LA MARCHA FUNEBRE AL ALTAR por airam-chan

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Un agudo y distorsionado sonido hizo vibrar hasta el último cristal de aquel negocio de artículos musicales cuando Sasuke arremetió contra la guitarra eléctrica que tenía en manos. Para ser su treceavo intento de "Sol séptimo", ya no sonaba tan mal.

-Joven Uchiha - Llamó su acalorado guía, sudando la gota gorda, temiendo por la estabilidad del local - Si me permitiera darle un consejo...

-Cárguela - Le interrumpió el azabache con su ya perfeccionado tono de indiferencia, aventando la guitarra en manos del nervioso sujeto. Acto seguido, se aventuró por la tienda con el guía prácticamente corriendo tras él, regalándole su mirada de odio más intenso cuando el pobre hombre chocó accidentalmente en su espalda tras que se hubiera detenido sin avisar.

Haciendo uso de otra de las cosas que mejor le salían, Sasuke lo ignoró, optó por subir a la alfombrada tarima que había llamado su atención segundos atrás y sentarse en un banquito que lo dejaba frente a una serie de discos metálicos y tambores que cualquiera reconocería. Haciendo acopio de sus nulos conocimientos musicales, estiró las manos al frente, alcanzando un par de palillos que le recordaban a aquellos que usaban para tocar los tambores tradicionales, eso en las celebraciones religiosas de año nuevo en el templo que aguardaba la paz del Suburbio donde vivía.

-Joven señor - Llamó de nuevo el guía al verle contemplar las baquetas, ahora con la certeza de que Uchiha-San tampoco tenía la mínima idea de cómo tocar la batería.

Sasuke levantó las manos y estrelló los palillos donde debían ser estrellados. ¡Ja! Había visto esto en televisión y no podía ser más lógico, se suponía que el chiste era golpear y golpear hasta que el escándalo tuviera algún sentido... y para él lo tenía.

Si el guía aún guardaba esperanza de decir algo, se rindió. Mejor así. Como si fuera necesario decir que, justo ahora, Sasuke no tenía la más mínima intención de hacer música, en vez de eso, aumentó la velocidad del escándalo, desquitándose con las baquetas, rechinando los dientes y arrojándolas a lo lejos al no lograr lo que buscaba.

-Cárguelo a la cuenta también - Instó, obviamente refiriéndose mas a los destrozos que sabía estaba causando que a los instrumentos que supuestamente estaba probando. Pero la remota idea de quedarse en silencio no era opción. Necesitaba ruido, todo el posible para ignorar su propio escándalo mental, uno donde la palabra matrimonio hacía eco con molesta insistencia. Como una mosca.

Así pues, mientras restaban a su cuenta bancaria de ahorros lo mismo que un pelo a un gato, Sasuke se atrevió a pasearse un poco más por ahí, posando su mira esta vez en la sección de CD´s, más específicamente, en el aparato de muestra de audio.

Se acercó con desconfianza, pues a sus ojos el artefacto parecía una rockola, solo que con audífonos. Sin ver el disco que exhibía se puso la diadema y esperó a que sonara.

"Abrázame~, y muérdeme~.

Llévate contigo mis heridas"

Conocía esa canción. Debía estar en la sección de clásicos. Era el tema de un film extranjero que les hicieron ver en la escuela para hacerles entender que la vida era una maestra desgraciada, dándote vueltas y vueltas hasta hacerte caer en el giro de tus propias acciones con tal de que aprendas tu reverenda lección.

"Aviéntame~ y déjame~ mientras yo contemplo tu partida.

En espera de que vuelvas y tal vez vuelvas por mi"

Justo lo que necesitaba ahora, convertirse en emo... Matrimonio. Sasuke se sacó la diadema con fastidio y decidió que si ya habían terminado de cobrarle bien podía buscar algún otra cosa con que entretener a su maldita psique traidora.

Se detuvo al descubrirse por error en un pasillo particularmente indeseado y que había estado esquivando, observando de frente el teclado negro que tenían en exhibición. Se frotó las yemas de los dedos entre sí de forma inconsciente, debido a la picazón que ese instrumento solía provocarle. Harto de reprimirse en todo, encendió el instrumento con una facilidad adquirida y deslizó sus dedos por él plástico con cierta familiaridad.

Do... Sonó cuando presionó un juego de teclas. Re... mi, fa-sol-la-si-do... Paró, y una pequeña sonrisa refleja asomó en su rostro al recordar las escalas y los arpegios.

.*.*. FLASH BACK .*.*.

-Do, re, mi, fa... - Un pequeño Sasuke de apenas nueve años nombraba las notas en voz alta, intentando hacer coincidir sus dedos en el enorme piano de cola que tenían en el salón de música de la mansión - Do mayor, re menor... la mayor... - Continuó con desánimo, terminando por bajar las manos, limitándose a mirar con fijeza las partituras, abrumado por la recién descubierta complejidad del instrumento.

-¿Debo golpear al piano?

La sorpresa se adueñó de las facciones del pequeño, que giró buscando el origen de aquella voz, sonriendo al ver a su hermano recargado en la puerta del salón.

-¡Nii-san! - Nombró con entusiasmo, decayendo solo un segundo después al comprender que habían presenciado su vergonzoso intento - Papá y mamá quieren que aprenda, pero no soy bueno en esto - Confesó mientras su joven hermano se acercaba - Lo artístico no es lo mío.

-Que bien, entonces ya somos dos - Secundó Itachi al tomar asiento junto a él.

-No te burles nii-san - Sasuke frunció el ceño con falso enfado - Tocas el piano con los ojos cerrados desde los siete. Oba-sama y oji-sama dijeron que te gustaba mucho.

-¿Ah, eso? - El adolescente pareció recordar algo insignificante - Pero eso era lo que ellos querían oír, en realidad lo aborrecía, y ahora me sienta aún peor - Itachi sonrió con la sorpresa del pequeño - Te ha metido en problemas, así que se ha ganado mi odio de por vida. Si quieres que desaparezca sin dejar rastro, solo dilo, prometo que nadie se enterará - Sasuke también sonrió y, aún con aquél gesto cabizbajo, cabeceó en señal negativa.

-Mamá y papá están entusiasmados con la idea - Murmuró - No quisiera decepcionarlos.

-Bien, entonces esta vez se ha salvado por un pelo - Itachi se encogió de hombros, estiró las manos al frente y sonrió a su hermanito, tronándose los dedos de mil y un maneras que Sasuke no había imaginado fueran humanamente posibles. Una vez hecho el calentamiento, comenzó una tonada en extremo lenta y repetitiva - ¿Ves? - Espació un poco más el tiempo entre nota y nota sin llegar a perder el ritmo - Escalas y arpegios, apréndelos y el resto será más fácil. Inténtalo - Animó.

-Si - Sasuke posicionó sus dedos y observó los movimientos de su hermano, buscando imitarlos - Nii-san - Llamó sin detenerse - ¿Cuál es tu melodía favorita?

.*.*. FIN DEL FLASH BACK .*.*.

El empleado de la tienda esperaba con tarjeta en mano y en silencio a Uchiha-san, cuya atención se mantenía fija en el teclado. En realidad, dudaba si interrumpir o no sus cavilaciones mentales, y probablemente ahorrarse un nuevo show en el lugar.

-Déjelo un poco más - Suplicó alguien tras él, llamando su atención - No causará más problemas, se lo aseguro.

El hombre asintió a la petición del respetable Kakashi-sama. Después de todo, el cliente siempre tiene la razón, más aún cuando su tarjeta no tiene límite de crédito.

Kakashi agradeció en silencio y volvió la vista a su sobrinito, retomando su inútil intento de compañía, solo eso podía hacer. Sasuke... si aún pudiera ayudarlo, pero cuando a un adolescente se le va la olla al grado de arrojarse solo por un precipicio, no te deja muchas vías de rescate.

De repente, una mueca de enfado eclipsó el rostro de Sasuke, cerrando los puños con fuerza para, contrariamente a lo que varias personas en las cercanías creyeron, abrirlos y presionar las teclas progresivamente una tras otra con delicadeza. Su cuerpo... se movió solo. Cerró los ojos y sus manos se encargaron del resto. La pieza favorita de su hermano le dejaba una desagradable sensación agridulce.

Al final, no había logrado dejar de pensar en ellos, en Naruto, en su amargo secreto de desamor, en su escalofriante pregunta, y en la extraña respuesta de Itachi.

.*.*. FLASH BACK .*.*.

-Siento esto, Sasuke. A veces, Naru-chan puede ser muy impulsivo - Había dicho su hermano a modo de disculpa al tenerlo frente a él, solo unas horas atrás.

Pese a la hora, solo habían bastado diez segundos, una jodida llamada de diez míseros segundos hecha desde el móvil de su cuñado, para que su hermano hiciera acto de presencia en la pista de hielo con una rapidez inusual, considerando que no tenía auto.

Y asumiendo la razón de su llamado, Sasuke entregó a Naruto, quien gracias a "ve a saber qué santo" se había quedado dormido, y como si fuera una bendición extra, parecía tener el sueño horriblemente pesado, dejándolo en brazos de la persona con quien se suponía debía estar, Itachi.

Aunque éste no le amara.

Por la cara que su hermano había puesto al ver el alcoholizado estado de su prometido, estaba cabreado, y mucho. Sin embargo...

-Berrinches - Murmuró Itachi al tomarlo en brazos.

El tono de aquella palabra no había sido de reproche, era cariño, y hasta un ciego como él podía verlo, reflejado en el cuidado con que su hermano acomodó a Naruto tras él para llevarlo a cuestas. Sasuke contuvo un bufido. Lo que le faltaba, "El no me ama" había dicho Naruto, ¿Por qué ahora desconfiar de la palabra de una de las únicas personas que debía conocer a Itachi?, no podían ser celos... no, aun no caía tan bajo.

-Será mejor que volvamos a casa - Sugirió una cuarta persona en el lugar y ambos hermanos volvieron la vista a Kakashi, asintiendo de acuerdo con su idea.

¿Cómo imaginar que él estaría con Itachi al momento de llamarlo? Ahora su tío tendría un motivo más para mirarle acusadoramente al pillarlo con su cuñado cuando había jurado que no lo buscaría. Joder, cuando las cosas te salen mal. Encima, el camino al BMW gris de Kakashi jamás se le había hecho tan eterno, y ver a Naruto abrazar a su hermano entre sueños, no ayudó. Optó por mirar en dirección contraria.

-Itachi - Le llamó, aminorando el paso - Tú eras como yo, no creías en el matrimonio, pero ahora... - Confundido, e ignorando la casi imperceptible negativa de Kakashi, no se resistió - ¿Con Naruto...?, es decir - Se corrigió - Al final, elegiste a alguien. ¿Acaso eso es... amor? - Kakashi se sobó la sien en signo de derrota, dejando en Sasuke la ligera sensación de que esto había sido un error. Contrario a eso, Itachi sonrió, y él se maldijo internamente.

-Es solo el precio que pago Sasuke - Explicó su hermano con aparente sinceridad - Si es lo que tengo que hacer para que nadie lo separe de mí, lo desposaré sin dudar.

Si. Preguntar, había sido un terrible error.

.*.*. FIN DEL FLASH BACK .*.*.

Disfrutar de una venta nocturna en un reconocido centro comercial de índole era una cosa, pero disfrutar de un show digno de concierto de forma totalmente casual en uno de los tantos negocios que el lugar poseía, debía ser otra muy diferente. Eso pensó Kakashi al mirar a las personas que se detenían a su lado, casi de forma inevitable, con Sasuke convertido en su total centro de atención.

Aún así, e ignorando el numeroso público que escuchaban con embeleso su magnífica interpretación, Sasuke abrió los ojos y aumentó un poco la velocidad de la misma, demasiado metido en su fuero interno como para ver algo más. Su hermano, ¿Había insinuado un "Si"?... o ¿Había ocultado un "No"?

Era difícil saberlo.

Jamás lograría ellos fueran pasado. Itachi y Naruto eran presente y solo presente, uno lleno de problemas, problemas con el título oficial de prometidos y ¿Cómo pudo Naruto preguntar "eso" cuando había personas de por medio? ¿Cómo pudo creer que una relación que no existía entre ellos tendría futuro? ¿Cómo pudo... traicionar a Itachi?

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Apenas llegó al hospital, Tsunade bajó del auto deprisa, arrojando las llaves al guardia del estacionamiento para que lo estacionara por ella y se adentró al edificio por urgencias, la vía más rápida para llegar al área que buscaba.

-¡Maldición! - Rabiando, estrelló su puño contra la pared del ascensor, consciente de que eso no lo haría ir más rápido.

Juraba que si Naruto no moría por su imprudencia, ella misma lo asesinaría por mentir sobre sus hábitos de bebida, y después mataría a Itachi, por encubrir ese detallito. El timbre del ascensor sonó y salió apenas las puertas empezaron a abrirse.

-Tsunade - Llamó alguien que, al parecer, también esperaba el ascensor, deteniendo el andar de la rubia de forma inesperada al ver en oncología al jefe de la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI).

En ocasiones tan falto de tornillos como Jiraiya, viejo amigo desde la facultad y todo un experto médico en el ámbito profesional, Sarutobi, su sempai, era como de la familia. Pero justo ahora no tenía tiempo para él.

-Tengo prisa - Artículo la mujer atropelladamente, preguntándose si su superior estaría o no enterado del caso, después de todo él también estimaba a Itachi como si fuera su propio nieto.

-Precisamente de eso quiero hablarte - Replicó el hombre. Tsunade se detuvo y suspiró derrotada, Sarutobi lo sabía - Revisé al menor del que Itachi está a cargo y...

-¿Qué? - Cortó sorprendida. La sola idea de que su nieto hubiera dejado que alguien más revisara a Naruto le parecía imposible.

-Tardaron en localizarte así que no le quedó de otra, ahora mismo lo tengo en mi área - Explicó - Lo resumiré. Lo trajo porque notó que tenía fiebre, otro poco y el chico deliraba, pero si omitimos ese punto, la leucemia no es el origen del problema ahora.

-Entonces que...

-Se retuerce del dolor - Afirmó - Tiene el estómago irritado por los vómitos y los medicamentos, el alcohol solo lo empeoró.

-... ¿Gastritis? - Tsunade frunció el ceño - Ni siquiera me ha dicho que sienta agruras - Pensó en voz alta, tratando de recordar algún indicio que hubiera pasado por alto durante sus valoraciones, deteniéndose al obviar el hecho de que, simple y sencillamente, Naruto nunca lo había mencionado - Que bien - Bufó con sarcasmo.

-Tsunade - Llamó de nuevo el jefe de la UCI, alzando frente a ella una pequeña ámpula de Diazepam que mudó su enfado a temor con extrema rapidez.

-¡No! - La mujer dio media vuelta, corrigiendo su camino - Debe haber otra opción.

-¡Tsunade! - Sarutobi echó a correr tras ella - Sabes que no queda de otra, se chocará del dolor si no lo sedamos, solo necesito tu autorización - Insistía, andando a su lado - Te recomiendo que no lo veas, no ahora, solo nublarás tu juicio médico.

Tsunade se desplazó de área decidida. No, debía haber un error, no podía estar tan mal, si apenas hace dos días lo había revisado y estaba en perfectas condiciones, respondía con creces al tratamiento. ¿Sedarlo ahora? ¿Cuándo eso, sumado al alcohol, bien podía hacer que nunca más despertara? ¡No! No se perdonaría si lo perdían.

Ignorando a su colega, la rubia dobló al último pasillo, alentando su paso al ver a su nieto recargado en la pared, de frente al cuarto que Naruto ocupaba, mirando la puerta que los separaba como si pudiese ver a través de ella, solo, quieto, y en silencio.

-Itachi - Tsunade lo llamó con cautela, deteniéndose por completo cuando su nieto desplazó su atención hacia ella.

Sus almendrados ojos se abrieron en demasía y contuvo el aire, paralizada con esa desconocida frialdad en su mirar. Sintió terror, de que Naruto desapareciera esa noche, pero sobre todo, terror de que Itachi la odiara por ello.

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Esperó, esperó, y esperó... ¡Como si pudiera hacer más! Últimamente, estar con Naruto se estaba tornando de lo más frustrante.

Interrumpiendo sus cavilaciones, Itachi levantó la vista de inmediato al escuchar la puerta de la habitación abrirse, observando a Sarutobi salir mientras se sobaba la nuca con desgano antes que le descubriera observándole. El viejo le sonrió de forma paternal y él entrecerró los ojos automáticamente al ver compasión en su mirar. Naruto y él no necesitaban lástima de nadie.

-Está bien, ya puedes ir con él - Concedió Sarutobi - El dolor se ha calmado y ahora duerme. Tardará en volver en sí, y... - Se detuvo, dudando si seguir o no - Deberías saber que, quizás él...

Sin esperar el final del discurso, Itachi le dedicó una última mirada gélida al pasarle de largo, adentrándose y cerrando la puerta tras sí.

No necesitaba escucharlo, lo sabía ¿Cómo olvidarlo si cada médico lo repetía? Sarutobi no era el primero en insinuarlo, todos y cada uno de ellos, porque aunque su abuela no lo había desahuciado, no se había olvidado de repetirle la misma cantaleta, esta vez aclarando que solo era una posibilidad el que Naruto pudiese morir en cualquier momento, aun bajo tratamiento, sin más ni más, solo así.

Qué tontería.

Llegó al pie de la cama y se sentó junto a Naruto, cuidando de no moverlo. Observó que su respiración había vuelto a ser lenta y pausada, su rostro había recuperado algo de paz, apartó los empapados mechones dorados que se adherían a su frente y comprobó que la fiebre también había desaparecido.

Omitiendo el deprimente lugar, la mascarilla que le facilitaba el oxígeno, las agujas que le suministraban los fármacos y el tedioso ruido del monitor que vigilaba que su corazón latiera, Itachi sonrió al ver que Naruto solo dormía.

Si, era una tontería. Todos estaban equivocados, porque Naruto solo retomaba fuerzas, despertaría como si nada en unas horas, se estiraría con la pereza tan mona que mostraba en las mañanas y lo buscaría para estafarle el desayuno, como siempre. Pero mientras eso sucedía, era frustrante.

-¿Por qué tienes que hacerme esperar tanto? - Le reprochó. Itachi deslizó dos dedos por ese rostro, ahora tan calmo y pacífico, y su sonrisa se desvaneció. Fuera de sus problemas actuales, aún se resistía a creer que él hubiera bebido así. Jamás, desde que le inició el tratamiento, a base de mentiras, se había mostrado tan irresponsable con su salud, tan... como si ya no importara.

.*.*. FLASH BACK .*.*.

-¿Vitaminas? - Exclamó un sorprendido oji azul mientras leía la etiqueta de un frasquito de cristal oscuro que sostenía en manos. Frente a él, Itachi sonrió con algo de remordimiento, aunque totalmente seguro de que ese frasco cambiado no citaba el nombre de otra cosa que no fuera eso, vitaminas.

-¿Recuerdas los estudios que te hicieron cuando te desvaneciste en la pista de hielo el otro día? - Le recordó, recuperando la atención de su pareja - Pues me dan la razón sobre que no comes como debe ser. Estás anémico - Recriminó, sin mentir esta vez.

-¿Crees? - Naruto sonrió pícaramente y volvió su atención al pequeño frasco negro - Si alguien no se me hubiera aventado apenas llegué a casa, ahora estaríamos cenando.

Itachi parpadeó perplejo e hizo un mohín al mirar su situación. Desnudos y metidos en la cama, no tenía argumento alguno para su defensa.

-Entonces, si te pido cenar ahora - Contraatacó el azabache - ¿Me complacerás? - Naruto amplió su sonrisa, asintió y arrojó el frasco hacia atrás para aferrarle libremente por el cuello.

-Y, ¿Que se le antoja a Itachi? - Le susurró al oído, acariciándolo con sus labios al articular cada palabra con sugerencia.

Viraron el rostro, buscándose. Sus miradas se encontraron de nuevo, reflejándose, y sus labios imitaron esa acción solo instantes después. Que ese niño supiera como seducirlo lo jodía, pero si era Naruto, no había resistencia alguna.

-Comer sanamente, tomar las pastillas, y no volver a pisar una pista de hielo - Negoció Itachi en un respiro, recurriendo a su último recurso, el chantaje - ¿Lo harías por mí? - Suplicó de forma sensual, deteniendo toda acción para mirarlo a los ojos, observando aquella sonrisa embriagadora que Naruto solo le mostraba en situaciones íntimas, una que solo él le había visto.

-Creo entender porque no te gusta que baile en los convivios, pero - Naruto frunció el ceño un instante - ¿Ahora tampoco quieres que patine?

-Es solo precaución - Admitió sin querer darle más importancia - ¿Lo prometes?

-Seguro - Naruto le besó fugazmente, cambiando esa sonrisa por una más juguetona - Entonces, cenemos - Exclamó, apartándolo de súbito para salir de la cama ante su enorme sorpresa.

-¿Naru-chan...? - Llamó perplejo - No irás a dejarme a medias - Ver al rubito subirse el bóxer y encaminarse por la habitación como si nada hizo a Itachi enarcar una ceja con tan obvia respuesta.

-Comida sana ¿eh? - Naruto se recargó pensativo en la puerta, riendo burlón al volver la vista a él - Entonces, ensalada será...

.*.*. FIN DEL FLASH BACK .*.*.

Itachi sonrió débilmente con sus recuerdos. Solo de eso disponía, recordar para soportar la espera, eso y aferrarse a la idea de que él despertaría. Buscó la mano de Naruto, estrechándola mientras su semblante volvía a llenarse de nostalgia.

-¿Qué vamos a hacer Naru? - Formuló la pregunta en voz alta, traicionado por su subconsciente al no hallar respuesta alguna en su interior - Si día a día, veo que esto se nos sale de las manos, dime qué puedo hacer para verte feliz.

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Si en algún momento el equilibrio mental de aquellos que, orgullosamente, portaban el grandioso apellido Uchiha se atrevía a ser puesto en prueba, podría ser éste. Kakashi suspiró, como si no bastara con la noche pasada, ahora empezaban el día con el pie izquierdo.

-¿Y bien? Estoy cansándome de esperar - La fulminante mirada de Jiraiya se encargaba de mantener a los integrantes de su familia mas fijos a las sillas del comedor que si los hubiera atado con sogas.

-Padre...

-Si sabes dónde está tu madre dilo, si no hazme favor de no excusar a nadie lobo - Las cortantes palabras del patriarca a su querido y siempre adorado Kakashi sembraron de nuevo el silencio. Era obvio si no tenia contemplaciones con él, no las tendría con nadie.

La pregunta de Jiraiya era sencilla, el problema radicaba en que nadie conocía la respuesta, y lo peor, es que parecía creer que el que Fugaku, Mikoto, Iruka y Shizune intercambiaran miradas de desconcierto, les arrojaría semejante verdad.

-Buenos días - Saludaron a coro unos felices e ignorantes Asuma y Kurenai en cuanto entraron al comedor. La fresca idea que tenían de desayunar con la familia se esfumó al ver la tensión del lugar, un furibundo Jiraiya de brazos cruzados en el extremo alejado del comedor y el resto de la familia sometida a un interrogatorio exhaustivo.

-Siéntense - Ordenó el patriarca, orden que la recién llegada familia acató al instante.

-¿Donde está Tsunade oba-sama? - Konohamaru dejaba limpiamente su game boy en la mesa sin haber pasado por alto las sillas vacías. Kakashi suspiró de nuevo.

-Eso es lo que me gustaría saber querido nieto - La voz de Jiraiya se suavizó un poco, mirando a los recién llegados con paciencia renovada - ¿Alguno de ustedes lo sabe?

Kurenai y Asuma se permitieron una mirada de duda antes de negar abiertamente, atreviéndose a mirar al resto de la familia sin entender bien lo que estaba sucediendo.

-¿Intentaste llamarla? - Las intenciones de Kurenai era buenas, mas por el insolente bufido que soltó Jiraiya, él no parecía haberlo tomado igual.

-Su móvil nos manda a buzón - Contestó Iruka por él, ayudando a estirar la paciencia del mayor.

-En el trabajo no saben de ella desde ayer por la noche - Ayudó Shizune, tomando el silencio de jiraiya como que podía repetir lo que ya sabían - Las enfermeras dicen que la vieron en urgencias cerca de la media noche, el coche sigue en el estacionamiento, pero nadie sabe más.

-¿Ya preguntaron a Itachi nii-sama y Naruto nii-chan´koré? - La atención de todos se clavó en Konohanaru como si de repente le hubiera salido barba y bigote - ¿Qué? Es que no los veo, quien quita y saben algo - Se excusó el pequeño.

La reacción fue inmediata, aún con serias dudas de que ellos supieran algo, Kakashi destapó el móvil y marcó a Itachi.

-¿Alguien tiene el número de Naruto? - Jiraiya los recorrió con la mirada.

-Supongo que estarán juntos - Artículo Mikoto con reticencia - ¿No creen? - Obvió el hecho de lo inútil que sería hacer una llamada doble.

-Están peleados, niña. Que el par de críos irresponsables e indecisos no hayan llegado a dormir no me dice nada, podría estar cada quien de vago por su lado.

-Están juntos padre - Kakashi remarcó cuando el número de timbrazos lo envió de forma automática al buzón - Me consta - Agregó, mirando discretamente a Sasuke, su preciado, y desde la noche pasada, mudo sobrinito.

Esto era estúpido. Sasuke observó a su abuelo sin entender por qué todo el tiempo fingía que su abuela lo ponía de mal humor, y ahora, con una noche que ella olvidaba avisar donde estaba él parecía volverse loco. Mejor iba buscando un pretexto para marcharse, Kakashi estaba insoportable. Pero antes de que pudiera fraguar algún plan de escape, el celular de Jiraiya consiguió ser el centro de atención.

-Sarutobi, que bueno que llamas - El albino atendió su conversación telefónica y frunció el ceño pasados unos segundos - ¿Quien dices?... Pero, ayer... - Se detuvo y enfocó de nuevo el abarrotado comedor, confirmando que tenía la atención de todos en él, en espera de algo más revelador - Está bien, te alcanzo en breve, gracias.

-¿Ella está bien? - Preguntaron al mismo tiempo Fugaku y Asuma apenas su padre había cortado la llamada.

-¿Por qué no habría de estarlo? - Jiraiya sonrió algo tenso.

-Que Sarutobi-sama sea precisamente quien llamó nos ha puesto nerviosos - Explicó Iruka.

-¿Entonces, ella está bien? - Kakashi sonrió algo más aliviado al ver a su viejo afirmar en un cabeceo.

-¿Y dónde estaba la doncella perdida? - Kurenai también bromeó más tranquila.

-En el hospital - Jiraiya sonrió como si nada, sorprendiéndose al ver como el rostro de todos palidecía de forma importante al imaginar el otro sentido de su respuesta - ¡No, no! ¡No está hospitalizada ni nada! ¡Ella está bien!

-¡Pues habla claro!, ¡¿Acaso quieres matarnos de un susto...?! - Sasuke enmudeció de nuevo tras un exclamo de sorpresa, cerrando la boca cuando su familia rió con su repentino ataque de sinceridad - Me voy a la escuela - Anunció, levantándose de golpe, saliendo a prisa de la habitación.

Después de todo, ya sabía lo que necesitaba saber, y también lo que no. Su abuela estaba bien..., y Naruto seguía con Itachi.

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Entreabrió los ojos, parpadeando con cansancio. La luz dolía, pero trató de enfocar algo más que la almohada exageradamente blanca y pulcra sobre la que descansaba. Desorientado, Naruto miró las cortinas de la habitación moverse víctimas del viento, era raro no sentir frío, era... ¡¿Era cerca de medio día?! Quiso moverse pero oír un suspiro pausado tras él lo detuvo, extrañado al sentir el protector abrazo que lo rodeaba, al notar que no estaba solo.

Exclamó con sorpresa y el corazón desbocado al recordar al fin con quién estaba antes de haber quedado "out".

No... ¿Acaso de verdad se había volado la barda en su borrachera? ¡No era posible! Si recordaba haberse sentido mal, y no precisamente por el alcohol. No podía haber hecho nada más... ¿Cierto...? Armándose de todo el valor que pudo, Naruto giró, abriendo sus zafiros con enorme sorpresa al ver a un durmiente... ¿Itachi?

Actuó por reflejo y metió ambas manos de por medio, alejándose, jadeando cuando la cama se le acabó al haber calculado mal.

-¿Hum? - Itachi despertó, sentándose de súbito al hallarse solo - ¿Naruto? - Llamó antes de mirar al piso - ¡Por dios, niño! - Bajó como flecha, ayudando a un quejumbroso oji azul a volver a la cama tras su caída.

El rubito se sobó la cadera, adolorido, aturdido y sobre todo, decepcionado. Sin razón aparente, un par de incontenibles sollozos escaparon de él.

-¿Estás bien? ¿Dónde te golpeaste? - Desconcertado, Itachi buscaba una fuente de dolor, o algo que explicara el por qué Naruto parecía al borde del llanto - ¿Naru?

-¿Dónde estoy? - Murmuró casi sin aire, mirando a los lados sin reconocer esa habitación - ¿Cómo llegue aquí? - Demandó, tratando de levantarse para buscar algo más, a alguien más - Tsk - Paró sus forcejeos y esbozó una mueca de dolor, sujetándose la muñeca izquierda de inmediato.

-Tranquilo - Itachi lo sentó de nuevo, tomó su muñeca y colocó una bola de algodón alcoholada en un punto donde la sangre formaba un botón - Te arrancaste el catéter en un descuido ¿Ves? - Explicó, alzando en el aire una pequeña aguja que no había notado que estaba ahí, localizando junto a la cama una solución en la que tampoco había reparado - ¿Cómo te sientes?

-Bien - Mintió - ¿Qué sucedió?

-¿Ahora no recuerdas? Que conveniente - Una mueca de enfado surcó el rostro de Itachi, estremeciendo al oji azul al pensar que sabía lo que había sucedido con Sasuke - Bebiste como un jodido alcohólico a sabiendas de tu condición, fue una suerte que Sasuke no lo hubiera notado cuando me llamó para que fuera por ti. Por supuesto no podía darte nada, mi abuela no aparecía por ningún lado y Sarutobi no estaba seguro de si vomitabas por el alcohol o por tu problema. Al menos amaneciste mejor y te quitaron la mayoría de los aparatos que tenías anoche, te cambiaron de habitación esta mañana pero...

Itachi calló al sentir esos dedos pidiéndole silencio, sorprendido al ver tristeza en esos zafiros, como si escuchara algo que no quisiera creer.

-¿Sasuke? - Preguntó ansioso el rubito, sin prestar atención a como Itachi retiraba su mano para poder contestar - ¿El te pidió que fueras... por mí?

-¿Esperabas que te encubriera? - Itachi torció un gesto - Sasuke es confiable, pero hasta para él hubiera sido imposible cargarte por la mansión y dejarte en tu cuarto sin que nadie hubiera visto el estado en que estabas ¿No crees? Y si lo hubiera hecho, le habrías dado un susto de muerte, se habría enterado de todo.

-Si... claro - Artículo débilmente - Necesito ir al baño - Se levantó de golpe, sujetándose a la cama y cerrando los ojos al marearse por su brusco movimiento. Los brazos de Itachi evitaron que volviera a besar el suelo, soltándose apenas llegó al sanitario, cerrando la puerta antes que una arcada lo dejara de rodillas frente al "trono de porcelana". Quiso volver, obra de las náuseas y de una asfixiante presión interna, en lugar de eso, sollozó varias veces, sin permitirse llegar a más.

No volvería a llorar. No por amor.

Además, ¿Por qué hacía un drama de esto? Si tenía la respuesta aún antes de preguntar. Sasuke repudiaba las bodas, no creía en el matrimonio... y tenía pareja.

"Pobre Naru-chan idiota". Empezó a toser y se cubrió la boca con ambas manos, repentinamente temeroso al recordar el sabor metálico que tanto le aterraba. La tos cesó, tragó respirando aún con agitación, pero aliviado al no saborear más.

Se quedó hincado un poco más, con la vista perdida en el aire, sin atreverse a salir... sin saber qué hacer. Su situación estaba peor que al principio.

Respingó al sentir que era levantado del piso de repente, aferrándose a Itachi para agarrase de algo cuando éste le alzó en brazos, siendo regresando a la cama sin esfuerzo alguno. Mirándole a tan corta distancia, y sin saber tampoco que decir, Naruto prefirió fijarse en la enfermera que llegó a la habitación.

-¿Cómo se siente? - Preguntó amablemente la mujer, dejando una bandeja en el buró para sujetar su mano izquierda de inmediato, analizando el sitio donde antes tuvo la solución - Es una pena, tendré que picarle otra vez - Exclamó al sonreírle, girándose para preparar su material.

Naruto miró de reojo a Itachi, quien decidió esperar recargado en el marco de la puerta. Seguro había avisado de su accidente al ver que las nauseas habían aparecido. Prefirió no pensar en ello. Miró en dirección contraria para evitar ver más agujas. Esa, fue la primera vez que deseó evaporarse, como el alcohol con el que limpiaban su piel, desaparecer en el aire. Y quizás, no tendría que esperar mucho para eso.

-Listo - Soltó la enfermera de forma animada, calibrando la velocidad a la que caían las gotillas en la manguerilla - Apuesto a que no dolió tanto ¿eh, encanto? Cualquier cosa, solo timbren.

La mujer de blanco señaló el apagador junto a la cama, sonriéndoles una vez más antes de salir, dejando tras ella un silencio largo, y perturbador.

-Mi abuela dice que tu sangre responde bien al tratamiento - Externó Itachi en un murmullo, como si hablara solo - Solo que los medicamentos son muy fuertes... y lo empeoraste con tu gracia.

Y también, como si no estuviera escuchando, Naruto se limitó a cerrar los ojos, fingiendo que intentaba dormir, evitando el tema... otra vez, algo que Itachi no toleró.

-No me hablas, no contestas mis llamadas, mis mensajes. Me evitas - Itachi le miró con molestia - ¡Pareciera que ya no te importa si decido volver con Deidara o no! - Reprochó - ¡¿Es que deseas volver con tu padrastro?!

No voltearía, no lo miraría. Naruto cerró los ojos con algo de fuerza, atrapando las sábanas bajo sus puños. ¿Qué quería que hiciera si el cariño no parecía ser suficiente?, llegando al grado de faltarse al respeto, ¿Reclamarle?, ¿Cómo reclamar algo que nunca fue tuyo?, ¿Fingir?, ¿Mentir?... ¿Decir "Perdón" y "Te necesito"... como hacía Itachi?

-Te desapareces apenas una semana y te acuestas con quien sabe quien, luego vas y te embriagas frente a otro que apenas si conoces - Soltó Itachi con mordacidad, entrecerrando los ojos, sin desahogar aún el enfado acumulado que tenía - Parece que prefieres confiar en cualquier extraño antes que en mí.

Naruto abrió los ojos y volvió el rostro a él. Sasuke no era ningún extraño, y a Itachi confiaba su vida, o lo que quedaba de ella pero, no alcanzó a decirlo.

-No creí que hablaras en serio cuando dijiste que me quedara con Dei. Pensé que eran celos, que estabas enojado, que aún me querías, creí que...

Itachi se detuvo al ver el rostro de Naruto, igual o más sorprendido que él mismo al reflexionar la sarta de tonterías que estaba diciendo. Bufó y negó con una pequeña sonrisa de sarcasmo, aparentemente arrepentido de sus palabras.

-Olvídalo - Continuó - Siempre has sido libre de hacer lo que te venga en gana. Iré a la mansión por algunas cosas, duerme, recupérate y luego... piensa en lo que realmente deseas - Itachi sonrió vacilante, y salió.

A solas, Naruto regresó su atención a la ventana, al hipnótico movimiento de las cortinas con el aire y al azul del cielo. Pese a ser medio día, sintió frío, se abrazó y sonrió al pensar en las palabras de Itachi... ¿Lo que él deseaba? Eso era fácil. Que a Sasuke le diera amnesia, y que él buscara a "Dei" de una buena vez, después de todo, ellos dos aún tenían posibilidades de retomar su vida... de ser felices.

_.o._.o._.o._

Tarareaba animadamente, sentado en una banca de las áreas verdes del hospital, saludando de vez en vez a los múltiples conocidos que pasaban por ahí al ir o venir de la zona del comedor.

Después de la extraña llamada de Sarutobi esa mañana, Jiraiya se había calmado casi por completo ¿Cómo era posible? Simple. Confiaba plenamente en él, era la mezcla de hermano-padre que más necesitó y valoró en su momento, tiempos en que el típico abandono familiar que se aprecia en familias extremadamente adineradas, le provocó algo más que crisis de adolescencia. Así que si Sarutobi decía "veremos a Tsunade mas tarde", la vería más tarde, y si le pedía "Espera que termine mi ronda", esperaría.

Aunque la pequeña espinita que una frase de su amigo le dejó, esa donde citó "Necesito que vengas", seguía ahí, sobre todo cuando agregó "Itachi está aquí". Pero, fuera del hambre que tenía por haberse saltado el almuerzo, la espera no era tan mala. Oh no, por el contrario. Visitar el hospital tenía enormes ventajas ¡Y qué ventajas! Disfrutar de la buena vista que las variedades de uniformes blancos ofrecían al pasar generosa y voluntariamente frente a él, nunca estaba de más.

Para ejemplos simples estaba Sue-chan, portando el último modelo de traje quirúrgico que usaban en terapia intensiva, ajustadito y escotado, esa enfermera mostraba medidas delanteras de mucho respeto. Jiraiya correspondió el efusivo saludo que la chica le mostró al pasar por ahí con cubiertos en mano; también estaba Kaede-san, la elegante jefa de genética, mira que vestir con semejantes entallados era algo que todos los hombres del mundo deberían agradecer, y las mujeres imitar; aunque Mikami-chan y Eimi-chan, que lucían la típica batita blanca con faldas rectas y cortas, también tenían una retaguardia digna de campeonato, igual que las ojeras que Itachi se cargaba esa mañana.

Un momento...

De inmediato, volvió la vista a las escaleras de emergencia y, sacrificando la vista que ofrecía el contoneo de las chicas al subir al piso de cirugía por la ruta corta, comprobó que efectivamente era su irresponsable e indeciso Itachi, el que se encaminaba al área de estacionamiento en busca de algún Taxi.

¿Qué hacía él ahí? No, espera, Sarutobi ya le había dicho que él estaba ahí, pero ¿Por qué? Fin de su paciencia, era hora de interrogar a su querido amigo.

-¿Al fin vuelve a casa? - El albino giró, mirando con sorpresa a Sarutobi de pie tras su banca, sin apartar la vista aún de la misma persona que él miraba solo momentos atrás - Parece que llegué justo a tiempo.

-¿Esto querías mostrarme? - Jiraiya frunció el ceño - ¿No me digas que me has tenido aquí toda la mañana adrede?

-Tu crío es impredecible, no sabía cuando se daría un descanso - El de bata sonrió tras un encogimiento de hombros - Alguien tenía que montar guardia mientras yo trabajo.

-¿Que querías que viera exactamente?

-Dejaré que Tsunade te lo cuente que yo ahora muero de hambre, estoy triplicando turno ¿Sabías que a mi edad eso puede causar un infarto agudo al Miocardio? - Explicó agitando un par de cubiertos frente a él - Créeme, me harías un favor si logras calmar a tu mujercita, volvería a su puesto, sin mencionar que los sedantes de la UCI estarían a salvo. Está en su despacho, no debe tardar en despertar.

-¿Qué? - Jiraiya parpadeó incrédulo - ¿Ha estado ahí todo el tiempo?

-Ah, un último favor - Sarutobi rebuscó en uno de los bolsillos de su bata, entregando una hoja descuidadamente doblada en manos de su amigo - Entrégale esto, y dile que si necesita nuevamente ayuda, que no dude en hablar.

Mudo por esa extraña charla, Jiraiya desdobló la hoja apenas el jefe de terapia se perdió por el comedor. Frunció el ceño hasta casi juntar sus cejas cuando uno de los nombre en aquel listado en el papel llamó su atención.

"Cama 10. Uzumaki Naruto. Diagnostico: LMC. Delicado. Pasa a Oncología"

-Joder - Giró, encaminándose a prisa al despacho de Tsunade. No podía ser él, sería mucha coincidencia, simplemente no podía ser... ¿Qué tan grave sería? El que estuviera en terapia intensiva y lo trasladaran a oncología no podía ser tan malo... ¿Verdad?

Se detuvo frente a la oficina que buscaba y tocó apenas notó que tenía seguro por dentro, esperando que su esposa hubiera despertado ya.

Apenas cedió el cerrojo, una adormilada Tsunade asomó con una cara de enorme mala leche, espabilando con sorpresa al reconocer a su visitante. No lo esperaba. De inmediato miró su reloj de pulso, comprobando la hora con renovada sorpresa.

-Lo siento - Murmuró la rubia, abriendo la puerta un poco más al adentrarse en la oficina. Jiraiya le siguió, cerrando tras él - No pensé que dormiría por tanto - Explicó al volver al cómodo sofá de piel, envolviéndose en su manta de franela antes que esta perdiera su calor - ¿Y este milagro?

-Sarutobi, me pidió que te diera esto - El albino extendió la hoja al frente - Dijo que si necesitas ayuda, se la pidas con confianza.

Indecisa, Tsunade tomó la hoja en manos, desdoblándola con lentitud, conteniendo una mueca al hallar de inmediato el único nombre que parecía preocuparle.

Sin necesidad de palabras, Jiraiya se limitó a rodear a su esposa en sus brazos, reconfortándola a su manera, besando sus cabellos cuando ésta le devolvió el gesto. Hacía tanto que no la veía tan cansada, angustiada... tan vulnerable.

-Vi a Itachi salir de aquí - Confesó ante la muda sorpresa de ella, con solo una duda más rondando su mente - ¿Tiene cura?

-... Estamos en ello - Explicó - Pero anoche nos dio un susto de muerte - La rubia suspiró, separándose - No puedo con él, trasladaré el caso a Sarutobi.

-Tú no eres así, ¿Sucedió algo? - Jiraiya miró con extrañeza la aparente frustración de su esposa.

-Debiste verlo... a Itachi - Especificó deprisa - Tan frío y distante, no parecía él. No pude soportarlo - Una sonrisa sarcástica apareció en su rostro - Después de tantos años de experiencia, apenas entiendo el por qué del tabú que nos prohíbe atender a nuestros seres queridos... la culpa no es algo fácil de sobrellevar.

-Eh, tranquila - Jiraiya se esforzó por sonreír - El sabe que haces cuanto puedes.

-Y lo sé, pero, esto me ha hecho preguntarme un par de cosas - Ella pareció pensarse un poco lo que quería decir - Si acaso... solo si acaso, Naruto no me necesitara, Itachi... ¿habría vuelto? - Jirayra frunció el ceño de sobremanera - ¡Olvídalo! ¡Sé que es una tontería! Es más...

Pero la mente de Jiraiya procesó esa idea de inmediato, relacionándola con un fugaz recuerdo que acudió a su mente al escuchar esa suposición.

"- ¿Has escuchado alguna vez la palabra respeto?

-Sí. A mí y a la única persona a la que una vez juré respetar, nos importa un carajo - Murmuró amenazante - Igual que el amor, la familia y sus tradiciones."

-Así que, esto es lo único que le importa - Susurró para sí.

-¿Eh? - Tsunade parpadeó confundida - ¿Oíste algo de lo que he dicho?

-Joum - El albino sonrió ampliamente de nuevo con la atención al frente - Por supuesto cariño, pero dejemos las tonterías de lado. Por cierto, mira - Cambiando el tema, y ante sorpresa de Tsunade, Jiraiya sacó de su bolsillo interno una pequeña cajilla plateada - No pensé que me los darían tan pronto, me llamaron cuando venía de camino esta mañana.

La rubia la abrió, sonriendo al ver un par de elegantes aretes blancos, cuyo principal atractivo constaba de un par de brillantes zafiros, pendiendo al final de cada pieza de elaborado oro blanco.

-Son iguales - Murmuró con emoción - Iguales a los que me diste para pedirme en matrimonio. Gracias. Los echaba de menos, todos los días desde que desaparecieron... ¿Y tú? - Devolvió las piezas con cuidado al estuche, prestándole atención - ¿No te pediste un dije igual al que te di?

-Sabes que mi zafiro no se perdió - Recordó con cierto orgullo - Siempre será un placer haber donado el dije para hacer las piezas de Itachi y Sasuke. Es chistoso que tus pendientes se hayan perdido el mismo día que les entregamos sus joyas, ¿Recuerdas?

-Como olvidarlo - La rubia reviró los ojos clamando paciencia - Sarutobi y tú llevaron a la mansión a unos monjes de quien sabe que religión para leer el futuro de los niños, hicieron todo un ritual de ello - Recordó.

*.*.* FLASH BACK *.*.*

Quieto únicamente por educación, la mano extendida al frente con la palma hacia arriba y de pie frente a un muy, muy, muuuy extraño y calvo sujeto vestido con túnicas raras, el pequeño Sasuke admiraba el enorme ojo parpadeante que lo veía desde el otro lado de lupa de aumento, como si esta fuera una enorme lente de fondo de botella. Según su abuelo, esa persona era un "Sabio y respetable Monje".

-Pues... todo indica que será un profesional de éxito - Exclamó felizmente el calvo sujeto sin detener el minucioso análisis que hacía a la palma del pequeño azabache - Y también increíblemente popular con las chicas

-¡Que les dije ¿Eh?! - Jiraiya saltó eufóricamente - ¡¿Acaso no es una excelente noticia?! - El albino se abalanzó sobre unos desconcertados Fugaku y Mikoto, abrazándolos mientras éstos miraban con interés a su pequeño de solo siete añitos, algo reacios a creer en misticismos, pero ciertamente emocionados de la suerte que deparaba al menor de sus hijos.

Un audible bufido de fastidio rompió la enorme burbuja. Desde las escaleras del jardín, aún vistiendo una holgada sudadera negra con nubes rojas, su gorro en forma de piraña que uno de sus más preciados amigos le había regalado y jugando un alfiletero que bien parecía la versión caricaturesca de Sasuke, Itachi reviró los ojos con aburrimiento. No podía creer que lo hubieran sacado de la cama apenas al medio día solo para escuchar a semejantes charlatanes.

-Por favor, no sean ridículos - Exclamó el adolescente con tedio - Sasuke tiene por lo menos tres club de fans, solo en el instituto, y varios flog en el internet, solo suben fotos de él, cualquier idiota sabe eso.

A excepción del aburrido de Itachi, todos parecían bromear y confabular sobre la buena fortuna que esperaba al pequeño Uchiha, y saber que, "pese a los obstáculos de la vida, podría conocer al verdadero amor si sabía luchar por él", en las mismas ridículas palabras del moje.

-Bien - Jiraiya sonrió ampliamente, agachándose frente a un imperturbable Sasuke, colgándole un hermoso zafiro alargado del cuello, extrañamente sujetado por dos cordeles negros - Mas que entregar tu corazón, como todos los Uchiha, este zafiro será de aquella persona que decidas amar y proteger hasta el final de tus días ¿Entiendes mi pequeño?

El discreto cabeceo afirmativo de Sasuke hizo sonreír a la familia entera, mientras éste alzaba su gema frente a sí mismo, exhalando con fascinación el ver su nombre en el interior de la misma cuando la luz atravesó las elaboradas formas de la piedra, fascinación que se esfumó cuando los monjes le frotaron por todo el cuerpo un sinfín de ramas de todos los olores mientras oraban a... a algo.

-Mamá - Llamó el pequeño con el ceño fruncido - Tengo hojas por todo el pelo y las manos sucias - Se quejó, alzando las manos hacia ella con pesar - Mikoto rió con ello, encaminándose hacia él para sujetar las manos del chibi.

El mágico momento madre e hijo se vio súbitamente interrumpido, ambos volviendo su atención a un enorme cesto de paja que otros dos monjes dejaron caer en el césped, junto a ellos.

-Un presente del templo sepultano del Omnipotente Señor adorador de la madre naturaleza, para el nieto de Jiraiya-sama - Exclamaron a coro, dando un par de brincos hacia tras al alzar la tapa del cesto.

Mikoto y Sasuke regresaron su atención al cesto, observando como algo alargado, blanco destellante, y al parecer con vida propia, se alzaba con elegante pereza por encima del cesto, apreciando a su alrededor y deteniéndose frente al par de azabaches que tenía a solo un palmo de distancia, mostrando su bífida lengua de modo amenazante.

-Hime es una verdadera joya - Exclamó el monje con profundo sentimiento - Leal guardiana del poder y la inteligencia que algunos humanos irradian, pero sin escoger un amo definitivo - Explicó, sin lograr que la familia Uchiha cerrara la boca o apartara los ojos de aquél reptil.

Ante el horror en general, Sasuke estiró una mano al frente, rozando la coronilla del reptil con cuidado.

-¡Oh no! - Soltó el calvo sujeto con cascaditas de lagrimas cayendo por sus mejillas - ¡Ella detesta los mimos! ¿Acaso no sabe cómo tratar a una serpiente?

-¡Es solo un niño de siete años! - Itachi pareció ser el primero en reaccionar, levantándose de golpe.

-¡Sí!, ¡¿Cómo esperas que sepa eso?! - Fugaku volvió la vista a su familia - ¡Mikoto, Sasuke, no se muevan...!

La idea de volver la vista con el llamado de su padre pasó a segundo término para Sasuke cuando hime salió el cesto, reptó hacia él y se enroscó alrededor de su pie para trepar por su pequeño cuerpecito, aunque también repentinamente interesado en saber por qué su madre le había soltado.

-¿Mamá? - Llamó cuando esta se desplomó inconsciente a su lado.

-Sasuke - El pequeño volvió su atención a ese otro llamado, sorprendiéndose al ver a su hermano casi frente a él, con las manos al aire, como si quisiera tener cuidado con algo - Sasu, no te muevas ¿Entiendes?

El chibi asintió, con su atención nuevamente desviada cuando aquel bello animal blanco le rodeo el cuello con delicadeza, mirándolo con renovada curiosidad y admiración. Tan blanco, tan brillante, tan hipnótico... y bonito. Sasuke le sonrió.

-Nii san - Murmuró el pequeño, volviendo la atención a un paralizado y sorprendido Itachi - ¿Puedo quedármela?

Para fortuna del grupo de mojes y alivio de la familia, Hime-sama, la "mítica joya" no parecía tener intenciones de devorar a Sasuke, de lo contrario ya podían despedirse de ver la luz del día en lo que les restaba de vida. De hecho, lo único vagamente "sobrenatural" en aquel encuentro, pese a que Mikoto se desmayó tres veces seguidas, fue la extraña conexión que Sasuke parecía tener con la serpiente, como si se comunicara realmente con ella.

Por otro lado...

-¡Tu vida será un desastre! - El desconsolado monje sollozaba bajito, aferrando su lupa en mano con más fuerza de la necesaria - Es terrible, tu futuro es terrible.

-No me diga, de casualidad ¿no ve una muerte trágica y a corta edad?

-¡¡¿Cómo lo sabes?!! - Escandalizó el calvo sujeto.

Un más que harto Itachi reviró los ojos, esforzándose por mantener la palma de la mano en alto hacia ese charlatán al mismo tiempo que ignoraba el drama que su familia hacía con semejante "profecía". Después del anormal suceso con Hime, quien no parecía querer separarse de Sasuke a sol ni asombra, los Uchiha parecían haberse tragado un poco más el cuento de esos tipos.

Que fastidio.

-Saltémonos esto, qué tal si solo le dan su regalo y punto - Un jovencísimo Kakashi volvió la vista a la angustiada familia, dejando de lado la importante tarea de mover la sonaja de Konohamaru por un instante, haciendo que el bebé de solo un año, agitara la mano, buscando aquél sonidito que le gustaba.

-¿Mi Niisan morirá joven? - Junto a su tío Kakashi, Sasuke también miró al resto con preocupación, ladeando el rostro cuando Konohamaru, a quien tenía sentado frente a él, tiró de uno de sus mechones para babearlo con fanatismo - ¡Mamá!

-Quizás si debamos dejar la fortuna de Itachi para otra ocasión - Jiraiya apartó al monje con nerviosismo.

-¡Pero, debo advertirle que en el amor...! - El monje alzaba un dedito en el aire, mientras era sacado a rastras del lugar, obra de una recién puesta seguridad tras lo sucedido con su nietecito y la serpiente.

"Después de ahogado el niño, se tapa el pozo" Pensó Itachi con un goterón.

-Bien - Jiraiya sonrió a Itachi con un gesto cómplice - Ésta joya es especial, lo sabes. ¿Emocionado?

-Sabes que no - El adolescente emitió una sonrisa ladeada y estiró la palma al frente - Terminemos esto ¿quieres?

-Preferiría que te los colgaras - Jiraiya mostró al frente casi imperceptible colgante, del cual pendía un par de anillos en tono plateado, incrustado con múltiples piedras azules - Tú sabes, hasta que llegue el momento en que decidas darles uso.

-Qué bonitos - Sasuke miraba las gemas admirado, alcanzando a su primito un patito de hule chillón antes que este tomara su preciado y limpio cabello - Pero, ¿Morirás joven? - Agregó aún con preocupación.

-No les hagas caso - Itachi tomó los anillos en su puño, echándolos descuidadamente en el bolsillo de sus jeans antes de dedicarle una despreocupada sonrisa a su pequeño hermanito - Es uno quien crea su propio destino.

-¡Bien dicho! ¡Así se habla! - Jiraiya palmeó la espalda de su nieto, sacando el aire de un enfurruñado Itachi.

-Jiraiya-Sama - Llamó de súbito el nuevo jefe de Seguridad de la mansión, cargando una nueva cesta en manos - El monje sepultano ha enviado un presente a Itachi-san, dice que es para proteger su alma de las garras de la parca, o en su defecto, para guiar su alma al paraíso de forma segura.

Un enorme goterón resbaló por la frente de todos, mirando con sorpresa como la tapa del cesto saltó de forma súbita, cayendo en su mismo sitio de forma descuidada. Itachi frunció el ceño, con un golpecito de su índice mandó la tapita por los aires, asomándose con precaución por la repentina curiosidad de saber si a él también le tocaría un "reptil mítico".

Pero contrario a algo frío, escamoso y temerario, Itachi vio asomar un par de orejas puntiagudas y felpadas, seguidas de una pequeña cabecita naranja. El par de ojos de rubíes se fijó en él, moviendo las orejitas como si una antena sintonizara alguna estación de radio o algo así.

Todos aguardaron quietos, internamente esperando alguna conexión paranormal entre el hermoso peluche e Itachi, como la que habían mostrado Sasuke y Hime momentos atrás.

-Kjjjjjt - Los perfectos y puntiagudos dientes del zorrito se mostraron con amenaza mientras se esponjaba de sobremanera.

-Estúpido zorro - Itachi bufó y dio media vuelta.

-¡¡Que tragedia!! - Terció el monje con horror junto a un sorprendido Jiraiya, recomponiendo su postura pensativa al segundo - Aunque eso bien podría ser que al muchacho aún le quedan varios años de vida más antes que su aroma a muerte agrade a Kyuubi.

-¡¿Qué hace usted aquí?! - Una vena enorme emergió en la frente del albino, señalando al monje de pronto - ¡¡Seguridad!!

*.*.* FIN DEL FLASH BACK *.*.*

En el comedor del hospital, Tsunade y Jiraiya reían al recordar los, ahora graciosos, recuerdos del suceso.

-Hime sigue cerca de Sasuke - Exclamó el albino animado, probando algo de malteada - Y kyuubi lejos de Itachi.

-Sí, aunque hay algo que no me gusta - La rubia se detuvo a medio bocado - Hime nunca había entrado a casa y Kyuubi no se había dejado ver desde que Itachi se marchó.

-¿Te preocupa algo? - El albino frunció el ceño, alzando la mirada de súbito al notar lo que su esposa había deducido, Naruto - No irás a hacer caso ahora de las tonterías del monje ¿cierto?

-Bueno, el dijo que el animalito también podía protegerle ¿cierto? - Explicó, tratando de ver las cosas por el lado positivo - Es bueno que Kyuubi intente ser útil al fin.

-Entiendo - Jiraiya asintió y volvió a su desayuno, esbozando una nueva sonrisa que llamó la atención de su esposa.

-¿Qué?

-Nada, es solo que... ¿Imaginaste que Itachi regalaría su gema? - Alzó la vista, como si contuviera las ganas de soltar una risotada - ¿Qué tan peculiar crees que sea Naruto?

Tsunade se lo pensó un poco, negando con una pequeña sonrisa.

-Quien sabe... pero ya le debo un favor - Contestó, recargando su rostro en una mano, admirando la interrogante en el rostro de Jiraiya, tratando de recordar cuando había sido la última vez que habían comido a solas, aunque fuera en una cafetería - El chico, de verdad me cae bien y espero, que Itachi no lo deje ir.

_.o._.o._.o._

El sonidito del envoltorio metálico que su amo abrió, provocó la locura total en Akamaru, dando vueltas, describía círculos sobre sí mientras meneaba la cola con entusiasmo.

-¿Aún nada? - Kiba se agachó frente al histérico perrito blanco, ofreciéndole la croqueta pero con su atención en Shino de pie junto a él.

El morocho separó el móvil de su oreja, mirando su directorio telefónico con escepticismo. Seleccionó de nuevo el contacto "Sasu-chan" e insistió un poco más.

-Es extraño - Exclamó, escuchando el mismo mensaje que sonaba tras cada intento. "El número que usted marcó no existe, favor de comprobar su marcación".

-¿Le habrá pasado algo? - Kiba soltó la galleta con preocupación.

-Debe haber cambiado su número - Shino cerró el móvil con discreta resignación - Si algo pasara al heredero del imperio Uchiha lo habríamos visto en las noticias.

-Pero no nos avisó. Sí que es raro - Aún agachado, el castaño recargó su rostro en una mano, mirando pensativamente como su cachorro de labrador peleaba para lograr exterminar lo que quedaba de la pobre galleta como si fuera su misión en la vida - ¿Crees que esté enojado con nosotros?

-... Quizás - El de lentes se cruzó de brazos.

El gran enrejado frontal de la mansión Uchiha al otro lado de la calle captó la atención de ambos, y juraban que el intercomunicador les pedía a gritos ser usado, como si fuera "un objeto poseído" que los abdujera al mal. Si solo pudieran entrar a esa casa como antes, o ir a la escuela sin el riesgo de que sus compañeros los reconocieran, seguro ese aparato no sería tan tentador.

¡Si solo no estuvieran huyendo aún!

-Kakashi - Citó Kiba sin despegar la vista de esa tentación electrónica.

-Nos amarraría y haría un exhaustivo interrogatorio de lo que le hicimos a su "adorado sobrinito" en las vegas - Una fría aura azul los estremeció al pensar en esa posibilidad casi certera.

-Iruka, Iruka es comprensivo - Repitió, tratando de sonar convencido.

-Nos pedirá llamar a casa para asegurar que estamos bien, está sobra recordar el identificador de llamadas ¿Podrás resistirte a su influjo de convencimiento?

Kiba y Shino dejaron caer el rostro con derrota. Iruka era demasiado amable para negarle algo, nadie en el mundo se atrevería a semejante atrocidad.

-Shino, sobornemos a alguien - El castaño mostró una mirada cargada de determinación con sus temblorosas manos al frente - Solo necesitamos que lo hagan venir, que le digan un punto de reunión - Aun con las gafas, se apreció perfectamente cuando el morocho enarcó una ceja con el comentario. No era una mala idea.

-Tendría que ser alguien que no nos conozca - Shino se posó una mano en el mentón.

-Un empleado nuevo quizás - Kiba se puso en pie con emoción renovada - Incluso un peatón cualquiera que pida hablar con él y le dé el recado - Agregó ante el asentimiento del otro - Ahora, solo debemos buscar... - El castaño guardó silencio, obra de un disimulado gesto en Shino, girando para mirar calle abajo con renovado interés, sonriendo cuando un taxi se detuvo, dejando al que sería su cómplice justo frente a ellos. No podía ser más perfecto.

En el vehículo, el chofer asentía de más con la generosa propina que le dejó su cliente, no sin antes facilitarle una tarjeta, por si algún día requería de nuevo sus servicios. Itachi asintió por respetó y cerró la puerta, pasando su atención a la otras dos únicas personas en la calle al mismo tiempo que una caricatura de perro comenzó a ladrarle con supuesta ferocidad.

Si algo había aprendido Itachi con los años, era a vislumbrar cuando estaba siendo observado, y aunque ese par de críos tenían más pinta de riquillos consentidos que de maleantes en acecho, no se permitiría bajar la guardia.

-¡Akamaru, atrás! Buenas tardes - Kiba sonrió algo apenado, mirando a ambos lados de la calle antes de dirigirse al sujeto con más confianza - ¿Visita a la familia Uchiha?

-Puede decirse que si - el azabache frunció el ceño al ver mejor al otro chico, un morocho de gafas, ese sí que parecía algo sospechoso, además, era obvio que se traían algo en manos - ¿Buscan a alguien?

-A Uchiha Sasuke - Confesó el primero, empujando hacia atrás al pequeño y escandaloso labrador con un pie - Hace tiempo que no le vemos.

-Está en la escuela - Fue la respuesta automática del mayor, rogando porque su hermano no anduviera en algo turbio - Si gustan, pueden esperar dentro hasta que vuelva.

-Tenemos algo de prisa, pero quizás podríamos verle más tarde - Inquirió el de gafas - Nos gustaría concertar una cita y necesitamos a alguien que haga de mensajero, quizás podría ayudarnos con eso.

-Seguro - El azabache enarcó las cejas como si nada - Le diré entonces que vienen, ¿a las seis estaría bien?

El pequeño silencio tras la sugerencia, omitiendo los ladridos de akamaru, regresó el temple serio de Itachi a su rostro, ¿Por qué tanto misterio? Si no era algo malo, no habría problema en volver más tarde.

-No - Shino se ajustó las gafas - Tenemos una cita a la misma hora, en otro sitio ¿Podría pedirle que nos alcanzara allá?

-Claro, se lo diré en la comida, apuesto que la familia podría acercarlo al lugar.

-No - El morocho suspiró al mismo tiempo que Kiba torcía el labio con impaciencia, ese tío los estaba burlando - Quizás, deberíamos dejarle una nota ¿Podría entregarle eso al menos sin hacer un escándalo por ello?

Itachi paseó la vista de uno al otro de forma analítica. No parecían peligrosos, exceptuando al perro desquiciado que ahora le meneaba el pantalón como si de verdad pudiera trozar la tela, el par de chicos le parecía de lo más normales, y hasta vagamente familiares.

Cansado de esperar una respuesta, Kiba metió un fajo de billetes en el bolsillo de un perplejo azabache, mientras Shino golpeaba su propia frente con una mano.

-¿Qué? - El castaño miró con interrogante a su esposo - ¿No se supone que es ahora cuando sobornamos al empleado?... ¡Ah! - Cayendo en cuenta de su error enseguida.

-Mfth - Itachi se llevó una mano a la boca, conteniendo una carcajada mientras les veía con diversión, ese par de niños inexpertos podrían ser de todo menos peligrosos - ¿Que se supone que debo darle? - Exclamó ante la sorpresa de ambos. Ese pequeño accidente de ingenuidad, le había hecho recordar a alguien - Se lo daré.

-¡¿En serio?! - Kiba sonrió golpeando el hombro del morocho con emoción - ¡Sí! ¡Pide un deseo a Shen Long! - Shino negó también con una pequeña sonrisa, mirando como el extraño parecía divertirse con el show de Kiba.

-¿No eres un empleado en la mansión, cierto? - Exclamó ante la sorpresa del castaño.

Una prepotente sonrisa ladeada emergió en el rostro del cómplice, y Kiba y Shino gimieron al encontrar de inmediato el parentesco, mirándose entre ellos con muda sorpresa. El castaño cubrió su boca con su mano para acercase a Shino.

-¿Estas pensando que es quien yo también creo que es?

-Eso es una falta de respeto - Soltó el azabache, notando que repentinamente, aquél par pareció mirarle con respeto - ¿Ahora qué?

-Entrégale esto, por favor - Sin perder tiempo, Kiba alzó al frente el sobre amarillo que solía llevar siempre consigo, haciendo una pequeña reverencia al ofrecerlo - Sasuke confía en ti, y nosotros no dudamos de él.

-... - El morocho suspiró y terminó por imitarle - Es algo, muy personal e importante para Sasuke, por favor - Añadió.

-Algo vergonzoso ¿Eh? - Itachi sonrió y tomó el sobre de forma despreocupada - Pues, me siento honrado con su confianza - Soltó con falsa vehemencia ante la gracia de esos chicos - Por cierto... el perro de verdad está arruinando mi pantalón - Confesó, haciendo notar a un enérgico akamaru, que meneaba la tela baja de lado a lado, con su ferocidad mode on - ¿Podrías...?

-¡Akamaru, no! - Kiba alzó al perrito - ¡Chico malo, hoy no duermes conmigo! Sentenció, señalándolo con el dedo amenazante mientras el perrito se encogía y chillaba de forma desgarradora.

-Gracias - El mayor agitó el sobre a modo de despedida - Se lo daré - Repitió al dar media vuelta, intuyendo que, aunque preguntara, aquél par no revelaría su identidad. Aún así, estaba seguro de haberlos visto en algún lado.

_.o._.o._.o._

La suave brisa vespertina pareció mover hasta la última hoja de la arboleda que le daba sombra, terminando por hacer que se abrazara, frotando sus brazos y regañándose al no haberse puesto algo más abrigador sobre el delgado pijama del hospital. Ató sus rebeldes cabellos dorados en una coletilla baja cuando no pudo más con ellos, mirando mejor a su alrededor.

-¿Donde se supone que estaba el norte´dattebayo? - Exclamó, buscando algún indicio de la carretera que le habían dicho pasaba por el norte del edificio, fijando su atención en una zona donde la luz cegaba al final del trayecto - ¿Ahí?

Se encaminó con cuidado, sujetándose de un grueso tronco para asomar cuando llegó al final, recorriendo el sitio con sus encendidos ojos azules, que crisparon con enfado al momento de apartar la vista del amplio y vacío cementerio.

-Aún no - Murmuró con negro sarcasmo.

Retomó su camino por la lateral del sacrosanto sitio, convencido de que en algún punto alrededor de este debía haber dos cosas: el camino de vuelta al hospital, y la salida. Evitó mirar de nuevo el lugar mientras caminaba, y no le costó mucho distraerse, preocupado por lo que pasaría si notaban su ausencia antes que lograra su objetivo, una estupidez, lo sabía, pero necesitaba ver a Deidara. Si Itachi no se decidía, lo buscaría por él, porque lo sabía, Deidara perdonaría a Itachi... y solo a Itachi.

Pero, quizás sería lo último que podría hacer por él.

Naruto detuvo sus pasos, ignorando la anhelada salida del cementerio por apreciar un pequeño kiosco oriental, bajo éste y casi dándole la espalda, a la persona que miraba hacia las lápidas sentado encima del responso principal. Para cuando lo identificó, supo que sería imposible normalizar su pulso.

-Sasuke... - Susurró, exhalando cuando su bajo llamado hizo voltear a la persona en cuestión, tranquilizándose poco a poco al ver una piel algo más pálida que la que esperaba, un gesto inexpresivo y un cabello más corto, pero que juntas, le hicieron confundir ese rostro tan similar - Lo siento - Agregó más calmo - Te confundí con alguien.

-Descuida, no eres el primero - Aquél azabache se encogió de hombros despreocupadamente, volviendo a sus asuntos.

Naruto lo observó un poco más, asombrado del enorme parecido que guardaba con algunos Uchiha que él conocía, dos de ellos para ser más específico. Ladeó el rostro para ver un poco más su perfil, llamando sin querer la atención de aquél.... Clon.

-¿Tanto me parezco? - Exclamó con aparente interés - Debo ser su primo perdido o algo así ¿No crees?

-No - Naruto negó con cabeceo - Solo empiezo a creer que todos los orientales son iguales - El oji azul posó sus índices en su sien, estirando su piel para intentar rasgar sus ojos también. El chico sonrió, pero lejos de reír con él, Naruto miró perplejo la sonrisa más forzada que había visto en su vida.

-Soy Sai, un oriental común como ves - Se presentó, intentando bromear con él.

-Ah... si - El oji azul asintió aun extrañado - Soy Naruto, un neoyorkino perdido como ves - Articulo mientras su asombro crecía al ver otra de esas sonrisas fingidas ¿Acaso tan mal se sentía? ¿Cómo podía sonreír así?

-De verdad que ustedes también son comunes - Continuó el azabache como si nada - Mira que a excepción de unos cuantos detalles y la edad, yo también podría cambiarte el nombre por el de alguien que conozco.

-No lo hagas - Murmuró el rubito.

-Oh, descuida, no lo haré, sé que debe gustarte tu nombre.

-No - Naruto negó de nuevo.

-¿No?, Ah, debe ser porque descubriste que "Naruto" aquí es solo el nombre de un ingrediente de un plato tradicional llamado ramen, pero...

-No, no es eso lo... - El pequeño se detuvo a media frase, nuevamente sorprendido - ¿De verdad? ¿"Naruto" es el nombre de un ingrediente de ese delicioso platillo?

-¿No lo sabías? - Continuaba el clon con su explicación, emitiendo una nueva sonrisa que captó de nuevo la atención de Naruto - Aún así, "Naruto" es un nombre bonito...

-Deja de hacer eso - Repitió el rubito, deteniendo la animada charla del otro - No sonrías así, parece que te quejaras de dolor en lugar de mostrarte animado.

-¿Eh? - Por vez primera a Naruto le pareció ver un gesto normal cuando Sai se tocó el rostro con las manos, aparentemente triste - ¿Se me nota tanto?

-Eres el peor actor que conozco - Añadió el menor - Hazme favor de evitar Hollywood, ellos tendrán menos tacto que yo para decirte esto.

-Descuida - Sai volvió su atención al llano con lapidas blancas - No puedo salir del país, del estado, ni siquiera ir al baño sin que alguien lo sepa.

-¿Qué? - De inmediato, Naruto reprodujo una vieja película en su mente, con teléfonos intervenidos y muchas placas de policías - ¡¿Estás bajo arresto domiciliario?! - Soltó como quien no cree la cosa, sentándose junto a un, aparentemente, sorprendido Sai - ¡Eres genial! Dime, que hiciste para ganar esa sentencia´ttebayo.

-¿Por qué creo que si te digo, correrás a ponerla en práctica? - El azabache miró con fijeza al estático oji azul, que carcajeó alto con su comentario - Te has puesto nervioso - Agregó, deteniendo en seco la fingida risa del menor - La gente ríe cuando está feliz, cuando intentar parecerlo o también cuando está nerviosa, lo leí en un libro.

-Bueno - Naruto carraspeó, alejándose un poco del clon envidioso - Y en tu libro dice ¿Porque la gente intenta tratar de parecer feliz, en lugar de tratar de ser feliz?

-No, pero tengo una teoría - Sai se encogió de hombros de nuevo - Cuando la felicidad se encuentra tres metros bajo tierra o en algún punto del firmamento que algunos llaman cielo, no podrías buscarla a menos que te suicidaras.

El rubito jadeó con sorpresa, mirando por vez segunda aquél amplio campo lleno de tablas blancas.

-Lo siento - Se disculpó con vergüenza.

-Está bien - Sai sonrió de nuevo, deshaciendo su gesto al percatarse de que para esos zafiros, su actuación parecía una burda obra infantil - Debo estar saturado - Pensó en voz alta.

-¿Saturado?

-Sí. Ahora que recuerdo, un amigo me preguntó si estaba bien, dijo que estaba algo raro, y hasta ahora nadie me había dicho que sonrío mal - Explicó Sai, tocando su rostro de nuevo - Quizás me he guardado muchas cosas por mucho tiempo, debo haberme saturado.

-Si tienes amigos, ¿Por qué no te has desahogado con ellos?

-Para no acongojarlo.

-Eso es egoísta de tu parte - Naruto le sonrió de forma comprensiva - Que esa persona te haya dicho que estabas raro habla de que te mira y se preocupa por ti. Si te cierras a él, menosprecias su amistad y la capacidad para sanar el corazón que una larga charla puede lograr. Y, si tus seres amados están fuera de tu alcance, ¿No podrías buscar a otra persona, una nueva razón para intentar ser feliz, Sai?

-Esa persona tiene ya demasiados problemas, los suyos y los míos juntos terminaría con nosotros - Explicó ante la desilusión del menor - Además, aunque nos tengamos mucha confianza, tengo prohibido hablar sobre mi pasado, sin exagerar, podría costarle la vida a mi sempai.

-Un secreto mortal - Susurró el rubito mientras chispitas aparecían en sus ojos al imaginar la verdad que ocultaba el que debía ser el único testigo ocular de algún crimen ultra secreto para el estado, estaba seguro de ello - Ya veo, entonces, sostienen un amor prohibido.

-¿Uh?

-Debe ser muy difícil para ustedes - Agregó con emoción contenida.

-En realidad, solemos divertirnos mucho - Confesó con una sonrisa diferente que sorprendió al menor - Tenemos más de una cosa en común, y aunque su polla sea más pequeña que la mía, sabe darle buen uso - Agregó dejándolo boca abierta.

-Co... como digas - Naruto se levantó apenas reaccionó - Si lo que tienen en común es esa vena pervertida, no dudo en que te desahogas lo suficiente - Exclamó con burla, abrazándose de nuevo y titiritando cuando una nueva corriente pasó por el lugar - ¿Sabes cómo puedo llegar a la exposición artística de "Frío celestial" en la galería sur? - Preguntó sin rodeos, tomando por sorpresa al azabache.

-Está algo lejos - Sai miró el cielo - No traigo auto, y si vamos a pie nos tomaría algo de tiempo, te importa o ¿Quieres posponer nuestra cita para otro día?

-¡¿Me llevarías ahí?! - El rubito no cabía de asombro - No me importa la hora, vamos y... - La emoción de Naruto se esfumó, mirando a Sai con curiosidad - ¿Cita?

-Así se le dice cuando vas a solas con alguien ¿O me equivoco? - Sai sonrió con un poco mas de ligereza - Pero no te preocupes, por ahora no buscaré descubrir la reducida talla de tu ropa interior.

-... - Naruto abrió los ojos con demasía, mirando su entrepierna al mismo tiempo que Sai, tirando de su camisón hacia abajo lo más que pudo - Aparta la vista, Rabo verde - Sentenció con sus recién afilados zafiros.

_.o._.o._.o._

-No - Aún sentado en el mismo banquito de los acusados al que había sido confinado desde que le descubrieron merodeando por la mansión, Itachi no cedía terreno ante la petición de Kurenai.

-Por favor - Repitió ella con las manos entrelazadas al frente.

-No.

-Solo son un par de fotos inocentes.

-No.

-¡Egoísta! - La oji roja posó el dorso de su mano en la frente de forma teatral, desvaneciéndose sobre un paciente Asuma - Cariño, tu sobrino se niega a compartir la belleza de su prometido, pese a su tía necesita desesperadamente su ayuda, ¿Has conocido a alguien más celoso e infantil?

-No mi vida, no lo hay - Una sonrisa nerviosa apareció en el rostro de Asuma y de un recién llegado mayordomo, quien dejó una serie de papeles en el buró, junto a Itachi.

-El correo que esperaba - Susurró aquél hombre al de azabache de coleta, retirándose apenas le vio asentir en señal de que le había escuchado antes que éste volviera a sus problemas actuales.

-Deja el drama para otros, tía - Pidió Itachi, cruzándose de brazos al frente - Que uno de tus modelos al fin terminara en el hospital por anorexia no es asunto nuestro, apuesto a que ya hay una larga fila de desnutridos en tu agenda que rezaba por que pasara algo así, ¿Por qué no los llamas a ellos?

-¿Por qué no simplemente me prestas al adorable Naru-chan por una tarde y ya? - Los hombros de Kuranai decayeron con la terca negativa de su pariente - ¡El evento es en dos días!

-Me viene y me va.

-¡Por favor...!

-No.

-Solo son fotos... - Repitió sin creerse que su sobrino fuera tan soberbio, sintiendo que de verdad se echaría a chillar de puro coraje, cosa que no pareció pasar desapercibido para el azabache, y ella no pensaba dejar ir lo que podría ser su última posibilidad - Ita... - Exclamó con par de perfectos goterones en los ojos tal cual imitación de un corderillo a punto de ser ejecutado - Mi querido sobrinito del alma.

-...- Itachi torció un gesto, no se dejaría engatusar - No.

-¡Aghhh! ¡Cómo te odio!- Kurenai se tiró de los cabellos, totalmente fuera de sí, corriendo donde su esposo para dar de golpecitos en su pecho con desconsuelo - Toma, toma, toma, toma...

Tres puntos suspensivos flotaron sobre Itachi al mirar la escena... sin comentarios, se limitó a tomar sus múltiples papeles del buró para marcharse lo antes posible de ahí, tensándose al sentir la penetrante mirada de su tío directo en su cuello.

-Lamento la molestia Itachi, gracias por tu tiempo - Exclamó el Uchiha mayor con sorprendente calma, sonriendo ante la mirada de reproche de la oji roja - Amor, entiende, no puedes obligar a todos a involucrarse en tus eventos de caridad - Externó como si nada, provocando que Itachi les mirara de nuevo con el comentario - Además de las casas hogar, hay otras preocupaciones en la vida de las demás personas, ¿Verdad Itachi? - Preguntó como quien busca apoyo desinteresado.

Golpe bajo. Hipócrita chantajista, pensó Itachi en sus adentros, ya le parecía que sus tíos les miraban con brillitos en los ojos. Como detestaba los dramas familiares.

-... le preguntaré - Cedió al fin, enfadándose con la emoción de su tía - Pero si él dice no, será no, ¿Hecho?

-Hecho - Acordó la Uchiha de inmediato, deduciendo que si hasta el terco Itachi cedía con la idea de niños huérfanos necesitados, Naruto debía ser pan comido.

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Una intensa aura azulada cubrió el rostro de Naruto al escuchar el segundo "Crash" en menos de cinco minutos.

-Lo siento - Se disculpó un imperturbable Sai junto a él - Lo recogeré.

Haciendo uso de un autocontrol desconocido, el oji azul dejó caer el rostro cabizbajo cuando el dueño de aquél puesto de Ramen ambulante dejó junto a él dos nuevas bandejas de trastos sucios.

-Deja, lo haré yo - Exclamó algo alarmado al ver que Sai retomaba su función de "seca platos", función que el mismo le había asignado después de que el moreno rompió el primero cuenco, cuando hacía de "lava platos".

-¿Qué hago ahora? - Aún así, el azabache aparentaba divertirse de verdad con su desgracia, o por lo menos esta sonrisa fingida no estaba tan mal.

-No tocar nada - Ironizó el menor, volviendo a su tarea de fregar y fregar si quería llegar algún día a su destino - Ya decía yo, demasiado bueno para ser verdad, ¿Qué tipo de sujeto no conoce el efectivo ´dattebayo? - Soltó a regañadientes.

-Sí, y ¿Sabías que existían lugares que no cobran con tarjeta? - Completó Sai con curiosidad real - Insisto en que el rolex a cambio de la cuenta era un buen trato.

-Créeme, por tres tazones, era una estafa Sai - Naruto apilaba los cuencos de ramen a un lado, cuidando de no agrandar aún más su deuda - Lavar no es nada del otro mundo, y creo podré terminar hoy si prometes no volver a tocar nada.

-Tienes mi palabra - Sai alzó una mano al frente - Ahora entiendo porque insistías en buscar el sitio de los perros cachondos, seguro y ahí si aceptan "Visa" - Naruto suspiró cuando la chica castaña que vigilaba los guisos les miró con asombro ante el comentario.

-Son perros calientes, Sai, no cachondos - Corrigió el rubito - Eres un pervertido irremediable ¿Sabías? - Soltó, continuando su larga tarea - Aún así, agradezco que hayas intentado invitarme a comer Ramen.

-¿Aunque hayas terminado saldando la deuda sin haber probado más de dos bocados?

-Es por los palillos - Naruto alzó un par de metálicos que tenía cerca, tratando de sujetarlos con torpeza - No me acostumbro a ellos, además, hay cosas que aún extraño y prefiero de América, como los hot dogs.

Sai asintió con la explicación, dejando a Naruto tranquilo al ver que se había creído su mentirilla inocente, después de todo, el chico no tenía la culpa de que sus platos favoritos se hubieran convertido en antojos mortales para su pobre estómago.

-Naruto - Llamó con Sai con renovado interés - ¿Alguien espera por tu regreso?

-¿Eh? - El oji azul paró su tarea, repentinamente extrañado.

-Reconozco el pijamas que traes, también he visitado el hospital antes, es obvio que te has salido sin permiso - Continuó el azabache - Me refiero a que, de verdad se está haciendo tarde. Si aún quieres ir a la galería, podrías quedarte conmigo por hoy, a menos, que desees volver e ir otro día.

Naruto contempló las burbujillas del jabón en sus manos, salpicando las cercanías al estirar sus dedos de golpe en varias ocasiones. No había jalado nada del hospital, abrigo, dinero, ni siquiera el móvil. Aún así, solo había una preocupación rondando su mente.

-¿Y bien? - Apremió Sai después de un buen rato. El oji azul le miró, extrañando al moreno cuando hundió su rostro entre sus manos, notoriamente agobiado por esa decisión - ¿Naruto?

-... - El menor volvió a mirarle, sonriendo con nostalgia cuando el nombre de Itachi punzó de nuevo su mente - Por él... - Soltó en voz alta, riendo cuando el azabache que lo acompañaba ladeó el rostro, confundido con su respuesta.

-¿Y eso es un...?

_.o._.o._.o._

Se le escapó un suspiro cansado, uno que combinaba perfectamente con el horrible sonido de arrastrado que hacían sus zapatos al subir las escaleras hacia el segundo piso con desgano. Sasuke sabía que ambas denotaban total falta de educación, pero estaba de hastío, y el genio no le daba para más.

Como si no hubiera tenido suficiente con la innecesaria reunión de su abuelo esa mañana, alterando el orden familiar por la supuesta desaparición de su abuela.

Pero no, el día parecía haberse empeñado en estropearle todo, pues la ausencia de su abuelo en el instituto, había provocado que su reemplazo temporal y mano derecha fuera el que asistió a la tediosa junta de fin escolar de semestre, el respetable Profesor de biología... Kakashi.

Ni mandado a hacer saldría mejor. Su tío mirándole el día entero como si le señalara con el dedo índice. O quizás, al fin se le había quemado el cerebro como Kiba y Shino le advertían, y ahora le daba por sentir culpa por todo lo que hacía.

En realidad la razón de la culpa, no había sido toda de Kakashi, Gaara también había aportado su generosa ración. Evitar a su novio todo el día había sido la bomba, pero al ser incapaz de hablar y sostenerle la mirada al mismo tiempo, no le habían quedado muchas opciones de donde escoger.

Torció directo a su habitación al estar en el rellano de la segunda plata. No tenía intención de topar con nadie más, su exilio en su habitación era un hecho.

Mira que pensar que su casa era el refugio ideal, solo para tener que plantarse en la cocina por horas, a espera de un correo para él que la servidumbre jamás encontró y tener que escuchar la anécdota de su tía Kurenai de cómo su maravilloso Tío Asuma consiguió que Itachi les prestara a Naruto de modelo por una tarde.

Genial, Genial, Genial. No podría ser peor.

-Sasuke - Llamaron tras él antes que hubiera alcanzado a sujetar el pomo de su puerta, cayendo en cuenta de su error. El día seguía empeorando.

Volteó hacia la habitación de su hermano, sintiendo un repentino y extraño vértigo al verle acercarse como si nada. Suponía que Naruto tampoco había dicho nada.

-Dejaron esto para ti - Sin más ni más, Itachi estampó un sobre amarillo tamaño carta en su pecho, soltándolo al instante, instando a que Sasuke le tomara a la primera, por las buenas o las malas - Mas te vale no estar en cosas raras ¿Oíste?

Sasuke frunció el ceño ¿Cosas raras? Miró el sobre en sus manos con renovado interés.

-Te lo dejaron un par de tíos raros con un cachorro blanco desquiciado ¿Los conoces?- Específico el de coleta, esperando una afirmativa con reseña y extrañado de verle fruncirle el ceño con ello - Te dejo para que mires con calma, pero estás advertido, nada de cosas raras.

El menor cerró los ojos al ver a Itachi extender su mano derecha frente a él, esperando con enfado aquél típico topecito tan suyo, mirando de nuevo al frente al escucharle bufar con aparente diversión.

-Olvidaba que te sientes muy crecido para esto. Nos vemos Sasuke - Itachi se echó la pequeña maleta que llevaba por encima del hombro y dio media vuelta.

-Itachi - Llamó apenas, desviando los ojos cuando su hermano le miró en espera de la razón de su llamado. Con él parecía tener el mismo problema que con Gaara, no podía hablar y mirar al mismo tiempo - ¿Volverán para la cena? - No pudo, ni quería ver, como tomó su hermano la pregunta, solo quería saber eso sin ser tan obvio, además, aún tenía una plática a medias con su cuñado.

-Quizás.

¡¿Quizás?!, Sasuke alzó la vista, apreciando el ademán de despedida de Itachi en total quietud. Una vez se fue, decidió perderse al fin en su anhelada habitación tras hacerle pagar a la puerta un par de frustraciones propias antes de arrojarse al sofá.

Que fiasco de día.

Reviró los ojos, deslizándose por la tela para quedar espalda al piso, sobre la alfombra, y los pies sobre el sofá, estirando una mano para alcanzar sus útiles y desahogarse con los ensayos pendientes que les dejaron en Historia.

Giró el rostro completo al sujetar aquél sobre amarillo, el que Itachi le había dado junto a la estupidez esa de comportarse. ¿Quién se creía que era para regañarle? ¿Teresa de Calcuta?

Tiró del papel con enfado, alzándolo con saña, como si tuviera la culpa de todo. Lo abrió sin contemplaciones, sacando la pulcra hoja blanca que contenía, botando el maltratado sobre lo más lejos para prestar atención al centro del asunto.

Lo leyó por completo, cerró los ojos y se estiró para des estresarse. Lo sabía, nada del otro mundo... se sentó de golpe, y miró la hoja de nuevo, leyendo hasta el más mínimo detalle...

¿Qué?

Y la leyó de nuevo... negó boca abierta, sin notar que prácticamente empezaba a hiperventilar. No... no, no, no y no, es que no era posible.

-¡¡¿Qué demonios significa esto?!!