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Imilko por mihll

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Notas del fanfic:

Los personajes de este fic no me pertenecen y solo los utilizo a modo de diversión

Notas del capitulo:

Hola

Si una nueva historia sumada a las muchas que tengo inconclusas pero no me he resitido a no subirla, solo son dos capis. Creo haber vuelto a la pag nuevamente después de semanas alejadas por mi lesión, tal vez sigo un poco lenta y no debo forzar demasiado mi mano, pero me esforzaré en cada tiempo libre que tenga para llevar los fics adelantes.

 

 

        Por  su piel se deslizaban tibias gotas de sudor, sus músculos estaban algo adormecidos, por supuesto aquello era el resultado del arduo entrenamiento que llevaba a cabo. Casi cuatro horas seguidas sin pausa haciendo lanzamientos al aro o simplemente realizando algunas jugadas imaginando que tenía un gran oponente en frente.

 

Este esfuerzo valía la pena, creía haber mejorado bastante en lo que iba del año, sin embargo, no era suficiente para derrotarlo a él, al jugador al que se enfrentaría en menos de cuarenta y ocho horas, claro al menos haría el intento y con algo de suerte tal vez se daría el milagro. Espera poder derrotar a su odioso compañero de equipo, aquel que siempre parecía querer llevarse toda la gloria opacando su figura, sobre todo ante las chicas.

 

Fue por una toalla y se secó el sudor del rostro, media hora más y se iría a casa a descansar, el siguiente día no estaba dispuesto a practicar, sabía que no valía la pena dejar que el cansancio le agobiara en medio del encuentro.

 

Regresó a la duela decidido a hacer tiros al aro desde fuera del área. El reloj marcaba las nueve de la noche, el silencio de aquel reciento era roto por el sonido del botear del balón seguido por el del producido en el aro en cada encestada, la puerta de acceso se abrió de improviso provocando que los rayos de luz se extendieran hacia  el exterior iluminando la figura de una persona sobre la oscuridad de la noche, esta se detuvo y luego caminó con decisión.

 El joven jugador no oyó el caminar de la persona que se acercaba a sus espaldas, estaba muy concentrado en lograr cien anotaciones antes de una refrescante ducha.

 

La persona se detuvo a solo unos pasos de distancia, levantó su brazo apuntándole con un arma, algo sucedió antes de que presionara el gatillo, el muchacho tuvo un presentimiento que lo hizo girar, sus ojos se posaron  en el rostro familiar, sonrió, le agradaba su presencia, sin embargo, al descender con su mirada encontró la mano que sostenía la pistola apuntando en dirección a su pecho.

 

No pudo efectuar un reproche, se oyó un sonoro estallido que retumbo en el gimnasio, segundos mas tarde sintió un dolor, un dolor muy agudo que le hizo llevar su mano de forma inconsciente hasta la zona dañada, palpó con sus dedos el lugar,  luego los separó hasta llevarlos al alcance de su visión, estaban empapados con sangre.

 

Miro a la chica cuyo rostro se encontraba bañado en lágrimas no entendía por que atentaba contra su vida, podía esperarlo de cualquiera, menos de ella... Jamás de ella.

 

-¿por qué?- consultó con voz herida al tiempo que de sus orbes amieladas comenzaban a emanar lágrimas

 

La muchacha sollozó conciente del acto que había llevado a cabo, soltó el arma que golpeó con fuerza el entablado del gimnasio, no iba a responder, no podía, solo quería llorar.

 

-por favor dime, ¿porqué?- insistió el muchacho sintiendo como de a poco las fuerzas en su cuerpo le abandonaban, su futuro no era muy distinto al objeto que le había dañado, terminaría en el piso, quizás sin vida en poco tiempo.

-por que él... Él te eligió a ti- apenas pudo balbucear.

 

No entendió a que se refería  no tuvo tiempo siquiera de pensar, su vista comenzó a nublarse mientras que toda su cabeza daba vueltas, cayó al suelo mientras que ella volteaba y salía corriendo del recinto dejándole abandonado a su suerte.

 

 

%

 

Despertó en un lugar desconocido, desorientado sin saber si estaba realmente vivo.

 

Intentó moverse, fue en ese entonces en que se dio cuenta de que algo ejercía presión sobre sus piernas, también sintió una mano desconocida entrelazada a la suya. Se carcajeó, lo que vio le hizo reír, una persona dormía incómodamente apoyando su cabeza en sus piernas, ésta se encontraba sentado en una silla cerca de la camilla, el ser mas inesperado que podría encontrarse en esa situación, como si hubiera estado esperando con ansias su despertar.

 

 

Creyó estar muerto, sin duda, este caso no podría darse en vida o en este mundo. Pero había algo que lo inquietaba, todo parecía bastante real, el peso ejercido por su cuerpo, el calor que emanaba de su mano. Como pudo se deshizo de esta misma  y levantó su brazo hasta llevar la  mano frente a sus ojos ejercitando sus dedos un tanto adormecidos, entonces recordó el disparo y recordó haber visto esta misma extensión de su cuerpo empapado en el fluido vital que corría por sus venas. Una vez más la llevó a su pecho, el sitio por el que había ingresado el metal se encontraba cubierto por unas vendas.

 

-¡Haruko!-exclamó, otra vez sentía ganas de llorar, ella intentó asesinarlo sin darles razones.

 

En ese instante su mente comenzó a trabajar, a sacar  cuentas de las últimas palabras que escasamente recordaba "por que él te eligió a ti". Observó el rostro del muchacho que dormía incómodamente -¿será acaso?- se preguntó, la chica estaba locamente  enamorada de Rukawa, siempre supo aquello aunque prefería engañarse y creer que alguna vez llegaría a amarle, entonces, ¿sería acaso él la persona a la que se refería?. Eso parecía ser una locura pero resultaba ser mucha coincidencia que estuviese en ese lugar, en un gesto conocido solo cuando una persona te interesa, lo consideraba su rival, que supuestamente lo odiaba, ello daba mayor crédito a sus conjeturas y creía no equivocarse.

 

-zorro despierta- le llamó con suavidad temiendo que al hacerlo de forma bruta  este despertara sobresaltado, de mal humor como solía hacerlo cuando alguien interrumpía sus sueños

 

-¡zorro!- insistió con algo más de fuerza en su voz al notar que ni siquiera se movió.

 

Este llamado causo efecto, el muchacho de piel nívea comenzó a mover sus párpados, poco a poco fue saliendo de su sueño, se incorporó lo suficiente y se restregó los ojos al tiempo que echaba su cuerpo hacia atrás apoyando su espalada contra el respaldo de la silla-

 

-¿me puedes decir que haces tú aquí?- le preguntó sin darle tiempo a que estuviera completamente despierto.

 

Kaede dirigió su vista al rostro de la persona que le hablaba, en el suyo se pudo apreciar lo que podría llamarse un leve toque de alegría al ver al pelirrojo despierto.

 

 

-¿no me oíste? , te hice una pregunta-

 

-te oí... Que bueno que despertaste-

 

-esa no es la pregunta-

 

-ah, sí... Estaba esperando a que despertaras y...-

 

-¿y qué?- consultó con algo de frialdad en su voz, que fue advertida muy bien por el otro muchacho.

 

-nada, ya me voy, le avisaré a resto que ya estas mejor-

 

Se dispuso a levantarse considerando un error haber permanecido allí y que él lo descubriera, pero depués de todo estaba muy preocupado, todo el tiempo desde que fue internado de urgencia en la clínica tuvo el temor de que muriera.

 

-¿me vas a dejar solo?- inquirió Hanamichi al notar su acción, la verdad es que no pretendía ser duro con él y ahora intentaría detenerlo- no te vayas... No quiero estar solo, aunque seas tú, creo poder soportar la compañía, sobreviví a un balazo seguro puedo sobrevivir a la presencia de un zorro engreído-

 

 

Kaede se detuvo y le miró al rostro de forma seria- torpe, estuviste cerca, si no fuera por que te atendieron a tiempo-

 

-Hana tragó saliva y luego preguntó-¿Quién me encontró?-

 

El ojiazul desvió su vista hacia otro lado- yo te encontré desangrándote en el gimnasio y te traje-

 

-¿has estado aquí desde entonces?... ¿Qué ha sucedido con el partido?-

 

-se suspendió-

 

-ya veo, por que este genio estaba herido-

 

-no- corrigió Kaede- se suspendió por decisión de Akagui, por que la loca de su hermana tuvo que enfrentar a la justicia y él y su familia debía hacer algo por prepararle una defensa, Ja, ¡después de lo que te hizo debería se encerrada en un calabozo lleno de ratas!- esto lo dijo con rabia apretando sus puños de forma inconciente.

 

Hanamichi advirtió el gesto, su rival parecía bastante fuera de sí, al recordar a Haruko.

 

-¿cómo saben que fue ella quien intentó matarme?- consultó intrigado ya que suponía que nadie más había presenciado el hecho.

 

-por que...- detuvo sus palabras, se dirigió a la ventana posando su vista en el visaje urbano, no pretendía enfrentar su mirada ya que lo que diría resultaba ser muy comprometedor- ...ella me dijo que te mataría por que la rechacé, por que le dije que amaba a un hombre y no a cualquiera, entonces dijo que lo mataría, que acabaría con tal de tenerme... Creí que sería incapaz de hacerlo, pero estaba despechada, no pensé que fuera actuar de esa manera... Lo considere muy tarde- su rostro se contrajo y sus puños se apretaron con mas fuerza- cualquiera sabía que tu entrenabas por la noches e imaginé que iría a buscarte allí.... Debí haberlo pensado antes, debía haber evitado que llegara tan lejos... Llegué tarde, oí el disparo cuando ingresaba, luego me crucé con ella en la puerta del gimnasio, la muy estúpida salió llorando con el rostro cubierto y no me vio... Luego te vi allí tirado en el piso... Perdóname-

 

Él le estaba pidiendo perdón, aparte de darle la respuesta que estaba buscando encontrar, no había duda, por Kaede Rukawa esa chica intentó asesinarlo.

 

-no tengo que perdonarte nada, no tienes la culpa de lo que Haruko hizo- intentó consolarlo, aunque al decir aquello su pecho se contraía con el dolor que le provocó ella.

 

-pero es que...-

 

-ella lo hizo por que tu corazón eligió a otra persona, el corazón  es quien elige y no hará nada que hacer en contra de ello, mírame a mi, me enamore y ella intentó acabar con mi vida- lo dijo en un tono de tristeza.

 

Kaede al oírlo dio media vuelta y regresó a su lado cogiendo sus manos entre la suyas, mirándolo a los ojos de manera suplicante

 

-olvídala de una vez, no vale la pena, hay personas que desearían con todas sus fuerzas que tú correspondieras a sus sentimientos y se mantienen en el anonimato esperando calladamente que algún día te fijes en ellos-

 

-¿personas como tú?- preguntó aún sabiendo la respuesta

 

- sí- reconoció sin titubeos

 

Se hizo un profundo silencio entre ellos, sus miradas se enfrentaban, momento que duró hasta que el moreno decidió dejarlo, abandonó la habitación sin mas palabras, ya todo estaba dicho por su parte.

 

Pensaba que quizás esas orbes color miel jamás le mirarían con el mismo amor que le profesaba, no imaginaba que un chico como Hanamichi podría enamorarse de un hombre.

 

Caminó por el pasillo que conducía a la desesperanza, había reconocido sus sentimientos sin esperar a ser correspondido, pero estaba feliz, si no le amaba al menos los consolaba  que pudiera estar vivo, como un rival en la duela, como el perfecto chico arrogante, pero vivo.

Notas finales:

La segunda parte para el próximo fin se semana si es que nada se entromete en mi planificación.

Espero comentarios...

Hasta pronto


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