“Oye, oye...no quieras levantarte tan pronto...aún eres demasiado pequeño...” Gabriel cogió entre sus brazos a su sobrino, besándole la sien, viendo que el pequeño con los enormes ojos azules le observaba con curiosidad para luego sonreír ampliamente. “...tu mamá me dejó de canguro...así que ahora tu tío Gabrielito te esta cuidando.” Sonrió mientras cogía esas pequeñas manos.
“Se te dan bien los bebés...” Anthony entró por la puerta del patio, y Gabriel señaló a su novio.
“Tu tío Anth es un hombre podrido...fuma...¡Fumar mata!” el niño al ver las caras que ponían ambos se puso a reír. “¿Ves? Sabe que tengo razón...”
“Yo creo que se ríe por la cara que pones bobo...” se sentó en el sofá observando a su novio que sentado en el suelo con una alfombra debajo de ellos se entretenía con el pequeño David. “...lástima que no te puedas quedar embarazado...”
“Que gracioso...” le sacó la lengua de modo infantil.
“¿No te importa no tener descendencia?”
“Saldría un pervertido si fuera entre los dos...” se rió, haciendo reír también al pelirrojo. “...ahora en serio...no sé...ahora contigo tal y como estoy, estoy contento, no me falta nada...”
“Aunque no tengamos unas familias muy normales no pasa nada...” vio que el pequeño quería ir con él y lo cogió en brazos elevándole y haciéndole reír.
“...” Gabriel lo observaba ensimismado. ¿Así sería Anthony si tuviera hijos? Le cambiaba totalmente el rostro, parecía otro y esa sonrisa tan sincera le hacia sonrojar.
“¿Eh? ¿Ocurre algo que me miras tanto?” intentó hablar con Gabriel pero David no paraba de jugar con su cabellera larga. “¡Auch! vigila que duele David...”
“Vaya veo que estáis entretenidos los dos...” Hillary la hermana de Gabriel con su marido Jason entraron con las bolsas de la compra.
“Si...David se ha portado de maravilla...ha dormido hasta la siesta.” Sonrió levantándose y dándole un beso en la mejilla a su hermana. “...hola Jason.” Sonrió al chico que le devolvió el gesto. “¿Sabes que te llamas igual que un policía que conocí?”
“Vaya...que honor.” Se rió suavemente y Gabriel le quitó la lengua de modo infantil.
“Hola Anthony...” Hillary se acercó y saludó al pelirrojo, este le tendió el niño. “Tiene manía con el pelo largo...”
“Lo he podido comprobar personalmente...” sonriendo levemente se levantó yendo a por su celular que estaba sonando. “¿Si?”
“¿Anthony? Me gustaría que asistieras a una fiesta...”
Era su padre.
“¿Por? Creo que me dejasteis muy claro la última vez que no queríais verme más...” salió fuera al patio bajo la mirada de Gabriel, que preocupado se acercó silenciosamente.
“Es el cumpleaños de tu madre Anthony...y después de la discusión vi claramente que no puedo hacer nada para cambiarte.”
“Oh, vamos papá...ahora no me jodas y me digas que me aceptas porque no me creo una mierda...y mucho menos después de haber publicado esas fotos con Gabriel...no tengo ganas de que hagáis polémica otra vez ¿vale?”
“No haremos nada Anthony...pero creo que lo más justo es que asistas a la fiesta.”
“No pienso asistir Charles...estoy cansado de aguantar vuestros eventos sociales, a mamá nunca le ha importado su cumpleaños, lo que pasa es que le gusta salir en las fotos y revistas...simplemente es eso. Así que no insistas...” y antes de que pudiera contestar colgó. “...que pesado...”
“¿Anth?” Gabriel se asomó por la puerta.
“¿Escuchando? Es una costumbre muy fea angelito...” sonrió abriendo sus brazos y este le abrazó apoyando su cabeza en el pecho del pelirrojo.
“¿No quieres ir de verdad?”
“No...ya decidí que no quería vincularme con ellos nunca más...me han estado manipulando demasiado tiempo en toda mi vida y estoy harto...”
“Pero es tu única familia...”
“¿Tu defendiéndoles?” extrañado le miró.
“No les defiendo a ellos en si...sino que yo en un principio quise odiar a mi padre por lo que fue...pero pensé que conmigo nunca se portó mal, al contrario, siempre fue una persona muy agradable y cariñosa, un padre normal que asistía a todos mis eventos en el colegio, un padre que me aceptó siempre...y entonces vi que aún seguía queriéndole Anth...que no quiero juzgarle...al menos no por ahora, porque nunca me hizo daño...” tristemente agachó la mirada, sintiendo sus ojos húmedos.
“Eh...angelito...” le llamó la atención cogiéndole del rostro. “...no te preocupes, tu eres mi familia...estoy bien así...y si tengo que estar solo en algún momento lo afrontaré. Pero ellos nunca me han tratado con cariño...por lo tanto no les debo nada, para ellos darme dinero era como quién compra una golosina...no les costaba nada.”
“Lo siento...”
“No pasa nada Gabriel...me gusta que me cuentes las cosas de verdad...así que seguiremos hacia delante los dos.”
“Pues para cerebrarlo esta noche saldremos...” Gabriel sonrió ampliamente.
“¿Te parece bien si llamamos a Peter y el grupo para salir? Seguramente les apetecerá salir a tomar algo...” Acarició con sus manos la esbelta cintura sonriendo torcidamente.
“Tu quieres emborracharme y luego aprovecharte de mi...” riéndose suavemente se colgó del cuello del pelirrojo.
“No hace falta emborracharte para poder disfrutar de ti...” Anthony besó los labios carnosos del menor, acariciando con sus poderosas manos los cabellos castaños claros, profundizando el beso mientras sus lenguas jugaban y se provocaban.
“Ahm...si me besas así...el día que nos casemos lo haremos en el altar.” Bromeó entre el beso.
“Eso no lo dudes pequeño...” sonrió lascivamente.
Ahora solo debían preocuparse de cuidar su relación.
“¡Chicos a comer!” Jason les llamó desde la ventana de la cocina que estaba conectada con el patio, sobresaltándoles. “Que esta muy bien que os demostréis como os queréis pero hay un menor en casa.”
“¡Así aprende las cosas de la vida!” Gabriel cogiendo de la mano a Anthony entraron en la cocina.
“¡Precisamente no quiero que aprenda de vosotros!” Hillary al borde de los nervios les miró haciendo que la pareja se echara a reír.
Para ellos, aunque fueran pocos familiares, ya estaban a gusto.
“¡Johan! ¡Juliet es tonta no me da el juguete!” Marcus al borde de las lágrimas miró a su hermano que suspiró.
“No digas nunca más que tu hermana es tonta Marcus...o me voy a tener que enojar.” Severamente miró al niño que puso morros mientras algunas lágrimas se le escapaban de los ojos.
“No te pases Johan...” Erick se acercó agachándose en frente del pequeño y secándole las lágrimas.
“No le mimes tanto Erick...o va a acostumbrarse...y luego los insultos para él no serán nada que le cueste decir.” Se cruzó de brazos.
“Mira...ahora los dos estáis iguales, cruzados de brazos y con cara de malas pulgas.” Erick riéndose cogió en brazos al pequeño Marcus que escondió su cabeza en su pecho.
“Si pero a mi no me coges así cuando estoy enojado...”
“Te recuerdo que no puedo contigo...eres demasiado grande a comparación mía.”
“Porque tu eres muy bajito y delgado.”
“Y tu demasiado alto y musculado.” Mordaz miró al futbolista.
“Parecéis casados.” Marcus secándose las lágrimas les miró.
“¿Ya se te ha pasado el enfado?” Johan cogiendo el balón del suelo acompañó a su novio y a su hermano hacia la sombra donde la familia de Johan y la de Erick estaban descansando.
Si, habían ido a hacer un picnic.
Y al padre de Erick no se le ocurrió otra cosa que invitar a los padres de Johan y a sus hermanos, mientras que él iba acompañado de su hijo mayor y la mujer de este.
“¿Os ha molestado mucho?” Margaret miró a su hijo que negó suavemente. “...venga Marcus...deja a Erick que él y Johan se van ya...” cogió a su hijo que costó que se despegara del pelinegro.
“¿Ya te vas Erick?” Marcus miró inocentemente a Erick que asintió. “...deja que mi hermano se vaya solo y quédate...”
“¡Serás...!” Johan iba a darle una reprimenda pero Erick le paró riéndose.
“No puedo Marcus...mira...el fin de semana que viene, iremos al parque de atracciones...¿de acuerdo?” Erick se inclinó delante del niño que asintió con una sonrisa amplia. “...entonces nos vemos otro día...papá, vendré mañana a verte.” Besó la mejilla de su padre y cogiendo el casco de la moto se dirigieron hacia el campo de fútbol.
Johan tenía un partido importante.
Llegaron justo a tiempo, él fue hacia los vestidores a cambiarse por lo que Erick no tuvo otra que sentarse en las graderías para ver el partido, había veces que se le hacía algo pesado tener que ir a ver como un grupo de chicos se peleaban por una pelota, nunca le atrajo ese deporte...pero para Johan era importante que asistiera y eso le hacia feliz, así que no tenía ningún problema en ir.
“¿Puedo sentarme?” una voz masculina le hizo reaccionar, encontrándose con un par de ojos oscuros, acompañados de un cabello negro como el suyo propio y una sonrisa que le hizo estremecer.
“Ah...claro...” sonrió cordialmente, y el hombre se sentó a su lado, mirando entretenido el partido que estaba por empezar. Erick suspiró para sacarse esa sensación incómoda del cuerpo y vio que Johan se acercaba corriendo hacia dónde estaba con una sonrisa amplia en el rostro.
“Ya empezamos...deséame suerte...” algunas chicas no paraban de gritar al ver la proximidad del futbolista y Erick quedándose de pie se inclinó besando levemente los labios del castaño que sorprendido le acogió en un abrazo. “...nos vemos luego.”
“Ganarás...ya lo sabes.” Le guiñó un ojo y se volvió a sentar encontrándose con la mirada curiosa de ese sujeto que le pidió para sentarse a su lado. “...”
Acabó el partido, y como siempre, el equipo de Johan ganó gracias a sus pases y a su habilidad por el deporte, le encantaba el fútbol, con solo ver esa sonrisa de felicidad en sus labios se podía adivinar que el fútbol le hacia sentir completamente vivo. Se esperó sentado en las graderías para que Johan lo pasara a buscar, toda la gente comenzó a irse...menos ese hombre que seguía a su lado, poniéndole verdaderamente nervioso.
“¿Tu eres la pareja del jugador que se ha acercado?” de golpe, sin disculparse por intervenir ni nada, le preguntó eso a Erick, sobresaltándole algo desagradablemente.
“Si...¿por?” mordaz le observó, ya estaba harto de los comentarios despectivos sobre su relación, y solo por ser dos hombres.
“Verás...soy un caza talentos...” le enseñó una tarjeta a Erick que sorprendido la aceptó mirándola fijamente, no parecía una estafa, el nombre de la empresa le sonaba, tanto como para modelos, como para otros trabajos.
“¿Entonces quiere que Johan aproveche su talento de futbolista, no?” emocionado observó al hombre que se rió suavemente.
“Al que quiero es a ti...pequeño.”
“¿Co-cómo?” sorprendido parpadeó un par de veces ante esa proposición que sonaba algo...mal. “...no le entiendo...”
“El otro día vine aquí con un compañero...hará un par de semanas, mi compañero me pidió que la próxima vez le diera su tarjeta a ese tal Johan, ya que quería ficharlo para un equipo más...profesional, no tan de ciudad...pero yo promociono a chicos lindos que son modelos...y debo decir que la idea de verte en una revista me resulta atractiva...¿no estas interesado en eso?” con una sonrisa torcida miró a Erick que tragó en seco.
“¡Erick! ¿Te esta molestando?” Johan apareció y ambos se voltearon, Erick mucho más tranquilo negó tranquilamente con la cabeza y se acercó a Johan, siendo tomado de la mano. “...”
“No me mires así chico...” se levantó y poniéndose bien el cabello ligeramente ondulado colocó bien el traje. “...me han encargado que te de esto Johan Friedlander... un compañero me pidió que en cuanto pudieras le llamaras...quiere ficharte para un equipo...”
“¡¿De veras?!” se le iluminó el rostro y miró a Erick. “¿Lo has oído Erick? ¡Que bien!” dejó la bolsa de deporte en el suelo y se abrazó a Erick elevándolo del suelo y dando vueltas con él mientras se reía por la alegría.
“Esta muy bien...” contento por la suerte de su novio sonrió, pero la proposición que le había dado ese hombre le estaba dando vueltas por la cabeza. ¿…l modelo? Siempre había querido ser médico...pero...¿modelo? Nunca se le había ocurrido, más bien porque siempre se consideró poca cosa.
“¡Voy a decírselo a los otros!” besando los labios de Erick se fue corriendo. “¡Venga vamos!”
“S-si...ahora vengo...adelántate...” cogiendo la bolsa que había dejado olvidada en el suelo echó un último vistazo al hombre. “...me gustaría pensármelo...nunca me había imaginado en esta situación...”
“No pasa nada chico...tu tómate tu tiempo...por cierto, me llamo Douglas Smith...”
“Erick Rivers...” sonrió nervioso. “...me tengo que ir...”
“Tranquilo ve...” vio como la figura del pelinegro se alejaba lentamente mientras Johan volvía hacia su novio disculpándose por haberle dejado con la bolsa. “...tanto tu como yo...sabemos que acabaras siendo mío...” se encendió un cigarro mientras una sonrisa aparecía en su rostro.
Se bebió de un solo trago el licor que había en su vaso, haciendo una mueca de esfuerzo mientras se reía débilmente, escuchando los gritos de ánimo y esa sensación eufórica en el cuerpo, clamándole por más emociones. No estaba ebrio pero estaba en ese punto de diversión que le encantaba. Bailaba moviendo sus caderas mientras se sentía observado tanto por mujeres como por hombres, sonriendo interiormente, devorando con su mirada a su querido pelirrojo que desde ese mullido sofá del local le observaba fijamente.
“¡Tu novio tiene marcha en el cuerpo Anth!” Peter, uno de los amigos de Anthony que acompañado de una linda chica, Lisa, le estaba animando y mirando al pelirrojo que se encendía un cigarro.
“Tiene más que yo...y mira que me encanta bailar...” la chica frotándose los pies por el dolor que le ocasionaban los altos tacones rojos hizo una mueca de dolor. “...aunque verdaderamente es un chico que llama mucho la atención...”
“Demasiado...” Peter se rió cómplicemente.
No debía negar que el novio de su amigo era digno de observar, esos cabellos castaños claros que se movían al compás de los movimientos de su cuerpo, la mirada color miel seductora acompañada de esas largas pestañas y esos labios carnosos entreabiertos, dedicándole más de una palabra obscena al pelirrojo mientras sonreía torcidamente. Y un cuerpo perfectamente deseable. Ni muy bajo, ni alto, de estatura media, brazos delgados y cadera estrecha, trasero apetecible y manos largas y delgadas.
Un chico...muy...deseable.
“Y eso que ha estado esta mañana en casa de su hermana...” se cruzó de brazos viendo a Gabriel que continuaba bailando mientras le soltaba alguna sonrisa burlona. “...debería estar agotado...”
“Por lo que se ve no mucho Anth...” Jessica se sentó dando un fuerte suspiro. “...este chico no para...no puedo acompañarle más bailando...” se abanicó con las manos y vio que un par de chicos se acercaban peligrosamente a Gabriel. “...oh ya empezamos...”
“...” Anthony se quedó observando, no sabiendo que hacer; o levantarse y partirles la cara por acercarse así a su angelito...o ver que narices pretendía.
“Espérate a ver que hace...” Peter casi leyéndole el pensamiento sonrió torcidamente.
Anthony al borde de los nervios por ver a esos dos sujetos acariciando la espalda de Gabriel se mordía el labio, viendo que su angelito tras darles una mirada desafiadora y lujuriosa, haciendo que esos dos payasos se emocionaran más, se volteó y caminando a paso decisivo hacia Anthony, se sentó a horcajadas encima de él, observándole fijamente.
“Demuéstrales de quién es este trasero...” sonriendo lascivamente se inclinó besando profundamente a su pelirrojo, haciendo que este le cogiera de la cintura mientras esos dos chicos les miraban boquiabiertos, agarrando firmemente el trasero de Gabriel y profundizando el beso.
Mientras sus amigos gritaban eufóricos entre risas y burlas señalando a los dos chicos que resignados se iban.
“Eh parejita...después de haberles dado esa reprimenda a esas dos hormonas con patas...nosotros nos vamos...”
“Ahm...Gabriel...” intentó separarse de sus labios. “...Gabriel...pequeño...eh...” mordiendo sus labios se separó de él que hizo un puchero gracioso. “...¿nos vamos yendo?”
“Si me prometes que nada más llegar me lo vas a hacer como un loco acepto...” se levantó de su regazo y acompañaron a Peter y a los demás hacia el auto.
“Nos vemos...”
“Cuida a tu angelito...que creo que se le ha subido un poco a la cabeza el tequila...” sonrió mirando hacia atrás, Jessica dormía en el asiento de atrás mientras que Lisa continuaba despierta al lado de Peter.
“Adiós...” viendo como el coche emprendía la marcha se subió al suyo, viendo a Gabriel que miraba por la ventana mientras tarareaba una canción. “...te has pasado hoy con la bebida angelito...”
“Solo un poquito...lo que pasa es que me gusta divertirme mi gran demonio...” besó el cuello de Anthony. “¿No te ha importado no ir a la fiesta de cumpleaños de tu madre?”
“Para nada...” miró la hora y sonrió torcidamente. “...son las 5 de la madrugada...la fiesta ya se debe haber acabado hace rato...”
“¿Y?” mirando interrogativamente a su novio arrugó el entrecejo.
“Que tengo en el jardín una piscina muy bonita...la cual podríamos aprovechar al máximo...”
“¿Si nos pillan tus padres no se van a cabrear?” sonriendo torcidamente acarició el muslo de Anthony.
“La casa también es mía...y me apetece bañarme con mi angelito...”
“Pues entonces nos vamos hacia allí...”
Arrancaron el lujoso coche poniéndose en marcha hacia la lujosa mansión de Anthony, aparcando detrás de unos árboles cercanos a la casa y acercándose a los muros que daban a la gran piscina. Riéndose entre ellos mientras se besaban y miraban por los lados por si había vigilantes.
“Bien...ahora te subiré encima de mis hombros y entraras...” Anthony cogiendo en brazos a Gabriel lo elevó.
“¿Y tu? ¿Cómo entraras?” preocupado se aferró al muro y se quedó sentado en él, con una pierna dentro y otra fuera de la casa.
“Yo ya tengo práctica...me escapaba siempre que podía...” le guiñó un ojo y Gabriel más tranquilo saltó hacia el otro lado. El pelirrojo no tardó nada en seguirle y se quedó a su lado mientras miraban la gran piscina que tenía las luces encendidas, viéndose más apetecible que nunca. “...¿te vas a meter?”
“Claro...” sonriendo torcidamente se quitó la camiseta de manga corta que llevaba encima, los pantalones vaqueros con los zapatos y calcetines. “...¿la ropa interior quieres que me la quite?” sonriendo torcidamente miró a Anthony.
“Eso ya lo haré yo lindura...” le dio una cachetada en el trasero y riéndose comenzaron a meterse dentro del agua, intentando no hacer mucho ruido, Gabriel nada más entrar empezó a nadar mientras se reía. “...Ven hacia aquí...”
“Uhm...¿qué me prometes a cambio?” mirándole inocentemente comenzó a nadar a su alrededor, mientras Anthony se reía por debajo la nariz.
“Lo que quieras...” agarró por el brazo al castaño claro y se acercó a él, sintiendo esas piernas rodear su cintura. “...te atrapé...”
“Es lo que pretendía...” rozó su nariz contra la del pelirrojo. “...¿y siendo una casa tan lujosa no hay cámaras de vigilancia?”
“Claro...pero Jack es quién vigila y si me ha visto entrar no me dirá nada...nunca lo hace...”
“¿Y tus padres no le despiden?”
“No...porque quedamos Jack y yo en que si mis padres le preguntaban porque no avisaba era porque yo le había amenazado con hacerle daño...tenemos un pequeño acuerdo y así yo puedo venir aquí en la piscina siempre que quiera de escondidas...”
“¿Eso quiere decir que te has llevado más de una vez a alguien aquí?” pellizcando el trasero del pelirrojo lo miró severamente.
“Pero ahora te llevo a ti...” besó profundamente los labios carnosos, acallando las posibles quejas por parte de Gabriel, que, gustoso aceptó el beso apasionado perdiéndose en esa espalda húmeda y esa sensación ardiente.
Les quedaba una noche muy larga.