Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Espontáneo amor por Bellatrix

[Reviews - 21]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Bueno, pues aunque tengo que actualizar mis otros fcin no lo pude resistir. Esta historia me carcomía po rdentro y hasta que no la eh escrito no me he quedado tranquila... Es mi primer fic dedicado exclusivamente a esta pareja que me encanta... así qu espero que os guste y por favor que me apoyeis jeje un besito!!! Gracias po leerme siempre!! me dais alas para volar en el cielo de la ilusion!^^

Notas del capitulo:

Como siempre si hay alguna sugerencia u opinión me encantaria leerla!!! kisses

 

Apenas recuerdo como llegué a esa situación. Me tenían acorralado como a un simple gatito, como si mis feroces animales de tinta no fueran más que unos garabatos de niño... fue ahí donde me di cuenta que no tenía nada que hacer contra ellos dos.

Eran mucho mas grandes que yo, aunque el tamaño para mi nunca fue un problema. Lo que si lo era, era esa tremenda espada absorbe-chakra y esos ojos fuego del infierno.

Totalmente controlado, paralizado, a su merced; así quedó mi cuerpo al caer inconsciente. Mi mente no recordaba como fue el camino hasta llegar al duro suelo, donde dieron mis costillas, pero mi dolorido ser sí. Mi cantidad de energía estaba bajo límites y lo único que me quedaba era el cuerpo a cuerpo, vamos, perdido total.

 

Las sogas de mis muñecas dolían, quemaban la piel blanca de mis muñecas, más aun cuando intentaba soltarme de ese agarre. Cuando tuve delante al poseedor del Rinnegan, paré mis movimientos. Preguntó mi nombre a Kisame yo contesté escupiendo a sus pies y lanzando insultos como dardos venenosos. No hice más que tirar piedras a mi propio tejado...

 

Pain se levantó y me arrastró por toda la superficie por mi cabello negro. Intenté con todas mis fuerzas no caer de rodillas cuando ejerció fuerza detrás de ellas, pero fue en vano. Estaban allí absolutamente todos y todos sonrieron ante lo que vendría a continuación. Me temí lo peor, y no me equivocaba.

Las patadas, puñetazos, cortes... todo se sucedía como gotas de lluvia incesante en mi piel. Solamente hubo una persona que no me golpeó, que no se burló de mi cuando a pesar de estar agachado y malherido, intentaba ponerme en pie, para salvar el poco honor que le quedara a mi buen nombre. Su compañero azulado le animó para que también participara en ese sangriento juego, pero solo me miró. Lo hizo directamente a los ojos, creándome un dolor mucho mayor que el que todos aquellos energúmenos me habían causado.

 

Fue ahora una patada en mi rostro lo que me devolvió la horizontalidad. No abrí los ojos, pero eso no impidió que mis piernas, comenzaran el ritual de levantamiento, quedándome de rodillas... notaba la mirada de los presentes triturándome.

 

_ ¿Qué te ocurre Uchiha? ¿No quieres jugar?_ preguntó divertido el líder de la organización.

_ Es inútil. Por mucho que le peguemos, ni se va a disculpar, ni nos va a dar información... es un terco, se le ve en la cara...

_ ¡Pues se la destrozaremos si es necesario!_ grito el rubio de las explosiones.

 

Itachi llamó a Pain, susurrándole algo al oído que yo no pude advertir, pero a los diez segundos, se daba la orden de que yo quedaba a único cargo del mayor de los Uchiha. A la mayoría le dio igual, excepto a ese chico, a Deidara, empeñado en sacarme las tripas por la boca y ahorcarme con ellas, palabras textuales.

 

Ya me daba todo igual. No tenía fuerza para aguantar más, y ¿para que? Seguramente, me utilizarían como cebo o como informante y tanto si les valía como si no, me matarían. De lo que si me preocupé fue de mantener los ojos bien cerrados. En una ocasión, mucho antes de que Sasuke se convirtiera en uno de mis mejores amigos, utilizó ese Sharingan conmigo y por poco no lo cuento, y por lo que tenía oído el que estaba delante mi era mucho peor que el bastardo.

 

Esperaba algún golpe o algo enterrándose en mi piel, pero fue el notar mi cuerpo mas liviano, como volar, lo que por fin  me hizo abrir los ojos. Me llevaba en brazos, podía sentir su calor, su aroma... Me trasladaba con un cuidado exagerado y con tanta facilidad... Me recosté en su pecho, que hiciera conmigo lo que quisiera, estaba harto de ser herido.

 

Mi sorpresa fue triple cuando me di cuenta que me llevó al baño. Mi estado prácticamente era de shock, me daba cuenta de todo, pero mi cuerpo no me permitía hacer nada. Las prendas fueron rompiéndose poco a poco por las manos de Uchiha. Yo temblaba de pies a cabeza, tanto de frío como de puro pavor por lo que esa perturbada mente quisiera hacer conmigo. Lo notó enseguida y tras arropar mi desnudo ser con su gabardina de nubes rojas, me susurró: "Tranquilo, no pasa nada". En ese preciso instante supe que si no me había vuelto loco, poco me faltaba, porque su voz fue como estar en un remanso de paz.

Volvió a tomarme entre sus manos, tal como si fuera una hoja mustia caída de un árbol y me introdujo en el agua tibia que llenaba la inmaculada bañera. Con sus propias manos enjabonó todo mi cuerpo, hasta las partes íntimas, pero notaba en sus roces que no había intención alguna en ellos. La estancia olía a rosas orientales, fino olor apenas imperceptible, pero que capté de inmediato.

El agua se fue y con ella mi suciedad, pero también mi bienestar. Ahí volvía a estar el frío y el dolor de mis heridas, las cuales fueron sanadas por las mismas manos que antes habían mimado mi cuerpo.

 

Era incapaz de vestirme por mi mismo, así que él lo volvió a hacer, volvió a encargarse de mi, colocándome lo que parecía su propia ropa, por el olor y por la talla. Me portaba de nuevo. Ahora mi destino era una celda, con un catre roído y una fina manta...al menos no iba a pegarme y estaba limpio.

Mi posición era fetal, mirando hacia el muro de roca que bordeaba junto a los barrotes de hierro mi cubículo.

 

­_ Vuelvo enseguida con la cena...

 

Cada palabra que salía de esos labios era una punzada en mi pecho. Tan distante y tan cercana. Fría y dulce a la vez... Noté una presencia en mi espalda. Pensando que era Itachi giré levemente, encontrándome con una cabellera rubia recogida en una amplia coleta. Mi cuello fue aprisionado por una de sus manos, mientras que mi cara estoy seguro, que tornaba de mi usual color nácar a uno morado, debido a la falta de aire.

 

Oí el ruido de algo al caer y la presión desapareció de mi garganta. Ahora volteé completamente, observando como a Deidara le cruzaba la cara Itachi con una bofetada. El rubio se tapó la mejilla dolorida tanto como su orgullo.

 

_ ¿Qué crees que haces Deidara?

_ No dime ¿que haces tu Itachi? ¿Qué te tienes con el mocoso este?

_ Yo no tengo nada.

_ ¿Ah no? ¿Y el numerito que has montado antes con Pain?

_ Mira Deidara. Me duele la cabeza y no estoy ahora de humor para tus estupideces.

_ ¿Estupideces? Lo que hay entre tu y yo...

_ No hay un tu y yo ¿lo entiendes? Deja ya eso, eso es agua pasada. Déjame tranquilo. Tu para mi no existes...

_ Esta te la guardo Uchiha...esta me la pagas._ murmuró mientras volvía a dejarnos solos.

 

Volvió a acercarse a mi y me acarició la zona donde antes había ejercido la presión el de los ojos azules. Me explicó que a partir de ese instante, porque conocía demasiado bien al rubio, dormiría en su cuarto. Yo ni acepté, ni me negué, la verdad es que de todas maneras hubiera sido así.

 

Después de cenar me acurruqué entre las sábanas. Esa cama era mucho más cómoda y calentita que la que me recibió por primera vez. Además estaba ese olor, esa esencia que cada vez que tenía cerca me devoraba el alma, esa que me rodeaba completamente por dentro y por fuera.

A pesar del calor que sentían mis mejillas, a pesar de la cantidad de ropas que cubrían mi piel, tiritaba. Una presión se hizo en el lado derecho del catre, a mi espalda. Lo último que sentí antes de caer rendido de sueño fueron sus abrazos apegándome a su cálido cuerpo...

 

Pasaron un par de días y comencé a hablar. No hablaba con fluidez, tampoco es que tuviera nada que decir, pero al menos le contestaba. Pasaba las veinticuatro horas del día conmigo, hasta en el baño estaba junto a  mi, pero no me importaba lo mas mínimo. Era extraño como con alguien tan desconocido como él, pudiera hacer las cosas mas míseras y parecerme un abismo increíble, realmente itachi, magnificaba mis sentimientos, esos que no pensaba que tenía.

 

Fue una de las tantas noches, mientras esperaba su abrazo en la cama que llevábamos tres días compartiendo, cuando sucedió. Rodeado en su calor, protegido por su pecho, me susurró al oído que Konoha vendría a por mi mañana, pero que yo me iría mucho antes.

Me giré. Era la primera vez que lo hacía y no rehuía su increíble mirada. Le exigí una respuesta en silencio, un porque de esa decisión.

 

_ ¿Quieres que te diga la verdad? Porque me vuelves loco. Porque... creo que me enamoré de ti desde que nuestras miradas se cruzaron. Porque sé lo que te harán si consiguen a Naruto. Y porque no se porque tengo esta necesidad de verte feliz.

 

¿Mi respuesta? La más directa, sencilla y clara que podía contestarle: un beso. Apenas un roce, un toquecito entre nuestros alientos, pero suficiente para darnos cuenta de cuan grandes eran nuestros sentimientos.

Se tumbó sobre mí y sentí por primera vez su peso, todo el conjunto de su cuerpo pidiendo mas de mi y no iba a negárselo, no podía. Sabía que esa era la única forma que la vida nos daba para expresar nuestro espontáneo y fugaz amor. Porque ambos sabíamos que se extinguiría una vez cruzara yo esa entrada y que posiblemente nunca se nos diera otra oportunidad igual.

 

Sus ardientes labios pasaron de mi boca a mi cuello, quemando todo a su paso, asolándolo con cada succión y cada lamida que esa lengua me dedicaba, solo para mi. Mis ropas se deslizaban por mi blanca piel como el agua que rodó por ella en nuestro primer día, pero esta vez la paz se convirtió en un torrente de sensualidad y erotismo que ni o sabía de donde salía.

Todo éramos él y yo. Todo se reducía a nuestros cuerpos y al odioso espacio que quedaba entre ellos.

 

Mi pecho fue devorado, con una delicadeza que si no hubiera abierto mis ojos, pensaría que el que me besaba los pezones y los saboreaba con su lengua era una flor. Eso mismo era Itachi, una rosa encerrada en un matorral lleno de espinas, espinas que solo yo podía quitar.

Mi blanco abdomen, eternamente descubierto, recibió las caricias más prohibidas que un hombre puede recibir. Estaba en un punto donde mi cabeza no sabía razonar donde acababa mi pene y empezaba su boca. No cabía duda de que era un maestro, un dios que había dignado tomar mi cuerpo para su disfrute.

 

La verdad es que con ese pensamiento me equivoqué, él era mucho mas. El no era un dios, era parte de mi, de mi alma, la parte que me faltaba para estar completo. Derramé mi esencia en su boca y gemí su nombre. Que delicioso sonaba entre mis labios mientras los suyos rodaban por mi cuerpo...

 

Su lengua contoneó mis muslos, mis nalgas, mi ano...parecía conocer mi cuerpo como el suyo propio, en realidad mi cuerpo era suyo... Me sentí tan bien cuando su pene ingresó en mi interior... eso era lo mas hermoso que mis ojos y  mis sentidos habían captado en toda su existencia. Mi trasero era agarrado con fiereza, mientras su miembro entraba y salía de mi. Estábamos tan bien sincronizados que asustaba. Su pecho desnudo, se agitaba por el esfuerzo, su boca se entreabría y su pelo, su largo pelo moreno suelto se balanceaba a nuestro ritmo.

 

Perfecto, todavía, ni mirando en todas las enciclopedias de las que dispone la villa he encontrado una palabra que describa mejor ese único encuentro...perfecto...

 

Esa mañana al despertar en su pecho, casi me ahoga la presión que había en el mío. No quería que acabara, no quería separarme de él. Era tan hermoso cuando dormía, casi tanto como cuando estaba despierto... los primeros rayos de luz le dieron en el rostro, creando sombras en cada una de sus facciones. Sus ojos empezaron a abrirse y al verme a su lado me miró enamorado, con una sonrisa en los labios y lágrimas en el corazón. Ambos lo sabíamos, que no podía ser de otra manera, pero ninguno dijo nada.

 

Solo unos dos pasos mas y estaría fuera de la cueva y de la vida de Itachi. Una fuerza, a la cual algunos locos llaman amor, me impedía avanzar mas, pero la lógica de mi niño me empujó a hacerlo, rodeándome por la cintura.

La mañana que nos recibió era todo colores ocre y verde, los cuales se iluminaron inesperadamente por un círculo de fuego. Solo oí dos palabras de una voz mas que conocida: "Sasuke no". Ahí estaba, el Uchiha menor, el hermano de mi sueño corriendo hacia él con una cara de demonio que daba auténtico pavor. No me lo pensé, me interpuse entre ellos, parando al mas pequeño.

 

_ Sai, quitate...

_ Sasuke por favor..._ las lágrimas rodaron por mi rostro, en un desesperado intento de que me escuchara.

_ Sasuke..._ lo llamó Itachi

 

Ambos se miraron y aunque solo fue un par de segundos, para ellos, para mi y para todos nuestros amigos de Konoha de detrás del círculo creado por Sasuke fue una eternidad. Para sorpresa de todos, Sasuke asintió y me agarró del brazo, arrastrándome hacia los demás, alejándome de mi chico. Intenté soltarme y utilizando todas mis fuerzas le empujé aferrándome al cuerpo de mi moreno de la coleta. Le rogué que me dejara estar con él, que para mi no había peor muerte que perderle... Me silenció con un beso. Un beso que me hizo darme cuenta, como horas atrás, todo lo que no era capaz de descifrar en su mirada.

 

Sacó una katana de detrás de su espalda, hasta hora invisible para mí, debido a la capa, de la cual se desprendió quedando desnudo de cintura para arriba. Aun tenía las marcas de mis dientes, los cardenales producidos por mi pasión y él los mostraba orgullosos, orgulloso de que yo le amara...

 

Sasuke volvió a llevarme y yo me resigné, acompañándole. Así debía ser, era el destino de nuestro amor... De repente el menor de los Uchiha paró en seco, al igual que Itachi, de espaldas, sin si quiera mirarse de reojo.

 

_ Aniki..._ lo llamó el moreno pequeño, para luego lanzarle su katana

_ Yo también te quiero otouto...

 

Esa fue su despedida. La última vez que Sasuke vio a su hermano, la última vez que vi a mi amor... Sé de sobra que se enfrentó él solo a toda la organización para darnos tiempo a escapar, para que pudiera continuar con mi vida, para que fuéramos felices...

 

Lo que olvidaste, mi lindo Itachi, es que sin ti no puedo ser feliz. Me diste a probar el cielo, para después obligarme a vivir en el infierno de tu ausencia.

A pesar de ello, cada mañana miro el amanecer con una sonrisa. Porque sé que en alguna parte del mundo tu haces lo mismo, porque sé que no pudieron acabar contigo...

 

Lo se, porque nuestro amor es como el viento: aunque no lo vea... lo siento...

Notas finales:

¿Que tal?¿GUSTO?

Espero de todo corazón que así sea...

Sai: ne ne... Bella-chan, ¿Itachi murió?

Bella: No se sabe Sai, eso queda en suspense, son nuestos lectores los que deben decidir si quieren un epilogo con el regreso o la noticia de la muerte de Itachi...

Sai: Pero...(frota sus deditos tipo Hinata) ¿entonces me he quedado sin lemon?

Bella:(suspira de forma enamorada) Sai, lo importate es que vosotros habéis unido vuestras almas, eso es el amor...

Sai: ¿Eso no lo decía Becquer?

Bella: Uy chico que puesto te veo... Toma com ote has portado bien te doy un regalito. (le entrega una llave donde pone la palabra JUEVES)

Sai:*u* en serio? GRACIAS!!!! ITACHIII LISTO O NO VOY A POR TIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIII ^^

Bella: Ah... estos niños...

bueno un besito a todos!!!


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).