Miku no podía cantar. Estaba sentado en la sala de grabaciones, triste y cabizbajo, intentando descifrar porqué su voz no sonaba como siempre. Hasta hacía unos días su voz estaba bien y ahora, parecía rota, como si estuviese al borde del llanto. Miró el micrófono y se levantó, dirigiéndose hacia él. Volvió a intentarlo de nuevo pero su voz no hacía las notas que él le mandaba. Se rindió, aburrido, cansado, fastidiado y enfadado y decidió que tal vez mañana podría cantar bien. Salió de la sala dando un portazo y se encontró con Yuuki, que le miraba raro.
-Hey, Miku. ¿Ocurrió algo?
-Mmm… No…
-Anda, puedes contármelo, que por algo somos compañeros –le sugiró el ricitos viéndole a través de sus gafas.
-Bueno… Yuuki, verás… es que… ¡no puedo cantar! –Miku se llevó las manos a la cabeza, tirándose de los pelos en un acto de exageración.
-¿Y eso? –preguntó el teclista con pose pensativa – Mmm… Tal vez te haya pasado algo o hayas visto algo que hace que cada vez que piensas en ello se te quiebre la voz… y el corazón –le añadió mordaz.
Miku le taladró con la mirada y le puso cara de enfado –Sí, ya, claro, arigato de todos modos, Yuuki.
Dejó al ricitos un poco pasmado ante su brusca reacción pero lo cierto era que tenía razón. ¿Qué fue lo que vio que le afectó hasta el punto de no poder cantar?
Se dirigió hacia la máquina de refrescos que había al final del pasillo de los estudios mientras pensaba qué era lo que le afectó. ¿Fue el pelotazo de unos niños al pasar por el parque? No… ¿Fue ver a Takuya hablando inocentemente con extraños? No… ¿Fue ver a Kanon abrazado a otro chico? Su corazón se paró de repente al recordarlo. Sí, fue eso. ¿Y como se suponía que iba a recuperar su hermosa voz?
Miku se paró a escasos metros de la máquina, haciendo rular su cerebro. A los pocos minutos se le iluminó la cara con una brillante idea. Estaba decidido. Obligaría a Kanon a devolverle su voz. Sabía donde lo encontraría, en otra sala de grabaciones afinando su bajo.
Entró sin llamar. En el bajo sonó una última cuerda antes de que Kanon viese a Miku en la puerta.
-Miku… que mala cara. ¿Te pasó algo?
Miku desvió la mirada, apenas podía mirarle a los ojos sin echarse a llorar –Sí… Kanon, me robaste la voz.
-¿Cómo? Perdona, Miku, creo que eso es imposible –se defendió.
-No… porque yo te vi… abrazado a ese chico… y, desde entonces, ya no puedo cantar… - una lágrima de cocodrilo escapó y recorrió la mejilla de Miku –Y… ¿sabes? Cada vez que lo recuerdo mi corazón estalla en mil pedazos que se clavan en mi ser, dañándome el alma.
-Miku… -Kanon se levantó y puso una mano en la mejilla de Miku –No llores… No sabía de tus sentimientos hacia mí… ¿Qué puedo hacer por ti?
-Solo… solo di algo, haz algo, devuélveme la voz…-sollozó.
-Bueno… entre ese chico y yo no hay nada, porque es mi primo –declaró Kanon.
-No te creo, ya sabes lo que dicen: cuanto más primo más me arrimo. Demuéstrame que no hay nada –le exigió, aun con lágrimas en la cara.
Kanon se le acercó un poco más, aproximando su rostro hasta lograr darle un beso suave, tierno y cálido. Le secó las lágrimas con los pulgares de la mano, esperando su reacción.
-Un beso no basta –declaró Miku sonriendo –Piensa que estoy muy afectado…
-Que malo eres a veces…-le sonrió también, volviendo a besarle otra vez.
Sus lenguas jugaban, ávidas de deseo, acariciándose dulcemente, saboreándose mutuamente. Kanon empezó a lamer el cuello de su vocalista, a besárselo y a mordérselo. Miku soltaba suaves gemidos apenas audibles mientras el bajista le quitaba la camiseta con el eslogan de Nyappy. Ya con Miku sin camiseta, Kanon siguió lamiendo por su pecho, dejando un fino caminito de saliva entre sus pezones, los cuales fueron mordidos suavemente, haciéndole sentir un cosquilleo al cantante. Miku siguió gimiendo y con sus manos acariciaba el pelo de Kanon, que fue bajando hasta encontrarse con el cierre del pantalón. Se lo desabrochó y se lo quitó, sonriendo y admirando aquella hermosa visión.
-Deja ya de mirarme o me saldrán canas si no sigues pronto –dijo Miku desesperado.
Dejó que Kanon se arrodillara ante él y le empezase a chupar el miembro. Mientras el moreno degustaba esa parte tan íntima de Miku le masturbaba con la mano también. Rodeó la punta con su lengua, sintiendo la calidez de esa zona cada vez que se lo volvía a meter en la boca. Los gemidos de Miku eran cada vez más seguidos, fuertes y sonoros.
-Ah… Kanon… creo que voy a…
-Todavía no, Miku, aguanta un poco más.
Kanon se levantó y se desabrochó el cierre de su pantalón, sacándose un pene ya duro, despuntando como si quisiese llegar al cielo. Dirigió a Miku hasta la pared y le hizo apoyarse allí, de espaldas a él. Se humedeció dos dedos con la boca y empezó a introducirlos lentamente, sintiendo como la estrechez del cantante se los aprisionaba. Le costaba de hacerlos entrar y salir.
-Rélajate, Miku…
-Ah… hai…
Poco a poco, Miku se fue relajando y Kanon cada vez movía más deprisa sus dedos. Cuando vio que su entrada ya estaba suficientemente mojada y relajada, el bajo introdujo su miembro lentamente. Empezó con suaves estocadas, agarrándose a las caderas de Miku.
-Hai… hai… -gemía Miku- Motto… motto… hazlo más fuerte, Kanon, onegai…
El de cabello oscuro empezó a embestirle más fuertemente, tal como le pidió. Como si de una danza se tratara, sus cuerpos se movían salvajemente al mismo ritmo. Ambos chicos estaban sudando y gimiendo a la vez.
-Ka… Kanon, voy a… aaaahh…
Una oleada de placer recorrió el cuerpo entero de Miku, haciéndole expulsar su semen de golpe, manchando la pared de la sala de grabaciones. Kanon, viendo a su compañero, no tardó mucho más que pocos segundos en seguirle, corriéndose dentro de él.
Ambos se vistieron rojos como tomates y limpiaron la sala. Miku sonreía feliz, pero sin atreverse a mirar a Kanon a los ojos, desviando la mirada. Cauteloso, agarró el micrófono que había allí y empezó a cantar mientras Kanon le observaba. Su voz, su fiel compañera, había vuelto, era la de siempre. Miku se giró y de repente corrió hacia su bajista y le abrazó, contento de volver a poder cantar como siempre.
-Espero que vuelvas a perder pronto la voz…-Kanon le correspondió al abrazo, acariciándole el pelo.
Minutos antes, Teruki, Takuya y Yuuki pasaban justo delante de esa sala de grabaciones.
-¡¡¡Ah… ah…!!! –oyeron los tres.
-¿Quién estará ahí?-preguntó Teruki, curioso.
-No se, será que alguien está haciendo algunas pruebas o algo- respondió Takuya inocentemente.
-Qué va- dijo Yuuki sacándose por primera vez las gafas- Es Miku recuperando su voz.