiste.

 

Tu sonrisa desaparece y dejas de acariciarme la mejilla. La sombra de la desesperación comienza a hacerse presente en tu mirada. Te vas dando cuenta de que esto es más serio de lo que pensabas, de que esta vez vas a tener que hacerlo mejor.

Podría decirte que no te molestaras, que hagas lo que hagas no va a cambiar nada. Pero quiero ver hasta qué punto estás dispuesto a luchar, quiero saber lo que en verdad valgo para ti…aunque ya sea demasiado tarde para cambiar las cosas.

 

- …Te amo… -murmuras en mi oído mientras me abrazas con fuerza. Dios mío…hacía tanto tiempo que no me lo decías tan apasionadamente…

 

 De ti aprendió mi corazón. 

 

- … -no digo nada, a pesar de que se que estás esperando una respuesta. Pero no creo que en verdad quieras oírla. O si, quien sabe a estas alturas…

 

- Te sigo amando como aquella vez Joey… -tu voz suena insegura, como si tuviera miedo.- Te sigo necesitando a mi lado, sabes que no soy nada sin ti, que volveré al vacío en el que me encontraba hasta que tú llegaste…

 

- … -tu última baza. Ya no te queda nada por hacer, por decir…Y yo ya no se si tus palabras son verdad o si no es una más de tus mentiras para atarme a tu lado.

 

- Dime que me amas. -exiges levantando la cabeza y fijando tus pupilas azules en las mías. Y veo ansiedad y desesperación. Ahora ya sé que esta vez lo que has dicho es verdad. Lástima que sea demasiado tarde…

 

- No…ya no… -digo con voz firme y negando con la cabeza. Mentira. Soy un mentiroso. Sé que en el fondo de mi corazón, en un rincón apartado y abandonado, sigo amándote a pesar de todo.

 

 No me reproches

que no sepa darte amor. 

 

Tus ojos azules se abren demasiado, y comienzas a negar con la cabeza mientras observas desconcertado como me aparto poco a poco de ti. No opones resistencia alguna, y sin embargo, tu mano se queda extendida hacia mí, como si aún me estuvieras tocando. Rompo el contacto con tu mirada y despacio, camino hacia la puerta. Giro el pomo, salgo de la habitación y vuelvo a cerrar la puerta.

 

Se acabó. Fijo mi espalda con pesadez en la pared y cierro los ojos. Se acabó.

Siempre pensé que el día en el que no te tuviera a mi lado moriría de dolor, bañado en lágrimas de desesperación. Pero ahora soy incapaz de soltar ni siquiera una sola lágrima.

 

Mira en lo que me has convertido Seto Kaiba. Soy un ser sin sentimientos, soy alguien despreciable, alguien que es capaz de decirte que no te ama sin titubear, mirándote a los ojos, ignorando el dolor reflejado en ellos…mira lo que has hecho conmigo Seto Kaiba…

 

Te ofrecí mi corazón y lo envenenaste con mentiras, te regalé mis sonrisas y las cubriste de hipocresía, te extendí mis manos y las rechazaste por las de otros, te di mis ojos… y los llenaste de lágrimas. Y ahora, mi corazón está cubierto de hielo, perdí mi sonrisa, mis manos también tocaron a otros y mis ojos…ya no saben llorar.

 

Siento que intentas abrir la puerta y me aparto. Ni siquiera me miras, sólo extiendes la mano y me lanzas con desprecio una maleta que supongo que contiene mi ropa.

 

- ¡Lárgate! -es lo único que pronuncias. Tu voz tiembla y a pesar de la oscuridad puedo ver que una lágrima resbala por tu mejilla.

 

Me gustaría alzar la mano y secarla, pero tan solo cojo la maleta y pasando por tu lado, camino hacia la salida de nuestro apartamento sabiendo que nunca más volveré a entrar en él. Cierro la puerta y dejo que la suave brisa despeine mis cabellos antes de dar un paso hacia la calle.

 

 Me has enseñado tú.

Tú has sido mi maestro para hacer sufrir.

Si alguna vez fui malo lo aprendí de ti.

No digas que no entiendes

como puedo ser así.

Si te estoy haciendo daño,

lo aprendí de ti. 

 

Alzo la mano y detengo un taxi. Ni siquiera se a dónde voy a ir, solo se que debo marcharme de ahí cuanto antes. No miro atrás, a pesar de que se que me estás observando desde la ventana. Nunca te he visto llorar. Nunca. Quizás sea por eso por lo que no me atrevo a mirar, quizás si miro ya no sea capaz de marcharme. Es algo que nunca sabré.

Abro la puerta del taxi, me monto y le digo una dirección sin importancia. Un asentimiento por parte del conductor y comienzo a alejarme de ti.

 

 Me has enseñado tú.

Maldigo mi inocencia y te maldigo a ti.

Maldito el maestro,

y maldito el aprendiz.

Maldigo lo que amo,

y te lo debo, te lo debo a ti. 

 

Mira en lo que me has convertido Seto Kaiba.

Mira lo que sólo tú has provocado…

 

 

&&&&&&&&&&& FIN &&&&&&&&&&

Notas finales:

Canción: Aprendiz.

Cantante: Malú.

¿Y bien? es mi primer songfic, asi que díganme qué les pareció ;D Y también es el primer fic que escribo con final triste ToT

La verdad, y que no sirva como precedente, es que estoy dispuesta a hacer una continuación (de un solo capítulo, claro) aunque no puedo asegurar si terminará bien o mal... ¬¬U así que ¿qué les parece? ¿lo continúo o lo dejo así? ^_^


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).