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Curiosamente unidos. por Alinna

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Notas del capitulo: Erick tendrá que dar la cara y Johan aclarar y explicarle todo lo que le ocurre.
Gabriel se encontrará con una persona un tanto extraña, y Henry revivirá recuerdos.
Acarició con sus manos la taza humeante de café, tras darle un sorbo la dejó en la barra, como cada jueves le tocaba ir a ver a su esposa, agarró el ramo de flores y mientras se fumaba un cigarro le dio las llaves a Gabriel. Ese chico no le caía mal, era como tener un hermano pequeño al que cuidar, siempre yéndole detrás para que no se metiera en problemas.

Eran las siete de la mañana, Gabriel tenia clase a las ocho, podía ir al cementerio una hora más o menos y volver a tiempo para que el chico pudiera encaminarse hacia el instituto.

"Voy al cementerio…nos vemos luego." Sonrió y Gabriel asintió. Miró hacia atrás colocándose las lentes para el sol. "…y sobretodo no os metáis en los baños tu y Anthony…que tienes que atender a la clientela."

"Lo sé, lo sé…" se sonrojó y Henry se despidió con un gesto de mano.

El camino era algo largo pero le gustaba pasear por esas calles tan solitarias, seguramente los vecinos más ancianos que se ponían a tomar el aire en la calle ya le tenían visto por ser el chico de los jueves, como una señora de un estanco le dijo un día que fue a comprar tabaco.

"Jueves…¿eh? Era tu día favorito Eleine…" se paró delante de una de las tumbas, estaba muy bien cuidada, por lo menos las limpiaban y él se ocupaba de renovar las flores para que tuviera buen aspecto. "Creo que todos los de aquí ya me tienen muy visto ¿verdad? Aunque a quién le importa que un simple visitante hable solo con una tumba." Sonrió y apagó el cigarro. "…lo siento, te prometí que lo dejaría pero des de tu accidente no he echo más que fumar y fumar. Mi vicio… te tendría que culpar porque tu eras mi primer vicio ¿recuerdas?" se rió débilmente y se sentó delante de la tumba observando la fría lápida.

Aún recordaba ese día como si fuera el anterior. Salían de una fiesta de aniversario de un compañero de trabajo de Eleine, ella lucía preciosa, un vestido negro corto, con un collar de perlas y el cabello largísimo le caía como una cascada, aunque lo llevaba recogido porque le molestaba. Sus ojos azules eran como dos pozos de agua clara, y sus labios eran rojos ya sin carmín.

Se subieron en el maldito auto y un conductor borracho les envistió en medio de la carretera, él tan solo algunas heridas y quemaduras, con dos costillas rotas, ella…falleció en el acto, el golpe le dio de lleno causándole la muerte.

"Ese día te pusiste a insistir para conducir…y mira, si me hubieras dejado a mi, como siempre, quizá las posiciones serían diferentes ¿no? Aunque a mi me gustaría que tu encontraras alguien más y no tuvieras que verme debajo de tanta tierra…quizá eso piensas tu ¿no?" se encendió un cigarro algo nervioso. "Te traje camelias rojas…tus favoritas, me costó encontrarlas, pero ya sabes que siempre hago lo imposible por complacerte." Las dejó al lado de la tumba y miró entretenido el cielo azul. "…parece que hará un día precioso, ah por cierto, el otro día me encontré a tu padre, esta mejor y la verdad es que me agradece que vaya a verte siempre, a él le duele tener que ver tu lápida, aunque quiere que no olvides que te quiere muchísimo." Suspiró fuertemente. "Aunque…¿quién no te amaba en este mundo? Creo que nadie…por lo menos yo te amaba más que a nada…incluso ahora aun te quiero…" sonrió y se puso las lentes oscuras.

Se levantó poco a poco y tras acariciar con la yema de los dedos el borde de la lápida se volteó. "Hasta jueves que viene Eleine, descansa." Sonrió melancólicamente. Hoy intentaría pasar el día lo mejor que pudiese.

Por ella.

Por los jueves que le quedaban por pasar en ese cementerio.












Se mordió nervioso las uñas, su peor tic, pero no podía evitarlo, al sonar la alarma anunciando el recreo, sus piernas fueron solas hacia el terrado, le daba miedo lo que pudiera ocurrir, pero necesitaba aclarar las cosas, por le menos para así saber que ocurriría entre ellos.

La puerta se abrió y Johan entró observando a Erick, estaba de espaldas a él, mirando des de el balcón el patio, la camiseta de manga corta blanca se movía ligeramente por la brisa veraniega y le dejaba ver las formas de Erick, esa espalda, esas caderas que había abrazado con fuerza.

El corazón le palpitaba fuertemente.

"Al final has venido…" la voz grave de Johan le sobresaltó, se volteó y contempló que el castaño aún iba con la ropa deportiva, seguramente le tocaba practica después del recreo y se la había puesto porque se demoraría en ir. Un momento ¿Por qué debía demorarse? Tan solo hablarían cinco minutos, lo más seguro.

Trago en seco.

Hasta con ropa de deporte estaba guapo.

Ladeó la cabeza bruscamente.

"Si tienes algo que decirme…pues…" desvió la mirada nervioso.

"Siento lo que ha ocurrido en la clase…" al oír eso Erick se sintió dolido, ¿acaso ahora le diría que no había sido nada? ¿Qué tan solo un momento de debilidad? ¿Qué él no es homosexual y mucho menos saldría con él? "…pero no me arrepiento."

Eso le respondía las preguntas. ¿Qué no se arrepentía? Entonces es que lo había deseado siempre ¿no?

Algo en su interior se estaba alegrando.

"¿Por qué lo hiciste? ¿Quieres jugar conmigo?" casi lo dijo en un hilo de voz pero pudo formular las preguntas que le estaban matando por dentro, Johan negó con la cabeza y se acercó poco a poco, quedando cerca del menor.

"No sé cuando empezó…pero siento la necesidad de estar contigo, continuamente estas en mi cabeza, no puedo dejar de pensar en nada más que no sea besarte, tenerte o simplemente ir a tu casa a verte…corté con Sara porque no podía aguantar una relación vacía…en cambio cuando estoy contigo estoy bien…maldita sea…quizá me odies por esto, o me tengas asco…pero me gustas…es la primera vez que me ocurre y sinceramente estoy asustado. No sé que son todos estos sentimientos y mucho menos que debo hacer, que es lo correcto…" entrecerró los ojos, esos dos ojos azules que le hacían estar calmado o agitado como el mar mismo.

Debía decir algo.

O aceptar que a él también le gustaba.

O perderlo todo en una simple palabra.

Para él también era nuevo, siempre había considerado que se casaría con una chica, tendría hijos y tendría una vida rutinaria como cualquier otra persona, pero todo le venía de nuevo, le gustaba un chico, un amigo…le gustaba Johan, y esa sensación emocionante y a la vez alarmante recorría su cuerpo por entero.

"A…a mi también me gustas."

Parecían niños de primaria, pero era verdad, le gustaba, le atraía, como dijo Johan, pensaba en él, en los besos ardientes, en sus brazos fuertes, en sus conversaciones y sus ratos juntos.

"¿De verdad?" Johan sonrió ampliamente, algo incrédulo. Erick asintió tímidamente sonrojado, el castaño lo agarró por la cintura elevándolo del suelo. "¡Que suerte!" comenzó a dar vueltas con él.

"¡Johan!" se sonrojó hasta las orejas, tan buen punto parecía una bestia indomable como un chiquillo emocionado. Lo dejó lentamente en el suelo, subiendo sus manos y dejándolas en los hombros del pelinegro.

"Entonces…¿estamos saliendo?" miró a los ojos a Erick que volvió a asentir. "¿Me vas a decir algo más o quieres salir corriendo?"

"¡Tengo mucha vergüenza!" agachó la mirada y Johan sonrió, agarrando del mentón al menor. "Johan…"

Se besaron levemente, para separarse poco a poco.

"Tengo que ir a hacer práctica de deporte, luego al salir te espero y te acompaño a casa con la moto." Sonrió ampliamente y Erick le agarró del brazo.

"Una cosa…¿podríamos mantenerlo en secreto hasta que todo entre nosotros este ya más sólido? Ahora todo esto es nuevo para mi…nunca me había ocurrido estoy como tu…y…" Johan le acalló besándole otra vez.

"Tranquilo, esperaremos el tiempo que haga falta. Ahora si, si se lo quieres contar a Gabriel que le tienes mucha confianza, adelante." Besó su frente y se despidió con un gesto enérgico de mano.

"Nos vemos…" sonrió tranquilo y cuando se cerró la puerta del terrado, se relajó y tomó aire, sintiéndose raramente feliz.

Le gustaba la idea de empezar una relación con Johan.

Descubrir cosas nuevas, y adentrarse un poco en los sentimientos de ambos.

Al parecer la revista tenía razón, Tauro y Escorpio eran muy compatibles.












Cruzó el patio corriendo, ahora tenía clase de gimnasia y después un examen de matemáticas por el cual no pudo estudiar, 'gracias' a Anthony que no paró hasta sacarle de su casa y llevarlo al cine. Donde por cierto se estuvieron más rato besándose que otra cosa, realmente no se enteró de que iba la película.

"Si quería besarme ya lo hubiera podido hacer en casa…" suspiró y se agarró a la puerta escalándola por las rejas, ya tenía práctica. Ya estaba casi arriba del todo cuando una mano le agarró del pie, instintivamente la subió y se quedó agarrado como un mono arriba del todo de la puerta, aún sin cruzarla.

"¿Ahora eres mono o que?" un chico alto con los cabellos negros le observaba des de debajo de la puerta, no era alumno porque llevaba uniforme, e iba demasiado arreglado para ser un profesor, enarcó una ceja algo confuso y chasqueó la lengua.

"Tampoco te importa si soy un mono o no. Además es la práctica de hacer muchas posturas diferentes, no me cuesta acomodarme." Le sacó la lengua de modo infantil, y el chico se rió. "Bah no sé porque pierdo el tiempo contigo."

El rugir del motor de una moto le hizo reaccionar, miró hacia abajo y la moto negra de Anthony estaba ahí, este se sacó el casco y bajó de ella observando la curiosa escena.

"¿Ocurre algo?" Anthony los miró a ambos.

"Nada, nada…no te preocupes, tan solo me ha tratado de mono." Dejó caer la bandolera al suelo y vio como Anthony se acercaba a la puerta y con una leve sonrisa elevaba los brazos para que bajara y él poder agarrarle. Sonrió ampliamente como un niño y se tiró encima de él. "¡Anth!"

"¡Eres un bruto!" se rió y lo agarró por el trasero, manteniéndolo en sus brazos y Gabriel enroscado con sus piernas en la cintura del pelirrojo. "…me llevo a este mono al zoo." Besó su frente y Gabriel sonrió como un niño pequeño.

El chico les observaba, sus ojos grises eran fríos y parecía que les estuviera analizando. Anthony que era un malpensado ya estaba imaginando que debía ser un pretendiente de Gabriel.

"Vaya…¿acaso tu eres su compañero en el zoo?" ese chico ya estaba siendo impertinente, y Anthony no era famoso por su paciencia.

"Es mi domador." Gabriel le guiñó un ojo y besó los labios de Anthony que aun sorprendido no tardó en corresponder al beso efusivamente. Lo bajó de encima de él y lo dejó tocar de pies al suelo, el castaño claro cuando quería era apasionado, se separaron poco a poco y tras darle un cachetazo en el trasero le tendió un casco. "Nos vemos."

"Ya has escuchado al mono…me voy a domarle." Se rió divertido observando la impasible figura del chico, aunque sus ojos estaban algo sorprendidos por el beso.

Arrancaron y se fueron hacia la cafetería, después le tocaba turno, primero tomarían algo allí. Llegaron y tras aparcar la moto entraron saludando a Henry que estaba sirviendo a algunas mesas.

"¿Qué haces aquí no estabas en el instituto?" Henry se acercó y le dio un golpe en la cabeza. "…a este paso no aprobarás, tienes la universidad cerca."

"Lo sé…pero es que tenía un examen y este señor que me acompaña no me dejó estudiar." Señaló acusadoramente a Anthony que silbaba despistado, o haciéndose el despistado.

"Lo disfruto ¿verdad?" Henry miró a Anthony y este asintió.

"No sé porque se queja, total, en el fondo le gusta que le preste mis atenciones especiales." Tanto Henry como Anthony se miraron y se rieron.

"¿¡Des de cuando os habéis vuelto tan amigos?!" puso morros y se sentó en una silla.

"Os dejo tengo trabajo." Henry aún se reía.

"No te enojes baby…" besó su sien y se sentó a su lado, pasando un brazo alrededor de sus hombros. "…hablando de la universidad, ¿al final irás fuera de la ciudad?" miró preocupado a Gabriel retirándole los cabellos castaños claros del rostro.

"No lo sé…supongo que me pediré una plaza en la universidad de aquí a la ciudad…¿tu que harás?" Gabriel miró a Anthony.

"Pues supongo que ir a la de aquí…" sonrió y besó los labios de Gabriel. "…cambiando de tema…¿quieres ir conmigo de vacaciones de verano? He pensado en invitar a Johan a la playa en el apartamento que tengo y que se traiga a un amigo, así que porque no vienes y pasamos el verano juntos ¿eh?"

"Tu lo que quieres es verme en bañador…" se rió débilmente haciendo sonreír al pelirrojo.

"No sabes tu bien las ganas que tengo." Bromeó.

"Lo pensaré, pero seguramente iré porque este verano no creo que haga nada."

"Me muero de ganas de ir…" sonrió pícaramente besando la mejilla del menor.

Sería un verano movido para los dos.
Notas finales: Por fin pude actualizar!

Espero que os guste este nuevo capitulo ^_^

Muchísimas gracias a todos y todas que comentan y leen, me ayudan a continuar!

Nos vemos en el próximo capitulo, espero que sea pronto n_n

Dejar comentarios, opiniones, etc. Muchas gracias!

Besos y cuídense mucho n_n

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