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Manual de supervivencia en la selva de la vida por Ayumi

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Notas del fanfic:

Para este fic he utilizado acontecimientos, personas y eso de mi vida privada(vamos, que ya que parece un circo por lo menos le saco partido) ^^UU

Notas del capitulo: Espero que os guste mi nueva y descabellada idea ^^.
La lluvia caía, creando pequeños de lodo líquido que irían a acabar en una fría y lúgubre cloaca. Su vista los seguía, los alentaba a escapar de su monótono destino, a escapar de lo normal, de lo que debería llevar a cabo, a ser distintos, a sucumbir a la fresca libertad. Pero era un imposible, porque el vulgo, la masa de lodo que se unía no dejaría escapar al pequeño riachuelo, lo arrastraría con él.  

En eso estaba centrando su vista y atención cuando un trozo de goma se estrelló contra su cabeza. No necesitaba voltearse, sabía perfectamente que se trataba de Michael, ese ser estúpido con menos memoria que un pez y cara de mono. Desde que empezara el curso el y sus amigotes se andaban metiendo con él, aunque ya estuviera acostumbrado a que todo el mundo se burlara de su persona tampoco es que no le dolieran los gomazos y a veces tizazos que recibía. Mayormente creía que esto se debía que como en el instituto no había uniforme, ese ni se molestaba en aprenderse los nombres de la gente y que podría, de echo le suele pasar, confundirse con una chica. ¿Cuál fue el desencadenante? Pues fácil, que el bobo lo confundió con una chica, le estuvo coqueteando, como estaba acostumbrado a las burlas creyó que era eso y no le dio por decirle que era un chico, y cuando se enteró de la verdad se puso hecho una furia y grito por todo el centro educativo, tal vez hasta con megáfono, que era gay y lo había intentado seducir. Así que ahora tenía que aguantar los cotilleos, las burlas, que lo señalara todo el mundo y menos mal que ese rumor no salió del instituto. Sabía perfectamente que nadie saldría en su defensa, que los profesores pasaban de él y que si algún día llegara a ser alguien con cierto dinero contrataría un asesino a sueldo para vengarse de los quince horrorosos años que estaba soportando, y eso que aun quedaban tres para poder ir a la universidad…

La universidad, eso que para algunos era un tabú, algo que odiaban o aborrecían para él era el camino a la felicidad. Por una razón que desencadenaba todo: por fin podría abandonar el roñoso pueblo en el que vivía.  Esto desencadenaba la libertad para hacer lo que quisiera y la falta de control por parte de sus padres, no tener que aguantar más ofensas de parte de sus compañeros y poder hablar con personas que no pensaran en tirarse a fulanita o fulanito, lo que estaba de modo y cuanto podían beber sin que les diera un coma etílico, cosa que la mayoría no sabían que significaba. Por eso en todos sus años de estudiante siempre se había esforzado, raspándose los codos de tanto apoyarlos en la mesa para estudiar, en ser uno de los mejores. Lo había conseguido, era uno de los mejores estudiantes, reconocido por ello y al que siempre querían cerca en los exámenes o copiar sus deberes. Vamos, hipocresía pura y dura, que en un momento están escupiendo en tu bocadillo, en el instituto no hay cafetería, como en el otro te dan palmaditas en la espalda para que les dejes biología.

Como si les decía que antes de dejarles algo que los sacara del apuro se vestía de rosa para toda la vida había aprendido un sin fin de excusas pasando desde el típico “se me ha olvidado” a explicarle el por que crees que tu respuesta está mal, a los cinco minutos en los que ya les había contado medio libro se iban aburridos. Como podréis observar, popularidad cero points. También sabía defenderse bastante bien verbalmente, vamos, que entre la cara de indiferencia que mantenía las seis horas de clase y que les hablaba científicamente y a los otros les parecía chino en esa parte estaba siempre salvado. Lo malo es cuando se acercaban para la “ronda collejil” o algo por el estilo, que lo único que podía hacer era correr y rogar porque la conserje se hubiera dejado por ahí un cubo y se cayeran o clavarles las uñas como un gato y rogar porque al ver su sangre se desmayen o algo. Concusión: no creía en Dios pero rogaba más que el cura del pueblo.

Claro, todavía no os lo he presentado, muy bien, nuestro protagonista es Christian. De nacimiento tenía el pelo negro, liso y brillante, ahora y por obra y milagro de la tía de una amiga a esto hay que sumarle mechas rojas. Sus ojos son tan negros y profundos que es una proeza poder distinguir el iris de la pupila y su piel blanca como el mármol, cosas de ser anémico. Sus facciones son dulces y un poco aniñadas cuando está contento, de dos y media de la tarde a ocho y media de la mañana, y frías y carentes de emociones cuando no, desde la hora de entrada al instituto(8:30) a la de salida(14:30). Gótico de vestimenta y friki de corazón. Solía abusar de las ironías y un poco de su cinismo característico al hablar.

Su familia…bueno, podría resumirse en un padre y un hermano súper machos cuyo dicho favorito es “¿qué son cien maricones colgados de un árbol? Pocos (insértese aquí sus risas a lo Santa)”. Una madre que desde los cuatro años le estaba diciendo que se iba a volver loco, cosas que pasan cuando la mayoría de tu rama familiar tiene dos por uno en el psiquiátrico, y que cada dos por tres amenazaba con hacer una hoguera con su ropa y cómics.  Vamos, que le había tocado la lotería…bueno, a esto había que añadir una abuela que cada vez que lo veía se ponía a decirle sus defectos y un abuelo cuya “afición” era saltar al techo del vecino para ver si la obra que estaba llevando a cabo le hacía algo a su pared.

Ahora le toca el turno a su pueblo, es un pueblo londinés perdido de la mano de Dios, que no salía ni en los mapas de la ciudad vecina, y cuya población mayormente conocía a todo el mundo, le gustaba cotillear de otros, lo señalaban por “raro” y alguna que otra anciana que lo confundía con un ladrón y salía corriendo, cartera en mano, llamando a la policía. Toda una suerte que la policía ya tenía su retrato robot y cuando iban diciéndoles algo sobre el simplemente les daban una tila y les decían que lo mantendrían vigilado, excusa para no decir que era un muchacho normal porque esto ya no lo creían.

Por esta y otras razones él era la oveja negra de su familia, el que hacía que su nombre estuviera ensuciado. Porque aunque sacara buenas notas, estas siempre eran comparadas con las de su hermano mayor, que resultaba ser un estudiante brillante. Nunca lo alcanzaría, ni en cuanto a la estima que le tenían, su hermano para con la gente era simpatiquísimo y tenía más amigos que pelos en la cabeza, ni en cuanto a la estima estudiantil, todos los profesores lo alababan, le mandaban saludos con él de intermediario o simplemente al verlo le preguntaban sin disimular su sorpresa que si enserio era su hermano.

Su vida tal y como él la veía, un gustaaazo(que se capte la ironía), que si no fuera porque su madre había escondido las pastillas fuera del alcance de los niños, oséase él, se metía un chute que ni la centrifugadora de verduras que ganaron en un concurso lo salvaba de la muerte.

Notas finales: Dejad reviews plis!! que animan un rato y son gratis ^-<

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