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Lebendieb por YukiTenshi

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Notas del capitulo: Capítulo 2 de Lebendieb, algo corto, espero les guste.

Zack se movía agitadamente entre sueños, su cuerpo, tumbado en el sofá, se encontraba perlado en sudor. Respiraba rápidamente cuando, de repente, abrió los ojos al escuchar una ventana azotarse a causa del viento fuerte que desataba la tormenta. Se incorporó en el sillón y miró la ventana abierta, algo de lluvia entraba empujada por el aire sacudiendo, así mismo, la cortina de tela beige que se sacudía a completa merced del viento.

 

Volvió a recostarse en el sillón y cerró los ojos, no quería levantarse, un poco de agua en su piso no importaba, y ni el frío que comenzaba a calarle le molestaba en ese momento, estaba cansado y no quería ni siquiera pensar. El sueño comenzaba a surtir efecto cuando un trueno resonó en la habitación, haciendo que se incorporara exaltado, cómo odiaba esos malditos truenos. El relámpago que siguió al estruendo iluminó el lugar, dejando a relucir una silueta parada al lado de la ventana, era de un hombre.

 

Zack se sobresaltó cuando aquella silueta comenzó a acercarse a él, pero no se movió, la miraba fijamente y, aunque la tenue luz que lograba filtrarse no dejaba ver bien sus facciones, pudo ver que se trataba de un hombre joven. Cuando aquel hombre quedó frente a él, se agachó para quedar a su altura -Zack pudo notar que estaba empapado- y llevó una de sus manos al rostro del castaño, que no hizo movimiento alguno para evitarlo, por alguna razón su cuerpo estaba paralizado.

 

Miró aquellos ojos azules ante él, que lo escudriñaban minuciosamente, sentía que lo atravesaban, que podían ver a través de él, y eso le hizo sentir un fuerte escalofrío. Podía sentir el aliento del hombre frente a él, comenzaba a sentir miedo cuando la boca del otro se torció en una extraña sonrisa.

 

-Señor Wallace... pronto vendrá conmigo... -susurró al oído de éste, su voz era suave pero varonil. Al sentir el tibio aliento en su oreja, Zack cerró los ojos, sintió que se quedó perdido en el momento por algún tiempo. Volvió a abrir los ojos cuando otro trueno resonó en sus oídos, encontrándose completamente solo y recostado en el sillón. Se incorporó un poco y miró la ventana frente a él, encontrándola cerrada.

 

-Habrá sido un sueño... -se dijo a sí mismo y se recostó de nuevo. No le sorprendía haber tenido una pesadilla, con lo mucho que lo asustaban las tormentas como esa y sin contar que no había sido el mejor día de su vida. Las palabras del médico volvieron a su mente cuando cerró los ojos.

 

-"No es una enfermedad común, donde se va desgastando el cuerpo humano. Aún no se ha podido descifrar la causa de esta enfermedad, señor Wallace, pero ésta produce que la persona envejezca, por así decirlo, de una forma acelerada y muera antes de lo esperado ... me temo que no pasa de este año."

 

Aún no podía asimilarlo todo, pero era aceptable, la mayoría de las personas no están preparadas para saber que van a morir pronto y mucho menos de una enfermedad desconocida. La verdad era que tenía mucho miedo, pero no del hecho de morir, era otra cosa, un sentimiento raro que lo acosaba desde el momento en que recibió la noticia.

 

Se quedó con la mente en blanco por unos momentos, hasta que sintió hambre, por lo que se levantó a comer algo para después seguir durmiendo. Al caminar unos cuantos pasos, se resbaló, teniendo que agarrarse del sillón para no caer. Se dio cuenta entonces que el piso estaba lleno de agua, el charco estaba desde la ventana hasta el sillón... Su corazón dio un vuelco, se acercó a la ventana cerrada y corrió el seguro.

 

A la mañana siguiente no fue a trabajar, se quedó en casa viendo televisión, no tenía ganas de ver a nadie, no quería la lástima de nadie, quería estar solo y disfrutar de su propia presencia, al menos hasta que pudiera aclarar un poco su mente. Pasó las horas echado en la cama sin siquiera prestar atención a lo que veía, sólo podía pensar en que su vida acabaría sin haberle sacado ni un poco de provecho todavía.

 

-Todo esto apesta -se levantó de la cama y se cambió de ropa. Decidió salir un rato por algo de aire fresco, las paredes de su habitación comenzaban a asfixiarlo.

 

El sol comenzaba a ocultarse cuando salió de su apartamento, el aire fresco que soplaba debía calmar su ansiedad. Sus pasos resonaban en los charcos de la acera, había estado lloviendo toda la noche y la mañana, por lo que se sentía la humedad en el ambiente, pero Zack, aunque tenía un poco de frío, no quiso regresar a su casa a buscar una chaqueta para ponerse. Cerró los ojos y aspiró profundamente, despejando su mente

 

 

 

 

 

 

 

-//Objetivo localizado, jefe//

-//Bien, procedan según lo planeado//

La vagoneta negra comenzó a moverse a la orden.

 

 

 

 

 

 

 

Muy pocos carros transitaban por aquellas calles, Zack caminaba distraídamente, inmerso en su mente, que no se percató de una vagoneta negra que lo seguía de cerca. Dio vuelta en una esquina y dos hombres vestidos de color oscuro se pararon frente a él, bloqueándole el camino, "Con permiso" dijo tratando de esquivarlos, pero los hombres volvieron a colocarse frente a él. Quiso, entonces, dar la media vuelta e irse pero otros tres hombres le hicieron frente. Pronto se vio rodeado y no supo qué hacer, antes de que pudiera reaccionar un par de ellos lo agarraron por detrás, mientras otro le tapaba la boca.

 

La vagoneta negra se detuvo al lado de ellos y lo aventaron dentro donde, forcejeando, lo amarraron y amordazaron, quedando el castaño en posición fetal con los brazos hacia atrás. Fue inútil forcejear más, sólo gastaba energía en vano, así que respiró profundo tratando de tranquilizarse, cosa que no pudo hacer estando en semejante situación.

 

-Será mejor que cooperes con nosotros, muchacho -le dijo el hombre sentado como copiloto-. No pensamos hacerte algo, sólo te llevaremos con quien nos contrató, así que quédate quieto y no intentes nada raro, no nos des razones para no entregarte vivo.

 

Zack sintió una punzada en su pecho, no entendía lo que pasaba, ¿un secuestro? ¿Para qué? No era nadie importante y ni siquiera tenía familia en la ciudad a quien podrían pedirle rescate y, además -sintió un dejo de tristeza-, moriría en poco tiempo.

 

"Maldición", Zack comenzaba a pensar que el destino la llevaba en contra suya, las desgracias le iban sucediendo una tras otra.

 

-No veo que tenga algo de especial -dijo uno de los hombres que iba con él, era un joven de cabello rubio. Movió a Zack con el pie para verlo mejor-. ¿Para qué creen que lo querrá?

 

-Sería muy difícil de decir, ya sabes lo que dicen sobre ese tipo, es raro -le contestó otro, mientras desinteresadamente prendía un cigarrillo.

 

-¿Crees que lo querrá como algún tipo de esclavo sexual o algo así? -terció un castaño.

 

-¡No seas imbécil! -dijo el del cigarrillo en la boca -. Me refiero a que dicen que es del tipo de persona que tiene costumbres extrañas. Tal vez pertenece a una secta o algo así...quizá necesite algún sacrificio para un rito o algo así.

 

-Bueno, uno nunca sabe con este tipo de gente, ya sabes cómo son los ricos... -agregó el rubio. Zack estaba petrificado, tenía miedo, realmente no sabía qué clase de persona podría ser con el que lo llevarían y dudaba querer averiguarlo.

 

-Realmente no sé qué quiera hacer con él pero hubiera pedido uno mejor, este como que está medio estropeado -Zack frunció el ceño.

 

-Si lo quisiera para venderlo o como mascota personal, no nos hubiera contratado a nosotros, existen otros conductos para conseguir ese tipo de productos -dijo un hombre moreno, sentado hasta el fondo de la camioneta.

 

-¿Y entonces para qué será...?

 

-No estoy muy seguro, pero hay algunos rumores que he escuchado sobre ése tipo -dijo el moreno, mientras todos lo escuchaban atentos-. Desde hace años se dice que ese tipo es algo así como un muerto viviente... He escuchado que hizo un pacto con el diablo para conseguir un artefacto que lo dejara vivir eternamente. Se dice que este artefacto es algo así como un anillo con el que mata a personas para robarles la vida y poder absorberla...

 

-¿Entonces, es algo así como un vampiro...? -una risotada inundó la camioneta, el copiloto volteó a verlos sin poder evitar seguir riendo.

 

-¡¿Muerto viviente?! ¡¿Un artefacto demoniaco?! -soltó otra carcajada-. ¡Pero en serio que son idiotas ustedes! Lo que tenga qué hacer nuestro cliente con lo que compra no es de nuestra incumbencia, así que ya cállense, me tienen harto de sus estupideces.

 

Por la forma en que les habló y la manera en que obedecieron sin chistar, Zack supuso que aquel tipo sería el jefe de ellos, a decir verdad era un hombre maduro, le calculó unos treinta y tantos años, se veía algo maltratado por la vida, pero tenía una mirada de temer, llena de determinación y cero benevolencias. El resto del viaje se realizó en completo silencio, mientras Zack trataba de no pensar en lo que le depararía la vida en manos de aquel supuesto rico loco que lo había comprado. No le importaba morir, eso ya no tenía remedio ahora. "Entre antes, mejor", pensó.

 

Del dolor de cabeza tan fuerte que le dio por lo preocupado que estaba, Zack comenzó a quedarse dormido cuando sintió que la camioneta se detuvo. Abrió los ojos de golpe al sentir que era levantado del piso, al tiempo que le colocaban una capucha en la cabeza para que no pudiera ver en donde se encontraba. Cuando le retiraron la capucha se encontró en un cuarto enorme cubierto por la oscuridad, le pareció que era una bodega, se dio cuenta que estaba sentado sobre una caja grande de madera y, al mirar a su alrededor, notó que estaba solo.

 

Mientras inspeccionaba a su alrededor con la mirada, la puerta delante de él se abrió lentamente dejando ver, con algo de luz que entraba, a un joven de cabello negro con una camisa de manga corta arremangada. El joven caminó unos pasos hacia Zack y se detuvo de repente, algo alejado de él, pero lo suficiente para que el castaño pudiera notar que llevaba en la mano izquierda un reloj de cuero negro y en la derecha un anillo.

 

-El anillo...-pensó mientras sentía un horrible escalofrío. Entonces, ¿era verdad que ese tipo mataba gente con aquel anillo? ¿Lo mataría? ¡¿Qué tenía que ver él en todo eso?!

 

Sin decir nada el joven salió del lugar, desde adentro se podían escuchar las voces de los hombres, no entendía muy bien las palabras pero le parecía que estaban haciendo arreglos de dinero. Al poco tiempo se hizo silencio y el joven regresó a la habitación, caminó de nuevo hacia Zack, su andar era lento pero elegante. Paso por paso, las pisadas resonaban en la vieja bodega, haciendo que el corazón del castaño golpeara fuerte contra su pecho. La poca iluminación que entraba dejaba ver a penas algunos rasgos del rostro de su secuestrador -¿o comprador? ¿Había alguna diferencia?-, pero pudo notar la intensa mirada que poseía y sentía haberla visto en otra parte.

 

El joven se detuvo a escasos centímetros, mientras lo observaba fijamente. Zack no podía recordar de donde lo había visto, trataba de hacer funcionar su memoria lo más rápido posible, pero en vano, no recordaba donde había visto aquella mirada. De repente, aquel joven acercó la mano y tomó su rostro, acercándose demasiado a él mientras seguía escudriñándolo con la mirada. Zack puso sentir su aliento tibio y fue en eso cuando reconoció aquellos ojos azules penetrantes.

 

Pero no podía ser... ¿o sí? Eso era imposible.

 

Una sonrisa de algo parecido a la satisfacción se formó en el rostro del ojiazul, miró su reloj y luego se lo mostró a Zack, éste pudo notar que el vidrio del reloj estaba roto, pero no le dio mucha importancia, se dedicó a escuchar el suave tick-tack que provenía de él.

 

-Te daré más tiempo... -le dijo en voz baja sin que pudiera comprender todo, pero por alguna razón aquella voz parecía despejar las cosas un poco. Aquel joven era el mismo con el que había soñado la noche anterior, estaba seguro de que era él.

 

Cerró los ojos y se dejó llevar por el suave sonido del reloj, mientras el otro soltaba su rostro y se dirigía al otro extremo del lugar, donde esperaría a la hora adecuada para seguir con lo planeado. Sin embargo, el tick-tack anunciaba que no tendrían que esperar mucho.

Notas finales:

Perdón por la tardanza, ya había terminado el capítulo hacía tiempo pero no tenía tiempo de pasarlo a la computadora, ahora estoy en temporada de exámenes pero creo poder continuarlo pronto, el capítulo 3 ya está comenzado.

Gracias por leer.


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