Llegó por la mañana algo temprano, su padre lo acercó con el coche antes de irse a trabajar, bostezó y se frotó los ojos con cansancio, se había quedado estudiando hasta tarde para el examen de historia. Últimamente le costaba concentrarse.
Aún quedaba un cuarto de hora para que el timbre sonara, había gente que ya había entrado a sus clases o estaba en actividades de algún club des de hacia más rato. Caminó por el campo dónde se hacían las actividades de fútbol y se sentó en unas graderías mientras le daba un sorbo a un zumo que se había traído de su casa.
Ahí estaban, todos los de un año superior a él, los de último año, se dio cuenta que algunos miraron hacia dónde él y se pensó que molestaba, quizá no les gustaba que les viera uno de un año menor…
Miró hacia el otro lado, no podía molestarles… había dos o tres chicas ahí mirándoles y chillando eufóricas mientras no paraban de babear por algunos de los chicos del club, y por uno en concreto, Johan Friedlander.
Corría como alma que llevaba el diablo, sus piernas musculadas y atléticas se movían rapidísimo y era capaz de alcanzar el balón con rapidez, yendo hacia la portería con decisión para marcar con una violencia e ímpetu increíbles. Pensó en la revista que sus dos amigas estuvieron leyendo el día anterior y sonrió, ya decían que los Escorpio eran enérgicos.
El entrenador dio un silbido para anunciar que ya se había acabado el entrenamiento matutino y todos se fueron yendo, dando una última mirada a las graderías, algunos bromeaban y se tiraban encima de los otros con camadería, vio como señalaban hacia donde él y miró hacia todos lados nervioso, iba a levantarse e irse corriendo pero vio como Johan se acercaba corriendo.
"¡Erick!"
Al oír la voz del castaño se paró mirándole extrañado, Johan simplemente regularizó la respiración, debía estar bastante cansado del duro entrenamiento. Se puso bien la cartera y bajó una de las graderías hasta quedarse más o menos a su altura, y mira que Erick era bajito a comparación de la altura del castaño. Se cruzaron ambas miradas la verde con la azul.
"¿Ocurre algo?" intentó ser lo más cordial posible sonriendo afable.
"Uhm…verás…después en la hora del almuerzo me gustaría que vinieras a mi clase, ayer…dejaste con la boca abierta al profesor de matemáticas al resolver el problema…" Erick se rió débilmente y Johan le miró, era la primera vez que le escuchaba reírse.
"Adivino…¿tienes problemas con las matemáticas?" el moreno miró a Johan y este asintió con timidez. "…vaya, nunca me lo hubiera esperado y menos del chico más popular de este instituto…"
"Pues ya ves…soy bastante malo en lo que se refieren cálculos, y mañana tengo un examen, así que si pudieras explicarme algo…" se rascó la cabeza con tranquilidad.
"Ok…pero parecerá algo extraño…un chico menor enseñando a un chico mayor…" se rió y el castaño le acompañó hasta la fuera del campo dónde estaban los vestidores, vio como algunos de sus compañeros de futbol miraban por la puerta a ver de que hablaban. "…pues nos vemos luego."
"Adiós y gracias." Se despidieron con un gesto de mano y se volteó hacia los vestidores donde vio a todos sus compañeros mirándole; unos con envidia y otros con sonrisas insinuantes en los labios. "¡Venga holgazanes!"
"¡Si capitán!" todos gritaron al unísono entrando hacia dentro, mientras que Johan le daba una última ojeada a la figura de Erick que se alejaba lentamente, ladeó la cabeza y entró hacia dentro.
Cogió sus cosas al sonar el timbre que anunciaba la hora del desayuno, sus dos amigas, Mya y Elizabeth le miraban ambas con una expresión suspicaz, las miró con una ceja enarcada y suspiró mientras acababa de coger algunos libros de matemáticas.
"Vaya, vaya…según tu…¿Johan no era un engreído?" Mya le señaló mientras se le escapaba una risa.
"Eso, eso…o…¿Cómo lo dijiste? Ah, si…un creído sin remedio…" su otra amiga volvió a atacar.
"Mi opinión sobre él está cambiando un poco, ha sido bastante amable conmigo, además tan solo me ha pedido que le haga repaso, es interés propio para que pueda aprobar las matemáticas, debió ver que yo era inteligente y dijo; ah, de esta me aprovecho yo." Imitó la voz de Johan y sus dos amigas suspiraron "…¿Qué ocurre?"
"Pues que Johan no es tan egoísta…"
"Eso tu no lo sabes, porque no lo conoces bien, tampoco yo claro, pero nosotros solo vemos la parte que muestra a la gente desconocida." Erick se retiró el flequillo tranquilamente, dirigiéndose hacia la puerta.
"¡Pues aplícatelo a ti! ¡Primero conócele y después júzgale!" gritó Elizabeth, Erick tan solo le sacó la lengua de modo infantil y se fue. Quizá si que le estaba juzgando mal, pero los chicos populares que había conocido hasta ese momento eran todos unos engreídos que se creían el centro del universo, que trataban a los alumnos normales con superioridad…
Iba tan distraído que se chocó con alguien cayendo al suelo, miró hacia arriba encontrándose con una cabellera color fuego y unos ojos café, Anthony. El mejor amigo de Johan, un chico también popular y por supuesto, famoso por sus hazañas amorosas. Aunque se definía heterosexual, corrían rumores que estuvo medio liado con un chico de apariencia muy femenina, aunque nunca se supo si es rumor fue cierto o no.
"Perdón Erick…" le tendió la mano y el moreno negó con la cabeza, tomando su mano y levantándose con los libros bien sujetos entre sus manos. El pelirrojo le señaló los libros. "¿Vas a estudiar ahora?"
"No, no…tu amigo Johan esta mañana me dijo que tenia problemas con las matemáticas así que me pidió que le hiciera un poco de repaso…aunque suena algo extraño que un alumno menor que él le haga clases." Se rió un poco y Anthony le dio una palmadita en la espalda.
"Pues ánimo, ese chico tiene la cabeza llena de tonterías." Ambos se rieron y Erick se dirigió hacia la clase de Johan, el pelirrojo se quedó mirando por la ventana y suspiró. "¿Problemas con las matemáticas?" se rió por lo bajo. "…mira que es mentiroso…"
Entró en la clase, tan solo estaba Johan y algunas chicas a su alrededor preguntándole cosas, Erick se acercó algo indeciso y el castaño al verle le hizo un gesto para que acercara, les dijo algo a las chicas y se fueron. Erick le sonrió a modo de saludo y se sentó delante de él quitando su libro de matemáticas.
"Uhm…la verdad es que no sé que sale en vuestro libro de matemáticas…¿me dejas ojearlo?" el castaño asintió y sacó de su cajón el libro dejándoselo a su 'profesor' de repaso, Erick comenzó a mirarlo y miró lo marcado para el examen.
Johan le observaba, en un momento llegó a pensar que era lindo, no tan solo físicamente, esa torpeza, la manera en que sonreía, incluso esas veces que se mostraba tan desconfiado ante todos…
"¿Lo entiendes?" Johan se cruzó de brazos encima de la mesa y miró al moreno que asintió. "…es increíble…"
"Bueno…es que voy los jueves a una academia de repaso y la verdad son algo exigentes…" suspiró y miró a Johan.
"¿Y no te cansas?"
"No…es como si yo te preguntara si te cansa el fútbol…¿verdad que me dirías que no?" el castaño asintió con la cabeza. "…en cambio yo encuentro que si tuviera que hacer lo que haces tu que son entrenamientos de mañana y tarde más los partidos que juegas…estaría agotado el primer día." Se rió débilmente y Johan también se rió.
"Tal y como describen a los Tauro…" al decir eso Erick le miró sorprendido. "Trabajadores y con ganas de ampliar sus conocimientos…" sonrió ampliamente y en ese momento Erick pensó que esa sonrisa que una vez le pareció de creído, podía resultar sincera y agradable.
"¿Tu también estas enganchado a los horóscopo?" bromeó Erick, sinceramente no veía a un chico como Johan enganchado a las revistas de horóscopos. Johan se rió y negó con la cabeza. "Venga empecemos o se nos va a acabar el tiempo."
Tiempo…
Tiempo es lo que se necesitaba para conocer todas las facetas que escondía Erick.
El moreno le explicaba todo lo que sabía a Johan y este parecía entenderlo a la perfección, así que repasaron más el tema y al castaño se le quedó más a la memoria para el examen, no se dieron cuenta de cómo de rápido había pasado el tiempo que cuando sonó el timbre para anunciar que la hora del desayuno había acabado se miraron a los ojos, verde con azul…y sonrieron tranquilamente, Erick comenzó a recoger las cosas y se acabó de comer el trozo de bocata que le quedaba.
"Gracias por ayudarme con las matemáticas Erick." Johan se levantó y le acompañó hasta la puerta de la clase, algunos que entraban ya hacia allí les miraban extrañados y algunas chicas murmuraban con admiración.
"De nada, nunca había tenido a un alumno tan rápido, entendiste todo muy bien." Sonrió amablemente y se quedó parado delante de la alta y apuesta figura del castaño. "…seguro que hubieras preferido pasar la hora del desayuno con tus amigos y jugando a fútbol que repasando fórmulas y problemas." Se rió débilmente.
"No creas…así he podido conocerte un poco mejor." Sonrió afablemente y el moreno se ruborizó. "¿He dicho algo malo?"
"No, no…bueno me voy." Se iba a ir cuando la mano de Johan le agarró haciendo que se volteara otra vez. "¿Eh?"
"Tienes…" con la otra mano le acarició la comisura de los labios haciendo que Erick se sonrojara hasta las orejas. "…tenías unas migas de pan." Se rió y Erick se quedó algo callado.
"No-nos vemos…" se volteó y se fue a paso rápido, si no se daba prisa llegaría tarde y le contaría como retardo, Johan se quedó apoyado en el marco de la puerta observando como la figura del moreno se iba yendo.
Vio que Anthony se acercaba, pero se sorprendió al verlo con una mejilla sonrojada, parecía que le hubiesen dado un buen bofetón, se sentaron ambos en sus sitios y Johan volteó la silla hacia él antes de que viniera el profesor.
"¿Qué ha ocurrido?"
"Nada…a veces por decir las verdades…se reciben golpes." Anthony se pasó la mano por la mejilla, suspirando fuertemente, Johan se quedó mirándole y al oír la voz del profesor se volteó hacia su mesa y decidió dejar a su amigo tranquilo.
Después de acabar las clases de la tarde cogió todas sus cosas y se fue yendo, tuvo que quedarse un rato para hablar con su tutor, se ve que los de su clase le querían coger como presidente del consejo de estudiantes, pero él no podía estar por las tareas y seguramente no llevaría bien el tema así que habló con el tutor para poder arreglar el asunto.
Estaba caminando hacia fuera cuando escuchó los gritos de ánimo del entrenador, miró hacia su derecha y vio como algunos jugadores del equipo de fútbol corrían tras el balón, no supo como pero sus piernas le llevaron hasta las graderías donde había estado esa misma mañana, dejó sus cosas en el suelo y tras comprar algo de comer en una máquina que había ahí cerca se puso a mirar como jugaban un partido.
Todos parecían disfrutar mientras jugaban, el portero con valentía intentaba parar el balón del mejor goleador de ese equipo, y por casualidades de la vida, ese hábil jugador era Johan, no tan solo acaparaba la atención en el instituto sino también cuando jugaba en el terreno de juego.
Le daba el sol del atardecer, en verano el sol tardaba mucho en desaparecer, se quitó la chaqueta del uniforme escolar y se quedó con la camiseta interior de manga corta, la brisa veraniega le movía el cabello agradablemente, se paso su mano para retirarse algún mechón y sonrió al ver tanta energía en los jugadores.
Se acabó de comer el bollo que tenia y miró la hora, debía volver a casa. Cogió sus cosas y se iba a ir cuando volvió a escuchar la voz del chico que por la mañana le había llamado de la misma forma.
Johan.
Ya iba cambiado, había entrado antes que los otros jugadores en el vestidor y por los cabellos húmedos pudo deducir que se había duchado, llevaba unos pantalones de deporte hasta las rodillas de color negro, con unas zapatillas deportivas algo gastadas por correr tanto en ese campo, con una camiseta de tirantes blanca que le hacia relucir el color moreno de su piel.
Erick continuaba de pie en las gradas, le sacaba des de ahí arriba una cabeza al castaño, le miró fijamente, cruzándose la mirada verde con la azul.
"¿Qué querías capitán?" se rió débilmente, escuchó como algunos de sus compañeros de juego le llamaban así, no sabía que era el capitán del equipo.
"¿Vas hacia tu casa?" Johan era un tipo transparente, eso es lo que pensaba Erick, siempre le miraba con esos ojos agua cristalina, tan claros, tan sinceros… Erick asintió con timidez. "Tengo la moto aparcada aquí, si quieres te puedo llevar."
"Ah…no sé, no quiero ser molestia de verdad, incluso a lo mejor te queda algo lejos mi bloque de pisos…" se puso algo nervioso.
"Que va, no es ninguna molestia." Sonrió ampliamente y en un movimiento rápido agarró a Erick y lo bajó de las graderías como nada haciendo que el menor se sorprendiera y como no, se sonrojara. "…eres bastante ligero Erick."
Se ruborizó aún más y agachó la cabeza.
Se dirigieron hacia dónde algunas motos estaban aparcadas, varios del equipo de fútbol tenían y al ver como salían juntos por la puerta Johan y Erick se sorprendieron.
"Vaya no sabía que fueseis amigos." Un chico de cabello rubio corto le dio una palmada en la espalda al castaño que se rió débilmente, se subió a su moto y se preparó.
"Cállate anda…¿el domingo a que hora tenemos el partido?"
"A las nueve de la mañana, no faltes que sin ti no ganaremos." Se rió otro de sus compañeros.
"Ok, ok…" miró a Erick que escuchaba atento. "…toma ponte el casco." Le tendió el casco y el moreno asintió poniéndoselo y subiéndose detrás de Johan. "Agárrate que no quiero que te caigas."
"Va-vale…" rodeó la cintura fuerte de Johan y sintió como el motor rugía y como salían a no mucha velocidad hacia casa de Erick.
No sabía porque había aceptado subirse a la moto con Johan, a penas le conocía…
Johan era un chico decidido, no se pensaba dos veces las cosas y era bastante impulsivo, pero a la vez, se podía ver con claridad lo que pensaba en todo momento.
Quizá, simplemente…
Confiaba en él.
Vaya, un Escorpio con mucha determinación.
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