Entre charlas y recuerdos del pasado se les paso una hora entera, y el reloj de Londres, más conocido como Dan casi derribó la puerta solo por un minuto de retraso. De nuevo lo cogió del brazo sin dejarlo despedirse, lo montó en la moto y lego lo soltó en la puerta de su casa en un tiempo récord. Al entrar vio a su madre haciendo la comida y poniendo la mesa con la vajilla buena, esa en la que los platos eran cuadrados seña inequívoca de que habían regresado del hospital.
- Cariño-é dijo sujetándolo por el brazo-nos falta una cama, ahí tienes unas bolsas con ropa y tus libros que te vas a casa de los abuelos.
- ¡Pero si ellas son los ocupas!
- Ya, pero son más normales que tú-en esos momentos en los que se encontraba desterrado de su propia casa y con tantas bolsas que parecía el servicio a domicilio del súper se preguntó si la normalidad para su madre era estar preñada antes de echar todos los dientes definitivos.
- Mapache-se giró y vio a su lado a la rana-tu madre me encargó que fuera contigo para cuidarte.
- ¿No deberías cuidar de tu hermano y del futuro sobrino?
- Ya lo hace tu familia además, estoy buscando un piso para cuando me mude a Londres.
- ¿Te vas y te llevas a tu familia?
- No te ilusiones, tengo que esperar a que nazca.-le contestó la rana empezando a andar.
- ¿Y eso?
- Para llevármelo, sino de seguro mi hermana acaba dejándolo en un contenedor.
- Se ve que la conoces…-murmuró siguiéndolo.
En la puerta de una casa que bien podría hacer por dos de Chris pero con más desconchones en las paredes estaban los abuelos de este. Saludando con la mano como si fueran a parar un avión. Para molestia del chico los instalaron a los dos en la antigua habitación de sus abuelos que tenía una cama de matrimonio, ya que estos dormían cada uno en una distinta. Mientras Vincent se quedó leyendo un periódico buscando un apartamento en buena zona y barato él bajó a la cocina para encontrarse a su abuela contando macarrones.
- ¿Qué haces?
- Es que tu abuelo vio en un programa que la cantidad ideal de pasta son veinte por persona.
- Que bien…-murmuró no sin antes recibir un “y a ti te viene bien comer menos” de su querida abuela. Pero no pudo escapar de su abuelo.
- ¿Qué tal los estudios?
- Bien…
- ¿Bien o excelentes?
- Bueno…no se…-dijo iniciando la retirada al cuarto de las escobas y encerrándose en este. Desde allí le envió un mensaje-prehistórico a Alan diciéndolo donde estaba por si lo necesitaba.
- Si te sientas en el cubo de la fregona se aguanta mejor-le dijo el anfibio que curiosamente estaba en una esquina.
- ¿Qué…?
- A mí me persiguió tu abuela preguntándome sobre mi dieta.
La comida, si es que esa pasta medio cocida y casi sin salsa se le podía llamar así, fue lo más aburrido del mundo, con su abuelo preguntando capitales y su abuela contándole michelines, para dos o tres chiquititos que tenía. Pero lo peor fue a la hora de dormir, que su abuela se empeñó en que haría frío y la rana tuvo que encaramarse a un armario empotrado, encima de un taburete con una pata coja buscando la dichosa manta y su abuela le había echo agarrarle el culo para que no se cayera. Bueno…en realidad al principio dijo que lo sujetaría ella, pero se apiadó del anfibio. Ahora simplemente estaban cada uno en una esquina de la cama buscando una corriente de aire frío, porque entre que hacía calor y que la manta aparte de abrigar pesaba tanto que no podían ni quitársela de encima no había manera de salir de la sauna improvisada. Se deslizó cual serpiente hasta poder caer de la cama y ser libre ayudando al castaño a salir.
- Quédate aquí, voy a preguntarle a mi abuelo donde guarda el ventilador.-le dijo antes de salir. Pero al rato volvió con las manos vacías.
- ¿Qué te ha dicho?
- Que gasta mucha luz.
- Bueno, pues entonces dormimos en el suelo.
- ¿Qué dices?
- Mira, pones la almohada y te tiras al suelo, no tiene dificultad mapache recatado. El suelo está fresquito-total, que pasó una noche de escándalo durmiendo en plan excursionista. Pero eso no fue lo peor, a las cuatro de la mañana va su abuelo, se despierta y no se le ocurre nada mejor que ponerse a revisar si todas las puertas y ventanas están cerradas, entrando en el cuarto por lo menos siete veces y las tres primeras pisándole la mano, hasta que s agarró a la espalda de Vincent en plan koala y para evitar futuro golpes dormir lo que le quedaba así.
Por eso no era de extrañar que hoy andara por los pasillos a su clase en plan zombi, que incluso cuando su amigo pelirrojo le se le acercó para darle los buenos días se le durmió en el hombro. Tal ve por eso no se hubiera percatado de que hoy, a los dos los tratabancon la misma desconsideración. Cosa de la que no fue completamente testigo hasta que Michael, que nada más entrar en el salón de clases le pegó un puñetazo, le pusiera la zancadilla.
Para a hora después del recreo ya le habían robado el estuche como unas cuatro veces, pero esta vez se estaba cansando.
- Venga friki, pídemelo por favor y a lo mejor hasta me pienso devolvértelo-se reía de él una chica que a su opinión debería ser gimnasta por la facilidad que tenía para abrirse de piernas.
- Dámelo en este mismo momento.
- Respuesta errónea-le contestó dando vueltas a su alrededor mientras los demás reían. Harto se fue a su sitio al lado del pelirrojo y se sentó.
- Me dejas un bolígrafo, es que hasta que venga la maestra…
- Mi estuche lo tiraron por la ventana hace cinco minutos-le contestó desganado.
- Perdón…ahora te tratan como a mí.
- Ya, pero me he hecho un álbum de fotos de tu hermano en un solo día-le contestó con los ojos en forma de estrella.
- No tienes remedio…
- Oye, ¿has pensado ya como vamos a hacer el trabajo?
- ¿Cuál?
- ¿No lo recuerdas?En plástica nos han mandado que hagamos un calendario para mañana en grupos de dos en tamaño A3
- ¿Cuándo?
- Creo que estabas durmiendo…bueno, no te preocupes, solo hacen falta folios A3 y 12 fotos, una para cada mes, luego se pintan los días y listo.
- Vale…llégate hoy a casa de mis abuelas por la tarde.
Lo que no esperó fue que en cuanto el anfibio se enteró de que iba el trabajo se ofreciera a ayudarlos. Por eso en cuanto llegó Alan se encerraron en el cuarto.
- Bueno, será mejor que solo elijamos las fotos y luego en mi casa ya las agrando con el ordenador para que queden bien. Lo de los días también puedo hacerlo yo si quieres.
- Solo te ofreces porque mañana hay examen y quieres copiarte.
- Exacto.
- En Julio, Junio y Agosto lo mejor será poner fotos que del escalofrío te refresquen- sugirió Vincent-tengo una de mi hermano en bañador y de mi hermana cuando se vistió de Barbie.- al oír eso un escalofrío recorrió la espalda del pelinegro.
- Yo propongo que la otra sea de mi madre con minifalda-dijo Chris.- Así que ahora solo nos quedan 9 meses.
- Una de tu hermano en Diciembre.
- Bueno….vale, 8
- Si quieres te doy una mía-le dijo tendiéndole una foto.
- ¿Para qué querríamos…-pero se atragantó con su propia saliva al verlo, quien iba a saber que con la bata de laboratoria tenía ese puntito tan…tan…vamos, que si tuviera un doctor así no le importaría meterse en el armario para poder salir de él.- Para Enero y quiero una copia-le dijo lo último al oído a Alan-Podrías poner tú otra tuya.
- Vale, pero entonces otra de ti cuando te disfrazaste de pastorcita para el belén viviente.
- ¿Pastorcita?
- Sí…es que los papeles eran por sorteo.
- Entonces solo os faltarían 5.
- Bah, eso se cogen de famosos y punto.
- No se podía-le recordó su amigo.
- Pon estas-le dijo la rana a Alan.
- Waa, pero si esta era de Chris y mía cuando nos caímos de la bici, y esta en la que está llorando de cuando su madre le quemó su primer cómic, esta otra es de cuando su tía nos llevó a nosotros y a su hermano al parque de atracciones y se torció un tobillo intentando escapar del túnel del terror y esta de cuando me quedé a dormir en su casa.
- ¿Se puede saber de dónde las has sacado?
- Tu madre.
- De todas maneras nos faltaría una-contestó mirando a otro lado avergonzado.
- Bueno…podría poner la que os saqué a vosotros dos en el concierto, ya sabes, cuando estabas sobre sus hombros.
- ¿Os divertís avergonzándome?
- Mucho-contestaron los dos-no te preocupes, seguro que nos pone un diez, porque a esa maestra la caes bien, será el instinto maternal cachorro-desamparado.